XII

¿Es normal que no me fíe absolutamente nada de las decisiones que toma mi mejor amiga? Llevamos unas horas de festival y ya estoy cansada de todo lo que me ha pasado. Solo quiero acabar con esto he irme a casa a dormir de una vez.

Con Ryoma a mi lado nos dirigimos al lugar que nos ha indicado Tomoka. Al parecer -cómo ya precedía yo- los suministros de comida y bebidas se han vendido como la seda y necesita que llevemos más.

¿Entre dos podremos? Creo que entre más personas sería más fácil, pero estoy segura de que la castaña tiene alguna jugada en mente para dejarme a solas con el azabache. Como de costumbre.

En lo que llevamos de festival Ryoma no se ha portado mal, ha demostrado preocupación hacia mí y hacia los demás, cosa que no solía exteriorizar en el pasado. Es un logro que en estos años haya mejorado su forma de relacionarse y no sea tan borde o frío.

El tema de las mujeres es otro aparte. La mayoría de los grupos de chicas -de todos los cursos- quieren ser atendidas por él, por nadie más. Las mesas de su zona están siempre ocupadas y con colas de chicas nerviosas y con regalos.

Los mismos regalos que ha ido repartiendo entre los chicos con los que nos hemos cruzado.

-No te da pena regalar los mismos regalos que te han hecho las chicas como declaración -siempre me preguntaré cómo es tan poco sensible con estos temas.

-Me dan igual -admite-. Ninguna de esas chicas se interesa por mi de verdad. No me conocen lo suficiente, si lo hicieran, no me darían nada.

-Como yo en el pasado quieres decir.

-Algo parecido. Tú al menos solo me seguías en silencio y no me dabas chocolate.

-Odias el dulce. Es teoría base de manual Ryoma.

Oculta una sonrisa divertido.

Hace mucho que no lo veía sonreír de esa manera. Se ve tan natural en sus labios rojos.

-A veces me sorprende lo que has aguantado. Debía de gustarte mucho.

-Por favor no abramos ese cajón del pasado.

-¿Por qué? -se detiene, observándome con cierta ternura-. Fuiste la primera -aparte de su madre- que pensó antes en cómo me sentarían las cosas en vez de lanzarte a ciegas.

-Tú hiciste algo parecido.

-Mentira. Te trate horrible y al final acabaste perdiendo tú más que yo. Eso no fue justo.

Al menos te diste cuenta de lo que me hiciste cuando rompimos.

Mis recuerdos del pasado no son la alegría de la casa, mucho menos me hacen ver otro romance como algo mágico y maravilloso. Si es cierto que amé a Ryoma, y que a pesar de todas las mierdas que hemos podido pasar juntos ha estado para apoyarme. Como ahora, que no se ha pensado dos veces el acompañarme a por los suministros.

Tal vez lo hace por ser un caballero. O porque se arrepiente de lo sucedido entre nosotros semanas atrás. Cualquier cosa puede estar pasando por la cabeza del azabache.

Seguimos caminando hasta los almacenes que están al lado de la cancha de tenis. Donde se guarda el material hay una pequeña esquina donde también se puede meter otros materiales, no solo de deporte. Así que miramos la lista que nos a dado Tomoka y sacamos lo necesario.

-¿Crees que con esto bastara? -pregunto.

-Sí. Queda poco de festival, así que será suficiente.

-Con tus seguidoras yendo y viniendo vamos a tener que volver antes de cerrar -mascullo, medio molesta si es posible.

-¿Has dicho algo? -trata de no reír.

Niego rápido antes de que saque conclusiones.

-Que va. Ya oyes cosas. Te estás volviendo viejo.

Con las manos ocupadas por la caja de bebidas salgo del almacén y ando rápido por el mismo camino que hemos usado para venir. La voz de Ryoma me detiene antes de que deje atrás la cancha de tenis.

-Es mejor ir por la parte trasera -asegura-. Con todo esto será difícil pasar entre la gente.

Asiento por que tiene sentido lo que dice.

Es de lógica pensar que con todo este peso en las manos será imposible pasar entre el mar de gente que hay en los pasillos. Ryoma ha pensado en vez de tratar de escapar como he hecho yo.

Le sigo con dos pasos por detrás. Ya cuando vino me pareció raro seguirle el paso, y antes, cuando salíamos también. Siempre he sentido una calidez en el pecho cuando caminamos así. Antes. Ahora todo ese calor es nada más que un hueco vacío que está presentó recordándome cómo son las cosas entre nosotros.

-Sakuno, -me llama, sin dejar de caminar- ¿cómo crees que te va ir en el torneo?

-Somos las mejores. Nos irá bien.

-No estoy preguntando por el grupo, si no por ti sola. ¿cómo crees que vas a estar?

-He entrenado todo y más, así que, espero que bien.

-Esperar a qué salga como quieres no funciona. Tienes que dar todo lo que puedas sin dudar ni un solo movimiento.

Encaro ambas cejas, sorprendida de que ahora me esté dando consejos. Antes también lo hacía, solo que con menos intensidad e importancia sobre el asunto. Normalmente era sobre los estudios o la familia incluso amigos. Nunca el tenis ni lo nerviosa que podía estar. Ni lo preparada que puede estar para enfrentarme a alguien con más nivel que yo.

-Lo haré bien. Estoy segura.

-No dudo de que seas fuerte, al contrario -se detiene, sorprendiéndome y dejando la caja de las bebidas a un lado. Su gesto serio me hace replantearme el si seguir a su lado o salir corriendo. De nuevo-. Quiero que sepas una cosa. Por más entrenamientos que hagas no siempre vas a sacar el rendimiento que esperas. Estos años fuera he entrenado como el que más y siento que sigo igual que cuando me fui. Nada a cambiado a pasar de dar todo en cada entrenamiento y... En gran parte creo que es porque estoy acostumbrado a las broncas de tu abuela y Tezuka.

-Lo familiar te hace más fuerte.

-Y que encasa entrenamiento por muy largo que fuera, tú estabas apoyándome.

Las manos me resbalan la caja. Ambos nos sorprendemos y bajamos para agarrar de nuevo la caja, al menos yo. Ryoma me toma de las manos, revisando que no me haya hecho nada, preocupado.

El corazón me está jugando otra mala pasada en estos momentos.

Nuestros ojos se encuentran, las risas de los alumnos se alejan cada vez más y solo parecemos estar nosotros dos solos, sin cajas ni responsabilidad ni conversaciones sobre el futuro ni el pasado.

Momentos como estos son los que llevan dando vueltas en mi cabeza durante estos meses desde que volvió Ryoma. En ocasiones me demuestra que ha cambiado y en otras sigue siendo el mismo capullo que era cuando se fue. Con esos cambios no sé qué creer o qué pensar sobre él. Si seguir amándolo o dejarlo escapar por fin.

Nada queda claro, ni en mi corazón ni en mi mente.

De todas las preguntas posibles en el mundo, cuando Ryoma abrió la boca para volver a hablar no esperé que esos saliera de su boca.

-¿Podemos volver a ser amigos?

Continuará...

si me voy es para regresar con poco y pasito a pasito jeje PERDÓN INFINITO POR TODO.

os amo y espero me perdonéis por todo esté retraso. Estoy intentado escribir todo el tiempo que puedo sin quedarme en blanco.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top