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Holi, paso por aquí para decir una cosa que me pone triste. Siento que la historia no esta gustando tanto. Sé que estoy bastante inactiva y cuando publico algo nuevo es después de MUCHO tiempo, y entiendo que se haga aburrida la espera. Pero no puedo escribir casi nunca y la inspiración no es algo que me esté apareciendo demasiado.
Cuando me pongo a escribir es porque siento que debo hacerlo.

Así que, por favor, aunque sea con corazones en comentarios o votaciones, me haría mucha ilusión verlo más.

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No esperaba esta aceptación por parte de Tezuka. Normalmente me suele costar hacer que me siga el juego, pero esta ves es diferente.

Ha pasado una semana desde que empezamos los preparativos del festival y ya por fin puedo decir que hemos hecho uno de los mejores puestos de nuestro curso. Sencillos. Sin mucho misterio y siguiendo las indicaciones del festival. Hemos decidido preparar dos puestos en uno. Los chicos se ocupan de una parte y las chicas de otro. La base es la siguiente: mientras las chicas atienden el tema maquillaje y demás, los chicos escogen el vestuario. El toque especial de nuestro puesto es que nunca sabrás si vas a acabar con algo que quede bien o no ya que estarás vendado. Y hasta que no terminen de vestirte no vas a poder saber qué te han hecho.

Es arriesgado para aquel que decida entrar y divertido para los que realizamos la actividad y los que observan desde fuera los resultados.

—Tengo preparado el castigo para quien rompa las reglas —informó una de las chicas dejando el sobrante de los folletos.

—Genial —le digo—. Con esto debe de quedar todo claro.

—Habrá algún que otro que se le olviden —dice Tomoka mirando de reojo al grupo de cuatro.

Sonrío divertida.

—Porque no vas y le amenazas como haces siempre.

—¿Y perder la diversión del factor sorpresa? Jamás. —Se coloca el cabello—. Tengo que empezar a crear nuevas tácticas.

Por algo es mi mejor amiga y la persona que mejor me conoce.

—Tengo una idea -llamo su atención—. Estoy segura de que debe de estar con el grupito de siempre, así que, ¿qué tal si les hacemos una broma?

—Me gusta cómo piensa esta nueva Sakuno.

Hace unos meses no me hubiera planteado hacer este tipo de bromas a horas de que empiece el festival, pero viendo la buena organización que estamos teniendo puedo relajarme un poco. Le indico a Tomoka que venga para que solo ella pueda escuchar. Comienzo a contarle el plan y ella sonríe con maldad. Este tipo de cosas le encantan y no desperdicia un solo segundo del mal que puede causar.

Recuerda las veces que me troleo diciendo que Ryoma (en aquella época mi pareja) estaba escuchando la declaración de una chica en el campo de tenis o en la azotea. Yo como idiota que era en aquel momento salía corriendo para deterlos. No es sorpresa que Ryoma reciba declaraciones todos los dias. Pero en ese momento estábamos juntos (una relación secreta). Me veías correr por los pasillos hasta el lugar del supuesto encuentro para no encontrarme a nadie, solo a un chico golpeado una pelota de tenis.

Por esa misma razón cuando acabe a contarle el plan a Tomoka me rodea los hombros con una sonrisa orgullosa.

—La alumna a pasado a enseñar a la maestra.

—No digas tonterías.

—Es enserio, nunca pensé que usarías mis mismos trucos para trolear a esos cuatro. Me sorprende.

—Tu eres peor que yo —justifico—.
Tienes que darte prisa, los tutores va a pasar en un rato a ver cómo van las cosas.

—Oigo capitana.

Con un gesto militar se marcha corriendo. Me río al ver lo emocionada y malvada que se ve. La veo apartar a la gente del pasillo, llevando alguno que otro por delante. En uno de esos empujones se lleva a una chica de cabello corto, con ropa de calle y una mochila de deporte a la espalda. Supe quien era enseguida. Me acerque a ella agarrando la caja que Tomoka había hecho que tirara.

Al levantar el objeto Ann me está observando con una sonrisa.

—Cuánto hace que no nos encontramos —parece una pregunta pero no.

—Es lo que pasa cuando tu amiga es una jugadora profesional de la noche a la mañana.

—Ay, no me replique eso —me quieta la caja de las manos—. Sabes que hubiera cambiado el puesto contigo.

Comenzamos a andar hacia la clase.

—¿Y qué te trae por Japón? Se supone que el torneo es pronto y hay más promociones para los oficiales.

—Me he escapado —soltó como si nada—. Tranquila, la entrenadora lo sabe. Tú abuela me ayudó con algunas gestiones para poder estar aquí. Si no hubiera sido por ella aún estaría rogándole al equipo —se ríe al recordar.

Ann no es alguien a quien le guste pedir disculpas o algún favor. Ella es buena en todo lo que hace. No me extraña que Momo y ella estuvieran juntos.

Horas antes de que se fuera al aeropuerto le dejó un mensaje al pobre Momo. Él no supo responder, así que salió corriendo hacia el aeropuerto y se quedó esperando ahí hasta que todos los aviones salieron a la espera de que Ann apareciera. Tuvimos que ir a buscarlo. Se pasó semanas ojeroso y con un aura oscura.

No sé cómo reaccionará al verla ahora.

Solo espero que el idiota de Ryoma no se meta y arruine...

—Oh, Ann —llamó alguien, al parecer un antiguo compañero de la castaña—, cuánto tiempo. ¿Cuándo has llegado?

—Hace un día. ¿Qué tal todo? Saku no me cuenta más haya del torneo y cotilleo varios.

—Si no fuera por mi y Tomoka, estarías aburrida.

Ann me miró de reojo dándome la razón. Ella también tenía sus cotilleo, pero en comparación con lo que me estaba pasando a mi, no me ganaba. Tomoka es la bruja del cuento, ayuda a que todo vaya peor.

—Prefiero que no me pasen esas cosas —me dice y se dirije al chico—. ¿Qué tal tú por aquí?

—Normal. Me uní hace poco al equipo de tenis. Son duros esos tipos, cada entrenamiento es peor.

—Es lo que tiene tener un equipo de alto nivel en tu escuela —contesta orgullosa—. Hay que saber a qué te enfrentas antes de levantar la mano como voluntario.

El chico se ríe.

—Se dice que tu escuela tiene tbm buenos jugadores.

—No tanto como nuestros chicos —Me guiña el ojo.

—Ya, los dos mejores hasta el momento son ese tal Ryoma y Momo. Una vez se fue Tezuka perdieron todo lo ganado.

Me detengo en seco al escuchar semejante declaración. Puedo entender que algunos del equipo no tengan la mejor formación, pero decir que el mejor es Tezuka, y que ahora sólo Momo y ryoma son sus sucesores, me parece que este chico es de mente cerrada y solo se centra en lo táctico.

Se está centrando en los más populares y con mejores técnicas para lo que él cree correcto en un partido.

Doy dos pasos largos hasta quedar frente a él, sería y con la espalda recta. Tenía que dejarme ver como la nieta de la entrenadora y como la capitana del equipo femenino.

—La abuela nos entrena para mejorar nuestras habilidades individuales y grupales. Que ellos dos tengan mejor rendimiento para sus ojos no significa que los demás no los tengan. Además, me apuesto lo que quieras a que yo misma sería capaz de ganarte sin mayor esfuerzo.

—Saku...

—Muy bien —interrumpió él, dando un paso al frente—. Nos vemos en la cancha.

Los alumnos a nuestro alrededor se fueron apartando cuando el chico comenzó a abrirse paso. Ann me agarró del brazo con fuerza arrastrándome hasta las escaleras donde no hubiera nadie. Parecía enojada, muy, enojada.

Comenzó a caminar en círculos, revolviéndose el pelo. Una vez paró quieta, tomó una respiración profunda y trato de no asesinarme con la mirada.

—Estás loca —exclamó—. Verdaderamente loca. ¿¡Cómo se te ocurre decir semejante estupidez!?

—Es algo que no se suela ver.

—Este tipo de retos los hacen ellos, no tú —suspiró con peso—. Voy a hablar con Ryoma.

—¿Qué? No, Ann —la sigo cuando empieza a caminar a la clase—. Puedo hacerlo sola no necesito que hables con él por una tontería que puedo solucionar. Además, esto...

Nos detenemos frente a la puerta de clase. Los preparativos ya estaban colocados y cada uno ya estaba poniéndose su vestimenta para cuando llegase la hora de abrir el puesto. El grupo de cuatro ya no estaba, lo que me daba a entender que Tomoka había empezado su plan. Genial, ahora me tocaba enfrentar sola una situación incómoda.

Ann avanzó entre mis compañeros hasta el chico, quien aburrido golpeaba una pelota con la raqueta.

—Aquí estas —consiguió su atención cuando me pare a su lado—. Sakuno ha hecho una locura.

—No es verdad.

—Sí lo es —me mira de reojo, enojada—. Haz algo.

—¿Qué ha pasado? —preguntó.

—Una tontería sin importancia. Vamos.

Me es imposible arrastrar a la castaña.

—Sakuno es impulsiva. Lo cual sabemos todos a la perfección, tú el que más, pero cuando se trata de defenderos a ti y al club se pasa de bocas.

—Qué has hecho —me mira directamente como un padre a la espera de respuestas.

—No he tirado un jarrón ni he pintado la casa. No es tan grave.

—He retado a uno de los chicos del superior por hablar mal de vosotros —concluye finalmente Ann.

Ryoma deja a un lado la pelota y la raqueta antes de agarrarme del brazo.

Y yo que pensaba que este festival iba a ser tranquilo.

Que equivocada estaba.

Continuará...

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