II


Sakuno

Tres años atrás


Reproduje la canción una vez más, volví abrir el libro decidida a estudiar. Era tarde, demasiado. La abuela ya estaba dormida y la idea de dormir se me antojaba con fuerza. Pero debía estudiar si quería que estuviera orgullosa de mí. Esa tarde habíamos estado hablando del futuro, del pesado futuro que tenía que plantearme.

Los adulto de hoy en día parecían robot repitiendo un sin fin de veces a los jóvenes que su futuro se decidirá a cierta edad, cuando realmente, ni con esa edad que dicen que debemos plantearnos el qué hacer, ni nosotros mismos lo sabemos.

Y aquí estaba yo. Estudiando para poder salir adelante y ayudar a mi familia. No tenía problemas económicos, mis padres trabajaban bien y podían mantenernos incluso si estaban lejos por eso mismo. Solté el lápiz cerrando el libro de calculo. Números. Letras. Historia. Bilogía. Sí, todo importante, pero ¿de qué nos servía si al final no estudiábamos o trabajábamos de algo que tuviera esas características?

Dejo de pensar en ello y agarro la sudadera y bajo las escaleras en silencio. Necesitaba aire para liberar las ideas que no dejaban de aparecer y frustrarme a cada segundo. Con las llaves girando en mi dedo camino hasta el parque que había cuatro calles de la mía. Estaba sola. No había nadie por la calle a esas horas (obviamente) Me detuve en seco en la entrada del parque, esperando algo...

Guardé las manos en los bolsillos, cerré los ojos y suspiré viendo al cielo.

Calma. Silencio. Pero ese peso seguí sobre mis hombros. Todavía podía recordar esa sensación que minutos antes de encontrarlo, me recorrió el cuerpo.

Unas fuertes pisadas me hicieron abrir los ojos y ver hacía todos lados. Nadie salió ni nadie se acercó. ¿Habrán sido ideas mías? Me dispuse a sentarme en unos de los pivotes que habían en la entrada para impedir que los coches pudieran pasar, cuando de nuevo esas pisadas volvieron a aparecer. De nuevo miré a todos lados sin encontrar a nadie. ¿Serán imaginaciones mías?

Miré la hora, y como si de nuevo el peso se posara sobre mis hombros, me dispuse a volver a casa. Caminaba lento, intentando que esa noche se hiciera eterna para mi, para nadie más, cuando de pronto, unas fuertes manos me agarraron del hombro haciéndome correr calle abajo. No pude gritar a la persona que me estaba arrastrando debido a que unas luces de policía me advirtieron guardar silencio.

Es verdad que estas últimas semanas han habido algunos robos por zonas centrales de la ciudad, pero mi barrio no era uno de ellos. Entonces, ¿quién era esta persona?




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top