Texto 28: Antiguas y Nuevas Estrellas. Capítulo 2 "Objeto sagrado" Año: 2020

La intensidad de sus emociones podía ser superada solamente por la de su mirada sobre ella... cual se aferrara al momento, recolectando los segundos con toda la atención que podía enfocar. Se había imaginado tantas veces aquello... el poder compartir con ella todo lo que era en ese mundo... todo lo que había logrado... que le resultaba imposible controlar la erupción que en su interior cual marea desbordante abarcaba cada rincón de su ser, buscando llenarse de ella, del toque de su piel aterciopelada... de sus profundos ojos de miel... del aire que escapaba entre sus labios al sentirlo respirar tan cerca sin atreverse aún a besarlo, por el deseo humano de seguir viéndolo...

Lo comprendía... así como él era apabullado por todas las emociones a la vez... a ella, le ocurría igual... después de todo... Todo ese tiempo no había hecho más que preocuparla. Aún no recordaba del todo... con exactitud como había despertado en Underworld aquel día... tal vez, la manera en que terminó ahí era demasiado dolorosa, por lo que sus recuerdos al respecto en verdad habían desaparecido. Sin contar con que al entrar en su búsqueda lo encontrara en aquella deplorable situación... él que lo único que siempre deseó fue protegerla... hasta el punto de arrebatar vidas con sus manos...

Las palabras se volvieron innecesarias entre las expresiones de sus ojos... mirada plata de brillos azulados que se encontraba entre las centellas doradas de su amada, como la unión perfecta entre el sol del atardecer que tanto adoraba, sumergido en la inmensidad de las nubes perladas, desaparecieron en los parpados que les ocultaron al cerrarse en el momento del acercamiento. Beso profundo desde el primer contacto, cual empujara contra ella con todo su cuerpo, al querer saborear más en medio de la atracción que ya empezaba a superar su cordura, mientras él mismo era explorado por ella en la parte inferior de su cuerpo.

—Asuna... —la mencionó rápidamente cual se recordara a si mismo la realidad... ella estaba ahí... —Asuna... —la besaba entre los pronunciamientos de su nombre, mientras su mano izquierda que hasta el momento yacía acariciando con suavidad el hombro de su amada, lo apretó, sujetándola entonces del cuello y agarrando entre sus dedos mechones de cabello la acercó más a él.

La Yuuki pudo sentir la diferencia entre la última vez que estuvieron juntos de esa forma y ese momento... su necesidad y deseo por ella, aunque siempre se mostraron anhelantes, jamás lo habían llevado a aferrarla de tal modo sin siquiera notarlo, todo aquello contribuía a acrecentar su deseo por satisfacerlo... y por sentirlo... más allá de la sensación que le transmitía su intimidad tensa contra ella, era su propia satisfacción al volver a sentirlo suyo... después de creer perderlo... y rogar con todo su corazón su despertar. Juró darle su amor... su vida de ser necesario y era precisamente eso lo que haría.

Aún en la posición que mantenían, de lado, teniéndose frente a frente y su beso inseparable, pasó su pierna sobre la del espadachín, propiciando su unión de una forma inesperada para su amado, que se separó del beso y la miró avergonzado de haber sido ella quien pensara la forma, pero pareciéndole increíblemente placentera, empujó un poco hasta unirse a ella por completo, recibiéndola en un abrazo que laceró su espalda mientras intentaba resistir el estímulo que la invasión planeada pero cuya presencia ocupante la lastimaba de a poco le pedía acostumbrarse.

—¿Estás bien?... —su pregunta suave la llevó a mirarlo en busca de brindarle tranquilidad.

—Estoy... disfrutándolo... —mencionó su sentir en medio de un par de lágrimas que su amado se llevó con el dedo más pequeño, tratando de apenas rozarla para no amedrentarla.

—¿Estás segura?...

—Estás dentro de mí, Kirito—kun... —la mano que había apoyado en su espalda para sostenerse, pasó a la mejilla masculina, rozándolo con los dedos, devolviéndole el gesto. —No puedo... explicar en palabras lo que siento... porque es... demasiado maravilloso... lo había pensado antes... que... estar contigo es como... sentir tu corazón latiendo dentro de mí...

—Asuna... —no quería arruinar el momento con las reacciones de su cuerpo al escucharla, pero tenerla así... ingresado en la forma más pura de su amor... reclamaban en su ser que todo lo que ella mencionaba se hiciera realidad de la manera más precisa y fuerte... se sintió mover dentro de ella, replicado en el sonido que salió de los labios de su amada, mismo que hubiera deseado con todo su ser poder atraparlo en el aire y hacerlo suyo, por lo que jadeó sin poder controlar su necesidad.

Dos años de llorar a escondidas en el baño... dos años de sueños que la traían hacia él... dos años de vivir llevándola en el alma, sin poder compartirlo con nadie...

Se movió suave, incitándola a profundizar la percepción. —¿Está bien... a...sí?... —preguntó siendo testigo de todo su recorrido, cual alcanzara la profundidad anhelada y abandonarla le despertaba la inmensa necesidad de volver a alcanzarla en un vaivén infinito.

—Quiero...moverme contigo... —mencionó al momento del contacto de sus pechos contra él, al abrazarlo para poder llevar acabo su cometido sin sentirse perder entre las sensaciones, por lo menos en un inicio.

El plan de su amada fue recibido por varios gemidos escapados de su garganta por el inminente acercamiento.

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La profundidad de los orbes del espadachín principal miraba con fuerza y fijeza contra su amada cual ninguno de los dos soportara perderse de vista en aquel instante en que entre cuerpos se habían vuelto uno nuevamente, buscando saciarse de sus expresiones.

—Perdóname por esto, pero... abre... abre un poco más... —la empujó contra el colchón, quedando sobre ella, apoyando las manos a sus costados y acogiendo su sorpresa al verse de tal forma, entre el sonrojo de la posición y la necesidad por continuar.

—No... no me mires...

—No me pidas imposibles... es... tan apabullante...

La mirada perlada la recorrió entera, cual saboreara con la visión sus curvas, hasta que subió hacia el rostro de su amada, observándola fijamente. —Es como... si... te hubieras convertido en el objeto sagrado que me mantiene con vida...

—¿Có... cómo?... —trató de centrarse con la manera en que la llamó. A pesar que no llevaba demasiado tiempo en ese mundo... había aprendido en el calor de la batalla el funcionamiento de la gran mayoría de comandos y que el lugar no se regía como la realidad... el poder de la imaginación jugaba un papel importante en cada acción y los objetos que fueron forjados a partir de poderosas estructuras se convertían en poderosísimas armas.

¿Qué quería decir con eso su amado?...

—¿Yo?... —lo miró intrigada. Sabía que comprendía el concepto general pero tal vez... la ideología era aún muy vaga, por lo que sonrió para ella.

—No es... como si te comparara con un arma... aunque podría fácilmente hacerlo... tu fuerza de arranque e impulsividad con abrumadoras... pero a la vez... tu calidez... es tan dulce que sana... por eso creo que tu apodo de la curandera frenética era tan apropiado —rio un poco sabiendo que detestaba le llamara así. —Pero más allá de eso... —inspiró profundo, recordando con el leve rose la unión que sostenían, mientras se miraban. —Es lo que tu base representa... —bajó la mirada, avergonzado al abrir su corazón. —La base sólida del amor... que se transforma entre mis manos en todo lo que necesito...

—No es justo... —mencionó con los ojos humedecidos.

—¿Pero... por qué?... —se acercó más a su rostro, aproximando nuevamente sus intimidades, obligándolos a sostener el aliento al ser recorridos por la sensación.

—No es justo que Kirito—kun diga algo que yo estaba por decir... —susurró con mucha rapidez, a lo que sorprendió, se veía tan dulce con aquel aspecto ligero y molesto cual muñeca que no pudo más que sonreír y pellizcarle la mejilla para sacarla del enojo.

—Dígalo... vicecomandante...

—Baka...

—Digo... Viceprimeraespadachín...

—¡Baka! Sabes... que aunque sé que debo llevar los honoríficos... no me gusta que me los digas tú...

—Yo solo muestro mis más sinceros respetos ante su presencia...

—Ya... —se tapó los ojos con los dorsos de las manos, cual aquella posición la cubriera, dejándola quizás... un poco más expuesta aún...

—Creo que... desde que viniste a este mundo... te siento aún más dulce... —lo escuchó cerca de su oído, para sentirlo entonces besando su cuello.

—Y tú... aún más atrevido...

—¿Lo crees?... —preguntó tomándola por la cintura para adentrarse con fuerza, obligándola apretar los dedos cual puños aún sobre sus ojos, mientras separaba los labios entre jadeos.

La posición y la seguridad con que la había abordado se lo decía... no era solo una sensación de protección al encontrarse a su lado y los cambios notorios en su cuerpo... había experimentado más en la vida... tal vez no directamente en el ámbito que compartía con ella en esos momentos... pero sí en la relación con las personas... consigo mismo... puede que redescubriéndose, lo que lo hacía diferente ante ella... pero a la vez... una versión más madura de su Kirito—kun, su amado a quien adoraba con el alma.

La hacía sentir pequeña... como una niña atrevida en los brazos de su amor platónico. Tal vez... fuera su percepción... pero le encantaba pensar que había mucho de él, que debía reconocer... tal vez añorar... y redescubrir, como un cielo nocturno que había aprendido a amar tanto que lo conocía de memoria... pero pasados unos años se había llenado de nuevas constelaciones.

—... adelante —la mención de su invitación al destapar ligeramente la mirada para él, le hizo comprender que el momento de las bromas había terminado, por lo que ante su pedido asintió con un suave movimiento de cabeza, mientras su amada lo sentía recostarse poco a poco sobre ella, con el cuidado de no dejar ir todo su peso pero suficiente como para quedar completamente juntos.

Sus manos se entrelazaban con fuerza, brindándose resistencia mutua entre las corrientes eléctricas que se liberaban entre ambos en un inicio, al punto que a medida del avance del tiempo del encuentro, le resultó imposible continuar de la misma forma, entre la necesidad de sus pieles por sentirse entre las manos del otro y sus labios que experimentaban al interior de su boca el contenido de la otra.

No notaron el momento en que se desplazaron hasta la esquina de la cama, contra el respaldo y sobre las almohadas. El espadachín principal se sentía pegar contra su amada con fuerza y un deseo desbordante que estaba con consumir su conciencia de un momento a otro, mientras el arqueo en la espalda de su amada y los sonidos sin detención le indicaban que sentía exactamente igual, no había marcha atrás... iba a acabarla con toda su entereza por esos dos años... que pesaban en su ser.

¡¿Qué era eso?! ¡¿Qué estaba pasando?! Sentía que ella misma explotaría convirtiéndose en fuegos artificiales que tras dispersarse en luz, sería llevada apaciblemente en dirección del viento. Solo quería que continuara así... disfrutar de su ser que la ahogaba en deseo por él, su unión se había tornado tan sensible que podía dibujarlo en su memoria, describiendo la sensación de albergarlo como la unión perfecta... el significado del amor real...

Lo sentía esforzado y comprometido con su placer, transmitiéndole una infinita confianza de lo que fuera que dijera o hiciera con él en esos momentos, quedaría como uno más de sus múltiples secretos, llenándola de coraje para expresarse también.

—Kirito—kun... —le habló recuperando por unos instantes la cordura que sentía perder con sus embates, a lo que recibió un beso más de parte de su amado.

—Déjame... déjame terminar así... y luego... —susurró contra sus labios, en medio de su conciencia secuestrada por su necesidad.

—Por... por favor... —sus palabras más parecieron una súplica porque hiciera realidad lo que acababa de pronunciar... cual su propio cuerpo reclamara por la necesidad de recibir todo lo que su amado tenía para dar.

—Voy a llenarte... —le susurró, sacándole un grito de voz dulce que lo enloqueció. —Asuna... ¡Asuna!

Sintió la desconexión de su propio ser por un segundo al alcanzar la cúspide de sus propias sensaciones, regresando al momento de ser rodeado fuertemente por ella mientras se abocaba de la manera que él mismo le mencionó, no podía soportar sus propias expresiones trepándole por la garganta, por lo que sin pensarlo demasiado las dejó salir, a los oídos de su amada que entre sus propios sonidos se regocijaba con los de él.

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Se sintió tan pesado en un instante que solo se dejó caer contra el pecho de su amada, acomodándose con cuidado, mientras tranquilizaba su respiración acoplada a la de ella, cuyos pechos subían y bajaban con el aumento esperado de la velocidad.

—Te necesitaba tanto... —cerró los orbes plata de destello azulino.

—Y yo... —le acarició los cabellos sintiendo el sudor empezando a recorrerlos.

¿Qué era eso?... a pesar de haber disfrutado tanto... y sentirse completamente plena rodeada por sus brazos... aún... la recorría la sensación de querer llevar acabo el pensamiento que la invadió mientras la poseía, ser ella quien lo enloqueciera esa vez...

—Kirito—kun... —llamó suavemente pensando que tal vez se había dormido al verlo tan plácido.

—¿Aún lo deseas?...

—¿Tú... ya no?...

—Sabes que puedes hacer conmigo lo que quieras... —le respondió con una sonrisa franca, haciendo alusión a su promesa de muchos años atrás.

—Entonces... —su amado estaba por reincorporarse cuando le colocó la mano en el pecho y acercándole una almohada lo recortó sobre ésta. Se sentía observada por aquellas gemas de tinte marino que poseía su amado por ojos, lo que la incentivaba a sentirse y verse lo más hermosa que podía para él. Tomó su inmensa cabellera y enrollándola un poco la posó sobre su hombro, asegurándose que él pudiera tocarla, lo que en un momento logró, al ser recogida de las puntas, unos cuantos mechones que jugaron entre los dedos de su amado.

Entre las cortinas, la oscuridad de la silueta femenina se balanceaba con delicadeza con un sutil movimiento de caderas de adelante hacia atrás. Tal vez... era cuestión de los estímulos previos, que lo llevaron a buscar estabilidad sobre el colchón, raspando los dedos de sus pies contra las mantas al sentirla sobre él, mientras su cabeza se apoyaba hacia atrás en la almohada abriendo el espacio de su garganta. Los músculos de su abdomen se apretaban con fuerza y ella... solo quería más de eso... más de él sucumbiendo a su necesidad por hacerlo suyo.

Se detuvo para apreciarlo, por lo que él levantó la cabeza para verla nuevamente.

—Por favor... vuelve a moverte así... —pidió entre jadeos —tomando una mano de ella y besándole los nudillos.

—¿Se siente bien?...

—Bien es poco... es increíble... tú eres increíble... —se llevó a la nariz el mechón de cabello de atardecer con el que jugaba desde el inicio. —Hueles delicioso... —se sentó y tomándola por la cintura la acercó más hasta unir sus labios nuevamente...

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UFFFFFF Bueno, no había tenido ni un respiro para poder venir a subir una de las limonadas y justo cuando iba a empezar a subir las de Estrellas x__x no me lo perdono, pero bueno, ya está acá la primera de ese escrito que me trae en las nubes.

Gracias a quien lea, pásense por el escrito extenso -Antiguas y Nuevas Estrellas- 

Gracias por leer!

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