Texto 15: Mythical Butterfly. Capítulo VI año 2017

NO KIRIASU Advertencia: Alistair x Sachisa

No podía verla, el solo hecho de pensar que se encontraba aún en la misma habitación lo mortificaba, después de todo lo que les había ocurrido esa noche, no comprendía el por qué... pero sentía que la había lastimado de una manera imperdonable, a pesar que él, por su posición real no tendría por qué guardar cualquier tipo de sentimiento de culpa al respecto, había hecho... lo que le obligaron a hacer, se había convertido finalmente en el hombre que su pueblo clamaba.

Había recuperado el control completo sobre su cuerpo y sus sentidos, llegándose a sentir terriblemente exhausto y adolorido en todas partes, sin embargo, más que fijarse en él y en la desnudez de su cuerpo tendido sobre la seda, se limitaba a observar la sombra que se dibujaba en la pared, reflejo de la luz del candelabro aún encendido y cuyas velas goteaban poco a poco mientras disminuían de tamaño.

La figura femenina se cubría con aquella manta de tela fina y suave.

-No tienes nada que temer... -dijo finalmente aún sin voltear a verla. -No voy a dejarte sola...

Aquellas palabras le hicieron fruncir el seño a la chica que bajó la mirada junto a su rostro, que no hizo más que asentir, al recordar su motivo principal de acción. Las palabras de su padre eran completamente ciertas y ahora, aquella promesa se cumplía.

-Infinitas gracias las que lo envuelven Mi Señor... -reverenció doblando una de sus rodillas tras la otra pierna para al levantar la mirada nuevamente, encontrarla con la plateada que la mira con expresión culpable. -¿Alteza?... -clavó su mirada azul en él, podía llegar a comprender que lo que había sucedido entre los dos, no fue deseado por él y ella no sirvió más que como vía de escape, para que todo aquello terminara de una vez.

-¿Te encuentras bien?... -bajó la mirada y apretó fuerte por párpados, para luego tratar de sentarse, al verlo ella se acercó rápido y le ayudó a sostenerse.

-Eso debería preguntar yo Mi Señor... sus heridas aún no habían sanado... -el recuerdo de tocar la carne abierta en la espalda del príncipe le hace bajar nuevamente la mirada.

-¿Eso te causó repugnancia? -la miró serio, los cabellos azulados de la chica tomaban una coloración violácea por la luz tan tenue de la habitación.

-Las palabras que menciona son imposibles Mi Señor... yo no soy más que su esclava si usted así lo manda.

-¿Esclava?... ¡Acabas de entregarte a mí! -en su propio reclamo pudo entender las palabras de la joven, así como él no lo deseaba... ella tampoco lo hizo. Sin embargo... en el momento en que todo estaba pasando... su cabeza daba vueltas junto a sus pensamientos y las sensaciones extrañas que lo recorrían infinito que no pudo notarlo, aún... podía recordarlo aunque fuera tan irracional como lo pensaba que sería.

ADVERTENCIA: VIOLENCIA SEXUAL

Sus pupilas completamente dilatadas por la influencia de la droga, no lo dejaban ver nada con claridad, se sentía tan fuera de sí que hasta el roce del aire le parecía una caricia en medio de aquel dolor que llevaba semanas sintiendo. Los agujeros que la punta afilada de la fusta del príncipe Vector había escavado sobre su piel hasta llegar casi tan profundo como sus huesos habían desaparecido de sus pensamientos, tras la visita del médico de la corte a sus aposentos.

A pesar que se rehusara beber aquel brebaje se sentía tan débil que no estaba en posición de discutir y terminó por ingerirlo, sabía lo que venía entonces... pero no había nada en él que pudiera ayudarle a evitarlo, su coraje, su fuerza y su convicción habían sido encerrados dentro de una jaula en su espíritu por aquellas hiervas que lo adormecieron.

De un momento a otro, muchas voces lo rodearon, los ancianos y los curanderos, todo eso debía indicar que había comenzado...

Pudo distinguirla en medio de todos aquellos hombres de edad avanzada, o por lo menos visualizar su silueta, una chica... ¿Quién era?... No la reconoció en primera instancia, pero todo indicaba que se trataba de aquella doncella que el ritual mandaba. Entonces comprendió que acabaría haciéndolo contra su voluntad, pero algún extraño motivo... en ese preciso momento no le molestaba... es más no sentía nada por nadie ni por él mismo ni por el mundo ni por su reino.

Sólo aquel contacto... ser despojado de sus vestiduras, para enseguida percibir el olor dulce con cierto toque picante a su paladar que se perfilaba por sus fosas nasales y justo en el mismo instante, el par de manos oleosas que se posaron sobre su vientre, pasando de forma rústica y temerosa sobre su ombligo con rumbo hacia sus costillas. La sensación lo estremeció al instante, llevándolo a separar en un impulso las piernas mientras los músculos de su abdomen se tensaban.

Llevado por la sensación terminó cerrando los ojos para profundizar para sí aquel tacto sobre su piel, tan placentero que le orillaba a sucumbir al sueño que le arrullaba cada vez más.

Hasta el instante en que se vio obligado a prestar atención a su persona al sentir como sus manos fueron sujetadas por las muñecas, lo mismo que sus tobillos, había más personas ahí... viéndolo... trató de abrir los ojos para recuperar la compostura ahora que estaba un poco más despierto y sacudirse los agarres de aquellas personas a sus extremidades, pero no lo logró.

Lo siguiente lo llevó a sentirse completamente vulnerable y expuesto, podía escuchar los murmullos aunque no entendía lo que decían, mientras veía por sí mismo en medio de su mirada borrosa como el miembro entre sus piernas había despertado por primera vez sin que él lo notara de antemano, con aquel cosquilleo que le subía por la columna y bajaba entre sus piernas.

La misma sensación oleosa se apoderó ahora de él, en un agarre fuerte y firme, que lo llevó a arquear su cuello hacia atrás, mientras trataba de controlarse moviendo las piernas en busca de estabilidad peros sin conseguirlo por los agarres de sus tobillos.

-Suel...ten...me... ¡Suéltenme! -el efecto del brebaje fue abandonándolo poco a poco mientras se resistía, al punto de poder llegar a reconocer las caras de todos los presentes. Los miembros del consejo reunidos para dar como realizado el ritual que tanto les importaba se realizase. Abrió los ojos sorprendido y abochornado. -¡Fuera de aquí! ¡Largoo!

-Tranquilo su Alteza... ya pronto terminará todo... -está a su lado la chica que vio en medio de su sueño inducido. Ahora es capaz de reconocerla.

Sus ojos de plata no dejaban de temblar al verla. -Sachi... ¿Qué haces... aquí Sachisa?... -al terminar su pregunta cerró fuerte los párpados mientras trataba de soportar la sensación que en ningún momento se detuvieron en propiciarle.

-Ven aquí niña -la llamó entonces la mujer que llevaba a cabo el contacto con el príncipe, quien al verla se espantó y siguió moviéndose tratando de soltarse. -¡Eugeo!¡Alice! ¡AHHHHHH! -terminó gritando al sentir el jalón que le dio la anciana concejala.

-Ahora que ya está así, podemos seguir con el siguiente baño, -habló refiriéndose a la parte del príncipe que sujetaba y que ahora le pasó a ella. -Siéntelo, debe ser exactamente este punto, aún sin crecer del todo, pero lo suficientemente duro para soportar el espesor. -Las explicaciones asustaron al pelinegro que intentó sentarse pero fue retenido de los hombros por los presentes.

La hija del sacerdote debía ser capacitada en la conformación del ritual como un conocimiento que se pasa de generación en generación, antes de convertirse en la doncella ofrecida.

-¡AHHGGGGG! -se revolcó sobre las sábanas al sentir el líquido caliente y espumoso derramarse entre sus piernas. Tanto que terminó por derramar un par de lágrimas, mientras aquel dolor urente se iba convirtiendo en satisfacción al sentir como la mano ahora más pequeña y gentil lo sujetaba y masajeaba imprimiéndole aquel baño recién vertido. Con cada movimiento que le propiciaba sentía surgir nuevamente la sensación placentera desde sus adentros, acelerando su respiración que poco a poco dejó de controlar al igual que los movimientos de su cadera que empezaron a empujar hacia la mano de la doncella.

Los cambios del príncipe entre sus manos eran notorios, volviéndose palpitante y extremadamente cálido, junto al crecimiento anunciado por la anciana.

-Es hora... -le colocó las manos en los hombros a la joven para arrastrar con ellas hacia abajo la tela de la bata que la cubría.

FIN DE LA ADVERTENCIA

El recuerdo estaba tan presente en ambos, las escasas horas que habían pasado desde entonces no alcanzaban a empezar a cubrirlo, por lo que sin más que agregar a aquella conversación entrecortada la doncella ahora amante del príncipe de Overworld, salió de los aposentos reales, cubierta solamente por aquella tela fina.

Inmediatamente los fieles escoltas entraron corriendo a la habitación, encontrándolo aún entre las sábanas.

-¡Ali! -entró rápido Eugeo, seguido de Alice, cada uno se fue a un lado de la cama del príncipe.

-¿Te encuentras bien? -preguntó con preocupación genuina la rubia.

-¿Cómo te fue? -preguntó igual de intrigado su amigo.

-...No sé que decirles, -la perturbación aún anidaba en su rostro, -al principio... estaba tan adormilado que no me di cuenta de nada... -negó con la cabeza y se pasó una mano por el cabello.

-Tranquilo... no tienes que contarnos los detalles... -le sonrió gentil su amiga y le tomó la mano, apretándola un poco.

El príncipe sólo le asintió.

-La doncella que acaba de salir... ¿No es Sachisa? -preguntó incrédulo el rubio.

-Sí, -respondió sin más.

-¿Fue ella la elegida? -lo miró sorprendida Alice. -Y pensar que es la propia hija del Sacerdote... -mira hacia su compañero.

-Creo que eso es más que obvio... el Sacerdote era el más interesado porque el ritual de la Prima Notchie se llevara a cabo... es normal pensar que propondría a su propia hija ante el concejo... porque ellos lo aceptarían de buenas a primeras... así el poder de Overworld quedaría respaldado por uno de los suyos... -analizó el ojiazul.

-¿Uno de los suyos? ¿Pero qué poder pueden tener ellos ahora? Si fue solamente la doncella... -no encuentra la relación la guerrera.

-¿No es así Ali? -le dirigió la pregunta ahora al príncipe para darle la oportunidad de explicarse ante Alice.

-Ellos quieren controlarme... controlar a Overworld... por medio de ella... Saben perfectamente que yo jamás la dejaría sola... y menos ahora... que me ha entregado todo a mí....

-¡Pero tú no la obligaste! ¡Fue ella la que se metió en tu cama! -respalda ofuscada.

-¡Pero yo no pude hacer nada para detenerlos! No pude hacer nada en ningún momento... -se llevó las manos al rostro. -Cuando todo estaba por terminar... tenía tanto miedo de lo que iba a suceder... que no noté en qué momento estaba vertiéndome dentro de ella... -terminó angustiado.

-¿Qué?... -lo soltó la rubia, alejándose un poco, pero sin levantarse de su lado.

-¿Estás seguro? -preguntó preocupado Eugeo.

-Sí... -respondió descubriendo su rostro y limpiándose las lágrimas que empezaban a salirse con las palmas de sus manos.

-...¿Entonces puede que haya quedado... impregnada?... -preguntó sin poder creer sus propias palabras la rubia.

Al mismo tiempo que la misma pregunta era formulada por el sacerdote hacia la doncella elegida.

-Estoy segura que luego del ritual quedaste impregnada del príncipe... ese niño nos dará el poder de Overworld... -la miró satisfecho. -Debes recostarte, no vayas a lavarte por ningún motivo, su esencia debe perdurar dentro de ti lo más que puedas... -le sonrió y salió de la habitación, dejándola perpleja, con la sensación de no ser más que un ser desechable si aquellos planes de su padre no se llevaban a cabo, habiendo sido completamente usada... y usado al príncipe para aquel macabro porvenir. Se llevó una mano temblorosa al vientre mientras caía arrodillada llorando amargamente luego de aquella vivencia.

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Me pregunto qué hubiera pasado si realmente hubiera quedado impregnada?

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