Texto 1: Black Butterfly. Capítulo 4 "Misión oculta" año: 2013

Estaba desnuda, amedrentada por la vorágine de sentimientos que se revolvieron dentro de su cuerpo y se compartieron con su alma, demostrándole que cada una de las partes de su existencia estaba conectada entre sí, los pensamientos que la llevaron a buscarlo, sometiendo su cuerpo a un estrés inimaginable, sin tener la más remota idea de lo que trataba en realidad aquella relación y las reacciones de su mismo cuerpo, tras sucumbir a sus emociones y la provocación, cual sus actos no le pertenecieran, aunque en su interior lo haya deseado con todas sus fuerzas y corazón, aquello fue... más... mucho más de lo que jamás hubiera pensado sería; No se reconocía a sí misma y tampoco lo reconocía a él... quien, como si dentro de su cuerpo anidara la ansiedad de una bestia encelada, la había tomado con tal algarabía que parecía podría morir sobre ella, lo que en un principio la aterró, ¿podría soportarlo?... era demasiado excitante la sola idea de morir en su cama en medio de todo aquello...

Fue así como acabó despertando en medio de aquel desorden, en la habitación del Kirigaya y con el hermoso joven de cabellos negros descansando sobre su cintura; No había podido contenerse nada, su júbilo desenfrenado había arrasado con la habitación.

-Kirito-kun..., -baja la mirada hacia su acompañante, que aún duerme, contempla durante algunos segundos su rostro, que yace tan apacible que la reconforta, entonces lleva su mano izquierda hacia la cabeza del joven y acaricia despacio sus mechones frontales, -yo te necesitaba mucho..., -cual el hecho de estar desnuda con él en la cama fuera lo más natural a su parecer, no le toma la menor importancia, las sábanas puede que hayan quedado enredadas junto a su ropa y deslizarse hacia el suelo, era lo de menos, el mejor cobertor estaba tapándola ahora, podía sentir su piel rodeando su cintura y abdomen, mientras el joven ha quedado dormido apoyando su rostro contra éste.

Así mismo, la amplia espalda del Kirigaya se había convertido en imán para su mano, pudiendo sentir las prominencias óseas de sus huesos a través de su esbelto cuerpo, sus homóplatos, las vértebras dorsales y lumbares de su columna, jamás se había detenido a pensar que hasta en esos pequeños detalles su amado era perfecto, lo había aprendido en medio de todo aquello, buscando algo de qué aferrarse, la espalda de su amado se convirtió en su salvadora y ahora comprendía que había mucho más que examinar, no podía dejar de verlo ni de tocarlo, quería averiguar en su totalidad los misterios que llevaba por dentro y por fuera, porque después de todo, él le pertenecía.

Amaba verlo tan tranquilo, la única con quien había abierto su corazón era ella... siempre fue ella, su mayor consuelo y su anhelado amor, trata de sentarse, moviéndolo un poco, propiciando su despertar, pero lo tranquiliza al envolverlo entre sus brazos y agachando la parte superior de su cuerpo sobre el del pelinegro, junta ambas pieles y la sensación de sus pechos impactados contra la espalda del joven la regocija, mientras él, abre finalmente sus orbes al despertar, primero el derecho; viéndose en aquella posición, baja los párpados para disfrutar el momento y todas las sensaciones que él conlleva, permaneciendo así un par de minutos, para luego volver a abrir los ojos con una expresión de preocupación reflejada en ellos, ¿Cómo habían terminado así las cosas?

-¿Kirito-kun?... La preocupación se transmitió al rostro de la castaña, al ver que ha despertado, pero no pronuncia palabra y se le veía como ido a los acontecimientos, pero enseguida su semblante cambió a la sorpresa, al sentirse rodeada con fuerza por sus brazos y apretada contra su pecho, mientras el joven hundía su rostro en los cabellos largos sobre sus hombros. Podía sentir la inseguridad que lo embargó en ese momento y se aferraba a ella en busca de la salvación, ó por lo menos la supervivencia. ¿Qué estaba pasando?, definitivamente esa actitud era completamente anormal en él, pero lo abraza con la misma intensidad, indicándole que ella está ahí también para él, como siempre lo estuvo desde el principio.

-Asuna... -Esa palabra... su nombre, era en esos momentos siempre que la escuchaba de su boca en ese tono, la sinceridad convertida en dulces letras a sus oídos. Sin embargo la preocupación no escapaba de su rostro y de un momento a otro bajó la mirada ante ella.

-¿Qué sucede?... ¿Estás bien?...

-Se supone... que las cosas no serían así... soy... un estúpido... ¡No sé cómo fue!, ¡Pero yo!, -no puede evitar sentirse inmensamente decepcionado de sí mismo al ver que no pudo controlarse y habían terminado haciendo lo que precisamente habían hablado antes que no harían en el mundo real.

-¿Te arrepientes?... –trata de encontrar razón a su forma de hablar.

-¡No!, ¡Por supuesto que no!, -sus ojos se encontraron con los de ella muy abiertos, -Quiero decir...

-Te amo... -le colocó la mano en la mejilla atrayendo toda su atención hacia ella. –Yo misma... estaba... muy confundida al respecto... con todo lo que pasó... con lo del juego... me puse a pensar en todas las cosas que hablamos... que si sería diferente estar juntos en este mundo... porque todo es tan distinto aquí... la cantidad de datos, -le sonríe, por lo que él hace lo mismo al ver que hizo alusión a sus palabras, -pero Kirito-kun... yo quería estar contigo... si algo te hubiera pasado... con eso del nuevo juego... yo no hubiera podido soportarlo... necesito estar contigo... -hasta se humedecieron los orbes avellana.

-Asuna... -no necesitó más para nuevamente ser abrazado por ella y volver a iniciar con aquel ritual que los llevó a descubrirse mucho más allá de lo que jamás imaginaron; Un beso, la sensación de rozar sus labios contra los temblorosos de la chica lo estremecía, era la primera mujer a la que había besado, y cada contacto con ella se hacía cada vez más placentero.

Algunas horas antes, habíamos ido a traer a Kirito-kun al hospital, se notaba bastante recuperado, como si lo único que necesitaba fuera dormir, las cosas se pusieron muy amenas con los chicos en la casa Kirigaya, después de todo en el hospital sólo dijeron que Kirito-kun tenía una próxima cita con el cardiólogo que debíamos tramitar, al hacerlo la programaron para dentro de tres meses... el centro de salud de hoy en día está cada vez más retrasado, aún con toda la tecnología.

Una vez todos se fueron, resultó que hasta Suguha-chan debía marcharse porque tenía práctica vespertina en el grupo de Kendo y yo quedé a su cuidado... vaya cuidado que le dí... no lo pretendía...

-¿Kirito-kun?... –Habían entrado en la habitación y cuando ella notó su expresión de preocupación por unos segundos, preguntó.

No podía dejar de pensar en lo que le sucedió, qué fue esa visión de Sachi... Pero no quería seguir pensando en eso, estaba junto a su amada nuevamente, por lo que apretó fuerte los párpados.

-No es nada...

Rápidamente lo rodeó con sus brazos aprovechando la corta distancia que había entre ambos y terminó por acercarlo a ella completamente. -¿Estás seguro?, ¿Te duele algo?

-...Asuna..., -no deja que termine de abrazarlo, cuando él la abraza inmediatamente y con más fuerza, para luego de unos segundos, separarse ligeramente de ella para poder verla a los ojos, no necesitaron más que eso para reconocerse y caer presos de los labios del otro en un instante, estremeciéndose con sólo la idea de estar entre los brazos del otro. Separándose solamente por un momento, mientras juntaban sus frentes y respiraban tratando de tranquilizarse, se habían besado... la promesa de estar juntos había martillado tanto dentro de su corazón, que ahora era lo que más deseaba, aún y cuando la duda se acrecentaba en su pecho al respecto de los términos.

Los cabellos castaños y los negros con destellos nocturnos se entremezclaron con el juntar de sus rostros, cual la naturaleza de su unión fuera tan atrayente de modo que no pudieran separarse más después de ese encuentro, sus cuerpos se llamaban mutuamente y al rozarse bajo sus respectivas ropas, parecían hasta incómodos por el obstáculo, tanto que en un momento en que cambió la posición, la camisa del Kirigaya había desaparecido, mientras con su mano se encargaba de privar de la suya a su amada, habiéndose perfilado tras su espalda, al levantarla cual el peso fuera el mismo que el de una pluma entre su brazo que rodea su cintura y espalda alta. Ella le rodeó la cadera con ambas piernas, indicándole que por ningún motivo le dejaría escapar de aquel encuentro que más que destinado se tornó sumamente anhelado y necesario, se deseaban tanto... se necesitaban tanto que el simple hecho de separar sus labios por momentos para continuar besándose los hacía entrar en desesperación.

Aquella posición se tornó de lo más agradable a los pocos segundos, de tiro en tiro entre su mano y sus dientes había logrado sacarle la blusa a la Yuuki, quien al notar la exposición de sus pechos aún con el sostén puesto, lo mira sugerente, cual le indicara que no desea más aquella represión sobre su figura, al notar sus intenciones el joven con ojigris se limitó a sonreír un tanto pícaramente, indicándole con el gesto que no lo haría... deseaba disfrutarla por cada segundo que se pudiera, sabía que dolería... tal vez una aberración sexual de su parte... pensar en aquel botón delicado y sensible se sentiría ajustado dentro de aquella armadura de tela, al menos por unos segundos... quería imaginarlo... presenciar el momento de volverla loca poco a poco, por él... por sus caricias y por la misma hermosura que exteriorizaba.

Podía sentirlo tan cerca de ella que podía jurar que su propia persona era la que buscaba su cercanía cada vez más, quería sentirlo, todas aquellas parte que podía imaginar lo que eran, de que se trataba... pero sin embargo no podía ver... por el mismo éxtasis de sólo pensar que sus manos recorrían su cuerpo y que muy pronto, podría sentirlo en más de un lugar a la vez, cual la poseyera, sensación que se incrementó al levantarla, la llevó lo suficientemente alto para juntar su rostro contra sus pechos y empezar a besarlos, su aliento se perfilaba sobre sus convexidades, sensación que se sumergió hasta lo más profundo de su piel, erizando los delicados vellos de sus brazos, al contrario de sus piernas que parecen ir junto a la gravedad y se deslizan sobre sus caderas, propiciando el encuentro entre su intimidad con la de él, él quien también lo nota y la detiene, tomándola por una pierna, para conservar aquella sensación por algunos segundos más y para tranquilizarla un poco, junta sus labios nuevamente con los de ella, besándola profundamente mientras se deslizan sobre la puerta, ha metido entonces su mano bajo el sostén y lo levanta encima de sus senos que caen al compás que siguen sus pupilas, lo que la sonroja, pero no por lo mismo deja de disfrutar la ingenuidad con que recorrió en un principio sus pechos, cual analizara la relación que existe entre ellos y su función y cual observarlos le trajera paz, era extraño... como todos aquellos sentimiento podía tenerlos a flor de piel.

Esto sin duda alguna era lo que se conocía como magia... lo sobrenatural... lo fuera del sitio... la órbita... sus besos que erizaban aquel botón rosa en que terminaban sus senos, besos que se convirtieron en lamidas, aquellas que impregnaban el calor de su boca y la frescura de sus labios, como un dulce de chocolate con menta impregnado sobre su piel, que le propiciaba episodios de delirio al sentir las mordidas de sus dientes que se cuidaban de ser violentas y disfrazaban su intento de succión con los besos intercalados entre sus gemidos.

-¡No!, ¡No!, ¡Kirito-kun!, -se contradecía a si misma al tomar entre sus manos los cabellos negros y acercar más su cabeza a su pecho, dejándose ir hacia atrás, propiciando la caída del Kirigaya sobre su figura, mismo que se levanta de ella y se arrodilla, apoyando su brazo al lado de su cintura sobre el piso, cual depredador sobre su presa.

-...Asuna..., -los ojos del espadachín la miran, cual se preguntaran si es un sueño ó una fantasía... ya que la realidad parecía lo más distante en esos momentos, ¿sería justo arrebatarle todo?, la mirada hablaba por sí sola, la castaña se sentó y tomándolo del rostro lo beso profunda, para luego separarse de él y colocar las manos sobre su pecho, para seguir besándolo, cierra los ojos y entrega con cada beso, todos los sentimientos que por años ha guardado por su amado, en esos momento ya no importaba nada, él estaba ahí... ella estaba ahí... ambos empapados del sudor del otro, no podía verlo de otra forma, su ángel personal y dueño de su alma desde siempre estaba para entregarse a ella y ella para proporcionarle todo a él. –Pasó sus manos recorriendo sus pectorales enteros y clavículas entre cada beso, intensificando el calor entre sus pieles, pasa su mano entonces por su abdomen, hasta llegar a su pantalón, que desabrocha e introduce su mano bajo éste y tomando con su mano el bulto que se escondía bajo su bóxer, le produce al instante un sonoro gemido a la garganta de Kirito.

El hombre más bello que había visto en su vida. La había recostado contra el piso, mientras besaba sus piernas, pasando de sus rodillas, al interior de sus muslos, lo que la indujo a arquear levemente la espalda, tratando de continuar con aquella secuencia, posó sus manos a los lados de su vientre y lo besó delicadamente desde el ombligo y mientras más bajaba sobre su abdomen bajo, más abría las piernas en señal de aceptación y necesidad, por lo que al terminar de besar hasta el inicio de su ropa interior, se levantó sobre ella hasta alcanzar sus labios, mientras con su mano continuó el trabajo que dejó inconcluso con sus labios, siendo él quien toca ahora por encima de la zona que estaba de por sí ya demasiado húmeda, apretándola y empujándola hacia arriba, produciéndole el aumento inmesurable de la necesidad de sentirlo dentro de ella, que se evidencia con el movimiento de su cadera contra sus dedos, situación que él mismo no puede controlar y prácticamente arrancando lo que les quedaba de ropa a ambos, terminó por agacharse sobre ella y notando la expresión de desesperación en el rostro de su amada se deslizó dentro de ella, en un principio bastante estrecho, pero no paró de repartir besos sobre sus labios para no perder la plenitud del placer de aquel momento, que consiguió finalmente consumar, al sentir romper las barreras entre la profundidad de ella y su invasión.

Al sentirse un poco más liberado, puede sentir como desde adentro, las mismas paredes de aquel canal lo atrapan, mientras roza los alrededores, con todos aquellos jugos que por alguna razón le parecen exquisitos, querer más de todo aquello y ver más aquella expresión en el rostro de ella lo domina, por lo que trata de moverse más, acomodándola bajo su cadera definitivamente, acciones que ella sigue diligente mientras trata de atraparlo contra ella como sea, lo toma de la cabeza y lo aprisiona contra su pecho, mientras con la otra mano lo sujeta fuerte de la cadera, cual intentara sumergirlo aún más dentro de ella, al sentir que los movimientos se vuelven rítmicos entre ambos, la euforia se apoderó de ella, nada le pertenecía ya, sentía como si... él se convirtiera en parte de su ser... no notaron la cantidad de veces que estuvieron juntos esa tarde, era simplemente irracional.

Descubriéndolo y descubriéndola, habían terminado entregándose a lo que jamás hubieran imaginado finalmente se consumaría entre los dos, el amor por el que fueron unidos por el destino desde el inicio y la pasión desenfrenada de la que fácilmente pueden ser víctimas.

.

.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top