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—Dios, amor, ¿estás bien? —Chris soltó el arma falsa, arrojándola al suelo sin cuidado, sus manos fueron hacia las mejillas de su esposo, quien rio.

—Me encanta cuando haces de chico malo...

—Dios, bebé, fue la mejor y la más aterradora cosa que hicimos en mucho tiempo —Chris soltó una risa nerviosa, mientras desataba los nudos que retenían los brazos del menor.

—Pero eso te excita, ¿no? —comentó Jeongin.

—A veces me pregunto por qué me metí en esto de las parafilias y el juego de rol contigo, eres un peligro, casi te mato —dijo Christopher, mientras seguía desatando, el menor estiraba sus brazos algo entumecidos por tanto tiempo inmovilizados.

—Yo la pasé muy bien —comentó Jeongin con una sonrisa—. Y para eso están las palabras de seguridad, Chris —el mayor terminó de desatar el último nudo y dejó la soga en el suelo, el pelinegro se abrazó a su cuello, mirándolo con todo el amor del mundo.

—No puedes decirlas si te estoy ahorcando, amor.

—Quisiera que me ahorques hasta desmayarme —dijo, haciendo reír al rubio.

—Ay, Jeongin... —fue a dejar besos por todo su rostro, para escuchar su linda y dulce risa, y concentrarse en sus gruesos labios que tanto amaba, aquellos que tenía la suerte de besar todos los días, y que lo hacía con gusto cada día de los últimos diez años.

Estuvieron de novios tres años antes de que Chris se lo propusiera, Jeongin aceptó con todo el corazón, incluso antes de la boda, el mayor conocía las parafilias sexuales de su dulce esposo, tan tierno y adorable a la vista, poco era de esperarse que el pequeño se excitara con golpes más que con palabras bonitas.

Hacía unos cuantos años que habían comenzado con los juegos de rol, que empezaron a ir más allá de una relación de "chico malo" y "chico castigado", o de "amo" y "mascota", como eran en un principio, ahora solían arreglar historias completas como personajes de fantasía, con pasados y vidas diferentes a las que ellos tenían, hasta la idea de un captor y un secuestrado.

De alguna manera eran como vidas aparte, millones de posibilidades de haberse encontrado si el mundo fuera distinto.

Lo único que no podían cambiar, y a especial pedido de Chris, eran los nombres, porque amaba demasiado como sonaba su nombre cuando el menor lo gemía de placer, o de dolor, y para él, Jeongin siempre sería Jeongin, no podía decir el nombre de alguien más porque lo amaba demasiado, y sabía que rompería personaje si no tenía aquel nombre.

—Oh, tu labio, ¿duele mucho? —preguntó Jeongin, separando el beso, acariciando sus finos labios con la punta de sus dedos—. Oh también tus dedos, lo siento, quería hacerte enojar así era más realista —Chris rio y negó, no era necesario hacerlo enojar para que hiciera bien su trabajo.

—No te preocupes, ya lo desinfectaré y se curará —Chris le restó importancia—. ¿Listo para un baño y un buen sexo vainilla?

—Eres un cursi —Jeongin rio, pero asintió, era como si rutina, luego de un sexo fuerte, a Christopher le gustaba tener relaciones suaves, dónde podía abrazarlo y besarlo por largo rato hasta que se cansaran, para luego dormir abrazados en el confort de su cama.

—Shh, tú eres un masoquista y nunca te puedo decir nada —dijo el rubio.

—Porque soy el que manda en la relación —dijo Jeongin—. Alguien tiene que ser el power bottom.

—Jeongin, me ruegas para que te asfixie hasta casi matarte.

—Exactamente —dijo el pelinegro, Chris rodó los ojos, dejó un pico en los carnosos labios de Jeongin por última vez—. Te amo, Channie —Jeongin apretó las mejillas del mayor con ternura, haciendo que se sonroje fácilmente y sonría, mostrando esos preciosos hoyuelos que le parecían tan tiernos.

Gracias por leer. <3

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