Colegialas

Con cada mimo que recibía su alma se apagaba más, agradecía tales gestos dados, dulces como ningún otro. Y de cierta forma, la culpa por la que estuvieran así ahora, por esos mismos gestos la bella escena que tenían aumento su entesidad, siendo, poco tiempo después, encontrados de esa manera tan vergonzosa. Por la confusión del momento se llegó a decir algunas verdades hirientes, lo que provocó que terminará rompiendo en llanto, ¿todo eso vivieron en un solo receso? Fue de forma apurada, pero a la vez se sentía estar a un velocidad perfecta. ¿Como es que fuera posible aquello? No lo sabía, solo fue un gesto de amor el que fue escalando de tal forma, con las múltiples salidas que tenía este y con la que acabaron. Quizá solo un beso y no se volvería a repetir la situación, quizá algo más íntimo era lo que llevaría a cabo en el aula, quizá un tono carmesín sería lo que dejaría huella en tal lugar. Y ese quizá resultó ser un derrumbamiento de emociones, siendo cuidadosas con las que todavía quedaban en pie. ¿Qué no era el mejor final? A veces los que parecen ser el peor, son los mejores de todos. Por fin consiguió hacer frente a sus sentimientos, sincerandose de forma indirecta con el mayor. Que supo justo lo que decir en el peor de los momentos. Un simple "te quiero" que fue apaciguando lentamente la tormenta de su alma. Que volvió todo más ameno y pasable, hasta que por fin llegará a salir el sol, dejando el mar en calma.
—E-estoy mejor Nuit, gracias por quedarte. —levanto la vista, mirando ese leve rubor que se había formado en el rostro ajeno. Era tan lindo, un rojo que tomaría más intensidad a medida que el mayor sienta esos nervios otra vez. Era fácil que eso pasará, con pequeños gestos  en los que se podía observar.
—Sólo te necesito a ti. —y no era para menos, consiguió calmarme y ahora gracias a él no se había tragado otra vez el veneno que corrompia su marchita alma. Ya estaba llegando, la clama despues de la tormenta, y parecía ser tan agradable, un sentimiento tranquilo que llegaría a ser contagioso. Se limpió las últimas lágrimas que recorrian sus mejillas, le dolian un poco sus orbes y cabeza. Si que había dejado salir lo que guardaba en él, pero no todo, aún faltaban cosas que debían salir y sentimientos que superar. Aunque por hoy estaba bien, sería ya demasiado que el mayor a ayudará con todo, había ciertas cosas de las que solo se podía ocupar él. Un par de besos más fueron dados, eran bellas muestras de amor que adormilaban sus sentidos. Tan puras como le hacía sentir su contrario, ese esqueleto, ¿como podía ser tan especial? Había personas que así les hacían sentir a otras, especiales y únicas. Esas personas debían tener algo más de lo que aparentaban, puede que un oscuro pasado o malvadas intenciones. Y estaba seguro que el mayor tenía ese algo, pero debería escoger el oscuro pasado. Que sus intenciones sean malvadas no era un opción, con lo amable y complaciente que era, simplemente un no rotundo.
—Crees.. ¿que podamos comer j-juntos? —bajo su tono de voz al decirlo, ya le había quitado tiempo del receso y sabía que el otro tiempo libre que le quedaba debía ser para el club del mayor. Puede que prefiera estar solo y centrarse en sus cosas, además que podría ser cansado tener que verlo ahí también. Podría ayudarle con sus cosas si se lo permitía, para que solo sea un estorbo que le distraiga de sus obligaciones. Todavía tenía tiempo libre, las audiciones de sus concurso se lo quitarían pronto, pero aún faltaba tiempo hasta que este se lleve acabo. Y quería aprovechar antes de meterse en esa montaña de estrés y café.







¿Entregar su alma? Una bella forma de decir que sería completamente para alguien, ¿Un tanto extremista? Quizás pero no puede dar más que eso ya que nada más que posee tiene tal valor como un alma,la fuente de vida y magia que posee casa ser vivo y monstruo. Entregársela a quien más quería y confiaba sería el gesto más simple que podía hacer para demostrar afecto, quizás cuando esté listo, quizás cuando sea mayor, quien sabe cuándo entregué su alma a otro ser, hasta podría ser ahora cuando su amigo más lo necesitaba, le daría su alma para que se sintiera querido cómo se debe y con la confianza de que jamás se iría se su lado pese a que la amistad tiene sus dificultades naturales. Poder verle bien era su mayor tranquilidad, era un suspiro cálido entre tanto frío en su alma y cuerpo, relajante, hermoso, es todo lo que necesita. Le seguía sonriendo con ese gesto amable y cariñoso. Esa sonrisa casi única que reflejaba tanto cariño y bondad, bondad que en su alma abunda, desea ayudar a tantos como pueda, dándole segundas oportunidades a quienes lo quieren y merecen. Esa era su gran motivación. Y ayudar a su amigo sería su mas grande logro y misión, el propósito de sus siguientes días para hacerle sonreír.
—Sabes que haría muchas cosas por ti, me alegra que te encuentres mejor. —ese tono carmín iba en aumento sobre sus mejillas, la poca seguridad que logro tener ya se iba desvaneciendo, se sentía tan vulnerable frente a esos orbes, como si vieran su vida entera y aún con esas, le viera con respeto y cariño, como si todo lo pasado no fuera nada, eso le tranquilizaba, hagau que su dolor disminuyera, ya no dolía más, hasta podría animarse a usar faldas como tanto le habría gustado, sin temor a mostrar sus lastimada piernas, lamentablemente esa confianza duro tanto como sus orbes estuvieron sobre los ajenos antes de desviarse con vergüenza hacia un costado. Usar ropas que cubrieran todo su cuerpo hasta rostro es una opción buena ahora mismo. "Solo te necesito a ti"... Eso es lo que dijo su contrario, aumentando el rojizo de sus mejillas y disparando pensamientos puros a respecto, calmando el hambre de venganza. Ese chico podria volverse su mundo y sería feliz, cuando no tenga a nadie siempre podría acudir a él, eso sentía en lo profundo de su alma destrozada. Le quería mucho, sus brazos con cuidado bajaron hasta la cintura de su menor por comodidad, queriendo estar cerca el uno del otro el tiempo que les quedará. Fue solo un intenso receso en el que muchas cosas pasaron y se mezclaron entre si dando fuertes revelaciones, quien diría, que tendría tan fuertes emociones por su amigos, algo tan fuerte que no entraba dentro de la categoría de amistad normal, eran mas bien mejores amigos, quizás incluso más que eso, se sentía tan distinto a lo que tenía con Ty y los demás, era Aldo más fuerte y emocional, en tan poco tiempo llego a esa conclusión, solo le quedaba una respuesta a las dudas que eso ocasionó.
—¡Claro Issei! Sería lindo. —Sono tan emocionado por esa propuesta, nadie le quitaría la emoción de comer junto a su amigo, ayudarle a sonreír y compartir eran dos cosas que se estaba proponiendo desde ese momento. Le dejo un pequeño beso sobre sus "labios", seguido de muchos más, quería demostrarle cuando le quería y apreciaba, que le ayudaría con lo que tenga, aunque esté ocupado gran parte del receso del almuerzo gracias a su club y deber de organizar todo, sería complicado al ser tan pocos miembros, pero estaba seguro de lograr grandes cosas con eso. Tenía grandes espectativas sobre su club y la ayuda que ofrecería a tantos.






Sabía el poder que las palabras tenían, incluso más que el arma más letal que existía. Con suficiente fuerza para ocasionar guerras o alianzas entre dos bandos opuestos. En verdad podrían ser letales, empujando a personas a cometer el error más grande de sus vidas, como empujando a otras a compartirla con esa persona especial. Por eso amaba tanto la poesía, palabras juntas expresando un pensamiento que desencadenaba en varias emociones distintas. Algunos simples y hermosos, otros más elaborados y difíciles de entender. Pero aún así, transmitiendo la respectiva emoción del autor. Siempre creyó que esas personas estaban a otro nivel, por sus increíbles relatos llenos de pasión y lágrimas. Pero la vida real era tan diferente, no hacia falta ser un poeta para desencadenar ese tormellino de emociones. Simplemente con escuchar las palabras adecuadas de una persona bastaba para eso, pudiendo ser tanto positivo como negativo. Y cada vez se reafirmaba más esa idea en su cabeza, al escuchar al mayor decir tales cosas. Le hacía sentir tan especial y único con solo unos verbos conjugados en el tiempo correcto. Eso era lo que eran, solo verbos y determinantes, no había nada más allá de eso. Pero, no todo era Fijarse en el significado de las palabras, si no, en el sentimiento que estas llegaban transmitir. Como podían ser tan puras y encantadoras si las decía él, aquel chico que le consoló en vez de dejarlo solo. ¿Qué poder responder ante ello? No lo sabía, quería ser tan especial como lo fue el contrario, hacerlo sentir de la misma forma que el le hacía sentir. Abrazarlo con cariño, que sepa que podía contra con él y no lo dejaría a su suerte si le necesitaba. Sería su apoyo emocional si lo necesitaba, tal y como fue el suyo. Le sonreía con confianza y amabilidad, intentado imitar la del mayor. Pues esta era tan perfecta que dejaba indefenso a cualquiera, y hablando de eso. Noto como el sonrojo del mayor aumento en medida, puede que no mucho, pero si era más fuerte que antes. Sus sentidos se encontraban algo adormilados por lo que no sabía cual era la razón por lo que aquello pasó. ¿Fue algo que dijo? ¿O quizá algo que recordó el mayor? Igual fue la segunda opción, pues pudo sentir la mano del mayor sobre su cintura. No parecía haber malicia en esta, solo le acercaba más a Nuit, quien le dejaba varios besos sobre su boca y rostro. ¡Había aceptado! Podía pasar más tiempo con el mayor y eso le llenaba de gran felicidad, ya sus sentimientos negativos se fueron. Dejandole indefenso a los positivos ¿y como no? Era una escena tan bella e idílica, digna de cualquier trama adolescente. Subió una de sus manos hacia el rostro del mayor, acariciando su mejilla con ternura mientras seguían con esos gestos tan íntimos. Era un soñar tan dulce del que no quería separarse, bello y hermoso, una fantasía que volvía a ser un realidad.
—Sería bastante lindo sí, pero no tanto como tú. —estaba mejor y quería demostrarlo, ¿que mejor forma que dedicarle un piropo al mayor?








Ah~ su alma era algodón de azucar, y su menor tan dulce y suave como la miel, le dejaba derretido como caramelo, igual de empalagoso y suave si es que se le agregaba algo de mantequilla a la receta. Oh cariño, pequeño cervatillo estaba callendo en las garras de una emoción más fuerte que su voluntad, el afecto es para cualquiera y ese sentimiento llega en cuando menos te lo esperas, con gestos simples como bellos podía nacer, hasta con las situaciones más extrañas y curiosas, surgía y estaba ahí para quedarse incrustados en el alma de Nuit, quien sabe cómo reaccionar al darse cuenta de la pequeña semilla de rosas que crece en su interior, flores hermosas pero con espinas que le dañaran su no es cuidadoso pero podrá admirar si es precavido, todo dependerá de las decisiones que haya tomando.
Igual color, sus mejillas se pintaron de un tono mas intenso, igual al de las delicadas rosas, se sentía tan débil ante ese chico, ¿Y quién no lo estaría? Con esa bella sonrisa que reflejaba emociones positivas, de sentía bien lograt ver ese hermoso gesto, quería besarlo, pero sentía que podía romper a Issei con esos gestos, no lastimara a su querido amigo jamás. Con vergüenza intenteto responder a ese pequeño piropo, palabras dulces que se quedaban incrustadas en su alma como dagas dulces de amor.
— T-tu eres más lindo. —Su timidez se veía a través de los nervios, podría comerse a Issei de lo dulce que era, entibiando cada fría sensación en su cuerpo con su cálida y hermosa sonrisa, era un momento tan íntimo y perfecto que no quería interrumpirlo con sus problemas de coquetos o halagos discretos, le apenaban ser sincero de esa forma cuando se trataba de Issei, algo le decía que las palabras con ese chico debían de ser realmente sinceras, se las merecía. Más 

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