23 de Noviembre - Beso

Día 4: Beso

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

Kirishima quería hacerlo. Lo necesitaba. Le urgía.

Porque a pesar de llevar bastante tiempo saliendo con Kaminari, todavía no se habían besado. Básicamente era como si su relación ni siquiera hubiera cambiado ya que seguían hablándose como de costumbre y saliendo a sitios a los que iban siempre mucho antes de ser pareja… Y eso era algo que a Eijirou comenzaba a preocuparle un poco. Él deseaba algo más.

—Oye, Kaminari —comenzó mientras ponía pausa al videojuego que ambos estaban jugando.

Ambos estaban en la habitación del rubio pasando el rato, como casi siempre hacían.

—¡Iba a ganarte! —se quejó Denki al ver que su pelirrojo había puesto pausa en el momento menos oportuno.

—Sabes… —comenzó un tanto nervioso mientras pasaba su mano derecha por detrás de su cuello.

Kaminari le miró extrañado por el comportamiento que estaba teniendo. El joven rubio no comprendía qué era lo que quería.

—¡Bueno, no es nada, sigamos! —exclamó olvidándose por completo de la idea al darse cuenta de que tal vez no funcionaría o que Denki quizás no quisiera hacerlo.

—¡Eh, eso es trampa! —se quejó Kaminari al ver que Kirishima había retomado el juego cuando menos se lo esperaba y había aprovechado para sacarle cierta ventaja.

Aún así, Denki seguía pensando en lo que fuese que Eijirou quería decirle. Aquel pelirrojo había actuado con cierto nerviosismo y eso debía de tener un significado, pero a saber cuál era.

Pasaron la tarde como normalmente hacían y llegó la hora de la cena.

Misteriosamente, las chicas habían conseguido varios kilos de costillas y decidieron compartirlos entre todos utilizando a Todoroki para la cocina y mandando a varios chicos a comprar verduras y preparar una deliciosa salsa barbacoa. Cabe decir que a Kirishima se le caía la baba de tan solo ver toda esa acumulación de carne. Las jugosas costillas recién hechas y con su rica salsa barbacoa…

—¡¿De verdad podemos...?! —inquirió con una gran sonrisa dejando ver sus afilados dientes y secándose la baba que se le caía.

—¡Adelante! —exclamó Ochako al ver cómo casi toda la clase estaba ansiosa por comer.

Y así fue. Tragaron como cerdos y gozaron del exquisito sabor de la jugosa carne mientras conversaban alegremente (menos Bakugou, ese solo desgarraba la carne con rabia) y reían contando chistes malos y hablando del día en general.

Todo era bonito hasta que los no sé cuántos kilos de costillas se acabaron. Los platos sucios daban la señal de que habría, sí o sí, alguien que tendría que recogerlos y lavarlos.

Las chicas dieron gracias por la comida, se levantaron y se largaron sin dudarlo, dejando que los chicos tuvieran que encargarse de limpiar todo; después de todo, ellas habían traído la carne.

Pero obviamente no tenían pensado contribuir todos. Si alguien iba a tener que lavar, lo decidirían a suerte.

—¡De acuerdo, que cada uno saque un papel! —informó Iida, el cual tenía ya una cajita en mano llena de papeles de los que uno de ellos tenía escrito “Lavas tú”.

Porque nadie quería ponerse a lavar platos de noche y todos deseaban irse a dormir o ver alguna película en grupo.

Y, como era de esperar, Kaminari fue el que sacó el papelito perdedor, haciendo que el resto de sus compañeros se alegrasen por no tener que lavar y se retiraran con una sonrisa.

—¡Kaminari-kun, queda en tus manos! —dijo Iida ajustándose sus gafas y despidiéndose junto al resto, dejando a un cabizbajo rubio mirando su triste papelito.

—¡Maldición! —se quejó cerrando los ojos frustrado al saber que tendría que lavar todo; y, de hecho, eran muchos platos.

Todos se habían ido dejándole solo.
Todos menos Kirishima.

—¿Eh…? —dudó al levantar la mirada y ver cómo Eijirou estaba empezando a recoger los platos para llevarlos a la cocina.

—¿No vas a ayudarme? —inquirió el pelirrojo dedicándole una sonrisa.

—¡Kirishimaaa! —exclamó con ciertas lágrimas de felicidad acercándose hacia Eijirou para abalanzarse encima suyo.

¿El resultado? Unos cuantos platos rotos en el suelo, pero eso era lo que menos importaba.

Aquel pelirrojo abrió los ojos sorprendido ante lo que había hecho Kaminari. Todavía le costaba creérselo; no se lo esperaba.

Porque Denki, al tirársele encima, se había posicionado encima de él y, en ese mismo instante, le estaba besando.

Pudo sentir la calidez de sus labios y como, al parecer, esa había sido su manera de agradecerle.

—Tenías un poco de salsa barbacoa —se excusó aquel rubio con una sonrisa después de separarse.

Su rostro ardía. Kirishima se había ruborizado ante tal acto, pero, al ver la risa de su pareja, no dudó en sonreír también para pasar su mano derecha por la nuca del rubio y acercarse a él, devolviéndole así aquel roce de labios que antes le había proporcionado y pillándole desprevenido.

Kaminari no pudo evitar sonrojarse ante aquello. Eijirou le volvió a sonreír cerrando los ojos y mostrándole sus dientes puntiagudos, haciendo que Denki ocultarse su rostro en el pecho de su pareja mientras, sin poder evitarlo, también sonreía.

—Qué bien lavan los platos —murmuraba para sí cierto Todoroki, el cual se hallaba grabando en un rincón aquella escena para luego subirlo a YouTube.

Y así fue como ambos jóvenes, al día siguiente, fueron el tema de conversación.

[...]

~.~.~.~.~.~.~.~.~.~

Algún día escribiré un fic de la vida diaria del Todoroki youtuber. Algún día (:















Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top