0 5 ; Alfa x Beta

Estaba frente a la computadora, sus ojos se sentían pesados y le picaban cada que parpadeaba, estar frente a una pantalla con el brillo al máximo tal vez no era la mejor idea. Pero tenía que investigar, era esencial saber a qué otras cosas se enfrentaría a lo largo del celo de su alfa; lo del nido era algo nuevo y un tanto extraño, y la sensación asfixiante que sentía cada que Bakugou usaba su voz de comando le asustaba.

Cuando buscó diagnóstico sobre lo segundo siempre le salía el mismo resultado, "paro cardiaco" lanzaba el navegador cuando explicaba los síntomas en el buscador. Estaba por ceder en su búsqueda por respuestas cuando miró un artículo interesante, "Consecuencias de convivir con un alfa dominante".

Entró inmediatamente al link, siendo llevado a una página de revista virtual donde enseñaban el artículo con el anterior nombre y un apartado llamo su atención "La imponencia del alfa dominante sobre otras castas". Interesado empezó a leer, pasmándose con cada palabra.

"Cuando un alfa dominante tiene intención de imponerse sobre otras castas, éstas se doblegarán ante su voz de comando, sin importar la casta, sin importar si son betas o alfas"

Era lo que decían las primeras líneas. Entonces por ello su malestar, cada que se resistía a Bakugou una opresión en el pecho aparecía y cuanto más se resistiera el dolor sería más agonizante. Tal y como le pasaba a los omegas que rechazaban ordenes por voz de comando, aunque para ellos el dolor era casi inmediato e insoportable.

Aquel descubrimiento lo abrumaba, pues ahora parecía un omega sin poder resistir a los mandamientos de un alfa, de lo contrario sufriría. Bakugou lo tenía a su merced.

Con la nueva información recabada, se interesó en buscar una explicación al comportamiento mimoso del rubio, le había construido un nido; nunca había conocido a un alfa que construyera un nido y menos para su compañero que para resaltar, NO era un omega.

— ¡¿Kirishima?! — escuchó un estruendo en la habitación, seguramente Katsuki había entrado en pánico por no encontrarlo en la cama y era entendible, por su celo tenía la necesidad de estar pegado a alguien que calmase su dolor — ¡Mierda, destruí el nido!

Extrañamente una punzada en su pecho apareció, por alguna razón le dolió haber escuchado eso; aquella hermosa formación de sábanas y almohadas que le brindaban calor y protección había sido deshecha en un segundo. Negó con la cabeza, no debía sentirse así solo por un círculo de ropa sucia y colchas; él no era un omega después de todo, no había razón para llorar por un nido.

— Estoy acá Blasty — avisó sin quitar la mirada de la pantalla, había encontrado la información que tanto indagaba

"Hay raros casos en los que un alfa construye un nido, puede ser para éste mismo o para su omega incapacitado"

¿Acaso Bakugou le había hecho aquel nido porque lo consideraba incapacitado de hacer uno? Tal vez aquella conclusión la sacó ya que nunca había hecho uno, no había necesidad de hacerlo, era beta y las cosas como un nido o el celo no eran de su interés.

— ¿Por qué te saliste del nido? — el rubio llegó a su lado y sin preguntar lo jaloneó del brazo — Ven, volvamos — parecía ansioso por regresar al espacio seguro, tal vez el alfa necesitaba más el nido que Kirishima mismo

— ¿El que destruiste? — para sorpresa de ambos el tono con el que habló era uno enojado, y no era su intención que pareciera así, salió solo

— ¿Te enojaste? Te puedo construir otro si quieres — se sentía mal por abusar del cariño y cuidados excesivos que Bakugou le daba, parecía que estaba dispuesto a cumplir todos sus caprichos

— No es necesario — besó la mano con la que era sostenido, sonrojando de inmediato a su novio — Ve a la cama, yo prepararé la comida

— Te necesito — sollozó lastimero, no soportaba estar separado del pelirrojo

— Pero tengo hambre

[...]

Una cosa llegó a la otra y ahora estaban devorándose los labios arriba de la isla de la cocina, compartiendo un beso cargado de lascividad con toqueteos de por medios.

— Tiempo fuera — Kirishima rogaba por aire, nunca había tenido un beso tan intenso con Bakugou, quien por cierto no se despegaba de los labios acolchonados del beta, sintiéndose glorioso en cada toque que tenían

— Solo un poco más Shima — apresó de nuevo aquellos belfos en un rabioso beso francés, la saliva chorreaba por montones y el ambiente se calentaba

El pelirrojo sentía que se desmayaba si no obtenía aire pronto. Cuando estaba a punto de cerrar los ojos se le permitió dar una bocanada de aire, puesto que el rubio pasó a ocuparse de su cuello.

No pensó que el deseo sexual de Bakugou aumentaría a ese nivel. El sexo con su novio siempre era dulce y lleno de amor, pues éste siempre se aseguraba que Eijiro se sintiera cómodo y es que sabía que tener relaciones con un alfa siendo beta era un tanto doloroso. Pero ahora toda la dulzura que Bakugou le dedicaba se esfumó. Subestimó el salvajismo de los alfas en su rut, un grave error.

Soltó un sonoro gemido cuando Katsuki sopló en su nuca, el malnacido sabía que ese era un punto delicado para él y lo aprovechaba a su favor. Jadeó al palpar el pene erecto del alfa por sobre la tela del bóxer.

— ¿Oye no vamos a llegar hasta "eso", cierto? — el no obtener respuesta le preocupó — ¿Blasty?

El susodicho dio la cara, aquel brillo peculiar apareció de nueva cuenta en su iris escarlata reflejando su libido. Ese ya no era su Bakugou.

Y lo supo cuando fue sometido por completo en la encimera, y el alfa aprovechó el desconcierto para besar al pelirrojo de una manera lujuriosa.

— Blas– ¡Ah! — gritó, su cuello estaba siendo maltratado a manos de su novio, que mordía y succionaba cada espacio en blanco, sonrió satisfecho al ver su obra de arte terminada, mientras Kirishima sentía su cuello hecho trizas por los fuertes caninos de Bakugou

La ropa le parecía estorbosa al rubio, por lo que tiró de la camisa de tirantes que se había puesto el pelirrojo al salir del nido, rasgándola por completo ante la desesperación.

— ¡Mi camisa!

Estaba por patear al alfa que se atrevía a romper su ropa como si nada, sin embargo sus intenciones se vieron detenidas por un tironeo en uno de sus pezones. Sus pectorales no eran tan grandes como los de Bakugou pero eran amasables, con la mano izquierda pellizcaba un pezón mientras con su boca devoraba el otro.

Kirishima gemía como gata en celo, cosa que le daba vergüenza e intentaba acallar con sus manos; esto sin éxito alguno pues sus muñecas fueron aprisionadas por la gran mano de Katsuki; tal parece que los alfas adquieren más fuerza cuando están en su rut. Otro dato más a su investigación sobre el celo de alfas.

Su mundo se vino abajo cuando los dedos traviesos de Bakugou jalaban de su bermudas con el propósito de quitarlos y que no estorbaran en su camino al trasero del beta. Como acto reflejo, el pelirrojo activó su quirk propinándole un puñetazo en la mejilla al contrario, descolocándolo por completo y haciendo que retrocediera dándole camino libre a Kirishima para huir.

— Blasty creo que debemos dejarlo aquí — jadeó subiendo sus pantaloncillos — Yo no soy capaz de calmar tu celo, soy un beta — dijo algo decepcionado, le entristecía no poder ayudar a su amado en estas situaciones — ¡Pero te traeré un supresor! ¡Para que no sea tan doloroso!

Estaba atento a cualquier movimiento por parte de Bakugou, quien lo observaba como si fuera una presa y él el cazador. El rubio no lo dejaría irse fácilmente, de eso estaba seguro, pero tenía que correr al baño donde había guardado aquella caja metálica con los supresores dentro.

— Bakugou entiende, conmigo no podrás calmar a tu gran amigo — intentaba hacerlo razonar, aunque lo que más quisiera era pasar el celo del alfa juntos, sabía que no se podría, él no estaba hecho para soportarlo

— ¿Ah sí? ¿Y por qué no?

— Porque no soy un omega, no importa cuántas veces tengamos sexo, tu libido nunca bajará

— Pura mierda — espetó furioso — Me importa un carajo si eres omega, alfa o beta, quiero coger contigo, quiero enterrar mi verga entre tus nalgas, quiero que lo único en lo que puedas pensar sea en mí y que grites mi nombre en cada estocada, quiero–

— ¡Bakugou! — los colores se le fueron a la cara, sus mofletes estaban de un rojo intenso, ardiendo de la vergüenza de que alguien haya escuchado todo lo que soltó el alfa pervertido que tenía por pareja — ¡Oh no, un Kirishima en celo!

Tras su intento de distracción corrió al baño sin importarle que Katsuki lo estuviera observando, esperándolo con los brazos abiertos, listo para detenerlo y llevárselo a la habitación.

— ¡Kirishima! — su escape no había funcionado, y ahora Bakugou estaba por atraparlo estando a centímetros del pomo de la puerta

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