𝟎𝟒. hope you feel better now
✶ㅤ CAPÍTULO CUATRO
❪ pov — brooklyn bushnell ❫
❛ We were accidental but so good together. ❜
ESTABA ENTRANDO AL CENTRO DE PATINAJE, cuando el frío característico del lugar me envolvió de inmediato. La pista, casi vacía, reflejaba las luces brillantes del techo, dándole un aspecto mágico y, a la vez, intimidante. Con mi bolso colgado del hombro, caminé hacia los bancos donde sabía que Mason probablemente ya me estaría esperando.
Y ahí estaba, sentado casualmente, con su chaqueta deportiva y su cabello algo desordenado. Parecía tan cómodo en ese lugar, como si el hielo fuera su segundo hogar. En cuanto me vio, esbozó una sonrisa que, aunque pequeña, parecía tener la capacidad de calmar mis nervios.
— Llegaste justo a tiempo, Brooke. — dijo, dándome una ligera palmada en el banco a su lado para que me sentara.
— ¿Siempre eres tan puntual? — pregunté con una sonrisa nerviosa, mientras me sentaba y comenzaba a sacar los patines de mi bolso.
— Solo cuando se trata de enseñarte. — respondió con un tono ligero, pero había algo en su mirada que parecía sincero, casi demasiado sincero.
Me incliné para ponerme los patines, concentrándome en atarlos correctamente esta vez. Pero antes de que pudiera terminar, Mason se agachó frente a mí, apartando mis manos con suavidad.
— Déjame hacerlo. — dijo con una sonrisa, ya acostumbrado a esta rutina.
— ¿Sabes? Podría acostumbrarme a esto de tener un entrenador personal. — bromeé mientras lo veía concentrarse en las agujetas.
— Lo bueno es que no cobro. — respondió, riendo, y por un segundo, el sonido ligero de su risa me hizo olvidar mis inseguridades.
Una vez que mis patines estuvieron listos, Mason se puso de pie y me tendió una mano para ayudarme a levantarme.
— ¿Lista para hoy? — preguntó con entusiasmo.
— Eso espero. — murmuré, tomando su mano y sintiendo el nerviosismo recorrer mi cuerpo.
Mason me guió hacia la entrada de la pista, caminando a mi lado con pasos firmes y seguros mientras yo intentaba no tambalearme.
— Recuerda lo que practicamos la última vez. Rodillas flexionadas, mantén el equilibrio en el centro de tu cuerpo. — dijo mientras entrábamos al hielo.
Asentí, intentando concentrarme en sus indicaciones. Pero, como siempre, mis piernas parecían ignorar por completo mis intenciones. Apenas di dos pasos y ya sentía que iba a caer.
— Ey, tranquila. — Mason se deslizó frente a mí, deteniéndome antes de que pudiera perder el equilibrio. — No tienes que apresurarte, vamos despacio.
— Es más fácil decirlo que hacerlo. — respondí con una mueca.
— Lo sé, pero lo estás haciendo mejor que la última vez. — me aseguró, sonriendo con esa calma que siempre lograba tranquilizarme. — Vamos, intenta seguirme.
Comenzó a patinar hacia atrás, manteniendo su mirada fija en mí mientras yo intentaba dar un paso tras otro. Mi concentración estaba completamente en mis pies, pero de vez en cuando alzaba la vista y lo veía observándome con una mezcla de paciencia y confianza.
— Eso es, Brooke. No pienses demasiado. — dijo, alentándome con un tono suave.
Poco a poco, mis pasos se volvieron más seguros. No era perfecto, ni mucho menos, pero al menos ya no parecía que iba a caer en cualquier momento. Cada vez me estaba acostumbrando más a patinar, cada vez me sentía mas libre.
— Bien, ahora prueba a impulsarte un poco más con cada paso. — Mason se deslizó a mi lado, mostrándome cómo hacerlo.
Lo intenté, y aunque el movimiento era torpe y vacilante, conseguí avanzar unos metros más sin problemas. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro.
— ¡Lo estoy haciendo! — exclamé, casi sin creerlo.
— Lo estás haciendo. — respondió Mason, sonriendo de oreja a oreja. — Te dije que podías lograrlo.
Pero justo cuando empezaba a confiar en mí misma, mi pie derecho se deslizó demasiado y perdí el equilibrio. Un pequeño grito escapó de mis labios antes de que pudiera evitarlo, y cerré los ojos esperando el impacto con el hielo.
El impacto nunca llegó.
Mason me atrapó justo a tiempo, sujetándome por la cintura con firmeza. Su cercanía me tomó por sorpresa, y por un momento, el mundo pareció quedarse en pausa.
— Te tengo. — murmuró, sus ojos encontrándose con los míos.
— Gracias. — susurré, sintiendo que mi corazón latía demasiado rápido, y no estaba segura de si era por la caída o por la forma en que me miraba.
— Para eso estoy aquí. — respondió, sonriendo con esa calidez que siempre lograba desarmarme.
— Mason. — murmuré, de repente sintiéndome hipnotizada por sus ojos.
— Brooke.
Una de sus manos se deslizó por mi rostro, moviendo algunos mechones de cabello lejos de este. Y luego me di cuenta de lo cerca que estábamos, de la atracción que sentía hacia a él. Me gustaba Mason.
— No me mates por esto. — fue lo único que murmuró sin siquiera dejarle responder ya que había presionado sus labios en los míos.
Mi primer beso.
Al principio, me quedé completamente inmóvil, como si mi mente no pudiera procesar lo que estaba pasando. Pero después de un segundo que se sintió eterno, algo dentro de mí reaccionó. Cerré los ojos y correspondí al beso, dejando que el mundo se desvaneciera a nuestro alrededor.
El frío del hielo, el eco de nuestras respiraciones en el centro vacío, todo desapareció. Lo único que importaba en ese momento era Mason y la suavidad de sus labios contra los míos.
Cuando se separó apenas unos centímetros, me miró con una mezcla de nerviosismo y expectativa, como si estuviera tratando de descifrar mi reacción.
— Lo siento, no debería haber... — comenzó a decir, pero lo interrumpí antes de que pudiera terminar.
— No lo sientas. — murmuré, apenas un susurro, sintiendo el calor en mis mejillas.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios, como si mis palabras lo hubieran aliviado.
— ¿Entonces no me odias por esto? — preguntó, su tono entre divertido y serio.
— No. — respondí, sacudiendo la cabeza y sintiendo que mi rostro ardía aún más. — Pero... Mason, ¿qué significa esto?
Él se quedó en silencio por un momento, sus ojos buscando los míos como si tratara de encontrar las palabras correctas.
— Significa que... no puedo fingir que no me importas más de lo que debería. — confesó finalmente, su voz baja pero firme.
Mis ojos se abrieron un poco más ante sus palabras. Había algo en su tono, en la manera en que me miraba, que me hacía sentir que esto era más que un impulso, más que un momento pasajero.
— Pero esto... es complicado. Charlie... — dije, apenas logrando formar las palabras mientras mi mente intentaba procesar lo que acababa de pasar.
— Lo sé. — Mason suspiró, alejándose un poco pero sin soltar mi mano. — Pero también sé que no puedo ignorar lo que siento.
Su honestidad me desarmó por completo. Todo esto era demasiado, demasiado rápido, pero al mismo tiempo, sentía que había algo innegable entre nosotros, algo que no podía simplemente ignorar.
— Supongo que averiguaremos qué hacer... juntos. — murmuré finalmente, mi voz llena de inseguridad pero también de una pequeña chispa de esperanza.
Mason me dedicó una sonrisa que parecía iluminar todo el lugar.
— Juntos. — repitió, como si esa palabra fuera suficiente para calmar cualquier duda.
Y por primera vez en mucho tiempo, sentí que, quizás, lo complicado no era tan malo después de todo.
Después de unos segundos, me ayudó a recuperar el equilibrio, pero incluso cuando volvimos a patinar, no podía sacarme de la cabeza la sensación de su mano en mi cintura y la intensidad de su mirada. Algo estaba cambiando, y aunque sabía que era complicado, no podía evitar desear que ese momento entre nosotros durara un poco más.
LUEGO DE LA CLASE MASON HABÍA DECIDIDO LLEVARME AL CINE. Algo estaba cambiando en nosotros, algo que no me disgustaba para nada.
Mientras nos dirigíamos al cine, no podía evitar mirarlo de reojo. Había algo diferente en su sonrisa, en la manera en la que sus ojos brillaban al hablarme, y eso hacía que mi corazón latiera un poco más rápido de lo normal.
— ¿Qué película veremos? — pregunté, intentando sonar casual mientras jugueteaba con las correas de mi bolso.
— Una comedia, creo que nos vendrá bien reírnos un poco después de tanto hielo. — respondió con una sonrisa, esa que parecía estar hecha para desarmarme.
— ¿Nos vendrá bien? — repetí con una ceja levantada, divertida.
— Bueno, después de que casi te caes veinte veces, pensé que te haría falta algo de distracción. — bromeó, lanzándome una mirada llena de ternura.
Rodé los ojos, aunque no pude evitar reírme.
— No fue tanto. — respondí, aunque sabía que sí lo era.
— Claro que no, Bambi. — dijo con una sonrisa que lograba sacar una risa de mí cada vez.
Llegamos al cine y, mientras comprábamos las entradas, noté que se adelantaba para pagar antes de que pudiera siquiera buscar mi cartera.
— Mason, no tienes que...
— Déjame, Brooke. — interrumpió con una sonrisa, sosteniendo las entradas frente a mí como si eso fuera una excusa. — Además, ya sé que me lo pagarás patinando increíble en la pista.
— Siempre tienes algo que decir, ¿no? — murmuré mientras tomaba las entradas, aunque no podía ocultar mi sonrisa.
Entramos a la sala con palomitas y refrescos, y mientras nos sentábamos, sentí que la cercanía entre nosotros era más natural, menos forzada. Durante la película, notaba cómo de vez en cuando Mason se inclinaba un poco hacia mí, comentando algo bajo sobre las escenas más ridículas. Cada palabra suya me hacía reír, aunque intentaba no hacerlo muy fuerte.
En algún momento, nuestras manos se encontraron en el reposabrazos compartido. Al principio, ambos nos quedamos quietos, pero luego Mason giró su mano para entrelazar sus dedos con los míos. El gesto era tan simple, pero logró hacer que mi corazón latiera descontroladamente.
Por primera vez, no me sentía incómoda con alguien tan cerca. Estaba comenzando a darme cuenta de que con Mason, las cosas se sentían... diferentes. Mejor.
De repente, noté como su mano descansaba en el respaldo de mi asiento, algo tan cliché, al igual que todo lo que pasaba con Mason . Pero siempre me había gustado lo cliché, así que no tenía problema alguno.
No dije nada, solo dejé que su brazo se mantuviera ahí mientras intentaba concentrarme en la película, aunque era casi imposible. Sentía su cercanía como una corriente eléctrica, y aunque su gesto era casual, había algo en él que hacía que mi corazón latiera más rápido de lo que debería.
De reojo, pude ver cómo Mason giraba un poco la cabeza hacia mí, como si también estuviera notando todo lo que estaba ocurriendo entre nosotros, aunque ninguno se atreviera a decirlo en voz alta.
— ¿Estás disfrutando la película? — preguntó en voz baja, inclinándose ligeramente hacia mí.
— Sí. — repliqué, aunque mi atención estaba más en él que en la pantalla.
Él sonrió, como si supiera exactamente lo que estaba pasando por mi cabeza.
— Brooke, ¿puedo decirte algo? — dijo de repente, su tono un poco más serio ahora.
Giré mi cabeza para mirarlo, sorprendida por su cambio de actitud.
— Claro.
Por un momento, parecía dudar, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Luego, con una sonrisa que parecía más nerviosa de lo habitual, se inclinó un poco más cerca.
— Me gusta estar contigo. — confesó finalmente, su voz apenas un susurro, pero lo suficientemente clara como para hacer que mi respiración se detuviera por un segundo.
Mis ojos se abrieron ligeramente, sorprendida por su sinceridad, pero también porque, en el fondo, sabía que sentía lo mismo.
— A mi también me gusta estar contigo. — respondí antes de que pudiera pensarlo demasiado, y cuando lo hice, vi cómo su sonrisa se ensanchaba, haciéndome sentir más ligera, más feliz.
De repente, la película dejó de importar. Todo lo que podía escuchar era el sonido de mi corazón y la manera en la que Mason me miraba, como si en ese momento no hubiera nadie más en el mundo.
Devolví mi atención a la pantalla mientras me acomodaba en mi asiento sutilmente para quedar más cerca de él. Y dudando un poco, apoyé mi cabeza en su hombro.
Mason se quedó inmóvil por un segundo, probablemente sorprendido por mi gesto. Pero luego, sentí cómo su cuerpo se relajaba, y su brazo, que antes descansaba en el respaldo de mi asiento, bajó para rodearme suavemente.
— ¿Estás cómoda? — murmuró cerca de mi oído, su voz baja y calmada.
Asentí sin mirarlo, tratando de ocultar la sonrisa que comenzaba a formarse en mis labios.
— Sí. — respondí en voz baja, cerrando los ojos por un momento, disfrutando de la calidez de estar tan cerca de él.
El resto de la película pasó rápidamente. No presté atención a los diálogos, las escenas ni el final. Lo único que podía sentir era el peso ligero de su brazo, la manera en que mi cabeza encajaba perfectamente en su hombro, y el ritmo tranquilo de su respiración.
Cuando las luces del cine se encendieron, ninguno de los dos se movió al principio. Me enderecé lentamente, soltando un suspiro, y lo miré de reojo. Mason ya me estaba observando con una expresión suave, casi como si quisiera decir algo pero no encontraba las palabras.
— Gracias por invitarme. — dije, rompiendo el silencio.
Él sonrió, esa sonrisa cálida que hacía que mi corazón siempre latiera un poco más rápido.
— Gracias por venir. — respondió mientras nos levantábamos de los asientos. Su mano rozó la mía, como si dudara en entrelazar nuestros dedos, pero finalmente la tomó con seguridad.
Y mientras caminábamos hacia la salida, con su mano sosteniendo la mía, sentí que algo había cambiado entre nosotros, algo que no podía ignorar. Y, para mi sorpresa, no quería ignorarlo.
ROCKLAND
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