A concert in my mind

Luces centelleantes de diversos colores, cuerpos cargados de energía y sonidos...

Sonidos por doquier.

Sus canciones resuenan siempre en su cabeza.
No se han ido. Siguen girando en su mente aunque no las pueda disfrutar en realidad. Son un consuelo ligado a la memoria...

Al llanto, risas y miradas.
A todo lo que le involucre a él y le haga recordarle.

Entre las luces su cuerpo sudado baila y salta al ritmo de su guitarra, llenándose de júbilo cuando le escucha cantar.

Hasta que repentinamente,
todo se apaga.

El concierto termina y entonces vuelve a la realidad.

Luces blancas y un techo desconocido le reciben.

.

_______

Capítulo 45. A concert in my mind.

.
.

— Izuku hijo mío, ¿me escuchas? — pregunta la mayor en cuanto su hijo finalmente es desenvuelto de todas las vendas que ocupaban su cabeza.

Izuku parpadea una vez y mira a su angustiada madre. Esta tiene un gesto de miedo que le costaba mucho disimular. Sus alegres y amables ojos hoy estaban repletos de incertidumbre y temor.

Y no sólo los suyos,
los de todos en aquella habitación.

Las esmeraldas de Izuku apenas se abren para reconocerles. Todavía sigue en ese sueño, bailando. Pasan los segundos y en tensión todos aguardan, en espera a que finalmente el pecoso responda al llamado de esta.

Izuku nunca contesta
y todos se quedan de piedra.

Shōto y Ochako, quienes llegaron más tarde y estuvieron acompañándoles durante la operación que duró casi seis horas, miran a Katsuki con temor.

Este clava su rubíes acusatoriamente sobre médico y luego con seriedad en los de su pareja. Ambas perlas escarlata arden mientras se cubre el rostro con ambas manos.

"No voy a llorar"
Se recuerda la promesa que hizo consigo mismo, pues juró mostrar felicidad cual fuera el resultado. Darle apoyo en lo que fuera a pasar.

— Izuku... — susurra Ochako, comenzando a ponerse en el peor de los escenarios al ver que su amigo no respondía.

— Acaba de salir de la cirugía. El implante va conectado a su sistema nervioso y tiene que "adaptarse". Tengan paciencia, recién está saliendo de la anestesia. — sugiere el doctor admirando los mini implantes a ambos lados de la cabeza se Izuku, los que se veían bien integrados y en un futuro el revuelto cabello verdoso del menor ocultaría. Eran negros, redondos y pequeños.

— No dijo eso antes. — masculla Katsuki, no recordando que "esperar" fuera parte de las advertencias, y haciendo uso de su impaciencia para comenzar a atacar al médico a preguntas.

Su voz grave y alterada inunda la habitación e Inko busca en su amiga apoyo para calmarle, sorprendiéndose al ver que esta en vez de ello, se ha unido a su hijo exigiendo una explicación más detallada.

El médico retrocede y busca el botón de seguridad. Había tenido pacientes con parientes problemáticos, pero los rubios de esa familia en particular le asustaban.

— Son oídos nuevos, deben aprender a "procesar" el sonido. — insiste el doctor, acomodándose el bigote nerviosamente y meditando si debía de llamar a seguridad, parándose delante del botón de emergencia.
Tanto la madre como el hijo parecían estar a punto de lanzarse sobre él y ahorcarle.

— Esta mierda no me gusta... — gruñe Bakugō intentando controlar la ira e impotencia que le invadían.

De a poco comienza a percibir el cómo su cuerpo hierve, deseoso de plantarle un puñetazo a aquel viejo. Da un paso y su puño tiembla por estamparse sobre su rostro, justo en sus ridículas gafas.

Hasta que una mano le detiene.

— Hey... cálmate.

Murmura Shōto, tomándolo con firmeza de un hombro y comenzando a sacarle de la habitación.
Conoce esa cara y sabe lo que significa:
Problemas... y de los que terminan en sangre.

Katsuki está a punto de explotar en esos arranques de ira que siempre debían parar entre todos los de la banda. Sin Kirishima y Denki ahí sólo quedaba él, quien no tenía problema alguno de agarrarlo a golpes de ser necesario y aprovechar de soltar esa tensión que ambos todavía tenían.
Todoroki Shōto perdonaba pero nunca olvidaba, menos cuando lastimaban a un ser apreciado para él.

— Escúchame doctor de mierda, si hiciste algo mal... — Katsuki se detiene un momento cuando la voz se le quiebra. Está a punto de ponerse a llorar y no. No podía llorar, menos con el desgraciado de Shōto mirándole. Nunca se permitiría verse así de patético frente a él — . Te cuelgo. — amenaza, e increíblemente su madre no le reprende. Está tan ocupada en contener a Inko, que por esta vez ignora las insolencias de su hijo. — ¡Jodete tú y tú hospital! — grita antes de desaparecer arrastrado por el bajista de su banda, quien le jala desde la camiseta con suma brusquedad.

— ¡Eso fue muy grosero! — se escucha y todos voltean hacia el pecoso, quien con dificultad se ha sentado sobre su camilla dejando a todos estupefactos.

— ¿Qué? — pregunta Katsuki ingresando a la habitación junto con un confundido Shōto.
Ambos están boquiabiertos. Izuku acaba de hablar y más importante...

Acaba de escuchar su grosería.

— Hijo, ¿oíste eso? — pregunta Inko a punto de ponerse a llorar de la felicidad.
Mitsuki suspira aliviada, esto era bueno. Muy bueno.

— ¿Cómo? — pregunta el menor recién adaptándose a la situación. El efecto residual de la morfina aún le hacía sentirse extraño, como aturdido. A parte que aquel sueño se sintió tan real, que la situación actual no le calzaba. Las luces y gente bailando al ritmo de su banda favorita aún seguían en su mente — ¡Claro que lo escuché! ¡Kacchan, no debes hablar así a la gente mayor! — aún en su confusión no puede ignorar aquello. Había sido una gran falta de respeto a quien fuera ese señor.

— Izuku, soy tu médico. ¿Sabes dónde estás? — pregunta este sonriendo.
La anestesia a la que le sometieron fue muy profunda y está sorprendido de que se haya podido erguir con tanta facilidad. Más aún de que haya podido oír con tanta rapidez.
Había pacientes que tardaban casi un mes en poder entender frases completas.

Izuku le observa detenidamente luego analizando la habitación, y entonces recuerda.

— ¿Ya terminó la cirugía? — pregunta luego notando lo obvio — ¡Lo escuché! ¡Los escucho a todos! — exclama sonriendo hasta con los ojos. Su audición era todavía algo distorsionada pero oía. Antes ni los murmullos llegaban sin los auriculares. Poco a poco los susurros iban tomando forma y entendiéndose con mejor claridad —. Mamá, no llores...

— ... L-lo siento es que- — contesta esta a duras penas, hipando de tanto llorar.
Por un momento se tuvo que plantear que su hijo no volvería a sonreír igual.

Izuku amaba la música y no oír era el peor castigo que la vida podía darle.

— Joder... Por un segundo pensé que dirías que no sabías quienes éramos... — revela Katsuki soltando un suspiro aliviado, y luego acercándose a este con energías recargadas.
Toda la ira que tenía hasta hace poco se esfuma en cuanto se aproxima y toma su pecoso rostro entre sus manos —. Voy a hacerte pagar por este susto, desgraciado... — masculla pensando en cómo casi se puso a llorar frente al maldito de Shōto.

Eso habría sido extremadamente humillante, que bueno que no pasó.

— Izuku. — llama su amiga e Izuku le sonríe. Katsuki se aparta un momento para que ambos se abracen. La castaña casi se abalanza sobre el pecoso y ambos ríen relajadamente.

— ¿Cuándo puede irse a casa? — consulta Inko y el médico le da las indicaciones correspondientes, ofreciendo dar el alta en un par de días si todo iba bien.

.

.

[2 días después]

— Hola. — se escucha desde la entrada y ambos jóvenes giran hacia ella. Izuku y Ochako, quienes estaban jugando cartas relajadamente en la mesita que este usaba para almorzar, observan al rubio.

La imagen es tan inesperada como entretenida.

— ¿Qué es eso? — pregunta Ochako soltando una risita ante lo que Izuku le da un codazo, sonrojándose cuando ve todo lo que Kacchan se trae consigo.

— Hoy le dan el alta, ¿no? — contesta avergonzado, pensando en que toda esa mierda que le recomendó Kirishima era una mala idea.
Nunca más le hacía caso, se sentía como un retrasado.
— ¡Dejaré esta mierda aquí! — anuncia dejando los estúpidos globos de helio con mensajes de "felicidades", junto al enorme oso de peluche en una silla.

— Muchas gracias Kacchan... no tenías por qué. — contesta Izuku mirando emocionado al enorme oso. Nunca había recibido regalos de ese tipo, y no puede evitar sentir un nudo en su vientre y el cómo su corazón comienza a latir acelerado.
Sus mejillas se calientan y finge mirar sus cartas, mirando al oso y conteniendo la enorme sonrisa que sabe avergonzará más a su pareja.

Intenta concentrarse nuevamente en el juego, fracasando completamente pues ya hasta había olvidado qué escala tocaba hacer.

— Le faltan las pecas y eres tú, ¡que lindo! — exclama la castaña, yendo a ver el oso con mayor detención y dejando las cartas sobre la mesa. El animal de peluche era blanco y tenía un lindo corbatín verde — ¡Mírate el tierno novio que tienes! Qué sorpresa, las apariencias engañan. — sentencia estrujando al animal entre sus brazos.

Katsuki chasquea la lengua y esconde ambas manos en los bolsillos de sus ajustados jeans, todavía pensando en lo patético que era todo eso pero que al final valía la pena.

Izuku está feliz,
puede verlo en toda su cara.

— Cállate si no quieres que te mate. — ataca Katsuki y la castaña ríe.

— ¡Uy, qué miedo! — finge estar intimidada, todavía jugando con el enorme oso.

— No se pongan a pelear... — susurra Izuku intentando seguir su charla. Todavía le costaba oír muchas voces a la vez.

— ¡Hola chicos! — saluda la señora Inko, quien entra junto con Shōto y Mitsuki.

Ambas mujeres quedaron impresionadas con lo atento de este, les había invitado un café y portado de lo más amable. Era todo un caballero.

— Izuku, ¿por qué no saliste con él? — pregunta Mitsuki apuntando a Shōto, quien ni se inmuta ante la mención — Mi hijo está demente, ¿qué no lo ves?

— ¡Vieja, qué demonios dices! — ataca Katsuki asqueado con la sola idea.

— ¡Cállate demonio!, ¿qué no te das cuenta de que hablo con mi ángel para salvarle de ti? — exclama la mayor y como siempre se ponen a pelear — ¿Quién trajo todo eso? — pregunta luego, sin poder evitar ver el enorme oso y los globos.

— Fue él, es un demonio bastante tierno. — comenta Ochako e Inko da saltitos de la emoción.

— ¡Qué lindo gesto! — exclama la señora Midoriya y Katsuki se quiere morir.
Va a matar a Kirishima cuando le vea por su ridícula insistencia en que llevara presentes.

— Estaban de oferta. — miente para bajarle los humos al asunto.

— ¿Quién eres y qué hiciste con el ingrato de mi hijo? — interroga Mitsuki acusadora — . Muy bien, entonces para el día de las madres quiero un auto.

— ¡¿Qué?! — exclama y todos se ríen mientras ambos discuten el tipo de auto y Katsuki cada vez baja más la calidad del modelo, terminado por ofecerle una bicicleta para que con ella se vaya a lugares indignos de nombrar.

— ¡Mierda, ya las filtraron! — interrumpe Shōto mostrando su primer gesto de poca educación al ver lo que le acaban de enviar.

Eran varios mensajes de Iida con muchas exclamaciones, y cómo no hacerlas después de lo que acababa de ver.

— ¿De qué hablas? — consulta Katsuki con un mal presentimiento. Si alteraba a Shōto era malo.

— Las fotos, las benditas fotos realmente fueron publicadas.

— ¿Qué fotos? — pregunta Ochako algo perdida.

— Nos sacamos con Kacchan unas fotos en una sesión...— revela Izuku casi en un susurro.
Le apena verse de esa forma, y que millones de personas lo hicieran comienza a hacer que suban los números en su máquina que marca la presión. Nunca había tenido una sesión ni sido centro de atención de esa forma.

— Hijo, ¿qué pasa?... Estás algo rojo, ¿te sientes mal? — pregunta su madre preocupada.

— Estoy bien mamá. No es nada...

— ¡DIOS, DE VERDAD SON USTEDES! — chilla Ochako mirando las imágenes desde su teléfono móvil con suma emoción — ¡Izuku estás precioso! — Las fotos de su amigo parecían de modelo profesional.

Izuku tenía un dulce encanto que no todos lograban a ver, y en aquellas fotos estaba brillando en su máxima expresión. Su pecoso rostro sonriente era la cosa más maravillosa del mundo.

— ¡Yo quiero ver! — pide Inko entusiasta.

— ¡No mamá! — suplica el pecoso.
Había un par de fotos algo atrevidas que le avergonzaba viera.

— Esperen... ¿Y este no eres tú? — consulta la castaña mirando a Shōto y a su celular una y otra vez, sin poder creer lo que estaba ante sus ojos.

— No, no lo soy. — niega rodando los ojos.
Era él con todas sus letras.

Se sacó las fotos junto con Kirishima y Denki para apoyar la causa. Fue una iniciativa que impulsó Eijirō y Aizawa, y ante la que no se pudo negar.
Habría que ser muy desgraciado para abandonarlos y dejar que los destruya la prensa a ambos, considerando que todos estaban en la misma situación.

Una banda compuesta solo por personas gay daba más de que hablar, pero lastimaba a cada invididuo menos. Se volvía algo casi simbólico que movía a las masas a su favor.

— Pues tiene tu cabello y... — la castaña detiene su obvio argumento al ver la siguiente imagen— ¡Te sacaste de esas también! ¡Aaaaaaa! — grita como loca al ver su foto con Iida — ¡Qué fuerte te abraza!

— ¿Te sacaste fotos con tu novio? — Katsuki está absorto. No comprende qué demonios está sucediendo y luego recuerda.

"Yo me hago cargo"
Había dicho Aizawa y le creyó, pero nunca pensó en qué haría algo así:

Exponerlos a todos.

— Nos sacamos fotos en pareja y solos. Kirishima y Denki también. — explica Shōto con calma. Ya no podía hacer nada al respecto, estaban todos jodidos hasta la mierda.

Pero unidos al menos.

— ¿Por qué se tenían que meter en esto?, no era su problema. — pregunta, ofuscado porque todos supieran el plan de Aizawa menos él.

— Que me desagrades no significa que desee la destrucción de mi banda, y ella te incluye a ti. Así que sí, tus problemas son míos también. — declara.

— ¡Se dieron un beso con Izuku! ¡AAAAAA! — chilla la Ochako tanto que se le cae el celular al suelo de la impresión, trizándose la pantalla —. No lo supero. — vuelve a ver la foto con pantalla trizada y todo, buscando cómo descargar la imagen y terminando por darle un pantallazo, pues quien sabía cuánto dure ese post en internet.

— ¡¿Subieron esa?! — pregunta el pecoso nervioso.
Cuando Katsuki le besó en medio de la sesión casi sufre un paro al corazón. No se atreve a verse. Debía de estar rojo hasta las orejas.

— ¿Están a cuerpos pintados?, ¿llevan ropa? — Ochako ignora el reclamo de su amigo aún perdida en las imágenes.

— Ok, ahora yo quiero ver esas fotos. — se une Mitsuki inquieta por lo exhibicionistas que sonaban.

— No.— responden al instante tanto Katsuki como Izuku, agradeciendo enormemente cuando ven aparecer al doctor, quien esboza una sonrisa de oreja a oreja luego de admirar los resultados de la audiometría.

— Todo en orden. — anuncia el mayor, y el ambiente cambia nuevamente a júbilo en cuanto le escuchan sentenciar:

"Califico este procedimiento como un éxito. Este chico se recupera muy rápido, puede irse a casa".

...

Y en menos de lo que esperaban se retiran del hospital, logrando finalmente salir de aquella etapa cargada de tantas desgracias para comenzar vivir enormes alegrías.

Rompiendo todos los prejuicios en son de su propia felicidad, y al ritmo de las melodías que ambos tanto disfrutan.

Para Katsuki la música toma un nuevo significado.
Ya no todo es un desesperado intento por escapar de su ira personal...

Ahora tiene alguien por quién luchar...

Por quién volverse mejor.

.

_____

+ Notas de la autora:

Estoy entusiasmada de empezar a cerrar esta historia, pero triste también.

Un enorme abrazo a quién lea esto. Ayer me puse a releer y noté lo mucho que he escrito. Estoy asombrada y bueno... algo avergonzada por pequeños errores jiji

Iré editando como siempre,
un beso.

¡Y feliz Halloween!

Canción: What's left inside - Conquer Divide (no conocía esta banda y me gustó bastante)

Créditos especiales: A iuli05  y BreakMinds  que soportan todas mis preguntas, correcciones y ataques de "qué verga escribo".
Las amo a ambas 💕

Créditos también a la enana que está en algún lugar, maldiciéndome ahora mismo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top