27

Los días caminaban con lentitud, Jimin no había podido hablar con Yoongi a pesar de que cada noche lo descubría durante sus visitas nocturnas, algunas veces fingía dormir y solo escuchaba las dulces palabras salir de su boca, un par de veces intento hablar con él, aunque solo fuera una perdida de tiempo, porque Yoongi en cuanto sabía que Jimin estaba despierto, lo trataba con frialdad y dureza, esa manera de ignorarlo que tanto dolía.
Había perdido ya la esperanza de que Yoongi alguna vez lo escuchara, quería intentarlo una última vez, si el pelinegro seguía con la misma postura, Jimin se había prometido que lo olvidaría y dejaría en paz a Min Yoongi, solo una última vez lo intentaría, lo había prometido, sin embargo, hacía dos noches que Yoongi no le visitaba.

Así que si Yoongi no venía hacia él, él iría hacia Yoongi, solo tenía que asegurarse que no estaba ninguna enfermera cerca, porque era seguro que si lo veían lo regresarían a la habitación, Jimin no conocía muy bien el hospital, pero estaba seguro de que podría encontrar a Yoongi dentro del inmenso edificio, no le importaba si se terminaba perdiendo entre los pasillos, necesitaba encontrar al pelinegro.

Con sigilo abrió la puerta de su habitación, asegurándose de que no había nadie cerca, el rubio salió a paso apresurado, para su fortuna, no usaba la clásica ropa de hospital, se le había permitido usar ropa cómoda durante su estadía dentro del hospital, de esa manera era más fácil pasar desapercibido ante los ojos del personal médico que aún no conocía su rostro.
Con la cabeza gacha continuó caminado hasta llegar a el área de consultorios, no se había perdido como pensaba que lo haría, con ilusión llegó al conocido elevador que lo llevaría al consultorio de Yoongi, podía bajar las escaleras, pero se ahorraría unos cuantos segundos usando el elevador.

Cuando las puertas se abrieron, dos miradas se cruzaron, una de ellas miraba con furia, mientras que la otra con asombro.

— Jimin, que sorpresa verte por los pasillos. —Sonrió falsamente el castaño.

— Jungkook, es bueno volver a verte. —Jimin entró gustoso al elevador.

— ¿Qué piso?

— Voy a planta baja, al consultorio de Yoongi.

— Que casualidad yo también.

— ¿De verdad? ¿Ya no están peleados? —Preguntó el rubio a lo que el castaño simplemente ignoro y comenzó a caminar una vez que las puertas se abrieron— ¿Jungkook? —Jimin caminó detrás de él.

— Tan cínico. —Murmuró Jungkook antes de girarse y encarar a Jimin— Fuiste quien rompió nuestra amistad y ¿aún te atreves a preguntar, si pudimos remendar lo que tú rompiste? La respuesta es no.

— Yo no tuve nada que ver, nunca hice nada, nunca interferí entre ustedes.

— ¿No? —Jadeó sorprendido— Tú fuiste quien arruinó todo, pequeña serpiente, empezaste hablar mal de Taehyung, ¿y qué hizo Yoongi? Creer cada una de tus mentiras.

— ¿Aún hablas con Taehyung? Nunca dije nada falso de él, ni siquiera necesite decir algo, Yoongi vio con sus propios ojos lo hijo de perra que es Taehyung. —Habló Jimin— Eres el único que no quiere abrir los ojos.

— Cuida tu lenguaje, a mí no me importa tu estado. —Se acercó a Jimin para intimidarle— Fuiste el único culpable, hiciste que Yoongi y yo nos separáramos, todo estaba bien antes de ti, hasta que llegaste y él comenzó a preferirte en absolutamente todo.

— No hice nada...

— Le llenaste la cabeza de mentiras y otras mierdas, si no fuera por ti, él y yo aún seguiríamos siendo tan cercanos como antes, no te imaginas que felices éramos sin ti.

— ¿Qué está pasando aquí? —Habló una tercera voz.

— Doctor Min, le traje los estudios de– —Se apresuró a hablar Jungkook pero fue interrumpido.

— Jimin, ¿qué haces acá? Debes de estar en cama, no de pie. —Dijo Yoongi al reconocer a Jimin.

— ¿Lo ves? Incluso ignora el maldito trabajo por ti, es más, yo soy invisible ahora mismo, solo le importas tú.

— Jungkook... Lo siento si las cosas cambiaron cuando me conocieron pero–

— Un lo siento no cambiará nada, eres un maldito egoísta, he de admitir que al principio me caías bien, eras como mi hermanito menor, pero lo arruinaste todo.

— Jungkook, cálmate por favor. —Pidió Yoongi.

— ¡Hyung! ¡¿No lo ves?! Si no lo prefirieras, nuestra relación seria como antes, él fue quien nos separó, todo se fue a la mierda después de que lo escogieras, no necesito calmarme, solo estoy diciendo la verdad.

— Tú escogiste a Taehyung, tú nos separaste. —Contestó Yoongi.

— Es diferente, Taehyung es...

— un maldito ególatra, un hijo de puta, misógino, una persona sin valores. —Yoongi completo la frase.

Jungkook sonrió con ironía antes de hablar.

— No compares lo mierda que es ese doble cara con Taehyung. —Apuntó a Jimin— Jimin ya te lavo el cerebro, tú no conoces a Taehyung como yo, ambos son un pedazo de mierda, ni siquiera le dieron una oportunidad a la persona que me hace feliz. —Miró a Jimin— Y todo es tu culpa.

— Jungkook tranquilizate, escucha lo que estás diciendo y reacciona, Taehyung no es alguien bueno, aléjate de él ahora que puedes.

Pequeñas lágrimas escapaban de los ojos de Jungkook, ya no podía controlar sus emociones.

— Fuiste mi única familia por muchos años, fuiste mi apoyo y quien me ayudó a continuar, vamos Yoongi, no me dejes solo, somos como familia, apóyame en mi felicidad, no dejes que te laven el cerebro. —Pidió Jungkook.

— No puedo apoyarte en algo que te daña, ni tampoco pienso seguirte cuando ofendiste a personas inocentes, le debes una disculpa a Jimin, las palabras lastiman mucho.

— ¿Lo sigues defendiendo? Y yo que pensé que quizás podíamos volver a ser amigos, que iluso fui. —Preguntó incrédulo— No, ¿sabes qué? Yo soy el único tonto aquí, por creer que podríamos volver a ser hermanos del alma, pero no te puedo liberar de las garras del mal, lástima, quería que fueras parte de mi futuro, pero algunas cosas simplemente no pueden ser.

Jungkook le entrego con brusquedad a Yoongi la carpeta que traía en mano y se fue, no sin antes golpear con el hombro a Jimin, haciendo que el rubio se tambaleara, de no ser por el agarre de Yoongi, probablemente hubiera caído al suelo.

— Te llevaré de regreso a la habitación, no deberías estar aquí. —Dijo llevándolo al elevador.

Jimin le siguió sin rechistar, Yoongi tenía envuelto su brazo alrededor de la cintura del rubio, Jimin no quería arruinar el momento, quería sentir su toque un poco más, sin embargo, era el momento para aclarar las cosas.

Una vez que entraron al elevador Jimin habló.

— Siento lo de Jungkook. —Murmuró.

— Él es el que no reacciona, solo él tiene la culpa. —Respondió Yoongi.

— Si no me hubieras conocido quizás todo estaría bien, quizás Taehyung, Jungkook y tú serían los tres mosqueteros, amigos hasta el final.

Oh no, mal comentario, Yoongi hizo una mueca de disgusto, como si hubiera probado el limón más ácido.

— Por favor, deje de decir tonterías señor Park. —Dijo Yoongi volviéndole a tratar formal.

— Quizás todo fue mi culpa, su distanciamiento y eso, es solo que no puedo evitar el sentirme culpable. —Murmuró Jimin.

— No fue así, Jungkook ya no es un niño, sabe lo que hace, solo busca dañarse a él mismo aunque se niegue a verlo. —Yoongi apretó el agarre a la cintura— Todo está bien, no fue tu culpa.

— Yoongi... Sé que siempre evitas este tema, pero de verdad necesito explicarte lo que paso, solo escúchame, si después de explicarte quieres alejarte lo entenderé por completo.

Yoongi retiro su brazo de alrededor de Jimin y aclaró su garganta. Por un segundo Jimin pensó que Yoongi había aceptado hablar con él, sus ilusiones fueron destruidas al ver al médico salir del elevador sin esperarle.

Jimin tomó un respiro antes de comenzar a caminar detrás de Yoongi, en silencio, se había prometido solo intentarlo una vez, no lo hostigaría con insistencias, sabía que Yoongi lo llevaría a la habitación y después lo dejaría, también sabía que después de eso posiblemente no haya interacción entre ambos.

Era terrible la sensación de culpa que tenía, pero no podía hacer nada, después de todo, nada de lo que estaba pasando era su culpa, no había solución que hacer para todo aquel mal.

Ambos entraron a la habitación, Yoongi ayudó a recostar a Jimin en la cama y cuando Jimin esperaba ver al pelinegro darse vuelta y caminar, vio cómo tomaba asiento a un lado de él.

— Te escucho. —Murmuró Yoongi cruzándose de brazos.

— Yo... —Jimin no sabía por dónde empezar— Sé que los Park te hicieron mucho daño, sé que probablemente mi familia destruyo a la tuya, todos pensaban que los Park eran perfectos, sin embargo, nadie escuchaba lo que pasaba detrás de las paredes, todos tomaban un lugar frente a la sociedad, sonreíamos con falsedad, todo el mundo piensa que éramos perfectos, incluso tú, piensas que vivía maravillas ahí dentro, pero he visto y vivido cosas que nadie más ha hecho, todo era una farsa, todo siempre se hacía a beneficio de Seung.

— ¿A dónde quieres llegar? ¿A cómo idearon el plan para burlarse de mí después de causarme tanto dolor? Ve al punto Jimin.

— Estoy en el maldito punto, todo lo que importaba siempre era él, en esa casa todos eran torturados menos él. —Alzó la voz sin importarle que alguien pudiera escuchar— Nunca pensé que estábamos conectados, en tiempos oscuros tu madre fue mi luz, tú no fuiste el único dañado por los Park, no sabes lo horrible que era vivir en esas 4 paredes, los gritos, golpes, castigos sin razón, ¿sabes quién hacía que todo dejara de ser un infierno? Mi nana, tu madre. —Jimin no pudo evitar soltar lágrimas— Después de vivir tanto tiempo sin un techo, cuando llegue a tu casa trate de guardar un buen comportamiento, buscaba mil formas de agradecerte o pagarte lo que hacías por mí, trataba de hacerte feliz, tenía miedo, miedo de hacer algo mal y automáticamente recibir un castigo, yo no sabía que eso no era normal, en la casa de los Park siempre había reglas y castigos y era tan ciego que pensaba que era normal, sin embargo, nunca hiciste nada para dañarme, incluso me ayudaste a superar mis peores traumas junto con Rosé.

Yoongi no hablaba, solo escuchaba atentamente.

— Sé que nunca te diste cuenta de mi comportamiento tú solo, Hoseok tuvo que intervenir para llegar a Rosé, eras bastante distraído y muy lindo. —Agregó— El punto es que jamás quise hacerte daño, al menos no intencionalmente, yo no habría tenido corazón para lastimarte. Nunca te relacione con mi nana a pesar de que ambos tenían el apellido Min, fue hasta aquella vez cuando me enseñaste la foto de tus padres que reconocí a mi nana, sé que fue un error no hablar con la verdad desde el inicio, temía por tu reacción, además esperaba verla pronto y aclarar juntos de donde nos conocimos, no fui yo quien terminó con su vida, no fui yo quien te daño durante todos estos años, y sé que no es suficiente, pero me disculpo por tener el mismo apellido y sangre de quien te hizo daño todos estos años, si pudiera remediar todo lo que él hizo, de verdad lo haría, lo siento tanto. —Balbuceó entre lágrimas antes de cubrir su rostro con ambas manos.

Escucho como Yoongi se levantaba de su asiento, Jimin pensó que iba a abandonar la habitación, pero no fue así, siento como dos brazos lo envolvían.

— Siento no haberte escuchado antes, me dejé cegar por el dolor y rencor. —Apoyó su barbilla en la cabeza de Jimin— Lo siento tanto, cariño, perdóname por ser un idiota, recompensaré todo.

— Todo está bien Yoongi, todo está bien. —Lo consoló Jimin intentando que ambos se calmaran.

— Cuando mi madre murió, me llegó un mensaje, decía que era una advertencia. —Habló Yoongi— Y después de descubrir tu identidad no pude evitar relacionarlo contigo, lo siento tanto.

— Se encontrará al culpable tarde o temprano. —Aseguró— Por cierto, ya sé que las multas de comida son falsas.

— No podía dejar que dejaras de comer por mi culpa, el mundo se podía estar cayendo, pero me partía el alma verte así. —Yoongi comenzó a acariciar los suaves cabellos rubios de Jimin— ¿podemos comenzar de nuevo? Estar lejos de ti me provocó un gran dolor.

— Sin embargo, tu orgullo era más grande que ese dolor.

— Jimin...

— Promete no huir nuevamente, si algo pasa entre nosotros lo aclararemos antes de tener una pelea, promételo.

— Así será, cariño, te amo. —Yoongi se separó para poder besar los dulces labios del rubio.

Y en aquel beso pudo probar aquel dulce sabor que tanto extrañaba.

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