22
El doctor Min revisaba el diagnóstico con precisión, como lo sospechaba su diagnóstico era acertado, su paciente padecía el síndrome del corazón roto.
— Usted tiene algo llamado síndrome del corazón roto, también conocido como miocardiopatía por estrés. —Min Yoongi miró la mirada desconcertada de aquella elegante mujer— Esa es la razón de su dolor torácico repentino, usted no estaba teniendo un infarto, pero el síndrome le hizo creer que sí.
— ¿Usted sabe que lo causó? —Preguntó con angustia Park Sandara a la vez que abrazaba su bolso.
— Es común que este síndrome se desarrolle debido a emociones fuertes, como tristeza y preocupación, pérdidas familiares o algún otro asunto que la mantenga con emociones negativas.
— Bueno, ¿cuál es la medicina que debe de tomar? No tenemos tiempo para explicaciones. —Habló Park Seung.
— Afortunadamente, todo se detectó a tiempo, le daré unos medicamentos que ayudarán a que su corazón tenga menos carga de trabajo, necesita guardar reposo y descansar, no tener emociones fuertes ni preocupaciones por un lapso de tiempo, esto ayudará a que el síndrome desaparezca y evitaremos que esto se complique y tengamos llegar a una cirugía o incluso la muerte. —Explicó con amabilidad— Pero no se preocupe, se recuperará, solo recuerde que la tranquilidad es importante.
— Si ella muere no habría mucha diferencia, ni siquiera importaría. —Dijo Park Seung riendo cómo si de una broma se tratase.
Yoongi ignoro el comentario quedándose callado, escribió la receta y se la entrego a la señora.
— Gracias por tu ayuda Min, espero no volver a necesitar un favor tuyo.
— Son 23 mil wones por la consulta. —Dijo Yoongi.
— Considera seguir teniendo trabajo como tu paga, no me cuesta nada llamar al encargado de este lugar y hacer que te despidan, tengo muchos contactos. —Seung tomo del codo a la señora Park y le hizo salir del consultorio.
Yoongi tenía un amargo sabor de boca por aquella visita, ¿por qué las personas con dinero siempre eran tan mierdas? Si tan solo pudiera vengarse y hacer que aquel hombre recibiera cada mal trato que le dio desde niño.
— Pobre mujer, vive una condena. —Musitó.
Seokjin se encontraba de rodillas frente a la taza del baño en el hospital, había estado encerrado ahí alrededor de una hora, tenía un mal estar estomacal que no le dejaba conservar su desayuno dentro, era lo mismo cada mañana, pero a pesar de trabajar en un hospital se negaba a agendar una cita y ser revisado, no lo necesitaba, ya pasaría.
Con pesadez se levantó y bajó la cadena despidiéndose de su desayuno, camino hacia el lavamanos para lavar su rostro y dientes, cuando vio su reflejo pudo ver con detalle lo demacrado que se veía, no era el mismo Seokjin de hace un mes, la vida había comenzado a apestar, pero por si las dudas continuaba como si nada estuviera pasando.
Cuando su aspecto regresó a ser decente, se encaminó hacia su consultorio, tenía citas que atender, no podía detener su trabajo.
Jimin y Yoongi se encontraban sentados esperando a que el médico llegará, cuando vieron a Seokjin acercarse, rápidamente se pararon de sus asientos.
— Lo siento chicos, parece ser que ya se me hace costumbre llegar tarde. —Dijo con una sonrisa— Adelante, pasen.
— ¿Has dormido? Te ves mal. —Dijo Yoongi al entrar al consultorio.
— Estoy perfecto, tan fresco como si tuviera 20 años.
— Tan fresco como si estuvieras en finales de universidad. —Contraatacó Yoongi— Jin, no quiero ser entrometido, pero hablé con Namjoon el otro día y me contó la situación, si ese es el problema, ¿han pensado en la adopción?
— ¿Adopción? ¿Sabes lo difícil que es adoptar? Nadie dejará adoptar a una pareja homosexual, nos harían esperar años para después negarnos el derecho a ser padres por el simple hecho de ser ambos hombres, sin importar nuestra ilusión, destruirán nuestro sueño. —Dijo Seokjin— Es mejor que cada quien siga su camino, los divorcios son algo normal, es el ciclo de la vida. —Su voz era temblorosa, quería llorar— Además, Namjoon es joven y muy guapo, no tardará mucho en encontrar a alguien más, solo espero que sea feliz.
— Pero Jin...
— Pero nada, dejemos de hablar de mí, nunca es bueno mezclar trabajo con la vida personal. ¿Cómo has estado Jimin? Ya vamos en el séptimo mes, cada vez falta poco. —Sonrió.
— He estado bien, últimamente se mueve mucho, aunque mi espalda comienza a doler y mis pies a hincharse. —Contestó Jimin acariciando su estómago con delicadeza.
— Es completamente normal, tendrás que soportarlo un poco más, es posible que también comiences a tener picazón en la piel y que te salgan pequeñas estrías, te recomendaré una crema con vitamina y elasticina para ayudar con eso, ahora vamos a ver al pequeño. —Seokjin se levantó de la silla dirigiéndose a la camilla y le indicó a Jimin que subiera— Mismo procedimiento de cada mes. —Sonrió colocando gel sobre el estómago ya descubierto de Jimin.
Yoongi se acercó a ambos chicos, sus ojos brillaban como si en ellos hubiera estrellas, no sabía en qué momento le había comenzado a emocionar las visitas mensuales en donde ambos podían apreciar al pequeño.
Su vida había cambiado tanto en tan solo algunos meses, ahora era feliz.
— Ahí está. —Anunció Seokjin— Podemos ver su brazo y manitas, ahí está su... rostro. —Mencionó desconcertado y de repente arrugó el ceño, parecía que algo no iba bien.
— ¿Pasa algo? —Preguntó Jimin preocupado.
Pero Seokjin no le dio respuesta, simplemente se dedicó a mover el aparato por el vientre de Jimin, parecía buscar algo, su rostro mostraba confusión.
— No, nada, es solo que vi algo, pero lo confirmaremos la siguiente cita, no es nada grave, el bebé está en perfecto estado. —Le extendió un pedazo de papel a Jimin para que se limpiara— Les imprimí unas fotos del ultrasonido, en un momento se las entrego, son muy lindas. —Chilló emocionado.
Jimin se preparaba para dormir, con la pijama de seda color azul puesta, comenzó a observarse en el espejo del baño con una gran sonrisa.
— Bebé te dije que todo iba a mejorar, todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero te prometo que serás muy feliz, papá trabajará duro para darte todo, afortunadamente nos hemos cruzado con personas muy buenas. —Descubrió su vientre con delicadeza— Cada vez estás más grande, ¿estás cómodo ahí adentro?
Jimin sonría con felicidad hasta que su vista se dirigió hacia un punto en específico, una línea roja que comenzaba a crecer al costado de su ombligo, esto hizo que la sonrisa de Jimin se desvaneciera automáticamente.
Sus ojos se habían posado en una estría, era tan pequeña como su dedo meñique, pero era lo suficientemente grande para ser notable.
"Las estrías producen asco"
"Estás gordo como una vaca"
"Nadie te desearía así"
Recuerdos de palabras que herían como si de navajas se tratasen, ¿Yoongi pensaría lo mismo?
"Solo está contigo por lástima"
Jimin con manos temblorosas busco el frasco de crema que Seokjin le había recomendado para las estrías y se lo puso en la piel, esperando un milagro, esperando que esa pequeña línea se quitara de la nada, pero ¿cómo podía algo tan pequeño provocar un complejo tan grande?
— Cariño, iré a dormir primero, te espero en la cama. —Anunció Yoongi deteniéndose en la puerta del baño.
Jimin no tardó mucho en seguirle hasta la cama, contempló como Yoongi revisaba el celular antes de dormir, su rostro era tenuemente iluminado por la luz de la lámpara encendida al lado de él, se le quedó viendo hasta que Yoongi noto su mirada.
— ¿Pasa algo? Ven aquí cariño. —Palmeó con suavidad el lado derecho de la cama.
Jimin se sentó con delicadeza en la cama y miró detalladamente el rostro frente a él, Yoongi era alguien muy apuesto, ¿qué pensará Yoongi de él? ¿Su cuerpo le dará asco? ¿Se alejará? Jimin no podía evitar cuestionarse.
— Y-Yoongi, ¿soy bonito para ti? —Con timidez las palabras salieron de su boca.
— No, no es solo para mí, para todos eres precioso, eres una hermosa rosa que crece en mi jardín. —Yoongi remojó sus labios— ¿Qué te hace dudar de tu belleza?
— Nada es solo que... —Dudó un poco— Me preguntaba si tú... ¿t-tú me deseas?
El pelinegro atrajo el cuerpo del menor hacia su pecho y le abrazo.
— Claro que te deseo, deseo que tus labios acaricien los míos cada mañana, deseo ver tu hermoso rostro y tocar tus suaves manos todos los días, deseo que seas mi compañero hasta la muerte y que completes mi corazón, Jimin me tienes a tus pies.
Jimin se sonrojó ante las hermosas palabras del pelinegro.
— N-No. —Susurró nervioso separándose del mayor— Me refiero a otro tipo de deseo.
Yoongi pareció entenderlo al instante.
— Oh cariño, el sexo no es importante para construir una relación, no tienes que preocuparte por ello. —Le sonrió cálidamente a Jimin.
Jimin pareció desanimarse, bajando la vista.
«Taehyung tenía razón, es solo lástima, no le gusto.»
— ¿Mi cuerpo no te parece lindo? —Susurró.
— Bebé, que no quiera apresurar las cosas no significa que no me guste tu cuerpo, es hermoso, pero esperaré al momento cuando estés listo.
— Tengo estrías, ahora es imperfecto.
«Quizás te provoque asco» pensó.
— Las estrías son hermosas Jimin, no te preocupes por ello, son completamente hermosas. —Yoongi acarició la mejilla del menor— Eres imperfectamente perfecto, tu cuerpo es el país de las maravillas y nada me haría más feliz que besar cada rincón de él.
— ¿El sexo en el embarazo es peligroso?
Yoongi rio con timidez ante la inesperada pregunta.
— No cariño, si se tiene cuidado no debe de haber problema alguno.
— Entonces... bésame, besa cada rincón de mi ser.
— ¿Estás seguro? Mi cielo, no tienes que hacerlo por presión.
— Lo quiero, realmente lo hago.
Jimin se inclinó y comenzó a besar al mayor, sus suaves labios acariciaron los ajenos, los labios del menor eran tan dulces como la miel, sin duda, eran adictivos.
— ¿Estás seguro Jimin? —Volvió a preguntar Yoongi entre besos.
— Estoy seguro Yoongi, tengamos sexo. —Con manos temblorosas Jimin intentó desabrochar la camisa de pijama color gris de Yoongi, pero fue parado en seco.
Yoongi lo tomó de las muñecas y alejó las manos del rubio de su pecho con delicadeza.
— No tendremos sexo, te haré el amor, sin prisas, te llevaré a las estrellas, seremos nosotros en nuestro paraíso.
Los labios de Jimin fueron besados con suavidad y ternura, los labios del mayor fueron bajando, dejando un largo camino de besos húmedos, Yoongi beso la barbilla, cuello y clavículas del menor, cada uno de los besos estaban impregnados con amor.
El pelinegro comenzó a desabotonar despacio la camisa de pijama de Jimin sin quitarle la vista de encima, ambas miradas estaban conectadas y poco a poco las prendas de ambos desaparecieron, el calor subía por sus cuerpos, continuó esparciendo besos por el cuerpo de Jimin besando cada rincón, incluso la estría que tenía cerca del ombligo.
Yoongi era tan atento y suave con sus movimientos, lo besaba como si fuera un frágil cristal apuntó de romperse.
— Eres lo más bello que mis ojos han visto.—Besó los labios del menor.
Con gentileza el pelinegro lo preparó, asegurándose de no lastimarlo en el proceso, una sonrisa de satisfacción adorno su rostro cuando escucho un jadeo proveniente del menor.
— Y-Yoongi. —Lo llamó.
— ¿Sí?
— Me gusta. —Gimió— Se siente bien.
Jimin sentía su cuerpo temblar aunque para ese momento no sabía si se trataba de nervios o de simple placer.
— Mereces millones de caricias, quisiera protegerte siempre. —Habló Yoongi entre besos— Cariño, súbete encima de mí, móntame.
El rubio con cuidado se posicionó encima del mayor quien ya se encontraba tendido en la cama, su cuerpo rogaba por más contacto, Jimin tenía extrañamente sed de Yoongi, con tranquilidad ambos cuerpos se unieron, dando inicio a un lento vaivén.
En aquella habitación solo se podían escuchar sus respiraciones agitadas, gemidos y jadeos.
En aquella habitación habitaba un amor, dos bocas, no había nada que los impidiera estar juntos, solo eran ellos.
Jimin llevó sus manos al rostro de Yoongi, acariciando sus facciones, hipnotizado por todas las sensaciones de su cuerpo, hipnotizado por los ojos del mayor.
El pelinegro atacó nuevamente los labios de Jimin sin poder evitarlo, aprovecho la cercanía de ambos rostros y probo por milésima vez en la noche esos dulces labios que lo estaban volviendo loco.
El vaivén aumentaba de velocidad, cada vez ambos estaban más cerca de llegar, podían sentir sus piernas temblar, el primero en liberarse fue Yoongi y al contrario de lo que el rubio pensó, el pelinegro comenzó a acariciar su erección ayudándolo a liberarse también, llegando ambos así al mayor punto de placer.
Cuando finalizaron con sus abdómenes manchados, trataron de normalizar su respiración, ambos tenían una sonrisa en el rostro.
Yoongi fue el primero en levantarse, caminando al baño para limpiarse, cuando volvió a la habitación, limpió los restos de fluidos que quedaron en el cuerpo de Jimin, todo estaba siendo tan diferente a lo que el rubio conocía.
El pelinegro se aseguró de que ambos estaban completamente limpios y dejó un beso en la frente del menor antes de volver a acostarse bajo las sábanas junto a él.
— ¿Están bien? ¿Fui muy rudo? —Yoongi acarició el sedoso cabello de Jimin— Lo siento si en algún momento me deje llevar y fui muy brusco.
— No, todo está bien Gigi, fue simplemente perfecto.
Una gran sonrisa apareció sin permiso, ante el lindo apodo, haciendo que Yoongi mostrará sus lindos dientes blancos, se sentía tan bien, había encontrado a Jimin cuando ya no sabía que buscar, era una bendición sentir su cabellera sobre su pecho.
— Jimin, si un día te fallo quiero que no me perdones porque no mereces que nadie te trate mal.
— Nunca podrías lastimarme ni mucho menos fallarme Gigi, eres todo lo que necesito, te confío mi corazón, sé que lo cuidaras bien. —Murmuró Jimin— Mejor prométeme tú algo, sé que no es tu responsabilidad, pero si un día muero, promete que no dejarás a Muffin solo, cuida de él y también promete que le hablarás de mí.
— Eso no pasará, estarás junto a nosotros mucho tiempo, nadie morirá.
— Solo promételo.
— Está bien, cuidaré de ambos hasta el final de mis días, estarán seguros, lo prometo. —Besó la punta de la nariz del menor— Aunque no lo prometiera en voz alta, siempre serán mi prioridad.
Jimin sonrió como si fuera un pequeño niño en navidad, era tan feliz.
— Yoongi. —Suspiró enamorado— Te amo y mucho.
— Yo también te amo bebé.
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