20
El turno de la noche era bastante aburrido para Min Yoongi, puesto a que no había mucho que hacer, los pacientes eran pocos y solo le restaba intentar no dormir toda la noche.
Lo único que podía hacer era extrañar a sus chicos mientras miraba enternecido el fondo de pantalla de celular.
En su pantalla estaba Jimin vestido con un pijama azul cielo, con su rubio cabello alborotado, acababa de despertar e intentaba cubrir su lindo rostro de la cámara de Yoongi.
Esa fue la primera noche que ambos decidieron dormir juntos, abrazados uno del otro, la parte favorita de Yoongi fue observar las delicadas facciones de Jimin mientras dormía, logrando sacar muchas fotos y unos cuantos videos.
De un momento a otro su galería dejó de ser suya para llenarse de fotos de Jimin, Yoongi amaba tomar fotos del rubio haciendo cualquier cosa, incluso acciones tan simples como bostezar.
Quería quedarse toda la madrugada mirando fotos de su chico, sin embargo, la alarma de emergencias comenzó a sonar avisando que había trabajo que hacer.
Guardo su celular en el bolsillo de su bata y corrió hacia la entrada de emergencias, donde vio como los paramédicos bajan de la ambulancia y entraban con un chico delgado en una camilla.
— Joven de aproximadamente 17 años, complexión delgada, tez blanca y con aproximadamente 4 meses de embarazo, un doncel. —Habló uno de los paramédicos— Se encontró tirado a un lado de un puente, se cree que fue un intento de suicidio, tiene signos de agresión y abuso físico, al igual que dos posibles costillas rotas, no se encontraron datos o alguna identificación que nos ayude a saber su identidad.
Yoongi se quedó estático al ver a aquel muchacho de cabello castaño, su delgado cuerpo hacía que su estómago resaltarse, sus labios secos y pálidos, su vida estaba abandonando su cuerpo.
Yoongi simplemente asintió y con ayuda de dos enfermeros comenzó a revisar a aquel muchacho.
Encontrando signos de agresión, moretones, cicatrices y cortes esparcidos por todo su cuerpo, algunos recientes, otros ya viejos, Yoongi sabía que ese chico vivía un infierno en vida, no le cuestionaba por querer abandonarla.
— Necesitamos radiografías para asegurarnos de que las costillas no están perforando nada, aunque logramos estabilizarlo no me gusta lo lento que va su ritmo cardíaco. —Dijo Yoongi.
Como profesional Yoongi tenía que actuar rápido y no dejarse llevar por la impresión, sabía que los donceles no eran bien tratados, la sociedad tenía mierda en la cabeza.
Pero no podía evitar comparar a aquel indefenso chico con Jimin, ¿cuánto habrá sufrido cuando estaba solo? ¿Lo habrán lastimado?
Si en algún momento le pasaba algo a Jimin, el pelinegro perdería la cordura misma, no podía vivir sin su chico, ¿cómo es posible que en tan solo cuatro meses haya caído en las ramas del amor?
Yoongi adoraba a Jimin con su vida y no permitirá que alguien le volviera a hacer daño.
Jungkook se encontraba sentado en el regazo de Taehyung, disfrutando una linda tarde en su apartamento, amaba cuando el mayor accedía a mimarlo.
— Tranquilo bonito, ya se dará cuenta de la gran amistad que perdió. —Taehyung acariciaba con suavidad la espalda del menor.
— Es que no lo entiendo, somos amigos desde hace años, debería apoyarme a mí y no a un tipo que acaba de conocer hace meses. —Habló Jungkook— Yoongi ha cambiado tanto.
— Jimin debe ser quien se le metió hasta por los ojos, lo debió haber manipulado. Él tiene la culpa de todo.
— Jimin es alguien amable, no haría mal Taehyung.
— ¿Quién culparía a la oveja blanca? Todo el mundo cree que es bueno, pero en realidad todo lo contrario. —Dijo Taehyung— Dime ¿Yoongi apoyaría nuestra relación si no hubiera conocido a Jimin?
— Él estaría muy feliz por mí, estaría feliz de que al fin encontré el amor.
— ¿Lo ves? Él cambió por Jimin. —Sonrió con ironía— Lastima que ese chico solo busca estafar a tu amigo, seguro planea quitarle todo.
Jungkook agachó la cabeza parecía desanimado, a veces dolía separarse de las personas y más cuando eran ellas las que te rechazaban.
— No te desanimes bonito, siempre me tendrás a mí, pase lo que pase, jamás te abandonaré. —Taehyung beso la mejilla de Jungkook— Te protegeré de todos.
— No puedo dejar de estar triste, fue una amistad de años, bebé si me abandonas tú, estoy seguro de que mi corazón morirá de tristeza. —Murmuró decaído.
— Solo somos tú y yo contra el mundo, nadie más, deja de pensar en personas que te hacen mal, tu corazón me pertenece, solo me necesitas a mí.
— Nunca me dejes. —Murmuró con voz quebrada.
— Deberías dejar de trabajar en el hospital, es un ambiente muy tóxico para ti. —Taehyung tomo el mentón del menor conectando sus miradas— No quiero que nada te lastime, eres mi prioridad bonito.
— No puedo dejar mi trabajo tan fácil Tae, sería renunciar a todo lo que tengo, yo no nací en cuna de oro.
— Ya te lo dije bebé, todo lo que necesitas soy yo, te puedo dar una vida digna sin que muevas un dedo.
— ¿Y si un día lo nuestro acaba?
— No acabará, estaremos juntos hasta la muerte. —Taehyung le robó un corto beso al menor— Los demás jamás supieron apreciarte como yo lo hice, eres mi bello muñeco.
Jungkook era su bello títere.
— Hombre, no me puedes hacer esto. —El pelinegro hablaba solo en la cocina— Solo tengo 1 hora, esto no me puede pasar.
Yoongi sacaba el bizcocho quemado del horno decepcionado, primero había salado la comida y después había quemado el postre, hoy tenía mala suerte.
Yoongi sabía que debía hacer ahora.
— Buenas tardes, ¿restaurante the rose? ¿Tienen servicio a domicilio?
Jimin había salido a hacer unas entregas de su pequeño negocio con los vecinos, afortunadamente algunos vecinos habían accedido a ayudar a Yoongi y entretenerle un poco en su camino.
El mayor no tenía idea en que momento había crecido la popularidad de los pasteles de Jimin en el vecindario, pero se alegraba mucho, el rubio parecía feliz y eso le era suficiente.
La orden a domicilio no tardó mucho en llegar, tenía suficiente tiempo para emplatar así que el pelinegro sacó los pedazos de carne del paquete y los puso en una sartén ensuciándola con la misma grasa y jugos de la carne, mientras tanto saco la sencilla ensalada y la vertió en un contenedor, con rapidez escondió los empaques detrás del pequeño bote de basura de la cocina, esperando que Jimin no lo notará, prendió la sartén para calentar un poco los trozos de carne y en ese momento Jimin entró.
— ¡Huele bastante bien! —Exclamó el rubio— ¿Cocinaste algo?
Jimin llegó a la cocina viendo al pelinegro remover los pedazos de carne en la sartén.
— Llegaste a tiempo, estaba por emplatar. —Le sonrió a Jimin— ¿Qué tal tu día cariño?
— Bien, aunque me duele la espalda un poco, mi estómago comienza a pesar, perdón por tardar afuera, fui a hacer unas entregas y no sabía que llegarías temprano, según yo aún no termina tu turno en el hospital. —Se disculpó.
— Casi no tuve pacientes hoy, pensé que sería bueno pasar algo de tiempo de calidad con mi bella flor. —Le sonrió colocando los alimentos en platos con delicadeza.
— ¿Celebramos algo hoy? —Dijo Jimin al ver el comedor con un mantel blanco y una sola rosa en un florero al centro.
— Quizás. —Yoongi colocó los platos en la mesa y saco la rosa del florero— Una rosa para mi bella flor.
Jimin cubrió su rostro con sus manos, se había sonrojado.
— Ahora tu rostro combina con tu suéter y la rosa, tan lindo.
Jimin tomó la rosa y aspiró su familiar olor, para luego colocarla nuevamente en el florero con agua.
Ambos se sentaron quedando frente a frente, sus mirabas se conectaban y sus corazones latían al compás.
— Aún no me acostumbró a que me digas cosas lindas, pero me encanta, nunca dejes de hacerlo Yoongi.
— Jamás dejaré de hacerlo cariño, solo déjame seguir viendo tus hermosos ojos hasta el amanecer y seré feliz toda mi maldita vida.
Ambos chicos entre frases melosas y palabras románticas siguieron comiendo, ignorando al mundo, solo existían ellos dos.
— ¿Por qué no cocinas seguido? Esto está muy bueno. —Dijo Jimin masticando un pedazo de carne.
— Ni siquiera yo sabía lo bueno que soy para la cocina, supongo que es porque casi no tengo tiempo. —Dijo nervioso— Tú sabes, mucho trabajo, antes de ti trabajaba 24 horas, 7 días a la semana.
— Tal vez solo necesitas confianza, cuando era niño amaba la cocina, sobre todo la repostería, incluso soñaba con abrir una pastelería, pero papá decía que era solo para niñas, entonces la odie, pensaba solo ¿qué diría la gente si me viera haciendo esto? Mi nana me animo a retomarla, pero yo lo seguía odiando, le intentaba demostrar a papá que era un hombre bien hecho, entonces perdí toda la confianza en cosas que me gustaba hacer, solo por una persona, solo por el que dirán. —Habló Jimin— ¿Sabes? A pesar de todo, mi padre jamás estuvo conforme conmigo y yo era totalmente infeliz. A lo que quiero llegar es que no le des importancia al que dirán, siempre habrá personas que no estarán de acuerdo, además la cocina también es para chicos.
— ¿Aún sueñas con abrir tu pastelería?
— Algunas veces. —Sonrió melancólico— Perdona si habló mucho, las sesiones con Rosé me ponen a reflexionar sobre muchas cosas, pero Yoongi si tienes un sueño hazlo, ve a por ello, no importan los demás.
«Mi sueño es pasar el resto de mis días a tu lado» Pensó Yoongi.
— Creo que mi sueño está por cumplirse, estoy caminando hacia él.
— ¡Así se hace! —Exclamó Jimin— Yoongi, ¿me diras la razón de esta cena?
El pelinegro abrió los ojos con sorpresa, estaba tan enfocado en Jimin que él mismo lo había olvidado.
Con las palmas de sus manos comenzando a sudar y los nervios a flor de piel, aclaró su garganta antes de comenzar a hablar.
— Mi bella flor, te has convertido en alguien muy importante para mí, haces que cada día quiera vivir y ser feliz, haces que mi corazón lata por ti, me tienes a tus pies como un loco enamorado. —Con las manos temblorosas busco entrelazar los dedos de su mano con los de Jimin— Quizás es muy pronto para decirlo, pero te amo, te amo tanto y eres mi sol, mi luna y mis estrellas, mi luz que me guía, aquella vez en la playa dijiste que me dabas esta oportunidad para robar tu corazón, no sé si lo he conseguido, sinceramente espero que sí. —Soltó una risa tímida mientras sacaba con manos temblorosas una caja de terciopelo del bolsillo de su pantalón de vestir azul marino— Tú... ¿Quieres ser mi novio? —Sentado frente a Jimin abrió la caja mostrando un par de lindos anillo de plata.
Jimin se quedó perplejo, no esperaba nada de eso, en realidad en su cabeza ellos ya eran novios desde la primera vez que sus labios se tocaron.
— N-No te sientas presionado. —Tartamudeo Yoongi— Entiendo si aún no estás listo, yo te esperar–
— No, no, no, si quiero, claro que quiero. —Jimin habló— Es solo que estoy sorprendido, no esperaba nada parecido.
Yoongi sonrió y sacó uno de los anillos tomando con delicadeza la mano de Jimin colocado el anillo suavemente en el dedo del menor.
— Es un anillo de promesa, te prometo que mi amor por ti será eterno aunque no estemos juntos, espero un día poder cambiarlo por uno de compromiso o incluso matrimonio. —Soltó provocando que a Jimin se le iluminará la mirada.
— ¿Entonces ahora somos novios? —Dijo Jimin en tono tierno.
Yoongi asintió feliz levantándose para darle un beso al menor.
— Te amo Jimin. —Murmuró Yoongi contra los labios del rubio.
— Te amo Yoongi. —Dijo tomando la iniciativa para darle otro beso al mayor.
Yoongi se sentía enamorado, lleno de alegría y completo, Jimin se sentía feliz e incluso el bebé dentro del rubio se movía de felicidad, finalmente el menor se sentía en casa, un lugar donde siempre era recibido con los brazos abiertos, deseaba quedarse ahí para siempre, al lado de su media naranja, su hogar era el cálido corazón de Min Yoongi.
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