4. Gonna fly now
¿Valía la pena?
Esto lo estaba haciendo por dinero, pensó.
El cielo aún estaba oscuro y parecía que tardaría un buen rato en amanecer. Sólo algunas aves parecían acompañar a JongIn en su camino, trinando a su paso; al menos no estaba completamente solo.
Una banda sobre su frente impedía que el sudor —ni su cabello— cayera directamente en sus ojos, decidió salir con pantalones largos, ya que la última vez había sufrido debido al frío por vestir una prenda más corta. JongIn mantenía una postura erguida, con sus brazos cerca de su pecho mientras trotaba, siguiendo la ruta que el mismo KyungSoo había señalado para él en un mapa.
5 Kilómetros que debía recorrer en un trote suave, manteniendo el ritmo. Este era el tercer día de duro entrenamiento impuesto por el entrenador Do.
Cuando llegó la mañana del lunes, luego de las peleas callejeras del sábado, los boxeadores de la academia ya se habían enterado de la próxima pelea con todo y lujo de detalles, debido a los rumores que el mismo WooBin y los espectadores se habían encargado de esparcir, llamándolo "la gran pelea".
Y aunque a JongIn no se lo dijeran directamente, era claro que en esa academia no tenían ni una gota de aprecio por WooBin, lo que sea que haya ocurrido fue bastante grave como para que ellos se les viera bastante emocionados por la pelea, confiando en que JongIn ganaría.
Con la presión sobre sus hombros y el entrenamiento exigente de esos días, JongIn estaba nervioso, no lo negaría.
Al cruzar en una esquina durante su marcha, JongIn escuchó pasos detrás de él, no le agradó aquella sensación ya que estaba pasando por una zona no muy segura de la ciudad y en la oscuridad, antes del alba, temió que lo estuvieran siguiendo con malas intenciones.
Una figura más baja fue apareciendo entre las sombras hasta quedar a su lado. JongIn sintió que su corazón daba un vuelco, aliviado. Do KyungSoo quien silenciosamente le estaba acompañando.
Y aunque estuviera cansado, sonrió al perfil serio del más bajo.
—Ojos al frente, JongIn —dijo sin siquiera mirarlo o detenerse—. Siempre enfocado.
—No esperaba que te me unieras —contestó entre jadeos.
—No malgastes tu energía.
—No siento que estoy desperdiciando nada —agregó con gran esfuerzo intentando que su voz se mantuviera estable al tiempo que no bajaba el ritmo de su trote—, si estoy hablando contigo.
Vio de soslayo a KyungSoo resoplando algo fastidiado, antes de acelerar, dejándolo botado a unos metros.
No podía dejar de aprovechar aquella oportunidad, ya que desde el sábado en la noche no había podido pasar ni un momento a solas con KyungSoo. Siempre había algo por hacer dentro de su entrenamiento, además los otros boxeadores siempre estaban en la academia, prestos a enfrentarse con JongIn para que estuviera preparado para el día de la pelea.
JongIn aceleró el paso hasta que pudo mantenerse al mismo nivel del otro hombre.
Los primeros rayos de sol aparecieron cuando estaban llegando al piel del templo Jogyesa, allí donde culminaban los 5 kilómetros. JongIn dejó caer las palmas de sus manos encima de sus rodillas, tomando bocanadas de aire por la boca hasta que se sintió recuperado y enderezó su espalda.
KyungSoo, por otro lado, apenas se le notaba el desgaste del ejercicio en sus mejillas enrojecidas.
—No estuvo mal, JongIn. ¿Estás cansado?
No estaba dispuesto a aceptar que quería dormir todo un día para reponer fuerza.
—Para nada —expresó tranquilamente—, puedo incluso seguir otro par de kilómetros.
KyungSoo pareció sonreír divertido, hasta algo incrédulo, ¿tal vez?
—¡Genial! ¿Te parece si llegamos hasta el templo?
JongIn miró horrorizado las escaleras de acceso en una colina para llegar hasta donde señalaba KyungSoo.
—¡No! —Negó velozmente, haciendo extrañar al otro hombre—. Me refiero —señaló, esta vez calmadamente—, deberíamos apostar algo.
—¿Apostar? —pareció un tanto reacio.
—Sí —JongIn sonrió, buscando una motivación para subir esas escaleras—. El que llegue primero...
Se mantuvo pensativo en los segundos restantes, llevando un par de dedos a sus labios, consciente de la mirada de KyungSoo sobre él.
—¿Por qué todo tiene que ser apuestas? —cuestionó con sus manos en sus caderas—. Solo lleguemos hasta allí y ya.
—No. Hay que hacerlo emocionante —opinó.
El más bajo rodó los ojos.
¡Un beso! No tuvo que pensarlo demasiado, se moría en hacerlo, solo que consideró que KyungSoo no aceptaría esa apuesta.
—Una cena —propuso a cambio, sonando confiado—. Si yo gano me invitas a cenar y si tú ganas, te invito a cenar.
Lo último que vio JongIn fue una media sonrisa porque al siguiente, KyungSoo ya empezaba la carrera.
No se lo creía.
El más alto negó con la cabeza y empezó a correr, ascendiendo los escalones para alcanzar a KyungSoo, quien ya le llevaba una buena ventaja. Deseaba ganar tanto que el cansancio se evaporó.
JongIn le mostró una sonrisa de medio lado cuando se posicionó al lado de KyungSoo, antes de acelerar en los últimos escalones. Fue él quien llegó primero, solo por tres segundos de diferencia, llevándose la victoria.
La euforia creciendo desde su pecho hizo que JongIn diera saltitos de alegría, en tanto KyungSoo respiraba ahogado producto del esfuerzo.
—Esta vez tú ganas —espetó KyungSoo mirándolo con seriedad—. Toma. —Sacó del bolsillo de su sudadera una mandarina lanzándola en dirección a JongIn, quien la atrapó ágilmente entre sus manos.
—Gracias...—JongIn se detuvo por un momento, encarándolo—. Esto no —repensó lo que estaba por decir—, esto no es lo que tenía en mente como cena —Terminó sonando dudoso, cuando sólo quería coquetear un poco.
—Eres estúpido —expresó KyungSoo negando con una pequeña sonrisa que JongIn apreció.
Desde luego que lo era.
Se mantuvieron en silencio, siendo testigos del amanecer que empezaba a aclarar el cielo mientras compartían una mandarina.
Al llegar a la academia junto al boxeador, KyungSoo no esperaba ver un grupo de reporteros obstaculizando la entrada; de inmediato frunció el ceño, molesto.
Al notar su presencia se le acercaron, apuntando sus micrófonos o simplemente atentos a sus declaraciones con lápiz y una libreta en manos.
¿Es verdad que WooBin lo demandó?
¿Puede confirmar que los rumores sobre las adicciones del boxeador WooBin son ciertos?
¿Aceptó la apuesta?
¿Es verdad que el que pierda se retira?
WooBin dijo que le vencería ¿qué opina, señor Do?
La pelea del siglo...
KyungSoo intentaba ignorar a los reporteros y su muy osada manera de ponerlo en aprietos con esa clase de cuestionamientos.
En esos momentos deseaba tomar la mano de JongIn y apartarlo de allí, él no estaba acostumbrado a este tipo de asedio, pero solo se conformó al sentirlo a su lado, y al igual que él, ignorando a los reporteros, mientras él ubicaba las llaves de su establecimiento.
—¿Usted es Kai? Es usted ¿verdad?
KyungSoo en verdad le dio coraje al girar y notar que los periodistas lo habían apartado de JongIn, acorralándolo con sus preguntas instigadoras.
—Yo —JongIn bajó la mirada, encorvando su cuerpo.
Fue KyungSoo que avanzó en contra de ellos y se posicionó delante de JongIn, y a pesar de ser evidentemente más bajo que el próximo boxeador, parecía que en cualquier momento se pelearía con todos allí para mantener a JongIn a salvo.
Las mejillas de JongIn se tornaron rosas.
—Es uno de los boxeadores que entrena en mi academia —aseguró KyungSoo mirando a los ojos a cada periodista.
JongIn se lo imaginaba con su ceño más fruncido y su mandíbula apretada fuertemente mientras daba la cara a los periodistas.
—¿Es quién peleará con el favorito de WooBin?
—Así es —afirmó KyungSoo—. Y en este momento están interrumpiendo el entrenamiento para este enfrentamiento amistoso —indicó, deseando mantener esto de la manera más cordial.
Quién sabe qué carajos había dicho el otro para que los periodistas aparecieran ese día frente a su academia.
—Una última pregunta, señor Do ¿Es verdad que quién pierda no participará del torneo a realizarse en la próximas semanas?
No dudaba que esto haya sido obra del estúpido de WooBin.
—Como dije, es un encuentro amistoso, un espectáculo que estamos dando previo a la temporada de boxeo.
KyungSoo tomó del antebrazo al más alto, dirigiéndose a la puerta, no queriendo alargar esto.
—Eso es todo —indicó—. Les agradecería si nos permiten continuar con el entrenamiento.
—¿Unas palabras, señor Kai? —Un periodista osado había acercado el micrófono hasta los labios de JongIn.
KyungSoo estuvo a punto de arrebatárselo, mas se sorprendió cuando JongIn sonrió cordialmente, dirigiéndose a los periodistas con ojos cautivadores y una presencia segura cuando dijo:
—Soy Kai. Recuerden este nombre, porque no será la última vez que lo escuchen.
++🥊++
—¡Las apuestas están a favor de Kai!
Vino gritando Taemin eufórico desde la entrada de la academia, con varios rollos de periódicos en sus manos. El chico por poco se cae debido a un par de guantes que alguien, de seguro TaeYang, dejó en el suelo. KyungSoo entrecerró los ojos al boxeador que rápidamente se apuró en ir a recoger sus guantes.
Entretanto, los demás chicos corearon entusiasmados, en especial JongIn que se quitó los guantes, que había utilizado en la última pelea, para tomar uno de los periódicos en los que se hablaba del enfrentamiento de mañana.
—¡No lo puedo creer! —exclamó leyendo la nota de prensa.
JongIn no esperaba que fuera algo así, como popular en esos días. El interés en esa pelea había estado subiendo como espuma luego que esos periodistas aparecieran en la academia.
Incluso sus padres se habían manifestado entusiasmados luego que lo vieran en televisión; ya que el boxeo es un deporte en que el cuerpo expresa sus luchas contra el sistema que los oprime y da una muestra de la resistencia del ser humano. JongIn no había entendido del todo que habían querido decir sus padres, sólo se alegró que lo aprobaran.
Aunque ellos, definitivamente, no estuvieron de acuerdo con su trabajo con el jefe Im, cuando JongIn aprovechó y les confesó la naturaleza de su labor. Su madre no tuvo ningún reparo en tomarlo de su oreja, exigiéndole que buscara otro trabajo o que se dedicara al boxeo si tanto le gustaba pelear.
—No nos puedes defraudar ahora, Kai. Yo también estoy apostando a tu favor —dijo MinHo masajeando lo hombros de JongIn, sacándolo de sus pensamientos con el periódico aún en manos—. Ese WooBin es demasiado...
—Nadie quiere que un comunista gane —WonHo, que le estaba secando el sudor con una toalla, opinó secamente. A lo que los demás le secundaron—. ¿Qué se ha creído WooBin al pensar que las personas de este país apoyarían a un chino?
—Aunque no lo creas, hay muchas personas que prefieren el régimen comunista —dijo TaeYang mientras limpiaba los guantes que había usado JongIn hacía un momento.
—Lo cierto es que —SiWon habló enderezando su espalda mirando a la promesa del boxeo—. Confiamos en ti. En estas tres semanas te has ganado tu lugar aquí con nosotros ¿O no, entrenador Do?
KyungSoo que se había mantenido en silencio, sumido en la lectura de las notas en las que hablaban de JongIn y la pelea, apartó la vista del periódico. Sus grandes ojos sobre JongIn, rodeado de los otros chicos como un equipo.
—Aquí tendrás un lugar si decides unirte a esta academia —KyungSoo se concentró en la mirada brillante de Jongin al hablar, sonriendo él también—. Estaríamos encantados de recibirte, sin importar el resultado de mañana —afirmó.
Los dos cruzaron miradas, JongIn se sintió nervioso y no por la pelea en sí, sino por la confianza que KyungSoo le demostraba
—Más te vale que patees ese trasero comunista —dijo Taemin, provocando que su atención estuviera nuevamente sobre sus compañeros.
KyunSoo, sintiendo las mejillas coloradas, se apartó un par de pasos del grupo de boxeadores y sentando en una banca, retomó la lectura del par de periódicos.
Si bien existía cierta aversión en contra del rival de JongIn, por ser extranjero y pertenecer abiertamente al partido comunista de su país; a la larga, nada de esto importaba cuando estuviera en el ring. Porque Lay Zhang era en verdad un boxeador preparado, había quedado en tercer lugar en la liga comunista. Además KyungSoo recordaba lo que vio, la destreza en sus golpes, la agresividad e impulsividad... aunque esto último podría jugarle en contra.
Por otro lado estaba Kim JongIn, el chico con un talento innato para salir victorioso en peleas. Incluso si nunca había sido entrenado profesionalmente, él destacaba, y ahora con su entrenamiento no dudaba que estuviera al nivel de esa pelea y de la misma competición.
Como adición, JongIn se había ganado el cariño del público, ayudaba que fuera atractivo, pensaba KyungSoo mirándolo de reojo. Incluso ya tenía un pequeño groupie, conformado especialmente por mujeres, que lo habían visto en televisión y cayeron rendidas ante su encanto natural.
No era como si él no las entendiera, si cada día le era más difícil mantenerse al margen y pretender que JongIn no le gustaba.
¿Estaba imaginando cosas?
Porque KyungSoo también pensaba que había una posibilidad que le gustara a JongIn. Después de todo, estuvieron a punto de besarse en dos ocasiones.
Sabía que tendría que abordar aquel tema con JongIn. KyungSoo suspiró.
No sabía que podía depararle la vida si simplemente se aceptaba a sí mismo. La única persona que lo supo y nunca lo miró como un enfermo fue Minah, su mejor amiga y con quien luego se casó.
JongIn había notado a KyungSoo algo distante luego que el pequeño Taemin apareciera con aquella noticia, que él pensaba era algo bueno ¿no? La gente estaba apostando por él, sin embargo, el más bajo se mantuvo en silencio. JongIn se limitó a observarlo de soslayo cuando estaba con los otros chicos más entusiasmados a cada minuto.
Finalizando el viernes, ya no había más trabajo o entrenamiento por hacer.
—¿Está todo bien? —susurró JongIn sintiéndose inquieto.
Fue el primero en salir de las regaderas para así poder hablar con KyungSoo sin los otros cerca.
KyungSoo le sonrió intentando parecer tranquilo.
—No hay nada de qué preocuparse ahora. Estoy bien —afirmó— y tú tienes que descansar.
JongIn asintió acercándose un poco más. No sabía qué hacer o decir, y parecía que KyungSoo estaba esperando que hablara.
—Estoy agradecido contigo, KyungSoo. —Quería decir más, pero eso implicaba tener el coraje para decir las cosas y no se sentía así en ese momento—. Mañana, ¿Gimnasio Pyo?
—Sí, yo me encargo lo que haga falta —le dijo—. Tú solo tienes que enfocarte en una cosa.
—En ganar —afirmó.
KyungSoo negó sonriendo.
—En dar lo mejor de sí. No tiene nada que ver con ganar, solo da tu mejor golpe. —Extendió su sonrisa.
—Está bien. No te olvides que me debes una cena —agregó justo antes que los otros chicos aparecieran en la escena y se apartara un poco de KyungSoo, cuyas mejillas se habían ruborizado.
Al caer la tarde del siguiente día sería la gran pelea.
++🥊++
Se había sentido un tanto decepcionado al no ver a KyungSoo en lo que iba del día y eso ponía un tanto intranquilo a JongIn, luego que SiWon pasara por él y lo llevara al gimnasio, explicándole que el entrenador Do se encontraba atendiendo un par de asuntos logísticos, por lo que lo vería después. Él asintió sin mucho qué decir.
El sitio de la pelea era más grande de lo que hubiese esperado, JongIn vio sorprendido los reflectores, una mesa de jueces instalada, y algunas personas ingresando a la gradería. Intentó sonreírles agitando su brazo, ellos le animaron y por primera vez en ese día se sintió un poco tranquilo.
Durante la hora siguiente, hizo algunos ejercicios de calentamiento, acompañado de los otros chicos que estuvieron bastante atentos y le ayudaron a disminuir sus nervios; pero no había visto a KyungSoo, no sabía dónde estaba.
Luego que los chicos se fueran para no perder sus puestos en la gradería, JongIn quedó completamente solo en la una pequeña habitación que hacía de camerino, escuchando a lo lejos a la multitud. Se sentía extraño allí.
JongIn se miró en el espejo, su cabello estaba peinado hacia atrás, las zapatillas ajustadas correctamente, vistiendo apenas una pantalón corto negro, que le llegaba hasta la cintura, con adornos en dorado.
Estaba preparado para esa pelea, y ya había tomado una decisión, estaría participando de la competición, sin importar el desenlace de ese día, quería decírselo a KyungSoo pero él no estaba allí. Sus labios se abultaron en un puchero con ese último pensamiento.
Unos sutiles golpes en la puerta le hicieron reaccionar. Acto seguido KyungSoo estaba ingresando a la habitación, luciendo algo tenso, aun así le sonrió cuando esos grandes ojos se posaron en él.
—JongIn. —dijo su nombre suspirando o tal vez solo sintiéndose aliviado al verlo allí.
—¿Dónde habías estado, KyungSoo? —le reclamó sintiéndose ofendido.
El más bajo sonrió antes de contestarle:
—Estaba atendiendo un par de asuntos técnicos ¿SiWon no te lo dijo? —preguntó alzando una ceja.
—Sí —contestó cruzándose de brazos—. Solo que... necesitaba que estuvieras aquí. —Tal vez por las emociones de ese momento, sintió un par de lágrimas picar en sus ojos.
—Hey, aquí estoy. —dijo KyungSoo suavemente, acercándose a él—. Y estoy muy orgulloso de ti. Sé que esto no era lo que querías y aun así le has hecho cara a esto.
El boxeador asintió.
—Ahora que estés en el ring, quiero que pienses que estás en una pista de baile.
JongIn no pudo evitar que su ceño se frunciera ante sus palabras.
—Sé tú el que marca el ritmo de la pelea y deja que tu cuerpo responda a este.
—Entrenador Do —expresó JongIn extrañado—, con todo respeto ¿Estuviste inhalando algo o...?
KyungSoo estaba riendo alegremente. JongIn lo miraba enternecido.
—Solo intentaba —Hizo un gesto en negación—. Olvídalo. Solo resiste. Cada golpe que recibas combátelo con más tenacidad. Eres rápido, aprovecha eso a tu favor.
JongIn suspiró y tomó la mano de KyungSoo.
—¿Estarás a mi lado, verdad?
—Por supuesto —KyungSoo apretó el agarre que hacía Jongin sobre su mano—. Después, pagaré mi apuesta.
JongIn sonrió coqueto.
—Se me ocurre otra apuesta —indicó JongIn en un intento de poner una cara seria y fracasando cuando el otro hombre parecía a punto de reír, mirándolo con diversión—. Si gano esta pelea... ¿Qué estaría dispuesto a poner en juego?
KyungSoo frunció el ceño.
—¿Qué quisieras tú? —preguntó algo dudoso.
—Eso es fácil... Quiero un beso. —JongIn dejó caer sus ojos a esos labios que tanto le habían tentado.
—¿Un beso? —preguntó sopesando su respuesta—. ¿Un beso mío, JongIn? ¿Estás-.
—Estoy completamente seguro —afirmó.
—Iba a decir loco. Estás completamente loco.
JongIn estuvo a punto de arrepentirse y retractarse.
—Está bien. Solo algo entre los dos —dijo esquivando su mirada—. Claro, si es llegas a ganar.
—Ahora tengo una razón para hacer que pase.
KyungSoo suspiró.
—Antes que lo olvide... —agregó, soltando su mano. Dio media vuelta hacia una caja que había dejado olvidada en el piso—. Es para ti.
JongIn, notándose sorprendido ante el presente, quitó la tapa de la caja y vio una bata.
—Es para que la uses ahora que salgas.
La sostuvo de los bordes, viéndola completamente. Era de satén negra con algunos detalles en dorado, y en la parte de atrás tenía bordado la cara de un tigre, también dorado, y en la parte inferior, algunas pequeñas flores rojas con un par de hojas y delgados tallos entrelazando estas.
—Se ve increíble... gracias.
KyungSoo se avergonzó, por lo que intentó mejor ayudarle a ponerse la bata. Tomó la cuerda y la ajustó suavemente en frente. Luego de terminar su tarea, levantó apenas su rostro, JongIn le estaba mirando, sus ojos brillando.
—Ahora tengo una razón para que ganes, Kai.
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