💙08💙
Vientre a vientre, NamJoon caminó hacia atrás a la gran sala abierta de la suite. Cuando ella dio vuelta a su cabeza para disfrutar el exuberante decorado de la habitación, él se detuvo. Ella miró hacia él preguntando, y él atrapó su boca en un profundo beso. Hazel echó sus brazos alrededor de su cuello y lo besó de vuelta, lo que no protestó él cuando empujó sus pantalones hacia abajo sobre sus caderas. Agarró su cu.lo con sus grandes manos, y la presionó más firmemente contra él, su po.lla gruesa con insistencia en el vientre.
Él comenzó a moverse hacia atrás de nuevo. Esta vez él no paró hasta que sus piernas se pusieron en contacto con la cama. Fácilmente la dejó caer en la cama, besándola aún. Cuando la tuvo donde la deseaba, levantó su peso en sus manos, arrastrando su boca libre de sus ansiosos labios, y bajó la mirada hacia ella.
–Tus bragas están en mi camino –murmuró.
Ella trató de luchar para salir de ellas –estaban en su camino también–pero sus estómagos estaban pegados, y él tenia sus jeans atrapados contra el borde de la cama con su parte inferior del cuerpo.
–No te apresures –dijo– Quiero mirarte primero.
Él se alejó, y se puso de pie, dejándola sola y desorientada con sus piernas colgando fuera de la cama. Él agarró sus jeans, y los empujó lejos de un tirón. Dejó su ropa interior y sus sandalias de tacón alto en su lugar. Ella se retorció hacia el centro de la cama, con los codos y los talones para impulsarse a través del colchón. Él agarró un tobillo justo por encima de la correa de su zapato, y ella paró.
–Muéstrame cómo te gusta –dijo él.
–¿Qué?
–No puedo decir si te gusta gentil o rápido, así que muéstrame.
–¿Cómo se supone que te lo voy a mostrar?
–Tócate los senos.
–NamJoon, me gustaría cualquier...
La mirada que él le dio amenazaba con hacer que sus bragas se derritieran directamente de su cuerpo.
–Muéstrame.
Ella se dejó caer en su espalda, y agarró sus pechos con ambas manos. ¿No era el entero propósito tener un compañero para sacarlas, de modo que ella no lo hiciera por sí misma? Ella tiró de sus pezones hasta que estaban lo suficientemente duros, y luego dejó caer sus manos.
_¿Satisfecho?
Él se rió entre dientes.
–No aún. Quítate las bragas.
–NamJoon...
–Sácatelas.
Ella resopló, y tomó sus bragas, sacudiéndolas fuera de su trasero.
–No es así. –Él se inclinó sobre la cama, y cubrió sus manos con las suyas para lentamente moverlas en una pausada y deliberada provocación. –Mírame mientras las deslizas –dijo él– Así, no puedo decidir si quiero mirarte fijamente a los ojos o agarrar mi primer vistazo de tu hinchado coño. ¿Está mojado?
–Goteando.
Su mirada se dirigió a su cuerpo, y él se estremeció, sus dientes apretando preocupadamente su labio inferior como si estuviera restringiéndolo para buscar la acalorada carne entre sus muslos.
Era indudablemente delicioso que NamJoon le estuviera diciendo qué quería, diciéndole en la misma forma que él le había pedido que le dijera ella. Nunca había estado con un hombre que daba las instrucciones, y francamente nunca le había dicho a un amante exactamente qué quería de él en la cama, pero quizá con Justin no sería torpe, quizá por una vez, no tendría que fingir su orgasmo.
–Entiendo –susurró ella– Voy a seguir tus instrucciones.
Sus ojos se encontraron, y ella trató de sostener su mirada mientras lentamente bajaba las bragas por sus piernas. Él bajó la mirada para comprobar su progreso, y tomar un aliento tartamudo antes de volver su mirada hacia sus ojos.
–Eso es sexy –susurró él– Quiero mirar tu cuerpo, pero me rechazo a mí mismo hacerme quererte más.
Ella tiró de sus bragas más allá de sus rodillas, y se movió para abrir sus piernas, para bañar su caliente carne en el aire helado de la habitación.
Él inhaló profundamente, y luego agarró su gruesa po.lla en una mano.
–Joder –dijo él sin aliento– tu olor me está volviendo loco. –Él acarició su longitud lentamente desde la base hasta la punta–. Dime cómo lo quieres, bebe. Quiero complacerte.
Cerró sus ojos, Se hizo más fácil hablar con él.
–Me gustaba cuando eras gentil con un seno y duro con el otro. Me hizo calentarme. ¿Puedes hacerlo en ambos sentidos al mismo tiempo?
Ella abrió un ojo para ver si él estaba prestando atención. Su bella sonrisa hizo acto de presencia.
–¿Qué más te pone caliente?
Me estás preguntando qué me pone caliente, qué me pone caliente.
Ella deslizó lentamente sus bragas de un pie, y separó sus piernas completamente. Temblando con una mezcla de nerviosismo y excitación, se mantuvo abierta con una mano, y trazó el interior de los pliegues de su coño con dos dedos de la otra mano. Él la vio moverse, con su labio inferior apretado entre sus dientes, su respiración agitada y furiosa.
–Me gusta un hombre para acariciar mis labios hasta que me goteé, y sienta que me voy a morir si él no puede joderme pronto. Incluso si estoy rogando por él, sólo se mantiene provocándome y provocándome hasta que no puedo pensar que me vaya a dar lo que quiero. Entonces deslizará un dedo dentro de mí. –Ella trazó su apertura con la punta de su dedo. Sumergiendo la punta de su dedo dentro. Su coño se apretó, tratando de arrastrarse más profundo. –Él lo mantiene enterrado profundamente mientras me acaricia el clítoris.
Ella lentamente sacó el dedo de su clítoris, y luego lo frotó en círculos. Pulsaciones de placer irradiaban de su corazón, pidiendo un toque más riguroso. Golpes más rápidos. Ella se negó al alivio de un rápido orgasmo, manteniendo sus movimientos deliberadamente lentos y suaves. La hipnotizada manera de NamJoon mirando sus movimientos, mientras igualaba su ritmo, y él acariciaba su longitud, disparando su lujuria en la atmósfera. Ella nunca había estado más encendida en su vida, y él apenas la había tocado.
No sabía que la excitaba más; sus dedos en ella o NamJoon viéndola como si estuviera hipnotizado. Pero estaba mintiendo acerca de un hombre colocándola caliente. Así es cómo se mantenía fuera, nunca había tenido un hombre entendiéndola. Pero diciéndole, mostrándole. No había manera de que él pudiera equivocarse.
–Entonces –dijo ella, su voz baja y ronca–. Cuando me empiezo a ir, y mi coño está apretado, él mete dos dedos dentro y fuera de mi otra vez, lo más fuerte que puede. Conduciéndome más alto y más alto.
–Puedo oler lo excitada que estás, bebé –dijo NamJoon–. Quiero probarte. ¿Qué es lo que quieres que haga con mi lengua?
Ella nunca esperó una franqueza como esa en la habitación, se imaginó cómo podría ser en la habitación. Se había imaginado que sería vergonzoso. No fue difícil decirle que disfrutaba mientras pensaba qué sucedería. ¿Y mostrándole? Eso la hizo colocarse más caliente.
–Quiero tu lengua firme, retorciéndose contra mi clítoris hasta que mis jugos caigan por mi culo, y entonces quiero que lamas el lío que has creado. –Ella capturó sus jugos en la punta de sus dedos, y se los llevó a la boca– Quiero probarme a mí misma en tus labios cuando me beses después. –Ella lamió sus dedos.
–Mmmm. Sucia.
Él se zambulló en la cama junto a ella, cogiendo los muslos en sus hombros mientras enterraba su rostro entre sus piernas, su lengua rozando contra su clítoris, y ella gritó. Hablar era sexy, pero hacerlo era mucho mejor. Él pasó su lengua contra su clítoris, y se movió para que pudiera trazar con dos dedos los pliegues de la manera en que ella le había mostrado.
–Oh sí. NamJoon. –Ella jadeó.
Él la complació mucho mejor que ella misma. Sus labios se pegaron en su clítoris, y chupó.
–Amo esto –dijo ella –Nadie ha hecho esto... ¡Oh, Dios! Espera. Creo...
Él liberó su clítoris, dejando su orgasmo fuera de su alcance.
–No te vengas todavía –dijo él–Sólo me dijiste cómo provocarte.
–Quizá soy multi-orgásmica.
–¿Lo eres? –Su lengua rozó su clítoris, y él continuó tranzando su ardiente apertura con dos dedos.
–No lo sé. Ningún hombre me ha hecho llegar antes.
Sus ojos se abrieron.
–¿Nunca?
–No, a menos que le ayude a tocarme.
–Estás bromeando.
Ella negó con la cabeza.
–Me gustaría que lo fuera. Por lo general sólo finjo.
¿Por qué había dicho eso? Su rostro se calentó por la vergüenza.
–No finjas conmigo. Si lo que estoy haciendo no está funcionando para ti, díme.
–Esta funcionando para mí. –Ella esperó a que él tomara su indirecta sin hacerla rogar para chupar su clítoris de nuevo.
–¿Quieres un dedo en tu culo cuando te vienes? –pregunto él, antes de que su lengua se moviera rápidamente por su clítoris otra vez. Su cuerpo entero se sacudió en respuesta
–No creo eso.
–¿Alguna vez has tratado?
–Bueno, no, pero...
–Lo haré, díme si quieres o no.
Su ya precipitado corazón corrió fuera de control. ¿Qué en el mundo había acordado hacer?
–Está bien.
Él cayó en silencio mientras se concentraba en complacer la carne entre sus piernas con sus labios. Su lengua. Sus manos. Los sonidos de succión eran casi tan eróticos como la sensación de su boca en ella. Trazó sus resbaladizos labios con sus uñas, provocándola hasta que ella corcoveaba contra su mano.
–NamJoon. Por favor. Sólo... sólo mételo, y bombéame. Bombéame fuerte. Te deseo tanto.
Su dedo se deslizó profundo, y ella tomó una respiración estrangulada. Se retorció contra su mano, queriendo que hundiera sus dedos dentro y fuera de ella, aunque sabía malditamente bien que acababa de decirle que le gustaba que sostuviera su mano aún en este punto. Succionó su clítoris en su boca, y lo frotó vigorosamente con la parte plana de su lengua.
–Ah. Vaya. Si. Justo así. Oh. Joder. ¡NamJoon!
Su matriz se contrajo. Espasmos de liberación cruzaron a través de su pelvis, y se propagaron a través de su cuerpo. Con la boca abierta en éxtasis, olvidó cómo respirar. NamJoon deslizó un segundo dedo en su trasero. Empujó los tres dedos profundamente, y entonces los sacó y los bombeó en su interior una y otra vez mientras se venía. Y se vino.
Ella aún estaba temblando con las réplicas de placer cuando él sacó su mano, y usó su lengua para limpiar lo que venía de su tembloroso sexo. Limpiando el caliente lío que había hecho. Ella jadeó una profunda respiración en sus pulmones.
Estaba completamente lánguida para el momento en que él se levantó de la cama para acostarse junto a ella. La besó, llevando su propio sabor de culminación a sus labios. Ella succionó su lengua hasta que ya no pudo saborearse, a pesar de que aún podía oler su sexo en su piel. No estaba segura de por qué eso la provocaba. Por qué nunca había admitido ese hecho a nadie. Ni siquiera a sí misma.
–No lo fingiste, ¿o sí?
Ella rió débilmente.
–No sabría cómo fingir eso.
Él sonrió.
–Bien, ahora conozco algo que te gusta.
–¿Sólo cuenta como una? –Se había sentido como diez dichosas experiencias en una.
–Mmghm. –Trazó besos gentiles a lo largo de su mandíbula y garganta– Déjame encontrar qué más te gusta.
–Déjame tomar aliento, y podré encontrar lo que te gusta.
–Aún no he acabado contigo.
Se deslizó bajo su cuerpo, y suavemente lamió y chupó uno de sus pezones mientras apretaba y tiraba del otro. Continuamente estimulaba su pecho izquierdo con movimientos ásperos y rudos de sus dedos y boca hasta que estuvo enrojecido, irritado y excitado, mientras su pecho derecho era mimado con toques tiernos y besos que lo dejaron anhelante, adolorido y excitado. Y sus pechos, no eran las únicas partes de su cuerpo que palpitaban de necesidad. Su sexo estaba húmedo de necesidad e hinchado otra vez. Ella no tenía duda de que él pudiera hacerla venir una segunda vez. Esta vez lo quería dentro de ella cuando se viniera
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