💙04💙
NamJoon no estaba seguro qué era lo que lo excitaba tanto esta mujer. Sí, era atractiva, pero eso no lo justificaba. Conocía innumerables mujeres atractivas. Quizá se debía a que le gustaba a pesar de ser una estrella de rock y no gracias a él. O tal vez porque había rechazado a Jacob, nunca lo habían rechazado. O quizá porque había algo travieso y salvaje debajo de su exterior convencional y ansiaba provocar la zo.rra de su interior.
Fuera lo que fuera, se había enganchado. Nunca cuestionó los instintos de su cabecita. Su po.lla tenía un excelente gusto.
Siguió a Hazel fuera del estadio a un Escarabajo Volkswagen convertible naranja.
-Lindo -dijo cuando ella presionó su llavero y las luces del Escarabajo parpadearon.
Normalmente no entraría ni muerto a un coche tan femenino, pero quería mostrarle más de sus tatuajes. Tenía la inevitable necesidad de ser algo más que solo sus tatuajes y de estar a solas con ella para averiguar qué la hacía tan atractiva.
Sí, esa cadena en la cintura y el piercing en el ombligo, habían llenado sus pensamientos con lujuria, pero era más que eso.
-Es de Nikki. Probablemente debería mandarle un mensaje haciéndole saber que me fui sin ella. O tal vez debería dejar que se preocupe por mí para variar -se detuvo para mirarlo con los ojos entrecerrados, evaluándolo- ¿Debería tener una razón para estar preocupada?
-Solo, si planea verte antes de mañana.
-¿Cuántos tatuajes tienes? No debería llevarnos toda la noche para que me los muestres.
Le ofreció una sonrisita desafiante. Lo que hizo, que quisiera besarla para quitarle la insolencia.
-Pero me tomará tiempo hacer que salgas de mi sistema.
Ella contuvo la respiración. Luego de un momento, cerró la boca que tenía abierta y apretó su diminuto cuerpo un coche y el Escarabajo en el lado del conductor.
-¿Tienes hambre? -preguntó, mientras abría la puerta y se metía sigilosamente en el coche- Me estoy muriendo de hambre. Me perdí la cena para que pudiéramos hacer cola por unas dos horas. Tiene que haber un restaurante abierto por aquí cerca en alguna parte.
Él tomó nota de sus palabras apresuradas. Esperaba que no se asustara y lo dejara colgado. Bueno, en realidad, era más duro que colgado. ¿Tenía idea de lo que él tenía en mente? Había transcurrido tiempo desde que había tenido que seducir a una mujer. Tendían a dejar caer sus pantalones dejándolo entrar a él. Quizá se encontraba fuera de juego. ¿Quería cenar primero? ¿De verdad? Se preguntaba cómo seguía vestida todavía.
NamJoon se apretujó en el coche y cerró la puerta. Se dobló en un pequeño espacio, sintió que se encontraba en peligro de pegarse un rodillazo en los ojos.
-¿El pensamiento de estar a solas conmigo te pone nerviosa?
-No -chilló ella.
-Bien. Entonces ordenaremos servicio a la habitación -dijo, moviéndose incómodamente debajo del asiento para hacerse algo de espacio. Suspiró de alivio, cuando el asiento se movió y le ofreció unos cuantos centímetros de espacio extra para las piernas.
-Pero...
-Te das cuenta que planeó folla.rte, ¿no? -No tenía intención de fingir algo que no era- Si estás jugando conmigo...
-No estoy jugando, NamJoon. Planeo folla.rte hasta que no puedas moverte. Pensé que podríamos llegar a conocernos un poco mejor antes de eso. Nunca he tenido a un hombre que me sedujera así de rápido. Me siento como una especie de... um... puta. -susurró la última palabra como si nunca la hubiera aplicado para referirse a sí misma antes.
El calor le inundó la ingle. Joder, sí. Lo quería después de todo. Acostumbrado a que las mujeres fueran a él, haciendo claras sus intenciones siendo francas. No se había acostumbrado a las mujeres como Hazel que lo hacían así. Maldición, le dolían las bolas. En el infierno no existía la manera de que atravesará una cena amable con ella. Se encontraba perfectamente bien con su sentimiento de pu.ta. Sobre todo porque no pensaba que se permitiera sentirse de esa manera a menudo. Convencerla de hacer algo que normalmente no haría, acarició su ego hasta un infierno lujurioso dentro de él.
Arrancó el coche mientras NamJoon luchaba por formar pensamientos coherentes. Salieron del estacionamiento antes de que él pudiera entrar en razón.
-Um, ¿a dónde? -preguntó ella.
Le dio el nombre del hotel y lo buscó en el sistema de navegación satelital del coche. Una voz robótica comenzó ha indicar direcciones.
-Tienes para conocerme hasta que lleguemos al hotel -dijo él-. No es mucho. Deberías empezar ya.
-¿Con que frecuencia haces este tipo de cosas?
-¿Qué tipo de cosas?
-¿Han existido muchas mujeres que no sepan llevarte a tu habitación de hotel?
-Con menos frecuencia de lo que piensas.
Sus labios fruncieron con escepticismo, levantó una ceja en su dirección, antes de regresar su atención a la carretera. La cual generalmente se encontraba desierta a esta hora, lo que significaba que el viaje hasta el hotel sería especialmente rápido. Algo bueno. Si atrapaba el aroma de su champú frutal una vez más, iba a abrirse los pantalones para mostrarle el efecto que ella tenía sobre él, malditas leyes de exposición indecente.
-Por lo general, las llevo a los autobuses de la gira -dijo él, obligando a su mente a mantenerse atento al hilo de su conversación- Es más fácil deshacerse de ellas de esa manera.
Ella se rió.
-Al menos eres honesto.
-¿Con qué frecuencia haces este tipo de cosas? -replicó él.
-¿Antes o después de graduarme de la universidad?
¿Existía alguna diferencia?
-¿Después?
-No muchas veces.
-¿Antes?
-Siempre que deseaba -dijo- Lo que no era a menudo.
-Así que, ¿por qué lo haces ahora?
-Deduzco que tengo derecho a un poco de diversión desvergonzada de vez en cuando.
Ella se giró para sonreírle. Tenía una fantástica sonrisa, una que hizo que su corazón se hinchará en su pecho. Y otras cosas se hincharon en sus pantalones.
-Realmente quiero ver ese tatuaje en la cadera.
No entendía por qué un tatuaje en la cadera era tan importante para ella. No era nada espectacular, solo su signo zodiacal.
-Creó que tú idea de quién soy y de quién realmente soy, son completamente diferentes.
-Esa es la razón por la que quería conocerte primero -dijo ella.
Tal vez él era quien se hallaba nervioso. No sabía si estaría impresionada con el verdadero él. Normalmente la cosa de estrella de rock le hacía todo el trabajo. NamJoon pasó sus nudillos por su brazo desnudo, y ella se estremeció.
-Por eso estoy tan apresurado para ocuparte con otras cosas.
Ella lo miró y preguntó:
-Entonces, ¿tienes familia?
Bueno, ese tema definitivamente había accionado los frenos de su libido.
-Sí. ¿No la tienen todos?
-Supongo que la mayoría sí. ¿Son grandes fanáticos de tu música?
Se rió.
-No especialmente. Odio no es una palabra suficientemente fuerte para describir cómo se sienten acerca de mi música. Tuve una educación estricta y religiosa. Mi familia es muy conservadora.
-Entonces, ¿no hablas con tu familia?
-No dije eso. No aprueban mi manera de vivir o la carrera que escogí, pero me quieren. Siempre y cuando nos llevemos bien y mi cabello crezca para cubrir el tatuaje de mi cabeza antes del Día de Acción de Gracias.
Mientras hacia la mayoría de lo que sea que quiso hacer, respetaba suficiente a sus padres para no alardear de su actitud liberal en casa. Según su opinión, era un compromiso justo. La comodidad de familia significaba más que vanagloriarse de sus tatuajes. No había descubierto su lado salvaje, hasta que se había marchado rumbo a la Universidad. No se había tatuado como rebeldía en contra de su crianza sino porque le habían gustado todos los diseños lo suficiente como para tenerlos permanentemente grabados en la piel. Los tatuajes eran arte, no una declaración.
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