第1章 | We will rock you
Jamás creí que vivir en Shinjuku sería tan...
—H-H-H-Ha... bitación...
Jodido.
—... esto, Goto-san-
Párele ahí señor.
Antes de que socavara en mi confianza, alcé una mano para hacerle saber al recepcionista que yo misma podía decirle mi número de habitación.
—Pero ya me la sé, eres la única que sale para la escuela y nada más...
—... d-dos...
Viendo que lo ignoré, simplemente suspiró.
Yo gano, malnacido.
Perdón.
—Dos...
—Si, dos... cientos... —No me estás ayudando, Bonnouji-san, cállate.
Perdón otra vez, espero que no puedas leer mi mente.
—S-S-S-Sie...
Espera, ¿Podrá hacerlo? Sería malo si pudiera leer mentes, eso significaría que es un demonio.
—Casi lo tienes
¡¡Oh no, si puede leer mentes!! ¡Es un demonio!
—Tú puedes~
¡Qué amable! ¿Me está dando una señal?
De ser el caso no debo de pensar estas cosas o me tachará de rara.
Pero pensar que lee mentes es raro.
¿Realmente puede leerme la mente?
Si eso pasa no sé que sería de mi, debo pensar en otra cosa rápido, me está mirando demasiado, ¡No puedo! ¡Lo siento!
—¿Goto-san?
—... sie... siento una úlcera creciendo...
—...
No lo soporté, me tumbé en la mesa de recepción y sentí mi cuerpo derretirse como si me tiraran ácido.
El recepcionista sonaba complacido por eso.
—Bueno, la niña murió, saben lo que toca...
Espera, ¿Por qué el señor detrás mío alza sus manos?
—¡Me lleva la puta!
—Alto, nada de groserías en la entrada, usted pone doble~
No entendí eso, mi atención se desvió cuando escuché suspiros pesados, era la fila de personas esperando tras de mi por su llave de cuarto.
Tengo que disculparme, seguro los hice esperar mucho y...
—Deben pagarle a Bono —El señor trajeado que iba detrás mío en la fila se quitó el sombrero y fue con algunas personas a recibir billetes.
Parece un gigante, no puedo ni verle la cara.
—Pero fue emocionante apostar
¿Eh?
—Que gran desgracia es esa niña
—Solo son mil yenes por tu grosería, ya no llores
—Una borracha me enseñó que con eso te compras un par de chelas
Ah, soy su caballo de apuestas...
—Este recepcionista siempre te estará agradecido, Goto-san
—Y-Ya dame mi llave... por favor...
Caminé rápidamente y subí las escaleras hacia mi habitación, el hecho de que el lugar fuese bonito no valía la pena si siempre tenía que lidiar con ese tipo de gente.
Y esto solo empezaba...
—¡Hola one-chan! ¿Hoy lo lograste?
... así que hoy es Futari.
—S-Si...
—Mentirosa
Cerré la puerta detrás mío y entré, la comida que escogí hoy ya estaba junto al microondas.
Al menos cocinan rico, y no es necesario que yo tenga que recibirlo, por lo que tampoco tengo que lidiar con quien venga a dejar mi cena, no me preocupa que me roben porque en realidad no tengo nada que alguien quiera llevarse.
Esto es tan-
—Aburrido
—... ¿Eh? ¿En qué momento te sentaste en el sofá?
Sí, puse un sofá en la habitación. Obviamente es de una sola persona por lo que ahora no puedo sentarme en él.
—Todos los días haces lo mismo hermana; vas a la escuela, llegas, comes, te bañas y a dormir...
—O-Olvidaste que me despierto y me levanto
—Solo los perdedores empiezan a contar su día con un "me despierto y me levanto"
Me conoce tan bien...
—Ah, ¿Ya cenaste?
—No cambies el tema, no eres papá
No lo hacía, pero supongo que por su jolgorio ya tiene el estómago lleno.
—T-También salí hoy —Así que traté de defenderme.
—Solo fuiste a esconderte en el cuarto de las escobas para no recibir al chico de la comida, ¡Al menos deberías saber quien te mantiene con vida!
Que lo diga con tanta alegría me asusta un poco.
—E-Es que me da miedo lo tranquilo que suena. —Me recuerda al mar y la juventud, dos cosas dañinas para mi. —E-El caso es que mañana seguiré buscando una banda, ahorita ya se hizo tarde s-solo mira el clima
Algo lindo de mi habitación es que tiene una ventana amplia, aunque la mantengo cubierta con las cortinas para que no me llegue la luz del sol, eso sería letal para mi, pero esta vez decidí abrirlas por una buena causa, seguro que el pronóstico del tiempo me ayudará.
Era de noche.
—... al menos lo intentaste —Por favor, el hecho de que me consueles me hiere más.
Esa es una buena línea para una canción.
—P-Pero aún así es tarde, mañana tenemos clase, podría darte la otra habitación para que duermas si no quieres irte
Futari suspiró y sacudió la cabeza, creo que se aburrió de mis excusas.
Mejor terminaré mi cena de una vez.
—Vaya chica... en fin, fue divertido verte —Se levantó del sofá, parece que ya se va, aunque me preocupa que afuera esté oscuro. —Y ya sabes, te quiero
Me sonrió antes de cruzar la puerta, juraría que vi un poco de vacilación en su rostro, quizá quería quedarse un poco más.
...
Y se fue... a pesar de que nos llevamos ocho años de diferencia, ella es muy inteligente.
Cuando no es mamá, Futari siempre es quien viene a visitarme, mayormente para regañarme por ser tan torpe con la gente o para quedarse unos días.
El lugar nuevamente se siente vacío.
—Bueno... será porque las paredes son insonorizadas... —Giré mi vista hacia un punto en específico ni bien terminé de cenar.
De un lugar que ella jamás podría ver, en un rincón silencioso de la habitación donde la luz jamás llegará, la guitarra de papá me esperaba, mañana será su gran debut en la escuela, espero que pueda darme muchos amigos.
—Veamos... acorde Am9... empezamos
De verdad me hubiera gustado que se quedara un poco más en mi mundo.
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- [ N a r r a d o r ] -
—A ver... Goto... ¿Hitori Goto está presente?
—A-Aquí... —Murmuró débilmente al profesor, por tercera vez en el día.
La vio alzar la mano, sombría como siempre. Mirándola, el adulto bajó los ojos al papel y volvió hacia ella.
— [Vaya promedio...]
Tan solo se rascó la nuca con inquietud y elevó las hojas de examen hacia Hitori, una alumna que de no ser porque era parte de su clase ya se habría olvidado de ella, aunque ese día parecía más valiente que otros.
Parecía vestida como una chica sin hogar.
O bueno, una camiseta oscura llena de símbolos raros, bandas de brazalete de cada color del arcoíris y la gran gigbag a su lado era lo que le transmitían.
— [Así que quería presumir...] Ven por tus resultados... —Dictó, bostezando por un instante y volviendo a hablar para su alumna. —En vez de darle tiempo a esa guitarra, estudia un poco más para la próxima pru- ¿Eh?
Tarde se dio cuenta de que su mano se encontraba vacía y su alumna yacía nuevamente temblando sobre su pupitre, pero con la vista fija en sus exámenes.
— [No la escuché acercarse...] —El profesor de la clase 1-2 consideraba que no le pagaban lo suficiente en aquel trabajo como para encargarse de niños tan raros. —Como sea, con esto terminamos con los parciales y podemos retomar la clase con normalidad
Y probablemente tenía razón.
—¡Mejor enséñenos como matar un demonio profe!
Otra vez la burra al trigo, seguramente fue lo que pensó. Era siempre lo mismo con esa clase llena de entusiasmo.
—¿Qué-
—¡Tanaka de la clase 1-3 trajo un demonio pollo para que sus alumnos lo cuiden desde hace un par de meses! ¿No le parece eso un insulto a usted que trabajó como Devil Hunter?
—¡Pfft! —Hitori sofocó una risa.
¿Un pollo? Los profesores estaban realmente desesperados.
—Tanaka está loco, la delegada de su clase siempre quiere estar con él
Pobres tipos...
—¡Encima todos se hicieron amigos del pollo!
—¿Eh?
—¡Y segurito que no nos invitan!
— [¿Eh? ¿Qué fue eso último?] —Hitori se quedó a un soplido de hacerse arena por la depresión si no fuera por sus compañeros faltos de cromosomas al nacer.
Ignoró su martirio y alzó la vista al entorno solo para encontrarse de súbito en medio de un estruendoso cotorreo dentro del aula, una gran jungla nunca mejor dicho.
El profe tenía una mirada complicada, pero más lo era su instinto de supervivencia que saltó en ella.
Su complejo de juventud estalló, alertándole de un peligro inminente. Podía sentir en el ambiente ese sentimiento que tanto le aterraba...
La unión como clase.
— [Me lleva la que me trajo]
Se sintió como el báratro sobre la tierra.
Y es que Hitori no podía soportar ese infernal ambiente, rebosante juventud y alegría, bonanza y euforia que unificaba un solo sentimientos compartido por sus compañeros de salón.
No más de dos veces al año al menos, era imposible, como si sus células de introvertida le gritaran que sería el fin.
Su clase se había levantado con ganas de matarla.
La adrenalina se disparó, su sangre burbujeó y los pelos que ayer se había arrancado del estrés por traer su guitarra volvieron a crecer solo para que se le erizaran por el terror de quedarse allí.
Debía escapar.
— [¡Ahí nos vidrios!] —Quiso aprovechar el desorden en clase para escabullirse fuera, tan ágil como su cuerpo pequeño y poco ejercitado le permitiese.
Eso solo terminó por sepultarla al hacer la peor coordinación de pies que un humano haya hecho en la historia.
—¡Ugh!
Tres golpes de cara.
Fueron tres golpes a un ritmo fantástico sonando desde su asiento.
La pequeña Hitori se había pegado tres veces en toda la inmensidad a la que llamaba frente, un tono perfecto para que todos voltearan a verla.
— [Así que este es el final...]
Y aquellas palabras, que tan solo oyeron la nada, fueron lo último de la niña rockera; Hitori Goto.
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O no.
—¡Yo escuché esa canción!
—¡Síganle!
— [Por favor diosito ya llévame]
De repente escuchó cómo sus compañeros comenzaban a golpetear y aplaudir en un ritmo bastante familiar.
Un ritmo de propósito y fracaso.
—¡Puta madre nadie sabe ingles!
Pero realmente divertido.
—... ¿Queen...?
—¿Eh? Goto-san, ¿Conoces esta canción? —A Hitori casi se le cumple su plegaria cuando un compañero le habló de repente.
—E- Este- yo-
—Por supuesto que la conoce, ¿No ves que tiene una guitarra?
Inesperadamente, estaban hablando de ella. Incluso si usaban su desgracia para hacer hora en clase, su objetivo de que se le acercasen gracias a su guitarra se estaba cumpliendo.
¿Sería esta su oportunidad de hacer amigos?
—La clase 1-3 también tiene una chica que toca la guitarra, ¡Goto-san, defiende a nuestra clase! ¡Canta!
Mejor que abandone sus sueños y muera.
— [¡Ni siquiera puedo defender mi estómago del estrés, eso es imposible!]
La estaban poniendo de los nervios, Hitori no acostumbraba ser el centro de atención de tanta gente (dos personas) por lo que su cuerpo comenzó a hacer uso de su siguiente mecanismo de defensa.
— [¡A este paso voy a morir! ¡Espera, si muero no tendré que hablarles!]
El siguiente gran plan de Hitori comenzó a maquinarse.
—Goto-san debe ser muchísimo mejor que esa chica
—Uhehehehehe...
O no
— [Viva la vida, la muerte es una pendeja...]
—¡¡La clase ya comenzó!!
— [¡Perdóneme señora muerte!]
El grito del profesor detuvo a todos e incluso el corazón de Hitori quien se ahogó con su saliva, impidiéndole siquiera decir algo antes de que todos se olvidaran de ella y miraran hacia adelante.
El adulto se acomodó los lentes como si el sol pudiera darle y verse épico.
—Y la lección de hoy se llama... cómo matar a un demonio —Afirmó y sonrió.
Lo que le faltaba.
—¡LA CLASE 1-2 VUELVE AL RUEDO!
Y Hitori quería saber cuándo es que esto se había convertido en una carrera.
— [No puedo seguir viendo esto, si no muevo ni un solo músculo no notarán mi presencia]
Quiso apartar la mirada hacia afuera para ignorar el alboroto, casi nunca lo hacía porque no quería que el chico que se sentaba junto a la ventana creyera que le estaba viendo.
De hecho, Hitori logró reconocer su voz como la que se quería comer al pollo.
Y no era por ser mala, no le gustaría que nadie en general creyera que le estaba mirando, sería tan incómodo que podría morir, pero ese chico en específico era muy raro. Mucho.
Se alquilaba para ser el asiento de las mujeres, Hitori solo volteaba en su dirección para distraerse.
— [Ah, esos chicos están jugando fútbol... ¿Con un pollo?]
Así que era ese.
Ahí estaba la razón por la que el salón parecía un tumulto de gente en la época medieval llegando a la conclusión de que una mujer era una bruja solo porque sabía sumar.
Un demonio en la escuela los sacudía hasta la médula.
— [Pero es un pollo sin cabeza... ¿Es eso lo que tanto envidia mi clase?] —Se sintió algo decepcionada, era un demonio, pero por alguna razón se le hacía... desilusionante.
Ni siquiera era más pollo que un pollo, de un soplido esa cosa estaría de vuelta al hoyo de donde habría salido. Carecía de lo que hacía que la gente voltease a ver un demonio.
Lo más vistoso en él era esa voz chillona que por alguna razón ella podía oír entre tanto escándalo.
Era lógico fuera así, nadie en su sano juicio traería una criatura capaz de matar a alguien al colegio.
No se sentía soberbia ni menospreciaba al pollo.
Le ganó haciendo amigos.
Solo era una sensación que le decía que era débil, quizá tenía otra habilidad por la que debía de ser llamado demonio, quizá por eso estaría rodeado de tantos.
Miró a una chica de semblante molesto bajo la sombra, estaba sola.
— [Es como yo...]
La gente que solo se tiene a sí misma es más débil que aquellos aún más débiles pues, como ese demonio, hay débiles que están rodeados de otros que quizá sí son fuertes, o incluso más que uno solo.
Tienen esa habilidad de poner a las personas de su lado, hacerlos amigos, justo como el demonio estaba haciendo con esa chica solitaria al saltar en sus brazos.
— [Ya no es como yo...]
Ahora se veía alegre, seguro que se uniría a su clase para jugar.
— [Qué envidia...]
Qué equivocada que estaba.
Justicia...
Y qué cruel era el mundo a veces.
—... ¿Le puso el pie?
—¿Hmm? ¿Quieres que te ponga el pie?
Hitori se quedó perpleja con lo que vio, o más bien, lo que por un instante le pareció que era una chica poniéndole el pie a la pobre que cargaba al demonio pollo en brazos. La sorpresa fue tal que incluso ignoró al chico raro para no despegar el ojo de la grotesca escena justo delante de ella.
—A-Ah...
—Oye, ¿Te sientes bien?
—L-L-Lo des...
—¿Des? Ese no es mi nombre, soy Den-
—Lo despachurró...
El chico se dio cuenta que Hitori no lo miraba a él ni a su hermoso rostro, sino que veía fuera del salón, lo que lo llevó a voltearse para saber qué le traía como una cabra.
—... ¡Carajo, esa chica destripó al pollo de un panzazo! —El grito del chico raro fue tal que el salón entero volteó a la ventana.
Todos fueron testigos de cómo una chica se levantaba del suelo y dejaba a vista libre el cadáver de un pollo sin cabeza al que se le salían los intestinos.
El profesor jamás habría pensado en esa forma de matarlo.
—...
Al igual que todos, Hitori guardó silencio. Su madre alguna vez le dijo que llegaría el momento en que ella se enfrentaría al mundo, con lodo en su cara o sangre de desgracia, pero lo haría.
Y al verla a ella, a la chica que se tropezó, alzar la mirada y darse de lleno con la realidad de sus errores la hizo recordarlo.
Estar frente a los ojos de tantos sentimientos reverberando como el sol en ella; tanto odio, tristeza, lástima, juicio, repudio... fue casi como un mensaje, tal imagen hizo a Hitori entender un poco a lo que se refería su mamá.
Pero no podía evitarlo, el silencio en el que se sumió la clase solo logró aliviarla.
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—Y hoy era mi oportunidad de hacer amigos... —Derrotada, Hitori iba a casa pateando una lata que encontró por ahí.
Terminadas las clases no había motivo para que se quedara, ese día en especial había sido realmente malo para ella.
Aunque si era honesta, tampoco tenía tantos ánimos de afinar sus acordes. Llevó su guitarra a la escuela esperando que le hablasen, pero nadie lo hizo.
Terminó desviándose en un pequeño parque para usar los columpios y poner sus pensamientos depresivos en orden, comenzando por el elefante en la habitación.
Sí, se había sentido bien volver al silencio de la clase, pero Hitori cayó en cuenta de que en el patio de su escuela se habían derramado vísceras de un ser vivo; y que la tal Asa, como había escuchado que se llamaba la pobre, se había desmayado y echado un vomito encima del cuerpo sin vida de Quiquiriquín.
Vaya nombre para un demonio pollo.
De nuevo, apenas y se enteró porque lo escuchó de incesantes bocas que se pasearon por las escaleras abandonadas donde solía comer su almuerzo, incluso podía oír las moscas en la conversación.
También quiso escapar de eso, pues ella incluso sabía más que todos ellos.
—Su delegada le puso una zancadilla... —Murmuró aún incrédula.
—¿A quién?
—A Mitaka-san... ¿Uh?
Hitori podría haberse caído de cabeza a la tierra por el susto que se pegó, de no ser por una mano firme y áspera que la jaló hacia adelante, raro para pertenecerle a una chica.
—Eso estuvo cerca, ¿Estás bien?
—Ah- eh wue- ah-
—U-Una palabra a la vez, tranquila
En el momento en que esa voz serena resonó, sus sentidos volaron y la atención a su entorno volvió a Hitori casi como una jaqueca, impactada por no haber visto que alguien se le acercaba.
¿Qué tan metida estaba en su mente como para ignorar su alrededor?
Lo suficiente como para tener amigos imaginarios a los 16, al igual que para ser incapaz de formular palabras coherentes.
—¿Q-Qué desea señor?
—¿Eh? Pero soy mujer
—... ¿Señora?
—¡¿Me estás tomando el pelo?!
—¡¡AAAAAAH PERDÓNEME LA VIDA!!
—¡Tra-Tranquila! No te voy a hacer nada —Si era sincera, Ikuyo Kita pensó en muchas posibilidades cuando decidió acercarse a esa chica que vestía la misma falda del uniforme de su escuela y cargaba consigo una guitarra.
Creyó que sería una de esas personas con carácter fuerte o genial, lo percibió cuando la vio a la lejanía sentándose sobre el columpio en completo silencio.
Y lo que recibió fue esto.
—P-P-Puede llevarse mi uniforme de la escuela, e-e-es la m-más grande de Tokio así que seguro se vende a buen precio y la verdad ni siquiera me gustaba tanto, ah jaja, ¿Qué estoy diciendo? ¿También quiere un riñón mío? La verdad no me gusta el picante ni comer más de lo necesario, tengo buena salud, yo- yo-
—¡Por favor, detente ahí! —Suplicó. De tan solo escucharla se le estaba quebrando el espíritu, y no era algo que ella quisiera en estos instantes. —Eres Goto-san de la clase 1-2, ¿Verdad? Recién te reconozco, perdón
—¿Eh? [Sabe de mi...]
Qué pequeño era el mundo, que podría sacudirte si te quedabas durmiendo en tus laureles.
—Yo soy Kita de la clase 1-3, un gusto. Parece que vamos a juego
Fue entonces que Hitori se dio cuenta que Kita llevaba un estuche de guitarra en su espalda.
—¿T-Tocas?
Ella era otra de las razones por las que su clase se sacudía.
—Para nada, solo lo traje porque quería mostrarlo jajaja
— [Ah... es una bromista] Ya veo... je je...
Ambas rieron. A Hitori le estaba comenzando a agradar esta chica linda, solo estaba esperando el momento en que dijera que era una broma.
No llegó.
—E-Espera, ¿L-Lo dices en serio?
—Sí, ¿Por qué te mentiría?
— [DIOS, ¿ESTE ERES TÚ HABLÁNDOME? ¿POR QUÉ TOMASTE LA FORMA BRILLANTE DE UNA COLEGIALA?]
La sonrisa que esbozó Kita obligó a Hitori a cubrirse la cara antes de ser asesinada por su brillo.
De todas las criaturas y seres que ha visto a lo largo de su vida (más animales callejeros que personas), jamás se encontró con alguien tan libre de malicia e inherente de segundas intenciones como esa chica.
Esta vez la realidad no fue tan decepcionante.
Aunque estuvo a un pelo de explotar por el aura extrovertida que emanaba.
—¿Goto-san?
—Ah, n-nada —Hitori recordó que para conversar ella también debía de decir algo. —Digo, t-te queda bien el gigbag con el uniforme
Si debía ser sincera, esa chica era de las que probablemente le quedaría bien hasta una bolsa de papas.
—¡Gracias! —Otra vez el brillo cegador. —Aunque es una pena que no pueda tocar nada...
—E-Entonces, ¿Por qué... —Se detuvo al pensar que sería grosera, mirando con nervios a la alegre Kita.
—Es confuso, ¿Verdad? —Sonrió amablemente, no quería hacer creer a Hitori que tenía que cuidar mucho sus palabras con ella, eran compañeras después de todo.
—¿El cómo la sociedad te obliga a trabajar para tu propia tumba o que no sabes tocar guitarra?
Funcionó bastante bien.
—L-Lo segundo...
—... p-pues supongo...
Kita no quiso saber por qué demoró tanto en contestar.
—La verdad quería unirme a un grupo con una chica a la que admiro, pero mi ineptitud terminó superándome y hui
Jugaba con su cabello como si fuese una travesura que hace y deja pasar, pero Hitori no apartó su mirada de ella, las palabras parecieron distantes tanto como para sentir que no hablaba solo de guitarras, aunque una chica como Hitori no podía saberlo.
Solo pensó en una cosa tras de ello.
—... ¿Y si te enseño?
Esa fue una proposición sorprendente, incluso para ella misma que apenas supo lo que había dicho luego de que saliera de sus labios.
—¡¿De verdad?!
— [¡MIS OJOS!]
—¿Cuándo deberíamos empezar? ¿Te parece justo ahora-
La emoción de Kita fue cortada por el timbre de su teléfono celular.
— [¿No estaba prohibido llevar móvil a la escuela?]
Hitori se guardó su duda al ver como el semblante jovial de Kita cambiaba mientras leía el mensaje de texto.
Tecleó algo a una velocidad indecible y volvió hacia Hitori, quien solo recibió una mirada tranquila y palabras que ya no cargaban esa aura brillante.
—Lo siento Goto-san, tengo que irme. —El tono de su voz fue tan amable que hasta hizo que Hitori se sintiera culpable de ofrecerle algo por pura emoción. —No quiero que te lleves una mala impresión de mi, por favor, seamos amigas
Aquella aclaración dejó en blanco a Hitori.
—Nos vemos mañana
—Y-Ya...
Y así como vino, por el mismo camino se fue.
—Apenas pude despedirme
¿Acaso había hecho algo diferente el día de hoy?
Hitori lo pensó un momento, parpadeó varias veces y se miró las manos, se pellizcó el brazo y palmeó sus mejillas.
No fue una alucinación que su espectro esquizofrénico creó para hacerla sentir mejor.
—¡Una chica popular quiere ser mi amiga!
Hitori alzó los brazos como si todo el planeta la estuviera viendo levantar la copa del mundo.
Tal era su euforia que no se enteró de que una chica se le aproximaba.
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"¡Bark bark! ¡Woof!"
"¿Qué pasa Pochita? Estás como una cabra"
"¡Woof woof!"
"¿Es por esa música alocada? Viene de ese lugar con luces en la puerta, pero no sé leer lo que dice"
"Grrrrr ¡Woof!"
"Sí sí, estás loco por la música, pero ya tenemos que irnos, estoy empezando a olvidar cómo salir de Shinjuku"
...
—No puedo creerlo...
Buddy, you're a young man, hard man~
—Pochita...
Shouting in the street, gonna take on the world someday! ~
...
—¿En serio era algo como esto...? ¿Cómo dijo esa señora que se llamaba?
—Oye niño, deja de ver a la nada y ponte a trabajar
—Sale y vale —Tras ser regañado por su jefa, Denji se levantó del suelo y agarró su arma para terminar su encargo.
Barrer el local.
—Tu turu~
Se paseó con la escoba con tranquilidad, subió al escenario y barrió hasta debajo de las mesas, la humedad que había debido a lo cerrado del lugar le molestaba un poco, pero no podía quejarse.
—Eso tilín~
Trató de sacar esa sensación de su mente, pero la música que puso la gótica encargada de las cajas de sonido era inentendible, casi molesta.
No sabía inglés, aunque se ponía del mismo humor cuando le hablaban usando palabras complejas en japonés. Era muy molesto.
Porque aún si le fastidiara, ya no podía sacar ese ritmo de su mente.
—Alguien dejó su bebida a medio tomar... —Observó antes de sonreír. —Más para mi
—No hagas eso, no pagaste por la bebida
—Pero si esto literalmente es basura, más bien, ¿Debería facturar por trabajar de basurero?
—¿Te acabas de decir basurero?
—Por supuesto que... —Denji lo pensó un momento. —De hecho sí es lo que quise decir
Pudo oír una risilla zafándose de los labios de su jefa, que rápidamente fueron acallados para mostrar su cara dura de siempre.
—Igual no te voy a pagar más, yo solo descuento sueldos y ahora debo descontar de la chica que está llegando tarde
—La que se parece mucho a ti
—Bien hecho Sherlock. Ahora ponte a limpiar, yo iré a la tienda —Ese fue el último intercambio de palabras que tuvieron antes de que Denji quedara solo nuevamente.
Otra vez esa canción...
—Llegando le preguntaré a Nayuta sobre eso
Denji terminó bebiendo de todos los vasos sin terminar.
Mientras salía del local para barrer la entrada, le dio un corto vistazo al reloj. No sabía bien cómo leer las manecillas exactamente, pero si el palo más largo ya había dado una vuelta entonces aún le quedaban otras tres de esas.
En el momento en que cruzó la puerta pudo escuchar un sonido conocido para él. Unas tripas rugiendo de hambre eran como la alarma biológica inconfundible de Denji.
—¿Qué pasa?
Su pregunta iba dirigida a quien estaba en la entrada intentando alcanzar algo en el letrero de neón. Uno grande, poderoso y brillante que fácilmente podría soportar a la chica que quería subirse en él, ocupaba cada extremo de las angostas paredes que eran la entrada subterránea y única del local.
—La jefa dijo que si lograba pararme de manos sobre el cartel me iba a comprar la cena
—Qué suertuda —Aunque mientras más veía a la chica hacer esfuerzos por subir, más gracioso era verla. —Oye, si te ayudo a subir, ¿Me compartes tu cena?
—S... —Eso había sonado a una afirmación. —No. —Pero solo había sonado.
Denji volvió a ver el cartel.
Siempre se le dificultaba pronunciarlo, pero tenía curiosidad por lo genial que se veía colgado en la entrada (Jamás se lo diría a su jefa).
—Bueno, ¿Y qué dice allí?
La chica se detuvo y lo miró, sus ojos parecían un par de tiras de konbu para Denji.
El hambre le estaba ganando.
—Starry —Espetó.
—... Starry... —Y Denji le repitió como un niño.
—Sí, ahora ayúdame a subir
—Diez yenes y por diez minutos seré tu silla —Jamás perdería la oportunidad de ofrecer sus servicios.
—¿Puedo desarmar a mi silla y hacerla una escalera?
—Mejor que eso, esta silla se vuelve una repisa donde puedes subir más fácilmente
—Suena a que es un buen negocio
No lo era.
—Tengo ya dos mil yenes en una semana de hacer esta chambita
Hizo el signo del amor y paz con todo orgullo, incluso si había hecho ese dinero vendiendo cigarros reciclados hasta que su jefa actual lo encontró y se lo llevó a trabajar allí.
—Cállate y toma mi dinero, chico que desconozco por completo
Pero Ryo Yamada no sabía de aquello.
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Normalmente uno no puede diferenciar a las personas solo por su manera de caminar, es demasiado supersticioso, pero los pasos de Hitori pesaban más que la sangre en ese instante, donde a su lado una linda rubia le dirigía en silencio.
—Yo llené el budokan...
—¿Eh?
—Nada
—Ah, ok...
—...
—...
Vaya conversación de mierda estaba teniendo Hitori.
De por sí ya era increíble que a estas horas no estuviera llegando a su casa a componer melodías y practicar sus acordes hasta que se ocultara el sol, pero estar en uno de los distritos más bohemios y clásicos de Japón era algo que Hitori jamás había contemplado para su vida.
Tampoco es que lo hiciera muy a menudo.
Debió ser la emoción de conversar con una chica tan feliz lo que le dio a Hitori la sagaz sensación de que podría hacer algo para conseguir lo que quiere, y la oportunidad perfecta se había presentado ante ella justo después de que Kita se fuera.
Nijika Ijichi fue un remolino violento, según sus palabras, que la arrastró hacia un destino que hasta ese momento tan solo parecía un sueño y de no ser porque era torpe hasta para negarse no estaría allí.
Lo hecho, hecho está.
—[¡No puedo hacer que piense que fue un error elegirme!]
Iba a tener un concierto con una banda, ¡Finalmente!
—[Creo que fue un error elegirla]
Iba.
—[Ni siquiera me dirige la mirada...] —Se preguntó si saldría bien, aunque peor era nada, Nijika había tenido que luchar por lograr un cupo dentro del cronograma de bandas de su club.
No sabía si reír o llorar por encontrarse a Hitori, pero pensar tan negativamente no era su estilo, tenía la esperanza de que todo estaría bien.
Solo no debían de cagarla antes de tocar.
—Bien, ya llega- ¡¿Ryo?! ¡¿Qué haces sobre ese chico?!
Lo primero que vio Hitori en ese nuevo mundo fue asombroso, casi digno de una portada para un álbum con hit mundial por lo estúpida que se veía la toma.
Una chica apoyada en un cartel, de pie sobre un chico que se sostenía en el aire apoyado entre dos paredes boca abajo.
— [Quiero ir a casa]
—Oh, Nijika, justo a tiempo, este emprendedor se ofreció a ayudarme para subir al letrero por diez yenes
—¡Soy una repisa flotante!
—¡No harás eso! ¡Bájense antes de que mi hermana los vea!
—Pero ella dijo que me invitará la cena si me paro de manos
—¡Entonces súbete al cartel y te tomo una foto, pero baja ya!
—¡A esta repisa flotante le están doliendo los brazos! ¡Apúrate niña azul!
—Es que me dio miedo y está cómodo aquí...
—¡RYO ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO!
—¡La repisa flotante maldice al hambre por obligarlo a hacer esto!
—No había otra manera
—¿Y-Y si te cargaba sobre los hombros?
Tremenda idea se le había ocurrido a Hitori.
—...
—...
—...
Eso era sarcasmo.
—L- Lamento haber nacido —Y la presión de los tres mirándola fue demasiado para ella.
Por alguna razón, todos se sintieron demasiado como idiotas.
—¡No importa Hitori-chan, hay que bajarlos! —Nijika descendió las gradas para acercarse.
Y sin poder negarse, Hitori la siguió de cerca solo para seguir viendo, porque de ayudar no ayudaría en nada aunque lo intentase, estaba más absorta en un detalle que le daba escalofríos.
Quizá vio más de lo debido a aquel muchacho, quien notó su mirada en ella.
—Oye, ¿Te conozco de algún lado?
—... ay no
Hitori se encontró con quien menos deseaba ver en un lugar como este. Ya sabía que nadie podía estar tan estúpido como para alquilarse, además de el raro y aterrador chico de su clase.
Ahora sí estaba a punto de desaparecer de un ataque de ansiedad.
—¡Ryo, salta, yo te agarro! —Dijo Nijika abriendo sus brazos frente a la repisa humana.
—No puedo —Declaró ella aferrándose con temor al gran cartel.
—¡¿Por quéee?! —Nijika se tomó del cabello con desespero.
—Me rugen las tripas
Nadie sabía quién de los cuatro presentes estaba más al borde del colapso en ese instante.
—... ¡Ya te recordé! ¡Eres la chica que se cayó de cara y tocó al ritmo de la mentada canción esa! ¡Por eso no puedo sacar-
—¡AAAAAAAAAAAAHHH!
—¡Qué puto grito, cállate un rato!
—¡Nijika, ese grito me dio valentía, voy a saltar!
—¡Ryo espera no-
—¿Qué hacen ustedes cuatro?
*Plaf*
—¡MI CARTEL!
—¡MI BRAZO!
—¡MI COMIDA!
—¡MI DIGNIDAD!
—¡MI ÚLCERA!
La vida apenas había comenzado a sacudirse para Hitori.
つづく
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