✨❤️🔮Young Robert Downey Jr🔮❤️✨
Tercer one shot especial del último trimestre del año, inspirado en el mes de octubre con temática de poción mágica.
"Poción de amor"
Las vacaciones de invierno ya estaban a la vuelta de la esquina y en definitiva no podía perder más tiempo. No volveríamos a la escuela hasta principios del año próximo y debía poner en práctica todo lo que había aprendido en este tiempo. ¿Qué era lo que me tenía así se ansiosa? Bien, pues debía de hacer una poción muy especial.
Mi educación era bastante particular, dado que asistía a La Academia de magia Beauxbatons, ubicada en el castillo que lleva el mismo nombre cuya locación se hallaba en Francia. Cabe mencionar que ese año, ya era mi último curso. Estaba emocionada por el hecho de graduarme y todo había estado de maravilla hasta que justo antes de iniciar el curso, llegaron algunos alumnos de intercambio que habían arribado desde Londres. Y ahí lo vi. Justo en ese instante que mis ojos cruzaron mirada con sus orbes color chocolate y a partir de ese momento, él fue mi perdición.
Su nombre era Robert Downey Jr, un muchacho de familia londinense adinerada que había venido a Beauxbatons junto con otros estudiantes para finalizar su último año de estudios en artes mágicas. Era fácil perderte en esos profundos y brillantes ojos avellana, en la curvatura perfecta de su sonrisa, en su voz gruesa y varonil y en su magnética personalidad. Pero sobre todo, en su brillante intelecto. Todo eso en conjunto, aunado a su exquisito acento del norte lo hacían irremediablemente irresistible. No solo para mí, para casi todas las chicas de la academia.
Sin embargo, Robert y yo habíamos entablado una bella amistad. Desde el momento que nos conocimos, parecía que habíamos hecho un clic instantáneo, ya que congeniábamos bastante bien pero ¿solo como amigos? El punto es que, al pasar el tiempo y al compartir tantos momentos juntos, mis sentimientos por él se fueron incrementado cada vez más hasta el momento en que me di cuenta de que para mí infortunio, me había enamorado de mi mejor amigo.
Todos los Dioses saben cuánto les rogué para no empezar a sumergirme en ese océano de emociones. Tenía experiencias pasadas que no eran nada alentadoras, ya que en todas y en cada una, el final siempre había sido el mismo: yo terminaba con el corazón roto. ¿Pero qué podía hacer? ¿Cómo no terminar cayendo en los encantos de semejante hombre? No me resistí y volví a sentir, volví a enamorarme, pero tenía miedo. Miedo de volver a salir lastimada y de terminar con el corazón hecho pedazos. Así que después de pensarlo un tiempo, opté por la solución más sencilla y eficaz: una poción de amor.
Y básicamente, él era el motivo por el que esa tarde me encontraba en una de las aulas principales de la academia, preparando Amortentia, una de las pociones más potentes y efectivas para dicho fin. Nadie es inmune a su efecto y gracias a eso, tenía una gran oportunidad para que Rob se enamora de mí. Mas, existía una pequeña dificultad. A pesar de su eficiente efecto en quien llega a beberla, no es permanente. Debe ser renovado cada 24 horas pero, eso no me detuvo.
-Bueno, solo tengo que encargarme de darle una dosis diaria por el resto de nuestras vidas. -reí y me encogí hombros mientras vertía en la mezcla un poco extracto de menta.
Estaba tan concentrada en mi tarea, que no me percaté que la puerta del aula donde me encontraba había sido abierta. A lo lejos escuché algunos ruidos de pasos sobre el piso de madera, pero no les tomé importancia ya que era costumbre escuchar o ver deambular algunos fantasmas dentro del castillo donde residía la academia.
-Ahora solo un poco de polvo de roca lunar y quedarán listas las dosis para un año. -sonreí mientras vertía sobre el caldero un poco del polvo gris que contenía una botella traslúcida.
Al terminar de agregar todos los ingredientes, la poción había tomado un color rojo intenso, como de un rubí y eso era buena señal, pues indicaba que se había hecho de la forma correcta. Estaba a punto de dar un pequeño salto de emoción, cuando sentí unas manos colocarse en mi cintura, lo que efectivamente me hizo dar un brinco, pero de susto. Solté un leve grito y al girarme para ver quién era mientras trataba de regular y calmar mi pulso, me di cuenta que era Robert. Eso solo hizo que me sobresaltara más.
-¡____________! Relájate un poco, mujer. O tu corazón no podrá con tanto. -comentó un poco afligido mirándome fijamente. -¿Estás bien? -me preguntó preocupado, pasando su mano por su cabello.
Noté que llevaba puesto nuestro uniforme, que consistía en un pantalón de tela oscura y camisa blanca de manga larga, la cuál tenía bordado el escudo de la academia al igual que el suéter que debíamos portar y una corbata. Lo miré con más detalle y noté que veía levemente sonrojado y también estaba un poco nervioso. También me percaté que escondía sus manos detrás de su espalda y eso me extraño. Además, acomodaba sus gafas constantemente y eso solo lo hacía cuando estaba incómodo, nervioso o ansioso.
Volví mi vista a sus ojos que, extrañamente brillaban más que en otras ocasiones y lo llamé, mientras trataba de ocultar el pequeño caldero con la poción detrás de mí. -Estoy bien, Rob. No fue nada. Pero mejor dime, ¿tú estás bien? -le pregunté ladeando mi cabeza.
-Hum, sí, claro. ¿Por qué no lo estaría? -preguntó todavía más nervioso y se aclaro la garganta.
-Pues no lo sé, por eso pregunto. ¿Estás escondiendo algo? -le pregunté arqueando una ceja y con un tono más relajado.
Qué descaro el mío, preguntar si está escondiendo algo cuando yo estoy haciendo lo mismo y justo frente a sus ojos.
Robert apretó sus ojos y soltó aire por la boca. -Agh, ¡no puedo, ____________, no puedo! No puedo engañarte ni mentirte. -abrió sus ojos y miro al piso. -Sí, escondo algo. -suspiró.
-Puedes decírmelo, tranquilo. -le sonreí y me acerqué a él para tomarlo por los hombros y hacer que me mirara.
-Yo... yo... yo hice Amortentia para ti. Sabes bien para qué sirve, este curso que vimos pociones y hechizos III la estudiamos. -confesó con un hilo de voz y al escucharlo, pasé saliva duramente.
Abrí mis ojos sorprendida y solté un pequeño jadeo que llamó la atención de Robert, haciendo que me observara atentamente. -¿Qué tú hiciste qué? -pregunté incrédula. Él había hecho lo mismo que yo.
-___________, prepare Amortentia. Quería que tú la bebieras para que... Bueno, que te enamoraras de mí. -exclamó por lo bajo con las mejillas sonrojadas.
No sabía que decir. Estaba completamente anonadada. Esto solo confirmaba que ninguno de los dos se había decido a confesar sus sentimientos y ambos habíamos optado por la forma sencilla. En ese momento, la pequeña caldera con mi poción que estaba detrás de mí, soltó un poco de humo color rojo que empezó a rodear el aula donde nos encontrábamos. Robert lo notó y me miró con el ceño fruncido.
-Tú también la hiciste. -exclamó suavemente. -Pero, ¿para quién? -su expresión se notaba preocupada.
Una tímida sonrisa se formó en mis labios y ahora yo fui la que agachó la cabeza la mismo tiempo que acomodaba un mechón de cabello detrás de mí oreja. -Para ti. -contesté simple y escuché como Robert soltaba un profundo suspiro.
-¿Te das cuenta de lo distraídos que somos, ____________? -me preguntó divertido.
-Sí, me doy cuenta. -le contesté llevando mi mano a mi mejilla y Robert empezó a acercarse a mí.
Cuando estuvo más cerca y sobre una de las mesas de trabajo del aula, dejó un frasquito que contenía un liquido del mismo rojo rubí que mi poción. -¿Y si mejor nos decimos lo que sentimos en lugar de jugar con pociones y hechizos? -me preguntó acunando mi rostro en sus manos y juntando su frente con la mía.
-Sí, Rob. Creo que es lo mejor. -reí e hice lo que no pensé que me atrevería a hacer jamás. Lo besé.
Él correspondió gustoso mi gesto y por primera vez, saboreé sus labios. Tenían un ligero sabor a chocolate que me hizo estar segura de estar besando la boca más dulce del planeta. Sus besos eran suaves y delicados y parecía que nuestros labios encajaban a la perfección. Al separarnos, ambos sonreíamos y nuestros rostros se asemejaban a un tono carmesí.
-¿Te parece si pasamos las vacaciones juntos? -me preguntó dándome un beso en la frente.
-Me encantaría. -sonreí acariciando su mejilla.
Nos deshicimos de las pociones y salimos del aula con nuestras manos entrelazadas y con el corazón lleno de auténtica alegría. ¿Quién lo hubiera dicho? Ambos queríamos usar la misma técnica para obligarnos a enamorarnos del otro. Definitivamente, sería una historia graciosa para la posteridad.
***
Buenas noches, lectores hermosos. ¡Lo estoy logrando! Voy a poder escribir 5 OS especiales de octubre jajajaja. Solo quedan dos, sí puedo, sí puedo jajaja. xD
Espero que les haya gustado este pequeño one shot y si les gusta Harry Potter, (porque a mí me encanta) supongo que habrán visto mis referencias jaajaja. :3 Ojalá lo hayan disfrutado al leerlo tanto como yo de escribirlo. Recuerden que los amo 3,000 y nos estamos leyendo pronto. ¡Abrazo! :3
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