🌊🎶❤️Young Robert Downey Jr❤️🎶🌊 +18

"Olas, música y amor"

En definitiva, había sido un año difícil, podría decir que uno de los peores años de mi vida. Aunque, alguna vez escuché a alguien decir por ahí que, hasta los años malos son años muy buenos. Alguna enseñanza nos han de dejar y no es nada más que la verdad.

Mi enseñanza fue que me di cuenta que era más fuerte de lo que pensaba.

Afortunadamente para mí y después de todo el caos vivido, había llegado el momento en que todas las cosas se habían empezado a arreglar y justamente ese día, cerca de la 1:00 de la tarde estaba tan agradecida por haber aceptado venir de vacaciones a la isla de Maui, en Hawaii con mi mejor amiga Cassandra o Cassie, como yo le decía de cariño. Era totalmente justo y necesario tomarnos un descanso y este había sido el mejor momento.

-¿Sabes? Se me antojó una piña colada. -le comenté a Cassie, sin mirarla mientras me acomodaba mejor sobre el cómodo camastro en el cual me encontraba recostada.

-¿Y por qué no vas por una? -me respondió ella en forma de pregunta. Imaginé que me estaba observando, ya que pude sentir su mirada sobre mí.

El sonido de las olas rompiendo en la orilla, la brisa marina fresca y su aroma rodeando el ambiente por completo, el sol tan cálido y el sonido de las aves revoloteando por todos lados, además de la maravillosa sombra que teníamos justo debajo de un par de palmeras y palapas eran la combinación perfecta para que yo deseara no moverme de mi lugar. Hacía tanto tiempo que no me sentía así de bien y no quería romper el maravilloso momento solamente para ir a la barra de bebidas por lago para tomar.

Me giré un poco para quedar frente a frente con Cassie, baje mis lentes de sol y la miré por encima de estos tratando de hacer la mirada más dulce y tierna que jamás haya expresado.

-¿Puedes ir por una piña colada para mí, por favor? -le pregunté de forma suplicante.

Ella rodó los ojos y negó con la cabeza.

-¡Vamos Cassie! -junté mis manos y agudicé un poco más mi voz. -Si quieres, puedes traer una para ti también. Es que no quiero moverme de aquí, estoy... ¿Cómo te explico? Tan placenteramente cómoda que no quiero desperdiciar ni un segundo. Por favor, ve, anda, ¿sí?

Mi amiga hizo una mueca de disgusto, pero al instante una sonrisa apareció en sus labios. -No sé cómo siempre logras convencerme de todo. -negó mientras reía. -Solo lo hago porque eres mi mejor amiga y porque después de todo lo que has pasado, necesitan que te consientan. Pero no abuses. -me señaló con su dedo índice mientras se levantaba de su camastro. -Ya regreso. -exclamó, y se fue caminando directo a la barra de bebidas.

-¡Te adoro, Cassie! -le grité mientras la veía alejarse y volvía a acomodar mis lentes.

Sin más tiempo que perder, volví a tomar mi cómodo lugar de hace unos momentos y justo antes de que subiera mis piernas de nuevo al camastro, un estruendoso grito me distrajo, desviando toda mi atención a la playa. Tuve que volver a bajar mis gafas para dar crédito a lo que estaba contemplando. Lo veía, aunque me costaba trabajo creerlo.

Justo frente a mis ojos, una enorme ola de unos siete metros era surfeada por un hombre que, desde donde yo me encontraba, se veía bastante joven. Mi asombro me obligo a dejar mi asiento al instante al verlo surcar con tal maestría y habilidad esa enorme y creciente revolución marina. El grito de antes había sido suyo, un grito que indicaba que estaba disfrutando enormemente su paseo. Yo, por otra parte, estaba fascinada al verlo moverse de esa forma tan ágil en medio de semejante ola.

Supongo que me quedé mirando por varios minutos, ya que lo que me hizo volver en mí fue la voz burlona de Cassie, que además de llamarme por mi nombre, me dio un leve golpe en el brazo.

-¿No que no te levantabas de tu lugar? -exclamó con sorna para luego pasarme el vaso con la piña colada.

Yo ni si quiera me inmuté, solo asentí, tomé el vaso y seguí observando como aquel joven había logrado surfear la ola completa y ya estaba a punto de llegar a la orilla.

-¿Qué miras, _________? -preguntó mi amiga y lo único que puede hacer fue señalarle con mi mano libre al hombre que venía acercándose a la orilla de la playa, sosteniendo su tabla de surf, completamente empapado y con una gran sonrisa en el rostro.

El joven pasó una de sus manos por su mojado cabello e incesantes gotas de agua salada escurrían por todo el traje oscuro que cubría todo su cuerpo desde el cuello hasta las rodillas y marcaba algunos detalles a la perfección. Al mismo tiempo que hacía dicho gesto y por unos breves segundos, su mirada chocó con la mía, haciendo que su sonrisa se ampliara mucho más y yo desviara mi mirada a otra parte, completamente apenada y con el rostro enrojecido. Mi giré rápidamente quedando de espaldas, pero Cassie se quedó de frente. Le di un gran sorbo a mi bebida para tranquilizarme.

-___________, querida, no quiero alarmarte, pero el chico surfista viene directo a nosotras. -me comentó en voz baja y yo casi me ahogo el escucharla.

-Ay, Cassie. Eso no puede ser... -volví a darme la vuelta para de nuevo ver al frente y por un instante, me quedé estática. -...verdad.

Lo que decía era completamente verdad, el joven surfista estaba de pie justo frente a nosotras, todavía con esa bella sonrisa decorando su boca. Debajo de su brazo sostenía su tabla de surf que noté que estaba decorada con motivos hawaianos. Al tenerlo a tan corta distancia, pude observarlo con más detalle. Quizá tendría unos 25 o 26 años, sus ojos eran brillantes y de un color chocolate hermoso al igual que su cabello solo que, de un tono más claro, casi parecido al color de la canela. De labios delicados y nariz finamente perfilada, era por mucho el hombre más atractivo que había visto. Motivo suficiente para que mi pulso se acelerara al por mayor. Un silencio se hizo presente entre los tres, hasta que él decidió romperlo con su hipnótica y melodiosa voz.

No estaba segura, pero lo más probable es que mi rostro hubiese sido un poema al estarlo observando con tanto detalle. Eso solo hizo que me vergüenza aumentara.

-La ola que acabo de surfear es conocida como "El monstruo de Maui" lleva su nombre debido a la isla donde nos encontramos y por la gran altura que puede llegar a alcanzar. -comentó con simpleza, clavando su tabla en la arena y recargándose en ella mientras cruzaba sus brazos.

-Es... es bueno saberlo. -dije, aclarando mi garganta al notar como los ojos avellanados del chico empezaron a pasear de arriba abajo por mi cuerpo, que solo estaba cubierto de las partes primordiales por un bikini rojo con puntitos blancos.

Su sonrisa despareció para dar paso a una delgada línea en sus labios y sus ojos de entrecerraron un poco al ver que mordí sin querer mi labio inferior. Después, sonrió de lado y alzando una ceja volviendo su vista a mi rostro, habló de nuevo.

-Mi nombre es Robert, Robert Downey Jr, pero todos los que me conocen en la isla me dicen Rob. Vengo aquí desde hace mucho durante esta temporada de fin de año para relajarme y surfear un poco, pero vivo en Los Ángeles y soy fotógrafo. -nos comentó amable, haciendo un gesto con su mano y dirigiéndola a mí para que la estrecharla, acción que respondí al instante, milagrosamente.

-Un gusto conocerte, Robert... -le dije al sentir el tacto de su mano con la mía y su dedo pulgar rozo con suavidad el dorso de mi mano.

-Por favor, dime Rob. -el tono de su voz fue más meloso y creo que tanto a Cassie como a mí, nos hizo sentir derretir. Pero, lo que me hizo suspirar, fue que llevó mi mano a sus labios y en ella, depositó un suave beso justo después de volverme a decir su nombre.

-Bueno, un gusto conocerte, Rob. -jadeé algo acalorada. No sabía si era por el lugar donde nos encontrábamos, por la situación que estábamos pasando o, por las dos cosas al mismo tiempo.

Robert se presentó de igual forma con Cassie y al ver que sacaba su tabla de la arena, supuse que ya estaba pensando marcharse. Mas, mi sorpresa fue que volvió a hacer otra pregunta.

-¿Qué las trae por Hawaii, chicas?

-Hum, bueno, queríamos alejarnos un poco de las presiones. -respondió Cassie al instante al notar que de mis labios no salía palabra alguna.

-Ya veo. -asintió Robert, pasando su lengua por sus labios. -¿Y cuánto tiempo estarán aquí?

-Nos vamos este domingo por la mañana. Ya tenemos dos semanas aquí. Y también somos de Los Ángeles. -dije por lo bajo, dándole un sorbo a mi piña colada.

-¡Qué coincidencia tan agradable! ¿Saben? Yo también me marcho el domingo temprano. Tal vez nos encontremos en el aeropuerto. -Robert rió suavemente, haciéndome sentir un poco más cómoda y tranquila. -En fin, pasando a otras cosas, ¿les gusta la música jazz?

-Claro. -sonreí y Cassie asintió.

-Muy bien, es que esta noche daré un pequeño espectáculo en el restaurante que está justo en la bahía de la playa y, ya que son tan agradables, me encantaría invitarlas. ¿No tienen algo qué hacer, o sí? -preguntó con una sonrisa dulce.

Iba a decir que sí, ya que esa noche Cassie y yo habíamos planeado quedarnos hasta tarde viendo películas, pero ella se me adelantó.

-No, para nada. No tenemos ningún plan. Estaríamos encantadas de ir a verte cantar. -dijo mi amiga con evidente entusiasmo.

Yo la miré mal y ella solo me hizo una mueca de "luego hablamos" mas, la ignoré por ese momento, ya había hablado y no quería hacerle un desaire a tan amable joven que acabábamos de conocer.

-Vaya que eres un prodigio. Surfista, fotógrafo y cantante. -le sonreí a Robert y él hizo lo mismo.

-Y apuesto. -me susurró Cassie y le di un leve golpe en el brazo, aunque, tenía toda la razón.

-No es nada, solo es un pasatiempo. -afirmó él con serenidad y tomó con mayor firmeza su tabla. -Antes de irme, me gustaría saber sus nombres. ¿Puedo?

-Sí, sin problema. -contesté simple. -Ella, es mi amiga Cassandra Miles, pero puedes decirle Cassie, así le digo de cariño y yo soy ___________, ___________ Jonson. -nos señalé a ambas, respectivamente.

Robert sonrió de nuevo, estrechó la mano de Cassie volviendo a hacer el gesto de hace unos momentos al tomar su mano y dejar un pequeño beso en ella. Cuando lo hizo conmigo, el beso fue más largo y su tacto lo sentí por más tiempo.

-Ha sido un gusto conocerlas, ___________, Cassie. Espero verlas esta noche en el restaurante de la bahía. Qué pasen una agradable tarde. -acomodó de nuevo su cabello, tomó de nuevo su tabla de surf y después de un guiño dedicado a mí, se fue del lugar.

Me quedé parada, observando como se marchaba y sus huellas se iban quedando marcadas en la arena y viendo cómo más de una mujer lo seguía con la mirada. No era para menos. Suspiré y de nuevo Cassie me sacó de mis pensamientos.

-¿De verdad te ibas a atrever a rechazar su invitación, _________ Jonson? ¿Después de la forma en cómo te miraba, ese último beso que le dio a tu mano y ese guiño? -me dijo con un tono de desaprobación.

Al instante, volví a la realidad. -¡Oh, vamos Cassie! Tú sabes que ya no quiero volver a tratar con ningún hombre. -rodé los ojos, cruzándome de brazos y sentándome de nuevo en el camastro. -No después de lo que acabo de pasar. -miré cabizbaja la arena, enterrando mis pies en ella.

-Pero tienes que entender que no todos los hombres son unos patanes como tu ex, preciosa.

-No sé, Cassie. Creo que lo mejor es que vayas tú. -me acosté en el camastro, dándole la espalda y me cubrí con una toalla. Al escuchar como bufó, supe que estaba a punto de colmar su paciencia.

-Cómo detesto cuando te pones así de necia, ____________. -dijo con molestia, quitándome la toalla de golpe y solo me acurruqué más en el camastro y cerré los ojos.

Sentí que se acercó a mí oído y empezó a hablar suavemente. -Vamos a ir a ese concierto quieras o no, o si no, voy a lazar tu teléfono al mar, __________. Sabes que lo hago, no me retes. ¿O es que acaso no recuerdas la vez que tiré otro de tus teléfonos a la piscina porque no querías presentar tu examen de biología celular en la preparatoria?

Justo en ese momento, abrí los ojos de golpe. Ella tenía razón, claro que era capaz de hacerlo y no estaba dispuesta a comprar un teléfono nuevo cuando este lo había adquirido hace apenas unos meses y recién lo había liquidado.

Me levanté del camastro rápidamente con las manos al frente en señal de paz. -Está bien, está bien. Tú ganas. Lo hago por mi pobre teléfono. No puedo perderlo. -negué con la cabeza, desviando mi vista a otra parte y pude ver como Cassie sonrió triunfante.

-Amo cuando las cosas salen como yo quiero. -suspiró contenta. -Y a mí no me engañas, también te encantó él.

Sonreí, me volví a colocar mis lentes y me llevé un poco de cabello detrás de la oreja. -Puede ser. -ambas nos miramos y empezamos a reír.

***

Al llegar la noche y después de mucha insistencia por parte de Cassie hasta el punto en que ya no la soportaba, acepté ponerme un ligero vestido color azul claro con detalles en lila y de tirantes delgados que me había comprado ahí mismo pero que no tenía intención de usar más que para dormir.

-Por Dios, _________. Ese vestido te queda precioso. Te hace ver muy fresca y bonita. ¿Cómo te ibas a atrever a usarlo para dormir? -me preguntó negando mientras se colocaba un poco de color en los labios y yo solo me encogí de hombros.

Me senté en la cama y recargué mi mentón en las palmas de mis manos. -¿Estás segura que no quieres hacer el maratón de películas que habíamos planeado?

-No, __________. Y no lo vuelvas a decir. Le dijimos a Robert que iríamos e iremos. -me dijo con firmeza. -Ahora, levántate.

Hice justo lo que me pidió. -¿Para qué? -la miré frunciendo el ceño.

-Para ponerte un poco de perfume. -sonrió y presionó la botellita transparente que sostenía entre sus manos. El líquido cayó rápidamente en mi piel y Cassie sonrió complacida. -Solo un poco de color en los labios y ¡listo! -me guiño un ojo mientras guardaba su lápiz labial en su bolso. -Ahora sí, estamos listas.

-Agradezco tanto que no me hayas obligado a usar tacones. -suspiré aliviada.

-Sé que no te gustan, tampoco iba a excederme. -me dedicó una tierna sonrisa.

-Gracias.

-Vámonos ya.

Cassie me tomó por los hombros y ambas nos dirigimos a la puerta de entrada de nuestra habitación.

-Tal vez me arrepienta de esto. -dijo cuando cerramos la puerta.

***

Al llegar al restaurante, el ambiente se sentía alegre y cálido; de fondo de escuchaba agradable música hawaiana y la gente parecía estar disfrutando del ambiente. Cassie y yo nos sentamos en una mesa que quedaba justo al frente del escenario, con la intención de poder ver mejor a Robert cuando saliera a escena y que él nos vera también, según ella. Casi al instante de tomar asiento, las luces del lugar comenzaron a hacerse más tenues y la música de fondo poco a poco iba dejándose de escuchar y justo después, la voz de un hombre se escuchó por todo el establecimiento. Cassie y yo nos miramos intrigadas.

-Buenas noches y bienvenidos sean todos a otro de nuestros espectáculos en vivo. -empezó a hablar un hombre de traje y bigote poblado que se encontraba sobre el escenario, paseando de un lado a otro frente a un telón rojo, sosteniendo un micrófono por el cual hablaba. Supuse, sería el dueño del lugar, el anfitrión o ambos. -Esta noche tenemos de vuelta a alguien bastante conocido por aquí y aunque ya lo han visto presentarse, siempre es un gusto y un honor tenerlo en la isla. -comentó con alegría y la gente empezó a soltar murmullos con la misma energía y felicidad. -¡Démosle la bienvenida con un gran aplauso a Robert Downey Jr, nuestro surfista y cantante favorito en todo Maui!

La gente presente en el restaurante empezó a aplaudir con bastante entusiasmo, mujeres de todas las edades gritaban en coro el nombre de aquel Robert, lo que me hizo comprender que entonces, ya llevaba bastante tiempo viniendo a esta isla y dado su gran atractivo, habilidades, talentos y su amable y agradable forma de ser, era más que obvio que fuera la perdición para las mujeres de este lugar. De pronto, el gran telón rojo se abrió, revelando a Robert más guapo de lo que jamás hubiese pensado. Ahí estaba, vestido elegantemente con una camisa blanca de manga larga y un chaleco negro que se veían frescos y adecuados para el clima del lugar donde se encontraba, pantalón negro y zapatos de vestir y su cabello perfectamente arreglado y peinado hacia atrás, lo que hacía que sus ojos se apreciaran con mayor facilidad. Se encontraba sentado sobre un banco alto y con un micrófono frente a él.

-Buenas noches a todos. -dijo Robert con entusiasmo y yo sonreí al verle. -Es un placer de estar de nuevo con todos ustedes aquí y yo... -sus ojos se desviaron un momento hacia las mesas que estaban frente a él y cuando vio a Cassie saludarlo, sonrió con más amplitud. -...yo... -intentó volver a hablar y su mirada llegó hasta mí, lo saludé también y noté que soltó un gran suspiro, como si se sintiera satisfecho. -...yo estoy contento de que hayan venido a verme. -dijo esto último, mirándonos a Cassie y a mí y comprendí que esas últimas palabras eran para nosotras. -Lo que les cantaré esta noche, ya es un clásico y lo reconocerán al instante, pero por esa misma razón es que debe ser una canción que se escuche por siempre. Espero la disfruten. -desvió su mirada de vuelta al público y en ese momento, un reflector se posicionó sobre él.

Fue cuando la melodía de una trompeta de empezó a escuchar, seguido de demás instrumentos. A los pocos segundos me di cuenta que la canción era "Can't take my eyes of you" de Frank Sinatra. Después del intro de la canción, Rob empezó a cantar. Una voz espectacularmente preciosa salía de su boca y yo me quedé embelesada, disfrutando al escucharlo.

-"Eres demasiado buena para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti. tocarte sería como tocar el cielo. Quiero abrazarte tanto. por fin el amor ha llegado y agradezco a Dios por que estoy vivo. Eres demasiado buena para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti. Disculpa por la forma en que te miro, no hay nada que se compare a la visión de ti que me debilita. No hay más palabras para decir. Pero si sientes como yo siento, por favor hazme saber que es real. Eres demasiado bueno para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti..."

Era algo realmente curioso, esos dos primeros versos de la canción coincidían tanto con lo que pasaba en ese momento. Él no dejaba de mirarme y con cada palabra que decía, sentía mi piel estremecerse, hace tanto tiempo que no me sentía así y era una sensación extrañamente cálida.

Mientras continuaba la canción, él se levantó de su asiento y caminó hasta el frente del escenario para continuar con la cantando.

-"...Te amo nena y si está bien Te necesito nena para calentar las noches solitarias. Te amo bebé, confía en mí cuando te digo. Oh nena hermosa, no me abandones, rezo porque no me abandones. Oh nena hermosa, ahora que te he encontrado, quédate. Y déjame amarte, nena déjame amarte..."

Vi que bajó del escenario y los presentes no tardaron en reaccionar al ver que se acercaba a mí mientras seguía la canción.

-"...Eres demasiado buena para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti. tocarte sería como tocar el cielo. Quiero abrazarte tanto. por fin el amor ha llegado y agradezco a Dios por que estoy vivo. Eres demasiado buena para ser verdad. No puedo quitar mis ojos de ti..."

Robert tomó mi mano y de nuevo, dejo un beso en ella, pero no solo eso, sino que también depositó uno cerca de la comisura de mis labios. Sentí que el aire abandonaba mi cuerpo y mi rostro enrojecer completamente. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar? ¿Acaso me estaba dedicando la canción? ¿O solo era para impresionar? Empecé a sentirme bastante abrumada y después de su beso, solo logré dedicarle una sonrisa y para cuando la canción acabo, salí casi corriendo del lugar dejando a todo el mundo desconcertado, incluyéndolo a él y a Cassie.

***

Caminé hasta casi llegar a la orilla de la playa, justo pasando la bahía. Llegué hasta donde se encontraba lo que parecía ser una cabaña o casa de playa y me recargué en ella, sentándome en la arena. Suspiré y cubrí mi rostro empezando a negar con la cabeza. Al alejar las manos de mi cara, elevé mi mirada al cielo y esa noche era particularmente preciosa. La luna estaba completamente llena y brillante y las estrellas se esparcían por todo el firmamento haciendo de la vista algo hermoso. Sonreí por un momento al ver tan espectacular y bello paisaje mas, al instante volví a sentirme abrumada por lo de hace un momento en el restaurante.

Quizá tal vez solo estaba jugando o interactuando para hacer que el público disfrutara mejor la canción, pero ¿si no era así? Yo no estaba lista para algo así con otra persona y quizá jamás lo estaría. No después de lo que pasé con la última persona con la que estuve. Fue tanto el dolor que pase que jure no volver a sentir lo mismo jamás.

Había decidido no volver a abrir mis sentimientos y corazón por otra persona, pero, ¿sería eso lo correcto? Me sentía tan confundida. Un nudo se había formado en mi garganta e irremediablemente las ganas de llorar me invadieron. El sonido de las olas en la orilla y el viento lograba tranquilizarme un poco, pero no era suficiente. De pronto sentí un leve tacto sobre mi hombro. Al enfocar mi vista para ver de quién se trataba, la luz de la luna reveló el rostro afligido de Robert, que se veía bastante agitado.

-¿Estás bien, ____________? Discúlpame de verdad, no quise hacerte sentir incómoda. -habló jadeante.

No sabía que responder. Lo que hice fue levantarme de donde estaba sentada y colocar mis manos en sus hombros.

-No, no, no. Tranquilo. ¿Tú estás bien? Estás muy agitado. ¿Por qué? -pregunté preocupada.

-Es que cuando saliste del restaurante, salí corriendo también detrás de ti, pero no te encontraba por ningún lado. -respondió, tratando de controlar su respiración. -De verdad discúlpame, no quería hacerte pasar por un momento tan incómodo. -volvió a disculparse apenado.

-No, tranquilo. No es tu culpa. La verdad es que ni siquiera yo estoy segura cuál fue el problema... -me encogí de hombros y me recargué en la pared de madera de la casa que estaba a mi lado.

-____________, mi intención era dedicarte la canción. Te juro que solo era eso. Probablemente fue excesivo darte el beso en la mejilla. -se rascó la cabeza nervioso.

Pasé saliva al escucharlo decir esas últimas palabras. -¿En verdad me estabas dedicando la canción? -pregunté anonadada.

-Claro, -sonrió de lado y suspiró. -lo que dice es justamente lo que deseaba decirte. -me dijo con suavidad, tomando un mechón de mi cabello, enredándolo en su dedo.

Pestañé un par de veces y jadeé un poco al sentir que nos encontrábamos bastante cerca. Trate de desviar la situación preguntándole sobre Cassie. Si no lo hacía, iba a terminar atrapada en su encanto y en el de sus bellos ojos.

-¿Sabes dónde está Cassie? -le pregunté tratando de no dejar que el aroma de su colonia me invadiera por completo.

-Se quedó en el restaurante con un amigo mío, le dije que yo saldría a buscarte. -me contestó con voz más melodiosa que antes, disminuyendo todavía más la distancia entre los dos.

-Ya veo... -dijo por lo bajo, mirando la arena.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Puedes preguntar.

-¿Quién te hizo tanto daño para que tengas miedo de volver a sentir, _________? ¿Quién te lastimó de esa forma para que no quieras abrir tu corazón de nuevo? -me preguntó al oído, colocando sus brazos justo a cada lado de donde yo me encontraba, recargando las palmas de sus manos en la pared de madera de la cabaña donde estaba recargada y acorralándome entre ésta y su cuerpo. -Dime, por favor... Si no me dices, no puedo hacer nada para ayudarte... -me dijo con voz ronca, ahora cerca de mis labios.

Yo cerré los ojos y levanté mí rostro, haciendo que sus labios rozaran por un breve instante los míos. -No necesito que me ayudes. -dije suspirando y apreté mis puños empezando a sentir como mis ojos se humedecían. Las lágrimas amenazaban con escapar. Los recuerdos que tanto me dolían estaban pasando por mi mente.

-Oh, sé que no me necesitas, preciosa. Pero también sé que puedo hacer que todo ese dolor que llevas en el corazón y el alma se vaya más rápido. -sentí su respiración sobre mis labios y en ese momento, sus labios ya estaban fundiéndose con los míos.

No opuse ninguna resistencia, al contrario, me afiancé más de su beso. Las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas, provocando que las suyas también se humedecieran. No, no lo necesitaba, pero podría ayudarme. Tomé su rostro con mis manos, acunándolo en ellas y uniendo más nuestras bocas. Sus labios eran suaves y de dulce sabor. Él me tomó por la cintura, pegándome mucho más a su cuerpo y pasando sus manos por mi espalda que solo era cubierta por la fina tela del vestido azul que llevaba puesto. Por otro lado, mis manos viajaron de su rostro hasta su cabello, enredando mis dedos en sus rizos.

El beso continuó hasta que nos dimos un momento para regular nuestra respiración. Fue en ese momento que la boca de Robert llegó hasta mi cuello y sus labios empezaron a dejar un camino de pequeños besos en el y así, hasta llegar a mi pecho.

-Olvídalo, olvida lo que él te hizo. Tú eres una mujer maravillosa que no merece derramar lágrimas por un hombre como él. Tú, _____________, eres perfecta, eres hermosa y que nadie te haga dudar de eso. -me dijo con voz seductora mientras seguía recorriendo mi cuello y pecho con sus besos. -Llegará un momento en que él se dará cuenta de lo que perdió y tú jamás olvides la increíble mujer que eres...

Y fue ahí donde comprendí que tenía razón, no valía la pena seguir lamentándome de esa forma. Frente a mí había mucho camino que continuar y no valía la pena dejarlo de lado solo por quedarme estancada en el pasado. Así que, con eso en mente, empecé a disfrutar mucho más de las caricias que el hombre frente a mí me brindaba. Hasta que recordé que estábamos justo afuera de una casa cuyo dueño no teníamos la menor idea de quien sería. O al menos, eso era lo que yo pensaba.

-Robert... Rob... ¡ahhh! Espera, espera... -lo alejé un poco de mí y me dedicó una mirada de preocupación.

-¿Pasa algo? -preguntó extrañado.

-Sí. -respondí con dificultad. -Estamos afuera de la casa de un desconocido haciendo cosas que no deberíamos hacer y, podríamos meternos en problemas. -Robert me dedicó una sonrisa divertida que me confundió bastante. -¿Qué te causa tanta gracia?

-Oh, ___________. Es que esta casa de la playa es mía. -levanté ambas cejas, sorprendida. -Y creo que, podríamos estar más cómodos si vamos adentro.

-Qué coincidencia tan más...

-Maravillosa. -me respondió él con una gran sonrisa y yo asentí de igual forma.

Rob tomó mi mano y me acercó a él, dándome un beso en los labios, de su pantalón sacó un par de llaves y al meterlas al cerrojo de la puerta, esta se abrió al instante. Me invitó a pasar. Sin soltar mi mano, cerró la puerta de con su pie y empezó a guiarme por la cabaña hasta lo que parecía ser la habitación principal. Debo de decir que el lugar era bastante acogedor y cómodo, pero al llegar a la habitación, todo lo que había atrás quedaba opacado tan solo por el tamaño de la cama al centro de la habitación.

En apenas unos segundos, nuestros labios volvieron a juntarse justo después de cruzar el umbral de la habitación. Nuestros pasos acompañados de interminables besos, nos habían guiado a la enorme cama y en un instante, me encontraba sentada sobre su regazo devorando su boca con voracidad. Sus labios habían comenzado rozando los míos lenta y delicadamente como hace unos momentos, pasando su lengua sobre estos y dejando mordidas a su paso que carecían de tacto, lo que me hizo comprender que esto era de verdad. Mi lengua se abrió paso por su boca, saboreando cada rincón de esta, ese sabor dulce estaba ahí de nuevo, besar su boca era como disfrutar de un rico postre.

Sus manos viajaron por mi espalda hasta llegar directo a mi trasero, el cual manoseo y apretó sin pudor. Solté un jadeo que fue ahogado con su boca. Mis manos se posaron sobre la orilla de su chaleco negro y tiré de las orillas para acercarlo más a mí y hacer más profundo el beso. Mi cuerpo estaba despertando, las sensaciones estaban comenzando a aparecer y no las iba a poder contener; mi piel se estremecía cuando sus labios viajaban de mi boca a mi cuello y viceversa.

Con lentitud y suavidad deslizó el tirante de mi vestido por mi hombro al mismo tiempo que yo iba desabotonando su camisa. Cuando sentí que una de sus manos ya había abierto el cierre del vestido, yo ya había soltado todos los botones de su camisa. El vestido cayó al piso dejándome solo en ropa interior, Robert gruñó al verme de esa manera y al ver su reacción, terminé de quitarle la camisa que ya solo le cubría la espalda, la lancé a alguna parte de la habitación. Al verlo con su torso desnudo, me acerqué a él y pasé uno de mis brazos por su cuello para poder acercarlo a mí y volver a besarlo. Con mi mano libre acariciaba su abdomen y lentamente fui bajando hasta llegar a su pantalón donde pude sentir que su erección estaba comenzado a cobrar vida. Por instinto acerqué más mi cuerpo a él y Robert jadeó. Se despegó de mis labios no sin antes dejarme una mordida en mi labio inferior, lo cual me hizo soltar un gemido.

-Que maravilla escucharte gemir por mi causa. -me dijo con un tono sensual, acariciando mi labio inferior con su pulgar.

-Lo estoy descubriendo y me encanta, guapo surfista. –dije con la respiración entrecortada, causando que una adorable carcajada saliera de la boca de Robert.

Su boca pasó a mi mejilla y empezó a dejar un camino de besos fue descendiendo hasta mi cuello y luego, a mi pecho donde se detuvo solo para verme mientras desabrochaba mi sostén y lo lanzaba a alguna parte de la habitación. Cuando me miró, soltó un suspiro y yo me sentí bastante sonrojada. Jamás en la vida había hecho algo como esto, estaba dejándome llevar por el deseo y una pasión que recorría cada fibra de mi ser como hace mucho no lo hacía y con una persona que acaba de conocer.

De nuevo sus labios estaban sobre los míos. Nuestras lenguas danzaban a la par en un salvaje y apasionante beso. Algo en mí comenzaba a palpitar, era increíble que solo con besarme ya lograra excitarme. Era algo que jamás me había pasado. Era cómo si él supera cuáles puntos exactos debía tocar para hacerme sentir maravillas. ¿Por qué?

-¿Por qué siento como si te conociera desde antes? -me preguntó jadeante. -¿Por qué cuando te vi en la playa tuve una inmensa necesidad de hablarte?

-Es lo mismo que yo te iba a preguntar. -le contesté de igual forma, mientras desabrochaba su cinturón. -No eres el único que piensa de esa manera. Es como si ya conocieras cada rincón de mí. -le dije en el oído mientras mordía el lóbulo de su oreja y él soltó un gemido- Es como si esto ya hubiese pasado en algún momento del pasado.

Robert me tomó de los hombros y para ese entonces su pantalón ya había desaparecido. -¿Tal vez en alguna otra vida estuvimos juntos? ¿Tú crees en eso? -me preguntó y sus ojos brillaban.

-Puede ser, Rob. Pero, siento que te extrañaría, aunque no te conociera. -me relamí los labios.

-Es reciproco entonces. –me dijo tomándome de la cintura, pegándome a él mientras me besaba.

Podía sentir su prominente erección en mi entrepierna y por inercia, comencé a mover mis caderas de adentro hacia a fuera para poderlo sentir mejor. Robert gimió cerca de mi oído al mismo tiempo que sus manos se posaban en mi trasero, el cual volvía a masajear y estrujar sin ningún recato. Cuando su erección rozó de nuevo mi entrepierna, me dio una nalgada, la cual yo respondí con un agudo gemido que él cayó con un beso. Luego, su boca pasó a uno de mis senos y mientras lo masajeaba, lograba hacer que mi cuerpo comenzara a excitarse cada vez más. Su lengua comenzó a moverse en círculos sobre unos de mis pezones mientras movía más su cadera, rozando su erección contra mi entrada, haciéndome delirar. Gemí cuando su boca pasó de nuevo a mi cuello, dejando unas cuantas mordidas en él.

-Sería maravilloso escucharte gemir mi nombre...

-Si sigues haciendo esto, probablemente pase... -le respondí con dificultad debido a las sensaciones que estaban empezando a recorrer mi cuerpo.

-Qué maravilla será hacer que suceda.. –me dijo con una voz grave, separándose un poco de mí para al fin descartar su propia ropa interior, tuve un momento para apreciar cada parte de su cuerpo, el verlo así frente a mí era indescriptible. Recién lo había conocido esa mañana, pero había algo en él que me decía que era diferente, que era mejor.

-Ya basta de juegos. -le dije con la voz entrecortada- Te necesito ahora Rob... -supliqué acariciando su rostro, solo para que sus manos bajaran a mi vientre haciéndome casi desfallecer- Por favor... -agregué en un hilo de voz.

-Haré lo que tú digas, preciosa. -me respondió de forma dulce, melódica u seductora y yo... estaba amando cada segundo de ello.

Fue entonces cuando se acercó a la mesa de noche al lado de la cama y del cajón de esta sacó un preservativo. Se lo colocó rápidamente y fue cuando al fin entró en mí, mi piel se erizó por completo y me perdí al instante en la sensación de éxtasis absoluto que me provocó. Jamás nadie me había hecho sentir como él, en verdad parecía que sabía de memoria cada lugar exacto y adecuado en los que me podía hacer sentir placer completo y absoluto. Era casi mágico, como si conociera cada rincón de mi cuerpo como la palma de su mano, como si en su mente estuviese impreso un mapa de esos rincones y los reconociera a la perfección. ¿Por qué? Era una maravillosa pregunta, pero no me importaba no tener la respuesta. Quizá Robert era el hombre que necesitaba conocer. El que de verdad estaría conmigo siempre y que por eso me conocía tan bien. Podría ser.

La habitación no tardó en llenarse de nada más que gemidos, gruñidos y palabras obscenas, mientras que él cada vez aceleraba más el paso. Yo estaba perdida en su voz, en sus caricias, en su cuerpo... En él. Sus estocadas que habían comenzado lentas, ahora iban en aumento y con más velocidad, era increíble que solo con sus primeras caricias me hubiese hecho olvidar todo el pasado y me estuviese haciendo sentir tan plena. Él entraba y salía de mí a placer, haciéndome vibrar de hasta que alcancé el clímax por completo sintiendo que moría y revivía directamente en sus brazos. Con un gemido de su nombre entre mis labios, su cuerpo también colapsó sobre el mío batallando por recuperar la respiración.

Luego de unos minutos pude volver a la realidad aun intentando calmar mis palpitaciones que estaban a mil, Robert se acomodó a mi lado rodeándome con sus brazos.

-No tengo palabras...yo... -iba a decirle, pero él me interrumpió.

-Eres perfecta ______. -me dijo completamente perdido en mis ojos, acercándome más a él para que me recostara en su pecho.

No me explicó cómo es que solo tú has logrado hacerme sentir algo así. -confesé jugando con su cabello rizado mientras lo miraba, así completamente vulnerable junto a mí.

-Y yo tampoco entiendo cómo tú me haces sentir así tan... Feliz. No me importa saber la razón, pero quisiera descubrirla... -respondió él y luego me dio un cálido beso en la frente, ambos nos quedamos en silencio un rato, mirando el techo de la habitación, cubiertos por las sábanas de algodón, uno junto al otro.

-Creo que, esta será la relación más extraña en la que he estado. -reí- Digo, nos conocimos hoy, Rob y míranos, estamos desnudos, agitados después estar juntos. Jamás me había pasado esto. -suspiré y tapé mi rostro con mi brazo.

-Eso es lo de menos, ___________. –dijo riendo también- Fue... Hermoso. Y quiero que sepas que, jamás en toda mi vida me había sentido tan seguro de estar con alguien, aunque suene tonto por recién habernos conocido. Pero, ¿sabes qué? No me importa. ¿Crees que podamos volver a Los Ángeles juntos y, ver qué pasa? -me preguntó en un tono dulce.

-Por mí está bien. -sonreí y luego volví a besarlo. Generalmente las mejores cosas se dan improvisando. -exclamé abrazándolo y pude sentir los latidos de su corazón palpitar con fuerza.

La luna y su luz, además de las innumerables y brillantes estrellas que se veían por la ventana de la habitación fueron testigos de esa noche que sin lugar a dudas, había sido una de las mejores de mi vida al lado de Robert.

***

Buenas noches lectores hermosos. Acá les dejo el one shot que le había prometido para compartirles la felicidad que siento al ver que mi vida se está acomodando de nuevo en todos los aspectos. Ya tengo trabajo de nuevo, cada vez me estoy sintiendo mejor en cuestión de ánimos y poco a poco las cosas van mejorando.

Espero que este OS haya sido de su agrado, al final quedó con Young Robert Downey Jr y bueno, creo que sí quedó como yo quería: medio romanticón, caliente y lleno de amor JAJSAJSJAJSA.

En fin, espero que lo hayan disfrutado y recuerden que nos estamos leyendo pronto, abrazooooooooo. :3 

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