❤️✨Robert Downey Jr y Johnny Depp✨❤️(+18)
"Los quiero a los dos"
Habían pasado dos semanas.
Catorce días desde que Robert, Johnny y yo habíamos salido de Los Ángeles para cerrar unos negocios que luego de muchos meses de trabajo, estábamos a nada de concretarlos. Nos encontrábamos en Seattle. Habíamos organizado una cena con los posibles inversionistas para hablar sobre nuestro proyecto de bioingeniería aplicada.
Nos encontrábamos preparándonos en nuestra habitación.
-¿Y creen que funcione? –les pregunté a los dos hombres a mis espaldas mientras trataba de colocarme un collar.
-Va funcionar, ¿no es así, Depp? –le preguntó Robert al hombre de barba, cabello largo y gafas mientras se acomodaba su saco.
-Claro que va a funcionar. –afirmó Johnny, acomodándose los puños de su camisa.
-Pues, eso espero. –sonreí, mirándolos a ambos por el espejo con bordes dorados.
Ambos sonrieron y luego de darse un par de miradas cómplices entre ellos, (cosa que no me pareció extraña, ya que ellos siempre se habían llevado de maravilla) Johnny se dedicó a terminar de arreglarse y luego, Robert se acercó hasta mí y pasando sus manos sobre mis hombros, me hizo una seña para que le cediera mi tarea de colocarme el collar, ya que yo y aún después de varios intentos, no lo había logrado.
-Te ayudo, cielo. –me dijo con una sonrisa, terminando de colocarme el collar.
-¿Cielo? –pregunté en un tono divertido.
Robert rió. –Ya deberías estar acostumbrada a que te llamé de esa manera, preciosa. El hecho de que seamos amigos y socios, no quiere decir que no pueda llamarte con cariño. –me dijo con ternura, depositando un beso en mi mejilla.
Vi que Johnny observaba la escena con una expresión seria en el rostro. Terminó de arreglarse y a paso rápido llegó hasta donde nos encontrábamos Robert y yo.
-¿Nos vamos ya? ¿Socio, querida? –preguntó a Robert y a mí, respectivamente.
-Bien, pero deben saber que ustedes están raros esta noche. –les comenté a ambos, tomando mi bolso de la cama de la habitación y de nuevo noté esas miradas fugaces entre ellos.
¿Cielo, querida? ¿Qué se traían estos dos? –pensé mientras los tres salíamos por el umbral de la puerta, cerrando ésta detrás de nosotros.
Si tan solo lo hubiera sabido desde un inicio... La verdad es que no, no me hubiese negado. A nada, absolutamente nada.
***
La cena había pasado de maravilla y sin darme cuenta, habíamos pasado cerca de tres horas con aquellos hombres de traje elegante, bien parecidos y de modales refinados. Luego de una buena cena y amigable conversación, nuestro trato estaba al fin cerrado.
-Muchas gracias por acompañarnos esta noche, caballeros. Ha sido un enorme placer y no nos queda más que decirles que estaremos encantados de verlos en Los Ángeles para comenzar con este proyecto. –habló Robert, despidiendo a los galantes hombres.
-Qué pasen una buena noche, caballeros y, gracias por todo. –dije con una amplia sonrisa.
-Nos vemos luego. –exclamó Johnny, sonriendo.
Una vez que nuestros ahora inversionistas, abandonaron la escena, tanto Robert como Johnny chocaron su copa de champagne ya casi vacía entre ellos. Por mi parte, y al estar justo en medio de ambos, me encogí de hombros con una gran sonrisa y también levanté mi copa para chocarla con la de ellos. Al instante, ambos castaños me miraron alzando una ceja y luego de dedicarme una sonrisa que me hizo sentir escalofríos, las tres copas chocaron.
-Sugiero que regresemos al hotel, podemos seguir celebrando en nuestra suite. –sugirió Johnny con serenidad en su voz.
-Estoy de acuerdo. –afirmó Robert, acomodándose su saco con elegancia- ¿Vamos cielo? –me preguntó amable, cediéndome su brazo para tomarlo.
Aclaré mi voz, sintiéndome un tanto nerviosa por la situación, aunque no comprendía bien por qué. –Claro. –asentí con una sonrisa mientras comenzábamos a caminar.
Johnny pasó una mano por mi espalda, haciendo contacto directo con la piel de mi espalda que estaba al descubierto por el corte del vestido y escuché un gruñido por parte de Downey que fue recibido con la incandescente sonrisa de Depp. Pasé saliva, extrañada.
Al llegar al hotel, ya era algo tarde, pasaba de la media noche. Nos dirigimos al ascensor y ambos me cedieron a mí el paso. Entre primero yo, seguida de Robert y al final, entró Depp, éste último presionó el botón del ascensor en dirección al piso veinte, donde se encontraba nuestra suite; al instante, la puerta se cerró comenzando a ascender.
Pocos segundos pasaron cuando sentí las grandes manos de los dos castaños en mi espalda desnuda. Pestañeé un par de veces sin comprender todavía con exactitud qué sucedía. No dije nada. Las manos de los dos hombres que me acompañaban fueron descendiendo poco a poco hasta llegar a mi trasero, donde las detuvieron casi al mismo tiempo. Solté un leve jadeo y mi vista se fijó en el indicador del elevador señalando que apenas íbamos en el piso cuatro.
Seguíamos callados los tres, y mientras Downey y Depp seguían masajeando mi trasero, yo no oponía resistencia alguna, pues aunque todavía trataba de comprender qué pasaba, lo estaba disfrutando bastante; los dos hombres que eran mis socios, con los que había comenzado un proyecto que nos dio paso a formar una gran empresa y con los cuales había entablado una amistad desde la niñez, me tenían encantada desde hace mucho, muchísimo tiempo. Ambos me arrebatan suspiros, ambos me aceleraban el corazón cuando estaban cerca de mí; los dos me encantaban, los dos me volvían loca y yo no estaba segura quién me gustaba más. No quería elegir.
Aunque, ignoraba por completo que ellos compartían los mismos sentimientos por mí, claro, los ignoraba hasta ese momento.
Vi de nuevo la pequeña pantalla en el elevador. Piso siete.
-________, amor. –habló Robert- Tenemos que decirte algo importante. –me dijo al oído mientras me tomaba de la cintura.
-Resulta que, queremos celebrar de otra manera, si no te molesta. –dijo Johnny en mi otro oído que al mismo tiempo que Robert, se iban acercando cada vez más a mí, acorralándome en una orilla del elevador.
-¿No te molesta, cierto? –me preguntó Robert al mismo tiempo que sus manos subían lentamente por mi cintura, pasando por mi abdomen y delineando este suavemente. Su boca estaba ya muy cerca de la mía, debido a la poca distancia que había entre nuestros cuerpos. Tan cerca que podía sentir su respiración en mis labios.
-¿Qué dices, cielo? –preguntó Johnny, hundiéndose en mi cuello y acariciando mi espalda con su mano.
No dije nada, o por lo menos, no con palabras. Me lancé a los labios de Robert, besándolos desesperadamente, como si en ellos depositara todo el deseo que venía acumulando desde hace tiempo. Sin dudarlo, él correspondió mi beso de forma instantánea. Por su parte, Johnny bufó al notar que Robert no soltaba mi boca ni por un segundo. Supongo que comprendió que debía esperar, ya que en su lugar, comenzó a dejar besos en mi cuello. Debido al contacto de su boca en mi cuello, eché mi cabeza hacia atrás, provocando que Robert retuviera mi labio inferior con sus dientes, esto hizo que un poco de sangre brotara de estos. Por un motivo excitantemente desconocido, eso hizo sonreír a Robert, por lo que tomó de rostro para acercarme de nuevo al suyo y volver a tomar mis labios en los suyos.
En un movimiento rápido y para tomar un mejor control de la situación, Johnny so colocó detrás de mí, quedando él recargado en la esquina del elevador, yo recargada en su cuerpo y Robert todavía frente a mí, lo que les dio un mejor acceso a ambos. Como si estuvieran sincronizados, tanto Robert como Johnny comenzaron a mover su cadera, frotándose contra mí. Entre besos y caricias que me brindaban, sentía la erección de Johnny rozarse en mi trasero y la erección de Robert rozarse en mi entrada. Gemí levemente volviendo a echar mi cabeza hacia atrás, encontrándome con los labios de Johnny que no tardaron en atrapar los míos mientras que Robert ahora se encargaba de besar mi cuello, mordiéndolo y dejando marcas. Sus besos fueron descendiendo de mi cuello hasta mi pecho, sus manos comenzaron a tocar mis pechos por encima de la tela del vestido que cubría mi cuerpo. Robert los masajeaba mientras su boca volvía a ascender a mi cuello, de ahí pasó a mi oreja, dejando un leve mordisco en el lóbulo de esta. Con mis manos, acariciaba las erecciones de ambos, quizá de una manera un poco torpe al inicio, pues me costaba trabajo ubicarme con ellos besándome y tocándome por doquier, aunque después, yo también empecé a acariciarlos provocándoles leves gruñidos de placer que comenzaban a excitarme. De mi boca que estaba danzando con la de Johnny se escapó otro gemido, únicamente con estas acciones, estaban logrando llevarme a un punto de placer que no había experimentado antes, las sensaciones comenzaban a aflorar en mi cuerpo y ellos me servían de apoyo para no desfallecer ante la debilidad que comenzaba a sentir.
Entre la escena que estábamos montando en el elevador, logré divisar de forma borrosa que ya estábamos a punto de llegar al piso veinte, que era justamente, el último del hotel. ¿Qué coincidencia, no?
Mi respiración era agitada, al igual que las de los dos hombres de ojos oscuros que me acompañaban. Cuando la puerta del elevador se abrió, los tres aparecimos alejados uno del otro, cosa que nos resultó conveniente ya que una pareja estaba a punto de abordar el elevador. Mas, no creo que pudiéramos pasar tan desapercibidos, ya que la ropa de los tres yacía un poco desajustada y desarreglada. Poco nos importó, los tres soltamos una carcajada y salimos del elevador para dar paso a la pareja que luego de vernos algo extrañados y desearnos buenas noches, desaparecieron ante nuestra vista bajando por el elevador.
-Sí que serán buenas noches, ¿no preciosa? –preguntó Johnny observándome con una sonrisa de lado y una ceja alzada.
Sentía mi rostro arder. Iba a contestar cuando sentí que Robert me levantó del piso, cargándome cual princesa para luego colocarme sobre uno de sus hombros y sosteniéndome por la cintura. No pude evitar reír. Robert me imitó.
-Sí, será una muy buena noche. –exclamó Robert, dándome una nalgada y comenzando a caminar hasta nuestra habitación.
Vi que Johnny nos seguía, caminando detrás de Robert. Llevaba sus manos en los bolsillos de su pantalón luego de guiñarme un ojo, caminó más deprisa para lograr abrir la puerta de nuestra suite, logrando que Robert que todavía me llevaba cargada, pudiera pasar a esta.
Una vez adentro y luego de que Johnny cerrara la puerta con seguro, Robert me recostó con cuidado en la cama. Mi pecho subía y bajaba con rapidez, todavía tratando de regular mi respiración, cosa que estaba segura que no iba a lograr. Vi que Robert se alejó un poco de mí para quitarse su corbata y saco, giré mi vista y Johnny hizo lo mismo. Tanto Downey como Depp se habían comenzado a acercar a mí a paso lento, quitándose de a poco cada una de sus prendas, lo cual hizo que me incorporara en la cama, para poder apreciar de mejor forma el maravilloso espectáculo que me estaban brindando. Cuando logré verlos sin absolutamente nada, me sentí soñada, me sentí perdida. Me acerqué a ambos y coloqué cada una de mis manos en los torsos de ambos, dibujando lenta y delicadamente el trabajado abdomen que ambos poseían. Robert me tendió su mano para ayudarme a levantarme, la acepté y luego de descalzarme y guiándome hasta él, me colocó frente suyo para luego, tomarme por la cadera y pegar su cuerpo con el mío y volver a juntar sus labios con los míos.
Mientras disfrutaba del delicioso aroma de Robert y la exquisitez de su boca sabor fresa y menta, pasé mis brazos por su cuello haciendo que nuestro beso fuera más intenso. Sentí el aroma de la colonia de Johnny cuando de nuevo se colocó detrás de mí. Puse sentir que sonreía y mientras lo hacía, lenta y suavemente deslizó el cierre de mi vestido hasta dejarlo al borde. Los delgados tirantes de tul que se sostenían de mis hombros, los deslizó por mis brazos hasta que el vestido llegó al piso. Ya que no me había puesto sostén, lo único que ahora cubría alguna parte de mi cuerpo, eran mis bragas de encaje azul marino.
Al parecer tenían todo planeado.
En un instante, ya estaba frente a Johnny, él devorando mi boca y Robert deshaciéndose de la última prenda que restaba en mi cuerpo. Al fin, los tres estábamos completamente desnudos, nuestros cuerpos pegados, y yo estaba comenzando a experimentar sensaciones que no había podido disfrutar antes.
Downey y Depp. Dos hombres extraordinarios, mis amigos, mis colegas. Dos hombres que me resultaban encantadoramente atractivos. Me estaban incitando a cometer un acto pecaminoso al cual no podía negarme, quizá no era social ni moralmente correcto pero eran una tentación, dos frutos prohibidos que yo quería probar, que quería disfrutar y saciarme de ellos y si me estaban dando la oportunidad de hacerlo, ¿quién era yo para oponerme? Si iba a pecar, haría que valiera la pena, haciéndolo a lo grande.
Para ponernos más cómodos, Robert y Johnny me guiaron de nuevo hasta la cama y luego de que me sentaran en ella, noté que Johnny bajó hasta la altura de mis muslos y Robert estaba parado frente a mí. Mis ojos se posaron en el miembro erecto de Downey y por instinto, llevé una mis manos a este, comenzando a moverla brindándole un masaje placentero que se vio reflejado cuando soltó un jadeo. Mi otra mano sostenía mi peso en la cama. Mis ojos chocaban con los de Robert y él comenzó a acariciar mi cabello cuando llevé su miembro a mi boca, metiéndolo y sacándolo a un ritmo que lo estaba haciendo delirar. Sin embargo, la que estaba a punto de delirar era yo cuando sentí la lengua de Johnny en mi entrada. Él hacía círculos con esta, tocando exactamente aquel punto que al estimularse, te llevaba a la gloria. Su lengua entraba y salía de mi interior y estaba logrando excitarme lo suficiente como para empezar a lubricarme. Mis piernas empezaban a temblar por lo que me estaba haciendo sentir, creí que en cualquier momento las cerraría y las apretaría, que ni podría evitarlo, mas, mi concentración también estaba en el miembro de Robert, al cual lamía con mi lengua, intercalando otros movimientos con mi boca en él. Robert me guiaba al ritmo que deseaba al tenerme sujetada por el cabello, movía mi cabeza a placer, haciendo que su miembro entrara y saliera de mi cavidad una y otra vez.
Entendí que había llegado a su límite cuando lo escuché gemir mi nombre y sus piernas temblaron un poco. Movió mi cabeza para sacar su miembro de mi boca, el cual noté palpitante. No iba a dejar que se quedara así y, mientras Johnny seguía moviendo su lengua en círculos en mi entrada y acariciándola con una de sus manos, yo moví mi mano sobre el miembro de Robert que pedía a gritos atención. Al instante, Robert se corrió y soltando y gruñido y un gemido pesado, bajó su rostro hasta quedar a la altura del mío y poderme besar.
-Ahhh, ya... ya no puedo. –dije sobre los labios de Robert y con la voz entrecortada por el placer que comenzaba a aflorar en mi cuerpo. Un calor comenzó a invadirme junto con un cosquilleo, un orgasmo me recorrió completa cuando Johnny terminó su trabajo. Luego, se levantó y dejando un camino de besos desde mi vientre hasta mi rostro, pasando por mis pechos, logró llegar a mi boca, haciendo que Robert se alejara un poco para poder besarme él. La boca de Johnny sabía a café y chocolate.
En un movimiento drástico y repentino, me encontraba justo arriba de Robert, él tenía sus piernas abiertas haciendo que su miembro quedara justo delante de mi entrada. Antes de poderme sentar correctamente sobre él, Johnny le pasó un preservativo que Robert se colocó rápidamente y antes de centrar mi atención en Downey, vi por un momento a Johnny que también se colocó uno. ¿Pensaban hacer lo que creía? Bien, si es así, estaba dispuesta a todo, sabía que me iba a encantar.
Comencé a frotarme en él, tomando su miembro con mi mano y simulando que entraba en mí interior. Robert soltó un gruñido y sus manos se posaron en mi cadera, controlando los movimientos que hacía, él me movía a su consideración, yo solo disfrutaba de ver su rostro de satisfacción. Moví mi cabeza echando mi cabello hacia atrás para poder tener una mejor vista y lo decidí. Sin pedir permiso, me enterré en Robert, él gimió y arqueó un poco su espalda, haciendo que su miembro se adentrara más en mí. Comencé a brincar sobre él, su miembro entraba y salía de mí con una velocidad moderada, sin embargo yo quería más. Empecé a moverme más rápido haciendo que mis pechos botaran, eso excito mucho a Robert, ya que sonrió y comenzó a pedirme más con una voz gruesa y grave. Sus deseos eran órdenes para mí y comencé a montarlo con mayor velocidad, sus dedos se clavaron en mi cadera y sus ojos no se apartaban de mis pechos.
De pronto, sentí la mano de Johnny en mi espalda, haciendo que me agachara un poco hacia Robert. En ese instante, Robert me abrazó y mis pechos se pegaron al suyo. Otro peso se agregó a la cama, era Johnny que se había posicionado detrás de mí. Giré mi cabeza un poco para verlo y noté que frotaba su mano contra su miembro mientras se acercaba cada vez más a mi entrada. En ningún momento deje de mover mi cadera, para que el vaivén que Robert y yo habíamos alcanzado no se perdiera. Y fue en ese instante que sentí a Johnny penetrándome al mismo tiempo que Robert. Solté un grito que al inicio reflejó un poco de dolor, sin embargo, al instante de convirtió en un gemido del más puro y exquisito placer.
Parecíamos estar sincronizados. Tanto Robert, como Johnny y yo nos movíamos con una coordinación perfecta, haciendo que los miembros de ambos chocaran entre sí cuando entraban y salían de mi interior. La cama se movía de un lado a otro, los cojines de esta se caían por los costados debido a los movimientos rápidos de Robert y Johnny. La habitación era un océano de gemidos y jadeos que salían de las bocas de los tres. Me sentía derretir, me sentía desfallecer, los dos hombres que me encantaban me estaban follando al mismo tiempo y era jodidamente extraordinario. Las sensaciones que mi cuerpo estaba experimentando no se podían comparar con nada y es que, parecía que estábamos complementados, que habíamos nacido para encajar los tres juntos. No sentíamos otra cosa que no fuera placer y éxtasis.
Mis ojos estaban cerrados al estar sintiendo las estocadas de ambos que eran de la misma intensidad y solo por un instante, abrí los ojos para encontrarme con Robert que me observaba con un brillo de lujuria en sus ojos color miel, sus pupilas estaban dilatadas y mordía su labio. Sin pensarlo, acerqué mi boca a la suya y le robé un beso, pero me tuve que alejar un poco cuando ambos me embistieron al mismo tiempo, haciendo que un gemido agudo se escapara de mis labios, el cual fue callado por un beso de Johnny que me dejo una pequeña mordida en el labio inferior.
Las estocadas continuaban, las embestidas que estaban haciendo que mi cuerpo temblara, que se sintiera débil y haciéndolo ceder ante las oscuras y bajas pasiones que Downey y Depp habían despertado. Luego de esto, ya no podría elegir a alguno, los quería a los dos, necesitaba a los dos e iba a tener a los dos. Mordí mi labio sintiendo como Robert y Johnny entraban y salían de mi interior y recorriendo los brazos de Robert, llegué hasta sus manos, logrando entrelazar un poco nuestros dedos al mismo tiempo que Johnny pasaba su mano por mi trasero y luego de dejar un par de nalgadas, sus manos pasaron por mi espalda, por mis pechos que estrujó y manoseó un instante para luego, colocar sus manos sobre las de Robert y las mías, afianzando más nuestro agarre y también entrelazando sus dedos, logrando que mis manos quedaran en medio de las de ellos. Vi sus ojos color café y brillaban con la misma lujuria que los de Robert.
Luego de unos minutos más y casi al mismo tiempo, los tres alcanzamos nuestro límite con un orgasmo que recorría cada fibra de nuestro ser. Los cuerpos de los tres temblaban aún sintiendo los estragos de esa exquisita sensación. Una ligera capa de sudor descansaba sobre el cuerpo de Robert y Johnny al igual que en el mío. Segundos después, ambos salieron de mi interior, Robert se levantó cuidadosamente de la cama dejándome a mí recostada y al mismo tiempo, ambos hombres se acostaron a mi lado, dedicándome una amplia y bella sonrisa y que me hizo suspirar.
Ambos colocaron sus manos sobre mi cabeza, acariciando mi cabello. Me acerqué a cada uno y deposité un suave beso en sus labios. Fue cuando me acodé mejor en la cama, Robert me brindó la facilidad de recostarme sobre su brazo y así lo hice, mientras Johnny me abrazaba por la espalda y Robert me envolvía en un abrazo con su brazo libre. Los tres estábamos sintiendo los últimos destellos de esas gloriosas sensaciones que experimentamos juntos. Solté un suspiro y ahí comprendí que aunque no fuera correcto, no podría vivir sin esta sensación, sin estar al lado de los dos hombres que me hacían tocar el cielo con las manos, los quería a los dos.
***
Buenas noches lectores hermosas. Este one shot especial es para compensar que este sábado no pude publicar el capítulo de Hilo rojo del destino. Es que le organicé una fiestecita a mi sobrino, cumplió seis añitos y pues, estuve todo el día con él festejándolo. Aunque no se preocupen, el día de mañana no sé cómo le haré, pero actualizaré Hilo rojo del destino y Londres y un misterio. X3 :3
Espero les haya gustado este pequeño y sucio one shot. Disfrute mucho de escribirlo y más porque estos dos hombres ME ENCANTAN y siento que quedaron perfectos para esta situación. Es la primera vez que escribo de esta temática y espero que lo hayan disfrutado.
Los amo mucho y nos estamos leyendo pronto, abrazoooo. :3
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