❤️🔥✨Robert Downey Jr✨🔥❤️ (+18)

"Solo con decir mi nombre"

Había sido un día pesado en la escuela y en el trabajo. Lo único que deseaba era llegar a casa, tomar un baño caliente y dormir. Pero vaya que me lleve una gran sorpresa al llegar, ya que cuando fui al estudio de mi padre para avisarle que ya había llegado, no lo encontré a él, sino a Robert, un buen amigo de mis padres que además, era su compañero de trabajo y socio.

En un primer momento no se percató que yo había llegado, ya que lo vi servirse algo de whisky en un vaso. Al instante, sentí mis latidos palpitar con fuerza.

-Oh, ¡hola Robert! –sonreí de lado. Cuando lo llamé, se sobresaltó y derramó algo del licor sobre el escritorio de mi padre- ¡Disculpa! No quería asustarte. –dije un poco afligida al verlo limpiando el lugar.

-No, _________. No pasa nada, tranquila. Fue un accidente y bueno, los accidentes pasan. –dijo rascando su cabeza un tanto incómodo, cosa que noté por lo que decidí cambiar el tema.

-Ammmm, ¿no sabes dónde está papá? –le pregunté mientras aún seguía parada en el marco de la puerta.

-Pues, -contestó aclarando su garganta- salió hace unos minutos. Tú madre lo llamó porque al parecer cuando fue a recoger a tu hermano de su partido de fútbol, se le pinchó un neumático y pues, llamó a tu padre para que fuera auxiliarla y me dijo que lo esperara aquí, que no tardaba. –lo miré alzando las cejas- Es que estamos revisando unos temas de la oficina. –dijo en respuesta a mi mirada, encogiéndose de hombros.

-Ya veo, -asentí- muchas gracias por decirme. –comenté y él solo asintió igual que yo- En fin, voy arriba a tomar una ducha y quizá vaya a dormir saliendo, hoy fue un día difícil, buenas noches, Robert. –volví a sonreír y sentí como mis mejillas comenzaban a arder.

Justo cuando iba a cerrar la puerta, él me llamó.

-_________. –me giré y lo vi sosteniendo su vaso de whisky- Buenas noches. –sonrió de vuelta.

Yo solo suspiré hondo y cerré la puerta detrás de mí. A paso rápido, subí las escaleras hasta mi habitación y una vez que estuve adentro, me recargué en la puerta cerrándola al mismo tiempo que me deslizaba en ella hasta quedar sentada en el piso. Cerré mis ojos y solté el profundo suspiro de hace unos momentos.

Robert, era el mejor amigo de mi padre y su socio, pero para mí, era el hombre del cual me había enamorado desde niña. Desde que lo conocí cuando tenía 7 años, logró cautivarme con esos ojos color miel, tan brillantes y hermosos; con esa sonrisa tan perfecta que parecía de portada de revista y te hacía alucinar, con esa voz tan seductora que tenía y su presencia tan mítica y elegante. Simplemente, era un encanto y yo, había caído en ese encanto hace años.

Con esos pensamientos rondando por mi cabeza, fui a recostarme en mi cama y una vez que estuve ahí, más recuerdos comenzaron a llegar: recuerdos de todas las noches que me había imaginado junto a Robert haciendo el amor y lo que eso había desencadenado. Cuantas veces dije su nombre entre gemidos imaginando que él estaba ahí conmigo. No pude evitarlo y volví a hacerlo, no me importó que él estuviera a solo unos pasos de mí, en otra habitación de la casa...

Narra Robert

Seguía solo en el estudio de Maxwell, ni él, ni Helen, ni Steve llegaban. Me acerqué a la ventana y noté que comenzaba a llover.

-Solo espero que lleguen bien. –dije para mí mismo mientras daba otro sorbo a mi bebida.

En ese momento recordé que ___________ dijo que tomaría una ducha y se iría a dormir. Me pareció extraño porque no había escuchado el agua caer. Me extrañé un poco y decidí ir a verla.

-Quizá ya se quedó dormida. –pensé mientras subía las escaleras en dirección a la habitación de ________.

Mientras más me acercaba, comencé a escuchar con más claridad ruidos extraños. Sonaba como ¿gemidos?

-No, Robert, ¿qué estás pensando, pervertido? –pensé, replicándome a mí mismo por dejar que mi mente volara de esa forma. Además, ¿cómo podrían ser gemidos si la única que estaba en la casa era ________. Moví mi cabeza para tratar de dejar de pensar en eso y me acerqué más a su habitación.

La puerta estaba un poco abierta. Iba a tocar para llamar pero justo antes de que lo hiciera, lo que escuché me hizo detenerme en seco. Los gemidos si venían de la habitación de _________ y, los gemidos eran de ella. _________ se estaba masturbando.

Ahí, se me olvidó todo. Se me olvidó que estaba en una casa que no era mía, que los padres de _______ y su hermano podrían llegar en cualquier momento. Se me olvidó que yo había, prácticamente, visto crecer a esta dulce niña.

Abrí un poco más la puerta para ver mejor. Observé cómo el cuerpo de ________ estaba tirado en la cama, su espalda estaba arqueada y sus pezones erectos. Ella estaba disfrutando irremediablemente del placer que su mano le estaba otorgando y por un instante en toda mi vida, deseé ser yo quien estuviera en medio de esas piernas, haciéndola gozar de placer. Aflojé el nudo de mi corbata y apreté mis puños. En mi entrepierna comenzaba a despertar una erección que ya estaba chocando contra mi pantalón. Ella me había puesto así, solo con verla, tratando de comprender los murmullos que salían de su boca, murmullos que no podía escuchar. Mi pecho subía y bajaba con velocidad y notaba la sangre de mi cuerpo ir al mismo sitio, solo haciendo más grande aquello que ya no podría ocultar. Comencé a sentir un cosquilleo que no podía descifrar.

Me sentía un poco mal por estar espiándola, pero al mismo tiempo lo estaba disfrutando. Ahora que lo pensaba mejor, _________ ya había crecido bastante y, se había convertido en una mujer muy bella.

Lo podría asegurar incluso cuando yo le sacaba algunos años. Definitivamente ya no era la niña inocente a la que cargaba para sentarla en mi regazo y jugar con ella. Mientras más pensaba, más apretaba mi erección en mi pantalón.

-Dios, Robert. ¡Cálmate, no pierdas la cordura! –pensé apretando más los puños y cerrando los ojos con fuerza. Ya me había deshecho todo el nudo de la corbata por los nervios.

Y ahí estaba yo, afuera de la habitación de una joven a la cual vi crecer, intentando no comenzar a tocarme mientras veía como ella lo hacía.

-Oh, sí, Robert... –escuché desde dentro de la habitación.

Tragué saliva duramente al escuchar. ¿Había escuchado bien? ¿Dijo mi nombre? ¿Me habrá visto?

Me alejé un poco de la puerta y sentí mi pulso latir con más fuerza. Sentía algo de vergüenza, pero ya estaba algo excitado, más que avergonzado. Ella estaba totalmente desnuda sobre su cama y yo ya no iba a poder controlarme. Entonces lo hice, abrí la puerta de par en par y _________ se sobresaltó. Rápidamente se cubrió con las sábanas y yo al instante cerré la puerta con seguro sin quitarle la vista de encima.

-Me pareció escuchar mi nombre, _________.

La cara de _________ parecía una obra de arte. No iba a mentir, esta niña me gustaba desde hace tiempo, pero no creí que yo también a ella. ¿Desde hace cuánto? Eso explicaba la tensión sexual que de pronto aparecía cuando nos encontrábamos en reuniones o en distintos lugares.

-¿Cómo no me di cuenta antes? –pensé mientras me acercaba más a ella.

Noté como su vista se posó en mi erección que al parecer, ya era más grande de lo que pensaba. Mordí mi labio y llegué al borde de su cama. Escuché que __________ decía algunas palabras torpes y sin sentido en un intento de explicación.

-Vamos, pequeña ___________. Ambos sabemos que ese es tu deseo...

Y sí, estaba en plena conciencia de que quien hablaba era mi yo excitado, no mi yo consciente, pero ya era muy tarde para retractarme. ___________ ya no decía ni una sola palabra, solo me miraba atenta y sus ojos pasaban de mi rostro a mi erección y viceversa.

-Déjame volver realidad tus fantasías. –le dije acercándome aún más a ella y cuando sentí la respiración de _________ sobré mis labios, la besé.

Narra _____________

Robert estampó sus labios con los míos, sentía un frenesí incomparable, una mezcla de sentimientos que no podía interpretar y sentí mis manos temblar. Su boca era deliciosa, sabía a menta y chocolate con... Whisky y era perfecto. ¿Una fantasía que se hacía realidad?

Él era prohibido y yo también y eso, hacía que todo fuera aún mejor.

Narra Robert

La puse bajo de mí y acaricié todo su cuerpo desnudo con mis grandes manos. Intenté no volverme loco con su aroma, intenté no pensar en la razón que empezaba a pasar por mi cabeza y sentí sus suaves manos en mi pantalón. Quería sentirla, y eso iba a hacer. Ella dio una vuelta radical para dejar su cuerpo encima del mío y quitó mi camiseta, logrando que me erizara al sentir el tacto piel con piel. Ella rozó su feminidad húmeda con mi pantalón con cuidado, y tras desabrocharlo, lo quitó. Gemí cuando tomó mi miembro por encima del bóxer y temblé. Eso no me lo esperaba.

Volví a tomar el control de la situación y me coloqué entre sus piernas, pasando mi erección por su feminidad y besando su cuello, dejando leves chupetones y bajando a sus pechos. Ella gemía, era una veinteañera tan excitada que me volvía a mi juventud. A aquellos días en donde había disfrutado tanto. Pero por algún motivo, esto era mejor. Ella quitó mi bóxer con sus manos y fue cuando estuvimos a la par, totalmente desnudos. _______ me miró por unos instantes y cuando fue a dirigirse a mi miembro, las sensaciones se dispararon. Sus pequeñas manos encajaban perfectamente con mi longitud dura, supo cómo mover su mano y darme pequeños masajes con ella. Empezó a jugar con mi miembro mientras se encontraba de rodillas en la cama. Tomé su cabeza para disfrutar del placer que me estaba brindando, enrede un poco su cabello en mi mano y mordí mi labio mirándola.

-Oh Dios mío, ___________. ¿Quién te ha enseñado a hacer esto? –gemí sin poder evitarlo y jale un poco su cabello.

Tenía una ligera idea que no era una niña inocente, pero no creí que no fuera tan inocente. _________ tenía experiencia y ahora me lo demostraba con el dulce vaivén de su mano y su boca haciéndome sentir maravillas. Entonces me cansé, estaba deseoso de sentirme dentro de ella y fue cuando volví a tomar el control del momento. Tomé su labio inferior con mis dientes para morderlo y notar un jadeo por su parte. El sabor de la sangre metalizada pasó a mi boca y la besé con voracidad mientras que mi miembro pedía paso a ella. ________ abrió sus piernas cada vez más hasta que pude colocarme entre ellas y penetrarla con suavidad y cuidado. Lo que menos quería, era lastimarla.

Noté como cada vez iba apretándose más, ella me había ayudado un poco con lo que se encontraba haciendo momentos antes y solamente imaginarla como la había visto hace unos momentos me volvía loco. ________ soltó un pequeño gemido mientras me adentraba en ella y yo no pude evitar soltar un gruñido al sentir el calor irradiar en mí. Moví mis caderas lentamente, no quería dañarla y solamente quería que disfrutara sin temor. Cuando ella me dio el paso de que todo estaba bien y que no le hacía daño, sino que solamente disfrutaba, empecé a moverme más y más rápido hasta conseguir un ritmo que los dos disfrutábamos totalmente y sin problema. ________ soltaba gemidos sin cesar, yo me sentía en la gloria, porque así me hacía sentir ella. Tomaba mi cabello, arañaba mi espalda y apretaba mis hombros pasando sus manos a los largo de mis brazos. Yo la sostenía fuerte de su cintura para penetrarla con embestidas que a ambos nos encantaban y con un movimiento, la puse sobre mi regazo quedando sentada y sintiendo como la penetraba con fuerza. Era perfecto.

-Robert, dame más... Por favor... –musitó ________ por lo bajo.

Y sus deseos eran órdenes para mí. Tomé su cintura con más fuerza, apretando mis dedos en su piel delicada y moví mis caderas para que ella me sintiera mucho más y hasta el final, retomando la velocidad rápidamente. Sus pechos botaban, era tan excitante que no me podía creer que fuera real, pero cuando menos me lo esperé, ella y yo ya estábamos por llegar a nuestro límite. Y fue cuando la abracé para que pudiera disfrutar mucho mejor.

Y así fue, cuando mi cuerpo no se resistió más a abandonar todo el orgasmo que llevaba esperando un largo tiempo salir. _______ había podido lograr hacerme disfrutar como nunca en mucho tiempo. Un jadeo de mi parte salió de mi boca al correrme dentro de ella y ella siguió con un orgasmo que estaba seguro que no olvidaría.

Recostó su cuerpo en el mío, los dos sudorosos, los dos agotados. Mi pecho subía y bajaba, chocaba con sus aún erectos pezones y juraría que, si no fuera porque sus padres y su hermano estaban a nada de volver a la casa, volveríamos a hacerlo una y otra vez.

Ella era tan irresistible, me volvía loco. La pequeña y dulce ________ que había conocido desde que era niña, ahora era una mujer de pies a cabeza y me había dado el orgasmo más delicioso que había sentido en la vida. Miré sus ojos mientras ella alzó su mirada y nos quedamos mirando por un momento, sintiendo algo en nuestro pecho y no podíamos evitarlo. Yo seguía dentro de ella y la abracé, de nuevo. Me acerqué a su boca para atrapar sus labios en un beso más tierno y dulce que antes, dejándonos llevar. Esto me traería consecuencias, pero necesitaba hacerlo. Llevaba deseándola demasiado tiempo y no podía resistirme a verla masturbarse y gemir mi nombre. Todo estaba siendo demasiado perfecto y fue cuando me llamó.

-Robert, mis padres y mi hermano no tardan en volver. –dijo riendo bajito y fue cuando reaccione.

-Tienes razón, debemos ponernos decentes. –le dije volviendo a darle un pequeño beso en la frente.

***

Ay, ¡hola! Ya vengo acá con otro OS para adultos jajajaja. Este libro va a terminar siendo "One Shots calientes de Robert Downey Jr y Tú" JAJAJAJAJA, es que la mayoría son de esta temática pero ¿qué le voy a hacer? A ustedes les gustan, a mí me gustan, vamos a aprovechar eso. Aunque saben que también manejo variados JAJSJJSAJJSASA, quizá en el siguiente tengamos un OS con Tony electricista. X3 Pero, dejen escribirlo primero jajaja.

En fin, espero les haya gustado, recuerden que los amo 3,000. Abrazooo.

Les dejo el pequeño y sugerente gif que me inspiró a esto xD.

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