Capítulo 33: Despedida

Road To Ninja: Choque de mundos

Capítulo 33: Despedida.

Disclaimer correspondiente

Ocultos en lo profundo del bosque, los visitantes de la otra dimensión se preparaban para partir de vuelta a su hogar. El equipo siete siendo que permanecieron más tiempo allí, sentían cierta nostalgia por dejar ese lugar, pero debía regresar a casa, a donde pertenecían.

Sus propias vidas los esperaban.

Sakura lagrimeaba al ver a sus amigos frente a ella, despidiéndose.

—¡Vamos gatita! No llores así, sé que te duele que ya no verás este bello rostro —dijo Charasuke pasando una mano por su hombro, le sonrió abiertamente—. Pero no sufras más, mira, te regalaré esta fotografía para que me veas cuando lo desees.

—No será necesario —gruñó Sasuke a unos pocos metros de ellos.

Sakura sonrió divertida, Charasuke se carcajeó tan fuerte que no le sorprendería que se escuchara a Sunagakure. Terminó por separarse de ella y reunirse con Sakura-hime. Esta seguía callada, pensando en las palabras que les dirigiría en son de despedida. Debía ser algo corto y épico a la vez.

—También voy a extrañarte amargado. Pero no te lamentes, tú solo tendrás que verte al espejo para recordarme.

Sasuke giró su rostro a él, expectante. Después miró a Sakura entrecerrando sus ojos.

—Cuando lleguemos, recuérdame romper todos los espejos de mi departamento.

A respuesta, Sakura rio por debajo, divertida. Extrañaría esto.

—¿Ya están todos reunidos? —Kakashi hizo acto de presencia junto a Tsunade. Ambos observaron a los diferentes grupos esparcidos en el lugar, despidiéndose.

Shikamaru, Ino y Sai hablaban con sus contrapartes; Ino abrazaba a la otra rubia y alcanzó a escuchar algo relacionado en cambiar su estilo "muestra más tu ombligo, te verás espectacular". Al igual que Shikamaru le advertía al pelinegro las consecuencias de comer demasiado y Sai le daba consejos al pintor para mejorar su técnica.

Más allá, Naruto se despedía de Kushina y Minato, le pareció ver lágrimas junto a su sonrisa, un golpe bajo para él. En su dimensión, ambos estaban muertos. Esta oportunidad que le dio la vida, la aprovecho al máximo, no quedaba más que aceptar los hechos y marchar con una gran sonrisa. '

Naruto lo miró desde ahí, y le mostró su fortaleza con un gesto: su gran sonrisa. Alegó que faltaba unos minutos para que Sasuke reuniera todo el chakra que necesitaba para abrir el portal de regreso casa.

—¡Hermano menor! —Itachi se acercó a Sasuke por detrás, brindándole un abrazo inesperado.

Sasuke no pudo hacer más que gruñir por debajo, tenso. Al girarse, vislumbro a Fugaku y Mikoto acercarse a ellos con sus propias sonrisas. Quiso en ese instante tener restablecido completamente su chakra y abrir el portal. Sólo un poco más, se dijo.

No podía verlos a la cara y pensar que sería la última vez que los vería. Recordar las ocasiones que rehuyó de ellos tras decidirse que era incorrecto. No se arrepentía de cierto modo, por supuesto. Quizás... tal vez la manera en que lo hizo, solamente eso.

Mikoto se detuvo, indecisa. Después de todo venía a despedirse de él, pero no sabía como reaccionaría a sus acciones. Lo miró directamente a los ojos, esperando encontrar algo de renuencia. Más se sorprendió al ver sentimientos en ellos. Tan delirantes y agobiantes, que le dolió en el alma verlo partir.

No dudó está vez, estiró su mano para posarla en su mejilla, y Sasuke la tomó con la propia, apretándola contra su piel. Sintiendo su calor, su mirada triste se dejó ver. Al final, no soportó sus propias reglas autoimpuestas. Necesitaba esa caricia de su madre, no importando que sea de otra dimensión.

Seguía siendo ella.

—Hijo, puedes visitarnos cuando quieras —dijo comprensiva la Uchiha.

—Dudo mucho regresar —murmuró él—. Encontrar esta dimensión nuevamente me llevará años, hay miles en el universo. Caímos aquí por casualidad.

Escuchar tales palabras no elevó el ánimo de los Uchiha, pero no desesperaron. La vida era así, las oportunidades no se repetían a menudo. Solamente esperaban, en un futuro, encontrarlo debido a esa "casualidad".

—No importa. Tómate tu tiempo.

El azabache recibió el abrazo maternal, se dejó guiar por sus emociones y la envolvió con su brazo. Ocultando su rostro en el cuello, quiso llorar, frustrado. Pero no lo hizo, se contuvo bastante bien, controlar sus emociones siempre le ha sido llevadero.

Suspiró.

—Te extrañaré, mamá.

Palabras que escuchó ella. Abatida y a la vez feliz. El tiempo que perdió él a rechazarlos no volvería, solamente esperaba encarecidamente que no la olvidara. Nunca suplantaría a su propia madre, pero podría verla así. Siendo la misma apariencia y a tal punto de misma esencia. No le molestaba.

Se separaron, y le brindó un beso en su mejilla al agarrarlo por ambos lados de su rostro.

—Sé muy feliz.

Sasuke asintió, sin duda lo sería.

Mikoto se separó dejando el paso libre a Fugaku. Al principio lo miró serio, y pensó que le soltaría reclamaciones. Pero, al final, se acercó a él y le brindó un corto abrazo. Decir que lo dejó perplejo es quedar corto, estupefacto y afectado eran las palabras correctas.

—La próxima vez ven a cenar, me aseguraré de que Mikoto no exploté la cocina.

Recibió la invitación con un nudo en la garganta. Se permitió esbozar una sonrisa de lado cuando se alejó de él. Su interacción fue menos a contacto, bastó una mirada para profesarle su sentir.

Fue el turno de Itachi, que le dio unas palmadas en los hombros, sonriendo abiertamente. Nunca se acostumbraría a esa actitud.

—Hermano menor, hazme un favor y cambia este poncho café por algo más moderno. No soportaría saber que el resto de tu vida pasar carecido de moda —dijo rápidamente con una mirada seria—. La moda de los vagabundos ya pasó.

Lo miró con mala cara. Hasta el final Itachi insistía en que se veía como un vagabundo.

—Tks.

El mayor sonrió.

—Te extrañaré. Así que cuídate mucho al igual que a Sakura. Lucha y esfuérzate por tu relación, y nunca de rindas —le aconsejó más sereno.

—Lo haré.

Recibir una afirmación de su parte puso feliz a Itachi, que no evitó abrazarlo hasta casi romperle los huesos. Decir que fue embarazoso que los demás lo vieran en ese estado, era sonrojarse hasta las orejas. Sobre todo, al ver las miradas de sus amigos. Llenas de comprensión.

El matrimonio Uchiha rieron enternecidos por la actitud de su hijo mayor.

—Itachi...

—¡Oh! Perdón, perdón. Es la emoción —dijo apenado dejándolo libre.

Sasuke pudo respirar. Los miró agradeciendo sus buenos deseos. No los olvidaría jamás.

—Permiso, vamos pasando —dijo una voz a sus espaldas.

Debido a que estaban en la entrada del sendero que dirigía al prado, obstruían el camino. Se apartaron rápidamente al ver una camilla de hospital siendo arrastrado sobre la hierba seca del atardecer. Tres enfermeros empujaban cuidadosamente, evitando el menor daño posible a los aparatos que traían consigo.

Observó desde ahí el cuerpo delicado que reposaba sobre la camilla. Completamente inconsciente, con la mascarilla sobre su nariz brindándole respiración artificial, con un tubo unido a un tanque de oxígeno. Su cuerpo era cubierto por una fina manta.

—¿Ya saben que eran con él? —preguntó Itachi a su lado.

—Kakashi esperara a que salga del coma —dijo escueto—. El diagnostico de Sakura fue claro: no se sabe cuando despertará Hotaru.

Vio a Sakura acercarse a Hotaru comprobando su estado, al dictaminar que todo seguía en orden, lo buscó con la mirada transmitiéndole el mensaje mudo.

"Ya es hora".

Estaban listo para volver a su mundo.

—Vamos, reúnanse ya —dijo Kakashi adentrándose al centro.

Observó a los ninjas de su jurisdicción terminar sus conversaciones con cierta renuencia y acercarse a él tras dirigirles a los de esa dimensión una mirada ausente.

Sasuke se adelantó. Posicionándose detrás de ellos, se quedó un momento quieto sintiendo el flujo de energía dentro de su cuerpo, esperando unos segundos más para equilibrarlo, amasándolo. Cuando estuvo listo, abrió su ojo que resguarda el Rinnegan.

La corriente de aire que trajo consigo la abertura del portal alborotó las vestimentas de todos, incluyendo las ramas de los árboles que se agitaron bruscamente. Los pájaros salieron asustados de su acobijo, para perderse en el cielo anaranjado.

Contempló en silencio la imagen que traspasaba el portal, veía la entrada del hospital, dónde decidieron establecer el portal para llevar directamente a Hotaru a cuidados intensivos. Algunos ninjas iban pasando por ahí y quedaron anonadados por el acontecimiento.

Entonces, Kakashi se adelantó unos pasos quedando frente a los de esa dimensión que se habían apartado para darles espacio.

—Agradezco infinitamente el apoyo que nos brindaron pase a nuestras diferencias. Espero que nos encontremos en otras circunstancias menos peligrosas —dijo expresando su gratitud en una ligera reverencia. Los ninjas a su cargo hicieron lo mismo a diferentes maneras y gestos.

—Siempre serán bienvenidos —aseguró Tsunade con sinceridad.

Sin más, Kakashi les sonrió y fue el primero en cruzar el portal. Causó impacto en los ninjas al ver al Hokage traspasar el portal. Pudieron escuchar las indicaciones que dio en que fueran a buscar un equipo médico porque traían un herido.

—Bueno, ha llegado el momento. ¡Cuídense chicos! —dijo Ino entusiasta, les saludó desde ahí.

—¡Adiós Ino-chan! —gritó Charasuke agitando su mano.

Ino junto a Sai y Shikamaru relevaron al equipo médico y tiraron de la camilla hasta pasar el portal donde los esperaban para llevárselo al hospital. Hotaru desapareció muy pronto de su vista.

Naruto miró con ojos llorosos a Kushina y Minato, y a su lado a Menma y Hinata. Les sonrió tras esa capa de tristeza. Pero no flaqueó. Debía ser fuerte y cumplir con su voluntad. El tiempo que pasó ahí lo atesoraría por siempre.

—¡La próxima vez que los vea, seré Hokague dattebayo! —exclamó entusiasta.

—¡Así se dice hijo! —la pelirroja alzó al aire su puño, igual las lágrimas bañaban su rostro.

Naruto cruzó el portal gritando al aire que ya había regresado el futuro Hokage de Konoha, sus gritos fueron apagándose a medida que se alejaba buscando a Kakashi para recibir indicaciones.

El turno de Sakura llegó. Se acercó una vez más a Hime y le brindó un largo abrazo que fue correspondido. Pase a que su relación no fue amistosa al principio, supieron arreglar sus diferencias y ayudarse mutuamente. Aprendieron tanto de ambas, tanto física y emocionalmente.

—Ten una buena vida, Sakura-san.

—Lo mismo digo. No te rindas con ese hospital, y sigues esforzándote.

Se separó de ella, sonriente. Recibió una palmadita en la cabeza. Luego se giró a Charsuke e hizo lo mismo, le pidió que cuidara mucho de Hime.

—Y por favor, ya no seas tan mujeriego —le regañó.

—¡Ja! Soy inteligente —alegó muy seguro—. No deseo morir joven a manos de mi gatita.

Luego lanzó una risa y fue callado por la mirada caladora de Hime.

¡Kakashi! ¿¡Dónde está mi alumna!? — la "amorosa" voz de su maestra llegó a sus oídos—. Si es ella quién está herida ¡Tendremos serios problemas!

La aludida se rio ante la mirada anonada de la Hokage de esa dimensión, al escucharse tan molesta y exigente. La miró impresionada y preguntándose si en verdad era cierto del carácter del demonio de la rubia.

—Creo que Tsunade-sama acaba de levantarse de una siesta —comentó divertida.

Después hizo un gesto con la mano a los demás que se despidieron efusivos, cruzó el portal lo más rápido que pudo, no quería que su maestra se descontrolara.

—Aquí estoy Tsunade-sama, no es necesario gritar.

—¡Oh, querida! Me alegra tanto verte sana y salva.

Sasuke lo contempló en silencio.

Dudó al dar un paso, dio la media vuelta enfocando a la familia Uchiha. Mikoto agitaba su mano por debajo, lagrimeando, y con una expresión nostálgica. Itachi lloraba a moco suelo mordiendo un pañuelo y exclamando que sentía como si viera volar a un polluelo. Fugaku se limitó a sonreírle, cruzado de brazos.

—Cuídate amargado, y también a Sakura-chan —dijo Charasuke cuando su vista se enfocó en él.

Espetó un monosílabo. Murmuró un "adiós, idiota sonriente", y posó su vista en Hime, quién tenía una mirada seria que pasó a una socarrona al sacar de su bolsillo una tarjeta que conocía muy bien.

Los cupones del bar.

—Recuerda que no tiene fecha de caducidad.

—Lo tendré en cuenta —su intercambió de palabras fue basta.

Finalmente, dirigió su vista al frente y cruzó el portal sintiendo un creciente nudo en su pecho. Piso la tierra fuera del hospital, ajeno al ajetreo que comenzaba a formarse. Vio a su lado a Naruto y Sakura, a cada franco, mirándolo expectantes.

¡Vuelvan algún día, equipo siete! —gritó alguien del otro lado.

Los tres dirigieron la vista al portal que se cerraba rápidamente. Lo último que vieron fueron los rostros de sus contrapartes, sonriéndoles a su manera.

Y así desaparecieron en la nada.

Cerrando un capítulo más de su vida. 

Y así, regresaron a su mundo. 

Fin. 
































¡Mentira! Esto no acaba hasta que se acaba, chales. 

Por fin acabo su travesía. Después de tanto capítulos puedo decir que estoy satisfecha, pero todavía falta un poquito más para acabarlo todo. Faltan unas cuantas incógnitas por resolver. 

¡Uf! Ya llevaba mucho tiempo sin actualizar, he salido de las cenizas. 

¡Hemos llegado a las 114K! No puedo creerlo, la verdad. Estoy tan feliz, y este año por fin acabará. 

Gracias por leer, nos leemos pronto en el siguiente capítulo.

¡Alela-chan fuera! 






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