Capítulo 32: A un paso más
Sasori apretó la mandíbula sin contenerse a murmurar unas maldiciones contra la persona que se merecía su ira homicida. Jalaba cada vez más de los hilos de chakra oprimiendo el cuerpo ajeno, al ver que rechinaba los dientes se dio por satisfecho. Sabía que le dolía ser sometido físicamente, tenía ganas de quitarle la frazada de los ojos que impedía verlo y burlarse de él. Pudiera ser infantil el pensamiento, pero no olvidaba la forma en que hizo luchar contra sus compañeros, aquellos que consideraba amigos.
Tampoco que provocó la muerte de Deidara.
Volvió a tirar de las cuerdas con fuerza.
—No podrá hablar si aprietas mucho los hilos —dijo Kakashi a sus espaldas.
A regañadientes los aflojó, y le dedicó una corta mirada.
Aún no comprendía del todo la situación. Vagamente recordaba a Kakashi y su comportamiento era muy diferente al que tenía enfrente, además, un azabache de aspecto intelectual le llamaba Hokage. Le dieron una basta explicación que ellos venían de otra dimensión, no quiso saber más de lo que le interesaba.
Tsunade dejó de hablar con Shikamaru y se acercó junto a Kakashi y quedar frente a la silla. Hotaru alzaba la cabeza dignamente.
—Pase a tus cargos, tienes la mínima oportunidad de confesarlo todo —dijo Tsunade.
Sonrisa de mofa se dibujó sobre sus labios.
—¿Acaso piensas ejecutarme? —el gesto se mantuvo.
—¿Cuál es el objetivo principal de tu plan? —Kakashi seguía sereno, paciencia les sobraba a mares.
—Odio interminablemente a los Uchiha, ¿no es motivo suficiente para ti?
Sasori advirtió de otra presencia. El hermano de Itachi permanecía quieto a un lado de Shikamaru, su rosto serio lo enfocaba en Hotaru. Lo extraño fue ver que vestía muy diferente y lo que causó conmoción fue ver el Rinnegan en su ojo izquierdo.
—Si ese hubiese sido tu intención desde el principio, bastaría enfrentarte directamente con Sasuke e Itachi, pero en cambio formaste una alianza con varios ninjas renegados y los manipulaste —Shikamaru comenzó a hablar de su deducción—. El que Hotaru de nuestro universo llegara a este lugar fue una oportunidad perfecta, utilizaste el plan que elaboró en un principio ya que aceleraba el proceso. Al ver que Sasuke no cayó en tu control, decidiste secuestrar a Akatsuki y virar a Itachi contra la aldea.
Hotaru gruñó, su confianza flaqueó ante la inteligencia de Nara.
—Tu plan también falló porque Itachi no cayó en tu control —dijo Kakashi—. Por eso les tendiste la trampa del mansaje enviado supuestamente de Sunagakure, planeabas secuestrar a Mikoto para que Fugaku fuera solo, sería arriesgado, pero teniendo al joven Hotaru de tu lado sería sencillo. Fue otro golpe de suerte que Sakura y Hime estuvieran ahí.
—¿No serás tú el agresor aquí? —los labios de Hotaru se ciñeron, ambos Shinobis parecieran que invadieron su mente y leyeron sus pensamientos.
Silencio. Ninguno siguió deduciendo e intentando que hablara por sus medios, Hotaru les dejó más que claro sus intenciones de mantener la boca cerrada.
Tras dedicarle una mirada rápida a Kakashi, Sasuke se acercó hasta quedar frente a Hotaru. Le quitó la frazada de un brusco movimiento y lo miró directamente a los ojos, el Sharingan brillaba intensamente y sus aspas giraban furiosamente.
—No es necesario que hables.
Los segundos transcurrieron sin demora, cuando Sasuke se incorporó, Hotaru le dedicó una mirada furiosa. Le desagradaba ser sometido al dominio del ojo escarlata.
—Quiere destruir a Konoha por ocultar la verdad sobre su clan —reveló Uchiha siendo espectador del rostro crispado del hombre de la cicatriz.
—¿Sí? ¿Y acaso te supone un problema? ¡Esta aldea se pudre desde adentro! Sus altos mandos le ocultan secretos que ni siquiera la actual Hokage lo sabe, ¡todos viven una supuesta paz cuyos cimientos fueron fatídicos!
—La muerte de tu clan fue inevitable.
—Al igual que el clan Uchiha en tu mundo —renegó Hotaru—. ¿No lo crees?
Sasuke ocultó el rostro detrás de su fleco y entrecerró los ojos. Supuso que el joven Hotaru le contó la famosa historia de la masacre que su clan a manos de su difunto hermano. No era un secreto la fachada, que Itachi exterminó a todos por placer y beneficio, la verdad se ocultaba con su misión de aparentar ser un renegado y traer deshonra a su nombre.
Algo que el joven Hotaru no sabía. Aprendió con el tiempo que las situaciones pasadas conforme a su clan y la aldea bajo el mandato del Sandaime y los tres consejeros, no alterarían la visión de lo que ahora es Konoha. Una prosperada tras la aberración, y la mayoría lo ignoraba, pero no tenían porque saberlo. No debían saberlo por su propio bien.
Lo enfocó de nuevo. Era muy estúpido de su parte pensar que lo haría flaquear y dominarlo. Tras una larga mirada, el rostro del hombre comenzó a crisparse de frustración.
Ninguno de los que se encontraban en la habitación le darían esa posibilidad.
Nuevamente fue privado de su vista, y con la cabeza gacha, dos Shinobis lo obligaron a ponerse de pie guiándolo a la puerta sin ser liberado de los hilos, Sasori anduvo detrás de ellos sin expresar su enfado.
—Dime Sasori, ¿te quedó algún recuerdo de Deidara?
—Lo meteré a tu boca si no te callas —disipó el pelirrojo apretando los hilos y sacándole un gemido de dolor.
Desaparecieron por el oscuro pasillo y la puerta se cerró detrás de ellos.
—Dentro de dos días se escoltará a la frontera del país del Hierro... es una pena que no se queden hasta entonces —dijo Tsunade mientras salían del cuarto de interrogación.
—No puedo descuidar por más tiempo mi responsabilidad como Hokage, y en un principio vine en busca de los Shinobis a mi cargo —Kakashi sonrió ligeramente bajo su máscara—. Han permanecido un par de meses aquí, ya es tiempo de que regresen a casa. Cada quién se encargará de su respectivo criminal como debió ser desde un principio.
La mirada que Tsunade les lanzó desde adelante fue una acogedora, sonriéndoles delicadamente. Shikamaru obtuvo un escalofrío interno, la costumbre de lidiar con el temperamento explosivo y severo de la Gondaime de su mundo le parecía lejana.
—¿Es necesario que se vayan mañana?
Sasuke estuvo tentado a responderle, calló a tiempo y se limitó a permanecer en silencio.
—El plazo venció ayer —convino Shikamaru.
Tsunade asintió con la cabeza resignada a no darles una despedida digna mas que una simple cena grupal.
—Bien.
Kakashi le sonrió a modo de disculpa. Le dedicó una mirada intensa a Sasuke, una de las razones por las cuales regresarían a su mundo, no quería alargar su agonía, podía verlo en sus ojos en cuanto se toparon con Fugaku en la entrada de la Torre del Hokage. La familiaridad con la que trataba a Sasuke, este la repelía sutilmente, y, por otra parte, su lado masoquista lo obligaba a escucharlo atentamente.
Pero sus ojos rebosantes de remordimiento y anhelo no se libraban de la intuición de Kakashi.
Sakura se detuvo a mitad del pasillo, el vuelco en su corazón provocó que alzara la mirada enfrentándola a la puerta abierta de la habitación, una cama solitaria reclamaba un cuerpo. Sus ojos verdes se abatieron pronto, reprimiendo la mueca de suplicio que amenazó sus labios.
Los preparativos estaban listos y en todo momento la tristeza embargaba su mente, oprimiendo su pecho. La esperanza brillaba sutilmente, y se aferraba a ella sin reparos con la peligrosa apuesta de terminar por los suelos. No deseaba desecharla tan pronto, necesitaba aferrarse a ella sin reparos.
—¡Sakura-chan!
Giró de golpe a la entrada del pasillo. Naruto venía trotando mientras agitaba su mano al aire, casi detrás Ino le reñía por el escándalo que proporcionaba.
—¿Por qué estás aquí? Deberías estar preparando tus cosas para partir —dijo Naruto frunciendo el entrecejo al verla sostener la tabla de notas que siempre sostenía al hacer sus rondines.
—Estoy dejando algunas cosas listas antes de irnos —Sakura miró a Ino, sonriéndole—. Tengo que hacer mi trabajo hasta el último momento.
—¿Y qué hay de empacar?
—Para eso estoy yo —chistó Ino a Naruto, este compuso una mueca de fastidio. Su amiga nunca dejaría de trabajar—. Ya empaqué tus cosas, frentona.
—Gracias Ino, me has ahorrado mucho trabajo.
Entonces Naruto reprimió una sonrisa causando curiosidad en la pelirrosa. Enarcó una ceja y le preguntó de que se reía.
—A Sasuke-teme no le hizo mucha gracia que Ino fuera a empacar tus cosas.
La doctora entornó los ojos idealizándose la reacción arraigada de Sasuke y sus expresiones de desconcierto. Sabía que sería el último día en esa dimensión y la cena programada no los esperaría, pero surgieron algunos inconvenientes en el hospital que debía resolver. Él no era fanático de las reuniones, lo toleraba cuando ella estaba presente.
Volver... lo pensó varias veces. Después de fatigosos meses, por fin vería a su maestra, a los niños de la clínica mental, a sus queridos padres que estarían angustiados por no saber su incierto paradero. Respirar el aire de su aldea natal, que, aunque se pareciera mucho a donde se encontraba en estos momentos, su dimensión era su verdadero hogar.
—Cómo si él tampoco tuviera trabajo que hacer —murmuró. Recordó entonces el acontecimiento que ocurriría ese día—. Por cierto, ¿ya leyeron el dictamen de ese hombre?
Ni siquiera mencionar su nombre valía la pena.
Los gestos de Naruto se tornaron serios a la par de Ino. Intercambiaron miradas rápidas y la rubia respondió:
—Será encarcelado en la prisión del país del Hierro. Tsunade-sama consiguió una alianza efectiva e intercambiaran recursos. Al parecer Hotaru no se enfocó solamente en Konoha. Transcurrirá mucho tiempo para atrapar a sus otros cómplices externos en tráfico de armas e información.
—No me sorprende que haya sobrevivido en el destierro y hacerse de más aliados —comentó Sakura, pensativa.
Durante la batalla llegaban un sinfín de ninjas, al principio creyó que se trataban de marionetas controladas por él, pero ahora creía certeramente que sus aliados se dejaron dominar por él y así apoyarlo. Eliminar parte del clan Uchiha debilitaría a Konoha, y sin contar de que tuviera otros planes como manipular a los ninjas y usar el Sharingan para crear una disputa civil dentro de la aldea y destruirla desde adentro; así otras naciones o un gremio de renegados en particular tendría el completo dominio de Konoha.
Respiró tranquila. Lo que evitaron al capturar al hombre de la cicatriz y al joven...
De nuevo su rostro decayó al recordarlo, y ambos rubios se percataron de su repentino cambio. Naruto sonrió tenso y nervioso.
—Hum... perdón Sakura-chan, todavía estás sensible por...
Guardo silencio tras recibir el tremendo codazo de la rubia. La miró con ojos asesinos e Ino formó una mueca amenazadora.
—No te preocupes —sonrió forzadamente.
Ino le frotó la espalda en un gesto de apoyo mientras Sakura intentaba por todos los medios no parecer mediocre al derramar unas cuantas lágrimas.
—¡Sakura-chan!
La aludida respingó y limpió rápidamente su rostro. Elevó su vista al reconocer la voz de Sasuke, pero entonada alegremente, solamente se podría tratar de su contraparte.
Charasuke les dio alcance, y sin rendir cuentas, abrazó a la pelirrosa fingiendo lloriquear. La pelirrosa le miró entre divertida y triste al saber el motivo de su abatimiento.
—Por lo que más quieras, no te vayas mañana. Prometo que no insultaré al amargado, pero quédate una semana más —le suplicó al separase de ella y se esforzó por mirarla con ojos de cordero degollado.
Sakura compuso una débil sonrisa, le entristecía el pensamiento que no lo vería por muchos años o tal vez nunca más.
—Sasuke-san, tengo que volver a mi hogar. Han sido muchos meses alejada de mi villa. Además, tengo que preparar todo para...
Se calló de inmediato. Charasuke comprendió su abrupto cambió, bajando las manos dejó escapar un ligero suspiro. La resignación marcó sus fracciones.
—Lo sabía, pero tenía que intentarlo, ¿no crees? —nuevamente apareció su radiante sonrisa. Dirigió sus ojos a Naruto e Ino que estaba detrás de Sakura, mirándolos en silencio—. Su villa los espera.
—¡No pongas esa cara Chara-teme! —exclamó animado el rubio pasándole un brazo por los hombros. El azabache recobró inmediatamente su buen humor al sonreír de la misma forma—. Volveremos a encontramos en el futuro, tenlo por seguro.
—Ahora que lo pienso... —Ino se acercó tanto a Charasuke provocándole un respingo, sus ojos negros viajaron a la cámara que sostenían las manos femeninas—. Nadie me creerá que vi a un Sasuke alegre y sonriente, ¿te tomarías una foto conmigo?
—No creo que al amargado le guste la idea —opinó, pero su expresión traviesa decía lo contrario.
—Bah, te aseguró que se le pasará la irritación —renegó divertida imaginando la cara de sus amigos cuando les mostrara las fotografías.
Por supuesto que no pensaba irse solamente con una.
Sakura observó entre divertida y resignada a Ino, Naruto y Charasuke tomarse fotografías componiendo toda clase de muecas extrañas, impropio de Sasuke, pero no de este Uchiha. Claramente nadie lo creería hasta ver las fotografías. Incluso ella apareció en varias, sonriendo radiante.
Miró a Charasuke a su lado que sonreía de la misma forma. Jamás olvidaría el tiempo que pasó en esta dimensión, sería uno de sus más valiosos recuerdos que guardaría por siempre, las enseñanzas que adquirió y la hermosa amistad que formó con él y Hime.
Perdurarían en sus recuerdos.
—¡Oh! Casi lo olvidaba —Charasuke se rebuscó en el interior de su chaleco Jounin, unos segundos después sacó un pequeño estuche que guardaba un disco blanco. Sakura no comprendió de que se trataba—. ¿A qué no adivinas que contiene este disco?
La doctora frunció el ceño.
—Vamos, es algo que ansías ver —siguió diciendo—. Una reunión con los chicos, un bar a tope de alcohol, un pobre barman siendo torturado por una mujer loca y un vagabundo... —guardó silencio a medida que Sakura abría sus ojos de par en par tras comprenderlo—. ¿En serio creías que no lo conseguiría antes de que partieras?
De pronto, Sakura soltó una exclamación de sorpresa.
—No lo creo, ¿dónde lo conseguiste? —preguntó al borde de la curiosidad.
Naruto e Ino los miraban de hito en hito sin comprender de lo que hablaban tan ansiosos y entusiasmados.
—Le pedí ayuda a Shikamaru de tu mundo. Desde hace tiempo estuve buscando en la base de datos los videos de las cámaras del bar, pero no me dejaba acceder a ella. Le dije que si podía hacer el trabajo y minutos después pudo acceder. No mentían con eso de que es un genio —dijo moviendo la caja—. Traslado los videos de las cámaras e hizo lo mejor para combinar varios ángulos y el audio canalizara sus voces.
—Espera... ¿quieres decir que Shikamaru lo vio? —Sakura tenía una expresión de circunstancia.
Charasuke sonrió más.
—Me aseguró que no volverá a ver a Sasuke con los mismos ojos y está terriblemente tentado en llamarle "Míster risas", pero como aprecia su vida se burlará de él en secreto.
Sakura soltó una risilla.
—¿De qué tanto hablaban? —Naruto no soportó mantenerse al margen.
—Las palabras están de más; como falta un par de horas para la cena —el azabache ensanchó su sonrisa socarrona—. ¿Qué tal si vamos al departamento y vemos el video?
Sasuke caminó cuesta abajo con cierta resignación. Kakashi prácticamente lo obligó a buscar a Naruto que debería estar engullendo uno de los únicos sabores de ramen instantáneos que solamente existían en esa dimensión. Después, ir al departamento a cambiarse de ropa una que le hiciera ver menos vagabundo, a palabras de Kakashi —le entraron ganas de arrancarle la cabeza en ese preciso momento— y reunirse en el restaurante.
Contaba mentalmente el tiempo que le llevaría mientras se acercaba al puesto, barrió con su mirada la barra y no encontró la mota rubia, más bien una cabellera rosada sustituía el lugar que Naruto ocupaba.
Inmediatamente Sakura-hime volteó la mirada con la boca medio abierta y los fideos reposando en los palillos.
—Oh...
No dijo nada, se limitó a sonreír burlón y la kunoichi afiló su mirada.
Para nadie era secreto que Sakura-hime rehuía del ramen, ya sea instantáneo o del Ichiraku, según sus normas estrictas a consumirlo era porque Charasuke no salía de ahí en sus días libres o después del entrenamiento, ¡hasta Menma era fanático de los fideos! Nunca la verían comiendo completamente sola, sino, porque "la obligaban".
O eso decía toda la villa. Solamente el viejo Teuchi conocía su secreto, y claro, ahora Sasuke lo dedujo en un segundo.
—Una palabra de esto a alguien y te mutilo el otro brazo —advirtió ella amenazante.
Sasuke en verdad apreciaba su otro brazo, así que hizo como si hubiese visto un mono lanzando kunais.
—¿No has visto a Naruto? —decidió no alargar su vergüenza y cambiar de tema.
—Igual pensé que estaría aquí disfrutando los últimos momentos en nuestro mundo.
Sakura-hime chasqueó la lengua. Su plan de pasar desapercibida en comer ramen se estropeo cuando no encontró a Naruto, no podía utilizarlo como su excusa. No le quedó de otra más que arriesgarse. Afortunadamente Sasuke no le diría a nadie y no tendría oportunidad porque estaba a un día de regresar a su mundo.
La tristeza ocupó por unos segundos su mente, siendo sincera ya se había acostumbrado al trío de ninjas, la revoltosa personalidad de Naruto, la explosiva y amable Sakura, y la elocuencia de Sasuke. Con este último formó una especie de vinculo especial, se comprendían mutuamente y llegaron a ser amigos, al igual que la doctora.
—Maldición, no pudimos ocupar el cupón de descuento del bar —dijo de pronto la chica.
Sasuke enarcó una ceja.
—Si mal no recuerdo, el cupón no tiene fecha de vencimiento.
La peculiar respuesta de Sasuke le llenó de una extraña emoción. Una invitación extendida a cumplir aquel ritual que formaron ambos tras una extraña convivencia. Tal vez pasen los días, las semanas y los años, en un futuro incierto sucedería mientras estuvieran vivos.
—Lo guardaré hasta entonces —aseguró altanera.
Tras pagar su porción decidió acompañarlo a su departamento en busca de Naruto, el alba caería en un par de horas y el tiempo pasaba relativamente rápido.
—Vamos a buscar el estúpido rubio y después vernos con nuestras personas favoritas.
Al sacudirse ligeramente el cabello no se percató que detrás un grupo de chicas recibían sus pedidos, la más cercana acercó el plató y ante la acción de la pelirrosa, mechones se sumergieron en el caldo del ramen.
—¡Oye! Fíjate por dónde vas pelo de chicle —gruñó la chica alejando instintivamente el tazón.
Sakura-hime frunció el entrecejo, y al pasar los dedos por su cabello y ver la ropa manchada de la chica lo dedujo al instante. La idea de disculparse se esfumó al percatarse del insulto. Compuso una mueca de disgusto.
—¿Cómo me llamaste? —preguntó de forma amenazadora.
—¿Acaso eres sorda? Te llamé pelo de chicle —dijo sumamente molesta la chica.
Detrás de la kunoichi, Sasuke soltó un fino suspiro cargado de paciencia, pedía internamente que disiparan esa pelea absurda, estuvo tentado terriblemente en largarse de una vez por todas. Intuyó que el dueño pensaba lo mismo tras intercambiar una mirada lastimera.
Sakura-hime rechinó los dientes.
—Repítelo una vez más y juro que...
Su amenaza quedó en el aire al percatarse de que una joven ingresaba al local y preguntaba por el alboroto, al parecer era amiga de esta chica.
—¡Esta impertinente hizo un desastre con mi ramen!
Lo que le hizo sudar frío fue reconocerla, y por la mirada de sorpresa y luego de furia que le dirigió la chica supuso que también lo notó.
No olvidaría ese rostro. Por ella y el maldito Club de Fans (lunáticas) de su novio, experimento la peor travesía que una persona estaba dispuesta a soportar. ¡Quedó traumada con los submarinos que Sasuke no se atrevió a mencionar como tal!
Quiso vomitar nuevamente ante el recuerdo. Sasuke enarcó una ceja intrigado por su exagerada reacción.
—Tú... Haruno Sakura... nos quitaste a nuestro Sasuke-kun —murmuró la chica apretando los puños y sus ojos ardieron en furia.
La aludida retrocedió inmediatamente, sudando frío y tragando grueso. Pareciera que se movían en manada a todos lados, de pronto había un montón de seguidoras que no tardaron en reconocerlos, sobre todo a Sasuke gracias a su atuendo y su expresión estoica.
Este expresó su inconformismo al gruñir lo fastidioso que resultaba estar envuelto en tal situación.
—¿Sería un momento perfecto para comenzar a correr? —susurró Sakura-hime. Las persecuciones antiguas seguían gravadas en su mente. Era una estupidez no poder abatirlas, la encerrarían por lastimarlas.
Apenas giró la cabeza y vio que Sasuke se alejaba a toda prisa sin contemplarla.
—¡Espérame idiota! —lanzó un grito y lo siguió.
Ni estando completamente loca se quedaba sola en la boca del lobo, o más bien, en el centro del grupo de lunáticas. Seriamente se preguntó por la salud mental del instructor que les permitió convertirse en Shinobis. ¡Ellas eran un peligro para la sociedad!
Las jóvenes no dudaron en perseguirlos.
—¡No huyan cobardes! ¡Tenemos un asunto pendiente que arreglar!
Por detrás venían lanzando todo tipo de armas y la seguía su sequito entre gritos y amenazas.
Vaya manera de pasar los últimos momentos en ese mundo, pensó Sasuke concentrándose en que ningún kunai le asentara.
No podía estar más apurado de regresar a su dimensión donde no existía el dichoso Club de Fanáticas y podía caminar por la aldea sin que su integridad física corriera peligro.
Después de eludirlas, Sasuke y Sakura-hime caminaron a toda prisa por los callejones, no se arriesgarían a ser descubiertos. Apreciaban su libertad y evitaban herirlas cuando su paciencia se agotará. Una decisión sabia, a palabras de ambos. Por lo menos en esta ocasión no terminaron en un bar alcoholizándose o en el interior de las alcantarillas viendo submarinos flotando.
Brincaron hasta el edificio continúo y bajaron hasta el departamento que él compartía con los de su equipo. Al estar frente a la puerta extrañamente escucharon risotadas del interior. Intrigados, se miraron uno al otro y no dudaron en adentrarse impulsados por la curiosidad.
—¿Sakura? —preguntó Sasuke al reconocer su suave voz entre el alboroto.
Acercándose a la sala, se detuvo en seco en el umbral completamente estático y con la vista fija en el sillón donde Sakura, Charasuke, Naruto e Ino se encaramaban sobre los cojines, riéndose estrepitosamente. Al parecer lo que se mostraba en la televisión les causaba gracia.
Bastó un segundo para que ambos pares de ojos se movieran a dicha parte, observando lo que proyectaba la pantalla.
La cámara enfocaba a Sasuke del otro lado de la barra narrando con fervor la pelea que se desarrollaba frente a sus narices. Sobre la barra, Sakura-hime se abalanzaba contra todo aquel que se interpusiera en su camino, apelaba a quienes se acercaba y gritaba envuelta en furia. La misma colina humana se había formado a su costado.
Ambos Shinobis se tensaron terriblemente.
Ellos estaban viendo algo sumamente vergonzoso, su dignidad, su temple de me-importa-un-carajo-lo-que-suceda-a-mi-alrededor se fue por la borda, ¡por un video que mostraba una de sus facetas ocultas!
Una cabeza iba a rodar y Sasuke sabía con certeza de quién se trataba.
Naruto dejó de reír al sentir un tremendo escalofrió recorrer su columna, de esos que advertían del peligro. Al girar ligeramente la cabeza, comenzó a sudar frío en cuanto escuchó el millar de pájaros que rompió las risotadas de los cuatro, incluso Ino se detuvo y tragó grueso al percatarse de su presencia, sus expresiones daban miedo.
En cambio, Sakura se llevó una mano a su boca conteniendo las risas y Charasuke ensanchó la propia. Excelente candidato para modelo de una marca de pasta dental.
—Tú... corre, ¡ahora! —exclamó Sakura-hime abochornada por la situación.
Charasuke lanzó una última risa y salió disparado por la ventana abierta, por detrás, Sasuke lo siguió muy de cerca portando una expresión enloquecida y con la mano en alto, listo para estampar su técnica en donde cayera, lo importante sería que infligiera daño.
Cuando estuvieron solos, Hime le dirigió una mirada asesina a la doctora.
—Ni una sola palabra de esto a nadie, ¿entendido?
Más su amenaza quedó como una simple jugarreta puesto que los tres no contuvieron sus carcajadas y siguieron riéndose a costa suya.
—Nunca volveré a alcoholizarme —pensó resignada al cubrir su rostro con ambas manos, jurando que Charasuke la pagaría muy caro por ponerla en vergüenza de esa manera.
Sasuke se encontraba sentado frente a la barra de bebidas agarrando posesivamente las botellas vacías, lo inusual fue ver un pequeño sonrojo combinado con su temple serio. Una estupidez dado que charlaba animadamente con las botellas ignorando el bullicio de atrás donde Sakura-hime gritaba y se abalanzaba contra todo aquel que se interpusiera en su camino, parecía un mono encaramándose a ellos.
—... Como te decía, es una excelente idea combinar salsa de tomate con ramen. Le pediré a Sakura que cenemos ramen todos los días... Una vez que nos casemos, nada impedirá que esté a mi lado —Sasuke frunció el entrecejo, por un segundo la lucidez volvió, pero tan rápido como apareció se fue. Luego rio estrepitosamente—. Lo que es seguro es que tendré que comprar muchas casas, con esa fuerza estoy seguro de que en cuanto se moleste destruirá todo. Me dejará en la bancarrota.
Guardó silencio acercando la botella a su oreja, como si le estuviese hablando, seguía ignorando el bullicio detrás suyo.
—Por supuesto que te invitaré a mi boda. Será en un lugar hermoso como la novia, te prometo que serás el primero en la fila. No, es más, ¡serás el padrino! Le diré al idiota de Naruto que lo remplacé por ti, será divertido ver su horroroso rostro dolido —y, como era de esperarse, se carcajeó mientras se aferraba a la botella—. Solamente esperó que Sakura no se enoje, ya sabes, por eso de que es nuestro mejor amigo y bla, bla, bla. Pero no te preocupes, la convenceré de que estés ahí. Te compraré un traje digno.
—¡Mierda! ¡Hazte un lado amargado!
Sasuke volteó su mirada adormilada, y de pronto un cuerpo cayó sobre la barra, aplastando la botella con la que supuestamente hablaba, cual se hizo añicos por el impacto.
Inmediatamente se levantó, estabilizándose y una mueca de horror surcó su rostro mientras retrocedía un paso.
—¡No, Bessi se rompió! —jadeó. Miró al hombre furioso y el Sharingan brilló amenazadoramente— PERO ¿QUÉ DEMONIOS LE HICISTE?
El borracho no le prestó atención. Estaba más concentrado en tratar de levantarse.
Sakura-hime se detuvo y sonrió traviesa al ver que Sasuke empujaba el cuerpo del hombre que gimió adolorido al caer del otro lado. Sus dedos tocaron los pedazos de cristal y, desesperado, reunió rápidamente cada uno de ellos.
—Oh, tranquilo. No te preocupes, esto se compone con un poco de saliva y cinta. Estarás como nuevo para mi boda —decía desesperado. Pareciera que el mundo se acabaría en cualquier momento.
—Amargado, Bessi murió.
—No ha muero. Solamente necesita un poco de ayuda. Sakura es médica, sí, excelente, ella lo solucionará. Es experta en reparar lo que se ha hecho añicos.
Vagamente Sakura-hime tuvo la impresión de que él no se refería a lo material, pero lo dejó pasar. Su mente dominaba por el alcohol le advertía de lo presente.
—Imposible, mira cómo quedó el pobre.
Sasuke siguió a donde apuntaba el dedo femenino, los pedazos de cristal se adhirieron a su piel. Su rostro nuevamente cambio a uno de espanto.
—MI PADRINO MURIÓ —pareciera que en cualquier momento se largaría a gimotear.
—¡Todos fueron culpables! ¡Ellos mataron a tu adorado padrino! —Sakura-hime señaló deliberadamente al grupo de hombres que los veían como locos, pero a la vez asustados. Dieron un respingo cuando los ojos de Sasuke se enfocaron en ellos.
—Más vale que corran, ¡los voy a destazar! —gruñó dando un paso, pero la kunoichi lo detuvo. Él la miró interrogante.
—No es necesario que tú lo hagas. Yo vengaré honorablemente a Bessi por ti, máster —tronó deliberadamente sus dedos. Luego alargó la mano atrapando otra botella vacía y se la extendió—. Cuida de mini-Bessi.
Sasuke asintió seriamente y se aferró a la botella cual gallina defendiendo a su polluelo.
Y pareciera que fue su invitación, puesto que Hime corrió para abalanzarse al grupo de hombres que la recibieron cuales perros rabiosos ansiosos por luchar. El bar nuevamente se sumergió en una acalorada pelea de todos contra todos.
Sasuke permaneció estático. Sintió que alguien temblaba a sus pies, dándose cuenta de que se trataba de uno de los meseros, se inclinó ligeramente. La mirada del mesero destilaba terror y a la vez pánico en cuanto le clavó sus ojos. El chico vio como el semblante de Uchiha cambiaba radicalmente, pareció su rostro iluminado por los mimos dioses.
Le entregó animadamente la botella de sake.
—Toma, cuida de mini-Bessi allá abajo —le pidió.
El chico miró la botella y luego a Sasuke, comenzó a creer que la cordura no se reflejaba en sus rasgos. Observó como agarraba otra botella vacía y lo acercaba a su boca, pensó que bebería de ella, pero para su sorpresa, comenzó a hablar en voz alta.
—¡Acérquese a presenciar la pelea del siglo! ¡La irritante contra los apestosos que asesinaron a mi padrino de bodas! ¡Una pelea donde la venganza es la madre defensora! —exclamó—. ¡Bienvenidos a esto que es la venganza de Bessi! —y luego rio con fuerza casi cayéndose a sus espaldas.
El mesero se dio un golpe en la cabeza contra la madera, gimiendo desesperado ¿Por qué no consiguió un trabajo normal dónde no implicara lidiar con las chocoaventuras de los borrachos?
¿La locura y estupidez se contagia? Se preguntó asustado. Esperaba que no, por nada del mundo quisiera verse así de ridículo relatando la pelea con una botella o estar luchando cual animal contra unos apestosos borrachos.
¡YA PUEDO LUCHAR!
Bueno, no tanto, pero tener de vuelta mi computadora es ganancia, ¿no?
Este capítulo fue más como "entrentencion" que otra cosa —la última escena es momentos durante la borrachera, justo antes de que Sasuke comenzara a narrar la pelea—. Pero si no publicaba nada hoy, no lo haría hasta diciembre.
Bueno... ¡Muchas gracias a todos por su apoyo y su infinita paciencia! En serio, no las merezco - c larga a llora- estoy muy agradecida y emocionada que necesito terminar ya RTN con lo mejor que puedo dar.
YA LLEGAMOS A LOS 99K ESTOY HIPERVENTILANDO PORQUE NO SÉ COMO SUCEDIÓ ESTOOOOO.
Ahhh...
Nos leemos muy pronto.
¡Alela-chan fuera!
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