Capítulo 31: Alma ensangrentada
En el momento que el hielo comenzó a cubrir la cueva, una serie de explosiones dieron lugar en la superficie abriendo un enorme agujero, salvándolos indirectamente de terminar congelados. No lo pensaron dos veces y se abalanzaron a su única escapatoria. Debían alejarse del peligro.
En la superficie se encontraron con Sai quién había sido responsable de la explosión anterior. Aseguró que toda la zona colapsó debido al tamaño de los laberintos y quedando al descubierto.
Entre todo el alboroto, Sakura se sorprendió en ver a Sai. Este le regaló una sonrisa mientras torpemente le brindaba un corto abrazo, a su manera le aseguró que estaba muy feliz de verla después de tres largos meses.
Un terremoto de diferente procedencia sacudió el bosque, pronto el suelo fue cubierto por una capa de hielo. Atónicos, observaron a lo lejos a dos renegados que fueron atrapados por la técnica, en menos de un minuto se convirtieron en estatuas azules. El último suspiro salió en vapor entre sus labios.
Y la misma capa de hielo se dirigía a ellos sin contemplación.
—¡Corran! ¡No dejen que el hielo los alcance! —exclamó Sakura. Entendió a la perfección lo que quiso decir el joven Hotaru antes de ser dominado.
Se alejaron lo más rápido que pudieron. Mikoto en brazos de Charasuke, apenas podía mantenerse de pie y le preocupaba la escarcha que los perseguían. Debían reunirse con los demás, poner a salvo a las kunoichis y proceder con la siguiente fase del plan.
—Hotaru nos dará alcance —avisó con voz ahogada la mujer.
Sasuke fijó la vista a dicha dirección. Su ojo descubierto enfocó al hombre de la cicatriz recorrer un costado de la destrucción, la sonrisa que mostraba le rabio. Por si fuera poco, el joven Hotaru venía corriendo sobre el hielo, justo a su dirección.
—Sáquenlas de la zona —le dijo Sasuke a su contraparte.
Luego se detuvo de golpe y enfocó con el Rinnegan la roca más cercana al joven. Intercambió lugares e instantes después se encontraba frente a su adversario dispuesto a retenerlo.
Charasuke solamente le dedicó una corta mirada y se dirigió a Sai.
—Crean aves de tinta para que ellas suban.
El Shinobi pálido sacó el pergamino y lo extendió. De repente tuvo un ligero espasmo de sorpresa al descubrir al hombre de la cicatriz frente a él agarrando el extremo del papel.
Sonriendo grutesco, los miró a todos con sus ojos rojos.
Inmediatamente Sai soltó el objeto liberando los trazos que dibujo con anterioridad. Las enormes bestias se abalanzaron al hombre dándoles tiempo.
Los demás se alegaron en cuanto lo vieron. Charasuke bajó a su madre con delicadeza y, decidido, se adelantó unos pasos.
—Enfrentaré a este imbécil —gruñó saltando en dirección de las bestias de tinta que eran exterminadas por el hombre.
Este sonrió ladino al ver a Uchiha acercarse peligrosamente a él. Soltó una carcajada y salió disparado al costado del bosque, huyendo. No tardó en ser perseguido por la única bestia en pie y Charasuke.
Mikoto lo vio irse con un nudo con la garganta. Seguía sin acostumbrarse de ver a sus hijos enfrentarse a la mínima posibilidad de un enorme fallo. Apartó la vista. Si pensaba mucho en ello se volvería totalmente loca.
Con ayuda de Hime caminó al ave de tinta que las esperaba. Una vez arriba, Sai la sentó en el lugar menos agitado. Hime se subió con destreza, girándose a sus espaldas, miró a Sakura.
—Ellos estarán bien —dijo al percatarse que la doctora buscaba distraídamente a los Uchiha. Los ojos de la doctora se guiaron a ella.
—Lo sé. Me preocupa Hotaru —murmuró aproximándose a ella. Montó el lomo y pronto el ave emprendió su vuelo sobre el bosque.
Alternó su vista entre los costados buscando los chakras reconocido, cada uno de ellos, especialmente el de Ino, Shikamaru y Kakashi. Le alegraba y tranquilizaba saber que estaban ahí. Por más que buscó, su vista no los encontró fácilmente. Veía sus cabezas como borrones de colores.
Se alejaban cada vez del punto central donde Sasuke luchaba contra Hotaru. La duda que albergaba en el pecho no la dejaba pensar con claridad. Confiaba ciegamente que su novio estaría bien, el poder de Hotaru representaba peligro promedio.
Más bien, era viceversa. Temía por lo que Sasuke le haría al joven.
Fijó su vista en la espalda de Sai. Permanecía callado fijando su atención al frente.
—¿Qué pasará con Hotaru y su contraparte? —decidió preguntar.
El joven no se volteó y ella comenzó a dudar.
—Base al concreto resultado de la investigación que recibimos antes de venir, Rokudaime decidió capturarlo vivo.
Sakura sintió un peso menos sobre sus hombros. Sasuke no lo mataría.
—Pero, contando su situación actual, hay una probabilidad de que... —Hime siempre decía las cosas directas. En esta ocasión se vio en la necesidad de cortar la frase. El dolor en los ojos de la doctora no fue una agradable visión.
—Esperemos que Hotaru tenga la suficiente fuerza de voluntad para no dejarse controlar por ese maldito —gruñó Sakura.
Hime recordó la sensación de aquel entonces. La desesperación por no tener control sobre sus movimientos. Ver todo lo que hacía y no ser capaz de detenerse, le frustraba tanto que llegaba a un punto de ira donde gritaba internamente mientras se daba topes con sus propias limitaciones.
—No será fácil.
El ave disminuyó su velocidad. Sai había vislumbrado a un kilómetro el punto en el que se encontraba Fugaku y Kakashi, este último estaba más cerca. Podría dejarlas a su cargo mientras llegaba Ino con las inyecciones que anularían el efecto del líquido que les inyectaron para retener el chakra.
—Permanezcan cerca de Kakashi y... —cuando volteó, sus ojos se abrieron en par y apenas logró mover el ave a su derecha esquivando una lluvia de armas que se dirigieron a su dirección.
Sin embargo, no contó que hizo el movimiento esperado por el enemigo. Seguidamente un arma se incrustó en el ave deshaciendo su figura a una simple masa de tinta negra.
Desde esa altura, Sai maniobró tan rápido e invocó otra ave en el aire. Lo que no contó fue que Sakura había descendido un poco más que ellos, por lo que terminó debajo del animal de tinta y siguió cayendo.
—¡Sakura! —exclamó Hime asomándose al costado. Observó a Sakura desaparecer entre las copas de los árboles. Se giró a Sai con desesperación—. ¿Qué demonios haces? ¡Debemos volver por ella!
Pero el joven estaba más ocupado en mirar la siguiente tanda de armas. Le devolvió una mirada indiferente.
—Kakashi va su dirección —se limitó a responder. El ave dio una sacudida y rodeo el área. Identificó a los renegados que los amenazaban—. Primero me encargaré de quienes nos dan problemas.
Hime quiso replicar, mas recordó que no estaba en posición. Apretó los dientes y fijó su vista en el conjunto de árboles que seguramente amortiguaron la caída de la pelirrosa. Le preocupaba que se le haya abierto la herida.
—No te preocupes demasiado —aconsejó el Shinobi. Hime le dedicó una mirada confusa debido a que él sonreía de una forma extraña. Este hombre no era nada parecido con el gentil pintor con el que convivía—. La feita ha sobrevivido a peores caídas. Como te dije, Kakashi no dejará que le suceda nada, te lo aseguro.
Y Haruno tuvo que confiar en sus palabras.
Sakura gimió. No alcanzó a pisar adecuadamente y resbaló. Hasta se dio un golpe en la quijada. Su cuerpo quedo recostado sobre el grueso tronco que detuvo abruptamente la caída libre.
Recordando su paradero, se incorporó con cierta dificultad. El golpe que recibió en la herida del estómago propicio un agudo dolor que punzó en la cien. Apoyándose en el tronco, se mantuvo de pie respirando con fuerza, ordenando rápidamente sus ideas.
Sus ojos se enfocaron entre las hojas de los árboles, apenas vislumbraba el cielo. Tampoco sentía el chakra de Sai cerca. No le tomó tanta importancia debido a que otra presencia acaparó su atención. Tantos años en sentirlo tan cerca de ella que lo tenía grabado en su mente.
Lo vio a lo lejos. Saltando sobre las ramas buscando algo cual encontró al virar la vista al frente y reconocerla. Los ojos negros de su ex-maestro brillaron con emoción al verla de pie.
—¡Kakashi-sensei! —Sakura estaba feliz de verlo que no dudó en dirigirse a su encuentro.
Creyó que llegaría. Nunca esperó detectar de repente un chakra pesado que salió de su costado. Giró la cabeza en el momento que cambiaba de rama. Vio a Hotaru aproximarse tan rápido que apenas atinó a cruzar los brazos sobre su rostro, protegiéndose, pues advirtió del golpe que le propinaría y ella no tenía la fuerza necesaria para retenerlo.
—¡Sakura! —gritó Kakashi desesperado.
La vio recibir el puñetazo que la mando directamente al suelo. Una capa de polvo se levantó en el lugar donde yacía recostada, retorciéndose de dolor, agarrándose la parte del estómago.
El Hokage no dudó en dar el último impulso con armas en manos para enfrentar al joven que se había quedado de pie sobre la rama, dispuesto a ir tras Sakura. Lo encaró de inmediato.
No se impresionó tanto que esquivara ágilmente sus ataques hasta el punto de contraatacar sin el mínimo esfuerzo. Hubo una oportunidad en el que le insertó un arma en la cintura. Ningún gesto de dolor o incomodidad cruzó por el rostro del joven. Al ver sus pupilas dilatadas supo que estaba bajo el dominio de su contraparte.
Esto complicaba el asunto.
Al asentarle una patada en la ingle, Hotaru retrocedió sin mostrar incomodidad, incluso al retirarse el arma. Eludió a Kakashi y corrió hasta Sakura con la intención de acabar lo que empezó.
Ella se recuperó a cuestas del golpe. No tuvo espacio para lamentaciones y giró su cuerpo esquivando la patada de Hotaru. Sus brazos sirvieron de apoyo en levantarse y tratar de huir de esa presencia que no se detendría hasta conseguir derramar su sangre. Su cuerpo tembló ligeramente al ver sus ojos sin emociones, fueron obstruidos por la silueta de Kakashi.
Alcanzó a ver las manos empuñadas de Hotaru, las yemas tenían un curioso color azul celeste y cierta irregularidad.
Escarcha.
—¡No lo toques directamente! —gritó jalándolo desde atrás, logrando que reaccionara al momento y giraba su cuerpo rehuyendo del contacto.
Hotaru disminuyo paulatinamente su andar. Y, desde su posición, Sakura se percató del pequeño temblor de sus manos. Fue tan fugaz que, si no estuviera prestado la más mínima| atención, nunca lo hubiera avistado.
Él giró su cuerpo a ellos —Sakura observó sus prensas ensangrentadas, polvorientas y algunas partes destrozadas— y avanzó con pasos ligeros. Intentó encontrar indicios de resistencia, pero nuevamente su visión fue obstruida por una espalda ancha. Se trataba de Sasuke. Quiso pedirle que no matara a Hotaru, empero, las palabras murieron en su garganta al darse cuenta de su petición tan egoísta, y mucho más al recordar que ellos no sabían su relación de fraternidad con el joven.
Su petición fue escuchada en alguna parte, su grito mudo tomo vida en labios del Hokage.
—Sasuke, solamente somételo —ordenó Kakashi desde atrás. Retrocedía llevándose a Haruno con él, le suministraría el líquido que ella creó para contrarrestar la sustancia que Hotatu le inyectó.
El aludido le dedicó una mirada rápida, sobre todo a Sakura. Notó sus ojos aprensados de miedo y una súplica muda.
Giró su cabeza de vuelta al frente agitando la espada y moviéndola al frente reteniendo las frías y duras manos de Hotaru, ambas miradas chocaron y alumbraron ante la electricidad que se manifestó a través no provoco ningún daño al joven.
Movió su cuerpo a un lado, con el arma pegado a su costado, al mismo tiempo Hotaru intentó tocarle el pecho, pero no tuvo éxito. Una vez frente a frente, la punta del arma quedó en la superficie del pecho del joven. Sasuke sabía que estaba demás amenazarlo porque no escucharía razones en ese estado.
Lo que no esperó fue que Hotaru avanzara unos pasos con la mano extendida, la katana se hundía en su pecho a cada pisada. Su intención era alcanzar a Sasuke. Este no lo dejó, se alejó un paso retirando el arma, y de una sola patada agresiva, mando a Hotaru al otro extremo. Aprovechó la pequeña ventaja para abalanzarse a él con la punta del arma rozando su cuello.
Esta vez Hotaru permaneció quieto, hasta que levantó las manos de un rápido movimiento y atrapó la hoja entre sus dedos, deteniéndolo pues Sasuke comenzó a ejercer fuerza con la intención de clavárselo. El corte horizontal era visible y la sangre escurrió hasta los antebrazos.
El Sharingan relució en el semblante sereno del azabache. Veía su resistencia, la sentía en las acciones, pues entre segundos dejaba de ejercer fuerza sobre la espada.
—Sé que puedes escucharme —la voz ronca de Sasuke corto el silencio. Decidió hablar con la verdad—. Si logras liberarte, no morirás pronto. Tendrás la oportunidad de, algún día, reunirte con tus padres.
Aun así, Hotaru no reaccionó.
—Y por lo menos uno de los dos podría cumplir uno de sus sueños.
El joven abrió sus pies golpeando las pantorrillas de Sasuke. Rodó sobre su cuerpo y se levantó para ir directamente a Kakashi que protegía a Sakura de cualquier descuido. Rápidamente preparó sellos para un Jutsu y una técnica de agua salió disparada de su boca.
Jamás llegó. Sasuke fue más hábil al anticipar su movimiento, así que se interpuso entre ellos y realizó su famosa esfera de fuego. La sensación punzante en su garganta le quemó, un aspecto que le costó quemaduras cuando era niño, ahora lo realizaba sin inmutarse.
La capa de vapor que se levantó no limitó por completo su visión. El Sharingan observó al joven correr de nuevo a él, empero, a unos cuantos metros una mano esquelética emergió de los árboles dándole un tremendo manotazo a Hotaru. Este fue suspendido al aire y terminó por impactarse en una roca, la fuerza fue tan bruta que la rompió.
Sasuke se apresuró a ir sobre Hotaru al percatarse que la contraparte intentaba controlarlo. Lo acorraló contra el árbol, con la cara pegada al tronco y las manos detrás de la espada, siendo jaladas por él.
Desde su posición vislumbró al Susano'o aparecer. La mitad del esqueleto humanoide siendo controlado por Charasuke, una de las enormes manos sostenía aprestaba al hombre de la cicatriz.
Desde su posición, Sakura miró el rostro ladeado del Hotaru de esa dimensión. Trago grueso y tuvo ganas de zamparle un puño al maldito. Dejó que Kakashi se alejara de ella para ir con Charasuke.
—Libera al joven —ordenó Kakashi a medida que caminaba.
Charasuke bajó la mano del Susano'o hasta quedar a la misma altura. Mirándose cara a cara, el hombre de ojos rojos se dio cuenta de que Kakashi no se doblegaría ante su dominio puesto que su corazón estaba seguro de quién era y lo que deseaba. No dudaba, no titubeaba.
—¿Liberarlo? —susurró divertido—. La definición de la libertad es muy distorsionada conforme al contexto. ¿Sabes? Para un pájaro que ha vivido encerrado toda su vida, su libertad es conseguir salir de esa jaula. Para mi pequeño amigo, la única vía es arrancándole la vida.
Kakashi escuchó claramente el jadeó de Sakura a sus espaldas. Miró de vuelta al hombre, desafiante. La risa maniática contenía la finalidad de molestarlo. Sabía controlarse, no se dejó llevar por algo tan absurdo.
—¿Y si te estrujo hasta que la sangre brote por tus ojos? —debatió Charasuke bastante serio, apretó la mano esquelética y el hombre profirió un grito de dolor al sentir sus huesos moverse de lugar.
—Si me matas, todos a los que controlo seguirán por la eternidad las últimas ordenes que dejé estipulado —espetó en un rugido.
Kakashi le indicó con la mirada a Charasuke que se excluyera de sus impulsos. El azabache cedió muy rápido, no estropearía la misión por sus decisiones infantiles. Solamente afirmó el agarre del hombre y gruñó una maldición.
—Rokudaime.
Diversas energías aparecieron entre los arbustos del bosque. Se vislumbraron los clones de Naruto, que mantenían a raya la fuerza de Kakazu pues intentaba sin éxito salir del genjutsu que le lanzó Fugaku; a su lado, Ino sostenía la cabeza moribunda de Hidan y Shikamaru controlaba el cuerpo. Los Shinobis de Konoha poseían un aspecto desdeñoso tras la batalla.
Y Minato, quién custodiaba el frente, se acercó a Kakashi para las siguientes indicaciones. Ya estaban el punto de encuentro. No ignoró al Hotaru de esa dimensión, la sonrisa que portaba y que se extendía a cada segundo le daba mala espina. Tramaba algo, poseía un truco bajo la manga.
—¿Seguiremos con el plan? —preguntó.
Kakashi lo pensó una fracción de segundo, puesto que, a su costado Sasuke movió bruscamente a Hotaru que intentó golpearlo con sus piernas, pero falló por poco. Lo acorraló más contra el tronco, torciendo su brazo tentado a rompérselo.
—No le hagas eso al joven —se rio el hombre de la cicatriz al ver dicha acción.
Y nadie espero el siguiente movimiento.
Del suelo emergieron picos de hielo que se dirigían a directamente a Sakura. Reaccionó de inmediato, alejándose de la técnica. Y en el lugar que se detuvo, por detrás salió un pico de hielo rozándole el brazo. Un hilo de sangre resbaló por su piel, manchando el suelo. Se tocó dicha parte con insistencia y observó a su alrededor, intentando leer el siguiente movimiento.
Lo siguiente sucedió muy rápido, le siguió varios picos que formaron un semicírculo rededor de Sakura, separándola del resto. Sus ojos jades inundados por el temor observaron el rostro inexpresivo de Hotaru, y como Sasuke apretaba los brazos de joven, lleno de ira por el rasguño de la kunoichi. Ninguno se explicaba cómo podía manejar el hielo de esa forma, sin hacer algún tipo de sellos.
Minato permaneció estático, pensando en una forma de llegar a Sakura sin provocar un movimiento mortal de Hotaru. A oídos de todos llego la risa escandalosa del hombre.
—Qué estúpidos, ¿seguirán arriesgándose a que Hotaru la lastime? Son bastantes bondadosos, intentan salvar al muchacho y por eso no lo han aniquilado... Me dan asco —compuso una mueca repulsiva, posteriormente gritó al sentir sus huesos tronar por la enorme mano esquelética.
Kakashi permitió aquello.
—Eres tú quién perecerás pronto si no liberas a Hotaru.
—Ya les dije. Una vez bajo mi control, jamás podrán...
El hombre dejó su frase a medias al sentir algo filoso rozar su hombro, logró hacerle un severo daño. Miró la ropa rasgada que comenzó a mancharse de sangre, y después la desvió a la rama del árbol frente suyo, ahí se clavó la estaca de hielo que apareció inesperadamente a sus espaldas.
La mueca burlona desapareció de su semblante al notar que el joven Hotaru seguía resistiéndose con más fuerza, intentó mirarlo desde su posición, pero Sasuke obstruía su visión. No fue necesario que lo viera, sabía que ese ingrato, en la pequeña lucidez, había intentado matarlo y falló en el último segundo.
Y por supuesto, Kakashi lo redujo al instante.
—No veo que estés complacido por tu pequeña falla.
El hombre lo miró furioso. Sobre todo, al sentir como el dominio sobre el joven fue expulsado de sopetón. Maldición, pensó apretando los dientes y frunciendo el entrecejo.
—Suéltame.
Sasuke no creyó escuchar la voz de Hotaru. Tuvo que mirarlo unos segundos antes de ver su rostro crispado de dolor, y sus ojos que regresaron a la normalidad en cuanto lo vio lleno de rabia. Su cuerpo comenzó a temblar.
—¡Suéltame Uchiha! —explotó a gritos mientras se retorcía intentando librarse del agarre. Sasuke tuvo que ejercer más fuerza para retenerlo—. ¡Ese bastardo me utilizó para hacerle daño a Sakura! ¡Le desgarrare el estómago y morirá en mis manos!
Y Haruno estaba en shock, observando el inesperado arranque del joven. Una pequeña llama de esperanza afloró en su pecho.
—¡Y lo seguiré haciendo mientras dudes! —exclamó el hombre. Aprovechó el ligero forcejeo de Sasuke y el joven, este quedó al descubierto y pudo mirarlo de nuevo a los ojos y someterlo nuevamente a su control.
—Sasuke, ¡no dejes que lo vea! —ordenó Kakashi.
No lo hizo a tiempo. El joven profirió un grito negándose a nuevamente ser dominado. Golpeó la cabeza contra el tronco y cerró los ojos. Pronto el forcejeó cesó, una extraña calma volvió a su cuerpo y, al abrir los ojos, Sasuke se percató de sus pupilas dilatas.
Su fuerza no resultó ser suficiente fue lanzando de una parada al otro extremo del bosque.
—¡Sasuke-kun! —Sakura salió del semicírculo e intento ir a su encuentro.
Pero también el joven Hotaru lo hizo, se dirigió a ella dispuesto a matarla. Se plantó de frente y extendió su mano haciendo un movimiento de contracción.
Los que movieron en ese instante fueron: Naruto se apresuró gritando el nombre de su amiga, junto a sus extensiones, esperando apartarla del camino a esa distancia; y Minato sacó un kunai de teletransportación.
Pero Sasuke fue el más rápido que ellos. Desde su posición, observó los picos emerger detrás de Sakura que volteó a dicha dirección y su rostro se desfiguro de sorpresa. Ni si quiera lo pensó porque no debía hacerlo, el Rinnegan hizo su trabajo e intercambio lugar con ella.
Él recibiría el daño.
Él, posiblemente, se llevaría otra herida mortal.
Él no deseaba verla morir.
Sucedió en cuestión de segundos. Los picos se dirigieron a su dirección. Sus ojos reflejaron los picos a escasos centímetros de él, y después miró el rostro inexpresivo de Hotaru.
Y sucedió.
Los garrotes que emergieron del suelo atravesaron el cuerpo y un grito emergió de sus labios, la sangre brotó de su boca y su cuerpo trastabilló brutalmente al ser atravesado por la sólida y fría capa.
Las pupilas de Sakura se dilataron de horror por la visión y sus cuerdas vocales profirieron el nombre por el cual su dolor emocional se disparó en todos los sentidos.
—¡Hotaru!
Este permaneció quieto frente a Sasuke que seguía sin creer que los picos lo hubieran rodeado olímpicamente para ir directo al cuerpo de su ejecutor. Los ojos de Hotaru lo enfocaron y una sonrisa socarrona tan débil que provocó lastima en el azabache.
—Alégrate imbécil... Nunca más volveré a lastimar a tu mujer.
Y las estacas retrocedieron, desprendiéndose de su cuerpo provocando un sangrado masivo, lo sintió en impregnado en su piel. Cerró inevitablemente los ojos y sintió su cuerpo caer, pero no tocó bruscamente el suelo como espero. Un brazo lo sostuvo a tiempo y lo recostó sobre el suelo con sutileza. Escuchó un llanto cerca, y en cuanto abrió de nuevo los ojos, vio a Sakura arrodillada a su lado, sosteniendo delicadamente su rostro. Gruesas lágrimas caían sobre sus mejillas. Quiso extender su mano para limpiarlas.
Por otro lado, el hombre de la cicatriz no creía lo que veía.
—¡No, maldición! ¡NO! —gritó el hombre de la cicatriz al ver su única opción fuera de su control.
¡Se esfumó su oportunidad para acabar con uno de los Uchiha! Fue un movimiento que lo perjudico, si lastimaba su cuerpo lo demasiado para estar al borde de la muerte, no tendría control de él.
Su plan fue completamente estropeado por ese maldito mocoso.
—¡Espero que te pudras en el infierno, pequeño amigo! —blasfemó.
—Ya se ha liberado. Minato, llévatelo —Kakashi apuntó al hombre que se retorcía en la mano esquelética y seguía maldiciendo al joven.
Sumida en lágrimas, Sakura no prestó atención a su alrededor, su vista se enfocaba en el rostro de Hotaru cuyos párpados pesados amenazaban a cerrarse completamente, de sus labios brotaban pequeños quejidos.
Agradeció a su mejor amiga que se posicionó del otro lado y comenzó a emanar chakra curativo sobre la herida cerca del pecho, en si todas eran terriblemente graves, y eso le desesperaba a Sakura. Quería poner sus manos sobre él y curarlo, pero su falta de chakra le resultaba imposible. Le parecía impotente cuando ella podría salvarlo.
—Hotaru, mírame. No cierres los ojos —pidió en susurró sosteniendo su rostro que se movía de un lado a otro.
Los ojos miel de Hotaru apenas se abrieron. Veía varios rostros enfocándolo con pena, entre ellos, el sereno de Sasuke y la angustiosa de Sakura.
—Sakura... Nunca te agradecí que me salvarás la vida en ese entonces —susurró apenas.
—N-No tienes que agradecerlo. Lo volvería a hacer si tuviera la posibilidad. Volvería a salvar a aquel niño que estaba estático en la esquina de una casucha esperando su muerte —reconoció al borde del llanto. Tomó su mano y le sonrió entre lágrimas—. Tú solamente concéntrate en no cerrar los ojos, ¿vale?
Y Hotaru admitió que le dolía el pecho.
La mayoría entendió un poco porque Haruno se preocupaba así por el joven, dieron por sentado que se conocieron en alguna parte de su vida cual Sakura lo salvó. No se impresionaron demasiado, conocían el corazón bondadoso de la kunoichi. Lo que la mayoría no se explicaban del todo es como llegaron a ese punto donde Hotaru dependía de un hilo.
A punto de proferir el último suspiro.
—Shh... No hagas mucho esfuerzo —pidió ella hipando con fuerza—. Ino está deteniendo el sangrado, cuando estemos en el hospital haré todo lo posible para salvarte. Así que, resiste, por favor —habló tan rápido por los nervios.
El joven rio débilmente, se convirtió en una tos y escupió sangre a su costado, manchando ligeramente los pies de Shikamaru, este no se molestó, sino que, en un acto de simpatía, se agacho y acomodo su cabeza.
—Todos saben que... No la libraré.
—Lo harás. ¿Me escuchaste? No permitiré que mueras aquí sin volver a ver a tus padres —ella lloraba en silencio y se resistía al destino incierto.
Miró a Ino. Los ojos azules de la mujer destinaban tristeza porque sabía el desenlace de Hotaru, sin embargo, se aferraba a la mínima esperanza. Mientras siguiera respirando, lo ayudaría con todas sus fuerzas.
Sakura sintió la única mano que era capaz de reconfortarla. Sasuke la calmó un poco su dolor con tan solo un toque, pero no fue suficiente, le destrozaba ver a Hotaru perder su brillo poco a poco. Se aferró a esa vana esperanza mientras lloriqueaba y se aferraba a la mano del azabache.
—Cómo temía —dijo Hotaru con dificultad. Les llamó la atención el saber que vislumbraba la luna sobre ellos, el inigualable color blanco e intenso, en una hermosa combinación. Las pupilas miel no dejaron de admirarlo—... No podré ver por última vez el amanecer.
Vaya déjà vu que cruzó frente a sus ojos. Una voz a la lejanía que le clamaba que no se rindiera, y unas manos reconfortantes tocándolo con delicadeza, arrullándolo para que no desfalleciera.
Y gimió
—¡Lo estamos perdiendo! —exclamó de pronto Ino.
—¡Hotaru, escúchame! ¡No te rindas! —gritó Sakura empezando a desesperarse.
—Sasuke, aléjala de aquí.
—¡No! —Sakura renegó al mandato de Kakashi en cuanto la mano de su novio le rodeó su cintura jalándola a su dirección. Intentó hasta que terminó llorando, abatida y dejándose llevar—. Hotaru...
El aludido percibía todo confuso. Extrañamente nada le dolía, a lo mejor era por saber que pronto no sentiría nada. Lo único que añoraría en donde sea que estuviera, era ver el rostro de Sakura. Lo podía imaginar, sufriendo y siendo alejada de su lado para que ella no lo viera morir.
Era mejor así, por una vez en su insípida vida agradeció a Sasuke en mantenerla lejos de él, le evitaba cierto sufrimiento.
Sakura...
No sentía nada.
La luna era tan grande desde su posición. Brillaba tanto pero no le cegaba, ¿Cuándo lo haría? Era tan hermosa que no sería capaz de hacerle algún daño. Quería estirar la mano y alcanzarla una vez más, sentirla entre sus dedos, como aquella vez que vio el último rayo del atardecer, creyó morir.
¿Irónico? Ahora mismo lo creía con intensidad. Se aferró a la vana esperanza de una muerte súbita, no quería sufrir más. Cerró por completo los ojos y dejó que el aire expulsará su aliento para contribuir a la naturaleza de ese mundo, en el que llegó a vivir con intensidad y ahora se iba con cierta desdicha.
No fue feliz. Desperdició tantos años de vida por sus erróneas ideales, buscando la manera de hacer daño a quien, aunque lo merecía, lo era nadie para ejercer ese juicio. No buscaba nada más compasivo. Había lastimado a la persona más importante en su mundo, a la persona que le tendió desinteresadamente su mano, su corazón y le vislumbro su senda por el cual caminaba descanso, pisando los charcos de sangre, aquella que derramada por su hermano.
Abrió los ojos deseando ver su rostro antes de partir, no lo encontró. En cambio el cielo salpicado de estrellas se reflejó en sus pupilas. Se preguntó si acaso conseguiría el descanso eterno, sinceramente no le agradaba la idea de ir al infierno, pero tampoco creía que tuviera un lugar en el dichoso cielo que tanto se mencionaba.
Pero si su alma era condenada al fuego eterno, lo aceptaría. No tenía nada por el cual renegar cuando no podía.
Si su alma ensangrentada gritaba por una inmune paz, se lo daría.
Dejaría de luchar aquí y ahora.
Nunca más volvería a sufrir, estaba seguro.
Esperaba que su estadía en el mundo considerara este fin tan ensangrentado de sus errores.
Fin(?
Aveda - risa maniática-
Esta vez tarde mucho trayendo el capítulo - iora - pero la buena noticia es que, ¡ya saldré de vacaciones! Así que podré terminar ¡por fin! El fin.
Estoy llorando internamente, pero a la vez me alegro demasiado, ha sido un año lleno de emociones y que mejor que concluir con el fic que en un principio iba a tener unos 10 capítulos (pero como siempre Ale no puede hacer nada corto).
Me dolió en el alma escribir la última parte, de verás. Me desgarró por completo.
Como saben la fecha del siguiente capítulo está demás, pero lo que sí puedo decir es que estamos a unos cuantos de terminar, lo puedo contar con los dedos de una mano y me sobran (?
AGRADEZCO A TODO MUNDO POR SU APOYO. Hoy me pasé por el fic y casi lleganmos a los 90k - iora de felicidad - estoy demasiado contenta.
Gracias, gracias.
Alela-chan fuera.
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