Capítulo 30: Sin retorno

La pelea se desató en el momento justo y preciso, conforme a los planes, o más bien, la mayor parte. El factor que estropeó el plan principal fue la horda de Ninjas renegados que Hotaru de esa dimensión tenía a su disposición y controlaba cuáles marionetas.

Armas contra armas. Golpes directos y una batalla que se prologaba a cada segundo. La paciencia agotó a más de uno y fueron con todo lo que tenían, derribando a las masas, abriéndose paso a la primera línea cerca del acantilado.

Desde entonces el grupo se dividió con diferentes propósitos. El primero iría en rescate de las mujeres y el otro eliminaría las amenazas exteriores y lidiaba con los dos Akatsukis controlados por Hotaru. Buscaban una manera de sacarlos del trance, pero si su vida peligraba, tenían la orden de asesinarlos si lo veían necesario. Estaban conscientes de que ellos servían sus servicios a las naciones, y sería de baja moral arrebatarles "injustamente" la vida.

Pero las opciones no eran muchas y sus medidas serían drásticas.

El grupo de rescate conformado por Charasuke, Menma, Hinata, Kiba, Ino, Sasuke y liderado por Shikamaru, avanzaron por la línea frontal hasta llegar al paso del acantilado alejándose lo más posible de la pelea del bosque. Eran cubiertos por el otro grupo, necesitaban moverse lo más rápido posible. El tiempo a premiaba ante el factor sorpresa.

—Hidan se está acercando cada vez más —avisó Hinata al verlo con el Byakugan. Seria, frunció el entrecejo—. Viene acompañado por una nueva horda. Son demasiados.

Los habitantes de esa dimensión estaban un poco inquietos por la visión de tantos Ninjas, uno tras otro saliendo de dónde sea con el propósito de aniquilarlos, y el saber que venían más en camino, les perturbaba. Parecía una guerrilla y no exageraban. Nunca habían estado envueltos en una problemática de esa magnitud.

En cambio, los visitantes de la otra dimensión parecían acostumbrados y nada sorprendidos por la cantidad de personas y sus múltiples ataques. Lo tomaban con la debida calma y los guiaban con precisión, esto lo comprobó Kakashi al momento de dividirlo conforme a las habilidades fortaleciéndose entre sí para tener mayor éxito en la misión.

En verdad la guerra en su mundo les había ayudado de cierta forma. Su experiencia los superaba por mucho.

—Hotaru ha de tener un inmenso chakra para controlar a una gran cantidad de personas —murmuró Charasuke recordando el amargo trago con lo que sucedió con Sakura-hime.

—No dudó que podamos contra ellos, más bien, el tiempo que nos llevará —específico Shikamaru, atento a la pelea que desarrollaba a metros de ellos, Naruto repelía a la mayoría con sus clones junto a Minato.

—¿Dónde están los demás? —preguntó Menma a Hinata refiriéndose a Kakashi y Fugaku.

—Aún pelean con Kakazu.

Desde un comienzo el Akatsuki apareció para retener su búsqueda a grandes rasgos, pero no podían permitirse perder la oportunidad, así que Kakashi, teniendo conocimiento de sus técnicas y debilidades, aseguró que podría contra él. Fugaku se ofreció a ayudarlo, Kakazu de esa dimensión tenía ciertos trucos que el Rokudaime ignoraba, le sería de mucha utilidad.

—Tres kilómetros.

—¿Pelearemos? —Kiba se removió en su lugar un tanto inquieto.

—No. Ustedes seguirán con el plan. Sasuke liderará el grupo —dijo Shikamaru posando su vista en el aludido que solamente asintió con la cabeza al saber lo que haría.

Enfrentaría solo a Hidan. Ya lo había hecho una vez en el pasado.

—Debemos apresurarnos, nos queda una hora para sacarlas de ahí —apremió Ino señalando el reloj en su muñeca.

Sasuke indicó que saltaran sobre el acantilado, lo cierto es que la otra orilla estaba lo bastante lejos para ser alcanzada. Las rocas de las paredes servirían de apoyo en los brincos. Se alejaron uno tras otro a sabiendas que los esperaba otra batalla.

Nara los vio partir desde su posición, de pie en la orilla, sacó con cierta pereza sus armas. A su lado llegó un clon de sombras de Naruto preguntándole el inconveniente de su permanecía en ese lugar.

—Hidan hará todo lo posible para impedir su llegada, y yo lo detendré antes de que lo haga —aseguró—. Sería un fastidio enfrentarlo durante la marcha. Por otro lado, soy el único que conoce perfectamente sus técnicas.

—Tienes razón. Hasta el día de hoy Hidan te maldice, o bueno, su cabeza lo hace —se burló el clon. No le sorprendió la aparición de un renegado a sus espaldas, lo mandó cuesta abajo de un golpe.

—Necesitaré de tu ayuda.

Naruto sonrió con aires cómplices al regresar con Shikamaru.

—¿Qué es lo que debo hacer?

Sasuke guió al grupo con ayuda de Hinata por el camino con menos apariciones de enemigos. Corrían lo sigilosamente entre el bosque cuyos gigantescos árboles cubrían los últimos rayos de luz, recreando sombras tan oscuras que apenas podían apreciarse entre sí.

Abriéndose paso silenciosamente, se detuvieron al pie de un conjunto de rocas. Un grupo pequeño de renegados iba a su encuentro al detectar sus chakras.

Ino y Charasuke los interceptaron por las espaldas arrebatándoles la vida. Los cadáveres cayeron fulminados y rodaron unos metros. Lo hicieron en el menor tiempo posible y volvieron con los demás retomando el aire que perdieron. Al no detectar a más Ninjas a su alrededor, se permitieron detenerse para reorganizarse.

—Hinata, ¿ya puedes verlas?

Desde un principio la guarida estaba fuera del rango de visión de Hyuuga, seguía frustrándose por su límite que, a cada negativa, gruñía cuál perro rabioso y se envolvía en una pequeña rabieta por, según ella, su inutilidad.

Nadie le prestaba la debida atención a sabiendas que su estado de ánimo ardía por el enfrentamiento de palabras con Kakashi, se limitaban a seguir con lo suyo.

—No —le respondió mordaz a Ino.

Sasuke permaneció callado, analizando rápidamente. Debían saber con seguridad si estaban con vida, lo que le aterraba, pues no poseían la certeza gracias a su escasa información. En una misión de rescate, el Shinobi sea quien sea, debe ir mentalizado de un posible descenso del cautivo.

Intentó, antes de partir, idealizarse, pero no dejó que sus pensamientos lo embargaran por completo, perdería el control antes de tiempo. Así que prefirió albergar una pequeña esperanza, se aferraba a ella aunque su descenso fuera brutal.

—Detecté el aroma de Sakura-hime —avisó inesperadamente Kiba. Se mantuvo de cuclillas. Junto a él, Akamaru jadeó afirmando.

—Hinata —llamó Sasuke para que comprobara con el Byakugan.

La aludida activo su línea sucesora y miró a sus alrededores en busca de la susodicha. Pero no encontró señales de su presencia.

—¿Estás seguro perro? A menos que sea invisible no podré detectarla —escupió la azabache.

Kiba le gruñó en respuesta.

—Mi olfato nunca falla. Revisa de nuevo.

Tras una ojeada sobre Sasuke, Hinata volvió a retomar malhumorada su acción. Escudriño la zona, iba a replicar sobre la ausencia hasta que algo captó ligeramente su atención. Una pequeña criatura se movía tan rápido los árboles que parecía volar. Poseía cierto chakra de Sakura-hime, se trataba de...

—Es su invocación —reveló desactivando sus ojos.

Al par de unos segundos, la pequeña araña salió disparada del suelo saltando en la primera persona que encontró, Charasuke. Este se encargó de alzar su brazo dónde reposaba la araña que respiraba jadeante. Debió recorrer un largo trayecto conforme a su tamaño.

—Rafu —nombró el joven un tanto aliviado. Le acarició su cabeza—. ¿Por qué eres de ese tamaño?

—Hime-sama no poseía el suficiente chakra para llamarme completamente. Me pidió que fuera de informante, sabía que ustedes vendrían a su rescate —habló Rafu con su extraña voz.

—¿Las tres están vivas? —preguntó impasible Sasuke.

El aire fue tenso para todos. Seguían preocupados por la respuesta pues ninguno estaba realmente preparado para alguna negativa. Sea quien sea, lo lamentaría.

—Siguen con vida.

Pudieron estar en paz unos segundos.

—Pero no por mucho tiempo —aseguró Rafu alarmándolos de nuevo—. Le han bloqueados sus canales de chakra lo que impide la completa sanación de la herida de la doctora. Está delirando.

Tal noticia inquietó a Sasuke, preocupándolo de formas inimaginables y reprimió su frustración a tiempo, consciente de que tenía varios pares de ojos posados en su reacción. Dejó entre ver una capa de serenidad cuando por dentro ardía. La única capaz de identificarlo fue Ino, años de ser compañeros compartiendo diversas pruebas la hacían conocedora de ciertas reacciones.

—No creo que la frentona se deje vencer por una herida —bufó aligerando el ambiente para su amigo azabache—. Peores cosas le han sucedido. Las tres hallarán la forma de sobrevivir hasta que lleguemos.

Este le dedicó una mirada significante antes de acercarse a su contraparte y mirar fijamente la invocación. Era momento de dar comienzo al rescate de las mujeres, el reloj avanzaba y a cada segundo las posibilidades de vida para todos disminuía.

—Guíanos hasta dónde se encuentran.


La puerta fue abierta, Hime se sobresaltó desde su lugar y se incorporó de un salto al ver a Sakura ser empujada a la pared con brusquedad, no dudo en ir hacia ella junto a Mikoto preocupadas por su integridad física.

La puerta de metal se cerró en un porrazo, se escuchó el cerrojo prensarse.

—¿Estás bien? Dime que ese maniático no te hizo nada malo —exigió saber Hime.

La doctora tosió tratando de contener las lágrimas de sus ojos. El recuerdo reciente del joven Hotaru seguía latente en su mente, no tenía cabeza para pensar en lo que sería de él si se encontraba con Sasuke, moriría en sus manos. Lo sabía.

Sintió una mano en su mejilla roja, producto de la antigua cachetada del hombre. Seguía latente y ardía.

—Mataré a esa escoria —rugió Hime.

Mikoto se había acercado a alzarle la blusa descubriendo la parte bien vendada y sin rastros de sangre. De hecho, la kunoichi se veía mejor con el rostro un poco demacrado producto de su antigua fiebre.

—Te vendaron tu herida —murmuró.

—Si no la curaban iba a morir, nos necesitan vivas. Por lo menos por unas horas más —atinó Hime apartando su mano del rostro de su contraparte. Miró la puerta con ojos entrecerrados—. Espero que Rafu haya encontrado a alguien de Konoha. Dependemos de la suerte.

Sakura las escuchó en silencio, se miraba las manos al sentir el chakra de Hotaru en su cuerpo, sin darse cuenta él donó parte de su energía, aunque no fuera completa, le sería de mucha utilidad al momento de escapar. Aumentaba las brechas del éxito.

Al igual de encontrarse con él y convencerlo de que sus padres están vivos, pensaba que, si él lo creía, recapacitaría el tiempo suficiente para someterlo ante ellas e impedir una masacre entera. Debía detenerlo antes que Sasuke fuera a su rescate, temía por Hotaru pues su novio lo mataría sin titubeos. No tendría compasión por haberla secuestrado.

Apretó su mano.

—Sakura, es mi imaginación o parte de tu chakra regreso —dijo Hime sin hallarle una explicación lógica. ¿Qué sucedió cuándo estuvo fuera de la celda?

La aludida asintió con la cabeza preparándose para resumirles la situación, necesitaba que alguien la comprendiera y le apoyara en su plan desde ese punto. Hotaru tenía salvación, podía vivir si veía el camino correcto que se abría a sus pies. Quería salvar lo que quedaba de ese niño escuálido y necesitado de cariño, seguía ahí, en su mirada, en sus gestos. Detrás de esa capa de frialdad, se escondía el verdadero Hotaru.

—Por favor, traten de comprenderme —pidió con lamento. Posó las manos sobre cada una traspasándole un poco de chakra, nivelando el de las tres.

Sea como sea, saldrían de esa celda por su propio pie a encontrarse con sus seres amados.

Lo pensaba demasiado, no debía, demonios. Se mortificaba innecesariamente el retomar en tal retrospectiva al pasado, uno dónde la aldea de sus abuelos no fue atacada por bandidos a cargo de Orochimaru, arrebatarles la vida misma a sus padres, y después esclavizarlos a él y su hermano. Quitándoles la tan anhelada libertad.

El haber vivido un infierno bajo el mandato de ese hombre tan sádico y repulsivo. Experimento tras experimento. Lamentaba la vez que se salió de control y apuntó sus picos a todo menos a la cabeza de ese hombre, aunque dudaba que algo tan simple pudiera matarlo.

Y luego la muerte de su hermano a manos de Uchiha Sasuke, ver su cadáver, frío, insípido y sin color le desgarró el alma. ¿Cuánto maldad existía en el corazón de las personas para arrebatar la vida a otro semejante? Debía ser alguien cuya moral y juicio nublado por otros deseos se rigiera por la inercia y sentimientos completamente oscuros.

Incluso después de la supuesta muerte de Orochimaru, permaneció cautivo, abandonado a su suerte en medio de una isla, una de las más protegidas debido al experimento fuera de control que gritaba cada que podía y percutía contra cualquiera, posteriormente volvía a la lucidez y aseguraba que no quería hacerle daño a nadie.

Alguien lo sacó de su fría celda. No recordaba con certeza de quién se trataba. Solamente escuchó una voz amigable diciéndole que era libre y que hiciera el favor de expandir el rumor de que Orochimaru se encontraba muerto. Permaneció en la guarida, quieto en el suelo, sin moverse hasta que encontró las fuerzas necesarias, y tras abastecerse por completo, salió al mundo después de tantos años.

No hubo mucha diferencia entre la celda y el exterior. La misma sensación, sin tener a nadie a su alrededor, sólo él y su alma. Rogando en silencio desfallecer. La guerra no lo trató tan bien, quedó atrapado en el fuego cruzado e incluso utilizó su poder para retener unos cuantos cuerpos inmortales. Después de eso, solamente buscó un lugar cómodo para morir, ya no le importa nada.

Hasta que llegó ella y le hizo ver que no todo se encontraba perdido. Le dio una razón para vivir. Aunque él lo distorsiono gravemente al mezclarlo con su vil venganza, de algo debía servir el poder que esa serpiente le implantó y que lo volvió peligroso al ser sometido a varios experimentos.

Por eso mismo le frustraba su situación actual. Dudando en sus palabras, no lo imaginó, ella aseguró en medio del llanto que sus padres estaban vivos, pero, ¿cómo? Él los vio perecer frente a sus ojos y el último aliento de vida que profirieron, lloró y sufrió su muerte.

Entonces, ¿qué sucedió?

Se detuvo de golpe al escuchar sonidos extraños del exterior. Retumbaban en las paredes, pero sin ser suficiente para derribarlas. Recordó que su contraparte estaba lidiando con bandidos, o mejor aún, Konoha. El momento de encontrarse cara con Uchiha sería preciso. Ahora misto debían estar en la superficie batallando contra la multitud controlada por el hombre.

Avanzó uno pasos para ir a su encuentro.

 «¡Debes saber que tus padres siguen con vida!».

Rugió ante la voz de Sakura. No quería recordar ese pensamiento y creerlo, no. Sasuke apareció y ella buscaba distraerlo.

Intentó con todas sus fuerzas olvidarlo, pero el sentir se intensificaba a cada segundo haciéndolo dudar de una forma inimaginable por la pequeña esperanza de vida. Apretó los puños y dientes conteniendo sus gritos de frustración.

¿En verdad sus padres seguían con vida?

¿Sakura le mentía?

¿Por qué ella hacía todo lo posible para evitar el encuentro? Por Sasuke, estaba más que claro.

«Volví unos días después por ti».

Ah, no debió recordar eso.

Sólo... quería despejar completamente su duda y seguir con el plan. O por lo menos parte de él. Nunca quiso hacerle daño a Sakura, el odio que sintió le nubló el juicio en conforme a no tocarla. Ahora se arrepentía un poco, por ella él seguía vivo a punto de culminar la justicia a sus propias manos.

Por lo menos merecía quedar fuera de la devastación.

O bueno, esa era la excusa que logró inventarse ocultando la verdad: saber si mentía o no referente a sus padres.

Con los temblores sobre él, se apresuró por el pasillo que lo guiaba a la celda. A su lado pasaban los Ninjas que quedaban para ayudar en la lucha. Y solamente él retrasaba su plan. Su contraparte le indicó que debía ir con las rehenes a la parte superior y esperarlo. En algún momento dejaría pasar a Sasuke y Charasuke abriéndole camino a su trampa.

Pero lo que le importaba ahora es saber la verdad, todo podía esperar.

Al llegar al pasillo correspondiente, se detuvo de golpe al visualizar un enorme pedazo de concreto a sus pies, analizando mejor, se percató que la pared del lado derecho, dónde estaban encerradas sus prisioneras, había sido derrumbada dejando un gran agujero y el interior completamente vacío.

—Mierda —masculló frustrado, y volvió sobre sus pasos en busca de Sakura y compañía.

En la superficie, el grupo se encontraba luchando contra un nuevo grupo de ninjas más poderosos que el anterior. Rebatían sus ataques con precisión y destreza, dividiéndose en pares y así ganar la batalla.

Lo que más le purgaba a Charasuke era ver al Hotaru de esa dimensión entre la masa de contrincantes, intentaba acercarse a él, pero los Ninjas se lo impedían. Le frustraba de sobremanera y llegó a manifestar el Susano'o barriendo el bosque de todos sus aliados.

Las llamas negras impregnaron los cuerpos en desgracia y no fue él quien se encargó de ello. Sasuke se encontraba en el otro extremo al ver el camino libre a Hotaru. Avanzó con rapidez a su posición y empuño su katana contra él. Un factor sorpresa fue que el hombre retrocedió hasta dejarse caer en una gran grieta manteniendo esa sonrisa tan confiada, alejándose del alcance de ambos Uchiha.

—Es un engendro escurridizo —bramó Menma frustrado al reunirse con ambos azabaches al ras de la grieta.

—Lo mataré, juró que lo haré sufrir —masculló Charasuke desvaneciendo su fortaleza. Apretando los dientes, volvió sobre sus pasos hasta Hinata que estaba concentrada en buscar a las kunoichis entre el laberinto del subsuelo —. ¿Las has encontrado?

—Están en movimiento —avisó mirando un punto en el suelo—. Por sus expresiones corporales supongo que están buscando una salida.

Un nuevo temblor a causa de los sellos explosivos agitó el ambiente. Tensaron sus piernas para no caer. Al recuperarse, Hinata avisó con acritud que se acercaban más enemigos, le sorprendía de cierta forma que Hotaru tuviera la mentalidad para controlar tantos cuerpos estando tan lejos.

—Más enemigos, esto me recuerda a la guerra —opinó Ino quitando su rubio cabello del hombro. Encorvó los hombros—. El lado bueno es que no son Zatsus blancos.

Los de esa dimensión no entendieron a lo que se refería Ino y tampoco se molestaron en saberlo. Se centraron en los nuevos enemigos que salieron de los senderos.

Sasuke se apresuró a dar indicaciones.

—El idiota y yo bajaremos a su encuentro, ustedes retengan la nueva horda que se aproxima —Sasuke miró a su contraparte que asintió estando de acuerdo y no dudó en obedecerlo. Saltó a la grieta sin esperar otra indicación—. Mantengan despejado el área para partir. Estén alertas a su reloj. Si faltan dos minutos y no hemos subido, aléjense de la zona.

Sin darles tiempo de replicar, siguió a Charasuke por la grieta dejándose guiar por el suelo inclinado. a dónde sea que los llevara esperaba encontrarse con su amada pelirrosa.

Mikoto jadeó totalmente cansada, el activar su Sharingan consumió todo el chakra que Sakura le otorgó, pero fue un arma muy útil al escapar de la celda después del tremendo golpe que la susodicha proporcionó a la pared, liberándolas.

Hime la tomó por los hombros antes de que cayera al suelo y se tomaron unos segundos de descanso.

—Estoy bien —aseguró pálida, limpiándose el sudor de la frente y desactivado sus ojos. Enfocó a las pelirrosas—. Salgamos de aquí.

Sakura la miró indecisa.

—Hagámoslo cuanto antes, si permanecemos más tiempo aquí, desgastaremos nuestro chakra —Hime le palpó su hombro empujándola en dirección de lo que suponía que sería la salida.

Mikoto apoyó en todo momento a Sakura en su plan de impedir una pelea, Hime permaneció en silencio ocultando su opinión, no porque fuera en contra, sino porque le parecía un poco irreal. Conocía poco a Sasuke, pero estaba totalmente segura de que él no perdonaría a Hotaru y le haría perecer de la peor forma. Y tampoco podía afirmar de Charasuke lo contrario de su propio caso, muy pesadamente reconocía ser lo más importante en su vida y no dudaría en acabar con todo aquel que le haya dañado, sobre todo el Hotaru de esa dimensión.

Aunque Sakura sólo hablaba del joven Hotaru. No le preocupaba en lo absoluto el hombre de la cicatriz.

Ayudando a Mikoto a caminar, anduvieron con rapidez por el laberinto sin fin, volviendo cuidadosamente sobre sus pasos cuando un pasillo terminaba en un muro, grabando en su mente el mapa, hasta que encontraron el único camino libre que los llevó hasta el centro de la guarida subterránea, de ahí debía guiarlas a la verdadera salida.

Pasaron por varios segundos en los cuales se dedicaron a espectar el camino correcto, no podían darse el lujo de volver y analizar con cierta calma. Los temblores provocados por la batalla en la superficie las mantenía alertas. En cualquier momento el techo podría colapsar sobre ellas, sobre todo porque percibieron los chakras de ambos jóvenes Uchiha en la superficie, ellos aumentaban su poder a cada ataque.

—Apresurémonos, tendremos ventaja si llegamos antes de que ellos bajen —opinó Mikoto, respiró hondo retomando las fuerzas necesarias para dar el último esfuerzo.

Hime dio unos pasos al pasillo del costado llevándose a Mikoto, deteniéndose apenas un metro, giró la cabeza en dirección a Sakura que se había quedado de pie mirando en el interior de la sala, el punto céntrico del cuartel.

—Vamos Sakura, no tenemos mucho tiempo.

—Hotaru —dijo ella, tensa.

Rigída, Hime aguanto la respiración al captar de inmediato lo que Sakura comunicaba: uno de esos tipos les había dado alcance. Soltó a Mikoto poniéndola a sus espaldas y se acercó con rapidez hasta Haruno que a cada segundo se alejaba unos pasos y sus ojos abatidos no dejaron de enfocar al joven que se encontraba de pie a unos metros frente a ella.

Lo observó con cautela mientras alargaba su mano al cesto que tenía a un lado dónde curiosamente albergaba espadas oxidadas, no esperaba que una le sirviera verdaderamente, sólo necesitaba una distracción.

Hotaru giró sus ojos a ella sin interrumpir su movimiento, apresuró su acción y pronto se encontró apuntándolo con la espada. Miró a Sakura que permanecía inmutable y sus ojos tristes al verlo, seguía doliéndole el camino que eligió.

—Tú pelearás conmigo, basura —masculló Hime afirmando el mago de la espada.

La doctora abrió su boca para hablar y poner en marcha su plan. Sorpresa que se llevó al ver que Hotaru alzaba las manos en rendición y sin dejar de mirarla, fue el primero en revelar su intención.

—Sakura, por una vez, creeré en ti, en la doctora que me salvó la vida —con tranquilidad y un enorme sobre-esfuerzo, tomó el aire necesario—. ¿Es verdad que mis padres están vivos?

Mikoto alternó su vista en el joven y Sakura deseando con todas sus fuerzas que ella pudiera convencerlo, podía ver el sufrimiento mudo en los ojos de Hotaru, al igual que Hime que aceptó a regañadientes que él era una víctima de su propia obstinación, y posiblemente tenía la salvación si Sakura lo convencían en dejar su absurda venganza. Tampoco les convenía luchar contra él, sería una enorme desventaja en su estado actual.

Los segundos pasaron en los cuales Sakura se dedicó a mirarlo sin variar de expresión, rogando internamente que, la decisión que él tomará, no les afectará a ellas. Más que nada, no deseaba perder el niño dentro de Hotaru, tenía la certeza que seguía con vida debajo de un recipiente creado por el odio.

—¿Cuándo te he mentido, Hotaru?

El aludido apretó los labios y contestó:

—Nunca lo has hecho —admitió bajando sus brazos, rendido por el cansancio emocional. Frotándose el rostro con insistencia. Apenas asimilaba la noticia.

—Por favor, Hotaru. Déjanos ir, no quiero lastimarte más —pidió con una última esperanza consiente de que en cualquier momento Hime se le lanzaría encima y no lo impediría. Reconocía que lo primordial era salir de la guarida.

El joven tuvo una batalla interna. Fue tan fugaz e invisible que nadie lo notó, por fuera pareció que lo estuviera pensando. En realidad, se debatía en sus ventajas y desventajas.

Y cuando la miró de nuevo, padeciendo por su causa, le valió un comino lo demás.

Ella sufría por él, solamente se cruzó en su camino de la forma menos inesperada, y no merecía lo que le hacía pasar. Ninguna de las tres lo merecía.

—Sé que un día me arrepentiré de esto —maldijo llendo al pasillo continúo, del lado contrario al que ellas tomaban. Deteniéndose en el umbral, señaló al frente con un dedo—. Las guiaré a la salida, cuando salgamos, corran al oeste. Hay un gran acantilado, es su única escapatoria.

Sakura no se detuvo a pesar el trasfondo. Les daba el pase libre solamente a ellas, no a los Uchiha o amigos que permanecían en la superficie, peleando contra los renegados.

—Las salvaré a ustedes. Es asunto aparte mis problemas con Uchiha —espetó adivinando sus pensamientos.

Insegura, Hime le dedicó una mirada de alerta a la doctora.

—¿Estás segura de confiar en él?

Sakura le sonrió débilmente. Pero no fue ella quien respondió, lo hizo Mikoto con sus acciones. Firme, se dirigió a Hotaru, no miró si la seguían, estaba segura de que era lo correcto.

Las dos kunoichis le dieron alcance y pronto estuvieron detrás de Hotaru que las guiaba por los confusos pasillos, se los sabía de memoria que no dudaba en tomar la intersección y cada vez sentían el aire del exterior sobre sus pieles.

Llegaron a otro espacio abierto, Sakura lo reconoció al instante, era el lugar que pisaron en un inicio. Se trataba de una enorme cueva con cristales sobresalientes de todas partes, la luz que emitían alumbraba en toda el área que resultaba fácil perderse en el panorama por lo maravilloso que resultaba.

—Estamos cerca de la salida —avisó en cuanto iban a mitad del lugar.

Sus ojos miel se fijaron en el umbral del otro extremo y se detuvo lentamente hasta cierto punto. Entonces las mujeres a sus espaldas imitaron su acción con pesadumbre. No hubo necesidad de palabras, bastó el erizamiento de los vellos de los brazos para comprobar la amenaza que ingresaba con pose despreocupada y una mirada calmada pero amenazante.

—Vaya, pequeño amigo. Veo que te atrasaste un poco con las prisioneras —habló el hombre, sonriente. Parándose a unos metros lejos de ellos, evaluó el estado de las mujeres y sus condiciones—. Oh, deben de estar muy débiles y mansas como para que no les hayas puesto grilletes o cadenas.

El joven no emitió palabra alguna, y disimuladamente indicó a las mujeres que tampoco lo hicieran. El hombre frente a ellos ya sabía de su traición, lo leía en sus ojos, la hostilidad a su persona, la pose despreocupada que desprendía amagos peligrosos en todos los poros, buscaba una oportunidad para pelear.

—Hubo un ligero cambio de planes. Los Uchiha se acercaron demasiado y ahora están, literalmente sobre nosotros. Así que debemos apresurar la última fase —avisó. Extendió su mano a él y una sonrisa se extendió sobre sus labios—. Es hora de llevarles los cadáveres de sus amadas mujeres.

Las susodichas se tensaron, nada bueno saldría de la situación. Comenzaron a prepararse mentalmente para una pelea pase a que la tenían de perder.

Inesperadamente Hotaru estiró su brazo a la derecha clavándole estacas de hielo a un Ninja que salió sorpresivamente entre los cristales, pereció al instante.

—Lo siento, pero ellas no morirán mientras yo esté con vida —dijo muy seguro de sí. Adelantándose unos pasos, se dio cuenta de que los gestos del hombre ya no eran amigables. Si no, amenazadores y contenidos de ira.

—Me decepcionas pequeño amigo. Te dejaste llevar por la compasión y los sentimientos —se lamentó el hombre—. La doctora te lleno la cabeza de recuerdos innecesarios, ¿salvarte la vida? El destino te quiso vivo para completar tu venganza, y ocurrirá cuando las matemos.

—Ellas no tienen nada que ver, son solo un medio para hacer sufrir a mi enemigo. Hay otras opciones más factibles por ejecutar —debatió estirando los dedos, poniéndose en posición de defensa.

—Es una verdadera lástima, en verdad fuiste mi mejor aliado.

Y dicho esto, desenvaino su espada y se agazapo a su encuentro.

El joven no dudó en correr a su dirección para hacerle frente, no dejaría que Sakura muriera por sus errores. Si desde el primer instante la hubiera dejado en paz desechando su propia propuesta, ella no tendría que estar sufriendo de esta forma.

Sakura observó preocupada la pelea que se desató frente a ellas. El joven esquivaba ágilmente la espada empuñada por el hombre, movía sus pies de un lado a otro y rebatía con un kunai. No se dejaba tocar por el filo de la espada.

No perdía de vista la serie de golpes intercambiados. La espada alcanzó a rozar el rostro de su contrincante, la sangre escurrió en un hilillo, pero a Hotaru no le pareció importante, siguió contrarrestando las técnicas empleadas por el hombre. Interponiendo muros de hielo, congeló el suelo atrapando los pies del mayor.

Este quedó totalmente inmóvil de sus piernas. Tratando de librarse, se movió con brusquedad. Fue en ese instante que se percató del muro que se alzó frente a él y a Hotaru sobre la cima terminando de hacer unos sellos. Vislumbró el chorro de agua emerger de la boca y pronto sintió el impacto contra su rostro, sin poder evitarlo, respiró y el agua inundó sus pulmones. Salió suspendido a la pared más cercana, varios cristales le rasguñaron sus ropas, pero no lo suficiente para detenerlo. Se levantó de nuevo dispuesto a terminar con la vida del joven.

En el camino hizo unos sellos rápidos e invocó una especie de bola eléctrica amarilla, el sonido rechinante corto el ambiente y volvió al encuentro. Antes de atacarlo, el hielo se interpuso en su camino, pero logró saltar sobre él siendo igual de rápido que las estacas. Lo miró entre los picos esperando el momento exacto para atravesarlos.

Algo lo distrajo unos segundos. Escuchó pisadas y pronto vislumbro dos figuras emerger del pasillo. Apretó los dientes al identificarlos y maldijo a sus marionetas. No fueron suficientes para retenerlos el tiempo necesario.

Cambiando de dirección. Se giró a ambos Uchiha y lanzó la enorme bola de electricidad y armas a su dirección. No necesita más enemigos cuando su aliado se volvió uno.

Antes de llegar a ellos, un nuevo muro de hielo se interpuso entre el Jutsu y sus cuerpos. Ambos azabaches quedaron estupefactos al ver la pared helada y al joven Hotaru con la mano estirada a su dirección, sobre todo a las kunoichis detrás de él. Rápidamente dedujeron que, por lo acogidas que se veían, existía una lógica razón por la cual él las protegía del hombre de la cicatriz.

—Estás luchando contra mí —advirtió el joven.

El hombre lo miró sin creerle.

—¿Es en serio? ¿También los defenderás?

—Sasuke morirá en mis manos, no en las tuyas —objeto Hotaru bajando del muro. Acercándose unos pasos, empuño de nuevo el kunai.

—No puedo creerlo. Te giras en mi contra por una simple mujer, habiendo mejores que ella en el mundo —el hombre seguía anonado.

—Sakura es única. No la compares con nadie más —gruñó a la defensiva.

—¿Y lo vale? ¿Vale salvarla después de todo lo que su pareja te hizo? ¡Mató a tu hermano?

—Tú lo has dicho, fue Sasuke, no ella.

Y siguiendo con lo suyo, se adelantó hasta él intentando enterrarle el arma en el pecho. El hombre interpuso su espada y dirigió su puño al rostro del joven que lo impidió cubriéndolo con su palma. Sus miradas chocaron en defensa de sus ideales. Tan feroces como dos tigres defendiendo su territorio.

Por detrás, Sasuke evaluó la situación conforme al intercambio de palabras. Atisbo a Sakura, Hime y Mikoto a un costado del muro levantado. Estaba tentado en ir a su encuentro, al igual que Charasuke, pero estaban precavidos a cualquier posible amenaza del hombre, conociéndolo por la pelea que sostuvieron arriba, tendría un has bajo la manga. Por el momento estaban aliviados de verlas con vida y por su propio pie.

—Sigo sin creer que por una mujer estás haciendo todo esto —dijo el hombre sin cambiar de posición, avanzando con dificultad. Nunca imaginó que su joven contraparte sería así de fuerte.

—Ella no merece morir por tus locos planes de venganza.

—Te recuerdo que compartimos el mismo deseo.

—Pero no el mismo método.

El hombre volvió a sonreír. Le dio mala espina al chico.

—¿Piensas que matándome solucionaras todos tus problemas? Después de derribarme Uchiha no dudará en matarte por haberle atravesado un pico de hielo a su amada novia.

El cuerpo de Sasuke se tensó considerablemente. Fijó su vista en las ropas ensangrentadas de su novia y su rostro pálido. Ardió de furia contenida.

El joven Hotaru ni siquiera se inmutó a sabiendas que quién le había hecho la herida fue Hime siendo controlada por el hombre. Y tampoco sacó de la verdad a Sasuke, no se molestó en hacerlo, de todos modos, se enfrentarían.

—No. Más bien enmendaré mi error de aliarme con un maldito psicópata.

De un rápido movimiento, liberó sus manos para intercambiarlas, en el proceso manifestó una estaca de hielo que terminó incrustada en la pierna del hombre. Aprovechó al máximo los segundos y apoyó la planta del pie sobre la daga enterrándola a cada segundo.

El hombre gimió adolorido, respirando con dificultad, lo maldijo con todas sus fuerzas.

—No bastará con un sólo golpe, sufrirás hasta el último segundo —advirtió con un hilo de voz, pero la seguridad marcaba sus fracciones.

Hotaru dio por saco roto su amenaza.

—Uchiha, sácalas de aquí —de pronto el joven cruzó miradas con Sasuke. Este frunció el entrecejo—. Si escapas daré por hecho que eres un cobarde que no está dispuesto a enfrentar las consecuencias tus actos.

Sasuke pensó que las razones por las cuales el joven retenía con demasiado esfuerzo al hombre de la cicatriz. No se detuvo a analizarlo a fondo. Bastaba con que lo asesinara. Lo esperaría para arrancarle la vida o eso esperaba, recordó las palabras de obligándolo a retener sus instintos asesinos. El peso de la justicia caería en Hotaru una vez que estuvieran en su mundo.

No dijo nada. Se movió a la par que Charasuke hasta las mujeres. Por fin respiró aliviado al rodear a Sakura con su única mano, apretándola contra su cuerpo. Llevó su mano al cabello rosado, sin dejar de abrazarla, mantenía su frente enterrada en el menudo cuello, aspirando su inigualable aroma.

—Sakura... —murmuró con voz ahogada.

—Estoy viva Sasuke-kun —le aseguró sin despegarse de él.

Por el rabillo observó a Charasuke estrechar a Hime y Mikoto entre sus brazos, diciendo cuanto se alegraba de verlas en una sola pieza, besando a cada una en la frente para luego dirigirle la mirada a ella y sonreírle de oreja a oreja transmitiéndole su sentir. Le alegraba ver a su amiga con vida.

—Dejemos los reencuentros para después, nos queda muy poco antes de que este lugar explote —recordó Charasuke separándose de las mujeres y miró a Sasuke. Este asintió con la cabeza y se soltó de Sakura para tomarla del codo.

Mientras tanto, el joven Hotaru estaba concentrado al máximo en enterrar cada vez más la estaca, faltaba poco para que atravesara por completo la pierna, repartía su fuerza y resistencia en todo su cuerpo en una pose crítica. Quien sea que se moviera, el otro podría aprovechar la oportunidad y quedar en desventaja.

Conta todo pronóstico el hombre de la cicatriz seguía sonriendo al darse cuenta de que Hotaru les lanzaba una mirada rápida a donde se encontraban los Uchiha con las kunoichis, y como sus ojos se oscurecieron al ver el abrazo de Sasuke y Sakura. Juró ver sus dientes apretados.

—La amas, ¿no es así? —preguntó malicioso.

El joven giró de golpe su rostro a él, mirándolo con cierta incertidumbre, enterró más la estaca en la pierna sacándole un rugido de dolor.

—Es algo que no te interese —rebatió a la defensiva.

—¡Por supuesto que me concierne! Se trata de los sentimientos de mi otro yo.

—Estás muy equivocado al pensar que le profeso alguna clase de amor.

De pronto, el hombre lanzó una carcajada que retumbó en toda la cueva y llegó a oídos de los demás que se dirigían a la salida. Observaron desde su posición la acción. Al parecer al hombre no le importaba estar a punto de morir. Tuvieron que alejar su atención de ellos puesto que varios ninjas aparecieron de la única salida, al parecer a sus compañeros se les escaparon algunos renegados.

Ambos hombres comenzaron a abrirse paso aniquilando a todo aquel que se interpusiera en su camino. De fondo seguía escuchándose la risa prolongada del hombre.

—¿Qué es tan gracioso? —gruñó el joven Hotaru consternado por su reacción tan despreocupada.

—Tú —respondió repentinamente serio—. No soportaste la tensión y tu corazón comenzó a dudar a causa de ella —y sonrió más.

Hotaru no comprendió al principio lo que quería dar a entender su contraparte, lo miró por un segundo hasta que sintió en su interior una brecha, algo se partió en dos que lo obligó a jadear desesperado. Su respiración se volvió pesada y frenética, poco a poco comenzaba a perder fuerza en su agarre.

Vio los ojos rojos del hombre y entendió todo. No fue una ilusión. No. Ese hombre ejerció su juego de palabras en él y ni siquiera se dio cuenta. Hace unos días se sentía seguro de que esa técnica nunca le llegaría a afectar. Pero ahora que tomó una decisión, su corazón se vio en un duelo de dudas que permanecían en su pecho, tratando de dominar el régimen.

Y él se aprovechó de ello.

Maldijo en voz alta.

—¿Sabes una cosa? —lentamente el hombre se libraba de su agarre a tal punto que acercó la boca a su oído para susurrarle—: Disfrutaré mucho el espectáculo. Será una pena que a tales bellezas se les congele el corazón.

El joven abrió desmesuradamente los ojos. ¿Ese hombre pretendía...?

Gimió a causa de otra sacudida.

—¡Hotaru! —exclamó Sakura desde su lugar, inquieta por su sufrimiento.

Vio los ojos rojos del hombre y el sufrimiento del menor.

Y lo comprendió todo. Se horrorizó.

—¡Deben irse ya! —gritó él. Aferrándose a la conciencia. Poco a poco perdía su movilidad—. No lo detendré por mu...

No terminó la oración. Algo se rompió por completo. Su conciencia fue disparada de su cuerpo y el chakra de ese hombre inundó todo su ser. Las rodillas le fallaron y cayó al suelo agarrándose la cabeza sin dejar de proferir alaridos de dolor.

Hime se desgarró con la imagen, sabía lo que se sentía, entre más resistencia pusiera, el sufrimiento sería mayor.

—¿Qué le sucede? —Mikoto se llevó las manos a su boca.

—Su corazón se volvió débil —murmuró Hime retrocediendo. Por detrás, los azabaches seguían despejando la zona—. Y ese loco ha aprovechado para tomar control de su cuerpo.

Los ojos jades de Sakura enfocaron al joven que se retorcía del dolor bramaba que debían salir cuanto antes. Su odio terminó concentrado en el hombre que propiciaba sufrimiento al chico cuyo corazón se quebrantó y las ayudó contra sus ideales.

—¡Libera a Hotaru ahora mismo! —exclamó apretando los puños.

El hombre se permitió reír de una forma tan macabra que le puso los pelos de punta, mientras se retiraba la estaca de su pierna seguía atormentando al joven. Admitía que le estaba costando demasiado trabajo someterlo por completo, pero al menos ya tenía cierto control de su cuerpo. Lo aprovecharía al máximo.

Por fin completaría su venganza.

—No lo haré preciosa, es hora de que el malnacido Uchiha Sasuke pagué por la aberración de su clan —apuntó a Charasuke con un infinito odio.

El joven policía atravesó el pecho de un hombro con su propia espada. Aprovecho su muerte para incendiar el cadáver cual lanzó en dirección a Hotaru esperando que diera en el punto exacto.

No tuvo que mover ni un solo músculo, un chorro de agua extinguió las llamas y el cuerpo cayó al suelo en un sonido sordo. Vieron al joven arrodillado, con una mano sobre su rostro y la otra extendida tras hacer el jutsu.

—Oh... ¿en verdad lanzaste esa cantidad de agua con tan escaso chakra? —preguntó interesado el hombre.

Hotaru habló con dificultad.

—Púdrete...

—¿Les cuento un pequeño secreto? —ahora se dirigió a los Ninjas de Konoha que se mantenían estáticos a la espera de que los ninjas de la entrada fueran a su encuentro.

Sasuke no tardaría en acercarse para matarlos, su paciencia estaba al límite.

—El suero que le inyectamos a estas damiselas no lo cree yo, fue mi pequeño amigo. Y no es precisamente para retener los canales de chakra de cualquiera —comentó distraídamente sacando una pequeña jeringa del interior de la bolsa que colgaba de su cintura. El líquido amarillo brilló bajo la oscuridad—. Si no, para contener el chakra de este joven.

Le enterró la jeringa detrás del cuello sacándole un potente grito de agonía, el líquido entró a su torrente sanguíneo. Su cuerpo le ardió por dentro y se agarró la cabeza con ambas manos pegando la frente al suelo. Su sufrimiento tocó el acogido corazón de Sakura.

—¡Hotaru! —en cualquier momento ella iría a su rescate, y eso lo supo Sasuke. No dudó en retenerla a tiempo al percibir el peligro, se la entregó a Hime para que le ayudara a impedir su fuga.

—Lo siento Sakura —apenas se escuchó el misero susurro del joven. Los ojos jades de Sakura temblaron al saber que su boca se movía a su voluntad, pero su cuerpo no. Lo comprobó al ver que movía sus manos en sellos rápidos—. Sin importar qué, no dejen que el hielo los alcance.

Sus manos se apoyaron en el suelo, transcurrió un segundo en el que todos se mantuvieron quietos. Observaron, anonados, el hielo emerger de las palmas del joven y cubrió la cueva a una velocidad impresionante. Arrasaba con lo que sea que tuviera en frente, incluso con los duros cristales.

Extinguió la única fuente de luz en la cueva, todo se volvió tan oscuro como los pensamientos retorcidos del hombre que controlaba las técnicas del muchacho y no dudaría ni un segundo en utilizarlos a su favor. 

¡Hola pequeños saltamontes!

ha pasado mucho desde la antigua actualización -c esconde- no me golpeen (? les traje este capítulo con mucho esfuerzo, lo cierto es que ne costo mucho comenzarlo y sobre todo acabarlo, no les miento, borré como dos veces el capítulo volvía a comenzarlo.

En fin, lo más importante es que lo disfrutaron (? estamos en los últimos capítulos y estoy más emocionada y triste :( me costará, lo sé, pero valdrá la pena. No puedo seguir alargándolo más, ya vamos para un año. 

Se podría decir que este es mi regalo adelantado (? mañana cumplo años (seré legal oh see) y cómo no tendré ni tiempo para respirar por la semana de parciales, me apresuré a corregir hoy el capítulo.

Como siempre no les prometo fecha de actualizaré -iorading- perdonen mi tardanza, no sé como es que me siguen soportando y continúan apoyándome, ¡los amo!

Por otro lado estoy saltando de la felicidad, ¡gracias a ustedes llegamos a las 82.2 K! Es mi incentivo suficiente para traerles más pronto el capítulo.

Mil gracias, los amodoro (? 

¡Feliz mes del SasuSaku! -gritos de fangirl-

Alela-chan fuera.

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