Capítulo 28: Peor que escoria
—...Y eso fue lo que sucedió —Itachi apenas se permitió buscar los ojos de su padre y hermano por la vergüenza que sentía, la mantenía fija en sus manos apretadas y una expresión de culpabilidad cubría su rostro—. Yo... perdónenme, no pude hacer nada para defenderlas, ni siquiera recuperar del todo la conciencia.
—No te culpes, sigues recuperándote de la última batalla. Tus heridas no han sanado completamente —dijo comprensivo Charasuke sonriéndole, pase a esto, Itachi no quitaba la idea de su cabeza.
—Pero...
—Hijo —habló su padre logrando que él alzara su mirada—, no te lamentes más. Caíste intentando desafiarlo con todas tus fuerzas, no tienes porqué avergonzarte.
El joven, con el sentimiento trabado en su pecho, miro por la habitación del hospital, en la camilla siguiente Izumi dormía plácidamente, su respiración pausada y el color de sus mejillas le reconfortaban, y pensar que tuvo miedo al perderla en ese momento. Agradecía el tenerla a su lado —por lo menos en esas condiciones— y bajo su mirada. No quería imaginar las emociones de su padre y hermano respecto a sus amadas.
De reojo enfocó a Sasuke que estaba parado frente a la ventana admirando la noche, escuchando su plática desde ahí sin entrometerse, su expresión estoica le crispaba un poco sus nervios, ¿incluso en este tipo de situaciones seguía sereno? Claro que para un ninja era vital mantener la calma, pero él siempre estaba así.
—Aunque no lo parezca estoy preocupado —habló de pronto Sasuke provocándole un respingo. Al parecer notó su mirada—. Me carcomen esos deseos perversos, amenazan en salir a flote —cerró los ojos suspirando.
—No dudo que lo sientas, más bien, ¿no lo expresas?
Sasuke se giró a él clavando su mirada en él notando la incertidumbre. ¿Para qué revelar abiertamente su preocupación cuando podía canalizarla en mantener la calma? Sentía que en cualquier momento mandaría todo a la mierda, y sin importarle ser irracional, lanzarse al peligro arriesgando la vida de las tres kunoichis sólo por conseguir a la que más le importaba.
Con su única mano alzó el pliegue izquierdo que cubría parte de su pasado, dejando al aire la manga izquierda, dónde antes una extremidad emanaba calor, ahora no había nada. Solamente los retrasos de sus pecados.
—La última vez que me dejé llevar completamente por mis emociones, perdí un brazo —dictó mirándolo directamente notando que los tres azabaches frente suyo lo enfocaban con cierto pesar. Retiró su mano—. No puedo dejar que suceda de nuevo, los resultados serían fatídicos, y no estoy en posición de aceptarlos.
—Sasuke, ¿acaso tú...? —murmuró Itachi sorprendido—. ¿Te importa lo que le suceda a hime y mamá?
El aludido no respondió. Le sostuvo la mirada con intensidad, sus ojos revelaban aquellos deseos escondidos de su corazón.
—Será mejor regresar con los demás —indicó Sasuke dándole un vistazo rápido al reloj colgado en la pared, tardaron demasiado en recabar la información. Caminó hasta la cama de Itachi dejando de lado su actitud renuente—. Las traeremos de vuelta cueste lo que cueste —su rostro se suavizó un poco, cómo si estuviese hablando con quien conocía de toda la vida.
Y después de eso, salió de la habitación sin reparar en lo que desencadeno. Dejó estupefacto a Fugaku e Itachi sin terminar de analizar la actitud colaborativa de Sasuke. Se miraron entre si transmitiéndose tal emoción de alegría.
—Les dije que en algún momento su corazón se ablandaría —dijo Charasuke con cierta satisfacción. Los vio sonreír a su manera al saber que Sasuke por fin los estaba aceptando.
Se despidió de su hermano con un ademán y le indicó a su padre que lo estarían esperando en la entrada del hospital.
Salió al pasillo encontrándose inmediatamente con su contraparte yendo a la sala de espera. ¿quién iba a imaginar que ese amargado dejaría de lado sus temores y se abriría de esa forma? De seguro Sakura se pondría feliz al saberlo.
La tristeza invadió su pecho al recordar a su novia. El tiempo avanzaba sin contemplación. Ellas estaban en peligro a merced de esos lunáticos, podrían hacerle un sinfín de cosas, no quería imaginarlas, perdería la poca paciencia adquirida y todo se iría por la borda.
Sus piernas se movieron en dirección al Uchiha. Al estar a su lado, una idea surcó su mente y así disipar la ansiedad.
—Oye, ya que estamos en confianza, tengo una duda existencial que surgió desde hace una hora —empezó a recitar Charasuke como si nada.
Sasuke alzó apenas una ceja y soltó un monosílabo que Charasuke lo interpreto perfectamente como un "¿qué?", tan parco y típico de él.
—Ino-chan mencionó que fuiste su amor platónico...
Lo suponía, pensó de inmediato Sasuke empezando a irritarse, y ni siquiera había formulado la pregunta.
—... y si ahora está casada con Sai, que por cierto su actitud me provoca escalofríos, eso quiere decir que tú la rechazaste ¿no? Espero que no le hayas roto su corazón cruelmente por elegir a Sakura-chan.
—En primer lugar, eso fue cuando éramos gennins y nunca se me confeso claramente —espetó Sasuke interrumpiéndolo—. Y por lo otro, no me interesaba los amoríos, estaba enfocado en hacerme más fuerte... ¿y por qué diablos te estoy dando explicaciones? —se preguntó al detallar de ese asunto.
Charasuke sonrió socarrón mientras se llevaba las manos detrás de su nuca. Notó la mirada furtiva de Sasuke y le dio risa, apenas de su boca salió un intento de carcajada y recibió una amenaza. Se calló al instante, pero internamente se regocijo porque logró su cometido.
—Dije que estábamos en confianza, ¿acaso no somos los mejores amigos del mundo? —dijo animado.
—No tientes tu suerte, apenas soporto a Naruto cómo soportarte a ti —refutó.
—Heriste mis sentimientos —Charasuke se llevó una mano a su corazón fingiendo sufrir.
—Vaya novedad —ironizó Sasuke acelerando el paso.
El joven policía cambio a su actitud de siempre. Que mejor de alegrarse al hacerlo enojar, se estaba convirtiendo en uno de sus pasatiempos favoritos. Ahora entendía la adrenalina y diversión que experimentaba Naruto cuando sacaba de sus casillas a su amigo, aunque no tenía la misma energía del rubio, por lo menos llegaba a su nivel.
Impasible, Sasuke observó desde la entrada del hospital a Charasuke y Fugaku adelantarse a la entrada de Konoha por una orden directa de Tsunade. Él permaneció de pie junto a los de su dimensión en absoluto silencio, ni siquiera Kakashi se atrevió a romperlo.
Ino fue la primera en tomar el hilo de la conversación.
—Sasuke-kun, ¿todo está bien?
Sabían que esta clase de situación lo alteraba de muchas formas, ya no era un secreto su relación y tampoco que los temas similares afectaban el razonamiento del azabache por más calmado que sea. Cuando alguien a quién amas se encuentra en peligro, el cuerpo se mueve obedeciendo las órdenes del corazón e ignorando la mente.
Un efecto inevitable del amor.
—No perderé la calma, si a eso se refieres —musitó sin dejar de admirar el cielo nocturno. Extrañamente se mantenía sereno. Sus ojos se movieron a la rubia que lo miraba con preocupación.
Se sintió culpable, ella era la mejor amiga de su novia y le estaba dando ánimos, ni que decir los señores Haruno quiénes le confiaron a Sakura, la culpa le carcomía el pecho, por eso no había actuado a sus impulsos
La miró directamente a los ojos, sin moverse, su rostro pronto se transformo en una capa de cierta vacilación por sus próximas palabras.
—Yamanaka, yo...
Inesperadamente la aludida agitó su mano derecha callándolo abruptamente. Al parecer desde que lo vio directamente supo de sus intenciones.
—No te sientas culpable por lo que está sucediendo —dijo Ino sonriéndole de oreja a oreja brindándole cierto alivio. Cuando menos no lo odiaba—. Ibas a cumplir la última misión, no pudiste evitarlo por más que quisieras, todos fueron engañados. Aunque... también me siento un poco culpable, debí venir contigo en aquel entonces —soltó una risa lastimera y juntó sus manos, no lo dejo de ver. Incluso Shikamaru y Sai compartieron el mismo sentir—. Este trabajo no solo les concernía a ustedes pues la amenaza apunta a Konoha, nuestro hogar. Fue egoísta dejarles con la carga más pesada. Una cosa es la confianza que teníamos que lo resolverían sin muchas complicaciones, y otra que los dejáramos solos.
—Ya, está bien —Kakashi se adelantó dos pasos y darle palmaditas en la cabeza en modo de transmitirle tranquilidad, Ino se encogió un poco de hombros y agachó la mirada—. Subestimamos a los enemigos, fue nuestro error. Así que ahora tenemos que ponerles un alto.
—Sigo sin estar de acuerdo con el método —gruñó Sasuke un poco renuente—. ¿Quién nos asegura que el chico dejará de buscar venganza?
—¿Tú lo harías después recuperar a tu familia? —preguntó Shikamaru planteándole cierta cuestión.
El Uchiha calló aparentando apretó los labios reprimiendo su respuesta a sabiendas que el Nara tenía razón. ¿Seguir buscando el caos después de recuperar lo que creíste perdido? Debía ser inteligente. Aunque la idea no le agradara por completo, discernía que hasta Hotaru —cuyas faltas no son nada en comparación con él— lo merecía.
—Bien. Estoy de acuerdo en el dado caso que no haya herido físicamente a Sakura —aceptó a regañadientes.
Shikamaru y Kakashi sonrieron resignados. Sasuke nunca dejaría de pelear por los que ama.
—¡Tardaron demasiado! ¿Qué se creen? ¡No tenemos su tiempo! —exclamó Hinata en cuanto el grupo de visitantes apenas aterrizaron frente a ellos, por su puesto que no se dio cuenta que no se trataba precisamente de sus compañeros, su ira producida por el desagrado del concepto de la misión nublaba su juicio.
—Por alguna extraña razón la mirada de esta Hinata me causa escalofríos —Ino comentó en susurro a sus compañeros mientras se frotaba los brazos apaciguando su sentir.
—Hmp. Esa mujer histérica es un problema. Sólo no te acerques mucho a Menma, evitarás ser agredida —le aconsejó Sasuke deteniéndose a uno metros de la susodicha.
—¿¡Me golpeará!? —se escandalizó muy pronto la rubia. Abriendo los ojos de par en par, posó su vista en Hinata con cierta precaución, y presencio el Byakugan. Apretó los labios y frunció el entrecejo.
—Sé lo que piensas —Naruto se había inclinado un poco a su oído—. Igual prefiero a mi dulce Hinata.
—¿Qué tanto se cuchichean? —harta de sus miradas, la de ojos perlas se adelantó dos pasos quedando frente a Ino y retándola esperando que la rubia le sonriera tímidamente y le contará.
Empero, se sorprendió al verla sostenerle su mirada alzando su barbilla y sonreírle modestamente.
—No es de tu incumbencia Hinata —dijo con falsa amabilidad digna competencia de su esposo. Había detectado cierta hostilidad de su parte e imaginaba que se lo profesaba a su contraparte.
Antes de que la Hyuuga pudiera emitir palabra, Ino giró sobre sus talones para hablar con Kakashi.
—Será mejor partir cuanto antes, estamos retrasamos la misión de rescate.
Kakashi asintió con la cabeza empezando a caminar al frente admirando a su alrededor, no era muy diferente a su mundo, incluso apostaba que se parecían en demasiadas cosas. Sin embargo, no sentía aquella emoción en su pecho al ver las puertas de la aldea. Este no era su hogar dónde ocurrieron muchos de los momentos más valiosos de su vida.
Cómo ser maestro del —ahora legendario— equipo siete. Instruyéndoles al comienzo del camino.
Y fracasando en ello.
Ignoró por completo a Sakura en ese entonces y cuanto se arrepentía. Ahora, en el presente, confiaba ciegamente en ella, incluso en estos momentos lo hacía. Ella se mantendría con vida y vería la forma de resistir hasta que lleguen. Aunque conociéndola, no le apasionaba precisamente ser la damisela en apuros, haría lo que fuera por escapar.
—No es verdad —escuchó Hinata, su voz sonaba impresionada al darse cuenta de que no se trataba de los que conocía.
La pelinegra observó incrédula al grupo visitante, pasando su vista primero en Ino quién le saludo con la mano desde su lugar, luego Sai brindándole una sonrisa escalofriante, a su lado Shikamaru ni siquiera la miró, más bien enfocaba a Kakashi que seguía contemplando el cielo.
Kiba abrió la boca de sorpresa analizando a cada uno de ellos. Ambos anonadados por su aparición y lo diferentes que se veían.
Minato los interrumpió recordándoles que no debían atrasarse. Así que pronto partieron en dirección a dónde Kiba les guiaba pues detectaba el rastro que dejó Hotaru, además de seguir los restos de los cables grises.
En el camino Naruto les explicó a los dos que eran los refuerzos que necesitaban para rescatar a las kunoichis y capturar a los dos Hotarus. Al mencionar lo primero, el rostro de Hinata se deformó en una mueca irritable y un tanto macabra, seguía sin gustarle el colaborar en rescatar a Sakura-hime, no olvidaba que por su culpa tuvo una discusión intensa con Menma.
—¿Y yo por qué he de ayudarles en recatarlas? No me deben nada —prácticamente rugió esperando una respuesta.
—Porqué una de ellas es tu compañera —habló de inmediato Shikamaru sin dejar de correr.
—¿Y? ni que le debiera la vida. Tampoco es tan importante, sólo se cree por ser la hija del héroe que salvó a Konoha —se mofó la kunoichi.
Fugaku la miró de reojo. No le agrado que la chica se expresara así de su futura nuera, y no se diga Charasuke, que, si no fuera porque Menma estaba a su lado, de seguro ya le habría contestado de la peor forma, también entendía que se encontraban en medio de una misión y no debía perder los estribos.
—Hinata —Menma le reprendió por sus palabras.
—Sólo digo la verdad —se excusó ladeando la cabeza.
—¿No le tienes aparecio a la Sakura de aquí? —preguntó Sai sumamente interesado.
—¿Aprecio? ¡Si trató de quitarme a mi Menma! —refutó gruñendo como un perro, a su lado Akamaru parecía insignificante.
—Ya supéralo Hinata, eso fue en la adolescencia —le aconsejo Charasuke a su misma altura, Hinata no se dignó a mirarlo—. Ahora está conmigo.
—Ahí va el perro defendiendo a su pulga —chitó cruelmente la chica.
Ahora si Charasuke no contuvo su enojo, agarró el mango de su espada y sus ojos pasaron a escarlata, le haría ver que no podía insultar a su novia en su presencia y creer salir impune. Pero fue detenido por Sasuke que le obstruyo la vista al interponerse en su camino, le transmitió con una mirada solemne que no era el acto correcto. Incluso él lo sabía, pero Hinata lograba crisparle los nervios.
Aunque por dentro, su corazón se encogía a cada palabra suya, ¿desde cuándo Hinata se volvió así de altanera y cínica? Nunca fueron los grandes amigos, pero si compañeros que podían confiarse la vida entre sí, ¿Cuándo cambió eso? Deseaba saberlo.
—Tienes una lengua muy filosa —dijo de repente Kakashi quién encabezaba el grupo, no había interferido hasta ese momento.
Hinata frunció el entrecejo. ¿Qué se creía el jounin para hablarle de esa manera?
—Tú no...
—Cada palabra que sale de tu boca me parece repugnante.
—¿Perdón? Creí escuchar un insultó —gruñó.
Fue entonces que Kakashi por fin le dirigió una mirada de soslayo sobre su hombro cuyas piedras negras desprendían cierta frialdad al igual que sus palabras. Su actitud nada apasionante advirtió a la chica sobre su personalidad. No. Este hombre era demasiado diferente al que conocía.
—Dices que no sientes compañerismo por Sakura-hime porqué intentó "robarte" a un hombre. Es la excusa más absurda que puede haber.
—No entiendes nada. Ella es...
—Una mujer cuya vida no ha sido nada fácil. Al igual que tú. Cada quién tiene sus cargas y aprende a sobrellevarlas, pero tú le tomas tanta importancia a los errores de los demás cuando debes enfocarte en los propios —su tono de voz era severo.
Está enojado, pensaron los ninjas de la otra dimensión. Conocían a la perfección al hombre cómo para saberlo, nunca se alteraría, pero su voz se tornaba distinta conforme a sus emociones.
Desde sus posiciones y avanzando, escuchaban atentamente sin intenciones de interrumpir su dialogo.
—Y estás tan cegada que no consideras lo importante: los amigos. Estás destruyendo a cada uno de ellos con tus palabras, cómo lo hiciste con Sasuke hace unos momentos al expresarte de su novia de esa forma.
—Sakura y él no es nada para mí, ni siquiera una rival digna. No sé para que vamos a su rescate —al parecer Hinata prefirió obviar lo dicho por el Hokage porque le llegó a su conciencia, pero no quería aceptarlo—. Se supone que la misión es capturar a los malditos que armaron todo esté embrollo. Cómo dije antes, no le debo nada. Que las dos inútiles vean la forma de salir con vida.
—No puedo creer que tengas el pensamiento de abandonarlas —opinó Ino con cierto pesar.
Hinata resopló ofendida, cómo si la idea le pareciera indignante.
Kakashi elevó su vista al cielo estrellado pareciendo ver que se dirigían a las nubes grises, el aire que los azotaba traía cierta humedad y frescura producto de la próxima lluvia. Recordó cierta parte de él, aunque menos altanera y prepotente.
—¿Sabes? Tengo un concepto de personas cómo tú —dijo de pronto haciendo que los jóvenes de su dimensión lo recordaran con cierto sabor amargo y también con añoranza esbozando sus propias sonrisas o no expresando nada en el caso de Sasuke—: en el mundo de los ninjas, aquellos que rompen las reglas son considerados escoria. Pero aquellos abandonan a sus amigos, son peor que la escoria.
Charasuke abrió los ojos impresionado al escucharlo, se impactó al virar la cabeza y enfocar a cada uno de los ninjas visitantes, sus expresiones no revelaban mucho, pero sus orbes... reflejaban muchas emociones obtenidas gracias a las experiencias. Al parecer esa frase la tenían muy gravaba de su mente y corazón cómo para guardar esos sentimientos.
No se detuvo, también observó a Sasuke, no había reaccionado en lo absoluto, pero no creía que fuera totalmente indiferente al tema.
Esta vez Hinata quedó totalmente muda, y eso le alegró a Charasuke en cierta forma, al parecer impactó demasiado en ella de tal forma que no supo responderle.
—Felicidades —Kakashi le mostró una sonrisa bajo su máscara, una condescendiente—, considérate algo peor que escoria humana.
El frío no disminuía de su cuerpo, cada vez se sentía más débil y no le agradaba para nada la sensación. Sus ojos amenazaban en cerrarse, pero se negaba a hacerlo, no debía bajar la guardia por más que Mikoto y Sakura-hime le aseguraran que vigilarían. Las tres estaban juntas en esto.
Chocando los dientes, se movió ligeramente a la derecha ganándose una punzada de dolor, gimió apenas. ¿Por cuánto había soportado? Pareciera que días.
—No te muevas Sakura —le pidió amablemente Mikoto.
Apenas la pudo enfocar, parecía una mancha negra borrosa. Se lamentó en silencio por ser una carga. Solamente se concentraba en tratar de reunir su chakra de reserva, aunque no pudiera utilizarlo de momento.
La Uchiha apretó los labios. La cabeza de la chica reposaba en sus rodillas y por ello empezó a sentir cierta irregularidad en su temperatura, poco a poco empezaba aumentar, señal directa que su estado se agravaba.
—Debemos encontrar una forma de escapar cuanto antes —Mikoto examinó la celda, pequeña que apenas cabían las tres, prácticamente las metieron en un sucio agujero, paredes rocosas cuyas superficies eran cubiertas por moho, un charco formado a los pies de Sakura gracias a la gotera proveniente del techo llenando entre ratos el silencio sepulcral, y ninguna ventana de por medio, no eran conscientes si era de día o de noche. La humedad del lugar lograba inspirarles frío, y la puerta de metal frente a ellas totalmente cerrada.
—Será difícil en este ambiente —sentenció Hime.
La mujer se preguntó por ella. Desde hace un rato la kunoichi empezó a examinar la puerta por arriba y los costados hasta llegar a la parte inferior al ponerse de cuclillas y quedarse inversa en sus pensamientos, creía que se trataba de algún plan.
—Mas no imposible —sentenció Hime, su voz sonó esperanzada.
Se incorporó con rapidez aproximándose a ellas, apoyó una rodilla en el suelo y alargó su mano a la frente de la doctora. Le preocupaba que la fiebre empezará a manifestarse y empeoraría a causa de ello. Los ojos contrarios se abrieron y los labios emitieron unas palabras.
—No desesperes. Por lo que entendí solamente nos quieren para atraerlos —dijo refiriéndose a sus novios—, bueno, y a ti...
—El Hotaru de este universo planea algo más —opinó Mikoto—. El intentar sacarle información a Sakura abre a especulaciones. ¿Estará interesado en visitar su mundo? —preguntó a Sakura.
—Lo más probable desee hacer de las suyas allá —las piedras jades que tenía por ojos brillaron intensamente—. Pero no permitiré que vaya a perturbar mi mundo. Hemos tenido bastante con la guerra.
—No acumules toda la responsabilidad en ti, esos dos idiotas también deben lucha —Hime le acarició sutilmente el cabello, su mirada se perdía en la de Mikoto conectando sus ideas.
—Apuesto que ahora ellos están viendo la forma de rescatarnos —susurró Sakura adormecida, una sonrisa acaparó sus labios—. Odio el papel de damisela en apuros. Así que haremos todo lo necesario para dar nuestra parte.
—Se me ocurrió una idea.
Mikoto miró con extrañez a Hime, sus gestos revelaban por si solas sus intenciones. Le preguntó que tramaba y ella señalo su mano derecha.
—Logré acumular un poco de chakra que me permite invocar, y por la cantidad, apenas lograré traer una milésima parte, pero la suficiente para moverse entre espacios pequeños y llevar información —explicó en breve.
Mordiéndose el pulgar con fuerza, apoyó la mano en el suelo liberando las marcas negras y realizando el Kuchiyose no jutsu lo más perceptible posible. La pequeña nube de humo se extendió a sus pies y cuando se despejo, su invocación estaba intacta. Se trataba de una araña del tamaño de sus dos manos, muy peluda y de color negra con café, sus seis ojos se movían a todos lados tratando de reconocer donde se encontraba.
—Hime-sama, al parecer no tuvo el suficiente chakra para invocarme debidamente —habló la araña con voz áspera.
—Rafu —lo llamó jadeando pues su energía disminuyo por el esfuerzo. Trago grueso dejándose caer a espaldas contra la pared—. Gracias por venir.
—Siempre atenderé a su llamado Hime-sama —objeto Rafu acercándose un poco al hueco de sus pies—. Y debido a mi tamaño, dudo mucho que pueda a ser algo por usted —identificó la presencia de Mikoto y Sakura deteniéndose abruptamente en la última, no reparo a preguntar debido a que Hime acaparó su atención.
—De hecho, tu tamaño es perfecto —aseguró la pelirrosa tomándolo entre sus manos, lo alzó a la altura de su rostro mirándolo seriamente—. Tengo un trabajo para ti. Necesito que salgas de esta guarida y vayas en dirección a Konoha para darles nuestra ubicación, informa que nos han inyectado una sustancia que impide la circulación del chakra en nuestro cuerpo, traer un medic-nin y deben actuar rápido porque están tramando verdaderamente peligroso. Ve lo más pronto posible.
—Así será —Rafu movió su cabeza afirmando su trabajo.
La Haruno balaceó su cuerpo al frente dejando a la araña en la rendija de la puerta, apenas y cabía por ahí haciendo un esfuerzo. Tras empujarle ligeramente, se logró el escape perfecto. Su pequeña sombra apenas era visible en la oscuridad y pronto desapareció de su campo de visión yendo por sus refuerzos.
«Si es necesario, mátenlos».
La idea tentaba terriblemente a los Uchiha, pero también conocían los desniveles, los necesitaban con vida para hacerlos pagar de la peor forma posible. Tratarían de contenerse, aunque no prometían nada, una vez estando allí el desenlace resultaba incierto.
Sasuke se detuvo junto a los de su dimensión en medio del bosque dónde se perdía el rastro de chakra dejado a propósito por Kakuzu, sus ojos se movían por todos lados tratando de encontrar la conexión. Incluso Kiba perdió el aroma gracias a la llovizna que azotaba sobre ellos.
Después de horas de búsqueda no les alentaba demasiado la desaparición de los indicios.
—No hay nadie a nuestro alrededor, es seguro —avisó extrañamente Hinata en voz baja. No había cruzado mirada con nadie más que Menma, al parecer si le afectó lo que le dijo Kakashi, pero nadie comentaba nada al respecto.
—A los alrededores debe estar el seguimiento —vociferó Kakashi.
Se movieron sobre el terreno establecido cuidando de no encontrarse en una situación desventajosa. Apartando los arbustos, buscando entre las raíces sobresalientes de los árboles; el agua no les beneficiaba en absoluto.
Akamaru se agazapó a la orilla de un pequeño camino trazado, inclinó su cabeza olfateando la mancha oscura con la que se encontró y luego aulló ligeramente llamando a Kiba que saltó de dónde se encontraba para verificar la pista.
—¡Encontré su rastro!
Sasuke acudió de inmediato al insistente llamado de Kiba, fijando la vista en pequeñas manchas de sangre confundiéndose con la tierra apenas visible en la oscuridad, la única fuente de luz venía de la luna cual era obstruían los árboles y la lluvia que aumentaba su potencia.
—¿A quién pertenece? —preguntó.
El pelicafé frotó entre sus dedos la sangre y tierra mezcladas, lo acercó a su nariz extrayendo cada característica.
—No hay duda, es de la doctora —informó.
El semblante de Sasuke se contrajo unos segundos. Sakura se encontraba herida, quería creer que ya se había curado.
Una gota cayó en sus labios, no sabía a nada.
—¿Hacia dónde nos dirigimos? —le preguntó Kakashi al Inuzuka.
Este señaló de inmediato a su derecha apuntando al conjunto de árboles, ese camino los llevaba hasta lo más profundo del bosque.
—El rastro va directamente por ahí —murmuró—. Puedo sentir cierta vibra en el aire, no es un lugar agradable. Debemos ir más precavidos.
Sakura entendió una cosa mientras la arrastraban por el pasillo desde sus muñecas amarradas fuertemente con las cuerdas.
Hotaru, el de ese universo, haría lo que fuera para conseguir información de ella. Lo podía sentir ya que todo su cuerpo renegaba de él, su mente persistía en huir lo más pronto posible. La amenaza marcaba cada instante su rostro.
Ah... apenas podía divisarlo y percibir a su alrededor. Lo único que sabía era que Sakura-hime y Mikoto habían caído rendidas al efecto del suero, por ello no hubo tanto problema en sacarla de la celda sin tener que lidiar con ellas.
En cambio, ella no. Puesto que recibió primero la inyección, por lo consecuente los efectos vinieron pronto y se fueron mientras deliraba por la fiebre, aún sentía el cuerpo caliente y los temblores, pero menos intensos.
Confundía las luces con manchas al igual que las palabras, apenas y captó lo último que dijo.
—Oe, contesta cuando te hablo —dijo el hombre obligándola a ponerse de pie con brusquedad, apenas y la joven alcanzo a estabilizarse, todo le daba vueltas—. Te hice una pregunta.
—No le tomó importancia a las estupideces de los demás —jactó Sakura. No por estado deplorable se dejaría vencer.
El rostro del hombre se crispo en irritación. No concebía cómo ese par de mujeres le lograban colmar los nervios. Venían de diferentes dimensiones, pero sin duda tenían la misma capacidad de cabrearlo. No dejó de mirarla esperando intimidarla de esa forma, lo cual no consiguió. Ella seguía desafiándolo sin pensar en las consecuencias.
Que estúpida. Ni siquiera poseía la fuerza para defenderse, podía hacerle lo que sea con tal de sacarle información.
—Hagamos una tregua —murmuró él acercando su rostro al de ella consiguiendo que se removiera. Vaya, al parecer le repugnaba su ser. Levantó la mano para acariciarle con escrúpulo su mejilla ligeramente morada producto de una cachetada propinada por el con anterioridad. La pelirrosa se estremeció—. Tú me dices todo lo que deseo saber, y yo no te desfiguro el rostro.
Sakura volvió a desafiarlo con los ojos. Por más que la amenazará jamás saldría de su boca lo que él deseaba saber.
—Si crees necesario torturarme, adelante —la ojijade se lo recalcó mientras su rostro se transformaba en una capa de seriedad—. Con gusto pereceré llevándome el secreto a la tumba.
—Eres una maldita zorra —escupió enojado el hombre tomándola fuertemente de las muñecas. La chica gimió adolorida. Su cuerpo volvió a caer al suelo de sentón y se golpeó de nuevo la cabeza.
Dolía. Le costaba respirar más.
—¿Qué estás haciendo?
A oídos del hombre llegó la voz del joven Hotaru justamente a sus espaldas. Se giró a él observando su rostro pulcro cuyos ojos se fijaban en la Haruno que manifestaba indicios de quejidos.
—Quería un poco de diversión —dijo desinteresadamente moviendo su mano en un ademan—. Y me pareció tentador continuar con el interrogatorio. Debo completar la información que me brindaste. Después de todo no sabes cosas importantes.
El chico entonces elevó su vista chocándola con la de él.
—Te dije lo que sé.
—Las personas dicen menos de lo que saben para beneficio propio —citó el hombre esbozando una sonrisa astuta. El chico apretó la mandíbula y sus ojos miel se oscurecieron peligrosamente—. ¡En fin! Ya que estás aquí encárgate de ella —la señaló.
Sakura les daba la espada, se concentraba fieramente en regular su respiración, pero estaba atenta a la plática con la esperanza de rescatar una pista para vencerlos, y también surgieron ciertas dudas. ¿Por qué el joven Hotaru no había revelado información vital a su contraparte? Tenía entendido que eran aliados, o por lo menos una definición parecida.
Aunque ahora entendía porque el hombre de la cicatriz se empeñaba tanto en hacerla hablar, cómo no pudo con su contraparte, la siguiente en la lista era ella.
—Me encargaré de unos imprevistos —el hombre siguió hablando.
—¿Ocurrió algo?
—Mis lacayos detectaron un grupo de personas viniendo del Sur, no saben si son de Konoha o simples bandidos —habló rodando los ojos—. Si se trata de ladrones me sentiré muy decepcionado.
El chico soltó un misero suspiro apenas perceptible, y bajo la mirada del hombre, se inclinó para tomar las cuerdas que sujetaban las muñecas de Sakura y así arrastrarla por el pasillo directo a las celdas.
No volteó mientras caminaba, esperó a desaparecer de su campo de visión para hacerlo. En cuanto sus ojos se fijaron en el pasillo, el hombre ya no se encontraba ahí, se había marchado.
Bajó el rostro para enfocarlo en el de Sakura que mantenía sus ojos abiertos analizando a su alrededor.
Buscando una forma de escapar.
Un sentimiento extraño se instaló en su pecho a tal pensamiento, ¿remordimiento o la culpa? No lo sabía, ¿sentirlo a estas alturas? Tal vez lo hubiera concebido en el principio, pero no en este momento.
Sin embargo... se trataba de ella.
Elevó la cabeza mirando el techo y quiso gritar.
¿Por qué tenía que pasar por esto? Quería arrancarse el corazón y dejar de sentir tales emociones.
—Maldición, no debería ser así. Mantente firme —se dijo.
No debía flaquear.
No debía. No debía.
Sus piernas no obedecieron las ordenes de su mente. Se detuvieron. El cuerpo se movió por si sólo, y para cuando tuvo la noción, Sakura se encontraba entre sus brazos.
La estaba cargando.
¿Cuándo lo hizo? No lo sabía.
—¿Qué...? —Sakura no cabía de la impresión. Apenas procesaba lo que sucedía. ¿Hotaru la cargaba?
Lo miró intensamente, él ni siquiera le dirigía mirada la tenía fija al frente.
La llevó en sus brazos unos minutos más hasta que se detuvo en una de las puertas, hábilmente el chico la abrió revelando una habitación espaciosa con una camilla e instrumentos médicos. Una especie de enfermería.
Cerró la puerta con el pie y se aproximó al centro para recostarla en la superficie acolchonada con cierta delicadeza. Ignorándola, volteó dirigiéndose al anaquel en busca de gasas y vendas.
Sakura se sentó con cierta dificultar sin dejar de observar sus movimientos, no comprendía la extraña actitud que adoptó de un momento para otro. ¿con qué fin? ¿no se supone que quería matarla?
Desde un principio lo tacho de enemigo por ese hecho. Él se lo gritó y recalcó con fervor y mucha seguridad.
Y ahora que recordaba, ¿dónde quedó la expresividad del chico? La primera vez que la atacó sonreía —burlonamente o con amenaza— pero lo hacía, actitud muy similar al de este mundo. En cambio, su rostro permanecía pulcro, sin sentimiento. Un cambio muy abrupto tomando en cuenta el contexto.
¿Qué ocurrió?
—Quítate la blusa.
Se sobresaltó ante la orden del chico. Sus ojos se abrieron de par en par, ¿escuchó bien?
—¿M-mi blusa?
Entonces él bufó al darse la vuelta y mirarla sin expresión.
—No pienso atacarte, necesito curarte la herida. Me eres inservible en tu estado actual —se excusó retomando su búsqueda.
Pero la chica dudó que esa fuera la verdadera razón de que pretendiera curarla, ¿no era contradictorio? Si la quería muerta o cómo rehén para atraer a Sasuke, no debía ponerla en condiciones aptas.
Dejando de lado su pudor, cerró los ojos sintiendo la pesadez de estos. Si quería estar en mejores condiciones para la batalla tendría que colaborar a la extraña generosidad del chico. Apretando los labios, procedió a retirarse cuidadosamente la prenda manchada de sangre y suciedad, en el proceso compuso varias muecas. En cuanto la retiro, rápidamente se la llevó al pecho cubriéndose y dejando expuesto su estomago con las vendas empapadas de sangre.
Lo miró en el momento que él jaló una silla frente a la camilla y se sentó en ella dejando las cosas en el carrito, agarró las tijeras y cortó las vendas tirándola al cesto de basura. Seguidamente empapo un pedazo de algodón con el desinfectante y n menos de unos segundos ya se encontraba limpiando la sangre seca alrededor de la herida expuesta.
Y todo bajo la intrigante mirada de Sakura, atenta a cualquier movimiento de su parte. Se veía tan concentrado, incluso sus ojos miel no se despegaban de su trabajo. Parecía que sabía perfectamente lo que hacía, no el tratamiento de emergencia, sino algo más elaborado.
Su vista decayó. El embrollo en que se encontraban fue ocasionado por los actos de Sasuke que —aunque fue en defensa propia— era un crimen el arrebatar una vida. Y las consecuencias de sus actos optaban forma en una persona que no lo merecía cargar con un destino atroz.
—¿Por qué haces esto? —la pregunta salió de imprevisto de sus labios rosados.
Y él respondió sin mirarla.
—Ya te dije que me eres inservible así.
—No. Yo me refiero a... ¿por qué vengarte de Sasuke? —le retuvo haciendo un gesto en cuanto él se dispuso a contestar—. Sé lo que sucedió con tu hermano.
—Si lo sabes, no le veo la razón de contestar a tu pregunta —gruñó alzando sus ojos y sin dejar de pasar el algodón. Prosiguió en desinfectarle a más profundidad—. Seguramente el Uchiha te dijo una versión distinta, que mató a mi hermano por otras razones —apretó la gasa que sujetaba.
—No. De hecho, lo recuerda y acepta su culpa tal y cómo es —murmuró Sakura aferrándose a la prenda. Ese día no fue nada fácil, las viejas heridas de Sasuke fueron abiertas.
Y Hotaru soltó una sonrisa seca, sin sentimiento. No respondió a tal revelación, no le veía el caso.
Continuaron sumergidos en silencio, hasta que, sorpresivamente para Sakura, el chico llevó sus manos sobre la herida y empezó a emanar chakra curativo demostrando sus conocimientos médicos. Comprendió la delicadeza y destreza a la hora de desinfectar. Él sabía de ninjutsu médico.
Poco a poco empezó a sentir el alivió en dicha zona, incluso un poco de sus fuerzas regresaron y fue entonces que su cuerpo se tensó, ¿Qué sucedía? Prácticamente le devolvía parte de su energía limitada por el suero—, con esto podía golpearlo hasta dejarlo inconsciente y huir.
¿Por qué arriesgarse de esa forma?
Le carcomía la curiosidad, no podía despejarla de su mente. Eran enemigos, él la deseaba muerta para así lastimar emocionalmente a Sasuke. Entonces, ¿para que ayudarla a recuperarse? Podría asesinarla y entregar su cadáver en muestra.
Pero si todavía no lo hacía, ¿con qué propósito la mantenía con vida? ¿será para tener más dominio sobre Sasuke? ¿presión? ¿remordimiento? ¿lástima o compasión?
¿Por qué? Muchas dudas... pocas respuestas.
Las preguntas seguían fluyendo sin cesar. No se percató en el momento que él dejó de emanar chakra y ahora vendaba su abdomen después de colocarles las gasas, con cuidado, apretado a la medida y lo hizo impecable.
—Hotaru —llamarlo por su nombre le producía un extraño desosiego en su corazón—. ¿Hay una razón en particular por la cual quieres matarme? Además de que esté ligada a Sasuke.
Lo detalló con atención. Él pretendió no escucharla al principio siguiendo con lo suyo. Al acabarse la venda lo ajustó y apartó sus manos que extrañamente una viajó a la nuca para frotarla, y la otra sobre la rodilla apretando la prenda con tanta fuerza, podía escuchar sus dientes rechinar.
Su reacción despertó más sus inquietudes.
—¿Hota...?
—¿Por qué tuviste que volverte cercana al Uchiha? —su voz salió ronca, y no alzó la cabeza, si no que elevó los hombros.
—No comprendo —reveló ella consternada.
—Sin tan solo te hubieras mantenido alejada de él, no tendría porqué hacerte daño a ti —por fin él alzó su mirada hasta toparla con ella, su rostro crispado de sufrimiento le encogió el corazón a Sakura—. Desde ese día siempre pensé en ti, fuiste mi modelo a seguir cómo medic-nin. Y de pronto, la imagen perfecta se rompió ante mis ojos por ese maldito hombre. ¿Siempre tiene que destruir todo lo que aprecio?
En verdad la kunoichi se había perdido. No entendía a lo que se refería.
—¿Desde ese día? —cuestionó—. ¿A qué te refieres? Cuando nos conocimos tú intentabas matarme —le recordó cómo si lo hubiese olvidado.
Y Hotaru soltó una risa áspera ante su ingenuidad, no la dejo de mirar.
—No. La primera vez que te vi, tú combatías el virus que atacaba mi cuerpo —dijo causando confusión. Al ver que ella no reaccionaba, se tomó la molestia en explicarle con brevedad—. Hace cuatro años me salvaste de perecer por una enfermedad —reveló impasible provocando que la pelirrosa abriera los ojos perpleja por el dato, el rostro del chico no demostraba falsedad, más bien un infinito pesar en sus siguientes palabras—: estoy vivo gracias a ti, Sakura.
¡Hola! Vaya, al parecer las cosas se han complicado aún más.
¿Qué piensan respecto a la revelación de Hotaru? Sé que es un poco confuso e imprevisto, pero debieron de notar el cambio abrupto de su personalidad, hay una razón, y lo veremos en el siguiente capítulo.
¡Uf! Actualice en tiempo récord.
Esta vez no sé hasta cuándo estará la próxima actualización, no prometo fecha, pero sí que para este mes veremos el final en todo su esplendor.
Cerca, tan cerca -risas-
¡Gracias por tomarte el tiempo de leer!
Alela-chan fuera <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top