Capítulo 26: Tetra

Road To Ninja: Choque de mundos

Capítulo 26: Treta

Disclaimer correspondiente.

Itachi agradecía, con todo su bondadoso corazón, ver a Sakura cruzar la puerta de su habitación esbozando una enorme sonrisa contagiosa. Siempre llegaba con buenas noticias, y no dudaba que esta vez fuera diferente.

Esperaba mucho de la situación. Dos semanas en el hospital le parecían una eternidad, deseaba salir de ahí cuanto antes y disfrutar del exterior, ya se había aburrido ver la aldea desde la ventana. Por lo pronto, ya se sentía rehabilitado, le quitaron la molesta mascarilla y dejaron de administrar algunos medicamentos, y vaya, por fin le retiraron las molestas agujas. Incluso lo movieron a una habitación normal unos días después de que su compañera de habitación, Sakura-hime, fuera dada de alta.

Él bromeo que se sentiría solo sin la presencia de su hermosa cuñada, ante su comentario, esta le había mirado un par de segundos logrando lo que pocos consiguen: ponerlo nervioso. No tenía mucha interacción con la chica y, en verdad, le atemorizaba que le disgustara su forma de ser, no quería ser un odiable cuñado sexy.

Posteriormente, y para su alivio, ella le sonrió un poco prometiendo visitarlo a diario junto a Charasuke.

Tal acción le sorprendió gratamente. Que recordara, ella evitaba el contacto con su familia porque le parecía innecesario e insignificante, por ello, le extraño sus palabras. Se lo preguntó a su hermano y este se rió un buen rato para luego asegurar que no se trataba de eso, si no, Sakura-hime tenía miedo a apreciarlos y correr el riesgo de salir herida.

Y ahora, la misma chica ingresaba por la puerta mirando a su alrededor, un poco cohibida en posarle la mirada. Al parecer todavía no se acostumbraba a su presencia.

—Hola Itachi-san —saludó cordialmente Hime llegando a los pies de la cama.

Itachi no perdió la alegría.

—Cuñada, ¿qué tal la recuperación? Veo que no vienes con tu guardián —comentó moviendo las cejas y sonriendo divertido intentando aligerar el ambiente para ella.

Ahora Sakura-hime compuso una mueca de irritación y chasqueó la lengua mientras desviaba el rostro. Se topó con la risilla de su contraparte que seguía anotando rápidamente en los documentos, pero prestándole atención.

—Ni me lo recuerdes. Detesto que Charasuke sea muy sobreprotector en mi propia casa, ¡ni que me fuera a lastimar con una almohada! —refutó enojada.

—¿Una almohada? —Itachi en verdad estaba intrigado.

—Cree que es posible caer sobre una y terminar asfixiada por no lograr incorporarme a tiempo.

Esta vez, tanto cómo Sakura e Itachi se rieron a carcajada limpia por las ocurrencias el joven policía y lo extremadamente protector que era con su novia en recuperación.

—¡No es gracioso! —refutó ella indignada a que se burlaran de su desgracia.

—¿Cómo es posible que crea eso? —dijo entre risas la doctora.

—¿Qué se yo? Está loco, realmente me molesta. Se está ganando un golpe a pulso —la chica apretó el puño enfrente de su rostro mientras murmuraba que destrozaría su apuesto rostro si seguía sobreprotegiéndola.

Itachi negó con la cabeza, entretenido por la interacción de su hermano y novia. Realmente eran una pareja completamente extraña, y no se diga sus acciones, pues a Sakura-hime le asaltaba en sus ojos un brillo especial cada vez que nombraba a Charasuke, su mirada tenía atisbos de felicidad detrás de la emoción expresada. A comparación de antes, era muy notoria la diferencia.

Y Charasuke... bueno, no dejaba de alardear que tenía la novia más hermosa, inteligente, fuerte, temeraria y audaz —entre otros calificativos cuales recuerda con una sonrisa—. Le alegraba saber que ambos se dirigían por el buen camino.

—Hey, ¿cómo sigue? —le preguntó la kunoichi de esa dimensión a la doctora, refiriéndose a Itachi.

Sakura esbozó una sonrisa al mirarlos.

—Gracias a que su cuerpo aceptó adecuadamente el tratamiento y las heridas han cerrado, podrá regresar a casa hoy—afirmó echándole una ojeada a la tabla que sostenía. Posando su mirada en él, le sonrió abiertamente, contagiándolo de su actitud positiva—. Charasuke está firmando los últimos papeles.

—Esplendido —alegó Itachi sonriente—. No soporto la comida de aquí... y no es por ofender —formó una mueca nerviosa y Sakura se encogió de hombros, restándole importancia—. La de mi querido hermanito sabe mil veces mejor.

A esto, Sakura-hime se cruzó de brazos y asintió repetidas veces estando de acuerdo. También sufrió por la asquerosa comida del hospital, pero su secreto era que Charasuke metía a escondidas sus deliciosos platillos solamente para su deleite, cosa que no le diría a Itachi para no ganarse su rencor.

—El intento de pollo que me trajeron hoy en la mañana casi me hace devolver la cena —siguió quejándose el Uchiha—, y, por cierto, esta tampoco estuvo tan buena que digamos. ¿Solo verduras? Deberían agregar carne y de paso cambiar el menú para los pacientes, si no mueren por lo que padecen, terminarán pereciendo de hambre. Solo mírame, ¡estoy en los huesos! —exagero levantándose un poco la camisa de papel que traía puesta para enseñarle su torso ejercitado. Su mirada de circunstancia le causo gracia a las dos pelirrosas.

La Haruno soltó una carcajada corta divirtiéndose por las excusas que ponía Itachi, y Sakura-hime tosió intentando contener la propia, pero no oculto la sonrisilla que asaltó sus labios.

Sus gestos fueron interrumpidos por la puerta abriéndose, la persona menos esperada para Itachi cruzó el umbral cerrando la puerta tras de sí, fijaba su vista en él para después la desplazarla rápidamente a las dos mujeres de la habitación.

—El emo decidió deleitarnos con su presencia —se burló Sakura-hime.

—Y tú dejaste de tener a tu perro guardián —le contradijo.

La chica le gruñó mientras se cruzaba de brazos y desvía la mirada dramáticamente.

Por otro lado, la doctora le sonrió al azabache.

—Hola Sasuke-kun. Pensé que estabas en la junta con Tsunade-sama.

—Lo postergó para mañana, tuvo una junta de último minuto. Vine a entregarle esto a Itachi —sacó de su poncho un pergamino para entregárselo al paciente, sin mirarlo siquiera.

Actitud que al mayor le frustró de sobremanera.

Desde el día que Fugaku se enfrento a Sasuke, este los evitaba a toda costa. Mikoto le había comentado que se lo encontraba a menudo en las calles de Konoha, y cuando cruzaban mirada a lo lejos, Sasuke se daba la media vuelta y se perdía entre las personas. Y ocurría lo mismo con su padre.

El único con el que tenía contacto era con Charasuke, y parecía no molestarse al Uchiha visitante. Había rechazado todas las invitaciones para cenar en casa.

Y desde ese entonces no volvió a verlo. Hasta hoy.

—¿Qué es? —preguntó mientras lo tomaba.

—Al parecer Pain apareció hace unos días, no está bajo el control de Hotaru, lo que es una ventaja —respondió Sasuke encogiéndose de hombros mirando hacia otro lado—. Es un informe de los movimientos de los Hotarus en la última semana, se han alejado un poco de Konoha, pero creemos que solamente se trata de estrategia. Pain seguirá persiguiéndolo e informando.

—Imagino que la junta se trata de lo que hará Konoha. No podemos ignorar el hecho de que están haciendo de las suyas en alguna parte del país —Sakura-hime frunció el entrecejo sospesando las fechorías que pudieran cometer ese par.

Sasuke chasqueó la lengua frustrado por la situación. Todavía no podían valerse por sí mismos y salir de la aldea en busca de sus enemigos. Ellos dijeron que ya se había acabado la amabilidad de su parte, pero tal parece que Tsunade no quiere aceptarlo, y los retiene en contra de su voluntad. Incluso Sakura está empezando a desesperarse por la situación. Llevan meses en esa dimensión sin progresos.

Sin salir completamente de sus pensamientos, Sasuke se alejó un poco de la camilla, posicionándose al pie de la ventana para admirar la aldea desde su posición. El ocaso sobre la aldea y las cigarras no paraban de cantar mientras emprendían vuelo al oeste, alejándose de su hogar.

Por un segundo, la visión que tuvo de la aldea fue de su mundo, muy diferente. No lo admitiría en voz alta nunca, pero extrañaba la Konoha que lo vio crecer y alimentar su odio, que le brindo la oportunidad de integrarse al equipo siete dónde conoció a las personas más importante para él. La aldea que abandonó en una noche fría con sentimientos encontrados; aquella que intentó destruir tras saber la verdad de su hermano, y finalmente decidió protegerla a toda costa.

Escuchaba de fondo las indicaciones de su novia para Itachi, debía seguir ciertas indicaciones para mejorar lo más pronto posible.

Cerró los ojos sintiendo nostalgia. En algún punto de su viaje había pensado que hubiera sido de su familia si estuvieran con vida, y esta, era sin duda un ejemplo claro. Sus entrañas se retorcían de agonía al pensar el "hubiera". Ninguno de ellos regresaría a su lado.

Se despegó del marco de la ventana soltando un ligero suspiro apenas perceptible.

—¿Pronto acaba tu turno? —le preguntó directamente a su novia.

La chica le dirigió la mirada con alegría que pronto cambio a una preocupante al detectar el anhelo en sus ojos negros, sufrimiento detrás de esa serenidad. Comprendió al instante su incertidumbre.

—Solo terminó con Itachi y te alcanzó en la cafetería —dijo sonriéndole con dulzura, le acarició la mano sin ser vista por terceros, y le dedicó unas palabras de aliento para que él sintiera su apoyo.

Sasuke la escuchó atentamente, agradeciendo en su interior el que ella esté a su lado sin importar qué dirán los demás. Estar en esa dimensión le era un alivio, la verdadera prueba sería cuándo regresaran al lugar dónde él es despreciado por su pasado.

Tras pasar la mano por su mejilla con delicadeza, se retiró de la habitación sin despedirse de nadie.

Mientras caminaba apresuradamente por el pasillo, su mente se mantuvo en blanco sin permitirle pensar en algo más que fuera regresar a casa. Se volvería loco si continuaba en esa dimensión. Su límite de paciencia disminuía a cada minuto, y pronto se agotaría. Estallaría de la peor manera.

Después de llegar al comedor y sentarse en la primera silla que encontró. Apoyo el codo en la mesa para frotarse el rostro con la mano, cansado de sus pensamientos y reglas autoimpuestas por su familia. Especialmente el hecho de no "querer" hablarles y no tener derecho de merecerlos gracias a las atrocidades que ha cometido.

Sakura se lo dijo la noche anterior, le recordó que nada de lo que hizo Itachi fue su culpa, ni el golpe de estado del Clan, las decisiones del consejo y Hiruzen o la muerte de sus padres a manos de sus hermanos y que solamente él haya quedado con vida.

Nada tuvo que ver con él. Y le dolía aceptarlo de forma positiva.

Pase haber aumentado el odio hacia su hermano a cada instante, y después matarlo, entendía un poco que se merecía la felicidad que tanto anhelaba su corazón. Sus pecados pesaban más que nunca dentro del alma destrozada por la fatalidad, lo torturaban en las noches donde la compañía de Sakura era la única que podía tranquilizarlo y hacerlo volver a la realidad.

"Las acciones de los demás desencadenaron las desgracias para ti. Y esto podrá sonar duro y deslamado, pero... ellos son los únicos culpables de tu sufrimiento... al principio, porqué después de todo lo sucedido tuviste dos caminos y elegiste el que te llevo a la autodestrucción. Sin embargo, hay una cosa que te diferencia de ellos: estás vivo y te has arrepentido de cada uno de tus pecados. Tienes la oportunidad de enmendarlo. Intentas volver al sendero que debiste elegir al principio. Todo por lo que pasaste te dejo muchas enseñanzas... no desaproveches la oportunidad de sentirte feliz, aunque sea por unos instantes. Estás oportunidades se presentan una vez en la vida".

—Ah... —emitió cerrando pesadamente los ojos, el peso de los años se instaló en la nuca. Con tantas preocupaciones envejecerá muy pronto.

—Si sigues preocupándote te saldrán canas verdes —dijo una voz femenina con burla.

Sasuke alzó de sopetón su cabeza. Ahí estaba Sakura-hime tomando asiento en la silla frente suyo, llevaba entre sus manos dos botellas de té helado. Le tendió una a él cual agarró con extrañeza, la miró intentando descifrar sus intenciones verdaderas. Se rindió muy rápido. Resignado, giró la tapa, necesitaba algo refrescante para su cerebro.

—Charasuke me comentó que no están bien las cosas contigo y su familia —dijo Sakura-hime sin rodeos recordando la plática antigua con su novio.

Sasuke sonrió amargamente.

—Si vienes a burlarte, puedes ahorrarte...

—Por increíble que parezca no vine a eso —soltó sin mirarlo, apoyándose en el respaldo de la silla. Jugueteo con la botella sin mirarlo.

Está vez, el Uchiha alzó una ceja impresionado por la confesión.

—¿Y a qué se debe tanta generosidad? —dijo sarcástico antes de empinarse la botella y darle un trago largo.

—Platicó a menudo con la doctora y...

—Espera —Sasuke tosió un poco la sorpresa, la miró cómo si se tratase de un espejismo, ¿quizá escuchó mal? —. ¿Desde cuándo pueden estar en el mismo lugar sin pelearse?

—Somos mujeres inteligentes y sabemos hasta donde llevar nuestra rivalidad, todo ha sido paz y armonía. Incluso comemos juntas —dijo naturalmente cómo si estuviese hablado de su platillo favorito, con simpleza. Luego agitó su mano que sostenía la botella restándole importancia a su expresión de incredulidad—. Cómo te decía, le pregunté si tenías problemas con los Uchiha y me dijo que intentará hablar contigo porque tal vez necesites una amiga. No es por ser metiche, pero Mikoto-san me habló sobre su distanciamiento. Me intrigó, especialmente viniendo de ti.

—¿A qué te refieres?

—Eres el tipo de persona que enfrenta sus problemas sin importar cuán horrible sea. Y últimamente haces lo contario —afirmó torciendo el gesto.

Consternado por su pesada mirada, llevó la mano a su rostro, frotándolo para intentar apaciguar el dolor que amenazaba con emerger del interior para molestarle el rato.

Y Sakura-hime lo observó en silencio por unos segundos pensando en la posibilidad de qué lo hizo enojar, fue hasta que él retiro la extremidad de su rostro pudo ver el efecto de sus palabras. Ella separó los labios dispuesta a transmitirle lo que considero al dirigirse con él. Le tomó unos segundos encontrar su voz.

—Creo que está de más decírtelo contando que tal vez la doctora ya lo hizo, pero —se detuvo un momento, retomando el valor. Lo miró fijamente— te mereces disfrutar a la familia de aquí, así como Naruto.

—Pero él...

—No importa las circunstancias. Incluso comprendo el sentimiento perfectamente, cuando vi a mis padres en tu dimensión... sentí que todo el mundo se me venía encima, quería desaparecer en ese instante. Y también me dije que no hablaría con ellos porque no los merecía por deshonrarlos. Fracasé por completo. Al final, ganó el amor que siento por ellos y no me importa en que mundo estemos, siempre serán mis padres.

—Pero ¿si descubren lo que hice y me rechazan? ¿Qué tal si no soy lo que esperaban? —murmuró uno de sus temores.

—Créeme —la chica sonrió ligeramente brindándole reconformación— no lo harán porque eres su amado hijo.

Y con eso, el Uchiha dejó caer su frente cuchicheando incoherencias. Sabía que tanto como su novia y esta mujer tenían razón: se merecía la felicidad que le brinda esta familia.

Naruto también se lo aseguro que más que nadie se merecía está oportunidad, si no la aprovechaba se arrepentiría por el resto de su existencia.

Suspiro sonoramente advirtiendo a su compañera de los brumosos pensamientos que inundaban su mente.

—Así que deja tu actitud antisocial digno de un emo vengador y enfréntalos de una vez por todas.

El Uchiha simplemente se quedó callado sospesando sus palabras, el apoyo de Naruto y Charasuke le agarraba con la guardia baja —de Sakura lo recibía con ansías—. Ni en el más remoto de sus sueños hubiera imaginado esta situación, parecía irreal. Tanto que pronto le dolería la cabeza de tanto pensar.

Ah, necesitaba relajarse.

—A propósito —el tono de voz que empleo la pelirrosa le intrigo al Uchiha que alzó su cabeza para admirar a la chica sacar unas tarjetas coloridas de su bolsillo—. Conseguí unas tarjetas especiales que nos permitirán beber en cualquier bar y pagar el diez porciento del consumo —su sonrisa socarrona también se dejo entrever en el rostro de su compañero.

—¿No se supone que jamás volveríamos a beber?

—No lo recuerdo —la chica se hizo la desentendida—. Vamos, admite que tienes ganas de perder de nuevo el control —le tentó agitando los objetos frente a su rostro.

Tragó grueso. Por más que quisiera negarlo, no lo haría. Deseaba volver a probar el licor y perder la compostura. Ya le hacía falta para cumplir sus fantasías.

Sonrió de lado.

—¿Puedes esta noche?

—¡Ja! Siempre estoy disponible para la borrachera.

—¿Cuál borrachera? —preguntó sospechosamente una voz a sus espaldas.

La sorpresiva voz provocó un respingo en la muchacha, asustada por la repentina aparición de su novio, el farfulló unos insultos. Su corazón desbocado golpeaba furiosamente en su pecho, así que le reprochó con la mirada en cuanto se recuperó de la impresión.

—¡Deja de aparecer de la nada! —exclamó.

—Veo que ya tienen planes para está noche —comentó con aire desinteresado Charasuke, se llevó las manos a sus bolsillos y la miró interrogante.

—No te interesa —espetó ella—. Y no deberías de preguntarme que sigo enojada contigo.

—¿Y ahora que hice? Me he comportado —se lamentó el joven soltando un sonido agónico.

La chica no respondió y se cruzó de brazos ignorándole.

—Cariño.

—Ya te dije que no me digas así frente a los demás. Es vergonzoso —masculló ella enojada. Cada vez se hundía más en la silla.

Desvió sus ojos jades al frente para encontrarse con la sonrisa burlona de Sasuke. Fabuloso, ahora tenía motivos para mofarse de su persona. Ahora se preguntaba: ¿por qué seguían estando en el mismo lugar sin arrancarse la cabeza?

—Da igual —Sasuke se desentendió el asuntó al incorporarse—. No habrá borrachera está noche, acabo de recordar que todavía estás bajo tratamiento médico.

—No es impedimento.

—¡Oh no! Sakura-san, es muy importante que sigas tomando los medicamentos —de proto había aparecido Sakura, ninguno de los tres la sintió llegar. Se sobresaltaron en sus lugares.

Y se hacen llamar Shinobis de élite.

—Pero... —por primera vez, hime formaba un puchero, inconforme por las órdenes de la doctora.

—Espera hasta que te suspenda los medicamentos, y será conforme a la aceptación de tu cuerpo —agregó lo último ante la pregunta muda de la chica.

Resignada, resopló sin moverse de su lugar, su flequillo se elevó ante su acción.

Sakura y Charasuke rieron por su actitud, y Sasuke solamente negó resignado. ¿Por qué se le hizo conocido ese gesto?

—Debemos encerrarlos hasta que atrapemos a los dos Hotarus. Solo acarrean problemas —mencionó irritado Danzo. Sentado a mano derecha de la Hokage.

—No sería lo correcto —contradijo Tsunade mirándolo con el entrecejo fruncido.

—Llegaron creando desastres —el anciano siguió expresando su disgusto—. Gracias a su descuido con el portal, el Hotaru de su mundo se alió con el de este haciéndolos peligrosos. Si ellos no hubieran pisado Konoha, nada de esto estaría sucediendo.

—De nada sirve culparlos. Cuándo quisieron afrontarlo, no los dejamos temiendo a que causarán polémicas con los países enemigos, ¿o me equivoco? —inquirió la rubia mirándolos con los ojos entrecerrados. Los ancianos emitieron un sonido con la garganta, inconformes—. Los recluimos dentro de la aldea y los deslindamos de sus obligaciones al enviamos a otros a ejercer el trabajo que les correspondía.

—Eso no quita el hecho de que ellos trajeron la amenaza a nosotros —dijo Homura molesto—. Lo ideal sería, como dice Danzo, encerrarlos para que dejen de ocasionar problemas. O bien, enviarlos de regreso con todo y sus enemigos.

—¿Y dejar que otro mundo caiga en destrucción? —Tsunade no creía lo desalmados podían ser los ancianos del consejo. Aunque en parte tenían la razón, pero su sentido moral no le permitía desentenderse del asunto de tal forma, no cuando ponía en riesgo a más persona—. Miren, esto se está saliendo de las manos. Enviamos a Akatsuki para que acabarán con las amenazas, pero no salió como esperábamos, incluso peor: Hotaru posee un Doujutsu capaz de manipular a la gente. Ha "secuestrado" a Hidan y Kakuzu; dejó gravemente herido a Sasori e Itachi, mató a Deidara; y Tobi está desaparecido. Pain y Konan le siguen apenas el rastro.

—¿Te has dado cuenta la magnitud del asunto? Provocaron la muerte —señaló Koharu.

—No volvamos a lo mismo. El caso aquí es...

—¡Dejar a ese trío marcharse de aquí con los dos Hotarus! —exclamó Danzo.

—¡Ellos no se marcharán si ven amenazada su hogar! —la Hokage azotó la mano sobre el escritorio perdiendo la compostura, lo que pocas veces sucedía. Los tres ancianos guardaron silencio impresionados por su arranque de emociones.

Aspiró profundamente y se acomodó los lentes en el tabique de la nariz, se habían movido por la brusquedad de sus movimientos, pero ya estaba harta que los ancianos insistieran en culpar a sus visitantes.

—En vez de discutir deberíamos estar armando una estrategia —sentenció cerrando los ojos—. No sabemos cuándo atacarán de nuevo y es mejor estar preparados.

—¡Hokage-sama!

La inesperada aparición de un Ninja acalló las próximas sugerencias ponzoñosas de los ancianos.

—Debe ser muy importante para que nos interrumpan —dijo la aludida girando su cuerpo al joven que se plantó frente a ella con una expresión urgente.

—Llegó una solicitud de Sunakagure —avisó entregándole el pergamino que traía consigo.

Tsunade extendió los pliegues y pasó sus ojos leyendo atentamente el aviso, a medida que descendía la vista, su expresión se transformaba en una mueca de sorpresa e incluso abrió ligeramente la boca. Su mirada se posó en el joven y luego en el papel pidiendo rectificar que leía claramente las letras.

—¿Qué sucede? —interrogó Danzo impaciente por una explicación.

—Un grupo de élite capturo a un missing-nin y un renegado que interfirieron en una misión —soltando el aire por la nariz, dejó el objeto sobre la mesa mientras se ajustaba los lentes y enfocaba a los ancianos, su mirada cada vez se marcaba más—. Se trata de Mitsu Hotaru y el renegado cuyo nombre no quiere revelar.

—¿Cómo es eso posible? —impactada, Kotaru parpadeó sin creer lo que escuchaba.

—Es increíble —murmuró Danzo.

—Él está boletinado en el libro de Bingo, por ello, el Kazekage nos entregará al preso cuanto antes y así encargarnos de su sentencia cómo criminal de clase A —explicó frunciendo el entrecejo, pensativa. No dejaba de mirar el pergamino extendido y el sello del perteneciente al líder de la aldea. No era falso. En verdad habían atrapado a Hotaru. Lo increíble de creer, es que haya sido así de rápido, o más bien, sumamente fácil—. Y he de imaginar que el renegado se trata del Hotaru de la otra dimensión.

Un minuto de silencio. La rubia sospesaba sus opciones. Finalmente se levantó de su asiento sin decir palabra y se encaminó a la salida con el joven pisándole los talones.

—Tsunade-hime, no pienses que enviarás a ese trío a buscarlo —Homura habló con voz ronca. Observó a la mujer detenerse en la entrada y virar su cuerpo a ellos, una mirada seria y labios apretados—, ocasionarán más problemas.

Sus cejas se juntaron peligrosamente. Su enojo aumentaba a cada segundo. El consejo no comprendía la magnitud del problema, y que no podía simplemente "ordenarles" a los muchachos mantenerse quietos. Sabía que de algún modo ellos han respetado sus mandatos, pero que también se estaban frustraban en esperar resultados de terceros.

—Actuarán una vez que sepan que el Hotaru de ese mundo está preso —ladeando la mirada, la posó en el pasillo, justamente en la ventana para admirar el último haz de luz. Enfocó su propio reflejo de la ventana—. Les daré su última misión.

Por la mañana, Charasuke contuvo un enorme bostezo al cubrirse la boca con su mano. ¿Por qué lo llamaban en su día de descanso? Tenía planes cuales no llevará a cabo, seguramente por las ordenes de la vieja. Movía sus ojos de un lado a otro esperando ver a alguien más aparte de él y su novia, pero no había señales próximas. Pronto dejó de mover impaciente su pie derecho al ser reprendido por Sakura-hime.

—¿Sabes por qué estamos aquí? —preguntó de repente.

—Ni la más remota idea.

Charasuke torció el gesto por la respuesta de su novia, tenía la esperanza de que lo supiera contando que ella llegó antes que él. Suspirando, volvió a recargarse en la pared del pasillo tratando de agudizar su oído y así escuchar la plática del otro lado de la puerta. Sus intentos no sirvieron de nada, lo mucho que percibía eran murmullos ahogados.

—A lo mejor —dijo la chica después de un largo silencio— nos enviará a una misión.

—Lo dudo mucho. Aún no te has recuperado de tus lesiones —aseveró.

Un bufido y mueca sarcástica escapó de los labios femeninos.

—Estoy en perfectas condiciones.

No contestó porqué la puerta del despacho fue abierta y de ahí salió Shizune malhumorada, cuando los miró, pareció ver al mismísimo demonio invocado, pareciera que en cualquier momento gritaría. Dio un respingo al tener su mirada furiosa sobre él.

—¿Y los demás? —preguntó bruscamente.

—¿Perdón? —murmuró confundido.

—Tsunade-sama convocó a sus amigos —dijo entre dientes, hastiada, se cruzó de brazos para fulminarlo con la mirada, provocando que Charasuke tuviera el deseo de esconderse detrás de su novia para evitar el contacto visual con la mujer—. Ingratos, deberían apresurarse ¡por eso los llamé para que vinieran inmediatamente!

"Llegarían pronto si nos hubieran llamado más tarde. Apenas está amaneciendo" tentó en decírselo, pero su desistió al pensar que recibiría un golpe bien asentado.

—Ya no han de tardar en llegar —aseguró Sakura-hime impasible. Internamente no podía evitar reírse al ver las expresiones del azabache, parecía que presenciaba una película de terror.

La réplica de Charasuke murió en su garganta al enfocar el pasillo y vislumbrar siluetas caminando a ellos. Los reconoció al instante. Despegó la espalda de la pared y se giró a los recién llegados para saludarlos con alegría. Reparo en cada uno: Sasuke, Sakura, Naruto, Menma.

—Ya era hora —gruñó la mujer al verlos llegar.

Ignoraron aquel comentario y entraron apresuradamente al despacho. Una vez que la puerta se cerró a sus espaldas, se percataron de la presencia de Fugaku y Minato junto a Tsunade que permanecía en silencio esperando a que se acomodaran frente suyo.

Ella soltó un suspiro al acomodarse los lentes y apoyar las manos en la mesa, su mirada centellaba peligrosamente alertando a los Ninjas.

—Los llamé por una razón —empezó a decir entrelazando las manos sobre el escritorio—. Por la noche Suna envió un comunicado donde se revela que atraparon a ambos Hotarus —en lo último se dirigió a sus visitantes que no evitaron abrir sus ojos impresionados por el dato. Alargó la mano para tocar el pergamino sobre el escritorio y extenderlo hacia ellos permitiéndoles ver el contenido.

—Esto es... una sorpresa —murmuró Sakura consternada mientras leía.

—¿Cómo fue posible? —Naruto que se encontraba entre sus dos mejores amigos, alzó la cabeza, sus fracciones expresaban confusión.

—No hay muchos detalles —comentó Fugaku seriamente. Hizo contacto visual con Sasuke y le impresionó internamente el ver que le sostuvo la mirada por uno escasos segundos para después retirarla a Charasuke que estaba hablando.

—Me parece absurdo que un puñado de Ninjas corrientes los hayan atrapado contando que ni siquiera Akatsuki pudo lograrlo —Charasuke torció el gesto no creyendo en el informe del pergamino. Recordaba el desastre que ocasionó ese par—especialmente Hotaru que atacó a su novia—, le parecía irreal. ¿Podría tratarse de una trampa?

—El documento es genuino —afirmó Tsunade al imaginar las conjeturas de Charasuke, sus miradas se encontraron justo en el momento que ella alzaba el pergamino señalando un sello sobre el papel—. Lo hemos verificado. Aunque parezca descabellado por la situación, no podemos desentenderse del problema.

—Entonces, ¿qué haremos? —preguntó Sakura-hime esperando indicaciones.

Tsunade llevó la mano a su cuello tratando de disipar la tensión.

—El Kazekage nos entregará a los criminales para que nos encarguemos de ellos, gracias a nuestra alianza no afectará en las cuestiones políticas. El traerlos será sumamente difícil contando los poderosos que son, así que pensamos —hizo un gesto a los dos hombres a sus costados— enviarlos directamente a las celdas.

—¿Cómo lo haremos? —interrogó Menma.

—Con mi Hiraishin no Jutsu —Minato acaparó su atención—. Aunque solamente puedo abarcar cortas distancias utilizando la menoría de mi chakra. Haciendo un intercalo entre varios kilómetros a la vez, es posible acortar el tiempo y disminuyendo los riesgos de una emboscada —explicó en breve mientras les mostraba sus kunais con las marcas de su técnica.

—Para esto, los dos Sasukes, Naruto, Menma y Fugaku los escoltarán. No sabemos si los renegados intentarán liberarlos en el camino, trataremos de ser lo más cautelosos posible. Esta misión es de clase S.

—No estoy de acuerdo.

La indiferencia con la que se expresó Sasuke con esas palabras dejó mudos a los de esa dimensión.

—¿No lo estamos? —se preguntó Naruto en voz alta, confundido.

Recibió un golpe en el brazo brindado por su querida amiga. Balbuceo una grosería a ella y pronto se ganó que lo mirara con mala cara provocando escalofríos internos. Se froto la parte afectada murmurando algo relacionado con su fuerza de elefante.

—¿Por qué la negación? —interrogó Tsunade desconcertada.

Sasuke llevó la mano a su cintura tratando de encontrar control en sus palabras.

—Obedecimos tus órdenes al principio y aguardamos pacientemente a que lo atraparan. No nos permitieron ir tras él por miedo que provocáramos una disputa entre las naciones debido a que no confiaban que lo manejáramos con discreción.

—Era lógico. Nadie fuera de la aldea sabe la existencia de otras dimensiones. Tienen los mismos rostros que ellos —dijo Tsunade apuntando a sus contrapartes que se mantenían en silencio sin saber, realmente, a quién apoyar—, Shinobis de Konohagakure cual no tiene acuerdos con todos los países excepto Suna. Si los hubiera dejado ir, no sólo tendríamos que lidiar con esto, también con las demás aldeas.

—Todo sería menos complicado si estuviéramos en nuestra dimensión —murmuró de pronto Naruto rascándose la nuca.

Su comentario fue mal tomado por la Hokage, quién frunció el ceño y aclaro su garganta en señal de irritación.

—Lamentablemente están lejos de casa. Y mientras estén aquí, seguirán mis órdenes —sentenció con demasiada seriedad. Apoyándose del escritorio, se incorporo sobre su estatura para mirarlos fijamente—. Ustedes dos irán por ellos y los traerán aquí para ser interrogados, después de eso, pueden hacer con él lo que deseen, ¿entendido? —masculló entre dientes demasiado molesta.

A Sasuke no le apetencia responderle de ninguna forma. La inconformidad de ver sus intenciones frustradas se reveló tras una mueca severa y mandíbula apretada. Las emociones retenidas en su pecho permanecieron ahí gracias a que no permitió que su corazón domara sobre su mente, pensó fríamente las desventajas de no obedecer a la mujer.

—Muy bien —sentenció suspirando pesadamente, al contario de sus apalabras, no expresaba conformidad. Sus ojos parecían dos dagas oscuras dirigidas a la Hokage—, haremos esto a su manera por una última vez. Pero tenga en cuenta que —movió su mano para apoyar un dedo en el escritorio y desafiarla con la mirada— no puede retenernos por siempre.

Después de afinar los detalles de la misión, se prepararon para partir lo más pronto posible, no deseaban atrasar más el momento en tener a los dos criminales frente a sus ojos y acabar con toda esta situación que los tenía al borde de la desesperación.

Antes del alba, se reunieron en las puertas de la aldea. El grupo asignado se despedía brevemente de ambas pelirrosas.

—...Y sí alguno se atreve a no volver, lo buscaré y lo haré perecer dolorosamente —recitó Sakura-hime apretando el puño a la altura de su rostro con una mueca extraña.

Para ambos jóvenes le era rutina las palabras de la chica a sabiendas que tenía una forma de expresar sus sentimientos, especialmente en las misiones donde no la incluían. Pase a esto, no dejaban de agradecer infinitamente en contar con ella, no la cambiarían por nada.

—¿Acaso existe alguien capaz de vencerme? —preguntó altanero el azabache aproximándose a ella. A cambio de recibir el típico golpe cómo antes ocurría, la pelirrosa, un poco acostumbrada las muestras de afecto, solamente alejo el rostro de su novio apoyando la palma de su mano en la mejilla, pero él se resistía.

—Yo, por ejemplo —recitó con una sonrisa de victoria por los quejidos contrarios.

—Aplácate, pareces un niño —bufó Menma cruzándose de brazos y ocultando una sonrisa, aliviado de ver a sus dos mejores amigos felices—. ¿No te da vergüenza hacer esto frente a tu padre?

—A él no le interesa lo que haga o deje de hacer con mi novia —Charasuke desvió su rostro de forma dramática ignorando por completo que Fugaku solamente observaba resignado su comportamiento.

Por otro lado, Sakura le entregaba a Sasuke algunas píldoras de soldado especificándole su uso mientras Naruto tragaba grueso recordando el espantoso sabor, incluso trato de persuadirla y evitar su uso alegando que "no necesitaban la asquerosa medicina" lo ocasionó que recibiera una mirada envenenada y tuviera que esconderse detrás de su amigo.

Dejando de lado los lamentos de Naruto, Sakura cambió su expresión a una nostálgica al verlos frente a ella y a punto de partir sin ella.

—Tengan mucho cuidado —pidió angustiada tomándole las manos y apretándolas contra las suyas mientras cerraba los ojos concentrándose en idealizarlos de vuelta, a salvo junto a los demás.

—Estaremos bien Sakura-chan —indicó Naruto confiado, la sonrisa zurrona se extendió en su rostro. Con su mano libre alboroto la cabellera de su amiga—. Regresaremos en una sola pieza.

—Hmp —Sasuke le sonrió ligeramente dándole a entender que no se preocupara por ellos, nada ni nadie podía detenerlos en regresar a ella y por fin volver a casa—. Todo saldrá bien. Odio admitirlo, pero el plan de Minato y mi padre no tiene fallas —aclaró cerrando los ojos al repasar nuevamente la estrategia en su mente.

Pasado los segundos, se extraño de no escuchar comentarios positivos, así que abrió los ojos y enarcó una ceja al ver el asombro en sus compañeros de equipo. Miró a sus espaldas pensando que miraban interesados algo detrás de él, pero no era así.

—¿Y ahora qué?

—Llamaste a Fugaku-san "padre" —dijo sakura a medida que esbozaba una sonrisa alegre.

—¿Yo? —Sasuke se hizo el desentendido al percatarse de ese detalle—. No lo recuerdo.

—Lo dijiste ahorita —demandó Naruto acercándose a él para fastidiarlo.

—Están equivocados —negó con la cabeza el azabache un poco avergonzado, aclaró su garganta evitando el contacto visual.

—¡Lo escuchamos perfectamente! —exclamó emocionado el rubio.

—En verdad eres un idiota —farfulló restregándose el rostro. Apenas escuchó la risilla de su novia y se permitió mirarla con mala cara sin creer lo que sus oídos procesaban.

—No amigo, está vez no lograrás despistarme —aseguró Naruto moviendo sus cejas de forma sugerente. Sasuke por fin estaba aceptando a la familia Uchiha. Esto tenía que saberse, pensó entusiasmado y giró su cuerpo a los dos hombres que esperaban pacientes a que se despidieran—. ¡Fugaku-san! —le habló agitando la mano para obtener su atención, una vez que la obtuvo, sonrió de oreja a oreja—. Sasuke-teme acaba de llamarlo pa...

No completó la palabra puesto sorpresivamente alguien llegó por sus espaldas para darle una tremenda palmada en la espalda que casi le saca los pulmones.

Charasuke había llegado de forma "casual" y advirtiendo de la mueca asesina de su contraparte y el hecho que haya escuchado "sin querer" su plática, quiso ayudar al gruñón de la mejor manera. Le parecía divertido asentarle un golpe a Naruto cuando con Menma no podía sin recibir un regaño.

—¡Oe Naruto! Terminando la misión podríamos reunirnos todos a comer ramen como despedida... Oye, ¿te encuentras bien? —preguntó fingiendo preocupación al ver que el Uzumaki caía al suelo tratando de recuperar el aire. Se agachó a su lado picándole el cachete con una ramita verificando si todavía respiraba.

—¿¡Por qué me golpeaste!? —reprendió ofendido alzando la cabeza y fulminarlo con la mirada.

—¿Yo te golpee? Pero si maté un insecto que tenías pegado en la camisa —se excusó extendiendo los dedos de su mano derecha.

—¿En serio? —Naruto se tragó el cuento y se levantó rápidamente del suelo para ver el dichoso insecto—. ¿Dónde está?

—Acércate un poco más y podrás ver sus patitas rotas —dijo Charasuke con una sonrisa divertida.

Cuando el rostro de Naruto estuvo a centímetros de su mano, aprovechó a darle un golpe alejándolo un poco y dejándole marcado el rostro. Rió con fuerzas al escuchar los quejidos del rubio mientras se alejaba junto a Menma.

—¡Regresaremos Sakura-chan! —se despidió de la doctora a medida que empezaba a caminar con su padre y Minato.

—¡Detente ahí! —indignado, el rubio agito la cabeza un segundo y empezó a correr a su dirección—. ¡Muéstrame el trasero para que lo golpeé! —exigió a gritos.

Sasuke observó sin palabras a Naruto montarse sobre Charasuke tratando de golpearlo a su manera, y como este le gruñía que se bajara de su espalda porque pesaba por tanto ramen que comía. En uno de sus movimientos, perdió el equilibrio al tropezar con sus propios pies y terminó cayendo al suelo para rodar por el camino empinado frente suyo.

Sus gritos fueron lo último que se escuchó en el espacio antes de ser cortado por las risotadas de ambas pelirrosas. Sasuke oculto su diversión tras aclararse la garganta y envidiarlas por ser tan volubles. Si hacía eso, su imagen impasible quedaría deshecha, mejor mantener su dignidad.

Con un movimiento de su mano se despidió de ellas y emprendió su caminata a donde se encontraban Menma quién murmuraba que sentía pena ajena por "verse" de esa forma, a Minato sonreír divertido y Fugaku mirando sin creer lo que sus ojos veían: los dos jóvenes al pie del camino, retorciéndose de dolor e insultándose mutuamente.

Sasuke se detuvo alado de su padre y sin mirarlo dijo de forma resignada:

—Y se supone que ese idiota despistado salvó al mundo en nuestra dimensión.

Una vez que las kunoichis perdieron de vista a los Ninjas, retomaron su andar por las calles de Konoha mirando los puestos a su alrededor con la esperanza de encontrar un sitio adecuado para compartir la cena.

—Ya está anocheciendo —murmuró distraída Sakura elevando su mirada al cielo, las urracas atribuían al ajetreo entonando su cantico, sobrevolando hacia su hogar. Tal pensamiento la entristeció un poco.

—¿Extrañas tu mundo? —preguntó de repente su contraparte al notar su repentino cambio de humor. Deteniéndose a su lado para imitar su acción y maravillarse con la vista que le brindaba la naturaleza, la brisa sucumbir ligeramente sus rostros y llevándose consigo los recuerdos amargos.

—Cómo no tienes idea —lo dejó escapar en un suspiro cansino y una mirada triste la cuál cambió a nostálgica—. Pero pronto regresaremos, solo un par de días más.

Sakura-hime la miró intensamente preguntándose porqué de su mirada, debería estar alegre de volver a su dimensión, a su hogar, donde las personas que ha convivido toda una vida la esperan con ansías y brazos abiertos. Ahí todo es distinto y extraño para ella, ¿por qué la tristeza en sus ojos?

Por más que le diera vueltas, todavía no lograba comprender del todo a la doctora.

—Me entristece recordarlo. He estado aquí por tres meses y me es familiar el ambiente, hice nuevos amigos y obtuve experiencias inolvidables —dijo llevando sus manos al pecho, apretándolas con fuerza, dirigió su vista a su contraparte con alegría—. Jamás olvidaré lo que me brindaron.

—Y yo también. Jamás olvidaré todo lo que hicieron por mí —la pelirrosa sonrió de lado llevando su mano a la cabellera de la doctora para alborotarla—. A decir verdad, te veo como una hermana menor.

—Pero si tenemos la misma edad —se quejó formando un puchero.

—Podríamos ser gemelas, nací unos minutos antes —le recordó mofándose de ella al tarde un piquete en la nariz.

—¡Sakura-san, duele!

—¡Oh! —una tercera voz captó su atención.

Ambas se callaron al instante para girar sus rostros buscando de quién provino la voz. La encontraron a unos metros de ellas, acercándose con una sonrisa contagiosa, no tardaron en devolvérsela a su manera.

—Uchiha-san —dijeron al unísono un poco cohibidas.

—Ya les he dicho que solo digan mi nombre, Mi-ko-to —deletreó la pelinegra con un ademán.

—Está bien, Mikoto-san —concordó la doctora aceptándolo. Entonces se percató de las bolsas que cargaba.

—Permítanos que le ayudemos a cargarlas —ofreció Sakura-hime de inmediato quitándole algunas bolsas de sus manos.

—Gracias chicas, la verdad es que pesan —la mujer dejó que le ayudarán con algunos mandados ofreciéndole a cada chica una sonrisa bella que les dejaba con sentimiento reconfortante en su pecho.

Empezaron a caminar sin prisas hacia el barrio Uchiha, deteniéndose en cualquier puesto de baratijas para su entretención, conversando de trivialidades sin preocupaciones y contándose chistes sin sentido. El tiempo transcurrió relativamente rápido y cuándo se percataron, la noche caía sobre ellas con el sereno del cielo.

Al llegar a la entrada del barrio, Mikoto se detuvo a encender las luces tanteando detrás del muro y tocando un interruptor. Pronto los malteados con el grabado del símbolo del clan fueron alumbrados sencillamente.

—Me encanta hacerlo —reveló entusiasmada la mujer, como si se tratase de una travesura.

Volvieron a retomar su andar por el barrio Uchiha. Las pelirrosas no perdían la oportunidad de admirar a su alrededor, las casas de los Ninjas más poderosos de Konoha, la sencillez del ambiente pronto les reconforto. Ver a los niños jugar con la pelota, algunos ancianos sentados en el tatami bebiendo té tranquilamente, risas, juegos y anécdotas que descubrir.

A Sakura se le formó un nudo en la garganta a medida que avanzaban, seguía viendo la felicidad en el aire. Añoró por un segundo ver esa misma escena de ahora en adelante. Si los Uchiha estuvieran vivos en su dimensión, así era cómo se vería el barrio en la actualidad, no un lugar desierto en plena construcción.

No dejo que la tristeza la invadiera, solamente sonrió mirando al cielo pidiéndole que le cumpliera el deseo de Sasuke. Algún día... podremos mirar a nuestro alrededor sin tristeza.

Siguieron caminando un poco más alejándose de las calles principales, doblaron en una intersección, el muro que dividía los patios traseros era alumbrado por varios focos. Deteniéndose en el tercero, pudieron ver la casa del patriarca que casi abarcaba la cuadra entera.

—Ya que están aquí, ¿quisieran acompañarnos a cenar? —les ofreció sonriente y ellas no pudieron negarse a sus buenas intenciones.

Entraron en fila deteniéndose en la oscuridad del recibidor.

—¿Por qué está oscuro? —chistó la azabache alcanzando el interruptor, la luz pronto inundo el espacio dándoles visibilidad.

Sakura-hime bajo la mirada al tener por completo visualidad percatándose del par de sandalias extras justo en la esquina, se le hizo vagamente conocido el decorado con plumón y se preguntó quién más podría estar de visita.

—Por cierto, Izumi vino está noche a cuidar de Itachi, ¿no es magnífico? Por fin cenaré con mis queridas nueras —comentó emocionada al terminar de buscar pantuflas en el closet del pasillo.

—¿Izumi-san? —extrañada, Sakura trato saber de quién se trataba y entonces recordó que Sasuke le comentó sobre la enamorada que tuvo Itachi antes de matar al clan, nunca la había visto en fotos.

Y Sakura-hime alzó ambas cejas interesada por el acontecimiento.

Dejaron momentáneamente las bolsas sobre el tatami y se sentaron para quitarse los zapatos, Mikoto les ofreció amablemente pantuflas de diseños infantiles.

—Iré a prender las luces y preparar las cosas que necesitamos... ¿dónde estarán esos dos? —dijo la mujer pensativa—. A lo mejor Itachi-chan se quedó dormido —se fue divagando en sus pensamientos.

Una vez que se quedaron a solas, la doctora se permitió soltar el aire contenido de una forma sonora atrayendo la atención de su contraparte. Deteniendo sus acciones, se enderezó mirándola con curiosidad.

—¿Estás nerviosa? —se burló altanera.

—Tú deberías estarlo, yo me iré a mi mundo y tú permanecerás aquí por siempre —le reprochó falsamente.

—Ni me lo recuerdes —pidió ella agitando su mano restándole importancia—. No debes preocuparte por Izumi, es una chica cómo tú, ya sabes, amable, bondadosa que destila miel por cada poro. Se llevarán de maravilla.

—Le tienes mucho aprecio —afirmó mientras admiraba los detalles de las paredes, retratos colgados que llenaban los espacios antes vacíos.

—Ella me ayudó mucho en mis entrenamientos. Es cómo... una hermana mayor.

—En todo el tiempo que he estado aquí jamás la he visto, incluso cuando Itachi estuvo en el hospital nunca se apareció.

—Le asignaron una misión larga de cuatro meses —explicó con brevedad inclinándose de nuevo para quitarse los zapatos—. Tengo entendido que regreso en la madrugada.

Un gritó ahogado cortó por completo la plática que sostenían. No dudaron en levantarse de sopetón y correr directamente a la sala de dónde provino el inesperado sonido.

La oscuridad de la casa fue un impedimento para saber exactamente que ocurría, así que, al llegar al umbral de la habitación, se adentraron rápidamente justo detrás de Mikoto que temblaba sin control con las manos cubriendo su boca, enfocaba un punto en el piso.

Sakura no tardó en saber la razón del estado de Mikoto. Estaba asustada y consternada. En el suelo yacían inconscientes Itachi, y encima una mujer de cabellera castaña, suponía que se trataba de Izumi. ¿Qué había sucedido?

—Tú eres... —el gruñido de Sakura-hime la alertó por completo. Una amenaza frente a ellas le caló los huesos.

Alzando su mirada, detalló la silueta quieta en la entrada del patio, apoyada en el umbral con gesto despreocupado. Las luces del patio apenas lograban emitir la luz necesaria al interior para enfocarlo en todo su esplendor. Pero no era necesario aquello, sabían con certeza de quién se trataban.

Escalofríos recorrieron su cuerpo, su juicio no se nubló, al contrario, los sentidos se dispararon por completo y pronto se encontraba frente a Mikoto para protegerla, su contraparte había hecho lo mismo. Sus miradas desafiantes daban entrada a las risotadas de la silueta.

—Que agradable sorpresa —musitó el hombre de la cicatriz enderezándose. La felicidad cruzó embargó sus fracciones. Su mirada viajo en cada una reparando de la tensión de los cuerpos, dispuestas a atacarlo si se atrevía a avanzar—. Pensé que solo me encontraría con la adorable Mikoto, ¡pero esto es mucho mejor! —se llevó una mano a su rostro, un gesto perturbador al frotárselo y sonreír contra la palma—. Tener a las dos mujeres más importantes de esos imbéciles... hace el juego más divertido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó urgentemente Sakura-hime. Se suponía que ese hombre se encontraba encarcelado en Suna junto a su contraparte, y un equipo iba a su encuentro.

—¿No es obvio? Visito a mi familia favorita —ironizó señalando a su alrededor cómo si no recordará dónde se encontraba—. Y ya que estamos todos reunidos...

Al avanzar dos pasos, las kunoichis obligaron a Mikoto a retroceder sobre sus talones, no le quitaban la mirada de encima a Hotaru, alertar a cualquier movimiento sospechoso. Empezaron a maquinar una estrategia para salir de la casa cuanto antes, reconocían su poder y no lo iban a subestimar al enfrentarse directamente.

—Oh, vamos. No se vayan que la fiesta apenas empieza —se quejó Hotaru torciendo el gesto al ver que retrocedían. Llevando las manos a sus caderas, suspiró fingiendo cansancio al no recibir respuesta—. Ustedes lo quisieron así.

De un rápido movimiento, se agachó entre los dos cuerpos y sacó habilosamente kunais en ambas manos para colocarlos en la yugular de cada cuello. Sus ojos cambiaron a carmesí y una mirada serena sustituyo todo rastro de diversión.

Mikoto jadeo alarmada al ver el arma amenazar la vena más sensible del cuello, en ambas personas, su hijo y nuera. No paró de temblar, no de miedo, sino por la rabia y potencia que la embargaba. Estaban en una situación de desventaja.

—Hagamos esto sencillo —dijo roncamente al deleitarse por las expresiones de horror y alarma de las mujeres—. Ustedes se entregan sin resistirse, y yo no le corto el cuello a esta bella damisela y al fino caballero —rozó el arma en el cuello de Itachi y sus ojos brillaron de perversidad en medio la oscuridad.

Después de 84 años...

¡Vaya, es el futuro! -la golpean.

Les pido una ENORME disculpa por la tardanza en actualizar, me fue imposible hacerlo pronto. ¡pero...! Ya estoy de regreso —de nuevo— y está vez para darle fin a esta bella historia. Ya nos vamos acercando al final.

No lloremos hasta entonces. Por lo pronto, sigamos disfrutando (?

No sé recuerdo desde cuando no actualizo así que: feliz año nuevo, feliz San Solterín y feliz haluca. Todo atrasado (?

Hoy es el cumpleaños de la wafiu 7u7r así que aproveche el día para esto. Además que mis hermanas mayores actualizaron, no quería romper la tradición (?

En fin, gracias por todo su apoyo, los vistos, votos, comentarios, las personitas que me envían mensajes, en serio, no merezco su amor -llora-. 

Pasaré la siguiente semana con un nuevo capítulo.

¡Alela-chan fuera!

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