Capítulo 20: Infiltración
Road To Ninja: Choque de mundos
Capítulo 20: Infiltración
Disclaimer correspondiente.
Sakura no podía más, le dolía su estómago y las lágrimas salían de sus ojos. Juraba que, si seguía con esa acción, se haría pis.
Casi se iba de lleno al suelo, por lo que tuvo que agarrarse de la silla del escritorio de su consultorio. El único impedimento para no reírse como loca es que estaba en el hospital y tenía que ser silenciosa... o intentar serlo.
—Sakura —gruñó hastiado Sasuke, su cabello mojado se pegó a su cara frustrándolo. En serio, adoraba a su novia, pero no que se burlara de él.
La joven hizo una especie de puchero y enfoco con la mirada a Sasuke, se puso roja por contener la risa y luego soltó otra carcajada.
Ofuscado y un poco apenado, el azabache ladeo el rostro para no ver las expresiones de Sakura. Seguía recordando el trauma que pasó junto a la irritante. Nunca podría superarlo. Pero no tanto como la borrachera, eso sí fue otra cosa.
—¡Es que no superó que les haya pasado eso! —exclamó en medio de las risas.
—¡Somos nosotros que debemos superarlo! —Sakura-hime apareció detrás de una puerta, recién bañada. Se sonrojo de la vergüenza al pensar que la doctora se burlaba de ellos, o más bien de ella—. Tú no tuviste que escapar de las lunáticas y meterte a una alcantarilla.
—Y ver submarinos flotando —agregó Sasuke entendiendo por fin lo que vio la irritante allá abajo.
Sakura logró estabilizarse, y tras un suspiro de resignación y diversión, se volvió a sentar en el escritorio para mirarlos.
—Pero no me han dicho porque el Club de Fans los persiguió. Me imagino que las ofendieron.
—Aparte de eso, al parecer el idiota de Charasuke disolvió el grupo y ellas creen que es mi culpa —explicó Sakura-hime secándose el cabello. Que fortuna que el consultorio de la doctora tuviese un baño integrado, y que ella fuera tan amable para mandar por ropa para ambos.
—¿Y si es cierto? Tal vez Sasuke-san decidió disolver el Club para disminuir tus celos —dijo la doctora llevándose un dedo en la barbilla de forma pensativa.
Sakura-hime se sonrojo violentamente y llevo la toalla a su rostro para ocultar su reacción, pero lastimosamente lo notaron.
—Yo no soy celosa —refutó nerviosa.
Captó la mirada de obviedad de Sakura y Sasuke, y entonces supo que no podía mentir. Los dos la conocían tan bien en poco tiempo. Y en ese momento se preguntó desde cuando dejo de desagradarles (Sasuke no contaba) y ser abierta en pensamientos con ellos.
—Bueno, no soy "tan" celosa —alzó sus dedos haciendo énfasis, y suspiró resignada—. Es solo que Charasuke es tan mujeriego que me purga que sus amiguitas nos acosen —lo último lo expresó con desagrado.
Sasuke murmuró que las mujeres eran complicadas. Movió su cabeza a un lado para esquivar la tabla de apuntes que le lanzó Sakura-hime. Esa mujer estaba loca.
—Cállate amo. De seguro también eres así con la doctora —espetó.
—Para empezar, no tengo un maldito club de lunáticas —expresó Sasuke altanero.
—Mis inseguridades con él es que se va de la aldea y no regresa hasta que se le pega la gana —se quejó Sakura frunciendo el ceño y ladeo el rostro para evitar la mirada de sorpresa de Sasuke—. No nos vemos por meses. Pero... entiendo perfectamente porque lo hace, su misión es importante.
El Uchiha no supo que decir ante la actitud repentina de su novia. Intento hablar, pero las palabras se trabaron en su garganta, agachó un poco la mirada y dejo que la situación se fuera junto con el aire. Esto debían hablarlo en privado.
—Bueno, es hora de irse —se animó inmediatamente la doctora esbozando una sonrisa—. Sakura-san ¿quieres cenar con nosotros? Compraremos ramen.
—No gracias, esta semana he comido ramen. A este paso me moriré —rechazó la invitación con ademán.
—Ahora que me acuerdo, ella nos debe la cena —espetó Sasuke sonriendo burlonamente.
—¡Fue tu culpa! Y da gracias a tus fideos porqué ganamos tiempo —chilló Sakura-hime.
—¿Ganamos? Si no recuerdas, esas criaturas lo esquivaron y nos llevó a terminar en la alcantarilla.
—Lo que nos llevó a que estos fueran tus comentarios.
—¿Perdón? Yo no soy la novia de ese inútil.
Nuevamente se enfrascaron en una discusión, infantil y llena de insultos. Se miraban de forma asesina, solo faltaba que se estrangularan entre sí para que llevaran las cosas al siguiente nivel.
Mientras tanto, Sakura reía por debajo ante las ocurrencias de ese par. Recordaría estos momentos para el futuro. Lástima que algún día tendrían que partir.
—Ese maldito emo no tiene tacto. Es un insensible cabrón de mierda. No sé cómo la doctora lo soporta... —murmuraba Sakura-hime mientras ingresaba al interior del edificio donde vivía, le urgía llegar a casa para tomar un baño (sí, otro) debido a que el olor seguía impregnado en su cuerpo y no soportaba la peste.
Por otro lado, pensaba en la situación cual fue envuelta. El Club de Fans se salió de control de una forma que jamás imagino, y todo por Charasuke y sus decisiones. Le intrigaba saber por qué tomo esa decisión tan sorpresiva.
Al llegar al borde de las escaleras, bajo la mirada al percatarse de una sombra pegada a su puerta. Al moverse un poco, pudo ver a contraluz a Charasuke sentado en el suelo con las piernas flexionadas escondiendo la cabeza en las rodillas. Él alzó la cabeza al notar su presencia y esbozo una radiante sonrisa.
—¿Qué haces ahí? —preguntó la Haruno sacando las llaves de su bolsillo.
Charasuke se incorporó sutilmente sin apartar su mirada y sin borrar la sonrisa. Rascándose la nuca, contestó que estuvo buscándola por toda la aldea y como no la encontró, prefirió esperarla ahí.
Entrecerrando sus ojos de forma acusadora, ella abrió bruscamente la puerta provocando un respingo en su novio. No le dirigió ni media palabra al entrar a su casa, por supuesto que el azabache la siguió intrigado por su actitud malhumorada.
—¿Hice algo malo cómo para que estés molesta conmigo? Y, por cierto, ¿qué es esta peste? —cuestionó el Uchiha frunciendo el ceño y apretando la nariz con sus dedos.
Apenas vio a la pelirrosa detenerse y lanzarle la lampara de la mesita. Afortunadamente logró agacharse a tiempo y solo escuchó el objeto hacerse añicos contra la puerta. Se incorporo mirándola con ojos muy abiertos y de forma incrédula.
—¡Oye! ¿por qué la agresión? —se quejó.
Sakura-hime entrecerró los ojos de forma amenazante.
—¡Es tu culpa que desprenda este olor asqueroso! —dijo a medio grito agarrando la libreta y no dudo en lanzárselo a su novio que volvió a esquivarlo enfadándola más.
—¿Y ahora que hice? —preguntó de forma lastimera. Ese día no había cometido algún acto de maldad o bromista. Por eso no entendía el repentino enfado hacía él—. Además, no es culpa mía que no te bañes todos los días —bromeo intentando apaciguar el ambiente con su novia.
Lamentablemente ese no fue el caso porque en los ojos jades apareció un instinto asesino.
—Era broma gatita, así que baja el florero... —dijo él poniendo las manos al frente observando a su novia con una mueca nerviosa— y nadie saldrá lastimado.
—¡El que irá directo al hospital eres tú, idiota! —la joven lanzó el florero y seguidamente empezó a tomar en posesión varios objetos con intenciones homicidas—. Tú provocaste esto al cerrar el inútil Club de lunáticas, ¡osaron en atacarme a mí y al estúpido emo! —mientras le gritaba, lanzaba los objetos como proyectiles.
A Charasuke no le quedó de otra más que moverse a todos lados con tal de que ningún objeto le diera, no podía evitar pensar que Sakura-hime disfrutaba esa situación, le entraron escalofríos el solo pensarlo.
—¡Entre al asqueroso subsuelo, vi submarinos flotando, casi me bebo medio drenaje y debo una maldita cena!
—¿Submarinos, qué carajos significa eso?
—¡No me hagas decirlo en voz alta, es vergonzoso!
—Lo que es realmente vergonzoso es tu rostro rojo.
La kunoichi dejó de aventar las almohadas mientras su sonrojo se intensificaba ante la sonrisa de medio lado que mostró el Uchiha.
—No sabes cuánto te...
—¿Amo? —completó sugerente Charasuke acercándose a ella con pasos cautelosos. Aprovechando del aturdimiento de la joven, la abrazó por detrás y apoyo su barbilla en el hombro.
Sakura-hime respiro hondo al sentir sus extremidades temblar ligeramente ante el tacto de Charasuke. Su rostro caliente reconoció el aliento masculino y el aroma de terciopelo. Lástima que ella no olía precisamente a rosas.
—Suéltame —rezongó sin poner resistencia. Cerró los ojos al escuchar una negación y sentir una mordida en el lóbulo. Apretó las piernas y tragó grueso.
—Te soltaré si prometes no aventar más objetos —alegó Charasuke sin despegar la lengua del lóbulo, la sintió removerse y suspirar al asentir con la cabeza.
No le quedó de otra más que soplar y deleitarse del escalofrió del cuerpo menudo. Disfrutaba de sus reacciones, pero debía contenerse mucho. Ya lo había hecho durante mucho tiempo, no sabía cuánto podría soportarlo. Se separó de ella y pasó una mano por el cabello al mirarla intensamente, provoco que ella volviera a formar un mohín.
—Perdona por todo. Para empezar, disolví el Club de Fans por ti. No quiero que te sientas insegura de mis sentimientos o fidelidad —aclaró cruzado de brazos, logró identificar asombro en los ojos jades, así que continuo: — Te lo dije Sakura, quiero todo contigo. Ir en serio con nuestra relación.
—Yo... no sé qué decir —confesó la kunoichi abrumada por la paz que sintió en su pecho. Apretó las manos en ese lugar conteniendo el aliento ante la sonrisa despreocupada de Charasuke.
—No tienes por qué decir algo, sólo siéntelo.
Ella cerró los ojos y agacho un poco la cabeza, dejando que las emociones embriagaran su mente y corazón. Dejo que la calidez de su amor inundara su pecho y aspiro aire puro, llenando sus pulmones de afecto.
—Ve a bañarte mientras preparo algo de cenar —Charasuke le empujo ligeramente hacia el pasillo logrando que ella moviera sus pies uno frente al otro. Empezó a reparar por los ingredientes en mente que no se esperó que la joven volviera sobre sus pasos y le plantara un inesperado beso en los labios.
—Perdona por lanzarte los objetos —se disculpó sonrojada y salió corriendo hacia su habitación sin ver la sonrisa bobalicona que se extendió en el rostro de Charasuke.
Sasuke pensaba seriamente en mandar todo al carajo, regresar a su mundo junto a Sakura y Naruto, y dejar el problema en esa dimensión. Pero claro, su sentido de la moral no lo dejaba en paz y una voz en su mente se lo impedía.
Por eso se frustraba. ¿Cuánto tiempo tendrían que pasar ahí? le robaba días a su vida, a su relación, a sus progresos en construir el barrio Uchiha, reunir dinero, hablar con sus suegros, etc. No le quedaba más que aceptar la situación que era consecuencias de sus actos, pero ya haría algo al respecto.
Mientras tanto, contemplaba en silencio el centro de la mesa. Recordaba las palabras de Sakura sobre algunas de sus problemas. Y era cierto, en un principio su obstáculo fue el viaje y sus visitas repentinas, cada mes. Cuando la empezó a frecuentar, pasaban meses para volver a verla. Y estaba seguro de que lo mismo se esperaba en cuanto regresarán.
Y no deseaba la distancia emocional y corporal. La había experimentado tantos años que no deseaba sentirla sobre su piel nuevamente. Lo tenía claro. No deseaba la soledad. Por eso debía darle motivos a ella para que no se sintiera rechazada por su compañía.
Era hora de seguir en el siguiente nivel de intimidad.
La observó de espaldas en la cocina, taranteando una canción y preparando un poco de arroz. No podía pasar de alto el contoneo de sus caderas, la retaguardia y la ropa que utilizaba dejando mucha piel a la vista. Nunca pasó desapercibido, sino que no le tomó por su propio bien. Pero ahora no quería seguir ignorándola.
Estuvo tentado en levantarse, tomarla de la cintura, lanzarla sobre la mesa y hacerla suya ahí mismo; pero todo pensamiento pervertido se disolvió en su mente al escuchar la voz de Naruto en el departamento, había llegado de casa de sus padres alternos.
Suspiro para sí, resignado. En otra ocasión será, se consoló al pensar que tendría otra oportunidad. Por fortuna la chica no sospecho de sus pensamientos pues lo miró con una sonrisa inocente que le haría perder la cordura.
—¡He vuelto! —exclamó Naruto apareciendo por el pasillo. Ingresando a la cocina, olisqueo el aroma de la cena—. Y justo a la hora de la cena.
Se sentó en la mesa y propuso a entablar una conversación con su amiga, empero, fue detenido por la serenidad del rostro del Uchiha. Le obligó a fruncir un poco el entrecejo y preguntarle si sucedía algo por el cual se encontraba más serio de lo habitual.
—Naruto, creo que hemos sido injustos contigo —reveló Sakura soltando un suspiro y brindándole una sonrisa avergonzada—. No hemos dejado que regreses a casa por el problema que tenemos encima.
—Pero si estamos cumpliendo una misión —replicó Naruto sin entender el rumbo de la conversación.
—A lo que se refiere, es que este problema nos involucra a ella y a mí —dijo Sasuke—. Hotaru no te busca. Así que deberías regresar a Konoha con la chica Hyuuga. Faltan unas semanas para la boda.
—¿Boda? ¿Cuál boda? —interrogó Naruto, extrañado.
—Tu boda idiota —replicó Sakura resignada y negando con la cabeza pidiendo paciencia—. Recuerda que le pediste matrimonio a Hinata. Imagino que por los nervios se te ha olvidado por completo.
Naruto mantuvo su rostro interrogante por un segundo, luego paso a una mueca de horror seguido de un chillido que puso a prueba la paciencia de Sasuke.
—¡Es cierto, me voy a casar! —se alteró—. ¡Y lo olvide por completo!
—Esto comprueba lo muy despistado que puedes llegar a ser —murmuró Sasuke frotándose el oído derecho, casi le rompe un tímpano—. Mira que olvidar tu propia boda usurantokachi.
—Por no decir que Hinata debe de estar muerta de nervios. Lo más saludable es que estés con ella y se casen.
Naruto miro ofendido a Sakura, como si le hubiese dicho el peor de sus culpas.
—¿Cómo crees que me voy a casar sin mis dos mejores amigos? ¡Pospondremos la boda para después! No crean que se libraran de mi fácilmente.
La sonrisa jovial de Naruto fue contagiada en Sakura quien mostro una mueca de entusiasmo, y de Sasuke un suspiro de resignación.
Al día siguiente, Naruto se levantó desde muy temprano para preparar el desayuno —claramente fue ramen instantáneo—; visitó a sus padres y se despidió de ellos prometiendo que volvería en unos días.
Su intención no era abandonar a sus amigos en la misión, solo iría unos días a su mundo, hablaría con Hinata sobre la situación y regresaría la próxima vez que Sasuke abriera el siguiente portal. Lo habló con sus amigos que inmediatamente se negaron, pero nadie podía hacer cambiarlo de idea. Tenía que ayudar a sus amigos en esta situación.
No tardó en llegar a los campos de entrenamiento donde se encontraba Sasuke, Sakura y Tsunade. Al parecer la Hokage les hablaba de un asunto importante debido a que se mantenía seria, con el ceño fruncido y le entregaba unos pergaminos al azabache.
Al acercarse pudo escuchar parte de la conversación:
—Son informes de Akatsuki. Siguen el rastro del Hotaru de su mundo, ha visitado el País de las aguas termales —dijo Tsunade— y no ha salido de ahí.
—Y no precisamente por disfrutar de los hostales —acertó Sakura.
Tsunade asintió con la cabeza.
—Akatsuki planea atraparlo hoy en la noche. Están siendo cuidadosos para no alertar a Otagakure, no queremos desatar una guerrilla contra Orochimaru. Sería una problemática aún más mayor. La estrategia es atraerlo a las afueras y luchar. Si todo sale como lo planeado, está será la última visita a tu mundo para intercambiar informes —concluyó Tsunade esbozando una sonrisa satisfactoria.
—No puedo creerlo, ¡regresaremos definitivamente a casa! —se emocionó Naruto—. Y no tendré que postergar mi boda. ¡Hinata-chan se pondrá feliz!
Sakura suspiró aliviada llevándose una mano al pecho ante la idea de que pronto estaría en medio de su hogar, en un ambiente familiar y haciendo lo que más amaba: trabajar en el hospital. Sobre todo, en la "Clínica de salud mental para niños". Meses sin verlos y los extrañaba. Esperaba que Ino y Tsunade se hayan encargado de ellos.
—¡Vamos Sasuke-teme! Tengo que darle la noticia a Hinata-chan —le apresuró Naruto casi empujándolo. Al azabache no le quedó de otra más que enderezarse y activar sus ojos especiales, con tal de que su amigo dejara de joderlo—. Tsunade-oba-chan, es igual de eficaz que la vieja borracha.
—¿Se supone que es un halago? —le preguntó Tsunade a Sakura mientras se ajustaba los lentes. La Haruno solo se encogió de hombros afirmando que Naruto era extraño.
—Regresamos mañana por la tarde, supongo que para esa hora ya estará aquí Hotaru —Naruto se frotó la barbilla al instante que el portal se abrió a sus espaldas. Al percatarse de ello, les sonrió despidiéndose con la mano—. ¡Volveremos pronto!
Sin más, Naruto atravesó el portal de un salto. Y Sasuke, antes de cruzar, le dirigió una mirada un tanto preocupante a Sakura, la dejaría sola esa noche y no sabía porque, sentía un vacío en el pecho, se había acostumbrado a su presencia que la idea de dejarla en un mundo desconocido le entraba desconfianza.
—Despreocúpate Sasuke-kun, estaré bien —afirmó Sakura moviendo su mano y sonriéndole para tranquilizarlo.
—Sólo cuídate —confiaba en ella y en sus habilidades.
La espalda del Uchiha desapareció junto el portal dejando una corriente de aire y unas cuantas hojas danzando en la nada.
Entonces Tsunade se giró a Sakura y le preguntó qué haría lo que restaba del día.
—Estaré en el hospital. Hay algunos antídotos incompletos y me gustaría dejarlos listos antes de irme.
—Te agradezco mucho tu ayuda Sakura, gracias a ti el hospital ha avanzado mucho.
La Haruno se sonrojo levemente y comentó que era un placer hacer lo que amaba.
—Tus habilidades contribuyen en el desarrollo efectivo del hospital, si podrías quedarte unos días más, estaría en deuda contigo... —a medida que Tsunade hacia su petición, fruncía el ceño debido a que, al estar frente a Sakura tenía a la vista los campos de entrenamiento. Logró ver a un hombre tambaleándose al salir de los arbustos.
Extrañada por el repentino silencio, Sakura volteó a sus espaldas justo en el momento que el hombre caía de boca en la hierba. No dudo en correr hasta él y agacharse a su lado, Tsunade también había ido a su ayuda.
—Está hirviendo en calentura —expresó Sakura al tocarlo, el hombre respiraba agitadamente y hablaba incoherencias.
Con horror, ella notó que parte de la piel de sus manos se ponía de color azul. Un acontecimiento muy inusual. Los agarró para verificarlos, las manos ardían, por ello las soltó ante el escozor en su propia piel.
—¡Hay que llevarlo al hospital! —exclamó alertada.
—Andando entonces —le apresuro Tsunade al ver que Sakura cargaba en brazos al hombre.
No tardaron en llegar a las puertas del hospital, llamaron por una camilla y lo trasladaron a uno de los cuartos donde Sakura revisó su condición.
—Presión alta, respiración superficial, fiebre... —murmuraba la Haruno al revisarlo, abrió su boca al ver que la saliva escurría por la comisura de los labios. Aun no se explicaba el color azul en las manos por lo que rasgó la playera pegó la oreja al pecho, cerrando los ojos para concentrarse, palpo el abdomen y parte de estómago.
Abrió los ojos al extremo mientras se incorporaba. Las enfermeras de su alrededor se alertaron.
—¿Qué tiene? —interrogó Tsunade.
—Esta envenenado, ¡traigan la intravenosa y agujas! Le sacaré una muestra para contrarrestarlo —ordenó la pelirrosa y no basto con cinco segundos y todos los docentes se movían ante sus órdenes—. Me preguntó con que se envenenó.
La kunoichi le entró la curiosidad y empezó a fisgonear entre los bolsillos del paciente. Antes que nada, debía saber su identidad, por lo menos su nombre. Más no se esperó encontrarse con una banda Ninja con símbolo de Iwagakure y una raya en el centro marcándola como traidor. Con los ojos muy abiertos, se lo mostró a la Hokage y la reacción de esta su reacción fue similar a la suya.
En esa dimensión las naciones no estaban en tregua, por lo consecuente, tener a un Ninja de su aldea ocasionaba problemas.
—Sin importar su procedencia debo curarlo —dijo Sakura apretando la banda, enfocó sus manos al advertir de cierta anomalía: tenía manchas azules en las yemas que se extendían lentamente por sus dedos.
Por inercia volteó al hombre y notó que él tenía los ojos abiertos y enfocándola a ella. Sus pupilas dilatadas le dieron mala espina y lo contribuyo en el momento que él se abalanzó ferozmente a ella con intenciones de estrangularla.
—¡Sakura! —gritó preocupada Tsunade desde su lugar. Observó estática al hombre lanzar a la Haruno hacia la pared sacándole un jadeo. No espero una invitación y se acercó él para propinarle un golpe, pero la advertencia de Sakura le quitó el aliento.
—¡No lo toque! —Sakura rápidamente se enderezó y corrió hasta el hombre que intentaba dañar a Tsunade. Alzó el puño y lo estampó en el estómago del paciente, sacándole el aire por completo y seguramente dejándolo inconsciente.
El cuerpo cayó el suelo en un sonido seco, la respiración irregular de Sakura se compasó y frunció el entrecejo. Pronto llegaron las enfermeras atraídas por el alboroto y con todo lo que les pidió. Ordenó que nadie lo tocase y fue ella quien lo puso de vuelta a la camilla y pidió que le trajesen correar para sujetarlo en caso de que volviera a despertar y descontrolarse.
—¿Por qué no me dejaste intervenir? —reclamó severamente Tsunade observando a la kunoichi extraerle sangre al paciente.
—Este veneno se transmite por el tacto. Lo supe cuando sentí ardor en los dedos —mostró ambas manos con la aguja y efectivamente, en las yemas se veía el color azul extenderse lentamente por los dedos—. Lo he tocado directamente y seguramente mi cuello también este azul. No debemos provocar una epidemia por envenenamiento.
—Entonces sellen está habitación para descartar envenenamiento por aire —ordenó la rubia con un ademán de manos. Seguía impresionada por la rápida reacción de Sakura, sin duda alguna, era una chica excepcional.
—Analizaré el antídoto lo más pronto posible, ¿podría disponer de los datos de las plantas medicinales? —pidió Sakura tratando de mantener la calma. Sabía que ella también se encontraba envenenada, pero no era consiente con cuanto tiempo contaba.
Tsunade no perdió el tiempo e inmediatamente la guio a uno de los laboratorios y la dejo aislada al para que analizará el veneno.
—Tráiganme el libro de plantas medicinales y monitoreen al paciente.
Después de pasar toda la mañana merodeando en su departamento, decorando algunas cosas, moviendo muebles y cambiando cortinas, Sakura-hime recordó que era hora de almorzar. Debía hacerse justicia y degustar algún platillo. Le tentaba llamar a Charasuke y preguntarle como preparaba ese delicioso omelette, pero lograba controlarse a tiempo y decidía dejarlo para la noche.
Se estaba acostumbrando que Charasuke le cocinara y sabía que no era correcto, aunque no podía evitar caer ante sus encantos culinarios.
—No me vendría mal algo de caldo... —murmuró pensativa mientras caminaba. Saludó cordialmente a los niños que pasaron a su lado y luego centro su vista en los rostros de los Hokages, al admirar el de Tsunade se detuvo en secó y se pegó la frente en un gesto de resignación—. Que tonta soy, olvidé por completo llenar los formularios.
Dio la media vuelta a la Torre del Hokage, la comida tendría que esperar.
Llegó tranquilamente a la entrada, como era de costumbre saludo a los guardias y pregunto si Tsunade se encontraba disponible.
—Nos informaron que está en el hospital resolviendo un problema —comentó uno de ellos.
—Tendré que ir a verla —dijo.
No dio ni la media vuelta cuando observó de reojo a Charasuke salir de la Torre mientras se frotaba el cuello, se veía cansado, ese sentir no se manifestó el día anterior por la noche cuando partió de su apartamento. ¿Será que no durmió bien o algo le preocupaba?
—Charasuke —le llamó acercándose a él. Juraba que, si no le llamaba, no advertía de su presencia.
El Uchiha alzó la mirada e inmediatamente compuso una radiante sonrisa. Siempre le alegraba el ver a Sakura-hime.
—¿Viniste a ver a Tsunade-sama? —preguntó ella.
—A entregar unos informes que terminaron por equivocación en mi escritorio —dijo él al retomar su marcha. Enarcó una ceja ante la mirada penetrante de su novia—. ¿Hoy luzco más apuesto de lo normal como para que no me quites la mirada de encima? —bromeó.
—No es eso. Es que luces cansado —nunca te había visto así, quiso agregar.
El joven le pasó un brazo por sus hombros y la abrazó asegurando que no era nada importante.
—Solo tuve un disgusto con mi padre. Nada de qué preocuparse —aseguró—. ¿Ibas a algún lado?
La chica no se creyó ni media palabra, intentó insistir, pero luego recordó a Tsunade y prefirió dejar la charla para la noche, sería lo más prudente hablarlo en la cena.
—Al hospital. Tsunade-sama se encuentra ahí.
—Te acompaño entonces, me queda de paso a la Estación —comentó distraídamente.
En una caminata, normalmente Charasuke soltaría una especie de monologo y Sakura-hime comentaría un par de cosas. Sakura-hime no espero que esta ocasión fuera al revés: nunca le había costado para que una persona hablara.
—Sasuke.
El aludido inmediatamente la miró, era inusual escuchar su nombre en labios de ella. La notó preocupada y se maldijo internamente, no deseaba preocuparla por sus problemas. El hecho que Fugaku le sugiriera entrar a Akatsuki y él rechazará la oferta provocando contienda, no tenía porque angustiarle.
—Quieres saberlo, ¿no? Hablémoslo en la cena —sugirió dándole un beso en la mejilla y sólo así ella estuvo tranquila.
Llegaron al hospital y Sakura-hime preguntó por Tsunade, las enfermeras le dieron las indicaciones de cómo llegar al laboratorio donde se encontraba y prendieron viaje por los pasillos.
—Tsunade-sama —saludó Sakura-hime al ingresar a la habitación. Una sonrisa surco su rostro.
La rubia la miró devolviéndole el gesto, pero no duro mucho pues fijo de vuelta la vista frente suyo, admirando lo que había detrás del cristal.
—Me alegra verlos. Sé que son cercanos a Sakura y necesito que sepan algo —la Hokage indico a ambos que se acercarán.
Extrañados, los Ninjas se vieron entre sí y se posaron a un lado de la rubia. Desde esa posición pudieron ver que detrás del cristal se encontraba un laboratorio donde una rigurosa doctora pelirrosa se movía de un lado a otro mezclando ingredientes y comprobando sus propiedades con el microscopio.
—¿Por qué su cuello y sus manos están azules? —se preguntó el Uchiha en voz alta al notar esa anomalía en la chica.
—De eso quiero hablarles. Encontramos a un hombre, específicamente a un Ninja desertor de Iwagakure. Está envenenado y ella tuvo contacto con él. Prepara un antídoto para los dos.
—¿Lo saben sus compañeros? —preguntó Sakura-hime.
—Los dos cruzaron el portal a su dimensión para llevar unos informes. Estarán de regreso mañana por la tarde.
—¡Lo tengo!
Fueron interrumpido por el gritó triunfal de la doctora, una sonrisa pasmada en su rostro revelaba su alegría. Secándose el sudor de la frente, se percató de la presencia de Charasuke y de su contraparte en la otra habitación.
—¿Te encuentras bien Sakura-chan? —inquirió preocupado Charasuke.
—Todo bien ahora que tengo el antídoto. Anteriormente cree uno de un veneno similar, al analizarlo es más inofensivo de lo que parece, hace mucho escandalo para causar miedo —relató la chica mientras manejaba una aguja y el frasco del antídoto. Lo inyectaría en su paciente—. Provoca el colapso del sistema nervioso si no se administra el antídoto en el rango de un día.
—Menos mal, por un momento pensé que le entregaría al amargado tu cuerpo —se quejó el pelinegro.
Sakura agitó su mano alejando malos pensamientos.
—No se preocupen, estaré bien. Ahora, si me permiten, iré a administrarle el antídoto a mi paciente —sin dejar de sonreír, abrió la otra puerta con las dos agujas en manos, pero antes de partir se giró a la ventanilla con duda—. Por cierto, ¿cenamos juntos? No me gusta comer sola.
—Ven a mi casa a las ocho —espetó su contraparte extendiendo la invitación.
—Llevaré algo de sake, ¡nos vemos en la noche! —exclamó desapareciendo por la puerta.
Aliviados, Charasuke y Sakura-hime respiraron tranquilos. Por un momento llegaron a pensar que la Haruno iba a morir envenenada.
—Sasuke, lleva a tu padre a la Torre, necesito hablar con él respecto al renegado que tenemos —ordenó Tsunade saliendo de la habitación.
—Enseguida.
El Uchiha partió después de la orden. Al mirar a un lado, su novia iba caminando a paso tranquilo. Le sonrió de lado al preguntarle si iba a alguna parte.
—Tsunade-sama me mando por unos reportes. Aprovechare el viaje —indicó serena.
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Al salir del hospital, se dirigieron a unos de los puestos de dulces. A Charasuke le pareció una magnifica idea invitarle dulces a su novia, después de todo, recordaba que algunas ocasiones la chica tenía ansiedad si no comía pronto.
Mientras ella elegía los sabores, recibió una transmisión por el comunicador que portaba en la oreja, se trataba de uno de los patrulleros.
—¡Sasuke-san, necesitamos refuerzos en la plaza! ¡Un puñado de Ninjas aparecieron de la nada! —la voz del interlocutor sonaba desesperada.
El aludido frunció el entrecejo mientras pedía información, ignorando por completo que una persona encapuchada se acercaba a Sakura-hime. Esta no vio peligro alguno, hasta que el hombre le habló en voz baja provocándole escalofríos en su columna.
—¿Dudas de tu propio corazón?
La pregunta la tomó por sorpresa. Confundida, la chica enfoco sus ojos en el rostro del individuo, parte de la tela no dejaba que viera sus ojos, solo la boca y la nariz.
Caso error al contestarle con preguntas.
—¿Por qué debería dudar? ¿A qué se refiere?
El hombre sonrió antes de mostrar sus ojos color miel y un brillo rojo en ellos.
Ajeno a la conversación, Charasuke, tras recibir la información, apresurado se giró a su novia.
—Tengo que irme, algunas personas se infiltraron en la aldea y necesitan refuerzos —dijo mientras se ajustaba los guantes. Miró la espalda de su novia y el encapuchado que estaba a un lado. Frunció el entrecejo al tener un mal presentimiento—. ¿Sakura?
La chica no contestó, más la bolsa de dulces cayó al suelo desparramando las gomitas. Lentamente lo encaro, pero había algo en sus movimientos que lo hicieron durar. Él retrocedió un poco, consternado al ver su rostro inexpresivo, y sus pupilas parecían dilatadas que apenas y se lograban ver.
No tuvo tiempo de cuestionarla, puesto que la pelirrosa sacó un kunai de su estuche y lo atacó de la nada, sin motivo, sin explicaciones.
—¿Qué sucede contigo? —interrogó Charasuke al interponer la funda de su katana para evitar el ataque, la fuerza que ejercía la chica le daba a entender que lo atacaba con todas sus fuerzas.
Se apartó en una maniobra y mantuvo la distancia con ella. No le cabía en la cabeza que su novia lo atacará de la nada, tenía que haber una explicación. Hace unos segundos estaba bien.
—Me encanta ver ese rostro desesperado —habló el encapuchado. Hasta ese momento se mantuvo al margen, claro está que no era un simple aldeano.
—¿Quién eres? —cuestionó Charasuke tensando el cuerpo.
El hombre bajo el gorro revelando su rostro. Por supuesto que el Uchiha lo reconoció al instante: vio una foto suya junto con la de Hotaru, porque era él en esa dimensión. El que portaba la cicatriz en la barbilla.
—Hotaru —expresó a la defensiva.
—Me alegra verte de nuevo Uchiha. ¿Sabes algo? Tu antiguo equipo ANBU saboteaba mis negocios —explicó sin moverse mientras una sonrisa se extendía en su rostro. Lentamente se puso detrás de la pelirrosa y le lanzó a él una mirada juguetona—. Yo no olvidó fácilmente y me encanta tomar acciones. ¿Qué tal si jugamos algo divertido?
Ante la sugerencia, el Uchiha se alertó al ver que Hotaru le entregaba un arma a Sakura-hime y está la agarraba como si nada. Sus movimientos eran mecánicos, como si fuera una muñeca a su merced.
Charasuke entendió entonces: Sakura-hime se encontraba bajo una especie de trance o Genjutsu. Activo el Sharingan enfocándola, intentando liberarla de un posible Genjutsu.
—No te adelantes Sasuke. Porque esto será divertido —replicó Hotaru y extendió su mano hacía él—. Hagamos esto: si la matas, me entregaré a la Policía sin resistencia.
Charasuke se alteró.
El peor de los temores de Charasuke se hizo realidad, y lo supo en el momento que trago grueso al mirar a su novia con el semblante inexpresivo. Aquellos ojos jades que brillaban con fervor ahora lucían apagados, sin vida. Sus movimientos arraigados y precisos le hacían dudar.
No quería dañarla. En el peor de los casos incluso podía matarla. No deseaba verla inerte, en el suelo, con un charco de sangre extendiéndose debajo de su cuerpo. No lo soportaría. Se volvería loco de dolor. Prefería morir él primero antes de hacerle daño alguno.
—¡Estás loco! Jamás le haría daño —dijo con temor.
Hotaru se encogió de hombros de forma desinteresada.
—Es decisión tuya. O peleas, o yo mismo la mato.
Reacciona Sakura, imploró Charasuke cuando la chica avanzó a él para rebanarle el cuello. La miró como si sucediera en cámara lenta.
No dejes que la oscuridad se apodere de ti.
Antes que nada, quiero pedir formalmente una disculpa por la desaparición de un mes completo. No tengo excusa alguna (ña, mentira, pero no quiero fastidiarlas) y me siento avergonzada.
Pero claro, este capítulo compensa un poco mi desaparición, ya me pondré al corriente o intentaré hacerlo, mi exámenes se me vienen encima como avalanchas, pero actualizaré los viernes (este capi es de esta semana :u).
¿Qué piensan de este giro inesperado? ¿Les gusto o quieren lanzarme tomates? Cx
¿Por qué Hotaru le preguntó a Sakura-hime si duda de su propio corazón?
Iare, me encanta dejar en suspenso.
No pude responder sus reviews a estas horas (son las 1 y media de la madrugada en mi país) así que lo haré mañana.
¡Les agradezco su apoyo constante, sus votos, comentarios y vistos! Me impulsan a seguir con esta historia y llevarla hasta el final. Y por su infinita paciencia cx
Los amo.
¡Alela-chan fuera!
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