I. GASOLINA


El mundo alguna vez fue muy distinto de cómo es ahora. En algún momento de la historia de la humanidad, fue un mundo azul y verde, un mundo rebosante de sonidos y aromas de la naturaleza, en el que podías beber la lluvia y salir a jugar hasta altas horas de la noche. De eso no queda más que imágenes desteñidas en revistas, conservadas por siglos en nuestras bóvedas. Ni papá, ni mamá, ni mi abuelo pudieron verlo así.

Todo fue culpa de un solo invento humano: la bomba atómica. Cuando la guerra estalló, en aquella era, ya no quedaban formas de atacarse que exclamaran poder absoluto tanto como una de esas.

Los humanos lo habían hecho todo. Toma de rehenes, tortura, armas de fuego, explosivos, bombas químicas, bioterrorismo. Fue como si cada una de estas formas se quedara pequeña, como si ya no hiciera suficiente daño.

Para los gobiernos, nunca era suficiente daño.

Destruir hasta las cenizas comenzó a ser el plan inicial, sin mediar ataques pequeños. La Gran Potencia comenzó el ataque, y sus enemigos respondieron con mayor intensidad.

La vida fue casi extinta.

Los mismos quienes extendieron los ataques, perecieron entre fuego, y los que duraron más, por cáncer.

Algunos sobrevivieron. Construyeron túneles, que luego se convirtieron en bóvedas impresionantes. La sociedad se rearmó bajo tierra. Fueron tiempos de oscuridad, pero también, época de crecimiento, de repoblación.

Siglos después, llegó la era de la luz. Los humanos salieron de las bóvedas a ver el mundo exterior, pues ya no quedaba espacio para todas las generaciones.

Fue el experimento más importante desde los fallidos viajes a otros planetas.

Pero, la tierra era un yermo desolado. ¿Qué esperaban?

Al menos ya casi no quedaba radiación.

El verde y el agua se fueron, la escasa flora y la fauna cambiaron. La tierra se convirtió en el lugar más peligroso para habitar. Surgieron caníbales, tribus asesinas, esclavizadores, sumado a los emergentes supermutantes.

Pero algunos nómades nacieron con capacidades extrahumanas, capaces de devolver la vida al planeta, con pequeños pero importantes impulsos.

La fe tomó forma antropomórfica, y los humanos pasamos a depender de ellos, las Divinidades.

Esta es la historia de cómo humanos y dioses de la naturaleza lograron acordar armonía para la recuperación del mundo.

Y tú, pequeño, puedes ver como hoy comienza a sanar.

Tú y las siguientes generaciones serán parte de su reconstrucción.

¿Y cómo lo sé?

Porque leo, hojas del pasado, de hace milenios atrás, que me han enseñado que la historia sirve para no estar condenados a cometer las mismas aberraciones; y porque escribo, lo que veo para el futuro, y si te he traído al mundo, no ha sido a verlo perecer.




RIVERS IN THE DESERT




El aire olía pesado a gasolina. Podía pasar años de su vida expuesto al material, pero nunca se acostumbraría al pungente aroma colándose por su nariz. Por el contrario, su compañero ya casi no lo sentía. Difícilmente podría percibirlo, la adicción lo había convertido en tolerante.

Cerró la tapa de la entrada de combustible y colgó la manguera en el depósito. No estaba seguro de cuál sería la siguiente misión, pero sí podía decir con certeza de que implicaba un largo viaje. Suga había cargado el camión con una cantidad importante de cápsulas de energía que, suponía, servirían para moverse a través del yermo y también para negociar.

Estaban quedándose sin agua, y eso lo tenía algo nervioso. Ir al reino del sur nunca era muy grato.

Mínimo eran dos días de viaje, bajo el calor abrasador del día, y por la noche estaban obligados a soportar temperaturas bajo cero. Y eso era cuando el clima estaba "bueno". Tormentas de tierra y relámpagos eran frecuentes en la estepa, y la lluvia radiactiva era otro enorme problema.

Evaluaba que eso sólo era lo que podía ocurrir por el camino. Llegando al destino, era otra ruleta a la suerte. En ocasiones las cosas salían bastante simples, el diálogo fluido, una cena agradable con los representantes, y el negocio se cerraba con éxito rotundo.

En otras, corría sangre, y a eso Jungkook aún no se acostumbraba.

Aunque se suponía que el rey del sur era de los que prefería la paz, así había sido en intercambios anteriores.

Se había quejado en un momento de tener que ir, pero Jimin, con su sonrisa encantadora, le había dicho "¿y qué sería de mí sin ti?". Sintió sus mejillas arder y echó a Jimin de la armería, ante la risa pícara del rubiecito, e intentando disimular un vergonzoso temblor de manos.

Si las cosas salían mal, tendría que usar otro preciado diazepam.

Jimin parecía relajado al respecto, echado en una silla de tela. Su trabajo era distinto al de los demás, menos físico, más cerebro. Básicamente, era el negociante, quien se jugaba la vida con su carisma. Lo había visto varias veces, conversando con gobernadores y reyes, convenciendo, persuadiendo. Era el primer filtro, de quien dependía si ocurría un enfrentamiento, o si es que simplemente la interacción se reducía a un intercambio de recursos.

El muchacho siempre estaba allí para hacer sentir a los demás que las cosas no eran tan terribles, que podría ser peor, y que dieran gracias.

Jungkook no sabía exactamente de qué agradecer cuando el olor de la pólvora ingresaba a su sistema después de un exitoso disparo en la cabeza.

V se lo había cuestionado un montón de veces, tratándolo incluso de cobarde. Habían nacido en un mundo en el que matar o morir era la consigna, no había espacio para lamentarse ni temer. Esa vez, Jungkook lloró, y se prometió no volver a decepcionar a su mayor.

Más allá estaba V. Su expresión seria parecía imperturbable, para quienes no lo conocían. Después de años de viajar con él, Jungkook había visto los extremos que lo hacían humano: su piedad y barbarie. V había perdonado la vida de un montón de personajes, pero eso era poco pensando en que comenzó a matar a los ocho años y de eso ya habían pasado varias eras. La verdad, Jungkook prefería guardar en su memoria al V con ataque de risa o incluso al que lucía abatido, antes que al asesino que realmente era.

Y ese era su punto en común.




~




Suga y Jungkook estaban de centinelas en la torre cuando vieron acercarse a lo lejos una caravana de vehículos. Era el reino del Sur, por las banderas azules y el estandarte del agua. Habían tenido el control de aquel elemento por siglos, gracias a la Divinidad del Agua, el ser que no puede ser tocado.

Era cierto, el agua es el elemento necesario para la vida, pero sólo con eso, el Rey Kim Namjoon no podía hacer mucho. Necesitaba de la energía, propiedad del reino del norte, lugar al que se dirigía; y también necesitaba de alimento, Divinidad que tenía su hogar en el oeste.

Las tres divinidades estaban estratégicamente ubicadas, una en cada reino, para permitir la "democracia". No era posible que un reino tuviera más de una, para evitar el abuso de poder y la desigualdad. Los reinos debían negociar los recursos si querían mantenerse en pie.

Había cierto misterio encantador en el reino del sur. Era sin duda el gobierno más próspero de la región, y su rey era el estratega más brillante de la faz de la tierra. Él era reconocido además por su cercanía con el pueblo, y la gente lo tenía en estima.

Para V, ningún rey podía decirse buena persona, incluso cuando trabajaba para uno.

El muchacho miraba desde la otra torre junto a Jimin, como el vehículo del rey era inmensamente lujoso, despampanante y blindado. V suponía que, como rey, quizás era propio darse ciertos lujos, pero eso era demasiado.

- Mira ese auto, V, es de otro mundo. ¿Crees que también haya traído a la Divinidad? - Jimin interrumpió el silencio

- No creo que vaya a exponerla así

Aquella era otra de las cosas atrayentes del reino del sur: nadie jamás había visto a su Divinidad, y las personas especulaban cómo podía ser. ¿Sería mujer? ¿U hombre? O quizás un punto entremedio de ese espectro. El Rey Namjoon destacaba la belleza extraordinaria de su Divinidad, alegando que era un ser demasiado importante para el planeta como para hacer apariciones banales ante la gente.

Cabezas habían rodado por atreverse a mirarlo, y nadie nunca lo había podido tocar, porque esa era la prohibición más explícita: la divinidad del agua no puede ser tocada bajo ninguna circunstancia.

Todo el mundo sabía que el ser supremo habitaba en la alta torre del castillo del reino del Sur, sin embargo, nadie se atrevía a acercarse, por las consecuencias que aquello tendría. Namjoon había explicado muchas veces que, no era un capricho prohibir tocarle, sino que era una ley por el bien de la vida en la tierra, ya que al poner las manos de un humano encima de su piel, la divinidad perdería sus poderes, y ya no habría agua en el planeta.

V se preguntaba qué tanto había de cierto en eso, Las Divinidades conocidas no eran muy diferentes de un humano común en su apariencia. Todo el mundo conocía a Hoseok, maestro de la energía. Suplía al mundo de luz, combustible, y con ello, tecnología. Pero Hoseok no era nada parecido a una princesa virgen de castillo. Caminaba por las calles del reino del Norte como un habitante más, hacía compras, conversaba con la gente, saludaba a sus súbditos con apretones de mano y abrazos, y conservaba perfectamente su estado divino y sus capacidades. Los mercenarios habían hablado con él de tú a tú en numerosas ocasiones, sobre todo Jimin, el que tenía el don de la palabra.

La divinidad del Oeste, productora de semillas y cosechas, la señorita Jisoo, incluso había participado en batallas y emboscadas, como soldado raso.

¿Qué tenía de especial la Divinidad del agua? Seguía siendo desconocido, pero atrayente. Era como un poder sin rostro, sin cuerpo. A veces la gente se preguntaba si de verdad existía, pero luego, volvían a creer al ver sus obras. Cada ciertos meses, hacía correr una cascada desde la torre del reino, y la gente se reunía abajo a juntar lo que más pudieran. Luego, volvía la sequía y la gente se dedicaba a rezar y llevarle ofrendas y sacrificios.

Era natural que, Namjoon siendo tan protector de su divinidad, no la acarreara reino por reino.

Sonó el comunicador en el oído de V y Jimin, con algo de estática y la voz ronca de Suga.

- Vaya demostración de humildad

- Así es Namjoon - contestó V, serio

- Debería ser como Jesús de Nazaret - habló Jimin, con propiedad

- ¿Quién es ese? - preguntó Suga, confundido

- Lo leí en un libro - explicó el muchacho, entre risitas - era un rey, pero era tan humilde, que entró a la ciudad montado en un animal llamado burro

- ¿Sabes que es un burro, Suga? - preguntó V, más perdido

- No, Jimin está inventando seguramente

El chiquillo se disponía a alegar cuando un mensaje grabado se coló en el comunicador de todos los mercenarios.

- Se solicita a los centinelas hacer guardia mientras dure la estadía del Rey Namjoon.

- Ah mierda, creí que formaríamos parte del comité de bienvenida - se quejó Suga a través del comunicador

- Jamás has sido invitado a esos eventos, Suga - aclaró Jimin

- Uy y él sí, todo porque habla bonito - Suga respondió, de mal humor

- Nadie quiere ser recibido por alguien a quien le falta un brazo - habló V, con un chiste cruel, aunque su amigo ya estaba acostumbrado

- Eres una verdadera mierda, V

- Ya no peleen - rogó Jungkook - de seguro cuando el Rey Namjoon se vaya, iremos a sus tierras y nos darán un banquete

- Ya veremos - Jimin cerró la conversación, y se dedicaron a hacer guardia como les había sido encomendado.




~




Kim Namjoon estuvo en las tierras del norte por el día en que llegó, esa noche, y parte del día siguiente. Empezando el atardecer, emprendió la marcha de vuelta hacia el sur junto a su escolta.

Las cosas habían estado bastante pacíficas, y el plan seguiría según lo acordado, irían V, Jimin, Yoongi y Jungkook al reino del sur a intercambiar energía por agua. Hoseok había estado trabajando arduamente días antes, en elaborar energía y conservarla en las cápsulas destinadas a ello para enviarlas de viaje.

Jiyong, rey del Norte, no mandaba a cualquier mercenario a una misión como esa. V llevaba ejerciendo desde que era un niño, al igual que Suga, quien incluso había perdido su brazo izquierdo en una batalla, que libró con tan sólo doce años en aquella fatídica vez. Utilizaba un brazo mecánico de por vida, el cual había sido construido por él mismo. Su supervivencia y entereza después de experimentar y ver tantas atrocidades, era la prueba de que estaban plenamente capacitados para ser los mercenarios de confianza del rey.

Jimin había comenzado como criado en el palacio, pero su fuerza y carisma lo elevaron a ser uno de los soldados más cercanos al monarca. Jungkook era la más reciente adición al grupo, hacía cuatro años, por su talento en el tiro al blanco y la templanza que nadie más tenía como francotirador.

Los cuatro hacían un buen trabajo en equipo, registrando ninguna misión fallida en los años de servicio.

Sin embargo, la lealtad al rey Jiyong en ocasiones tambaleaba en la balanza poco estable que era la mente de V. No había misión en la que en algún momento no se preguntara si estaba haciendo lo correcto, si es que era necesario tanto sacrificio por el honor de un tipo que siempre estaría sentado en un trono.

V era un simple esbirro y toda la vida lo resentiría.

No, no era que quisiera ser rey, al contrario. Una pequeña semilla germinaba en su interior, poco a poco convirtiéndose una planta firme, que alimentaba sus deseos de anarquía. Ni Jiyong, ni Namjoon, ni dios, ni ley, ni nada que limitara a la voz del pueblo. Sólo auto-gestión, cooperación, armonía con la naturaleza y respeto entre todos, era lo que soñaba para el futuro.

Pero sólo estaba en sus fantasías. Si bien anhelaba un futuro distinto, se culpaba por contribuir a mantener las cosas estáticas. Cuando Suga fue amputado, V no quería más que matar a su propio rey por someterlos a una mierda como esa. En noches sin dormir, que eran la mayoría, pensaba una y otra vez en que, detrás de esa sonrisa de aceptación y bajo sus regalos en forma de medallas y trofeos, Jiyong no merecía nada más que una certera puñalada en el corazón.

Todo terminaba cuando concluía en que su sentencia sería alta traición, y su cabeza terminaría clavada en una estaca.

No, no quería terminar así, no en ese momento. Le quedaban cosas por hacer en la vida, aún faltaban alegrías. Tenía esperanza, aún cuando los horrores de masacres y hambre se aparecían en su mente, tan vívidos como la realidad.

Una vez más, obedecería, y doblegaría sus ambiciones de desgobierno, hasta tener otra oportunidad más precisa, una infalible.




~




Namjoon había pedido como garantía, que el equipo de mercenarios saliera varias horas después que él, para no sentirse perseguido ni amenazado. "Un rey cauto es honesto en sus peticiones", siempre aclaraba, todo el tiempo tan convincente. El Rey Jiyong accedió, pues solían acordar ese tipo de cauciones entre majestades.

Sin embargo, y totalmente fuera de acuerdo, fue el llamado del rey a sus mercenarios con la sirena por un asunto urgente. Suga no alcanzó ni a montar su brazo, Jungkook fue en prendas interiores, Jimin era el único alerta y V parecía molesto por ver perturbado su sueño.

Todos despertaron abruptamente con la noticia. La Divinidad de la Energía, Hoseok, no se encontraba en ningún rincón del reino. Habían buscado por todas partes, en los laberintos del mercado, en las afueras de la fortaleza, hasta debajo de muebles, y no había rastro del ser divino.

Estaba demás suponer que Namjoon, en su sed de poder y ambición, lo había secuestrado para gozar de dos divinidades a la vez. No podía ser de otra manera, y una deslealtad y abuso como ese, no se quedaría así.

V no tuvo otro gesto más que arrugar la cara al recibir la misión.

Saldrían en ese mismoinstante rumbo al sur, recuperarían a Hoseok sano y salvo, y además, comolección de justicia, traerían al reino del norte a la Divinidad del Agua.





Como les dije, traigo un TaeJin nuevo. Esta idea lleva muchísimo tiempo en mi cabeza, pero no conseguía darle la forma que deseaba. Creo que ahora me inspiré lo suficiente y logré armarlo.

Está basada en varias cosas que me apasionan bastante, Bangtan obviamente, la saga Mad Max y los videojuegos Fallout, Borderlands y Rage. En cuanto a la idea, me inspira profundamente la canción Rivers in the Desert de Shoji Meguro para el juego Persona 5.

Eso mi gente, espero que les guste esta nueva cría y le den amor. Trae drama, penita, risas, acción, de todo un poco, y espero cumplir las expectativas.

Les amo mucho ♥ Gracias por leerme!

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