Veintitrés

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No tuve el valor para hacer nada.

Era tan sencillo decirlo, pero tan complicado hacerlo que me sacaba de quicio. ¿Por qué no podía acercarme a él y decirle?:

«Hey, Noah, ¿por qué no lo intentamos de nuevo? Dicen que a la tercera va la vencida, ¿no?».

Pero no me atrevía a hablar con él.

Lo había intentado, aunque no tuve ni una pizca de éxito. Cada vez que le veía salir de su casa me quedaba paralizada y no podía hablar con él. Me quedaba en el porche, mirando mientras se marchaba, aunque siempre me regalaba una sonrisa antes de partir y desaparecer por el final de la calle, como si nada. Como si no supiese todavía que sus sonrisas me encantaban.

Me pasé las manos por la cara, frustrada y solté un grito de exasperación. ¿Por qué era todo tan complicado? Si yo estaba antes tranquila, me bastaba con verle desde la distancia, saber que era inalcanzable, que no sentía nada por mí. Todo era más sencillo antes, antes de la aparición de Morgan en mi vida, antes de la del orangután, antes de que este me hiciese dudar de todos mis movimientos y acciones.

Deseché el último pensamiento de mi mente a la fuerza y continué mirando los apuntes a color. No me concentraba, era imposible y estaba harta de eso. Gruñí y me obligué a centrarme y estudiar para ponerme al día con todos los apuntes posibles antes de ir a trabajar. Mas el incesante pitido del teléfono móvil recibiendo varias notificaciones seguidas me sacaba de quicio.

Me levanté para poner el teléfono en silencio y asegurarme de que la alarma estuviese programada, pero un mensaje me desconcentró. Fruncí el ceño y contesté a Morgan, antes que nada, luego abrí el chat del orangután.

Orangután: mis sábanas siguen oliendo a ti, creo que las voy a quemar para quitar su olor...

Rodé los ojos y le contesté con una grosería. En su siguiente mensaje pude percibir la burla y la diversión.

Orangután: ¿con esa boquita besas a tu madre?

Orangután: Voy a tener que castigarte por esas malas palabras, cervatillo

Negué con la cabeza y dejé el móvil en silencio, volviendo a mi silla de escritorio y a ponerme a estudiar. Cogí el lápiz y me puse a apuntar un par de datos, pero, pronto, empecé a menearlo rápidamente, nerviosa. Me levanté de nuevo y cogí mi teléfono, ansiosa de saber lo que había puesto y como me había devuelto la pulla que le había soltado. Solté una carcajada seca y le contesté.

Me olvidé de volver a estudiar y estuve charlando con él hasta que sonó la alarma, dos horas después.

Dos horas que habían parecido simples minutos.

Bajé las escaleras corriendo, con la mochila a cuestas, me coloqué las zapatillas al llegar a la entrada, sacándolos del zapatero y guardando ahí las zapatillas de andar por casa. Toqué mis bolsillos traseros en búsqueda del teléfono y, cuando me di cuenta de que me lo había dejado en la habitación, corrí de vuelta hacia ella para cogerlo.

Extrañada, escuché como el timbre sonaba. Fruncí el ceño, pues no esperaba visitas y menos cuando entraba a trabajar en media hora. Mi madre estaba trabajando así que tampoco podía ser por ella. Mucho menos se trataba de Jason, pues seguía en clases hasta las cuatro.

—¿Qué haces aquí? —pregunté confusa al ver la silueta en mi puerta.

—Vengo a recogerte, tontita. Hace mucho que no tenemos un rato a solas, así que hay que aprovechar.

—¿Tú entrando tan temprano a trabajar? —me subí la cremallera del abrigo y le seguí, con una sonrisa divertida en el rostro.

Morgan solo se encogió de hombros y me sacó la lengua, dejando ver la reluciente bola de color plata. Me alcanzó un casco y me lo coloqué, dejando la bufanda dentro del sillón. Esperé a que se montase y seguí sus pasos, rodeando su cintura con mis delgados brazos. Chillé del susto cuando arrancó y aceleró.

Noah salía de su casa en el mismo momento. Me vio y me saludó con la mano y una minúscula sonrisa que pude ver a la distancia. Morgan le pitó y aceleró más todavía, haciéndome reír y agarrarle más fuerte hasta que llegamos a la cafetería donde ambas trabajábamos.

—Oye, Morgan, ¿te cae bien Noah?

—¿Eh? Sí, no lo conozco mucho, pero me cae bien. ¿Por qué?

—Tengo la impresión de que a Sam no le cae nada bien —guardé la maleta en la taquilla y me coloqué el delantal y la gorra.

—Nah, seguro que son imaginaciones tuyas —repitió mis movimientos y fue hasta el panel de corcho para firmar y dar acta de su llegada.

—¿Estás segura? Se cree que no me doy cuenta, pero veo las sonrisas falsas que le dedica y encima viene a espiarme a mi cita con él —bebí agua y le seguí hasta el lavabo—. Ahora que lo digo, ¿tú lo sabías? ¿Qué iba a ir a espiarme?

—¿La verdad? —asentí—. No, aunque me hubiese gustado saberlo para ir a ver como iba tu tan esperada cita con Noah, aunque hubiese preferido que me lo contases tú misma. Me gustan los cotilleos, pero no por ello voy a ir invadiendo la privacidad de la gente y, mucho menos, de mi amiga —se lavó las manos varias veces y se retocó el pintalabios —. Por cierto, ¿por qué cuándo me contaste sobre la cita solo me dijiste que os interrumpió una llamada? Esto no me lo contaste.

Por Einstein, sabía que debía haberme callado y mantenido la boca cerrada. Desvié la mirada, nerviosa porque no sabía que contestarle. Colocó su mano sobre mi hombro y la apretó, sonriendo suavemente.

—¿Pasó algo más? ¿Te hizo algo? Porque lo conozco poco, pero podría matarlo perfectamente. Nadie sospecharía de mí —me miró seriamente. Le sonreí para tranquilizarle y negué con la cabeza—. ¿Entonces? ¿Qué pasó? ¿Te diste cuenta de que te gustaba más?

¿Se lo decía? ¿Le decía que no había sentido tantas mariposas cómo creía? ¿Qué no me había sentido tan emocionada y enamorada como en los libros que ella me había hecho leer? ¿Qué no tenía muchas cosas en común con él y una de mis mayores pasiones le aburría? ¿Le decía la verdadera razón de la interrupción? ¿Lo que había pasado después?

Abrí la boca, pero ningún sonido salió de esta. ¿Por qué no se lo decía? ¿Acaso era porque si lo decía en voz alta, todo se haría realidad? Confesarlo haría que fuese verdad, que el beso había ocurrido y yo no quería que eso pasase. No quería que ese hecho fuese real.

No podía arriesgarme a que se supiese.

—Sí, me di cuenta de lo mucho que me gusta —sonreí.

Mentirosa, mentirosa, mentirosa.

Morgan asintió lentamente, sopesando mis palabras y dándose cuenta de algo. Se intuía que estaba mintiendo, y abrió la boca para rebatir, pero alguien más se le adelantó. La profunda voz de Tyler profirió un grito que nos hizo saltar.

—¡A trabajar, par de cotorras!

Salí despavorida del baño. Morgan me miraba seriamente desde su lugar de trabajo. Desvié la mirada y centré mi atención en el estudiante que entraba y se colocaba en mi mostrador.

Bravo, Violet. Acabas de demostrar lo cobarde que eres al huir de las adversidades.

Otra vez.

La biblioteca de la Universidad Politécnica Local de Holmgraves era una maravilla. Desde su fachada exterior, donde varias columnas griegas de estilo corintio hacían de pilares decorativos, hasta su interior, con un aspecto antiguo y rococó. Todos los muebles, tanto mesas, sillas como sus enormes estanterías que albergaban libros de todo tipo, eran de madera, de una madera oscura, de caoba.

Se notaba la antigüedad de la biblioteca, todos los años que llevaba en pie, desde la fundación de la Universidad harían unos doscientos años. Era una de las bibliotecas más antiguas, pero de las más infravaloradas. A pesar de poseer muebles tan antiguos, estaban perfectamente cuidados y se cambiaban cada cierto tiempo para preservar los componentes y sus características. Además, no era una biblioteca antigua, pues estaba perfectamente ajustada a las nuevas tecnologías y, para ello, habían habilitado bastantes alargaderas para poder cargar la batería de los ordenadores portátiles y teléfonos móviles.

Estaba maravillada con esta biblioteca y mis interminables visitas lo demostraban. Me podía pasar horas recorriendo los pasillos en búsqueda de los mejores libros sobre ciencia y astronomía, sobre métodos de estudio y, últimamente, debido a Morgan, había acabado viniendo para llevarme algún libro de fantasía que ella me recomendaba. La bibliotecaria se quedó impresionada cuando pasé de llevarme cinco libros a la semana de las teorías científicas más relevantes y las opiniones de otros científicos y autores a llevarme un libro sobre una chica que es obligada a vivir en un mundo mágico.

Por desgracia, mi visita a la biblioteca no era esa. Ni era un motivo tan increíble ni maravilloso. Había sido arrastrada hasta ella. Era la primera vez que alguien me tenía que arrastrar hasta un sitio así, pues siempre había estado encantada de hacerlo por mi propio pie, pero era diferente en esta ocasión.

Esta vez tenía que hacer un trabajo grupal, el cual ya había dicho que lo podía hacer yo sola, sin ninguna ayuda. Pero el orangután no pensaba lo mismo. El muy estúpido había aparecido en la puerta de mi casa quince minutos después de decir que me lo dejasen a mí cuando vi el mensaje de Heather preguntando en el grupo como lo íbamos a hacer y cuándo íbamos a quedar. Por lo tanto, el bruto había aparecido y, cuando me negué, se metió dentro de la casa y se encargó él de prepararme la maleta y salir, obligándome a seguirle.

«No estamos en el instituto, Violet. Aquí somos un equipo y el trabajo se repartirá. Tienes un trabajo, lo cual es una carga en los hombros. No te voy, vamos —se corrigió a sí mismo—, a dejar a cargar con todo. Además, ¿por qué iba a confiar en ti para hacer todo el trabajo? Seguro que la cagas a lo bestia». Fue lo que me dijo en el trayecto en coche hasta la biblioteca, causando dos reacciones en mí, ternura y gratitud por sus primeras palabras y desprecio por las últimas.

«Vete al tártaro. Solo no me entorpezcáis, ¿vale?». Esa fue mi respuesta.

«No me entorpezcas tú a mí con tus pataletas, cervatillo».

Y con eso terminó la escasa conversación que mantuvimos en el corto trayecto, ya que era un loco al volante e iba a toda velocidad, por lo que llegamos en pocos minutos, muchos minutos menos de los que yo tardaba en venir en bicicleta.

—Hey, cervatillo —el orangután chasqueó sus dedos en mi cara, frente a mis ojos, haciéndome salir de mi ensoñación y que le mirase con mala cara—. Estás en los mundos de yupi. ¿Y tú querías hacer todo el trabajo? Menuda descerebrada —le di un zape en la mano y miré mis apuntes sobre la clase.

—Vale, el trabajo no es muy difícil, pero tenemos que ser muy precisos sobre su procedimiento para poder hacer luego el informe —hablé, ignorando al estúpido y a sus palabras—. Solo debemos hacer un plano formas de un avión y otro de un cohete. Es decir, uno hace la planta, otro el alzado y quien queda hace el perfil. ¿Os parece? A mí me da igual cual hacer. Así que os lo dejo a ustedes.

Procedí a ver en el ordenador los datos que necesitábamos, pues, quizás, en el aula virtual había modelos de otros años que podíamos tomar como ejemplo y punto de partida. Inicié sesión en mi correo electrónico y me quedé a cuadros al ver un correo asignado como importante. Tragué saliva lentamente y sentí como el mundo se paraba, como iba a cámara lenta mientras decía:

—Ahora vengo —arrastré la silla por el suelo de madera y me levanté.

Salí casi corriendo hasta el baño, donde me entré en un cubículo y me senté en la taza, aguantando las ganas de chillar y de llorar. ¿Otra vez? ¿No se enteraba que no quería saber nada de él? ¿Cómo sabía mi correo electrónico? ¿Por qué me hablaba desde ahí, no se daba cuenta de que si lo había bloqueado era por algo?

Volví a mirar el correo desde el teléfono móvil, lágrimas se me agolparon en los ojos y me odié por eso, por decir que no me importaba su vida, pero al mínimo interés que mostraba me hartaba de llorar. Limpié con rabia una lágrima traviesa y rebelde que cayó de mi ojo y recorrió mi mejilla.

De andrewgriffin1974

Para violetcampbell30

¡Hola!

Creo que me has bloqueado en Messenger. Entiendo que lo hayas hecho, es normal que me tengas rencor. Pero, de verdad, Violet, nos encantaría que tu hermano y tú vengáis a vernos un día. Quiero arreglar las cosas con ustedes, haceros ver que he cambiado. Que podemos volver a ser una familia, aunque estemos separados. Pensároslo.

Tendríais todos los gastos pagados del viaje y os quedaríais en nuestra casa, donde tenemos sitio de sobra para ambos. Olivia y Emma están deseando conoceros, sobre todo desde que vieron vuestras fotos y después de todo lo que hablo de vosotros.

Por favor, estrellita, respóndeme.

Un beso,

Papá.

Lo releí una y otra vez y, cada vez que lo hacía, sentía como una nueva grieta se formaba en mi corazón y me hacía sufrir. Por Einstein, esta vez la batalla de corazón contra cerebro era un desperdicio, el corazón dejaba noqueado al cerebro una y otra vez, sin darle tiempo a respirar ni a moverse, sin darle un respiro. Solté un sollozo alto e, incapaz de aguantar más el dolor de sus palabras, comencé a llorar, sintiendo como todas las lágrimas recorrían mi rostro y caían sobre mis piernas.

«Que podemos volver a ser una familia, aunque estemos separados.»

No paraba de darle vueltas a eso, sintiendo como el corazón le daba el golpe final al cerebro, dejándolo moribundo en la esquina, mientras el órgano vital bombeador de sangre alzaba los brazos en victoria, proclamándose campeón. ¿Una familia? No había vuelta atrás, él mismo había conseguido que estuviésemos así. Por Einstein, era solo un mensaje. ¿Qué debía hacer? ¿Qué le contestaba? ¿Le bloqueaba sin decirle nada? No tenía respuestas para nada.

Me llevé un rato en el cubículo del baño, con los pies sobre la taza mientras abrazaba mis piernas y lloraba esmorecida por un simple correo electrónico. Cuando sentí que no podía llorar más, que todo mi lacrimal se había quedado seco, salí de ahí y me limpié la cara, esperando borrar cualquier rastro de lágrimas. Mi reflejo en el espejo solo mostraba a una persona con los ojos rojos y llena de ojeras violetas.

Por Einstein, se iba a notar que había estado llorando, aunque, por suerte, nadie diría nada. Aunque teniendo en cuenta que Oliver se encontraba en la mesa, seguro que abriría esa boca tan estúpida que tenía. No llegué a averiguar si soltó algún comentario.

Una mano grande y áspera agarró mi brazo nada más salí de los baños. Miré asustada al causante. Suspiré algo aliviada al ver que se trataba del orangután. Frunció el ceño al ver mi cara, llena de lágrimas secas y de ojeras. Tragué saliva y desvié la mirada, incómoda por su escrutinio tan extremo y serio.

—Suéltame.

—¿Estás bien?

Hablamos a la par, me quedé muda al oír sus palabras. En su voz no había ni un rastro de diversión, solo de genuina preocupación. Sus ojos dejaban ver lo mismo que su voz.

—Estúpida.

Tiró del brazo del que me tenía sujeta y me acercó a él. Me choqué con su pecho, tragué saliva al sentir lo cerca que estábamos. Sentí como una de sus manos se dirigía hacia mi cabeza, acarició de manera suave mi cabello, tranquilizándome.

Me di cuenta pronto de lo que estaba ocurriendo.

Oliver no se estaba cachondeando de mí.

Oliver me estaba abrazando.

Lentamente, levanté mis brazos y rodeé su cintura, dejando caer mi cabeza sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón. Una lágrima solitaria recorrió mi mejilla, Oliver, con su otra mano, me acercó más a él y yo le apreté, devolviéndole el abrazo.

Estaba abrazando a Oliver.

Estaba abrazando a mi rival.

Y no me importaba hacerlo.

Porque, a veces, lo único que necesitaba alguien era un abrazo.

Incluso si la persona que te lo daba fuese alguien al quien creías no soportar.

¡Hola!

1/3 del maratón

Violet ya empieza a mostrarse ansiosa a la hora de hablar con Oliver. ¿Eso es bueno?

¡Morgan! ¡Te echaba de menos, reina!

Vale, entonces ella no estaba al tanto de la artimaña...

Ehhhhhh

Que pesado el puto padre, de verdad, que se calle veinte años

Es que no lo entiendo.

Mi niña, llorando en el baño, sola hasta que Oliver ha visto que había algo mal

Les amo :(

Ese abrazo </3

¿Está dándose Violet cuenta de algo?

¡Ya tenemos nombre de ship! La gente votó #Violiver jeejeje

Capítulo dedicado a María, ay mi campita, gracias por aguantar mis lluvias de ideas y los dramas que me entran con todo lo que escribo. Eres mi fan nº1 y por eso te amo jajajaaja

Random, pero si por casualidad comentáis la historia por RRSS, podéis utilizar el hashtag #Rivalesenlacima para que pueda verlo😍☺️

¡Muchas gracias! Nos leemos,

Maribel❤️

Os dejo mis redes sociales donde, además de subir tonterías, publico adelantos y memes :)

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