Diecinueve

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La fría porcelana dejó mis mejillas entumecidas.

Vomité por tercera vez en lo que llevaba de día sobre el inodoro de Ross's, la cafetería donde trabajaba. Apoyé las manos sobre este y esperé a que se me pasase la fatiga, sentada en el suelo de los baños, con un sudor frío recorriéndome la nuca y haciéndome tiritar.

Una arcada me poseyó. Sentí como la bilis me subía por la garganta y acababa en el inodoro. Sentí a alguien sostenerme el cabello y acariciarme la espalda.

Por Einstein, odiaba vomitar. Era lo más asqueroso del mundo y, últimamente no paraba de hacerlo. Primero fue después de la fiesta de casi fin de año, debido a la resaca infernal que me taladraba la cabeza y me hizo caminar en modo muerta viviente durante todo el día.

Ese día, cuando desperté, lo primero que hice fue dirigirme al baño corriendo para expulsar todo el alcohol que ingerí la noche anterior. Me dije una y otra vez que iba a ser la primera y última vez que iba a beber, que la diversión de la noche no compensaba el dolor de cabeza ni la fatiga que me acompañó durante ese día. Y, mucho menos, compensaba la vergüenza de acordarme de todo lo que había hecho.

Pequeños fragmentos de la noche anterior llegaron a mi cabeza, desde la pregunta fallida de Noah hasta acabar vomitando en los zapatos de Moore y todos los comentarios que le solté en el camino, totalmente ida y comportándome de una forma inapropiada e impropia de mí. Además, el idiota no paraba de recordarme lo del vómito, pues, cuando terminé de vomitar y volví a mi habitación, había una nota en mi mesita de noche, con la caligrafía del orangután, desordenada e inquieta, diciendo que debía limpiarle los zapatos. Aunque, me dio consejos para combatir la resaca, incluso había dejado una pastilla y un vaso de agua, pero no recordaba que hubiese vuelto.

—No entiendo por qué te pones así, es solo una nota.

Habló mi amiga, quien me daba caricias en la espalda y me ayudaba a levantarme, sacándome de mi ensoñación y de los recuerdos de esa fatídica noche. Me había visto todo el día, muerta de nervios, queriéndome morir por la situación que estaba a punto de ocurrir.

El resultado de los exámenes.

Quizás tenía razón y estaba sobreactuando, pero no era algo que podía cambiar. Desde hacía años, una sensación de fatiga y nervios me entraba en el organismo cada vez que se acercaban los exámenes. Creo, que esa sensación llegó cuando decidí estudiar esta carrera y, para ello, necesitaba buenas notas. Me corrijo, necesitaba las mejores notas y no podía permitirme fallar y tener menos calificación de la necesaria si quería conseguir una beca para poder pagarme los estudios, pues no podía hacerlo con el sueldo de mi madre y, encima, ya no podía trabajar por los ataques de ansiedad y de pánico que me dieron una vez y me hicieron dejar el trabajo a medio tiempo.

Por lo que, siempre me presionaba a mí misma hasta el punto de atacarme de los nervios y echar todo por la boca para no desmayarme. Era una cosa que no podía cambiar, por más que odiase vomitar y todo lo que conllevaba, pero, con suerte, ahora solo ocurriría dos veces al año y no todos los meses como ocurría en el instituto.

Cogí el cepillo de dientes de mi bolso y me lavé los dientes, intentando eliminar cualquier rastro de vómito de mis dientes y de mi boca, intentando exterminar cualquier mal olor y bacteria que se había quedado en el interior de mi boca. Aparté la mirada del reflejo del espejo cuando vi la mirada que me lanzaba Morgan a través de este. Una mirada de pena, pero, sobre todo, cargada de dureza.

—Tienes que dejar de sobre esforzarte tanto. No tienes que demostrarle nada a nadie.

Dejé que el agua corriese. El sonido del grifo abierto y echando agua era lo único que se escuchaba en el baño. Aunque se podían percibir las voces de los clientes desde fuera. Coloqué las manos en la encimera y agaché la cabeza.

Sabía que no podía seguir así, pero debía hacerlo. Debía seguir estudiando y sacando las mejores notas posibles para poder seguir en la carrera. Para poder graduarme, para salir de Holmgraves, para dejar atrás este pueblo del demonio, para salir de este estado, para llevarme a mi familia conmigo, para que mi madre dejase de trabajar y viviese la vida que se merecía, para que Jason dejase de mirarme con desdén... para que los tres empezásemos a comportarnos como una familia.

Por eso tenía que seguir. No importaban los dolores de cabeza, ni las ganas de llorar y romper todo antes de un examen y antes de que me diesen los resultados del mismo, ni tener que trabajar y estudiar al mismo tiempo. Nada de eso importaba, pues tenía una meta en mente y no iba a parar hasta cumplirla.

Me eché agua en la cara, haciendo desaparecer cualquier rastro de agobio, nervios y de las lágrimas que estaba a punto de soltar por culpa de mis pensamientos y palabras de mi amiga. sabía que no lo decía a malas, que solo se preocupaba por mí, pero no lo entendía. No entendía todo lo que tenía en juego.

Si me quitaban la beca...

Por Einstein, si me quitaban la beca todo mi esfuerzo había sido en vano y no podía permitírmelo.

Sentí unas caricias en la espalda y me volví hacia ella, quien tenía una sonrisa leve en el rostro.

—¿Necesitas más tiempo? Puedo hablar con Tyler.

—No, ya le he dado demasiados problemas.

Me sequé la cara e hice lo que mejor se me daba, fingir una sonrisa, aunque por dentro sintiese un revoltijo de emociones negativas y pesimistas, pues, como mi madre decía «No dejes que nadie te vea triste, aunque por dentro te estés rompiendo en mil pedazos.»

Volvimos al trabajo como si nada. Aunque Morgan me dirigía una mirada cargada de preocupación cada dos por tres, pensando que iba a volver a romperme y a sentir como el techo se me caía sobre la cabeza y, no la culpaba, yo me sentía así cada vez que sonaba mi teléfono. Pues, por primera vez desde que llevaba trabajando aquí, lo llevaba en el bolsillo del delantal en lugar de dejarlo en la taquilla, impaciente de saber cuando colgaban los resultados.

A la quinta notificación, sentía como el corazón iba a salirse por la boca. Miré a Morgan con los ojos abiertos, pues ella también había recibido una notificación y, la cafetería estaba más vacía que de costumbre, por lo que podíamos estar con nuestros móviles con tranquilidad. Pero, al abrir la notificación, la desilusión, pero también algo de alivio, me golpeó de lleno.

Sam: ¡Hemos quedado todos en el campus, al lado de la cafetería, para ver las notas a la vez! Da igual si las publican antes de que terminéis de trabajar, os vamos a esperar. ¡Ánimo!

A pesar de la desilusión, sonreí un poco y dejé el mensaje sin responder, pues Morgan fue la que lo hizo por las dos. En seguida llegó la respuesta de nuestra amiga, contenta por nuestra afirmativa.

Las horas de trabajo se hicieron eternas, pero, por fin, terminamos. Y las notas ya llevaban tiempo colgadas en el campus virtual, pero Morgan se había encargado de quitarme el teléfono en un forcejeo ya que no podía aguantar y necesitaba saber si había superado al gorila, pero la pelinegra no me dejó y escondió mi teléfono en su taquilla, escondiendo la llave en un lugar que no pensaba tocar. Tragué saliva cuando vi sacar los teléfonos, pero no me dio el mío, sino que se cambió y me agarró la mano para caminar hasta el punto de encuentro.

Samantha estaba tirada en el césped, con tres ordenadores portátiles a su lado, aunque solo miraba el que tenía delante. Supe quienes eran los dueños de los otros dos rápidamente, pues escuché gritar al orangután y, seguidamente, una pelota de rugby caía a mis pies.

—Ten más cuidado, imbécil.

Cogí la pelota y se la lancé de vuelta, con toda la fuerza posible que pude reunir. La cogió sin pudor, como si nada, haciendo que yo soltase un pequeño gruñido y que él me guiñase un ojo en respuesta. Rodé los ojos y me senté junto a Sam, quien se reía de nuestras interacciones. Yo saqué el portátil de mi mochila y lo encendí, poniéndome nerviosa al ver lo mucho que tardaba por lo antiguo que era. Morgan se sentó a mi lado, Alek al lado de su novia y Moore enfrente mía.

Todos estaban muy relajados. Solo Sam y yo parecíamos que era el fin del mundo, bueno, para Sam no tanto, pues Alek le hablaba para tranquilizarle. Alek, ya que era uno de los menos nerviosos, se propuso como voluntario para saber sus notas primero. No teníamos las mismas clases, ni los mismos profesores, pero todos se ponían de acuerdo en subir las notas al aula virtual a la vez, para que no hubiese problemas luego y así todo el mundo tiene el mismo tiempo para saber si debía presentarse o no a recuperar en junio.

—Sabía que economía me iba a quedar —chasqueó la lengua, pero no hizo ningún otro comentario. Sam le dio un beso en la mejilla, haciéndole sonreír levemente.

Luego fue el turno de Morgan, quien, había aprobado todo con buenas notas, incluso aprobó la asignatura esa que le traía por el camino de la amargura al hacer ese trabajo del que tanto se quejaba en nuestras salidas y sesiones de estudio.

—Un cinco son seis créditos —contestó al ver como esa la había aprobado por los pelos.

Después, vino Sam, quien lloró, gritó y rodó por el césped al ver que había aprobado todo, causando la risa de los presentes, pero la mía duró poco, pues era mi turno y el del orangután. Morgan me quitó mi portátil, haciéndome palidecer; Alek hizo lo mismo con el de Oliver, forcejeando con él ya que quería saber las notas primero. Intenté echar un vistazo a través del hombro de la pelinegra, pero esta se apartó y miró antes que yo. Todos, excepto Moore y yo, sabían nuestras notas y como iba la clasificación en la tabla de la competición.

—El ganador o la ganadora es... —habló Morgan, pausadamente—. Redoble de tambores, por favor —Alek y Sam se encargaron de la banda sonora que hizo que todos mis vellos se pusieran de punta. Miré a la pelinegra, expectante y ansiosa por sus próximas palabras—. ¡Violet!

Abrí los ojos ampliamente y llevé las manos a mi boca, impactada por sus palabras. Morgan sonrió, y entendí que decía la verdad, no me estaba engañando. Levanté los brazos en señal de victoria y miré hacia Moore, quien tenía los ojos entrecerrados mientras miraba la pantalla y todas las notas.

—Chúpate esa —dije una vez que terminé de mirar las mías.

Podía parecer un comportamiento infantil, no lo negaba. Sabía que muy adulto no era lo que estaba haciendo, pero me había matado a estudiar y había pasado más horas en sentada frente a mi escritorio más horas de las que me gustaría saber. Había estado irascible durante la época de exámenes, causando que Morgan se enfadase un par de veces conmigo y había llorado y llorado durante horas porque no conseguía retener la información que necesitaba y todo se me trababa.

Por Einstein, había ganado. Y todo gracias a la exposición de informática, la cual hizo que solo tuviésemos un punto de diferencia en la tabla. Le había superado en cuatro de las cinco asignaturas que cursábamos ese cuatrimestre.

—Este cuatrimestre ganas tú, pero no te creas que lo vas a tener fácil en el siguiente —mi respuesta fue hacerle un gesto vulgar con los dedos, reforzando el papel infantil que estaba interpretando en estos momentos, pero no me importó.

Seguimos tirados en el césped del campus, charlando, bromeando y aguantando comentarios gilipollas y estúpidos del orangután, quien no sabía como afrontar una derrota. Me reí mientras veía a Morgan correr de Moore y Alek cuando esta alcanzó la pelota de rugby que Sam le había pasado mientras jugaban un partido improvisado y sin reglas.

—Vamos —Alek agarró mi mano y tiró de mí hacia él, obligándome a levantarme y a unirme a la partida.

Me negué, pero no importaban mis negativas. Ya me habían arrastrado al improvisado campo de juego. Mis piernas y rodillas temblaron cuando vi a Oliver agarrar al vuelo la pelota que Alek le lanzó y devolvérsela cuando se alejó lo suficiente. Alek hizo una pequeña mueca y yo pensé que, si recibía uno de sus pases, podría acabar en el hospital porque Moore tenía una fuerza bruta fascinante.

Los gritos de mis amigas me hicieron dejar de pensar. Miré mis brazos y a mis amigas, con el pánico presente en mis rasgos. Por Einstein, ¿cómo había acabado la pelota en mis brazos? Empecé a correr, sin saber que hacer, pero pronto sentí al orangután a mis espaldas.

No sabía cómo, pero le esquivé. Aunque la paz no duró mucho, sentí su cuerpo chocar contra el mío, esperaba el impacto contra el césped, pero lo único que ocurrió fue que mis pies dejaron de tocar tierra firme y me encontraba sobre sus hombros, dejando caer la pelota al suelo y pegándole golpes en su trabajada espalda.

—¿Esta vez no halagas mi culo, cervatillo?

Sentí como el color se me iba de la cara, pero, rápidamente, volvía, aunque más acentuado. Volví a golpearle, esta vez con más fuerza y muerta de vergüenza. ¿Por qué no lo olvidaba? ¿Por qué seguía recordándomelo?

—Vete al tártaro.

—Cuando tú vengas conmigo, cervatillo.

Suspiré exasperada y continué golpeándole, deseando que me bajase. Sentí su cuerpo vibrar y supe que estaba riéndose. Rodé los ojos y vi como el resto de mis amigos se reían a la distancia, se reían a carcajadas limpias, haciendo que yo sonriese y dejase escapar una leve sonrisa.

Estaba feliz.

Teníamos dos semanas de vacaciones antes de que comenzase el nuevo cuatrimestre, en el cual el contador se ponía a cero y volvía a enfrentarme a Moore.

Morgan se encargó de hacerme desconectar durante esas dos semanas, no debía volverme loca y ella no quería verme tan agobiada y vomitando por las esquinas, palabras textuales, como esa vez. Y por eso estábamos en el centro comercial mientras nos tomábamos un chocolate caliente en una de las tantas cafeterías del lugar.

Soplé mi bebida y le di vueltas con una cucharilla, no queriendo quemarme. Sam se nos había unido en esta salida, y me gustaba que mi circulo de amistades se hubiese ampliado, aunque solo fuese con ella y, creo, que también podía considerar a Alek como un amigo, a pesar de que no hubiese venido con nosotras.

—Y entonces Alek le pegó un puñetazo a Oliver en la mandíbula —sonreí ante esa imagen, aunque lo hice en mi cabeza, no queriendo parecer maleducada, pero Morgan sí que rio, y con ganas.

Su risa causó que yo me riese en voz alta también, lo que desencadenó una racha de risas y carcajadas por parte de las tres. Me encantaba pasar mi tiempo con ellas, era muy divertido y siempre tenían algo que decir o que hacer para sacarme unas risas. Coloqué el codo sobre la mesa y apoyé mi cabeza sobre la mano, mirando a mis amigas compartir más anécdotas.

De repente, Sam dejó de hablar y de contar como ella y Alek le gastaron una broma a Oliver. Me quedé confusa, pues estaba consiguiendo cosas con las que molestarle, pero se había callado en el punto más interesante. La cara de la de tez negra cambió, siguió mostrando una sonrisa, pero era una más suave, una más falsa y en sus ojos no había nada de la alegría que estaba mostrando segundos atrás. Le miré confusa, al igual que Morgan.

Las dos miramos hacia la voz que habló a mis espaldas.

—Hola.

La boca se me secó, pero una sonrisa floreció en mi rostro.

Noah, en frente de mí, me devolvió la sonrisa, con un pequeño sonrojo en las mejillas.

Olvidé mi alrededor y solo me centré en él.

¡Hola!

¿Alguien que también se pone así de nerviosa? A mí me comen los nervios, pero no hasta el punto de vomitar jeje

OMG

¡Violet ganadora de esta ronda! Que orgullosa estoy.

¿Qué nos traerán estos dos en el nuevo cuatrimestre?

Que partido más adorable. Oliver no pierde la ocasión de tener entre sus brazos a Violet, eh

¿Cuál será la broma de Alek y Sam a Oliver? Me he quedado con las ganas de saberlo.

Noah, Noah, Noah... ¿le preguntarás al fin lo que tanto intentaste en la fiesta?

¿Qué querrá?

¿Practicáis algún deporte? Yo no :(

Como soy la mejor persona del mundo, si este capítulo tiene mucho love, subo nuevo el viernes🥵

Capítulo dedicado a @judebergman ¡muchas gracias por tu apoyo! Seguro que tú también llegas súper lejos. Estoy muy feliz de haberte conocido por Instagram y que, de aparte de hablar de libros, podamos hablar de anime y comentar nuestro amor por Haikyuu!

Random, pero si por casualidad comentáis la historia por RRSS, podéis utilizar el hashtag #Rivalesenlacima para que pueda verlo😍☺️

¡Muchas gracias! Nos leemos,

Maribel❤️

Os dejo mis redes sociales donde, además de subir tonterías, publico adelantos y memes :)

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