Cuarenta y cinco
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Dormir no era una opción.
Cada vez que cerraba los ojos la misma imagen se reproducía una y otra vez en mi cabeza. Quería olvidarla. Quería retroceder en el tiempo y no haberle hecho caso a mi madre. Quería haberme quedado encerrada en casa limpiando en lugar de haber corrido hasta el campus de la universidad. Quería que Sam me hubiese dicho otra cosa. Quería que lo que vi no fuese real. Quería que fuese fruto de mi imaginación.
Quería ser yo la que estuviese en los brazos de Oliver.
Con un golpe de un cojín deseché ese último pensamiento. Las dos últimas veces que había visto a Oliver me había encontrado con escenas similares. Primero, el beso con Yvonne, el cual fue cosa de ella, pero seguía doliendo. Y segundo, el abrazo con una pelirroja. Que solo podía ser una persona. Pero ¿qué había pasado en estas vacaciones para que eso ocurriese? ¿Qué había llevado a Oliver a ser tan cariñoso con Heather? No tenía que darle muchas vueltas. Yo había sido la culpable de ese acercamiento. Yo eché a Oliver del edificio residencial en Washington. Yo le dije muchas cosas hirientes solo porque estaba herida. Ese era mi método de sembrar el caos, hería con palabras a los que me herían a mí. Era un mecanismo de autodestrucción que odiaba. Eso y romper los cuadros que me recordaban a los momentos bonitos. Pero no pude hacerlo de nuevo. No tenía fuerzas para eso.
El portátil en mi regazo seguía iluminando. Con un resoplido continué con lo que estaba haciendo: presentar la nueva matrícula para el segundo curso. Era lo único que me consolaba de este año y de volver a Holmgraves. Podía elegir varias optativas, además de las obligatorias, las cuales me llamaban mucho la atención. No sabía que asignaturas optativas escoger ya que había muchas y varias me parecían muy interesantes, pero solo podía escoger una. Así que hice una selección de las que más me interesaban y luego investigaría y me documentaría para ver el provecho que podría sacar de ellas.
—¡Violet, te buscan!
El grito de mi madre hizo que dejase de mirar con intensidad la pantalla y me tensase. Desde que había llegado a casa no hacía más que tensarme cada vez que escuchaba el timbre o mi madre decía que me llamaban. Tenía miedo de que Sam se hubiese ido de la lengua y le hubiese dicho a su novio y este, por consiguiente, se lo hubiese dicho a Oliver de que había vuelto ya. Después de lo que vi el día anterior, mis ganas de reencontrarme con el orangután habían desaparecido considerablemente.
Desde la cima de las escaleras vi que en la puerta estaba Morgan. Llevaba unos vaqueros anchos donde podrían entrar dos Morgan, sus zapatillas y un top negros bajo una camisa de cuadros abierta. Mi madre estaba a su lado mientras charlaban animosamente. Hoy estaba algo mejor, pero debía seguir tomando reposo. Llevaba un moño despeinado y la bata de estar por casa, pues se había pasado el día durmiendo a mi lado mientras lloraba en su regazo. Ambas me dieron una tierna sonrisa al llegar al final de las escaleras.
—Vamos a ir a tomarnos un café con Sam. Vístete, anda —le miré seria y con los ojos cansados. Su sonrisa cambió a una más triste y tímida y terminó avanzando hasta mi lado. Aspiré el olor a tabaco que emanaba y me tensé—. Venga, novata. Te va a venir bien salir a tomar el aire.
—Tengo que terminar de limpiar la casa —metí las manos en los puños de la sudadera gris y me crucé de brazos. No quería salir, quería quedarme en casa revolcándome en la culpa y tristeza.
—Por un día que no limpies no va a pasar nada, cariño —mencionó mi madre con una voz suave—. Venga, cielo, así puedo ver la telenovela a todo volumen sin que tú comentes lo inverosímil que es todo lo que ocurre —solté una pequeña sonrisa y me relajé entre los brazos de la pelinegra.
—Es que no es creíble que aparezca una gemela malvada a sembrar el caos o que alguien se opere la cara para ser la protagonista —repliqué con la voz cansada, pero algo más divertida. Mi madre sonrió al ver que estaba mostrándome de otra manera.
—Esa es la gracia de las telenovelas, novata —Morgan me sacó la lengua dejando ver la bola plateada que tenía como perforación—. Ahora vamos que tenemos que decirle a Sam donde hemos quedado —comenzamos a subir las escaleras y mi madre se metió dentro del salón, donde puso la televisión y pude escuchar la melodía de su telenovela favorita—. ¿Has estado pintando?
Morgan contemplaba el lienzo casi fresco que se encontraba sobre el caballete. Anoche cuando llegué a casa lo único que pude hacer fue llorar en los brazos de mi madre, dormí con ella y tuve varias pesadillas. Se habían convertido en una amalgama de las anteriores que trataban de mi progenitor y su nueva familia con las de Oliver besándose con otra chica. Mi madre había sido la encargada de tranquilizarme y decirme palabras bonitas durante toda la noche, aunque no habían servido de mucho. Había dormido de manera terrible, por eso recaí en la vieja táctica de pintar y pintar durante horas para calmarme. Una playlist triste fue mi acompañante durante la cita tan divertida que tuve con los pinceles.
—Me gusta —me senté en el colchón en el momento que dijo eso. Miré el cuadro con los ojos cansados y tristes. La silueta de una mujer desnuda, con el cabello suelto tapándole el rostro y con sus manos rodeándose las rodillas me miró de vuelta. Morgan estaba a su lado y lo inspeccionaba con atención.
—Morgan.
—¿Hmm? —murmuró cambiando su localización al armario. Comenzó a sacar cosas y por una vez me dio igual que estropease el perfecto orden que tenía para clasificar las prendas.
—¿Alguna vez te han roto el corazón? —la camiseta blanca se le quedó colgada en el aire. Su cuerpo había entrado en tensión ante mi pregunta y el tono de voz que utilicé. Mi labio inferior había comenzado a temblar—. Siempre había pensado que era una tontería, que las chicas de mi clase en el instituto solían exagerarlo cuando se ponían a contarlo en los recesos, pero no lo es.
» Al principio sientes una presión en el pecho, como cuando tengo un ataque de pánico. Esa presión no te deja respirar durante varios minutos. Las manos te tiemblan y sientes que te quieres morir. Pensé que estaba exagerando, que no era para tanto. Pero ver a Oliver con Heather me rompió por dentro. Eso y el beso de Yvonne fue demasiado para mí. Estaba dispuesta a estar con él, quería estar con él, quería declararme, Morgan. Quise decirle a Oliver que estaba enamorada de él y lo que me llevé fue uno de los mayores golpes de mi vida.
» Me he llevado tanto tiempo dudando que Oliver ha pasado página. Y la ha pasado con alguien de la clase. ¿Cómo voy a ir a clase ahora? ¿Cómo voy a mirarle a la cara? No puedo hacerlo, Morgan. No puedo —en este punto del monólogo ya estaba llorando a moco tendido. Mi mejor amiga estaba conmigo en la cama mientras me rodeaba en un abrazo y me limpiaba las lágrimas que caían—. Todo es mi culpa, siempre lo es. Debí haberle dicho lo que sentía mucho antes. Soy gilipollas, una cobarde, una estúpida.
—Ya está bien. Deja de decirle esas cosas a mi mejor amiga.
—Es que es verdad, Morgan. Si tan solo no hubiese sido una cobarde, no habría pasado esto. Debí habérselo dicho hacía tiempo, tuve tantas oportunidades de hacerlo. Y ahora por culpa de mi cobardía y cabezonería tengo que verle con otra. ¿Cómo se supone que se aguanta eso?
—Escúchame —sentí la presión de su manicura sobre mis mejillas. Me obligó a centrar mi mirada en sus ojos marrones, los cuales estaban llenos de lágrimas—. Es difícil, ¿vale? Me rompieron el corazón una vez y con eso fue más que suficiente. Al principio es como tú dices, es una mierda y crees que no vas a poder salir del pozo, que te hundes y que vas a estar así siempre. Pero no lo es, vas a salir adelante. Vas a llorar, vas a tener días de mierda y vas a querer chillar, pero no dura para siempre. Un día te vas a despertar como si nada, no vas a pensar en él, vas a volver a hacer tu vida como siempre. Vas a volver a ser tú. Es un proceso largo para algunas personas, pero no infinito.
—¿Y qué hago mientras? Voy a tener que verle la cara. Voy a tener que verle con Heather.
—¿Mientras? Le haces ver que estás bien sin él, aunque sea mentira. La vida es una perra, novata, pero es la vida. No podemos hacer otra cosa que aguantar.
—Si tan solo le hubiese dejado explicarse en Washington.
—Deja de preguntarte que hubiera pasado. Deja de pensar en los condicionales. No hay nada que hacer, novata —me tumbé junto a ella en la cama y me acurruqué a su lado. Aspiré su olor a tabaco y a perfume.
—¿Tú sabías algo?
—No —contestó en un susurro—. Apenas he hablado con él en todo el verano. Al principio me preguntaba por ti, pero me dijiste que preferías que no supiese nada. Así que respeté tu decisión y me negué a decirle cosas, solo le daba algo de información para que no se tirase de los pelos. Pero duró poco. Bueno, miento, sí que sabía que se estaban juntando más en las vacaciones, lo veía en las historias de ella, pero pensaba que era su obsesión. Como cuando en los partidos decía esas cosas —siguió acariciando mi cabello con sus largas uñas, aunque le faltaban dos de ellas en la mano derecha—. Me quedé muerta cuando tú me lo dijiste anoche. Aunque si lo hubiese sabido con certeza no sabría si te lo hubiese dicho —me tensé bajo sus brazos ante estas palabras—. Me dolió verte de esa manera cuando te marchaste que no quería hacerte sufrir mientras estabas allí sola. Me odiaría a mí misma si yo fuese la portadora de la noticia —aclaró suspirando con pesadez.
—¿Sabes lo peor de todo esto? —negó con la cabeza y apreté los labios mientras nuevas lágrimas se acumulaban en mis ojos—. Que todavía sigo enamorada de él y quiero verle.
Morgan me apretó entre sus brazos y me dio un beso en la coronilla.
—¿Podemos dejar para otro día el café?
—Claro, llamaré a Sam.
—Gracias. Eres la mejor.
—Dile eso a mi madre —sonreí con algo de diversión y cerré los ojos—. Ahora descansa, novata.
—Te quiero, Morgan —susurré y vi su sonrisa a través de mis párpados entrecerrados.
—Yo también te quiero, novata.
Bajo las caricias de mi mejor amiga me quedé dormida. Había olvidado lo cómodos que eran sus abrazos y lo agradables que eran sus uñas sobre mi cuero cabelludo y piel de los brazos.
Uno de los problemas que quería solucionar en mi vida era volver a disfrutar de los lugares y actividades que amaba antes de que mi progenitor los arruinase.
Era por eso por lo que nos habíamos reunido para tomar un café y un pastel en la cafetería del centro llamada Panino's. Este era el lugar favorito de mis padres para traernos a merendar y pasar la tarde entre pastas y pasteles. Mi padre solía cambiar cada día de dulce y así ir probando toda la variedad de la tienda. Mi madre hacía lo mismo pero con los tés. Jason y yo éramos más sencillos y nos pedíamos nuestros dulces con un corazón de chocolate con leche que nos dejaba la cara y la ropa manchadas.
Cuando mi padre se fue dejé de lado las cosas que más me gustaban. La pintura fue lo que más abandoné, pero había vuelto a disfrutar de lo que era sujetar un pincel o un lápiz del número dos y dar lugar a lo que mi cerebro quería. Ahora quería volver a disfrutar de la cafetería donde tenía grandes recuerdos de pequeña. Volví cuando mi progenitor quiso reunirse conmigo y fue un ansías, pero fue un desastre total. Por eso quería reintentarlo, quería darle un punto final a esa historia. Morgan me ha dicho que debía hacer como si nada respecto al tema de Oliver, yo me he tomado la libertad de tomar su consejo también para el asunto de mi donante de esperma.
Me había tensado algo al vislumbrar el toldo con el nombre de la cafetería y al entrar en el recinto. Pero, pronto, el agradable y familiar a dulces recién hechos impregnó mis fosas nasales y pude sentarme sin problemas en una de las mesas del fondo. Morgan había venido a recogerme en la moto y Sam nos estaba ya esperando. Habíamos estado hablando un poco.
Ya me encontraba algo mejor mentalmente. Morgan y Sam se habían pasado varios días por casa y me habían entretenido y aguantado. No me gustaba que me viesen llorar ni así de mal. Siempre había seguido el consejo de mi madre de no dejar que nadie me viese mal, aunque solo quisiese llorar. Pero las personas tenían un tope. No importaba si tenían poca o mucha resistencia. Al final, si aguantabas y cargabas los sentimientos y problemas durante mucho tiempo, estallabas. Tarde o temprano ibas a estallar como si de una bomba de relojería se tratase. Yo ya había llegado a mi tope, me había callado y aguantado mis pensamientos durante años. No dejaba que nadie me viese mal. Oliver y Morgan habían sido los únicos que me habían visto romperme y romperme cada vez más.
Y ahora me había roto por culpa de una de las personas que me habían reconstruido.
—Sam —la morena me miró mientras sorbía la cañita de su batido lleno de nata. Las veces que estuvo en mi casa se centraron tanto en mí y en distraerme que no tuve las ganas de preguntarle lo que quería saber. No quería tampoco decirlo ante Morgan porque no sabía si a la morena le iba a molestar. Así que aproveché para preguntárselo cuando la pelinegra fue al baño—. ¿Por qué no me dijiste que Noah estuvo saliendo con una de tus amigas? —apretó los labios y reposó la espalda en el incómodo asiento.
—No sé, tú no me contabas las mayorías de las cosas —se encogió de hombros y yo fruncí algo el ceño por esa contestación. Era cierto que no se lo contaba todo, pero era diferente—. Pero no le tengo tanto rencor como crees. No te lo dije porque es algo entre nosotros. Que se acercase a ti solo molestaba por lo que ya te dije —no nombrábamos a esa persona. Por lo menos no en alto. Supe a que se refería.
—Con tu amiga ya se ha disculpado, quiere hacerlo contigo. No sé que pasó entre ellos, pero yo quiero ser su amiga. Aunque si es muy fuerte lo que pasó, prefiero que me lo digas —agarré la taza de mi café y me la llevé a los labios.
—Teníamos casi diecisiete cuando pasó. Cosas de adolescentes y de vivir a dos horas. No pasó nada grave, pero fue un cabrón. La dejó cuando las cosas se pusieron algo tensas. Eran críos y ninguno de los dos aguantaban la distancia —se encogió de hombros—. Noah fue el que dejó la relación. Dijo que le había comenzado a gustar otra persona. Ahora sabemos que eras tú —sonreí con vergüenza y ella rió—. Las vueltas que da la vida, ¿eh? Sabía que no podía llevarme enfadada con él mucho tiempo, pero mi amiga lloró mucho y yo puse el hombro. Cuando vi el interés que tenía en ti me cabreé y no pude evitar sacar a flote el odio que le tuve en ese momento.
—¿Y no te enfadaste conmigo? —pregunté con algo de miedo. Quizás fuese por eso por lo que espió en la cita que tuve con él.
—¡No! ¿Eres tonta? —continuó riendo con ganas—. Tú no tenías la culpa de nada. Ni siquiera nos conocíamos. Pero le tenía el retintín a Noah y encima se metió en medio de eso. Tenía la excusa perfecta para molestarle. Y por eso quiero pedirte perdón —me miró con ojos tiernos y una minúscula sonrisa que le devolví—. Por culpa de mi rencor hacia él te lastimé a ti.
—No pasa nada. Voy a ponerme en modo Morgan, pero supongo que era cosa del destino que lo nuestro no funcionase, ni siquiera llegó a empezar —reí con algo de diversión y me recosté en el asiento. Lo había superado. Ahora tenía una relación de amistad con Noah e iba mejor que con las citas fallidas y aburridas que teníamos. No tenía que forzar que fuese bien, todo fluía.
—Hablando de Morgan, ¿se habrá caído por el retrete?
—Por poco no me caigo cuando he visto al pivonazo que ha entrado —contestó volviéndose a sentar junto a mí. Colocó el brazo sobre el respaldar, algo más alto de mis hombros y le dio un sorbo a la cañita de su batido. Sam le miró con diversión desde el otro lado de la mesa y puso los codos sobre esta para mirarle con intriga—. Muy mona de cara.
—Oye, Morgan —llamó Sam a la pelinegra.
—¿Sí? —contestó esta mientras seguía examinando de forma distraída el establecimiento para ver si aparecía esa chica.
—¿Te has enamorado alguna vez? —dejó de prestarle atención al local y miró con el ceño fruncido a nuestra amiga. Recordé que me dijo hacia unos días que le rompieron el corazón una vez, por lo que tenía que haberlo estado.
—Sí, y no quiero volver a estarlo —se encogió de hombros y mordió su cañita bicolor de plástico. Ambas le miramos con el ceño fruncido y con interés—. ¿Qué pasa? No me miréis así. Sufrí un montón para nada. No quiero volver a darle la potestad a nadie de romperme y hacerme sufrir. Solo son comederos de cabeza y dolor. Estoy bien como estoy. Vamos, que estoy de puta madre tirándome a todo lo que se menea y yendo de fiesta. No necesito una correa.
—¿Crees que el amor se siente como estar amarrada? —Sam preguntó con curiosidad y el ceño algo fruncido. Yo no entendía lo que estaba pasando porque Morgan nunca me había llegado a contar nada sobre sus relaciones. Ni siquiera supe que había tenido una hasta hacía poco—. Porque yo no lo siento así. Yo con Alek sigo haciendo las cosas que hacía cuando estaba soltera y sigo completamente enamorada de él. A lo mejor es que no eres capaz de estar en una relación monógama.
—No me interesa estar tampoco en una relación abierta, si piensas eso —era el turno de tener el ceño fruncido de la tatuada—. Tienes razón, no soy capaz de estar en una relación y no quiero estarlo tampoco. No me voy a volver a enamorar.
—Nunca digas «de esta agua no beberé» —Sam le señaló y la pelinegra dejó escapar una carcajada—. Eso, eso. Tú ríete. Verás la hostia que te vas a llevar cuando ocurra. Eso está fuera de tu alcance.
—Yo me la llevé —aporté a la conversación. Ambas me miraron con tristeza y rodé los ojos. No quería preguntarle nada a Sam sobre si ella sabía algo. Sentía como que tenía que decirme algo, pero quedamos en que no se iba a nombrar a esa persona en ningún momento—. Una compañera del campamento no paraba de recomendarme el libro de La habitación de enfrente [1]. Al parecer es una historia de ¿Wattpad? No me acuerdo muy bien. ¿Lo habéis leído? —le conté a mis amigas para cambiar de tema y desviar las miradas de lástima que me mandaban.
—¡Cómo para no hacerlo! Wattpad es lo mejor del mundo y puedes comentar incluso. Todo el mundo puede mostrar lo que escribe ahí —contestó la morena sacando su teléfono y mostrándome la aplicación con el logo anaranjado.
—Sam y yo nos la hemos empezado este verano y ¡madre mía! —Morgan me mandó un enlace a mi teléfono y vi la portada negra con un reloj blanco—. Novata, tienes que leértela para poder comentarla entre todas. Tiene frases que te dejan loca y te calan muy hondo. Está a punto de terminar y se nos viene llanto leyendo ese final.
—Pues le daré una oportunidad antes de empezar en serio con las clases.
Acepté que me instalasen la aplicación en mi teléfono y que me creasen ellas un correo para registrarme. Me llenaron la biblioteca de varias historias y me explicaron el funcionamiento de lectura, votos y comentarios. Al parecer ayudaba mucho y significaba mucho más de lo que se creía esas pequeñas aportaciones. Lo entendí, para un artista es muy importante que se le aprecie y de apoyo. Yo si vendiese mis obras o las exhibiese también querría recibir algo de apoyo.
—¿Violet?
La silueta que nos tapó algo de luz estaba junto a mi lado. Su voz era muy conocida, así que no dudé en mirar hacia mi izquierda. Pero lo hice con algo de miedo. Llevaba en tensión desde que había regresado de Washington. Y lo hacía con motivos. Pero esta vez pude respirar con tranquilidad.
Por Einstein, ¿qué hacía aquí?
¡Hola!
Uhhhh
Pobrecita mi niña :(
Solo quiero abrazarle muy fuerte
Morgan, te necesito como amiga y saber que pasó con esa anterior pareja, ¿qué te ha hecho no poder estar en una relación? </3
¿Qué creéis que quiere decirle Sam? Me puede la intrigaaa
Sammy Sammy, el mundo es un pañuelo y has acabado siendo amiga de la chica que le gustaba al ex de tu amiga jajaajaja
En mis historias no solo me hago promoción a mí misma ;)
¿Quién es esa persona? AAAAAAA
Violet ha tardado tanto en averiguar sus sentimientos que ahora </3
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[1] La habitación de enfrente de @soyundrama Disponible en Wattpad en su perfil. Permitíos enamoraros de Damián y Marina, no os vais a arrepentir. O sí, porque tengo miedo con el final...
¿Qué concepto tenéis vosotras del amor?
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Cuadro que pinta Violet. Lo vi en Pinterest y me gustó mucho :)
Obra de Brezze titulada "Alone"
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¡Capítulo dedicado a @Harlike_miDiosa ! No sé porqué he tardado tanto en dedicarle un capítulo cuando ha estado desde el nacimiento del Orangután :( Siento mucho la tardanza. No es un pedazo de capítulo y es más tranquilo. Pero pronto tendremos más dramita :)
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Os recuerdo que el domingo 31 de octubre tendréis un especial de Halloween. Espero que os guste :)
Pd.: ¡ES MI CUMPLEAÑOS AAAAAAA! Por eso he decidido subir un nuevo capítulo, como regalo para vosotras :)))) 20 años ya :)
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Random, pero si por casualidad comentáis la historia por RRSS, podéis utilizar el hashtag #Rivalesenlacima para que pueda verlo😍☺️
¡Muchas gracias! Nos leemos,
Maribel❤️
Os dejo mis redes sociales donde, además de subir tonterías, publico adelantos y memes :)
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