4.5. Desastre culinario
En la cocina, Laito tomó y lavó unas verduras, mientras Ayato agarró unas sartenes y las analizaba como si fueran problemas de matemáticas, detenidamente las miraba intentando descifrar cuál le serviría mejor a sus propósitos pues, el joven pelirrojo ya sabía que es lo que deseaba desayunar, sin embargo, hasta hace unas horas, jamás se le había pasado por la cabeza que él mismo tendría que prepararlo, y menos que lo haría para evitar que su preciada Yui tuviera a un favorito.
Pasaron unos minutos y Laito ya había cortado las verduras, por lo que se las dió a Ayato quien al fin decidido, las echó a una sartén de tamaño grande con bastante aceite, enseguida al pelirrojo pervertido se le ocurrió hacer un pan, sorprendentemente sacó todo lo necesario sin olvidar que debía limpiar la mesa antes, por si acaso, y ya con ésta en pulcras condiciones dió comienzo, mezcló los ingredientes e hizo una masa perfecta, sin grumos; incluso al momento de amasar lo hizo muy bien y él lo sabía, prosiguió y metió al horno aquel pan crudo listo para ser cocido, afortunadamente Ayato lo había visto hace rato y él previamente dejó calentando el horno. Ahora, con el pelirrojo posesivo, él por su parte agregaba carne y condimentos a aquellas verduras que nadaban en aceite, algo exagerado en las cantidades el chico, pero creía que iba bien.
Un rato después, ambos chicos querían hacer un licuado de frutas, entonces como hasta, se dividieron el trabajo; uno iba por las fresas, plátanos y manzanas mientras el otro traía la leche, el azúcar y preparaba la licuadora, una vez todo dentro del vaso Laito comenzó el batido, pero se fue abandonando la licuadora por meter pan a la tostadora, Ayato aprovechó y quitó la tapa ya que quería más azúcar en dicha bebida, pero por alguna razón el batido salió de la licuadora como lava de un volcán, desde luego él quedó sucio de cabello a caderas siendo la burla de su hermano.
Pasó el tiempo, y el buen ritmo que llevaban ahora ya no existía, parecía que jugaban más que cocinar ya que, a Laito se le quemó el pan, el pan tostado ya se lo estaba comiendo junto a su hermano, el licuado salió bien al segundo intento, pero todo seguía sucio; la comida que salteaba Ayato estaba bastante grasosa y encima descuidando eso, quiso ir a agregar agua a una olla que tenía con aceite hirviendo para según él freír las pechugas de pollo rellenas que había en el refrigerador, pero con menos grasa, desde luego le salió mal naciendo una enorme flama que alcanzó un pequeño cilindro de gas que Reiji tenía como una reserva, entonces se creó una mini explosión regando toda la comida que tenían hecha y otras más que andaban experimentando como espagueti, puré, huevos estrellados con tocino y café, todo llenó las paredes e incluso llegó al techo; gran parte de la cocina quedó inservible y justo se dieron las 9:50 cuando Reiji al fin llegó, miró el desastre que habían hecho sus hermanos y enseguida los vió a ellos con unas leves quemaduras en el rostro y brazos.
-¡¡¡Pelirrojos tarados de mierda!!! -gritó el segundo Sakamaki furioso con una mirada jamás antes vista, la cual inspiraba terror.
Shu que estaba dormido en el cuarto de juegos abrió los ojos de la nada un tanto asustado, Subaru quien andaba en el jardín preparando un bello y gran ramo de rosas azules para Yui, cortó sin querer una rosa de los pétalos en lugar de la espina, Kanato acababa de despertar, aquel grito simplemente lo hizo mirar a la puerta con Teddy en brazos y; Yui que ahora estaba bañándose dejó caer el jabón de sus manos sin querer. En cuanto a Araziel, él salió de la mansión segundos antes del grito e iba volando a varios metros, pero de igual manera escuchó el grito y se detuvo por unos segundos para, enseguida, continuar su camino.
En la cocina, Ayato y Laito estaban tan asombrados como sonrientes, debido a la actitud grosera de Reiji que jamás se había visto.
-Mi cabello es más castaño que rojo -añadió Laito.
-¡¿Y?! ¡Aún así tienes el tono rojizo, idiota! ¡Inclusive pareciera que el color del cabello les quemó el cerebro! -dijo con mirada seria y tono fuerte.
Shu y Kanato aparecieron, éste último en una pijama gris con tinto a rayas, al igual que Teddy, enseguida llegaron Subaru quien llevaba listo el hermoso ramo y Yui que iba con una bata puesta.
-¿Qué pasó Reiji? -preguntó asustada al ver el desastre de la cocina.
-Este par de estúpidos que no tienen cerebro sino cenizas, hicieron explotar mi cocina.
-Tranquilo Reiji -pidió con tono dulce a la vez que lo tocaba de un brazo.
-Pero son unos tarados que echaron a perder todo aquí -replicó con voz seria y frunciendo el ceño.
Yui al ver que Reiji intentaba disimular su frustración sacando ese coraje con los chicos, lo abrazó con ternura y mojándole el hombro con su cabello húmedo, claro sin querer, pero igual esto no les importaba, de hecho, ese dulce abrazo logró tranquilizar al vampiro.
-Mira si quieres, dame unos minutos para ir a vestirme y enseguida vuelvo para ayudarte a limpiar.
Laito y Ayato se miraron entre sí ya que no esperaban eso de la rubia.
-¿Qué dijiste Yui...? -preguntaron al unísono, sorprendidos y nerviosos.
-No quiero que estos idiotas toquen algo más... -afirmó mirando a Yui a los ojos con una expresión desesperada.
-Lo sé Reiji, por eso te propusé lo de limpiar juntos -añadió mientras le agarraba una mano.
Reiji asintió y sonrió.
-Gracias cariño, si me gustaría que me ayudaras a limpiar -admitió ahora con una voz tranquila.
-Perfecto, entonces enseguida vuelvo -comenta con esa mirada tierna que la distingue.
-Yui, hermosa, antes de que te vayas a vestir... am verás... yo, acabo de preparar este ramo para ti...
Subaru se lo entregó sonrojado.
-Muchas gracias, eres muy tierno.
Ella tomó el ramo y enseguida le dió un tierno beso en la mejilla.
-Enseguida vuelvo...
La rubia se fue caminando rápido ya que sin sandalias parecía que no podía correr bien, ahora, Reiji con una mirada fría que aún inspiraba terror se dispuso a seguir su regaño.
-Subaru, Kanato y Shu, sean tan amables de dejarme a solas con los pelirrojos...
-Ya están muertos, ¿verdad Teddy? -dijo mientras sonreía para luego soltar una risa e irse.
-Nos vemos cuando este listo el desayuno -comentó Shu y enseguida se fue.
-Par de estúpidos... -agregó Subaru para inmediatamente desaparecer.
-Reiji nosotros...
-...lo sentimos -completó Laito.
-¡Me importa una mierda que lo sientan! ¡He visto gente medio pendeja, pero ustedes les ganan! ¡Estoy seguro de que serían los únicos vampiros capaces de morir y no mediante plata sino por su estupidez! -exclamó enojado-. Ahora mismo me van decir ¡¿¡por qué demonios hicieron este desastre!?! Mi cocina era perfecta, pero ahora es una porquería gracias a ustedes.
-¿De nada? -añadió Ayato con una sonrisa nerviosa.
Reiji lo miró furioso por su intento de chiste.
-Sólo queríamos cocinar para ustedes, ya que siempre lo haces tú... merecías un descanso.
-Cocino por tres razones, primera, me gusta hacerlo, segunda, soy bueno en eso, y tercera; me encanta tener la cocina perfecta.
-Te faltó la cuatro, quieres cocinar más con Yui.
-Ayato tonto... -dijo mientras lo golpeó con el codo en un brazo.
-Diablos... lo siento Laito, me dejé llevar.
-Ya entiendo, ese era el problema, estaban celosos de que Yui quiso cocinar conmigo una vez, por lo que en sus pequeñas mentes creyeron que sería seguido y quizás me daría preferencia... si que son unos imbéciles -dijo en burla.
Laito dudaba si contestar o no, pero Ayato en sus impulsos lo admitió firmemente consiguiendo que Reiji sonriera un tanto cínico, pero ahora Laito era invadido por la duda.
-Oye... ¿cómo dedujiste todo tan rápido?
-Ustedes se llevan tan bien, aunque en ratos se peleen, si uno quiere hacer una estupidez como esta, motivará al otro a acompañarlo; Ayato es el posesivo, nunca oculta sus celos y tú Laito, por más que no lo demuestres, estás celoso, era sencillo deducirlo... -comentó con una sonrisa de oreja a oreja-. En especial es sencillo con la confesión de Ayato -dijo evitando reír.
-No me culpes Laito.
-Está bien hermanito, igual no salió el plan.
Con un Reiji menos enojado, pero serio, los pelirrojos estaban incómodos, no obstante llegó Yui de la nada, ahora vestida y con una rosa de las que le regaló Subaru en el cabello.
-Yui, cariño... estoy considerando si al terminar de limpiar compramos por internet otro refrigerador, una licuadora, una tostadora, un horno, una campana y una estufa; ya que al parecer todo eso no servirá más, y luego encargamos el desayuno ya que se estrenaría la nueva cocina hasta la tarde prepando juntos una lasaña y algo más que se te antoje, ¿qué opinas?
-Suena perfecto lo de lasaña para la comida, en cuanto a la cena, ya planeando, me gustaría un pastel -Sonríe con un leve sonrojo-, pero ¿seguro que primero compramos los electrodomésticos y luego el desayuno?
-Si hermosa, si no tienes inconveniente claro, lo planeé así porque Shu seguramente está dormido, Kanato puede que se vaya al cementerio o a su lugar favorito y quizás ande comiendo dulces por ahí, en cuanto a Subaru; bueno espero que se entretenga en algo mientras tanto.
-¡Hey espérate! ¿Y nosotros qué? Ya tenemos hambre sin contar que nos quemamos Reiji y ni siquiera has dicho algo de eso.
-Ustedes se aguantarán el hambre como puedan, a ver si así les sirve de lección esto. Que, de hecho, es una pequeña lección... y bien sobre sus quemaduras -Sonríe-, si quieren que los cure, se esperan a que limpiemos, compremos lo que ustedes echaron a perder, encarguemos el desayuno y lo comamos; a fin de cuentas son quemaduras de primer grado y por aceite, ni siquiera por el sol... así que no van a morir por eso y capaz en unas horas ya sanaron del todo, sin necesidad de que los atienda, par de llorones -dijo serio.
-¡Tch! Te has vuelto un tirano -comenta el chico posesivo para luego voltear la cara-, encima que aguantamos tus estúpidos gritos de niña...
-No te confundas Ayato. Ustedes no aguantaron nada. Se merecían más que un regaño de mi parte, pero agradezcan que Yui está aquí, su presencia me tranquiliza, su dulce presencia hace que no quiera ser estricto con ustedes, par de imbéciles.
-¿Le agradecemos a Yui o a ti? -pregunta Laito bromeando.
El segundo Sakamaki lo miró de mala manera, pero sólo eso, ya no pensaba en desgastarse Reiji con los regaños, al menos no por el resto del día.
-Bueno cariño, empecemos a limpiar -Le sonríe a Yui y mira a los chicos-, y también inicia su castigo, para que aprendan la pequeña lección.
-Nunca esperé esto de ti Reiji, ni estando furioso... oye ¿y si nos prestas tu botiquín de primeros auxilios y todo lo necesario para las quemaduras?, Ayato y yo podemos curarnos por nuestra cuenta. Es tan sólo que, quisiera experimentar siendo el doctor de Ayato en vez de esperar a que sanen por su cuenta.
-¿Qué dijist estúpido? -pregunta Ayato mirando asustado a su hermano.
-Desgraciadamente no se quita lo idiota... por si no quedó claro, ustedes no volverán a entrar a mi cocina, no tocarán nada de lo que está aquí y ni se les ocurra entrar a mi laboratorio a hacer sus estupideces que sólo obtendrán plata en sus comidas.
-Vaya que genio. Ya puedes ser el reemplazo del bastardo de Karlheinz -Sonríe el posesivo.
-No me provoques Ayato -Los mira serio y molesto-. Ya lárguense de aquí -Se pone detrás de Yui y la agarra de los hombros sonriente-, su desastre se terminó, fuera.
Ayato lo miraba atento a la vez de celoso, pero no había nada por hacer ya.
-Sí, ya nos fuimos -Se lleva a Ayato jalándolo del brazo.
Un rato después, Yui y Reiji terminaron de limpiar, la cocina volvió a lucir perfecta, impecable en todo su esplendor y enseguida fueron a la sala, se sentaron en un sillón y compraron todo lo necesario para la cocina, luego ordenaron el desayuno el cual llegó antes de los electrodomésticos afortunadamente. Desayunaron en el comedor y unas horas después llegó literalmente su nueva cocina, Reiji y Yui sonreían mientras los chicos estaban serios ya que, sabían perfectamente que eso involucraba más convivencia de la pareja, al menos durante ese día, arruinando el plan que habían preparado.
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Canción: Ai no ori.
Artistas: Ayato Sakamaki (Hikaru Midorikawa), Laito Sakamaki (Daisuke Hirakawa).
Créditos del vídeo al canal de YouTube: Asyiqin98 Creator
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