Parte única: El juego de la persecución.

Saludando con su mano a su compañera de cuarto, Nayeon observó como el auto se alejaba cada vez más y más. Volvió a entrar a la casa y soltó un suspiro mientras observaba el techo, no sabía muy bien qué haría esa noche. Su única amiga se había ido para pasar Halloween con su novia y no volvería hasta dentro de una semana, estaría tan malditamente sola.

Su celular vibró, notificando un mensaje y puso los ojos en blanco cuando notó que era un audio de parte de Joohyun—: Nay por favor, recuerda alimentar a Rocky y Jaws. Pasealos antes de las 7 o a esa hora en punto, pero no después de las 8 ¿bien? Y no hagas nada raro.

¿A qué se refería con raro? Se preguntó Nayeon a sí misma mientras se movía por su casa, abriendo el refrigerador y mirando dentro. Quería comer algo, pero no sabía qué así como quería hacer algo, pero tampoco sabía qué. Faltaba media hora para que dieran las 7 de la tarde y tendría que sacar a pasear a las dos bestias que dormían en el patio trasero. Jaws era un lindo pastor Yugoslavo de color gris mientras que Rocky era un Wolfdog de color negro con unos preciosos ojos amarillos que parecían intimidarte con tan solo dirigirte una sola mirada.

Miró con demasiado deseo el pastel que Joohyun había preparado la noche anterior, se saboreó los labios, pero negó con su cabeza porque se suponía que estaba en una dieta que había empezado hacía dos semanas y la cual acompañaba con el gimnasio, el cual hoy en especifico se había saltado. Se tiró en el sofá, mirando con aburrimiento el durazno que tenía en su mano antes de estirar su brazo y tomar su teléfono celular, deslizando por el inicio de Instagram y luego viendo qué le salía en recomendaciones. Vio varias páginas que eran de su agrado y siguió a otras pocas, pero hubo una en particular que por alguna razón que no sabía, llegó a ponerle los pelos de punta mientras revisaba sus publicaciones.

Ritual de Halloween. Era la imagen de una calabaza tallada, la cual tenía unos ojos y sonrisa que se suponían, era malévolos, tenía una vela dentro encendida y dos al costado, el filtro que poseía la fotografía hacía resaltar el color naranja de la fruta así como las llamas encendidas de las velas blancas. " ¿Quieres conocer qué sucederá contigo en el futuro? Solo ve al enlace que se encuentra en mi descripción y sigue los pasos del vídeo, con este ritual de Halloween podrás saber que te deparara el futuro." Decía la descripción de la imagen mientras Nayeon degustaba del durazno, una voz en su cabeza gritó que no, pero otra le incitó a entrar en el enlace. La página tenía una tipografía que no llegaba a entender, era un alfabeto que él no reconocía y era oscura con detalles en blanco, algunos grises y el rojo resaltando en las manchas de sangre, en el liquido viscoso que parecía gotear por encima del título. En el centro de la página se encontraba un vídeo con el mismo título de la publicación y más debajo un corto texto que le indicaba lo que iba a necesitar.

Lo que necesitarás será: Fósforos, dos velas rojas, un disfraz que te cubra todo y una hoja de papel. Ella tenía el disfraz, los fósforos y la hoja de papel más las velas rojas se habían acabado hacía un buen tiempo. 

A Nayeon le gustaban estas cosas. Ponía a prueba siempre que podía su valentía y si es que realmente podría aguantar a realizar algo de este estilo, también de esta manera comprobaba si era verdad o simplemente cuentos para asustar a jóvenes. Ella era rara y lo que hacía también lo era, pero Joohyun más que nada temía por lo que fuera que Nayeon dejara entrar a sus hogares, era muy creyente de estas cosas y siempre había tenido ese sexto sentido que le hacía saber cuando algo andaba mal o incluso cuando presencias extrañas hacían apariciones molestas. Más Nayeon era la no creyente, por más que le gustaba hacer esto, simplemente lo hacía para divertirse y hacerle saber a su mejor amiga que todo esto no existía y que la supuesta persona que había visto rondar por su hogar, no había sido más que imaginaciones suyas.

—No todos los rituales deben tener un propósito... al menos no el de recibir algo a cambio. Este es el caso del juego de la persecución, si buscas una experiencia que te lleve al limite del miedo y lo desconocido, este es el ritual que deberás realizar—Dijo la suave voz que salía por el parlante de su celular, era algo ronca y tranquilizante. Nayeon se sintió incluso algo motivada a realizar este ritual, tenía todo lo que ella buscaba y si realmente era verdadero, su Halloween no sería tan aburrido—. Deberás de disponer de mucha valentía para realizar este ritual. El juego debe de iniciarse antes de la medianoche del 31 de octubre, lo primero que debes realizar es colocarte el disfraz. Recuerda, debes cubrirte muy bien e incluso tu rostro debe de estar bien cubierto. Lo siguiente que tienes que hacer es colocar tu nombre completo en la hoja de papel, luego deshazte del lápiz con el que lo hayas escrito, asegúrate de incluso romperlo para que nadie más pueda volver a utilizarlo. Luego de esto deberás encender las velas con los fósforos, debes deshacerte después de estos también. Una vez tengas las velas encendidas tienes que quemar el papel con tu nombre escrito al tiempo que recitas en voz alta y clara: "Hoy, durante la noche de todos los santos, yo te desato. Si logras atraparme, podrás disponer de mí"—Nayeon pensó esas palabras en su cabeza y al instante los aullidos de Jaws y Rocky comenzaron a escucharse. El híbrido de lobo comenzó a gruñir hacia la parte de arriba de la casa, viéndose totalmente agresivo y molesto. Nayeon dejó su celular sobre el sofá mientras negaba con su cabeza, seguramente había a algún pájaro posarse en ese lugar.

—Hey, amigo, ¿qué sucede?—Preguntó cuando abrió el ventanal y se lo quedó mirando unos segundos, el perro soltó un bajito aullido antes de bajar sus orejas y comenzar a mover su cola, acercándose hasta la muchacha, lloriqueando para que le acariciara detrás de las orejas—. Tengo que comprar algunas cosas, así que vayamos a dar una paseo—Jaws corrió dentro de la casa mientras saltaba de felicidad, yendo hacia el lugar en donde las correas se encontraban, sabiendo a la perfección lo que esas palabras significaban.

Con Rocky nunca habían tenido problema en llevarlo sin correa, a pesar de que era sumamente intimidante, pero con Jaws siempre había sido un gran drama. No porque fuera agresivo si no más bien que era lo contrario, era demasiado cariñoso y ambas amigas sabían que si lo dejaban caminar solo, él iría a las personas para saltarles encima y comenzar a lametear sus rostros. Le colocó los collares a ambos sintiéndose sumamente extraña, sentía la nuca fría y juraba que por el rabillo de su ojo podía ver una sombra negra que a su alrededor tenía una tenue luz entre roja y naranja.

—Rocky, cálmate—Soltó mientras veía como el perro gruñia detrás suyo. Jaws estaba sentado en el suelo, mientras sacaba su lengua y esperaba que por fin salieran afuera como Nayeon le había prometido.

¿Era normal sentir una mirada clavada en su espalda? No le tomó la suficiente importancia y simplemente lo dejó pasar con imaginaciones suyas por haber estado pensando en algunos escenarios que pudieran suceder cuando estuviera realizando el ritual. Más Nayeon nunca pensó que esa importancia que le estaba restando sería la causante de su desgracia más adelante.

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Estaba exhausta en el momento que ingresó a su hogar, soltando a los perros dentro y cerrando rápidamente la puerta de entrada cuando vio la intención de Jaws con querer escapar. Estaba sudando y calurosa, pero el interior de su hogar estaba tan frío como si hubiera dejado el aire acondicionado encendido y sabía que no lo había hecho. Joohyun había llenado de mensajes su buzón, preguntándole cómo estaba, si había sacado a pasear a los perros y si no había hecho nada raro porque tenía un extraño presentimiento que había ido a ella muy de repente y solo sucedía cuando Nayeon se ponía a hacer esas cosas extrañas. La muchacha le juró que todo estaba bien y no estaba haciendo nada más, hacía solo un momento había vuelto de pasear a los perros y en ese momento se iba a recostar a ver televisión. Lo que era una gran mentira.

Se sentó en el sofá con el sentido de alerta encendido en su cabeza, bajó por las notificaciones que había estado recibiendo en su celular y negó con la cabeza cuando el nombre del contacto de Joohyun se hizo presente en la pantalla, indicando que una llamada entrante esa noche le daría un dolor de cabeza. Sin embargo, no contestó, la ignoró hasta que su amiga se cansó de llamar que no fue hasta media hora más tarde, en donde Nayeon hizo todo lo posible para distraerse de las incesantes llamadas.

Un tiempo después estaba dando nuevamente clic al enlace que había encontrado hacía unas horas atrás, para poder terminar el video que había empezado y el cual había tenido que pausar por los gruñidos incesantes de los perros que habían llegado a distraerla. Preparó todo mientras estiraba el disfraz sobre el sofá de un cuerpo mirándole unos segundos.

—Una vez que hayas quemado el papel, podrás ver que las velas comenzarán a consumirse muy rápidamente y cuando estas se hayan acabado por completo, será señal de que el juego habrá comenzado. Entonces tendrás que salir a la calle y caminar hacia el sur, unos metros más adelante encontrarás a alguien con un disfraz igual al tuyo, no le hables y ella tampoco lo hará, pero sí comenzará a seguirte. A partir de ese momento deberás huir durante toda la noche, pero no puedes correr. El juego no termina hasta que amanezca, hasta que los primeros rayos de sol vislumbren en el cielo. Si logras llegar hasta ese momento sin que te haya atrapado, entonces el juego habrá terminado. Seguramente te estés preguntando qué puede pasar si es que llega a atraparte y la verdad es que no puedo decírtelo porque nadie lo sabe, es que no hay quien haya sido atrapado y haya sido visto de nuevo.

Nayeon observó la hora y vio a los perros descansar en sus casas en el patio trasero. Apagó las luces dejando solo un velador prendido al tiempo que ordenaba todo encima de la mesa ratona. Se colocó el disfraz que la cubría toda y luego la máscara, prosiguiendo a escribir su nombre en la hoja de papel y luego encender las velas. La corriente de aire frío pareció detenerse y la reemplazo un cálido ambiente que hizo que el pecho de Nayeon se sintiera sumamente cómodo. Quemó el papel por completo y su corazón latió con mucha fuerza cuando las velas parecieron comenzar a consumirse a una velocidad no posible, se quedó mirando unos segundos la cera derretida sin creer del todo que eso era malditamente y estúpidamente cierto.

Tomó las llaves y salió de la casa, asegurándose cerrar la puerta para que nadie entrara después de ella. Se acomodó el disfraz y la máscara y comenzó a caminar hacia el sur. Ella estaba haciendo esto, ella realmente estaba logrando llevar a cabo y a la perfección este ritual que había creído que era una simple broma, algo que asustaría a los jóvenes y no los haría animarse a realizarlo.

Las calles del barrio estaban vacías y ella realmente creyó que habría gente afuera, sabía que habían varias fiestas en distintas cuadras y en distintas casas estaban repartiendo dulces a los niños. Un farol titiló, el frío que sentía en su nuca y la mirada de la tarde se intensificó al punto que tuvo que darse la vuelta para asegurarse de que ahí no había nadie. No pudo mirar al frente por mucho tiempo, escuchó su nombre a los lejos y cuando volvió a mirar a sus espaldas, ahí no había nadie y ella juraba que esa voz era la de Joohyun cuando usaba ese tono de regaño para decirle que tales cosas no debía de tomárselas a la ligera.

Y ella deseó por una sola vez, escucharla. Tenía un ligero temblor en sus manos, su corazón latía con tanta fuerza que podía escucharlo retumbar en sus oídos y lo que identificó como miedo le estaba haciendo un agujero en la boca de su estómago. Escuchó la voz de su madre, de su hermana y la de su padre muerto que le heló la sangre porque luego de tantos años, ella había olvidado cómo es que sonaba. Cuando volvió a dar la vuelta para mirar qué había estirado su disfraz, se dio cuenta que ya había caminado tres calles y ella no las recordaba tan oscuras, tenebrosas y llenas de neblina. En el momento que volvió la mirada al frente, pudo verle. Había alguien a unos metros, parado en la acera y mirándola, pero Nayeon notó que ella era un poco más alta y más musculosa. ¿Era esto acaso una broma?

—Mierda—Susurró. Su cabeza le gritaba que comenzara a correr y cuando estuvo a punto de hacerlo, recordó que no podía porque si lo hacía, seguramente desaparecería para siempre—. Carajo—Soltó cuando sus ojos captaron la forma en la que esa cosa se movía, pasando duro el asfalto con esas botas que parecían sumamente pesadas.

Gritaron a un lado suyo, un grito aniñado, demasiado chillón y sonaba tan terrorífico que se preguntó si algo de lo que había comido tenía alguna clase de alucinógeno porque en el momento que observó a su costado no había absolutamente nada más que la oscuridad misma. Luego intentaron quitarle la capucha, pero ella volvió a acomodarla y observó a la tipa que la seguía a unos metros, no pudo haber sido ella a menos que tuviera super velocidad.

Estaba temblando como si la temperatura hubiera bajado a 1 grado y el sudor frío de igual forma bajaba por su columna vertebral. No quería que el miedo la paralizara, ¿si ella paraba ahora y la atrapaban que sería de su vida? Necesitaba saber eso porque se dio cuenta que no sería capaz de aguantar hasta el amanecer. Se escuchó un aullido y luego un gruñido, algo rasgadose y luego el sonido de mandíbulas masticando algo que no se quería imaginar. Cuando avanzó dos calles más fue que escuchó la risa de un hombre, primero era baja y suave hasta que fue aumentando de volumen, volviéndose histérica y desenfrenada, haciendo a Nayeon taparse los oídos con fuerza. Luego de que calló, se escuchó la de una mujer y cuando se dio la vuelta dedució que quien la seguía era quien estaba riendo.

Estaba rompiendo las reglas, se suponía que si ella no le hablaba quien sea que lo estaba siguiendo, tampoco lo haría. Pero ahí estaba, detrás suyo, riendo histérica como si quisiera asustarla y a la vez verla de esa forma le causara mucha gracia.

—Nayeooon—Llamó—. ¡Nayeon!—Gritó como si hubiera soplado algo justo en su nuca. Sintió la presencia y el calor que emanaba y ella solo pudo aumentar su paso haciendo todo lo posible para no empezar a correr.

No, no era tan valiente para hacer esto. Había intentado muchas cosas, pero la mayoría no habían funcionado y esa vez que jugó a la ouija con compañeras de la universidad, ella juró que ellas habían estado moviendo el puntero e incluso no les creyó cuando asustadas le dijeron que podían ver una sombra detrás suyo. Entrelazó sus manos entre sí mientras hacía todo lo posible para detener el temblor molesto y entonces, sintió una respiración en su nuca, pesada y caliente, el aroma a azufre mezclado con un aroma femenino inundaron sus fosas e hizo nuevamente todo lo posible para alejarse. ¿Por qué olía de esa manera? Le daba terror seguir pensando en eso.

—Nay, ¿quieres jugar conmigo?—Esa voz... miró hacia su lado izquierdo, pero de nuevo no había nada. Estaban imitando a su hermana cuando era pequeña—. ¡Juega conmigo! ¡Juega conmigo o me matarán!—Quiso dar un paso para ese lugar porque creyó verla, pero no se salió del camino. Siguió aumentando el ritmo, haciendo todo lo posible para nuevamente, no empezar a correr.

Poco tiempo—Susurró una dulce voz de mujer.

Volvió su mirada hacia atrás, notando que estaba unos centímetros alejada, pero que de igual forma seguía sus pasos. ¿Poco tiempo? ¿Poco tiempo para qué? Si le quedaba poco tiempo para seguir con vida, ella hubiera deseado atender esa llamado de su mejor amiga y decirle que la despida de su mamá y su hermana, que se cuidara y que siguiera amando con locura a su novia Sooyoung. Porque Nayeon aparentaba que la novia de su amiga no le caía bien, pero la realidad es que adoraba ver la forma en la que cuidaba de Joohyun.

Que tierna—De nuevo esa voz, pero a leguas podía escuchar el tono burlón que tenía mientras la neblina parecía hacerse más densa hasta entrar a sus pulmones, impidiéndole respirar con normalidad, volviendo sus pasos más lentos y su respiración mas pausada, como si hubiera corrido un maratón. Sus pulmones ardían y su pecho se elevaba rápidamente, su corazón haciéndose insoportable en sus oídos y pecho—. Muy lenta—Murmuró y el tono se hizo más fuerte, más cercano y Nayeon lo notó. Notó que sus pies... no, su cuerpo entero estaba paralizado en el lugar mientras que lo que sea que venía siguiéndola estaba frente a ella mirándola desde atrás de los agujeros que la máscara tenía para poder ver. Rojos. Sus malditos ojos, eran rojos—. Muy, muy lenta—Volvió a murmurar y se quitó de forma lenta la máscara.

Era muchísima más alta que ella, tal vez le sacaba una cabeza y media. Su cabello era negro como el manto oscuro que estaba detrás de ella, tenía marcas por su rostro que se asemejaban a cicatrices atravesando ambos ojos y estirando las comisuras de su boca. Habían unas gotas de sangre cayendo por su mejilla izquierda y barbilla. Tenía una sonrisa de colmillos que parecían sumamente filosos.

— ¿Qué futuro quieres saber? ¿El cercano, el lejano o el muy, muy lejano?

¿Por qué parecía desinteresada mientras preguntaba eso? Ni siquiera estaba mirándola cuando preguntó eso, sus uñas largas, en punta y de color negro parecían más interesantes.

—Ce-Ce-Cercano—Tartamudeo.

¿Qué era ella?

¿Por qué sus ojos brillaban con ese escarlata atrayente?

¿Y esa aura de luz roja?

Tragó saliva con fuerza cuando una sonrisa aterradora curvó sus labios antes de chasquear sus dedos.

—Tu alma es mía—Dijo—. Tonta, caíste en la tentación y fuiste la única que quiso hacer ese falso ritual. ¿Sabes por qué? Te entregaste en cuerpo y alma a mí, llevarás una marca de compromiso hasta que decida acabar contigo. Eres mía. Perteneces a un demonio ahora.

La demonia sonrió y eso fue lo último que vio Nayeon esa noche.

Fueron semanas de intensa búsqueda luego de que Joohyun volviera, porque ella sabía que algo raro había sucedido y lo comprobó en el momento que vio la cera de las velas, la hoja de papel quemada y el disfraz colocado muy pulcramente sobre el sofá. Nayeon había desaparecido y los policías no habían encontrado nada más que una máscara tirada a unas veinte calles de su hogar. No había pistas y mucho menos cadáver, lo único que pudiero hacer era cerrar el caso con que la muchacha había escapado del país.

Y no debían de preocuparse mucho porque ella, seguramente, luego se comunicaria.

adaptación, historia originalthelastyngi

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