VII

Al día siguiente soy la primera que llega al tráiler de peluquería y maquillaje. Hablo con Natalie un rato y al cabo de veinte minutos llegan William y Kaya. Mientras salgo de allí me cruzo con Skandar y Will. Siempre son los últimos. Voy hacia los despachos para acabar de aclarar cosas con Andrew. Desayunamos juntos y cuando nos avisan que los demás ya están listos nos acompaña a la sala donde haremos las fotos. 

Comemos en 20 minutos y después empezamos el entrenamiento. Normalmente nos separan en dos grupos para que los entrenadores se puedan centrar más en cada uno de nosotros. Yo siempre he ido con Joe. Lo conocí en la primera película y es increíble trabajar con él. Es un entrenador duro, pero al final vale mucho la pena. Con él he conseguido hacer cosas que jamás imaginé que sería capaz de hacer. Este año vuelvo a estar con él. Entrenaré con Skandar y George, él llegará esta noche. Es un actor nuevo en el equipo y aunque algunos de nosotros lo conocimos en una de sus audiciones, tengo muchas ganas de que llegue. 

Hoy para empezar el entrenamiento, nos mandan a correr una media hora por los prados del alrededor del campamiento base. A los veinte minutos empiezo a notar el cansancio, los primeros días siempre cuestan. Al volver al gimnasio nos tiene preparadas unas series de ejercicios. Hacemos de todo, sentadillas, dominadas, flexiones, saltamos a cuerda, empujamos el carro, hacemos pesas... Siento que en cualquier momento voy a caer al suelo y me voy a quedar allí tumbada hasta la semana que viene. Por suerte, al cabo de poco Joe anuncia que ya hemos acabado por hoy.

—Ésto os va a gustar, chicos. Mañana empezaremos a coger ya las espadas, el arco —dice dirigiendo su mirada hacia mí. Yo sonrío al oírlo.— y conoceremos a los caballos de este año.

Me encanta montar a caballo. Como en cada película cambiamos de caballos, tenemos que hacer bastantes entrenamientos para acostumbrarnos a ellos. Los montamos sin silla, tenemos que estar seguros con ellos y ellos nos deben conocer a nosotros.

Después de cenar llega George. Le enseñamos el lugar y vemos en seguida que seremos grandes amigos.

Me cepilló los dientes y mientras me hago una trenza mi teléfono empieza a sonar. Salgo del baño atándome el pelo. Cojo el móvil y veo que es Tom.

—¡Hey Emma! ¿Cómo estás?

—Estoy muerta, pero por lo demás bien —lo veo reírse—. ¿Y tú?

—Mejor que tu por lo que veo. Estoy comiendo ahora —dice levantando el tenedor con un trozo de ensalada— y cuando acabe me voy a hacer una sesión de fotos. ¿Qué hora es en Australia?

—Las doce y poco de la noche. —me siento en la cama y apoyo mi espalda en la pared.

—Bueno, pues mejor que te deje descansar. El próximo día ya calcularé mejor la hora a la que llamo.

—Vale, hablamos otro día. ¡Que aproveche!

—¡Gracias! Buenas noches, Emma.

—Hasta mañana. —digo antes de apretar el botón rojo.

Estamos entrenando cada día durante dos semanas. Aprovechamos algunos momentos para hacer las pruebas de vestuario y debo admitir que todos los vestidos que me he probado hasta ahora me encantan. Me permiten moverme muy fácilmente. Ésto es algo que los diseñadores siempre han tenido en cuenta a la hora de crear nuestros atuendos. Son maravillosos. Tienen un montón de detalles que al ver la película no puedes apreciar, pero que a nosotros, como actores, nos ayudan muchísimo a meternos en el personaje. Unos días más tarde empezamos a rodar algunas escenas.

El día que vamos a probarnos las armaduras cogemos una furgoneta y vamos juntos a la empresa que está a media hora del set. Nos pasamos el día allí. Mientras Will se prueba la suya vamos a dar una vuelta por el almacén. Estos chicos han trabajado en todas las películas de Narnia y tienen un almacén entero dedicado a todo lo que han creado para la historia. Es sorprendente la de cosas que encontramos. Los peones del juego de ajedrez de El Prícipe Caspian están allí, en una gran caja transparente. Encontramos la espada de Oreius, el centauro de la primera peli. Hacemos alguna foto a las cosas que nos traen más recuerdos. Cuelgo una de ellas en las stories de Instagram y cuando miro el teléfono por la noche veo que todas las cuentas del fandom ya están hablando de ello.

Pronto llega febrero y con el, los Óscars. Dos días antes cojo un avión con Natalie hacia Los Angeles. Julie nos espera allí. En esta ocasión ha elegido un vestido largo blanco con pequeños dibujos negros que me enseña al llegar al hotel.

Al día siguiente recibo una notificación de Noah. El día que llegué a Australia le llamé y no respondió, así que le envié un mensaje diciendo que teníamos que hablar. Nunca recibí una respuesta. Y ahora al encender el teléfono me encuentro con un mensaje suyo que dice: Mucha suerte mañana, Em. Intento llamarlo ahora, pero es inútil, no me lo coge.

Como hoy tengo el día libre, lo aprovecho para visitar a un viejo amigo. De pequeña trabajé en el musical de Matilda en el West End y uno de mis mejores amigos de esa experiencia está en Broadway ahora. El otro día hablé con Elliot y me dijo que me esperaba en su casa y que se moría de ganas de volver a vernos.

—Así que Dear Evan Hansen... —comento orgullosa de él.

—Sí, es increíble. No me puedo creer que esté en Broadway. 

—Te lo mereces Elliot.

Como niños de musicales que somos nos pasamos la tarde haciendo karaoke. Cuando empieza a oscurecer me acompaña hasta mi hotel y me desea suerte para mañana. La verdad es que no creo que gane. Para mi ya es suficiente poder estar en estas películas y cuando me nominan en algún premio es una sensación increíble. Ves que a la gente le gusta lo que estás haciendo y te ayuda a seguir por el buen camino. 

Por la mañana me voy al gimnasio del hotel a correr. Mi móvil empieza a vibrar y veo que Tom me llama por videollamada.

—Ya veo que te gusta el deporte. —dice al ver que estoy en la cinta de correr. 

—Sí, y aun me gusta más los días de estrenos y de premios. Me ayuda a relajarme.

Acabamos hablando durante media hora y antes de terminar la llamada me dice:

—Ya sé que no la necesitas, pero mucha suerte esta noche. Seguro que te llevarás esa estatuilla a casa. Además, no es la primera vez que estás nominada, esta vez vas a ganarlo. —río por lo bajo.

—Gracias Tom.





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