Luego de aquel arrebato
de creciente valentía
decidiendo que hasta aquí
llegué sin definir esto.

Me observas
detenidamente
con destellos de asombro
mezclados con cierta emoción.

Tus brillantes ocelos
junto a mi agitado corazón
enardecen mis sentidos
al darme cuenta del error.

No hablar sincero
haciéndolo entre líneas
con versos que se expedían
al fatídico ventarrón.

Llevándose verdades
infundadas en mentiras
cuando todo se resumía
a decirnos: aquí estoy.

Y solo quiero que opte
por decir que no es imaginación
esta intensa ola de emociones
que nos arrastra a la desesperación.

Que no estoy confundido,
ni que lo confundí a él,
porque supe leer entre líneas
los silencios del perdón.

Que el posible dolor
que provocamos en el otro
no fue queriendo, sino
mal obra de la persuasión.

Un reinante silencio
inunda la habitación.
Y dudo de mi arrebato
sudando inseguridad a montón.

Quiero abrazarlo,
decirle que a como dé lugar
se quede conmigo.
Que no importa nada más...

Aún si soy, o no soy
correspondido.

"¿Cariño?" consulto cauteloso
cuando lo observo
adueñarse de mi pecho
con su acelerado corazón.

Percibiendo su congoja y desazón
Y solo atino a rodearlo
entre mis brazos
para expresarle mayor confort.

"Lo siento...
Sé que me he
sobrepasado"
reitero acariciando
sus suaves cabellos.

"Pero te puedo asegurar
que soy sincero
y estoy dispuesto a aceptar,
lo que gustes de ofrendar".

Pero, parece, que el hado divino
tenía cuentas que saldar.

Cuando silencia
mi creciente verborragia
con el manto sin igual
de las fauces de su garganta.

Magnífica prosa
que aúna estrofas
cuando puedo velar
por embeber de tu boca.

Definiendo con suspiros
que mi corazón es tuyo,
como el tuyo...
Mío.

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