Capitulo 09
Grace:
Me despierto, a causa del calor me siento sobre mi bolsa de dormir frotandome los ojos para intentar despertarme aun me siento aún poco adormecida a consecuencia de los calmantes que me dieron los chicos en la madrugada para intentar calmarme, ya que no podía dormirme. Solo podía pensar, y culparme por todo lo malo que hice ese dia, asi que por eso tuvieron que darme una pastilla para dormir que resultó haciendo efecto como a los cinco minutos que me la tome, cayendo en un sueño profundo.
Cuando ya recobró el sentido, me levanto del suelo y me dirigo a la cocina ya que escuche las voces de los hermanos riendo, cuando entró puedo ver las caras de los tres con algunos garabatos hechos con marcadores de colores, Angel tiene un bigote negro, y unas estrellas, Angela tiene un dibujo de gato en la mejilla y un corazón en la otra mejilla. Y Angelo tiene una frase muy graciosa en la frente y unos lentes sobre los ojos; me acerco y me siento en uno de los bancos que están por debajo del mesón, los chicos se están riendo menos Angelo el cual está serio masticando su confleis con leche. Me rio de su cara un rato, hasta que Angel me habla.
—Al fin despertaste,—dice alegre llevándose una cucharada de confleis a la boca —pensamos que nunca te despertarias —habla con la boca llena.
—Pues,—pongo mis manos sobre la mesa, recibiendo el plato con cereal que Angela me pasa—para su mala suerte hay Grace para rato.—les digo riendo.
—¿Y como te sientes?—Angela me pregunta, poniendo sus codos sobre la mesa y apoyando su cabeza sobre sus manos.
—Bien —les digo sinceramente —.Aunque creo que es mejor que me vaya.
Angelo, al escuchar mis palabras escupe su comida, y su hermano lo mira con una mueca de asco levantándose para buscar un trapo y limpiar el desastre.
—¿Por que te quieres ir? —mi mejor amigo me mira.
—Es que siento, pena por arruinarle la noche con mi pequeña crisis —desvió la mirada hacia mi plato, meneando el confleis de un lado a otro.
— No chica, más bien cuando te escuchamos gritar nos asustamos, al verte así y nos rompió el alma cuando estabas llorando desconsoladamente en el pecho de An —dice Angel limpiando el mesón— y nos quedamos contigo hasta que te empezaste a calmar un poco, no debes de sentirte apenada por mostrarte con tus sentimientos a flor de piel, —Angel toma mi mano —te conocemos desde que estábamos muy pequeños, y te queremos y siempre nos alegrará y nos sentiremos satisfechos en estar ahí para ti cuando mas necesitas una mano amiga. Aunque bueno en este caso tienes seis manos que te ayudarán —se rie.
—Gracias, chicos pero no me siento de ánimos.
—Grace, ¿cómo crees que te dejaremos irte asi a tu casa? —Angela se levanta —y que seguramente te encierres en tu cuarto, pensando y sufriendo por tu crisis. No sabemos qué fue lo que soñaste que te pusiste asi, y tampoco te preguntamos por no ser entrometidos, ni asfixiantes si nos quieres decir bien pero si no, igual respetamos tu decisión y tu privacidad. Pero lo que si no respetaremos es que te quieras y pensar en todo eso; te conocemos y sabemos muy bien cómo actúas cuando algo te entristece o te preocupas.
—Angela, entiendo su preocupación, —suspiro —pero no siento ganas de nada.
— Chama no seas asi, que te quedes y te diviertas un rato en la piscina, es mejor a que te lamentes y te sumerjas en una depresión por lo que sea que soñante. Es mejor que combatas a la tristeza con algo alegre, olvidaras el recuerdo de ayer y lo cambiaras con el nuevo recuerdo alegre y feliz que haremos hoy— Angelo habla firmemente.
Amo a estos chicos, creo que me saque la lotería al considerarlos mis mejores amigo, ellos quieren que me divierta para olvidarme del horrible momento de anoche y lo valoro mucho. Porque ellos siendo otros ni les hubiera importado pero se preocuparon por mi y se preocupan de que yo esté bien, en momentos como estos es que me provoca saltar y abrazarlos a todos. Después de pensarlo por unos segundos, acepto a quedarme porque tiene razón que ganó en encerrarme en mi habitación y deprimirme.
—Okey, me quedaré —sonrió.
Los veo celebrar.
—Pero con una condición. —ellos se quedan en silencio total y me miran expectantes —Que yo pueda elegir la música —se miran entre sí y aceptan mi condición.
✨✨✨✨✨✨
Estaba, sentada a un lado de la gran corneta, buscando en mi celular una playlist en Spotify, deslizando la pantalla de arriba a abajo con mi dedo índice.
—Será que te podrías apurar —Angelo ordenó.
—Las mayores cosas, tardan su tiempo. —le respondo volteandome para mirarlo.
—Entonces debe ser que traerás a una banda en vivo, —dice sarcásticamente —porque ya tienes como más de quince minutos buscando una maldita canción —mueve su pie izquierdo de arriba a abajo con desesperación mientras todo su peso cae sobre el lado derecho de su cuerpo.
Decido ignorarlo, retomando mi búsqueda. Hasta que veo una playlist que tiene la mayoría de mis canciones favoritas, de mi grupo favorito; presiono el boton de play y de las cornetas empieza a salir una melodía de guitarra acústica, me levanto de mi silla y empiezo a caminar hacia Angelo.
—Debí suponer, que pondrias eso —se cruza de brazos, y yo solo paso al lado de él dirigiéndome hacia Angela.
—Eres de las mías —Angela me sonríe ampliamente, pasando su brazo sobre mi hombro abrazándome de lado.
—Pues tu fuiste la que me enseñó la banda, ya no hay vuelta atrás —ambas reímos.
—No, otra vez no —Angelo grita tapandose los oidos, —esas canciones me atormentan hasta en mis pesadillas.
—Oh, vamos hermanito sabes que esa es tu favorita.
El niega con la cabeza, poniéndose una toalla para taparse mejor los oídos, yo saco mi celular y le subo volumen a la música. Angela y yo nos acercamos mas a el para cantarle la letra al oído.
—Recuerda fue tu decicion, montar tu vida en ese avión —Angela canta usando su mano como microfono, y me lo pasa.
—Tengo testigos, —canto —me convertiste en tu enemigo —me acerco a él.
—Si hay tantos peces en el mar, ¿por que ahora vienes a buscar algo conmigo? — An solo imité mi acción.
El pobre de Angelo se esconde detrás de las sillas, como un perrito regañado. A lo que a nosotras nos dio risa.
✨✨✨✨✨✨
—¿Y entonces, qué planes tienes para tu cumpleaños? —Angela se acomoda en su perezosa mirándome.
—Hay, porfavor An todavia falta un mes para eso —le digo calmada.
—Un mes, pasa muy rápido Grace —acerca su limonada —tenemos que empezar a planear tu gran día —dice alegre.
—¿Podemos hacer esto otro dia? —le digo de mala gana, la verdad no me gusta hablar de mi cumpleaños. Porque en todos y cada uno de ellos siempre pasa algo malo, ya sea: se va la luz, no hay agua, me enfermo, alguien se enferma, entre muchas más. Siempre he pensado que tengo como una especie de maldición, porque en mi vida solo pasan cosas malas, son muy contadas las veces en las que me he divertido de verdad, sin fingir una sonrisa o algo asi— es que no me gusta hablar de eso ya sabes.
—Grace te prometo que este año, será diferente —pone su mano sobre la mía —te lo prometo.
Suspiro.
—Esta bien, ¿que tienes planeado?.
—La verdadera pregunta es, que no tengo planeado —su rostro se ilumina —fiesta de piscina.
—¿Enserio?, no te acuerdas del año ante pasado en mi cumpleaños número catorce. —le recuerdo Mi primita casi se ahoga, y después todo fue incomodo.
—Si cierto, tienes razón —piensa —¿parque de diversiones?.
—Sabes que odio las montañas rusas me dan pavor —tiemblo —siguiente.
—¿Club nocturno?.
—No me gusta estar cerca de las personas que beben, odio el olor a alcohol —le recuerdo.
—Oh, por favor Graces cumples dieciséis años —me replica —eres la menor del grupo, y tienes que tener una fiesta a lo grande.
—No soy de esas chicas, An yo soy más sencilla.
—Okey, entonces —piensa —una fiesta tranquila en el parque.
—Eso si seria divertido —sonrió y ella me fulmina con la mirada.
—Tan tu —voltea los ojos.
—Que te puedo decir —me encojo de hombros, —soy sencilla no me gustan las cosas tan extravagantes.
Después de eso nos quedamos en silencio un rato hasta que se nos acerca Angelo, parándose en el medio de donde están nuestras perezosas.
—Oigan Mrss. Venezuela—nos llama, haciendo que yo me baje mis lentes de sol para mirarlo a los ojos —¿si saben que las piscinas, no son para que se queden sentadas en las sillas, solo para que les vean el cuerpo? —frunce el ceño, enarcando la ceja.
—Y eso en que te afecta — Angela se baja los lentes.
—En nada, solo digo que se quedaran como una tajadas, bien pero bien quemadas —sonríe burlonamente.
— Si, si como digas —contestó — ahora, será que te podrías retirar. Me estas arruinando el bronceado —le agita la mano corriéndolo.
—Uy, pues, perdón por arruinar el maravilloso bronceado de su majestad— hace una reverencia— lo siento su alteza real. Por molestarla tanto, me retiro con su permiso —bromea; y se tira a la piscina con mucha fuerza haciendo que salpique mucha agua.
Y veo el rostro de Angela ponerse rojo, de la rabia. Angelo sale del agua recostando sus brazos en el piso.
—A veces me pregunto porque mama y papa no te llevaron a un orfanato, cuando eras pequeño. Así nos hubiéramos ahorrado todas las tontearías que haces —dice irritada.
—Pero si hubieran hecho eso, no tendrias quien haga tus días más divertidos —le guiña un ojo, sonriendo de lado.
Ella rueda los ojos, yo suelto una carcajada ganándome una mala mirada de ella.
✨✨✨✨✨✨
El resto del día fue muy divertido, jugamos cualquier cosa que se nos ocurriera, hicimos carreras, entre muchas más cosas. Es que fueron tantas que me faltarían dedos para contar, tenian razon los chicos pasar el dia mas divertido con ellos me hizo olvidar casi por completo, esa horrible pesadilla.
Y aquí estábamos todos a fuera de la casa, esperando a mi madre que quedó en irme a buscar a las cuatro y media. Mientras esperábamos nos pusimos a cantar, y como cinco minutos después el auto de mi madre se estaciona al lado de la acera en donde estos todos parados, yo me despido de los chicos, agradeciéndoles por todo. Abro la puerta del carro del lado del copiloto, meto mi bolso y luego me siento sobre el asiento cerrando la puerta.
—Hola Max —saludo a mi hermano— ¿y mama?.
—Estaba ocupada, y me pidio el favor de venirte a buscar —explica—. Y como asombroso hermano mayor que soy aquí estoy, listo para llevarla a su palacio mi bella dama— despega su mano derecha del volante y levanta mi mano para plantar un suave beso, sobre el dorso de mi mano. Me rio por su acción, y suelto mi mano de la suya y los dos nos cuajamos de la risa.
El resto del viaje fue entre risas y bromas, o Max preguntándome como me fue. Pero en ningún momento nos aburrimos o nos quedamos sin tema de conversación
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