—No puede ser.

Dahyun volvió a fijar su vista en la ventana. Tenía sostenida la cortina con una mano y con la otra se apoyaba en el vidrio.

Acababa de estar totalmente preparada para el día tan ocupado que tendría, cuando Nayeon le llamó extrañada de que Jongin estuviera frente a la Hacienda Im.

—¿No sabías que venía?

—Negativo, y menos a estas horas. —contestó ella echando la cortina para cubrir el ventanal.

Se giró y caminó para salir de la estancia en donde su hermana estaba compartiendo un delicioso desayuno con su padre.

—Es muy temprano Dubu, deja que regrese por donde vino. —le dijo su padre antes de que Dahyun desapareciera en el pasillo.

Ella sonrió.

—Me encantaría dejarlo pasar, pero no parece traer buenas noticias.

—Iré contigo entonces. —Nayeon se levantó, su padre le dio la aprobación gustosamente de que se acompañarían.

Dahyun encogiéndose de hombros, esperó a su hermana. Ya después que salieron de la casa hacia el portón —que a comparación de los Kim, era más cercano a la casa— Dahyun dejó salir un suspiro tembloroso.

Jongin desde lejos se veía que estaba bebido.

Aún así, con el caminado seguro que disparaba Nayeon, ella continuó con el semblante serio hasta que llegaron y ella misma abriera con llave la cerradura.

—Buenos días Jongin, ¿ocurre algo?

Nayeon le colocó la mano en el hombro a Dahyun quien le observó extrañada, a luego le hizo una seña con la cabeza para que mirara a Jongin.

Él las miraba furioso. Estaba vestido igual que la noche anterior, ni siquiera regresó a casa para dormir. Había ido por su cuenta a un pequeño bar localizado muy cerca de la finca y tras una serie de cavilaciones vagó hasta los Im en la madrugada.

Ellas se enfocaron, en el aspecto tan desapacible que dibujaba en su rostro. Una completa mueca en los labios, lo cual hacía verse grosero, y sus ojos estaban rojos y perdidos.

Estaba borracho, sí. Pero Dahyun halló en sus ojos lágrimas.

—¿Estás bien? —preguntó dejándole el seguro al portón.

Teniéndolo en esas fachas, era mejor prevenir que lamentar.

—¿Te parece que estoy bien? Necesitamos hablar... —habló, sorpresivamente para ambas, muy bien— Abre.

—No lo hará. —demandó Nayeon.

Jongin dió dos pasos más cerca hacia el portón, pero a pesar de su movimiento dominante ambas hermanas no se dejaron intimidar y permanecieron quietas.

—Voy a salir yo, no quiero que mi papá te vea así y llame a los refuerzos. —avisó Dahyun después de unos segundos al darse cuenta que nada iba a resolverse si ella no contribuía.

Nayeon no estaba convencida de seguirle la corriente a ese hombre. Estaba enterada por los relatos de su hermana, sobre la actitud de él aquel día en que ella se dió el beso con Lisa, y en la fiesta.

No quería que Jongin involucrara a su hermana en sus asuntos.

Pero Dahyun le asintió levemente haciéndole saber que iba a estar bien, y Nayeon no se pudo negar. Aún así ella se quedó pegada al portón expectante a por si tenía que ayudarla.

Dahyun salió luego de quitar la cerradura, la colgó con la llave todavía pegada, y dudosa se acercó a Jongin.

—Qué pasa.

La verdad es que ella no tenía ni la más mínima idea de lo que podía estar pasando como para que él estuviera tan notoriamente mal.

—De seguro... No estás enterada —se colocó las manos en la cintura, y la miró intranquilo—. Pero yo sí te lo diré. Nadie creía en mi... Ella no me creyó porque estaba confiando en su hermana, y ya vez lo que pasó.

A medida que hablaba, aminoraba su voz.

—Lo más seguro es que no sepa de qué hablas.

—Jennie... Está embarazada —Dahyun asintió para que él prosiguiera.—. ¡Pues eso!

—No quiero sonar grosera, pero ¿qué tengo que ver en eso? Para que vengas a las siete de la mañana e interrumpas el desayuno de mi familia.

Jongin hizo un sonido con la garganta, seguido movió la cabeza hacia un lado para escupir lo que había sacado de su interior en el césped.

Nayeon lo miró asqueada.

Dahyun se cruzó de brazos, se estaba esforzando por no dejar salir algún insulto por haber escupido en casa de su familia. No lo estaba tolerando.

—Tienes mucho que ver, porque no he estado con ella en años —explicó buscando algo en su bolsillo—. Piensa que soy idiota.

Ahora estaba ahí echándole cuentos que no eran de su incumbencia.

La cuestión también era que no se veía nada entusiasmado por la noticia que acababa de darle. Debería estar rebosando su felicidad por cada poro de su cuerpo, y en ves de eso estaba airado.

Jongin sacó un cigarrillo, esperó un rato para que la otra hablara al respecto, cuando no oyó respuesta levantó la cabeza del encendedor ya desgastado y la observó.

Dahyun no había recordado su supuesta relación con Lisa, y era un milagro que hubiera recordado antes de meter la pata y arruinar sus planes para protegerla, pero de pronto todo se alineó con el suceso que Jongin relató en simples palabras.

No se lo creía.

—¿De quién es entonces? —preguntó en voz baja desencadenando sus brazos y pasar sus manos por su cabello recogido.

Jongin inhaló una gran cantidad de humo para después dejarlo salir lentamente por su boca.

Sonó su nariz hacia dentro luego pasando su mano por su boca para limpiar algo que no tenía. Se veía descontrolado, nervioso seguramente por las horas que no había dormido, y por el exceso de sustancia consumida en esas horas.

—Sabía que era ella. —susurró Jongin en voz chillona.

Dahyun miró a Nayeon por detrás de ella, ambas sin saber qué hacer o decir.

Él prosiguió susurrando barbaridades, obscenidades y reposando cada una de las señales que dejó pasar por alto, dejándose llevar por el beso tan apasionado que vio entre esa mujer y Dahyun...

La miró.

—Jongin, creo que estás delirando. No ha pasado nada por acá... deberías regresar a tu casa antes de que papá se enoje y llame al tuyo.

Él seguía observándola con cólera en lo que se terminaba el cigarro.

—Dubu —Nayeon empezó a intimidarse por la mirada que Jongin le daba a su hermana.—. Llamaré a papá.

—No, no, solo avísale a un peón —ordenó solo para ella, esperando que el otro no la escuchara—. Está demasiado alterado.

Jongin estaba ensimismado en llegar al fondo de todo el engaño que procesaba. Aún estando intoxicado, sus pensamientos iban y venían, de a poco quedaba en una escena, la memorizaba, luego se le proyectaba otra que le hacía enojar más como: la sonrisa de Ella tan parecida a la de Lalisa Manoban.

O sea, eran escenas que él mismo había presenciado.

Olvidó la razón por la que había ido a buscar a Dahyun, que en un principio se trató de comunicarle lo sucedido y que esta se le uniera, porque a fin de cuentas era pareja de Lisa.

De nada en poco, la locura empezó a hervirle y llegó a la conclusión de que tenía que hallar a Lisa.

Hacerle pagar por todo.

Él sabía que era Lisa. No podía ser otra persona. Tenía que ser ella porque era hermana de Jisoo.

Los días de paz que le había obsequiado para hacer lo que le diera la gana, dejarla en paz para que fuera cercana a Ella, los había aprovechado para embarazar a Jennie, y él se dijo tonto a si mismo por creer en semejante locura cuando las pruebas eran eficientes anteriormente.

Se arrepintió del día en que la dejó pasar a su casa con una radiante sonrisa igual a la de su hermana, y también se arrepintió por dejarse convencer por el currículum que poseía al igual que su hermana, por las ganas de crecer igual a las de su hermana, y por la facilidad con la que podía quedarse con lo que le pertenecía a él, dejándolo completamente solo al igual que lo hizo Jisoo con él.

[•••]

Por otro lado, Jennie caminaba hacia la cocina con Ella en sus brazos muy contenta. Aunque no había visto a Lisa el domingo, seguía con los mismos ánimos.

Lisa se había mantenido en contacto con ella por pequeños mensajes desde casa, ya que al final terminó quedándose cuando no se detuvo la lluvia y porque de pronto empezó a sentir mareos que la señora Manoban supo cómo remediarlo en seguida —pero claro que eso no lo sabía Jennie—.

Colocó a Ella en su silla y empezó a buscar en las gavetas los utensilios para prepararle el desayuno.

Obviamente despertaría de buen humor. Le rebotaba la felicidad en todo su esplendor y las risas de Ella solo le inspiraban más.

Entró Jeongyeon a la cocina y observó la comunicación que ambas estaba teniendo tan solo reír. No hizo caso a eso y le quitó la manzana a Jennie, que antes estaba cortando en rodajas, para prepararla ella misma.

Jennie comenzó a hablarle animadamente a Jeongyeon y tras unos minutos, la cocina se convirtió en un lugar con un aura de emoción que antes nunca se había visto.

Jeongyeon quería preguntarle a que se debía esas sonrisas que aparecían en breves momentos en el rostro de Jennie. Pero se inmutó a solamente preparar el desayuno a sus patrones.

La señora Berta también apareció por la cocina minutos después y con Jeongyeon le lanzaron miradas a Jennie que ahora le daba de comer a Ella.

De nuevo una sonrisita se le escapaba a Jennie de los labios mientras continuaba con su labor, y eso alertaba más a las damas.

—El joven Jongin debe levantarse si quiere que Ella llegue a la escuela a tiempo. —dijo la anciana buscando un cuchillo en la repisa.

Jennie continuó observando a Ella comer su puré de manzana mientras las escuchaba.

Esperó hasta que Ella terminara para luego con una mirada escrutadora observar a ambas mujeres que no habían dejado de charlar a sus espaldas como si antes no la estuvieran viendo.

Jennie dejó a Ella en la silla, confiando en que seguramente Jeongyeon se quedaría con ella. Caminó hasta salir de la habitación y subió las escaleras lentamente.

Ya en el piso de arriba, se dirigió a la primera puerta a su derecha y sin tocar, abrió con cuidado para ver por la esquina.

—¿Jongin?

Entró sin cuidado de no hacer ruido y ya cuando estuvo en el interior, revisó con la mirada el lugar sin moverse.

Ella no quería seguir ahí, seguramente estaba en el baño, así que llamó una vez más no recibiendo señales del hombre.

Sin más, salió de la habitación.

—¿Lograste despertarlo? —preguntó la señora Berta colocando los platos servidos en la bandeja para transportarlos al comedor.

Jennie le negó y luego alzó a Ella, la bajó de la silla, y ya en el suelo la tomó de la mano para dirigirla a la habitación y terminar de alistarla.

Aún estaba soleado el día y aunque no supiera si vería a Lisa hoy para contarle otra de las mejores noticias del mundo, Jennie estaba feliz tan solo recordar que dentro de ella —quizás— una pequeña o pequeño Lisa se estaba formando.

Aunque Ella cada vez más estaba dejando salir rasgos de Lisa, Jennie estaba esperanzada a que todos sus hijos tuvieran absolutamente todo de Lisa.

Ahora Ella ya estaba lista para salir. Tenía un buzo rojo, un suéter blanco con el logo de la institución y unas zapatillas terriblemente adorables por lo pequeñas que eran, e iba con el cabello en una colita.

Ella salió de la habitación corriendo entre saltos con su mochila y con Jennie detrás siguiéndole el paso. Ella se puso de puntas para abrir la puerta y Jennie le dejó hacerlo aunque veía que le estaba costando.

Al contrario del primer día, Ella estaba acostumbrándose a ir al jardín y a pasarla con otros niños de su edad. Se le notaba el entusiasmo por ir y despojarse de su madre cosa que por muy tonto que fuera le coaccionaba el corazón a Jennie.

Cuando la abrió lo primero que vio Jennie fue el auto de Lisa estacionado detrás del de Jongin, del otro lado del camino frente a la casa.

Inmediatamente Jennie empezó a buscar por los lados con la intención de encontrarla con ojos confundidos.

Su corazón se había acelerado tan solo ver el desgastado auto frente a ella.

La pregunta que se hacía era simple.

¿Por qué estaba ahí?

Jennie estaba tomando en cuenta que Lisa siempre lo estacionaba a un lado de la carretera.

Ella quería meterse en el auto lo más pronto posible. Había quedado a la espectativa de qué hacer cuando el impulso de montarse le llegó repentinamente.

Sentía sus pies temblarles por la tensión, literalmente querían tomar mente propia y hacer lo que deseaba.

Escuchó unas voces acercarse, intentó identificarlas pero no hizo falta mucho esfuerzo cuando se colocaron sus nervios a la espectativa al escuchar semejante voz.

Lisa y Jisoo caminaban de regreso al auto. Parecía que habían ido a darle una vuelta a la finca y ahora estaban conversando con mucho interés de lo que podía reflejarse la seria mirada de la mayor.

Jennie a espaldas de Ella, se inclinó para decirle al oído que fuera con Lisa. Al principio a la niña le costó entenderlo, así que Jennie se lo volvió a decir y cuando Lisa y Jisoo se asomaron ya en el frente de ambas, Ella sonrió enormemente y ella si que obedeció a sus pies para ir tras Lisa.

Bajó las escaleras de una forma inadmisible para ella siendo tan pequeña.

Jennie cerró los ojos agradecida porque Ella corriera con éxito hacia las mujeres gritando tiernamente "Lisa" en el camino.

No hace falta decir lo increíble que sonó aquello para las tres, porque Jisoo estuvo incluída cuando percibió la aproximación de Ella.

Sin darse a rogar, Lisa envolvió a Ella en un abrazo poniéndose de cuclillas. Lisa había cerrado los ojos, pero queriendo ver que Jennie estuviera cerca los abrió ligeramente, sus miradas enseguida se encontraron sobre el pequeño hombro de la niña e inmediatamente se correspondieron una sonrisa.

La necesidad de verle no se presentó con tanta voluntad en Jennie hasta que ya la tenía de frente. Sentía que necesitaba seriamente tocar su piel o siquiera hablarle. Estaba segura que con un simple "hola" estaría complacida y su corazón la traicionaría nuevamente.

Jennie quería ir hasta donde ella, no importaba que Jisoo presenciara su petición de salir ya de ahí. Tenían oportunidad. Pero Jennie aguardó el paso al recordar la prueba de embarazo que estaba guardando para Lisa, entonces con ojos fulgurantes se regresó para buscarla sin pensarlo dos veces.

Eso sí tenía que dárselo.

Lisa se separó de Ella quedando de cuclillas.

Los ojos resplandecientes de Jennie todavía estaban en su mente, la pregunta de a dónde había ido, y a qué se debía esa retirada también.

—Estás muy bonita ¿verdad Lisa?

Ella se llevó un dedo a la boca, intimidada era poco a como estaba delante de Jisoo hablándole directamente.

—Claro que sí. —respondió Lisa.

Jisoo continuó mirando como Lisa halagaba de distintas formas a Ella que solo escuchaba y cuando Jisoo miraba hacia otro lado para darles privacidad y luego volvía a mirarlas se encontraba con una gran sonrisa en el rostro de la niña.

Que Ella borraba inmediatamente cuando captaba los ojos de Jisoo puestos en ella.

Lisa se atrevió a levantar a Ella en sus brazos.

El sentimiento apesadumbrado en Jisoo apareció al ver a su hermana siendo tan feliz en fugaces momentos como el que estaba ocurriendo.

Risas, eran puras risas y ella solo las miraba hacerlo como si fuera tan simple.

Jisoo incluso pensó, en que ella jamás había reído tanto así, no recordaba disfrutar tanto así con uno de sus hijos.

Tenía mucho que aprender de su hermana.

—¿Han visto al joven Jongin?

Ambas se voltearon a ver que en el portal de la casa estaba Jeongyeon con su delantal y unas bebidas en la bandeja de metal. Achicó sus ojos por el resplandor del sol que se reflejaba por todo el campo, pero logró llegar hasta ellas.

—Justo estamos aquí para hablar con él. —dijo Jisoo.

Jennie salió de casa apresurada, pero moderó su felicidad y la carrera que tenía al darse cuenta de que ahora Jeongyeon se les había sumado.

Lisa dejó caer sus ojos en Jennie, seguía observándola a pesar de tener a Jeongyeon delante y ofreciéndoles zumo de naranja que muy bien aceptaron.

Vacilante y totalmente detenida en los escalones de la entrada, Jennie se quedó mirando a Lisa, luego se obligó a ver otros lados para no llamar la atención de las demás.

Lisa bajó a Ella, iba a presentarle a Jisoo pero sin saber cómo, optó por dejarlo para después.

Jeongyeon tomó la mano de la niña.

—Jennie ha ido a despertarlo a su habitación y no se encontraba ahí. Tememos que haya pasado la noche fuera con esa tormenta.

—¿Intentaron llamarlo? —preguntó Jisoo— Pudo haber tenido problemas por la tormenta.

—No lo hemos llamado.

Jennie decidió acercarse con la prueba en sus manos y viendo la conversación que estaban teniendo bajo el suave sol de la mañana.

Lisa se tomó el jugo de un solo trago y seguido se lo devolvió a Jeongyeon.

En cambio Jisoo, estaba realmente preocupada por el paradero de Jongin.— Que extraño... —dijo.

Ella se soltó de Jeongyeon y terminó a un lado de Lisa sujetándola por una pierna para jugar a balancearse.

Lisa miró hacia abajo, encantada con el momento, pero cuando Jennie cerró aquel circulo que formaban entre ellas, toda su atención se fue a su rostro.

Aún más extraño, fue que Jennie estaba visiblemente nerviosa en su presencia. Jeongyeon prosiguió comentando algunas hipótesis de qué podían hacer para saber que Jongin estaba bien, Jisoo se ofreció a llamar a un colega cercano a ella y a él para investigar. Mientras todo eso ocurría, Jennie no escuchaba más que unos murmullos en el ambiente.

Ella estaba intentando apaciguar el deseo de tocarla. Lisa por su lado escuchaba lo que las demás decían pero su mente estaba en la perdida de tiempo que estaban haciendo ahí, cuando ella ya hubiera sacado a Ella y Jennie en solo un instante.

Solo le bastaban unos segundos, eso pedía.

Pero había acatado la opción pacífica en que Jisoo quería arreglar la situación.

Volvió su mirada a la de Jennie. Ésta le miraba como si quisiera decirle algo, y Lisa sabía qué era porque también lo deseaba.

—Intentaré llamarlo. —avisó Jisoo alejándose un poco para hacer la llamada. Sus ojos se concentraron desde la distancia con Ella abrazando la pobre pierna de Lisa, y sonrió levemente.

Le resultaba tan magnífico que aquella pequeña era su sobrina. Los malos ratos que pasó pensando en cómo solucionar el que estuvieran juntas, se habían esfumado.

Desde que se había despertado, sentía una seria necesidad de ayudar a Lisa sin que se viera afectado los sentimientos de Jongin, pues ella ya sabía que él estaba muy unido a ella amistosamente. Ella estaba traicionado esa amistad.

Con ver a Ella, solo le elevaba el espíritu de poder hacerla feliz junto a sus madres sin tener que pasar por un difícil proceso, y Jisoo estaba realmente intentándolo.

Aunque tenía en cuenta que con solo el proceso de divorcio, todas en cualquier momento perderían las esperanzas, tampoco podía pintarles el mundo de colores al saber que Jongin no iba a cruzarse de brazos.

Mientras Jisoo intentaba más veces marcar al teléfono de Jongin, sentía el sol cada vez ponerse más intenso conforme avanzaba la mañana. Entonces, decidió ella misma solucionar otras cosas que tenían que ver con la separación de ambas unidades.

Por lo que le había comentado Lisa, Jennie prácticamente dependía cien por ciento de Jongin, era una mujer que si era dejada en la calle, solo tal vez sobreviviría con algo de dinero ofrecido por sus padres o con alguna herencia que estos le proporcionen, pero ninguna de las dos era posible porque ellos literalmente la habían abandonado en esa finca a disposición de la familia de Jongin.

Toda esa información, le sirvió para saber cuál era el límite al que debían aplacarse para conseguir salir del embrollo más rápido. No teniendo alguna cosa que reclamar, sencillamente se llevaría un divorcio donde solo se separarían los cónyuges sin ninguna pelea por bienes.

Cosa que le gustaba a Lisa para empezar su hogar sin necesidad de interferencia por personas extras.

Jisoo suspiró designada a seguir intentando y caminó hacia Lisa para informarle su siguiente movimiento.

—Esperaremos a que aparezca. Por ahora debo mover otras áreas para no demorar en la petición.

Lisa dejó por un momento la complicada interpretación que Jennie no divisaba la manera de hablar, y colocó toda su atención en su hermana.

—Y ahora, ¿qué hacemos? —preguntó esperando escuchar algo bueno.

No le prestaba atención a que estuviera solo acatando cualquier cosa que Jisoo le dijera, en vez de tomarse el atrevimiento de hacer las cosas por su cuenta. Lisa sabía que Jisoo podía ayudar mucho más que si ella misma intentara a su manera.

Jennie permaneció callada, no sabiendo de que trataba aquella conversación.

Jisoo detenidamente miró a su hermana casi perder los estribos y sugerir ella misma el gran "escape". Lo pensó seriamente. Si fuera por ella, les diría que aguardaran un tiempo en incógnito para no alterar a Jongin y tener oportunidad ella de explicarle.

Pero Lisa era su hermana, y no podía alargar más ese sufrimiento aguantado por años.

—Estaría bien que regresemos a casa, así puedo conducir mi auto cuando sepa que Jongin regresó.

Jisoo volteó a ver como en seguida Jennie miró a Lisa confundida y llamando a Ella para que dejara de colgarse de Lisa.

Lisa sonrió en dirección a Jisoo, quien solo se dispuso a asentirle motivada y dio la vuelta para alejarse nuevamente al ver que le estaban llamando. Mantuvo su mirada en ella sin poder creer lo que acababa de decirle, estaba atónita y su expresión se lo dejaba saber a Jennie.

La sonrisa no se le había eliminado del rostro.

Sus ojos esplendorosos miraron a todos lados sin saber por dónde empezar.

—Tenemos que irnos —le dijo al escéptico rostro de Jennie—. Se quedarán con mi mamá en lo que Jisoo... —no pudo continuar hablando.

Sus labios temblaron acorde al estremecimiento de sus nervios y sus extremidades inferiores le amenazaban con derrumbar; sin embargo, Jennie luego de salir de ese trance descreído, salió disparada a su cuerpo.

No sabía nada. Jennie solo había presenciado aquella escena al azar, sin preámbulo alguno.

No entendía como Jisoo se tomó todo tan tranquilamente, y mucho menos cómo todavía no había empezado a llorar a pesar de tener las gotas en la comisura.

Se abrazó a Lisa con fuerza, dejaba viajar sus manos por toda su espalda y por último muy consciente de sus actos frente a Jisoo, depósito un beso en su cuello.

Lisa había aprovechado cada espacio entre el abrazo para dejar salir los temblores que sobrepasaban los normales. Se estaba calmando a ella misma con ayuda de las manos de Jennie para no empezar a derramar lágrimas de gozo frente a ellas. Cuando se separó Jennie de ella, inmediatamente le dio el aparato blanco que por suerte no se le resbaló de las manos en el momento.

Ella por su parte, esperaba sujetándose ahora de la tela del vestido que Jennie disponía de ese día. Luego ella se inclinó para ver que tanto pasaba allá arriba que de pronto todo se volvió silencioso.

Se preocupó inmensamente cuando de ambas no salía ningún sonido. Veía a Lisa como estatua mirando aquello en sus manos y a Jennie esperando alguna reacción.

Iba a darse así siempre que se enteraba de algo bueno. Lisa quedó totalmente conmovida con lo que Jennie acababa de darle, no pudo evitar que una lágrima saliera de sus ojos, era inevitable.

Miró a Jennie y soltó una pequeña risa que más que nada, le aseguró que era real ese precioso momento que vivía nuevamente sin barreras que le impidieran demostrar cada emoción.

Ahora fue su turno para abalanzarse a los brazos de Jennie, buscando ese calor que necesitaba después de tanto tiempo al no sentir que su mundo poco a poco se volvía más bonito.

Lisa estaba toda encogida en sus brazos, que Jennie podía sentir todo aquella emoción salir de su cuerpo. Lo había vivido al principio de la mañana, y aunque normalmente se afirmara a decir que aquella felicidad no puede sentirla más nadie que ella, estaba equivocada y lo reconoció al sentir como en su hombro Lisa sollozaba, temblaba, y buscaba apegarse a ella con cada respiración sin querer soltarse.

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Fin del maratón. <3

3/3