Capítulo 17
—Calma, calma...
Con un comando, Jongin hizo que el caballo empezara que galopar en un solo lugar.
Lisa estaba a su lado viendo que todo en el gran cuerpo del animal estuviera bien. Tenía sujetado unas tiras de cuero por si se salía algo de control —sugerencia de Jongin— aunque no era necesario para ella.
No aplicaba ninguna clase de maltrato hacia los pobres animales.
Jongin hizo un sonido con su boca para apaciguar el andar del animal.
No muy lejos de ellos, más allá de los laterales de la casa estaba Jennie y Ella en un tapete, con sábanas, juguetes, jugo de naranjas y risas por todos lados.
—Fíjate en las patas traseras. —le indicó Jongin.
Lisa hizo lo que dijo, luego le afirmó que estaban bien.
Seguía al caballo a todos lados mientras Jongin lo conducía. Estaba ya cansada de estar apropiadamente dos horas en eso.
Escuchó risas, risas angelicales, pensó Lisa. Miró hacia donde sabía que provenían y sonrió.
Jeongyeon se había unido a ellas, y hacía una introducción a su llegada con una especie de danza que hizo reír a Ella.
Ahora estaba distanciada de Jongin y este no le dijo nada, pero en cuanto Lisa lo miró supo que la había atrapado mirando.
Ella apartó la mirada y corrió para colocarse a un lado del caballo y prestar atención. Se había asustado, y el silencio que se propagaba en ellos lo hacía todo más tenso.
Ella esperó que le dijera algo, sin embargo, continuaron con los actos hasta pasar al siguiente caballo traído por Taehyung al campo.
Lisa ajustó las riendas y las carrilleras en la cabeza del caballo antes de que Jongin subiera.
Taehyung se fue corriendo apenas lo dejó y Lisa sonrió por como este lo hacía.
—¿Qué es tan gracioso?
Ella dejó de sonreír y negó con la cabeza en dirección a Jongin.
Él subió con esfuerzo al caballo. El animal fue difícil de controlar y eso era algo que no lo podía permitir. Le dijo a Lisa que hiciera una nota mental de ese caballo. Paul.
Era obvio que Jongin no supiera del trato amistoso que Lisa tenía con ellos, o de las veces que los caballos con simples cosas hizo reír tanto a Ella.
Lisa evitó sonreír. En cambio, mientras Jongin replicaba con el caballo, ella miró nuevamente hacia las demás.
Ahora parecía que hablaban animadamente de algo. Jeongyeon tenía a Ella sentada en sus piernas, abrazándola con adoración y también le daba besos en la parte superior de su cabeza. Tenía hechos dos moñitos a cada lado, y puesto un vestido similar al de Jennie; uno blanco con un diseño que Lisa no podía ver desde donde estaba.
Sus ojos fueron directo hacia Jennie. Es que no podía evitar pensar en lo divina que estaba todos los días. Su cabello lacio puesto hacia un lado sobre su hombro, su sonrisa...
Lisa se paralizó al pensar lo feliz que se veía Jennie. Inmediatamente su emoción se fue al pique, y su rostro claramente cambió.
Jennie reía, y en eso sus ojos se encontraron con los de Lisa. Su sonrisa se había ido disipando en cuanto halló en el semblante de Lisa algo que no se lo había esperado.
Estaba triste, nuevamente.
Jennie había estado mirándola discretamente, no por nada estaba aquella hermosa tarde que la naturaleza les había brindado para salir. El sol, a pesar de que se hacía notar sin las nubes, no se sentía en lo absoluto por la leve brisa fría que pasaba en el día.
Incluso cuando estaban montando todo para sentarse en el aire fresco, Jennie pudo divisar un arcoíris escondido entre las montañas, es decir, el día estaba perfecto.
Acomodó su cabello, aunque no era necesario, pero estaba considerablemente nerviosa por la actitud de Lisa. Recién se habían arreglado hace unos días, no podía soportar otro distanciamiento.
Una camioneta negra aparcó delante de la casa y parecía que Jongin estaba emocionado por ir a recibir a la persona.
Se bajó del caballo y le ordenó a Lisa que lo mantuviera quieto. Cuando él se giró para ir corriendo a recibir su invitada, Lisa suspiró y con los párpados cerrados hizo rodar sus ojos.
Estuvo mirando sus botas desgastadas y con lodo. Las bastas de su jeans se habían mojado cuando ella en la mañana había limpiado las cubetas de agua para los caballos. Y seguían mojadas debido al clima tan frío.
—¡Hermanita!
Lisa levantó la cabeza curiosa. Tuvo que hacerse a un lado ya que el caballo le impedía ver hacia la casa.
Jisoo estaba saludandola detrás de la cerca de madera que separaba la casa del campo, a su lado estaba Rosé con expresión seria y con un maletín negro.
Por lo que había escuchado muy temprano, Jongin les pondría una vacuna a los caballos. Pero Lisa estaba sorprendida era por la persona que había recurrido para el favor.
Empezaron a conversar entre ellos, Rosé parecía no querer estar en ese lugar porque no prestaba atención a ninguno de los dos. Miró las montañas, sonrió al ver a Ella despeinar el cabello de Jennie y detuvo su mirada en Lisa para saludarla con un descuidado gesto en la mano.
Lisa sonrió. Rosé era una persona que sin duda le causaba gracia. Era sincera, no ocultaba nada si en realidad le parecía inaceptable, y por supuesto, muchas veces le había corregido a Lisa aspectos de su vida que con mucho gusto ella aceptó.
Unos minutos después, los tres se estaban acercando a Lisa con el caballo todavía sujetado.
—Te estaba saludando. —le dijo Jisoo ya llegando a su lado y la atrajo de los hombros para darle un abrazo.— Tiempo sin verte.
—No es para tanto. —dijo con dificultad al estar atrapada en los brazos de su mayor.
—Claro que sí, mamá no deja de hablar de ti.
—Hola Lisa, que bueno verte. —saludó Rosé palmandole el hombro cuando Jisoo la soltó.
Jongin miraba de brazos cruzados la escena. En todo el transcurso que intercambiaron unas palabras él observaba la interacción de Jisoo con Lisa.
Parecía no ser la mujer que quería arrebatarle a su esposa.
Pero no dejó sobornarse él mismo con pensamientos que no encajaban con el momento y se enfocó en explicarle nuevamente a Rosé lo que deseaba.
Ella lo miró con seriedad. Que no era tan tonta cuando se había graduado de veterinaria en una buena universidad.
Ella no había aceptado que Jisoo le pidiera hacer ese favor a su ex novio. Por favor, Rosé había pensado que Jongin era lo suficientemente dependiente para contratar otra persona, pero claro, teniendo a una amiga que podría hacerlo gratis no desperdiciaría el dinero.
No le importaba el dinero, pero si se trataba de Jongin, entonces sí.
—... Tétanos. —terminó de decir Jongin.
—Sí, ya lo tiene claro.
—Quería hablar contigo, mientras tanto.
Tanto Rosé con Lisa se sorprendieron. Jisoo por un lado estaba ya cansada de lo mismo.
Los dos se alejaron un poco de Rosé que empezaba a hacer lo suyo con las jeringas y de Lisa que la ayudaba con el caballo.
Rosé trabaja en silencio, y Lisa no platicaba.
Jongin le había silbado a los demás hombres que se habían acercado a presenciar el hábil trabajo de Rosé, les ordenó a todos que ayudaran a traer los caballos.
Fue algo rápido, Rosé insertaba la aguja, sacaba, y siguiente.
Pero aún así llevó una hora y media en terminar. Al final de todo eso, Jongin las invitó a cenar amablemente.
Lisa ayudó a Rosé con sus cosas. Jongin y Jisoo ya estaban dentro de casa hablando con seriedad y a escondidas.
Jeongyeon ya estaba con la señora Berta preparando la cena.
Jennie se acercaba llevando a Ella de la mano y con todas las cosas de su mini picnic. La bebé iba cargando como pudo las sábanas dobladas y un caballo de juguete que recién le habían regalado, mientras que Jennie llevaba el tapete y las otras bolsas de lo que estaban usando.
Rosé cerró la puerta del auto y dio la vuelta para agradecerle a Lisa el increíble trabajo que su esposa no pudo hacer. Pero cuando pasó frente al coche, justo Jennie pasaba a su lado también en dirección a Lisa.
Rosé vio como la cabeza de Jennie se giró hacia Lisa, y Lisa la miraba a ella de una manera distinta a la que debía ser. Ella también miró a Lisa. Fue lo más extraño que pudo presenciar.
Parecía que querían decirse algo.
Pero ella sacudió sus manos y ajustó su jeans antes de ir hacia Lisa que ya la estaba mirando inexpresiva.
—Gracias por todo Lisa, de verdad que eres maravillosa... más que tú hermana.
—De nada, encárgate de ella cuando estén en casa. —le dijo entre risas.
—Por supuesto que lo haré. Me dejó sola en todo esto mientras ella hablaba con ese tipo.
Ambas empezaron a caminar hacia la casa. Lisa acompañándola solamente.
Jennie y Ella ya estaban en el portal, y con una mirada muy poco disimulada, Jennie antes de entrar a la casa desde su posición dio una última ojeada a lo que hacía Lisa con aquella mujer que desconocía.
Lisa hizo como que no la vió y preguntó por los niños a Rosé.
—Prometo ir a verlos, cuando se controlen las cosas por acá. —dijo Lisa deteniéndose justo antes de los escalones de la casa.
—¿No vas a pasar?
—No puedo, cuando terminen estaré aquí. No te preocupes.
—¿Cómo que no puedes?
Rosé se cruzó de brazos, visiblemente molesta.
—No te olvides de que aquí sirvo a la familia.
—Ja, debes escucharte. —ella dio un paso hacia Lisa.— ¿En serio dejas que te sigan tratando mal aquí? A mi no me engañas, este no es el mejor trabajo del mundo.
Lisa sonrió.
—Espera, espera. Guarda esa energía para Jisoo.
—Estoy hablando en serio Lisa. Las demás no quieren aceptarlo, pero yo sé por qué estás aquí.
—No creo que sepas. —dijo sonriendo por lo serio que se volvió el asunto.
No sabía. No había modo de que Rosé supiera.
Lisa rió con más ánimo ante la mirada de su cuñada.
—Ya en serio, si quieres trabajar como esclava, te contrato. Mira que no sabía que eras tan servicial como lo demostraste hoy.
Lisa no dejaba de sonreír. Ahora que lo mencionaba Rosé, no dejó escapar esa idea. Ella trabajando cerca de la cabaña, en donde en un futuro viviría su familia.
Rosé logró ver ese destello en sus ojos por la increíble idea.
—¿Ves? Sabes que... ni siquiera lo discutiremos. En cuanto dejes este lugar serás bienvenida en casa como la nueva capataz.
Ambas sonrieron y fue cuando la puerta se abrió de repente.
—¿Qué hacen? Dejen de hablar a mis espaldas.
—No creo que estés en posición de decir eso.
Rosé subió los escalones y abrió más la puerta para pasar ella sin siquiera tocar a Jisoo.
Jisoo por su parte miró con ojos muy abiertos a Lisa, indicando lo aterrada que estaba.
—¿No quieres entrar?
—No, de todas maneras no debo. Voy a checar a los caballos.
—¿Cómo dices? Anda, entra que las señoras cocina exquisiteces.
Lisa negó.
—Lisa, ven acá. —insistió.
Entonces Lisa fue con ella obligada a aparentar que nada había pasado entre la familia Kim y ella.
Jisoo la llevaba de la mano, y al pasar el comedor, dirigiéndose hacia la sala pasando el pasillo se encontraron con Jennie de frente.
Ella las siguió, observando como sus manos estaban entrelazadas y luego viendo como se soltaban al entrar a la sala.
Era poca la lava que se hervía en el volcán Barú. Estaba enojada y ella sabía que podían darse cuenta. Querer averiguar quién era esa mujer, pasó al olvido.
Quien fuese, parecía conocer a Lisa desde hace mucho. La cosa era que Lisa fuera tan descarada de dejarla hacer eso delante de sus ojos.
Mientras la comida se hacía, Jisoo y Jongin pasaron el rato hablando entre ellos, cosas de la juventud, omitiendo muchos detalles.
Solo era por tener un tema al azar, ya que ninguna de las demás se atrevía a decir algo.
Jennie estaba sentada junto a Jongin en un sofá, y frente a ella estaba Lisa en uno individual. Jisoo e Rosé estaban en otro doble muy cerca de Jongin.
Lisa solo miró sus manos, las estiraba sobre sus muslos y evitaba por sobre todo tener contacto con Jongin o con Jennie.
Le daba escalofríos la situación.
Era un terrible mal tercio.
Jennie evaluaba mentalmente lo que pasaba. Lisa estaba con ellos, como si fuera un colega más y Jongin no comentó nada. Aquella mujer que hablaba con Jongin fingiendo estar interesada en las cosas que él decía, al parecer tenía una amistad con Lisa. Nuevamente la imagen de sus manos entrelazadas llegó a su cabeza y apretó su mandíbula de pura rabia.
Vio su boleto de escape cuando Jeongyeon apareció con Ella en sus brazos ya en pijama.
Lisa observó a su hija pasar con timidez por su lado hasta llegar con Jennie.
Rosé hizo un sonido adorable al ver a Ella con su linda pijama, con los mismos moños y unas mini pantuflas blanquitas con forma de conejos.
—Dios mío, es hermosa. —comentó Jisoo.
Jennie la subió a sus piernas y la abrazó por el torso haciendo que la bebé colocara su cabeza en el pecho.
Sus ojos dieron a parar inmediatamente en el rostro de Lisa y por instinto Ella le sonrió.
Ninguno de los presentes se esperaba eso. Rosé fue la que rió completamente enamorada de la pequeña niña que era imposible ser hija de un hombre como Jongin.
Jongin se levantó de su lugar ignorando los halagos de las dos mujeres a su hija y fue por una de sus botellitas en el estante a sus espaldas. Luego regresó y se sentó en el otro sofá individual, lejos de Jennie.
—Gracias Rosé por tu trabajo, fue excelente.
Rosé asintió. No dejó de hacerle señas a Ella para que le prestara atención. Pero la bebé estaba ensimismada con Lisa.
Lisa estaba sonriendo, no podía ignorarla.
—Es encantadora. —Rosé dijo mirando a Lisa para afirmar el hecho, cosa que asustó a Jennie.
—Sí.
Lisa se sentía orgullosa, y Jennie podía verlo en sus ojos. Ambas habían formado a aquella niña y nadie les daba mérito.
Jennie observó a Lisa. Se veía extremadamente bien con su chaqueta jeans, camisa marrón, y sus jeans. Pero sus manos entrelazadas volvió.
—¿Tienes mucho trabajo aquí Lisa? —preguntó Rosé.
Lisa le sonrió, sabía que ahora ella quería llevársela de ese lugar por motivos no exactos. Habían muchas cosas de fondo.
—No tanto, Rosé. —la sonrisa que le dio a esta, Jennie no la dejó pasar así nada más.— Es bueno.
Ella ya se estaba quedando dormida en sus brazos, la observó dormir mientras escuchaba la conversación.
—Puedes decirnos.
Lisa sonrió, pero fue más para que Jongin viera que eran solamente bromas. No quería que malinterpretara las cosas y la despidiera para cumplir a las demás.
—Me encanta mi trabajo.
—Y sigo sin entender el por qué. Mamá asegura entenderlo, pero yo no puedo.
—¿Cómo está la señora Manoban, Jisoo? —quiso saber Jongin, literalmente para variar de tema.
—Pues no deja de hablar de Lisa, la quiere con ella en casa. Por lo demás está bien. Visita de vez en cuando la cabaña y por cierto... —Jisoo miró a Lisa emocionada.— Contrató un personal para que termine con las remodelaciones. Quedará hermosa.
Lisa negó. No quería que nadie tomara manos en su futuro hogar, quería ella misma remodelarlo.
—Quería hacerlo yo misma, Chu.
—Créeme, le dije eso. Pero ya sabes cómo es.
Lisa suspiró y miró fugazmente a Ella dormir. Luego a Jennie, que estaba petrificada.
—¿La cabaña? ¿No era de la familia? —preguntó Jongin.
—Ahora le pertenece a Lisa. —dijo cortante Jisoo.— Lo merece, estuvo con Papá trabajando mucho tiempo, lo menos que podía tener era la cabaña.
Jongin, que tenía recostado el codo en el respaldar, y con su mano tocó su barbilla interesado en el tema. Observó a Lisa.
—Les diste toda la finca a tus hermanas, y parte del dinero también. Solo te quedaste con la cabaña. —resumió con una sonrisa.— Bien pensado.
Las únicas que no rieron fue Rosé y Jennie ya que Lisa solo lo hizo para no verse "insultada" ante el diminutivo de estúpida.
—Sé que era importante para todos. —explicó, y con disimulo señaló a Jongin, como diciendo lo importante que había sido para él.
Él frunció las cejas y Lisa le quitó la mirada.
—Muchos recuerdo hay ahí.
Jisoo asintió.
—Es algo bueno Lisa. Pasará a tu familia después. Ya tienes un lugar especial donde establecerte cuando termines lo que sea que estés experimentando trabajando con Jongin.
Las palabras de Jisoo hacia Lisa fueron suficientemente exactas para que Jennie uniera cabos.
Lisa le sonrió a su hermana. Eran palabras que no hacía falta decir, pero que al menos le hacían saber lo contentas que estaban en su familia por la decisión.
—Sí, gracias. En realidad... —Lisa observó a todos, pero solamente para caer unos segundos en los ojos sorprendidos de Jennie.— Ese es el plan.
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