Una vieja amistad T2
Advertencia estimado lector, les recuerdo que a partir de la segunda temporada está clasificado para mayores de 15 años, puede contener párrafos lo aptos para todo el público.
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El mundo que conocí, murió para mí, el día se volvió noche y yo solo un cascarón vacío...
Seguía durmiendo pero escuchaba una voz que me intentaba despertar, era Donovan el cual quería que me levantara pero sin embargo no reaccioné, mi cuerpo estaba paralizado de forma relajada intentada hablar pero no emitía ninguna palabra, era como si hablara en una cueva, escuchaba lo que decía pero no salía.
–Ricardo despierta, tienes que comer –dijo Donovan claramente.
– ¡¡NO PUEDO!! –dije dentro de mi cabeza pero sin emitirlos.
–Aun si lo intentas no funcionará, te quedaste demasiado tiempo aquí dentro y ahora tienes que esperar que acabe el ciclo de sueño – dije en voz sería y en otro lado.
Apareció otro Ricardo pero este se veía que tenía una mirada sería, era erguido y demostraba algún rasgo facial el cual era una pequeña área sin pelaje atravesando el labio.
De repente se sintió un temblor, Donovan intentaba despertarme moviendo me. Veía como mi alrededor se volvía un bosque de pinos, caía una que otra gota de lluvia y como el cielo empezaba a formarse, el suelo cambio y salió repentinamente césped, el otro Ricardo estaba enfrente mío sin a verlo escuchado moverse.
–Incluso que tienes que salir no lo hacer ¿Por qué? –pregunto fríamente.
–No sé que es este lugar y no sé cómo salir –respondí titubeando.
Solo me vio fijamente por unos segundos y se dio la vuelta viendo a los alrededores. Camino hasta perderse en los árboles, volteaba a ver qué le sucedió y veo que sale detrás mío.
–Curioso que esté sea tu "mente", mucho bosque, nada de civilización y menos de señales de vida. Es como si fueras una vestía que no tuvo amor... –dijo pero mi mirada le dijo que tenía que detenerse.
–No sé quién seas, pero no puedes hablar de mi como si me conocieras, tu no sabes nada de mí –despondí empezando a enojarme.
–Yo soy tú, o al menos una versión según tus emociones más contenidas en toda tu vida, me viste justo hace un momento como una copia tuya y ahora estoy aquí ahora diferente a tí, no creo que lo entiendas, tu eres alguien que odia a casi todo el mundo, tuviste un amorío muy pasajero, tuviste que elegir entre la seguridad tuya o la de tu familia y crees que todo el que te vea está destinado a morir –dijo con una voz sádica.
Lo empecé a ver con una mirada de miedo y sorpresa y en ese mismo instante veía que los alrededores de prendían en llamas, los árboles empezaron a arder en un fuego abrazador, viendo como todo ardía sin ningún tipo de impacto, era como si ya lo hubiera vivido antes, empezó a caer una gran nube oscura, era la ceniza cayendo, el otro yo desapareció y no podía enfocar bien nada. Empecé a caminar y también intentando respirar, aún sabiendo que no era real no podía respirar, veía todo borroso y no podía ver ni por dónde pisaba, los troncos estaban cubiertos de fuego y las copas empezaban a verse negro ceniza. Tropecé por no ver una piedra y veía como el fuego se convertía en humo negro y se iba al cielo estrellado y no pude evitarlo, Serré los ojos.
Escuché una voz "Ricardo" fue muy lejos esa voz pero cada vez que repetía mi nombre se escuchaba más y más cerca hasta parecía que estuviera enfrente mío y abrí los ojos, estaba viendo un techo de madera y un foco anaranjado brillaba y me segaba a instantes la vista y escuche de nuevo "Ricardo" voltee a ver de dónde provenía la voz y era Donovan que estaba al costado de donde estaba acostado.
–Gracias, tenía una pesadilla –dije y fue lo único que se le ocurrió decir.
–Estabas hablando entre sueños otra vez –dijo Donovan.
–Ya no es sorpresa que hable entre sueños, con todo lo que ha pasado lo que me resulta extraño es que no esté perdiendo la cabeza y todos me consideren un loco –en susurros– más de lo que soy –dije sentando me en la cama y estirando mi cuerpo.
–Tenemos que ir rápido por la despensa y de camino te llevo con mi viejo amigo y así se conocen y veremos si nos hace el favor –dijo Donovan con una sonrisa cálida.
Después de una hora y media caminado tanto en el tianguis del jueves como en el mercados llegamos a una herrería "Herreros juntos" el lugar era algo grande se veían algunas armas de dos patas y ballestas que me llegaban hasta la cintura. Un chico con mandil quemado y con algunos parches se veía acomodando todo al rededor, nos volteó a ver y entro rápidamente.
–Ese chico es así, pero cuando lo conoces es un chico agradable –dijo Donovan con una sonrisa.
Lo voltee a ver y veía como el interior estaba repleto de metales caídos, espadas en el suelo, armaduras, puertas de metal y otras cosas que no comprendía. Voltee atrás y solo veía otros negocios llenos de comida o venta de armaduras u armas comunes.
Se escuchó como una armadura caía al suelo y voltee asustado cuando ví como una figura venía a nuestra dirección con un maso en su mano derecha y en sus ojos brillantes de un verde algo amarillentos. Salió a la luz y se veía que era un felino, negro, podría decirse que casi me sacaba el doble de tamaño, abajo del ojo derecho se veían unos rasguños hasta su nariz, traía un mandil totalmente negro y una mirada la cual parecía que estuviera siempre enojado.
–Vaya que no has cambiado nada y por fin tuviste tu herrería que querían desde antes, verdad, Fernando –dijo Donovan con una gran sonrisa.
–Vaya lo que el viento trajo, ni más ni menos que al atrapado de jaulas Donovan ¿Quién es tu amigo? –comtesto Fernando con una voz profunda y sería que se notaba algo de alegría.
–Es un amigo míos –contesto Donovan.
–Y ¿Qué los trae hasta aquí? –pregunto Fernando quitándose el mandil y notando se una playera gris.
–Te querremos pedir ayuda –dijo Donovan.
–Desde la última vez que ayudaste es lo mínimo que puedo hacer, pasen un poco de galletas y café mientras me cuentas todo – contestó Fernando.
Pasamos y ellos se quedaron hablando un rato mientras que yo solo estaba observando por la ventana y veía como pasaban patrullas de policía a toda velocidad sin alguna razón.
–Entonces cuenta me ¿Qué necesitan? –pregunto Fernando.
–Has visto las noticias de que 3 chicos murieron de la escuela –dijo Donovan.
–Sí, dejas a la chica más roca de latino América en esa escuela era demasiado peligroso y ahora no tenemos a los buenos y mejores soldados –contesto Fernando y voltee a verlo con una mirada muerta.
–Pues verás eran los amigos de Ricardo –y volteó a verme– y ahora el y los que quedan están en peligro por la caja –dijo Donovan.
–Te advertí que esa caja estaba maldita y mira ahora, tu nunca tuviste algún tipo de amistad o relación y ahora esto y a saber que era lo que tenía la caja –dijo Fernando con una voz irritada y que se notaba que estaba enfadando.
–Lo sé pero pasó algo que nunca se avía visto –saco de una bolsa biodegradable la caja y estaba brillando un poco el dije de enfrente –veras él al tocarla brillo y saco varios tipos de gemas las cuales podrían servirte para armaduras o armas y con ello solo quedan los Yin y Yang –dijo Donovan dejando la caja enfrente de Fernando.
Fernando se inclinó la frente y observo la caja, volteó a verlo para saber si podía ver el contenido y asintió. Abrió la caja y encontró una rubí, una amatista y un fragmento de bismuto. Agarro la bismuto y dio un pequeño indicio de alegría y volvió a ponerlo en la caja.
– ¿Esto estaba en el cofre? –pregunto Fernando.
–Falta aún más –conteste estirando me – también tenía varias cuarzos más, una ópalo unas garnets y algunos minerales los cuales son para otras cosas –voltee a ver al rededor.
–Una bismuto me vendría bien para mejorar una armadura que tengo –dijo Fernando susurrando.
En eso llega el chico el cual trae 2 cafés y un capuchino y unas galletas las cuales deja en la mesa y de inmediato se fue del lugar.
–Y ¿Qué tal va el hijo? –preguntó Donovan.
–Bien esta a punto de salir del bachillerato y esta en duda de que podría estudiar pero aun así intenta ayudar en la casa y en mi trabajo y desde que su madre desapareció cuando estaba en inicios del bachillerato, se volvió más reservado –contesto Fernando con una voz temblorosa.
–No sabía... –dijo Donovan.
Voltee a ver y Fernando le sonrió –No tienes que disculpar te–.
Voltee a ver a la calle y por un instante pensé ver a una chica del pasado, el cabello lo tenía hasta los hombros y tenía 3 colores, azul, rosa y un color negro o café oscuro, no la dejaba de mirar y solo veía su espalda, llevaba un suéter azul y una falda negra que le llegaba hasta las rodillas, me perdí en ella, su cola no podía diferenciarla pero creía verla a ella. Un policía paso enfrente suyo y le enseño una foto y pude ver que era mía, ella negó con la cabeza y siguió su camino, ¿Sera que no me recuerda? Hace años que la vi y no me despedí de ella, tendría sus razones para que no me quisiera ver de nuevo.
De forma involuntaria me tire al suelo para que no me viera el policía y les dije a Donovan que vi y Fernando serró las persianas.
–No puede ser, los buenos policías fueron a lo muy bajo, no me sorprende mucho la verdad, incluso antes tenía que lidiar con ellos –dijo Fernando fríamente. –Podre ayudarte pero hasta cierto punto porque no podre darte todo lo que yo sé.
–Lo sé y lo entiendo o eso espero, yo solo espero que me pueda ayudar a defenderme con espadas y cuerpo a cuerpo –dije intentando no tener miedo.
Escuche varias patrullas de policías pasando rápidamente y se escuchó uno por un rato y después se fue. Fernando dijo que tuviera cuidado al venir al día siguiente porque ya no es como hace semanas.
Tanto Donovan como yo, nos fuimos de hay a nuestro hogar intentando evitar a los policías y a algunos animales que pasaban por ahí, Fernando siguió trabajando como normalmente lo hacia desde siempre.
Mientras tanto en el bosque.
En una carpa, estando dos guardias resguardando y dentro se escucha.
–Señor, tenemos que tener cuidado con los portadores del Yin y Yang, puede que sean demasiado... –el dálmata no pudo terminar de hablar.
–Tonterías, esos dijes no son los del Yin y Yang, solo son copias baratas las cuales puede tener esencia de estas mismas pero no serán –dijo Osvaldo con micha confianza.
–Señor, yo no le sugiero que se confíe demasiado, no podemos subestimar lo que tengan ellos –dijo una voz femenina acercándose a Osvaldo.
Osvaldo voltea a ver atrás y se percata de una loba la cual es blanca con ojos azules, tiene una armadura de cuero y hierro, tenía una espada que le llegaba hasta la rodilla, una daga en la pierna derecha, un arco y flechas..
–Vaya, no pensaba que estarías aquí hasta la siguiente semana –contesto Osvaldo.
–No creías que me perdería de esta fiesta verdad, esto es mejor que lo que me dejaron hacer los superiores –dijo la voz femenina y caminando hasta al lado de Osvaldo y recargándose en su hombro.
–Pensé que no llegarías justo a tiempo, pero como siempre me equivocó, apareces en el momento indicado en el lugar indicado –le sonríe pícaramente y voltea a ver al dálmata –den le todo lo que necesite a "la cazadora" Leylla y cuando este equipada manden la conmigo de inmediato.
–Entendido señor –dijo el dálmata y esperando a Leylla.
–No has cambiado nada –dijo Leylla con una mirada seductora y acariciando con su cola blanca a Osvaldo –Nos vemos pronto – volteo a ver a Osvaldo y ve lo azules de sus ojos.
Osvaldo por un instante se siente incomodo y traga saliva y no deja de ver como se va caminando Leylla con el dálmata.
–Nos vemos en un par de segundos –dijo Leylla a Osvaldo antes de irse a la derecha y le guiña un ojo.
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