🎀 V. Found Family AU 🎀

No había muchas personas que pudieran invadir una propiedad privada y empezar a tocar su puerta a la hora de la cena.

Utahime presionó los labios, casi queriendo ignorar el sonido del timbre de su apartamento, sin embargo conocía la terquedad de su kohai y si no abría la puerta posiblemente él iba a arremeter contra la misma, o peor aún, entrar deformándose en su sala. Gojo todavía no dominaba por completo la teletransportación, muchas veces había aparecido sin cejas o meñiques, si seguía tentando su suerte, algún día iba a aparecer sin una mano antes de alcanzar la cupiste de la técnica. Pero estaba segura de que él iba a correr el riesgo con tal de meterse con ella.

Al sexto timbrazo, Utahime bajo el fuego de su cena y caminó con las manos en las caderas y el ceño fruncido, lista para gruñirle al adolescente que seguía insistiendo en pensar que su pieza departamental era una especie de hotel de lujo.

—Será mejor que tengas una buena excusa, o si no- —Se detuvo en seco. Para nada era Gojo Satoru quien estaba en su puerta.

Desde abajo, una sonrisa de disculpa iluminó los rasgos de una niña que tenía tanto su propio cabello como la ropa de su hermano en la cara. —Hola, tía.

Megumi tenía alzadas las manos para alcanzar el timbre, bajó las manos cuando vio a Utahime salir y las grandes mangas de su chaqueta hicieron ondas en sus antebrazos.

—Tía Hime —musitó con suavidad y Utahime casi cerró sus ojos con un latigazo de ternura por encima de su desconcierto y antiguo furor. No podía evitar el aleteo de felicidad cada vez que estos hermanos la llamaban de forma tan cariñosa. Era una insignia de orgullo haberse ganado su respeto.

Antes que sus vecinos pudieran verlos y empezaran a hacer preguntas, y que el frío siguiera descendiendo, Utahime apoyó a Megumi a bajar de los hombros de su hermana, y los ayudó a cargar sus dos mochilas de la escuela que venían cargando, dando instrucciones para entrar a su casa.

Una vez que colocó las mochilas en una esquina y los dos niños se hubieran puesto cómodos en su sofá, la realidad azotó su subconsciente.

—¿Cómo llegaron aquí? ¿Dónde está Gojo? —Caminó hacia ellos dando un vistazo a sus cuerpos revisando si estaban heridos. Tsumiki se reía porque al parecer Utahime tocaba zonas sensibles para ella que le provocaban cosquillas. Megumi la miraba con atención dejándola hacer su revisión con diligencia. Bueno, además de estar un poco helados, estaban bien.

—Tomamos varios taxis y un tren —respondió Megumi, soplando aliento en sus manos heladas, buscando calor. —¿Y tal vez en una misión? —Se encogió de hombros sin interés.

Utahime detuvo su revisión para observar perpleja al más pequeño de los Fushiguro. Tsumiki tuvo que darle un leve codazo en la panza cuando era obvio que su hermano no estaba captando el silencioso llamado.

—¿Él no estaba con ustedes? —inquirió Utahime, sobrepensando sus opciones de un posible asesinato para el heredero Gojo, con chispazo de angustia e ira al darse cuenta lo descuidado que podía ser.

—¿Ehh...? Pues no, venimos por nuestra propia cuenta —Retomó el pelinegro, pestañeando con cansancio.

Utahime sintió que el estómago se le revolvía. Aspiró profundo antes de sacar más información. Caminó hasta la cocina, ella estaba preparando té para una persona, sirvió lo que tenía y colocó más agua. Dividió para que alcanzara para dos tazas más y las colocó frente a los niños cuando estaba claro que tenían un poco de frío y sus gruesas chaquetas y la calefacción de su apartamento no era suficiente para hacerlos entrar en calor.

Ambos se animaron al ver las humeantes tazas frente a ellos y agradecieron en silencio tomando sorbos pequeños. Utahime se sentó frente a ellos.

—¿Gojo les pidió que vinieran ustedes conmigo? —Tanteó, porque si Gojo los había dejado recorriendo el camino desde Tokio hasta Kioto realmente iba a tener una conversación violenta con él.

Cuando Tsumiki sonrió con disculpa y remordimiento, Utahime sintió que se le bajó la presión.

—¿Él no sabe que ustedes están aquí? —Concluyó con horror.

—Nope —Megumi confirmó un poco más relajado ahora—. ¿Puedo tomar un poco de azúcar?

La manita de Megumi se encontró con la de Utahime cuando ella colocó la propia encima del borde del recipiente de la azúcar, obligando que los ojos oscuros la miraran al rostro. Utahime estaba un poco rígida, frunciendo sus cejas con un ceño que solamente había estado destinado a la despreocupación y negligencia de Satoru en sus momentos más payasos de la adolescencia.

—Megumi-kun —llamó con un tono neutro. Luego aspiró profundo, este no era su kohai albino que resoplaba cada vez que ella le hablaba con seriedad, era este niño de semblante serio y que siempre hablaba como si fuera demasiado maduro para su edad. —¿Qué está sucediendo? Ustedes... ¿Ustedes se escaparon de la casa que Gojo les dio?

Los hermanos guardaron silencio, antes de bajar la cabeza y mirar sus piernas. Tsumiki al menos parecía un poco avergonzada mientras que su hermano estaba en blanco.

Bueno. Esto no se veía bien.

Utahime se enderezó en el asiento frente a ellos y tomó aire. Su tono se volvió un poco más suave.

—No piensen que voy a echarlos o regañarlos o algo parecido. Pero necesito que entiendan que debo de conocer mínimo lo que sucedió y los impulso a tomar esta descuidada y, ojo, muy, pero muy imprudente y peligrosa decisión —Puntuó con seriedad—. No solo algo o alguien pudo hacerles daño, ustedes se expusieron a un ambiente desconocido, ¿qué sucedía sino llegaban al lugar correcto? ¿Cómo íbamos a saber dónde estaban? Esto sin tener en cuenta en la complicada situación que se hubiera puesto para Gojo.

Megumi llevó una mano para presionar el antebrazo de la otra, Tsumiki presionó sus palmas sobre sus rodillas, ambos encogiéndose sobre sí, como un cachorrito debajo de la lluvia a la orilla de la calle.

—¿Cómo siquiera pagaron el pasaje?

—Gojo-san nos dejó una tarjeta de crédito para emergencias y la hija de una abuela con la que nos encontramos en el camino nos indicó cómo usarla —respondió Tsumiki en un hilo de voz.

Por supuesto que él haría eso incluso si los chicos no tenían ni la menor idea de cómo demonios se usaba una tarjeta.

Se llevó una mano y masajeó el puente de nariz como si eso aliviara el creciente dolor de cabeza.

—¿Por qué hicieron algo tan imprudente? —suspiró con cansancio—. ¿Gojo se volvió molesto?

—Él siempre es molesto.

Correcto. No podía replicar contra eso. Gojo era su dolor de cabeza todo el tiempo. Y él parecía contento de tener esa clase de influencia en ella.

—Seguro, pero ¿al punto de escaparse de él? —Utahime bajó la mano y los miró con una suavidad firme— ¿Pasó algo? ¿Ya no quieren estar bajo la tutela de Gojo?

—¡No es eso! —.Tsumiki sonaba llena de pánico, pegando un sobresalto cuando la pregunta llegó a sus oídos.

—¿Entonces? —Utahime continuó sin inmutarse—, porque ustedes dos escapándose por la tarde a sus espaldas y exponiéndose a tal peligro habla mucho de la tutela de Gojo como tutor y la forma en que los está tratando —Ella los observó con severidad, los dos volvieron a bajar la cabeza—. Sé que Gojo es un tonto, y a veces es un poco difícil de tratar, pero sé que está comprometido con ustedes, ¿Qué hizo para que ustedes dos quisieran hacer esto?

Ninguno de los dos se dignó a responder.

—No voy a enojarme con ustedes —Se contuvo, dependiendo de lo que le respondieran ella probablemente no podría retener su sermón, pero se prometía internamente mantener la mayor calma posible—. Pero quiero ayudarlos, y también a Gojo. Si él está actuando de manera inadecuada les aseguro que voy a llamarle la atención. O tener que buscar otra solución al asunto.

No podía prometerles otro tutor, la única razón por la que los Zen'nin estaban un paso atrás era la presencia de Gojo, cualquier otra persona involucrada probablemente la despedazarían. Así que, aunque tenía sus dudas con respecto a la aptitud de Gojo Satoru como tutor, hasta ahora había demostrado estar comprometido, y si él era el único camino seguro para los hermanos, pues le daría una mano, aunque él no le simpatizara del todo.

Ellos continuaron en su trato silencioso, hasta que Megumi se removió incómodo en su puesto.

—Reunión mensual de padres de familia —reunió el corazón para confesar en voz baja.

—¿Qué?

—Está esa reunión mensual de padres de familia en la escuela —murmuró el niño, todavía encogido en su puesto—. Gojo-san ha estado presente en todas las reuniones desde que se hizo cargo de nosotros.

Utahime asintió, animándolo a continuar. La cara del niño se arrugó un poco.

—Él siempre llega diciendo que es nuestro papá soltero que vive en el extranjero y no sé qué otras cosas tontas. Y —el pequeño aspiró profundo— ya estoy harto. Es obvio que nadie le cree y se ríen de él a sus espaldas. Le pedí que dejara de ir y se dedicara a traernos de regreso si tanto era el gusto por acompañarnos. Y se puso a hacer berrinche, diciendo que tenía la última palabra y luego lo llamaron por teléfono y se fue.

Megumi terminó hablando en susurros malhumorados cada vez más bajos y cuando Utahime levantó la mano de la tapadera de la azúcar, él volvió a estirarse para conseguir un par de cucharadas para el té.

—¿Te avergüenzas de Gojo, Megumi-kun? —cuestionó en tono tenue.

—Él da vergüenza —dijo entre dientes, con la mirada perdida.

—¿Pero?

El niño no respondió.

Utahime se desplomó en el sillón, recibiendo miradas curiosas de los hermanos.

—Escucha, Megumi-kun —ella apoyó su espalda en el respaldo del sillón—. Sí, Gojo es molesto, sí, a veces sientes pena ajena, sí, él tampoco tiene ni la menor idea de lo que está haciendo con ustedes. Y sí, nuevamente, no está haciendo el trabajo de forma ideal. Pero no veo cómo llegaste a la conclusión de que lo más inteligente después de discutir con él por este caso era escaparse y —señaló a Tsumiki que se mantenía congelada como si de esa manera podía hacerse invisible— arrastrar a tu hermana contigo.

Megumi balanceó sus pies en el aire, mirando hacia abajo.

—Es posible que Gojo tenga otra razón para ir a las reuniones mensuales más que avergonzarte diciendo que es tu padre soltero —aventuró, Gojo era capaz de llegar a tal extremo para meterse con alguien, pero eso no era algo que debía decirle a Megumi—. ¿Tal vez sólo quiere registrarte y saber cómo te va? Es un poco tonto, pero tampoco lo es tanto.

Utahime quería morderse la lengua, ni en un millón de años pensó decir dicha oración para referirse a Gojo Satoru, él era un tonto totalmente.

—Pero sabes que él no pasa mucho en la ciudad, e incluso sale del país, él no puede sacar todo el tiempo cómo estás y no creo que tú le digas todo a él. Y tal vez las reuniones de padres sean su única oportunidad para ver cómo actúa un tutor decente y familiarizarse más crudamente con los niños. Gojo también es nuevo y espontáneo en esto, y aunque se vea totalmente seguro de lo que hace, debes haberte dado cuenta que no es así; él tiene que aprender cómo tratar a un niño desde cero mientras ustedes siguen creciendo y lo dejan atrás.

—¿Por qué no nos cría como lo hicieron con él? ¿Por qué se esfuerza por innovar y aprender cuando es cien veces más complicado? —cuestionó Tsumiki, como si hubiera sido algo que había rondando en su mente más de una vez.

Utahime no pudo evitar hacer una mueca y fue suficiente contexto que necesitaron los niños para comprender la situación de su mentor, sus ojitos brillaron con un poco de empatía.

—Así que él también es un niño abandonado —Concluyó Megumi en un susurro, más para sí que para los demás.

Utahime no lo llamaría estrictamente un niño abandonado. Tenía entendido que a Gojo se le había dado mucho más de lo que cualquier niño necesitaría, lo colmaron de elogios y mimos, y le exigieron lo mismo a pesar de que él no pidió nada de eso. En especial porque nadie lo veía como un niño en realidad, una masa preparada para moldear, un arma, de cierta forma estaba abandonado en una enorme mansión donde lo tenía todo y a nadie que le diera una genuina muestra de afecto o de seguridad, él tenía que ser quien tomara las decisiones en un mundo que solamente quería matarlo.

—Así que ahora entienden que no estuvo bien lo que hicieron —continuó por la línea de pensamiento original—. La próxima vez que él actúe de esa forma molesta, tienen que abordarlo en otro momento o llámame a mí para que los respalde, ¿está bien?

Ellos asintieron.

—Bien —Sacó su teléfono de su bolsillo—. Quiero que sepan que estoy llamándole que ustedes están aquí y más les vale reflexionar sobre sus acciones, y no volver a hacer algo como esto, ¿entendieron?

—Sí, tía Hime —Confirmaron al unísono, bastante encogidos en el sillón como si quisieran esconderse.

—Bueno, iré a terminar la comida, imagino que no han cenado —Ella les colocó el control remoto al lado de Tsumiki—. Mientras pueden relajarse un poco, mañana es escuela, ¿no? Tendremos que madrugar para llegar a tiempo.

Tsumiki tomó el control y se acercó a su hermano, acomodándose juntos en el sillón. Utahime sonrió un poco, muy aliviada por dentro de que no les hubiera pasado nada, pero con el corazón retumbando en sus oídos, ¿y si un Zen'nin o un miembro del Consejo de Ancianos los hubiera visto? Sin duda iban a presionar a Gojo por su incapacidad de crianza. No podía imaginar la vida horrible que llevarían estos niños si Gojo perdía la tutela y ambos terminaban en las garras del clan Zen'nin.

—¿Uhm? ¿Tía Hime? —llamó Megumi en lo que era un hilo de voz mientras miraba a un punto a un lado de Utahime, pero sin mirarla fijamente.

—¿Sí? —inquirió ella, llegando al número de Gojo en su agenda y conteniendo el aliento para prepararse mentalmente.

—Perdón —Confesó con suavidad.

—No te va a gustar esto, pero sabes que no es solo conmigo con quién debes disculparte, ¿cierto? —recordó.

El niño asintió, ella estuvo a punto de darse la vuelta para caminar a la cocina cuando él volvió a hacer un sonido. —Por cierto... ¿quieres ir a la reunión mensual de padres esta vez en lugar de Gojo-san?

Utahime se giró por completo para asegurarse de que había escuchado bien, Megumi tenía la cabeza en el hombro de su hermana, sus mejillas estaban sonrojadas y su mirada oscura era brillante mientras la veía desde su puesto.

—¿Por favor? —pidió en tono tímido.

Ella no estaba cayendo en esto, el dolor de cabeza pinchó la parte de arriba de su nuca. —No estoy segura de que Gojo me deje ir sola. Además...

¿Acaso Gojo ya no se había presentado como su padre soltero? ¿Qué pensarían los otros padres si la vieran ahora con él?

—Oh, pero eso también estaría bien —intervino Tsumiki como si eso no fuera un gran problema—, Gojo-san siempre se comporta cuando está cerca de ti.

—Difícilmente —La mirada esperanzadora de Megumi seguía en ella, Utahime movió la mano con desdén mientras finalmente llegaba a la cocina—. Lo pensaré —Hubo un destello de sonrisa en el rostro de Megumi—. Pero no te hagas ilusiones, dije que lo pensaré.

Se dio la vuelta por completo y lanzó un gruñido. ¿Ella estaba haciendo totalmente eso, cierto? Maldición.

Terminó de marcar el número de Gojo mientras le echaba más salsa a su cena. Esperaba que el curry fuera suficiente para un par de muchachos en crecimiento, pensó en echarle un poco de jengibre cuando el tono de llamada se interrumpió.

"No es un buen momento". Siseó al contestar, Utahime se burló, él sonaba agitado, como si estuviera corriendo.

—¿Qué? ¿Ninguna broma sobre cómo te estoy llamando y que no puedo pasar ni un minuto sin escuchar tu insufrible voz taladrándome el tímpano? —Sabía que él sonaba tenso, pero ella no podía perder la oportunidad de burlarse de él.

"No es un buen momento, Utahime". Repitió.

—Supongo que debes estar muy ocupado verificando en tu sensor digital la ubicación de dos hermanos desparecidos de su propia casa, debes estar muy ocupado, lo siento. Te llamaré después —añadió con ironía.

Sintió como Gojo se detuvo de golpe, lo escuchó aspirar profundamente mientras sus dedos tecleaban algo en el celular antes de hablar con tono ronco.

"Ellos están contigo". Por supuesto que no se lo estaba preguntando.

—¡Ding ding! ¡Tenemos un ganador! Felicidades, padre del año.

Se sintió un poco mal burlarse de él cuando lo escuchó desplomarse contra algo y luego deslizarse hasta sentarse en alguna parte. No le era difícil imaginarse que estaba pasándose una mano por la cara por los ruidos que escuchaba a través del teléfono.

"Carajo".

—Rudo, eh —Ella batió la mezcla con una mano—. Perdón —musitó luego sintiendo que estaba pasándose un poco con él, la preocupación que transmitía su tono la conmovió un poco, tal vez él no era tan ajeno de los niños como pensaba.

"No, es de esperarse". Suspiró con pesadez. "Es una situación de mierda que es difícil no burlarse... Al menos están contigo".

—Si, ellos están bien —Utahime estiró el cuello desde la cocina—. Están viendo televisión y de otro rato vamos a cenar.

"¿Estás diciéndome que ese par de gremlins, que casi me dieron un ataque, están cómodos en tu casa, hechos ovillos, calientitos y van a tener una cena grandiosa mientras yo me estoy congelando el trasero en una estúpida banca con la presión abajo?". Él bufo. "Maldita sea, niños suertudos. Siento que acabo de envejecer 30 años en media hora".

—No es una gran cena —con el teléfono apoyado en su hombro, decidió finalmente echarle un poco de jengibre en polvo y queso mozzarella, no era convencional, pero a ella le gustaba mucho, esperaba que a los chicos también—, si eso te hace sentir mejor.

"Utahime, están comiendo tu comida. Bien podría morir de envidia en este momento cuando nunca he conocido tal privilegio". Espetó Gojo recuperando un poco de su lucidez bromista, aunque todavía sonaba cansado.

—Tal vez si fueras menos odioso conmigo...

"¿Tal vez?". No le gustó el destello esperanzando y burlón que Gojo le transmitía.

Ella tarareó y no se comprometió. Parecía que Gojo se había recuperado lo suficiente para comenzar a caminar.

"¿Sabes? No se los digas. Pero esto apesta". En ese momento, en realidad Gojo sonaba mayor y agotado. "No ellos. Ellos son grandiosos. Prácticamente se cuidan a sí mismos. Son como un cactus, solo necesitan lo mínimo para vivir".

—Eso es un poco grosero —Aunque era una comparación interesante, era cierto que los hermanos le recordaban a un cactus, pero no precisamente eso era algo bueno para ellos—. Parece que no necesitan mucho, pero no es así.

"Créeme que lo sé". Al otro lado de la línea, Gojo se revolvió el cabello con una mano. "A veces me gustaría que esto fuera como un juego de simulación, y que realmente no pase nada si me equivoco en realidad, porque eventualmente la partida llegará a su fin y se terminará. Pero en su lugar estoy en un Arcade donde caigo en todas las trampas y laberintos posibles". La vida se le escapó en otro suspiro. "Me gustaría tener mi propio intento beta y poder mejorar en la verdadera partida".

—Pues te guste o no, ellos son tu beta y no lo puedes arruinar más, ¿entiendes?

"Eso fue rudo hasta para ti, senpai. Estoy realmente dolido".

—Lo que quiero decir es que ellos ya tuvieron padres horribles. Y entiende que tú tampoco es que tengas que asumir ese puesto. Eres su tutor ahora, y aunque parezca que no necesitan mucho, tienes que tener la consideración de dejar de actuar como otro niño más y darles otra seguridad más allá de toda tu pomposa fuerza.

"¿Estás diciéndome que a pesar de que soy la mejor opción para ellos, todavía no soy suficiente?".

—Estoy diciendo que sé puedes hacerlo mejor y que estoy segura que te das cuenta cuando te estás pasando de la raya —Ella gruñó, apretando los dientes y dejando cocinar la salsa—. Y no es cierto de que eres la mejor opción, eres la única opción viable y funcional. No te confundas, no entraste en este meollo siendo el más apto para esto y está claro que todavía no ves el impacto de tus decisiones si hiciste enojar a Megumi con esas reuniones de padres.

"¿Él te contó sobre eso?".

—Me pidió que fuera a la próxima reunión en tu lugar, por cierto, ¿cuándo es? Espero que te vayas de misión.

"Audaz de tu parte asumir que voy a dejarte ir sola y sigas ganándote el favor de mis niños".

Utahime gimió apoyándose en la pared, sintiendo que ya estaba exhausta por esta conversación y por lo que venía por delante. Escuchó el tintineo de una máquina expendedora al otro lado de la línea.

"Por cierto, voy a tu casa, así que guárdame un poco de la cena". Utahime se espabiló de inmediato.

—¡Claro que no!

"¿Tienes la pasantía temprano, no?". Él sorbió de su bebida antes de continuar. "¿Explícame cómo vas a ser tu arreglo por la mañana? ¿Llevarás a los niños muy temprano a su escuela, con el frío de la mañana y luego irás a tu pasantía? ¿O los llevarás contigo al instituto de hechicería y luego pedirás permiso para llevarlos a la escuela? Parece demasiado movimiento para una mañana. Déjame hacerme cargo, después de todo, eres tú quien me dijo que debía actuar mejor en este asunto". Un pitido se escuchó al fondo. "Oh, mierda, una misión".

—¿No estabas de misión antes? Megumi dijo que te fuiste tras una llamada.

"Era yo fingiendo salirme con la mía mientras buscaba una ofrenda de paz. Me pongo un poco nervioso cuando Megumi se enoja. Recuerdos de Vietnam o algo así. No quiero que lo sepa". Sonaba un poco distraído y Utahime podía imaginarlo moviendo su mano libre con despreocupación de salpicar la bebida comprada.

—¿Entonces, dónde estabas? —Acusó.

"A Megumi le gustan estos mochi de la tienda del centro. Y nunca me aceptaría nada si no le compro las donas que le gustan a Tsumiki, que están casi al otro lado de la ciudad".

Utahime cerró los ojos con un poco de irritación, pero también algo conmovida, al imaginar a su larguirucho kohai caminando hacia unas tiendas de postres para tratar de calmar a un par de niños a los cuales no quería decepcionar, cuando todavía tenía muchas cosas en mente y que estaba perdiendo sus días de juventud por hacerse cargo del caos de los adultos. Su corazón se presionó contra ella. No sabía si Gojo era merecedor de sus sentimientos suaves, pero al menos podía darle mérito a quien se merece.

—Bien, te guardaré algo de comer —Resopló derrotada—. Pero no quiero que los chicos vuelvan a aparecer en mi puerta tan tarde otra vez o te pateare.

"Justo". Él se rió. "¿Supongo que entonces estás dejándome que me quede en tu casa?". Ahora sonaba totalmente descarado que se le crisparon los vellos.

—¡¿Cuándo yo dije eso?!

"Cuando me permitiste entrar a recogerlos, ¿No esperabas que madrugara y los recogiera, verdad?". Él lanzó su lata de bebida, ahogó un vitoreo cuando al parecer la encestó desde su lugar. "Además tengo una misión un poco lejos, llegaré tarde, apenas te darás cuenta que estoy ahí".

—Ugh, muy bien, pero quiero que sepas que estás durmiendo en el sillón.

"¿No tienes una habitación de huéspedes?".

Si, pero yo estoy durmiendo ahí. Los niños dormirán en mi cama.

"No me molestaría compartir, ¿sabes?".

Utahime se burló: —En tus sueños.

"¿Por qué asumes que me refería a compartir contigo? Es obvio que tengo tal relación fraternal con Tsumiki y Megumi". A ella no le engañaba su tono de fingida herida e inocencia cuando podía escuchar como resoplaba su nariz de risa. "Saca tu cabeza del desagüe, Hime. Aunque si tanto es tu deseo no me molestaría en-".

—Absolutamente no.

Él se rió con más libertad ahora, pero no insistió.

"De todas formas, el sillón suena bien. Me encanta ese sillón".

—Que bueno —Ella puso los ojos en blanco.

"Nos vemos, Utahime. Gracias por cuidar de nuestros hijos y luego te mando capturas sobre cómo podríamos ir combinados a nuestra primera reunión de padres de familia. Que forma de más bizarra de primera cita, pero no me estoy quejando. Chao~".

—¡Gojo Satoru, un momento-!

Pit. Pit.

¡Por supuesto que el idiota la iba a dejar con la palabra en la boca!

Utahime casi lanzó su teléfono al suelo de la furia, pero consciente de que los niños podrían escuchar su perorata y le pedirían explicación, se conformó con insultar a su kohai en voz baja mientras pateaba el suelo.

A Gojo Satoru le dabas la mano y tomaba todo el brazo, tenía que haber mantenido su corazón aguado bajo llave antes de tener que mostrar un poco para este chico que obviamente se aprovechaba de eso.

Asomó la cabeza fuera de la cocina para una revisión. Megumi tambaleaba la cabeza un poco somnolientos mientras Tsumiki la acariciaba la cabeza y le susurraba cosas. Se veían tan cómodos y seguros, muchísimo más rellenos de cómo estaban cuando los conoció, con las mejillas rosadas de forma saludable y un poco menos de tensión. Todavía parecía que esperaban que Gojo los abandonara un día y volvieran a su vida donde apenas sobrevivían, pero al menos tenían un poco más de confianza como para bromear con él si habían tomado está decisión imprudente, como si una parte de ellos estuvieran seguros de que Gojo iría a buscarlos y los arrastraría de regreso, incluso sí solo era por su propio orgullo.

Ella frunció el ceño, de otro momento iba a agarrarlos para darles una mejor charla sobre cómo no podían aprovecharse del exceso de confianza de Gojo para hacer de las suyas, y al mismo Satoru para que deje presionar con su actitud entrometida y descarada. No podía dejar las cosas así o que se repitieran en el futuro. Por ahora iba a dejar descansar a ambos bandos, había sido una noche ajetreada.

Tsumiki captó su mirada y le dedicó una sonrisa suave mientras agitaba su mano a modo de saludo. Utahime se la regresó, sonriendo de forma fácil.

Gimoteó. Ella ya estaba tan metido en esto, ¿cierto?






*

*

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Descarte la idea original de hacer esto con algo de Mafia AU porque sentí que tenía que profundizar un poco más, además que luego está idea vino y mi corazón quería un poco más de fluff de la familia Fushiguro-Iori-Gojo, así que perdón, pero no lo siento~

Al final quedé bastante feliz mediante la idea cobraba vida. Cambio para el final, pero estoy bastante satisfecha 🥰🫶✨

Hoy termina la Utahime Week y en verdad estoy bastante impresionada por la forma en que me encariñado con estos escritos, y me he divertido planeando estas entradas. Todavía queda una más y daré esta semana por finalizada, así que estoy poniéndome algo emocional a este punto 🥹🫶✨.

La próxima entrada me llena de ilusión porque voy a explorar mi headcannon de Utahime, y me centrare más en ella y en su famili así que prepárate para una última dosis de nuestra sacerdotisa Hime.

Muchas gracias por sus lecturas y votos, ¡Ha sido lindo notar vuestro interés! Todavía puedes dejarme algún comentario de que te parecieron las entradas si estás de humor~

Edit febrero 2025. Así que estoy volviendo a participar en la Utahime week de este año y estoy reciclando alguno de estos escritos que en su momento no pude publicar, así que ya le hice una pequeña revisión para una mejor lectura <3 ¡Muchas gracias por volver a leer! ¡Aún me encanta muchísimo este prompt de familia Fushiguro-GojoHime!

¡Gracias por leer!💖

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