韻を踏む心:OO4
―Escribir de desamor, desde un corazón sin amor, es construir una fachada sin cimientos, un total desconcierto.
―Será desconcierto para los que saben de casas, Chaeyoung, ninguno de mis lectores sabe una mierda del amor...― Dijo Jisoo, había anotado unos cuantos versos, todos eran de Chaeyoung, pero justo cuando la necesitaba en sus cursilerías la pelirrosa se ponía en modo maldito y no decía nada.
Jisoo había recibido una oferta importante desde la editorial en la que trabajaba, era un libro de poesía conjunto con otros escritores y un grupo de ilustradores, la mayoría muy conocidos, el libro la podría ayudar a conocer a más gente.
El libro tenía como temática el amor, y Jisoo nunca había sido buena para hacer poesía sobre el amor de forma romántica, aquel sentimiento alegre que es el comienzo de todo... Principalmente porque nunca lo había experimentado.
Tal como nunca se había enamorado, nunca se había desenamorado, ni había tenido un corazón roto.
Pero creía que aquello era mucho más fácil para representar que el amor en si, y hablar de desamor también es hablar de amor.
A demás de que ahora, tenía a Chaeyoung, aquella persona extraña que desde hacia semanas que estaba rondando su vida, y en parte, su corazón.
―La gente no sabe de amor, Chaeyoung, ni siquiera la que está enamorada.
―El amor es la duda constante de la existencia, ¿es la razón de existir, el amor? ¿Es el amor, la razón de existir?
―Eso no rimó, te estas oxidando.
―Lamento de las rimas ser deudor, pero a veces la poesía vive del fluir.
―Eso tampoco rimó...― Jisoo la miró con el ceño fruncido, Chaeyoung alzó una ceja, como desafiante.―Ay, maldita sea... Rimó con lo que dijiste antes, Chaeyoung, la puta madre, creí que lo habías logrado.
―¿Lograr? ¿Que deje de rimar?
―Exacto, Chaeyoung, eso... Es un poco molesto a veces.
―Sabrás tú, en tu corazón, porqué me has hecho así. Si esto será un don, o una maldición. Pero las rimas son mi razón, si. O quizás son las tuyas, Soo.― Replicó la pelirrosa.―Yo estoy aquí, y en realidad no, de tu mente salí, por algo me necesitabas aquí.
Jisoo no dijo nada, se volteó hacia ella, Chaeyoung estaba sentada junto a ella, en aquella cama que compartía desde la primera vez que Chaeyoung había aparecido, semanas atrás, la luz de la lámpara de noche las iluminaba apenas lo suficiente, y quizás era el sueño de las tres de la mañana, pero Jisoo veía todo más oscuro que lo normal, sólo la presencia de Chaeyoung parecía alumbrar su cuarto.
―Chaeyoung, de verdad, y se sincera, ¿tú sabes porqué estás aquí?
Chaeyoung hizo un puchero y se encogió de hombros, Jisoo sentía que la pelirrosa estaba escondiendo algo.
―¿Eres una representación de la soledad, de la depresión o de la muerte?― Preguntó.
―Seré lo que tú quieras que yo sea.
―¿Y si elijo que seas amor?― Su mano fue hacia una de aquellas mejillas gorditas que tenía la menor.
―Usted puede creer en lo que quiera.― Dijo Chaeyoung, volvió a encojerse de hombros de forma chiquita y preciosa.―Pero estar conmigo de cualquier manera solo engañará a su mente, puedo yo ser su amor pero al corazón no se le miente... ¿Cuánto puede durar el engaño de lo que siente?
―Chaeyoung... Necesito saber qué es el amor, si tú puedes ser amor, necesito que me enseñes.
―¿Qué puede aprender un ciego de una luz que no puede ver?
―Pero puede sentir el calor de la luz en su piel, entonces sabe que hay luz.― Acarició su cabello color algodón de azúcar.
―Solo será un calor, no es el mismo querer.
―Chaeyoung.―Los ojitos de la menor la miraban con brillos, sus mejillas estaban muy rojas, Jisoo estaba segura de que la cercanía de sus rostros la estaba poniendo nerviosa.―Si tú pudieras elegir, entre ser soledad, depresión, muerte o amor, ¿Qué elegirás ser para mi?
Chaeyoung se la pensó unos cuántos segundos, mordiendo sus gruesos labios, aquellos belfos que Jisoo no podía ignorar y que anhelaba en secreto. Estar con Chaeyoung esas semanas la habían acostumbrado a la idea de tener a alguien, ella era casi como la ilusión, de una pareja, era como si se hubiera salteado todos los pasos previos: nada de conocerse primero, nada de un primer beso, nada de formalidades... Chaeyoung solo estaba ahí para hacerle compañía y rimas en su corazón.
―¿Qué quieres ser?
―Amor.― Respondió Chaeyoung finalmente.―Amor.― Repitió, y la forma en que sus labios se fruncieron hacia adelante en aquella palabra fue suficiente para terminar de derretir el corazón de Jisoo, quién terminó de acortar las distancias, esos infinitos tres centímetros entre sus bocas, para encontrarse en un baile que debía ser real.
Era real porque esas cosquillas en su estómago eran reales, porque esas mariposas que agitaban sus corazones, y esas mejillas cálidas, esos labios húmedos y calientes contra los suyos que tenían un extraño sentimiento de familiaridad, como si ya los conociera de antes, quizás de otra vida, o de otro mundo... No había forma de que aquel amor fuera otra alucinación.
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