Capítulo 17. Última Misericordia
Nunca era agradable escuchar a una persona sonriente decir blasfemias. Era simplemente sucio. Una de las cejas de JiMin se levantó ante la impunidad.
SoGe sonrió.
-"Uy, te llamé por tu nombre de pila. ¿No te importa? No le voy a decir a nadie lo que pasó aquí de todos modos".
-"¡Ja! Tu insolencia es tan grande que podría aprender de ella. Quería vivir una vida tranquila. A menos que me toques primero, no te tocaré. Puedo prometer eso. Sin embargo..."
JiMin miró asesinamente a SoGe. No estaba de humor para perdonar, y el complot de SoGe para destruir las relaciones con los representantes lo molestó mucho.
-"Como me tocaste primero, no me dejas otra opción. Sin embargo. Esta es la última vez que perdonaré un error tuyo. Mantengamos esto en secreto. Si esto vuelve a suceder, quién sabe qué haré".
-"Estoy tan asustada", -dijo SoGe burlonamente-.
'Esta es una mujer que realmente saca lo peor de la gente,' -pensó JiMin-.
-"Aunque nada me complacería más que exponer los eventos de hoy al mundo entero, crearía una situación complicada. Así que te dejaré ir sólo por esta vez, SoGe. No habrá piedad la segunda vez".
Sería fácil revelar las fechorías de SoGe al mundo entero. No importa cuán favorecida fuera la concubina, no tenía el poder de absolverse de esa acusación. Sin embargo, eso sólo resolvería los problemas internos; todavía había potencial para los externos. El resultado más deseable era que no pasara nada, por supuesto, pero era posible que el Imperio de Christa se ofendiera y lo utilizara en su beneficio. Con un poco de justificación plausible, siempre se podía aprovechar un poder irrazonable. El Imperio de Christa no era un país pequeño, sino uno grande cuya fuerza era comparable a la del Imperio Mavinous. JiMin no podía entender qué tipo de fuego explotaría. Así que, para su disgusto, no podía actuar como quisiera, y tuvo que forzar que este asunto siguiera siendo un asunto interno.
-"Ah, ah, sea considerado, Su Majestad. Da tanto miedo que quizás termine mojándome."
-"Deja esa actitud estúpida. Puede que me dé un ataque de rabia y te agarre por el pelo".
-"Ah, ah, tened en cuenta eso también".
SoGe no abandonó su rudeza, y miró a JiMin con una mirada orgullosa. JiMin no se dejó intimidar y se negó a mirar a otro lado.
-"Tengo curiosidad por saber de dónde viene tu confianza", -dijo JiMin con una risita seca-. "¿Crees que no voy a hablar con nadie?"
-"Por supuesto que no, Su Majestad. No tienes las agallas para hacer eso", -dijo SoGe-.
Estaba segura de eso por varias razones. En primer lugar, la carne de vaca no fue cambiada por la de cerdo como estaba previsto. En segundo lugar, no había pruebas reales, sólo que JiMin sabía que SoGe y Glara estaban involucradas. Este incidente podría resolverse completamente si SoGe y Glara confesaran, pero alguien tan leal como Glara no abriría la boca, aunque la torturaran. En tercer lugar, por encima de todo, existía el riesgo de que la historia se extendiera a los miembros de los representantes de Christa. Si eso sucedía, el desastre diplomático que tanto preocupaba a JiMin podría estallar. JiMin lo entendía mejor que nadie, pero decidió presionar más a SoGe.
-"Si has pecado, entonces confiesa, y si no, no tienes que hacerlo. Pero en este caso, es lo primero, así que no hay razón para que tenga que ser tan difícil."
-"¿No le hiciste una promesa a Su Majestad? Dijiste que no me tocarías."
-"Eso fue cuando no me habías provocado primero. No prometí ser estúpido".
-"No hay ningún ejemplo de una concubina dominando un imperio, pero ha habido casos en los que una concubina tenía un emperador bailando en la palma de su mano. Su Majestad, ¿no cree que esto es lo mismo?"
JiMin se quedó sin palabras ante la cara engreída de SoGe. No podía creer su audacia.
-"Tienes confianza, So. Odio eso de ti".
Una sonrisa se retorció en el rostro de JiMin, y él se inclinó y susurró al oído de la concubina.
-"Gracias por el regalo de todos modos. Hice una promesa. Esta será la última vez que muestre misericordia".
SoGe dio una sonrisa encantadora que no coincidía con el veneno de sus ojos.
-¿Puedo pedirle eso, Su Majestad?", -dijo dulcemente-.
SoGe era realmente una loca. JiMin sintió que su garganta se apretaba por el loco comportamiento que se exhibía ante él. Lo había anticipado, pero no fue fácil de manejar una vez que se enfrentó a ello. Al menos por ahora, tenía la ventaja, y no podía permitirse parecer débil.
Mientras tanto, SoGe se burlaba interiormente de JiMin. Si el rey quería paz, entonces debería renunciar al trono y desaparecer. SoGe nunca cedería hasta que se convirtiera en reina, aunque fuera una cuestión de supervivencia para JiMin también. Ella se aseguraría de que al final se sentara en ese trono.
JiMin miró a su alrededor.
-"Ah, he estado fuera demasiado tiempo. Debo irme ahora. Las damas estarán esperando."
JiMin levantó las comisuras de su boca en una ligera sonrisa y suavizó su comportamiento.
-"Deja de estar enfadada y entra ahora. Si no comemos el filete de carne ahora, se enfriará."
-"Puede que ya esté frío."
JiMin pasó al lado de SoGe, sonriendo todo el tiempo. Tan pronto como desapareció de su vista, SoGe soltó un grito.
-"¡Aaahhh!"
Su ira se desbordaba y pataleaba como si no pudiera controlarse.
-"¡Maldita sea, ¡cómo se atreve!"
JiMin ni siquiera trató a SoGe como a una prostituta, sino como a una niña insolente que tenía que ir a la escuela. SoGe no podía soportar el hecho de haber sido tratada con tal condescendencia por ese joven rey. Sus mejillas estaban tan rojas por el abuso que se mordió el labio de dolor.
Glara, que había estado mirando la escena todo el tiempo con un rostro pálido, finalmente habló con una voz preocupada.
"Está usted muy malherida, mi señora. Debería regresar al Palacio Bain."
*Bofetada*
Un fuerte golpe en la cara de Glara fue la respuesta de SoGe. Glara tropezó y cuidadosamente cubrió su mejilla con la palma de su mano.
-"Lo siento, mi señora. Es todo culpa mía."
-"Por tu culpa..."
SoGe gruñó. No podía creer que el nuevo rey hiciera un eficaz contraataque contra ella, SoGe, alguien que ya era una experimentada veterana de las maquinaciones palaciegas.
«Nota: Palaciega/o se refiere a algo perteneciente o relativo al palacio del rey.»
-"Esta vez me mostrará misericordia, pero la próxima vez peleará... ¡Ja! Lo espero con ansias. ¿Qué tan fuerte puede ser él creciendo tan protegido como una planta en un invernadero?"
SoGe regresó al Palacio Bain sin reprimir su fría furia. No podía reírse y charlar delante de las damas con este humor. Más que nada, no podía volver después de ser atrapada. Regresó a su habitación, pensando en cómo vengarse de JiMin.
Mientras tanto, YoonGi estaba ocupado dando la bienvenida y entreteniendo a los representantes. A veces se preocupaba de que, si JiMin funcionaba bien. Después de todo, la fortuna del imperio dependía de ello. Se consolaba con el hecho de que la Duquesa Ephreney no sería tan descuidada con la educación del rey.
Cuando el banquete terminó y los delegados regresaron a sus respectivos cuartos de huéspedes, YoonGi volvió a su propia habitación en el palacio central y se bañó. Después, fue directamente a la habitación de SoGe, y se encontró con una vista que no esperaba.
-"¿Qué está pasando?", -dijo con voz firme-. SoGe corrió hacia él, con la mejilla roja y llena de lágrimas, y le contestó inmediatamente como si le hubiera estado esperando.
-"Heug, Su Majestad..."
-"Te he preguntado qué está pasando. ¿Quién te golpeó?"
-"Heug..."
Mientras SoGe seguía llorando sin responder, YoonGi se frustró.
-"Dime, So. ¿Quién te hizo esto? ¿Fue el Rey?" -Presionó-.
-"..."
Ella asintió con la cabeza sin decir nada. Una gran ira se levantó en YoonGi, superando su anterior agotamiento. Podía tolerar muchas cosas, pero no que el Rey tocara a SoGe.
-"¿Por qué te golpeó el Rey?" -preguntó-, conteniendo su ira hirviente tanto como pudo. "¿Había alguna razón?"
-"..."
SoGe no dijo nada. No importaba la excusa que diera, YoonGi no la perdonaría, y era mejor permanecer en silencio. Sin embargo, eso sólo sirvió para aumentar la frustración de YoonGi, mientras SoGe mantenía su boca firmemente sellada.
-"No quieres que vaya con el Rey y le pregunte, ¿verdad, So? Adelante, dilo."
-"No... no puedo decirlo."
SoGe actuó como si hubiera sido objeto de una grave injusticia. Miró hacia abajo como si fuera una niña inocente, y YoonGi cambió de método y trató afectuosamente de sonsacarle la verdad.
-"Dime, So. ¿Crees que te haré lo mismo que el Rey te ha hecho?"
-"No puedo decirlo..."
Si ella le dijera lo que pasó, entonces terminaría revelando que todo fue su culpa. Ella apartó los ojos de su amante.
A YoonGi sólo le quedaba una opción. Se alejó de ella y ella lo miró con una mirada confusa.
-"¿Su Majestad...?"
-"Si no me lo dices, entonces no tengo elección."
-"..."
-"La herida de tu mejilla es profunda. Glara, cuida bien de tu maestra."
-"Sí, Su Majestad. No se preocupe", -respondió Glara en voz baja con una reverencia-.
YoonGi le dio una última mirada a la mejilla de SoGe y luego salió de la habitación. Cuando finalmente se fue, SoGe dejó escapar un suspiro que no se dio cuenta que había estado sosteniendo.
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