Respuestas

Era plena madrugada y Akutagawa no podía dormir, se sentía abrumado y desesperado, ¿Por qué estaba llegando a tales extremos? ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué? ¿Por qué? Era lo que se repetía mientras miraba las estrellas en aquella fría noche de campo

- No lo comprendo... Solo tengo que romperle el corazón, solo tengo que abandonarlo pero... ¿Por qué no puedo?

Las lágrimas comenzaban a desbordarse de los ojos del pelinegro

- Él es el motivo de mi vida, por el vivo como vivo, no, no por el... por sus padres, pero... ¿Por qué no puedo matarlo yo a él? – suspiro – Yo no mate a sus padres pero he matado a muchos otros... ¿Por qué?

El pelinegro solo necesito mirar el cielo nuevamente para levantarse y mirar enfurecido a la luna

- ¿Por qué brillas como su sonrisa? ¿te burlas de mí? - decía molesto a la luna - ¡SI! – grito – ¡Estoy enamorado! Pero ¿Qué puedo hacer? – suspiro – abandonar a mi familia y amarlo eternamente... o seguir a mi familia y matarlo...

Akutagawa busco y busco esperanzado que la luna le respondiera, espero y espero a tener frutos de aquella incógnita

- Solo dame una señal... - suplico

Se arrodillo en la tierra pastosa del bosque, quería una señal, necesitaba algo... algo que lo guiará por lo que era mejor pero... nada... el pelinegro ya cansado, se levantó, no quería volver a ver a la luna, dio media vuelta e inicio su camino a la tienda de campar, justo, un fuerte viento soplo, movió las ramas de unos pinos iluminando medio rostro del pelinegro y haciéndolo voltear a ver... ante sus ojos, tan fugas como su nombre una estrella paso haciendo al pelinegro sonreír ligeramente

Akutagawa despertó, miro al albino aun descansando y suspiro, un nuevo día... ya tenían tres días fuera quedaban 4 y muchas cosas que hacer. El pelinegro suspiro... se sentó en el futon que compartían, tomo nuevamente la cuerda y las manos del albino, vio su rostro quejarse ante el agarre, estaban vendadas le dolerá menos con ello, termino su trabajo dejando al albino nuevamente atado y salió a buscar el desayuno

...

Dazai despertaba mirando todo rojo, si, el cabello de Chuuya siempre terminaba en su rostro, quito suavemente la cabellera rebelde de su amado y sonrió al verlo descansar, se estiro en la cama y comenzó un camino de besos desde los omóplatos, pasando por los hombres y dando camino al cuello de Chuuya

- Osamu para ya - decía Chuuya alegre

- Es lindo despertarte así Chuuya – suspiro Dazai – pero de verdad necesito saber donde está Atsushi-kun

- Ya te dije, no lo sé, Akutagawa menciono que cazaría la comida todos los días pero solo eso

- Mmm... - pensaba Dazai – creo saber por dónde podrían estar – le sonrió - ¿vamos de excursión?

- Claro, yo fui el que creo el problema

- Entonces, ponte algo sexy, tengamos una ronda de sexo y después salimos

- Bastardo de mierda pervertido

...

Atsushi despertó adolorido y de inmediato se dio cuenta de sus amarres, suspiro ante ello, se levanto adolorido y salio de la tienda de acampar para mirar al pelinegro asando carne ¿ahora que habría cazado?

- ¿Qué cazaste hoy? – pregunto Atsushi

- Un siervo – dijo el pelinegro y le miro – Jinko, anoche...

- Era de mentira – interrumpió rápido el albino

- ¿eh?

- La boda era de mentira

- ¿Cómo que de mentira? Jinko – dijo molesto – explícate

- Bu-bueno...

El albino explico todo sobre la boda, Akutagawa se sentía un idiota por aquello, la explicación duro un largo rato, Akutagawa paso de la sorpresa al enojo aun seguía sin conocer el motivo del porque el albino seguía molesto

- Ok, me explicaste ya la boda y me disculpe por los golpes – suspiro – aun no me has dicho que te tiene tan molesto

- Para empezar ¿puedes soltarme? – pidió el albino

- No, habla primero – Atsushi suspiro profundo ante la respuesta del pelinegro

- Se que vas por él reino – dijo el albino

Akutagawa estaba sorprendido, completamente sorprendido, ¿conocía todo? No había dicho nada, ¿Por qué seguía trabajando con el? O ¿Por qué si quiera seguía vivo?

- Jinko

- No tienes que explicarlo, escuche de esa chica que tu padrastro te mostró otro mundo – lo miro serio – me doy cuenta de tu cambio, cuando llegaste eras servicial, demasiado servicial – le sonrió ligeramente al pelinegro – pero después de nuestro primer beso comenzaste a ser diferente

- ¿diferente?

- Ya no eras rígido o serio, no eras super servicial, eras bromista, peleamos por todo, me dejaste ver quien eras – suspiro el albino – incluso ahora hasta me has dejado ver el nivel de tu furia

- ¿a que quieres llegar?

- Tu... no quieres matarme ¿o si?

Akutagawa se sintió un bastardo, aquellas miradas se cruzaban, los ojos de Atsushi estaban llenos de esperanza y los de Akutagawa estaban llenos de dolor, su respuesta estaba allí simple y sencilla, era todo lo que necesitaba

- No - respondió

Pudo notar como el albino fue cambiando su rostro, sonrió ligeramente mientras un par de lagrimas se acumulaban en sus ojos, segundos después un estallido llego a ellos, si, los habían encontrado.

- ¿Qué es?

- Mi padrastro – dijo Akutagawa tomando al albino en sus hombros

- No puede matarme – dijo el albino

- Pero a mi si y eso te matará a ti – dijo el pelinegro sin una pizca de duda

Akutagawa corrió con el albino en su hombro, era cierto, el único que podía encontrarlo... Era su padrastro. Huyeron hasta llegar a una cueva donde el pelinegro bajo al albino y le desato

- Jinko ¿me amas? – pregunto el pelinegro mirando al albino

- A-Akutagawa pre-preguntas es-estas co-cosas

- Jinko solo responde

- S-si – dijo avergonzado

- Debemos evitar que nos encuentre

- Pero Akutagawa ¿Dónde estamos?

- En realidad... Estamos en el bosque de los halcones

- ¡¿COMO PUEDES TRAERME A ESTE LUGAR?! – grito el albino

- Cállate Jinko – se quejo el pelinegro – tardaremos unas 6 horas en llegar al castillo, allí estarás seguro

- Pero... - suspiro el albino - ¿Qué hay de nosotros?

- Eso lo arreglaremos después – lo miro serio – justo ahora hay que proteger tu corazón idiota, si no ¿Quién cuidará del reino?

Atsushi corría junto con el pelinegro, sus heridas le punzaban, incluso sus muñecas habían vuelto a sangrar haciendo que ambos se detuvieran de nuevo

- Esto es mi culpa, no debí golpearte

- No, yo fui quien te engaño – suspiro el albino – Akutagawa hay otra razón por la que te pedía soltarme

- ¿Cuál?

- No puedo quitarme el collar, solo puede hacerlo quien me lo puso y solo puede quitármelo si logra retirar la piedra

- Por cierto ¿esa piedra que?

- Es un fragmento de la luna – dijo Atsushi – se dice que cayo hace años cuando aprecio el primer tigre en el mundo

- ¿Cómo una estrella fugaz?

- ¿Eh? Si, algo así

Akutagawa sonrió no podía evitarlo, comenzó a reír y Atsushi lo vio extraño por aquello, a veces el pelinegro era muy extraño; sin demora, Akutagawa tomo a Atsushi y lo beso, le beso descarada y apasionadamente aun que fue rápido el albino se vio en una penosa posición al dejar ver su rostro complacido por el beso

- Eres un urgido Jinko

- Ca-cállate ¿qu-que fue eso?

- Nada, solo que me gustan las estrellas fugaces – dijo el pelinegro – vamos, hay que llegar a las embarcaciones

- Si – dijo el albino siguiendo al pelinegro


¡Hola a todos! bueno, hasta aquí lo dejaré por ahora, he estado trabajando también en ¿te amaré? más tarde habrá sobre ellos y... mm.. También que Rey y Mayordomo está llegando a su fin, espero lo disfruten tanto como yo

¡GRACIAS POR LEER!

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