Capítulo 9

A lo largo de los siglos, la magia de los espíritus había seleccionado a sus portadores entre los magos con más conexión con su elemento representando los elementos primarios de la naturaleza: el espíritu del viento, el espíritu del fuego, el espíritu del agua y el espíritu de la tierra. Cada uno de ellos dotaba de un poder mayor a su portador, dándole control sobre la magia espiritual y una conexión mayor con su elemento.

Durante la misión de la mazmorra en la frontera con el Reino del Diamante, Yuno había hecho conexión con una pequeña hada, la cual le otorgó la fuerza para vencer al mago enemigo y salir vivos del lugar. Después, durante la invasión de la Capital Real, se vio obligado a utilizar el poder del espíritu que había obtenido para enfrentar a su adversaria y obtener la victoria sobre esta última, aunque finalmente fue una mujer de los Toros Negros quien le dio el golpe de gracia.

Incontrolable. La magia espiritual tardaba en ser dominada por el mago que la obtuviera. Eran dignos, pero los espíritus eran completamente orgullosos hasta el punto de no doblegarse ante un simple humano como si fueran una herramienta que ellos pudieran usar. Les daban sus poderes, pero si realmente querían utilizar todo el poder que ellos poseían, los elegidos debían ganarse el aprecio de los espíritus y colaborar con ellos con una determinación inquebrantable.

Desde el incidente con el Ojo de la Noche Blanca, Yuno había estado intentando que su espíritu le otorgara nuevamente su poder, hacerlo suyo para elevar su fuerza. Pero dicho espíritu se había negado a doblegarse ante el joven mago, mostrándole al chico que aquel poder iba a ser un desafío para el controlar, por lo que debía conectar de alguna forma con el hada del viento.

Para ser el Rey Mago un Caballero Mágico debía obtener resultados. Eso era lo que Julius les dijo a los dos jóvenes de Hage cuando estos preguntaron la forma de obtener el cargo. Y el Rey Mago no mintió en sus palabras. Los nobles no apoyarían a alguien sin unos resultados excelentes, el pueblo no lo aclamaría a menos que hubiera demostrado su poder y que podía protegerlos.

Yuno quería tomar el poder del espíritu para volverse mucho más fuerte, para destacar entre los novatos de las distintas órdenes y escalar hasta la posición de capitán del Amanecer Dorado, algo que aún estaba muy lejos de su nivel actual, pero que era un peldaño que debía superar si quería ser Rey Mago y finalmente vencer a Asta en el sueño que ambos compartían.

Un plebeyo tenía muchos muros para poder ser convertido en Rey Mago. Desde unirse a una orden hasta convertirse en capitán, cualquier caballero que no perteneciera a la nobleza, sería puesto en duda con cada paso que diera, sería señalado y juzgado por la nobleza y las distintas familias pertenecientes a la realeza, siendo objeto constante de murmullos como si solamente fuera un intruso, como si no debiera estar donde estaba.

Resultados. Para que la gente (la nobleza) olvidara de donde provenía un caballero al servicio del reino, debía mostrar los resultados de su trabajo bajo las órdenes de su capitán y el Rey Mago, sus méritos durante las distintas confrontaciones con los reinos vecinos y las misiones otorgadas a dicho escuadrón, las que variaban entre misiones en las que el individuo debía trabajar en equipo hasta en las que debía trabajar solo, sin apoyo de algún tipo.

Yuno estaba dispuesto a tener resultados, a mostrar que estaba dispuesto a alcanzar la posición de Rey Mago para cambiar completamente el reino, para deshacer los prejuicios y la discriminación que se daba a aquellos en la Región Olvidada. Era un sueño loable, de alguien puro de corazón; pero otros lo verían con burla. Nadie podía hacer que la nobleza cambiara. Arrogantes, ególatras, se creían el centro del mundo desde tiempos anteriores a la era actual, algo que terminó arraigando hasta crear a la nobleza débil y arrogante que vivía en la actualidad.

Iba a ser un camino duro que Yuno no veía el momento para recorrer. Su tiempo en la Iglesia de Hage con la hermana, el padre y los huérfanos, era su motivación personal; tanto suya como la de Asta, a quien veía como un rival a batir, pero que al mismo tiempo quería como si fuera su propio hermano, algo que no diría abiertamente.

Si quería superar todos los muros que estaban frente a él y dar a su familia una mejor vida y a todos aquellos que fueran discriminados, debía poder usar el poder del espíritu que residía en su grimorio de cuatro hojas, algo que actualmente parecía alejado de su mano.

―¡Céntrate, chico arrogante! ¡Hn!

Los magos estaban acostumbrados a batallas áreas cuando usaban sus escobas, pero usar una en un enfrentamiento contra Deidara, era erróneo. Haciendo uso de su arcilla, el miembro de Akatsuki podía viajar en enormes pájaros explosivos que superaban la velocidad de una escoba, objeto al cual el mago debía enviar constantemente maná mientras combatía en el cielo, evadiendo los hechizos de otro.

Yuno había optado por usar su maná para volar por el cielo, algo que había estado utilizando en las batallas más recientes. Pero aun debía acostumbrarse a moverse a altas velocidades, algo que no debía hacer cuanto utilizaba una escoba; pero entendía que el enfrentamiento con aquel hombre lo ayudaría a mejorar mucho más, a seguir superando sus propios muros personales.

―¡Voy a hacer que explote tu cara de niño bonito!

―Imposible―el viento agitaba el cabello de ambos luchadores. Deidara estaba situado en el lomo de su fénix, justo entre las dos enormes alas de arcilla. A unos metros por delante, estaba Yuno, volando sin escoba, haciendo uso del maná de viento para ello―. Haré estallar tu propia arcilla antes de que me toque siquiera.

―¡Hn! ¡Eres como esos Uchiha de mierda!―Deidara estiró el brazo hacia atrás y lo movió hacia adelante, lanzando una masa blanca directamente hacia el miembro de Amanecer Dorado―. ¡Arcilla Explosiva: C1!

Aquella arcilla imbuida en chakra se expandió mostrando que eran cientos de pequeñas esferas, pequeños explosivos redondos con puntos rojos que volaban directamente hacia su objetivo.

Yuno movió el brazo sobre su grimorio, pasando las hojas.

Magia de Viento―la luz verdosa iluminó su rostro por varios segundos―. ¡Torre Tornado!

Las esferas explosivas fueron tragadas por el inmenso tornado que emergió entre Yuno y Deidara. Siendo lanzadas hacia el cielo como la araña anterior, las esferas estallaron haciendo que lloviera humo y ascuas.

―¡Tch!―Deidara se mordió levemente el labio inferior―. ¡Voy a hacer algo con ese libro! ¡Hn!

El grimorio era la herramienta que todo utilizaba en sus enfrentamientos. Era el arma que aumentaba las habilidades de un mago, que aumentaba la fuerza de sus hechizos. Cuando un mago moría, su grimorio quedaba completamente en el olvido, enterrado entre polvo y otros grimorios olvidados.

Deidara tenía claro su objetivo: destruir el grimorio de Yuno para evitar que este pudiera usar sus hechizos y maná durante el combate. Era un buen plan, pero el miembro más joven de Akatsuki no estaba familiarizado con el combate contra Caballeros Mágicos y sus hechizos constantes, algo que le podía pasar factura si Yuno se acostumbraba al estilo de pelea de un shinobi venido del otro lado del mar.

Arcilla Explosiva: C1.

Yuno observó aquel movimiento repetitivo por parte de su enemigo. Había logrado deshacerse de él con el movimiento más débil que su grimorio tenía, pero el tipo parecía ser cabezota e insistente, por lo que volvió a convocar la Torre Tornado como un escudo. Como la vez anterior, las esferas fueron lanzadas hacia el cielo, inundando este de humo y ascuas como en la primera ocasión.

―Imposible. Ese movimiento sencillo no va a superar mi Torre Tornado por más que lo intentes. Estoy mirando todos tus movimientos.

―¡Hn! ¡Se nota que no has luchado contra muchos de mi clase, mocoso!

―¡¿?!

El viento se agitó y Yuno se movió hacia la derecha evadiendo unas pequeñas aves hechas de aquella arcilla. Detrás del caballero de Amanecer Dorado, un segundo Deidara estaba presente montando un inmenso dragón de arcilla.

Arcilla Explosiva: ¡C2 Dragón!

Dos Deidara sobrevolaban los cielos alrededor de Yuno formando un círculo perfecto, impidiendo de esta forma que el joven caballero se moviera a placer.

[¿Magia de clonación? ¿Él también usa hechizos? ¿Qué clase de magia es?]

Yuno comenzó a pensar, a analizar a su adversario. Desde su aparición Deidara solamente usó la arcilla que parecía tener en las bolsas que colgaban del cinturón que colgaba de su cintura. No había dado señales de que usara un grimorio ni que poseyera algún tipo de magia extra por algún grimorio secundario que estuviera en su poder.

Como el tipo pelirrojo, el rubio no parecía un mago ordinario. Ambos hacían uso de técnicas extrañas, unas que nadie había usado en ningún momento de la historia. Era probable que alguien pudiera usar marionetas (como Rades utilizando a los muertos) o explosiones (como Magna utilizando sus bolas explosivas de fuego). Pero a pesar de la presencia de magos afines a la tierra que moldeaban esta misma formando ejércitos de arena y barro, nunca se había hecho presente un mago de arcilla.

Yuno comprendió que para vencer a aquel hombre primero debía descifrar como usaba su magia, que era capaz de hacer y como lo usaba en batalla. No podía confiar solamente su propio poder, si no que debía optar por seguir sus instintos en batalla, aquellos que le dieron la victoria en otras ocasiones.

Desplegó el grimorio frente a él. Sintió como el viento lo rodeaba, como su cabello se agitaba de forma feroz y amenazante frente a sus ojos de color ámbar.

Magia de Viento: Luna Creciente Kamaitachi.

Yuno extendió el brazo hacia el frente. Esperó varios segundos, enfocando su vista en ambos Deidara y disparó el hechizo tras decir la última sílaba en el momento en que uno de los dos rubios pasaba frente a él, obligando a este a moverse para evadir el corte de medialuna que hubiera partido su transporte de arcilla.

―¡Buen instinto! ¡Hm!―el Deidara en el enorme dragón señaló a Yuno con su mano izquierda―. ¡Pero no vas a vencernos con ese movimiento tan pobre!

Aves de arcilla por el frente y pequeños insectos por la espalda del mismo material. Yuno extendió ambos brazos y realizó dos Torre Tornado situando uno en cada lago. Cada uno de los hechizos lanzó al aire los animales de arcilla, evitando de esta forma que golpearan a su invocador.

―¡Jajaja!―la risa emergió del Deidara que volaba en el fénix―. ¡¿Cuánto vas a poder aguantar?! ¡¿Hm?!

Una maldición salió de los labios del miembro de Amanecer Dorado. Sus ojos casi dorados se movieron, pasando de un rubio al otro, intentando captar sus movimientos. No podía acertarlos porque sabía que no estaban yendo a su mayor velocidad; pero si captaba el momento justo, podría convocar un Torre Tornado que apareciera directamente desde el interior de una de las bestias voladoras o de las dos. Esto podría generar que la explosión engullera al clon y al original, pero le permitiría moverse hacia su enemigo con el clon completamente eliminado.

Debía esperar al momento exacto, a ese instante en el que ambos rubios pasaran por el sitio idóneo para generar el hechizo en el interior de sus monturas. Yuno había estado usando el hechizo para calibrarlo, para comprobar con que intensidad debía generarlo para que los explosivos detonaran.

―Puedo aguantar toda la noche―un arco formado por viento apareció frente al Caballero Mágico―. ¡Magia de Viento: Arco Blanco del Vendaval!

Seis flechas hechas de viento salieron disparadas directamente hacia el Deidara que estaba montando el fénix de color blanco. Este se detuvo, ordenando a su montura mantenerse aleteando sobre un espacio.

―¡Eso no va a detenerme!―moviendo el brazo, Deidara lanzó una enorme cantidad de muñecos de arcilla. Estos explotaron al tacto directo con las flechas, siendo atravesados y creando pequeñas nubes de humo―. ¡¿Qué?!

Deidara se había confiado. Había esperado que las flechas se destruyeran junto a sus explosivos de C1, que su enemigo realizará un movimiento más defensivo que ofensivo. Pero en vez de emplearse completamente en la defensa, Yuno reforzó el hechizo para que penetrara completamente en los insectos de arcilla, para que las flechas lograran acertar en su adversario y lo hiriera de manera que no pudiera seguir combatiendo.

Las seis flechas se acercaron formando una única orden. Siguiendo el movimiento de Yuno, la enorme flecha atravesó el pecho de Deidara dejando un enorme agujero que permitió ver el otro lado.

El brazo de Yuno cayó a un costado de su pecho. Según la información que había tenido, ese era el Deidara verdadero...

―Je―los labios del rubio se torcieron mostrando una sonrisa llena de sangre, arrogante―. ¡Yo soy el clon, idiota!

―¡¿?!

―¡Arcilla Explosiva: C1 Masivo!

Yuno oyó la voz de Deidara justo por encima de él, al menos a veinte metros sobre su cabeza. Alzó el rostro y abrió ampliamente los ojos. Cientos de pequeños animales hechos de arcilla estaban cayendo sobre él como si se trataran de una lluvia de arcilla explosiva. Y no tenía tiempo para escapar de todos aquellos animales.

―¡Me has agujereado!―el clon apareció detrás de Yuno. Pasó sus brazos por debajo de los del chico, sujetándolo con una llave―. ¡Y ahora voy a llevarte conmigo al infierno! ¡Hm!

Yuno se removió, intentó deshacerse del clon. Pero cuando comenzó a invocar el fuego, fue engullido completamente por la arcilla, por el fuego y el humo resultantes de las continuas explosiones que lo envolvieron hasta arroparlo en humo y llamas, siendo enviado directamente hacia el suelo.

Aquel había sido el plan del artista explosivo desde el inicio. Confundir a su adversario encerrándolo en un completo círculo siendo vigilado completamente por dos de sus clones montando dos inmensos animales hechos de arcilla. Y mientras esos sucedía, él acumulaba arcilla y chakra para lanzar una lluvia de explosiones que terminaría por matarlo o al menos dejarlo malherido hasta el punto de no poder moverse.

―¡Ja! ¡Esto es arte!―sobre el inmenso dragón formado de arcilla, Deidara gritó hacia él cielo―. ¡¿Has visto Sasori?! ¡Esto es arte...!

Magia de Creación de Viento...

―¡¿Ah?!

...Lluvia de Cuchillas de Viento.

[¡¿Él ha sobrevivido?!]

Hojas echas de viento se formaron y pasaron a moverse directamente contra Deidara como una lluvia completa de espadas sin empuñadura controladas por su invocador. El miembro de Akatsuki solo pudo recibirla, siendo engullido por la explosión del dragón hecho de arcilla cuando fue agujereado por las cuchillas.

Deidara extendió el brazo y cayó sobre un enorme búho formado por su arcilla. Agazapado, el Akatsuki miró hacia donde estaba Yuno, abriendo los ojos al ver el halcón hecho de viento detrás del mago.

[¡Ese desgraciado! ¡¿Cuánto chakra posee?!]

Magos y ninjas vivían en continentes distintos, con un concepto del mundo completamente dispar, opuesto. Los ninjas usaban la energía denominándola chakra mientras que los magos creían que esa energía era el maná que tenían dentro de ellos, el cual era capaz de manipularse ampliamente tras obtener un grimorio. Debido a la distancia y la cultura, unos y otros crecían que el otro usaba la misma energía que ellos.

―Imposible. El arte no es una explosión.

La ceja derecha de Deidara se crispó y señaló directamente con un dedo acusador a Yuno.

―¡¿QUÉ VA A SABER UN IDIOTA SOBRE ARTE?! ¡HM! ¡EL BELLO ARTE DE LA EXPLOSIÓN ES LO QUE PERDURA A LO LARGO DE LA HISTORIA!

―Imposible. Eso es algo completamente olvidado―el viento se agitó, revolviendo el largo cabello del Akatsuki―. Voy a terminar contigo de una vez por todas.

―¡Je!―Deidara metió las manos en las bolsas que llevaba consigo―. ¡Eso es algo que me gustaría ver, mocoso de mierda!

Yuno había comprendido el funcionamiento de los ataques de su adversario. Usaba la arcilla que era completamente maleada por las manos de Deidara; manos que tenían extrañas bocas con las que formaba las figuras de arcilla que usaba para atacar. Si su enemigo perdía la arcilla, sus ataques se cortaban.

Magia de Viento: ¡Colmillo Tornado!

―¿Un ataque directo? ¡No me hagas reír!―dos enormes fénix aparecieron a ambos costados de Deidara―. ¡Esto arte va a hundirte! ¡Hm!

Yuno empujó el tornado horizontal hacia Deidara. El artista explosivo chasqueó los dedos y ambos fénix se movieron hacia el frente. El primero de ellos fue engullido por el tornado terminando su existencia con una potente explosión que deshizo completamente el tornado. El segundo pasó por debajo de dicha explosión y, cubierto por el humo, llegó frente al miembro de Amanecer Dorado.

[¡Es más rápido!]

El chico se cubrió con una capa de viento y utilizó ambos brazos para cubrirse el rostro. La arcilla con forma de fénix estalló frente al adolescente, envolviéndolo completamente en una nube de fuego abrasador que quemó levemente su ropa.

―Pelear, pelear, ¡pelear! ¡Los idiotas de los caballeros mágicos no pueden pensar en asesinar con libertad!―Deidara movió el brazo de forma horizontal generando una nube de pequeños fénix―. ¡ESE PENSAMIENTO INÚTIL, ME PERMITE ASESINARTE CON MI ARTE!

Desde la fundación de las Ordenes de Caballeros Mágicos, estos no habían matado a un enemigo a menos que fuera necesario. Usaban su poder para someter y controlar a sus adversarios en post de la paz del reino y todo bajo la supervisión del mismo Rey Mago. Sin embargo, los caballeros no estaban exentos de la muerte. Trabajaban para proteger el Reino del Trébol, por ello debían hacer lo que fuera para mantener la paz y alguien era potencialmente peligroso, debían eliminarlo.

Contrario a estos, los shinobi estaban envueltos en la muerte, se bañaban en sangre en cada campo de batalla. Tras tres guerras que enfrentaron a las grandes naciones, quedó claro que ellos estaban para la eliminación, no para la salvación. Matar a su adversario era prioritario. Seguir las normas era prioritario. Debían cumplir lo que el líder de la aldea dictara, lo que el señor feudal pidiera. Como herramientas, la protección de sus pueblos estaba por encima de todo lo demás.

―Imposible―un fuerte viento deshizo el humo que cubría el cuerpo de Yuno, mostrando leves quemaduras por su piel y ropa. El brillo de sus ojos combinó con el intenso color que había emergido del grimorio de cuatro hojas―. No voy a morir aquí. No vas a matarme aquí―el mismo número de pequeñas lanzas de viento se generó frente a Yuno―. ¡Voy a sobrevivir!

―¡NO LO VAS A HACER!―Deidara mostró un rostro oscuro, siniestro. Su sonrisa estaba llena de burla y arrogancia―. Ya basta de juegos. ¡Hm! Voy a terminar con tu existencia carbonizando tu cuerpo con una explosión. ¡Una que grabe tu muerte en todos esos compañeros que están esparcidos por el prado, envenenados!

Yuno no estaba preocupado por sus compañeros o los miembros de los Leones Carmesíes. Extrañamente confiaba en el capitán sustituto y sabía que este protegería a Klaus, Mimosa y a todos los heridos por los dos miembros del grupo de mercenarios. Era por eso por lo que su mente estaba enfocada solo en el enfrentamiento, en el enemigo que tenía delante dispuesto a matarlo.

―Imposible. Tu compañero ya habrá sido derrotado. El capitán de los Leones Carmesíes parece alguien competente.

El joven novato del Amanecer Dorado no era alguien de muchas palabras ni demostraba admiración por alguien. Callado, solo hablaba cuando era necesario y mostraba respeto por quienes veía haciendo un buen papel frente a sus ojos. Por ello, que hubiera confiado en Naruto tras verlo en dos ocasiones, extrañaría a cualquiera que lo conociera.

―¿Sasori? ¡Sasori habrá terminado con ese rubio descuidad, como yo terminaré contigo! ¡Arcilla Explosiva: Nube Condensada de C1!

Magia de Viento: Arco Blanco del Vendaval.

Los animales voladores formados de arcilla volaron directamente hacia su objetivo. Así mismo las flechas de viento salieron disparadas hacia los distintos animales de tamaño mediano, causando explosiones por todo el cielo nocturno.

[Necesito un ataque devastador. Con un solo golpe, podré...]

Los pensamientos de Yuno se cortaron. El chico movió ligeramente la cabeza abriendo sus ojos ambarinos. Sentada sobre su hombro derecho, se encontraba Sylph, la pequeña hada de color verde que representaba el viento mismo.

―Jejej, ¿necesitas algo de ayuda, Yuno?

Desde el atentado en la Capital Real, Sylph se había mantenido completamente ausente ignorando los intentos del joven caballero por invocar su poder. Ella era el espíritu del viento, uno de los Cuatro Espíritus del mundo, y no era una herramienta para sr usada. Había elegido a Yuno como su portador, pero quería ver si realmente el muchacho podía defenderse por sí mismo.

―No.

―¡¿Ah?! ¡¿CÓMO QUE NO?!―las pequeñas manos del espíritu agarraron la mejilla de su invocador―. ¡Se honesto contigo mismo, Yuno!

―¡Buahahahah! ¡¿Qué es esa cosa enana, mocoso?! ¡¿Una mariposa de mierda?! ¡Buahahahah!

Los shinobi estaban acostumbrados a las invocaciones en su continente. Ninjas de alto rango las usaban durante sus enfrentamientos, durante las cruentas guerras. Pero siempre habían sido bestias enormes, con un poder demoledor que dejaba a más de uno con la boca abierta. Era cierto que algunas invocaciones eran pequeñas, ¿pero del tamaño de una simple mariposa?

―¡Hm!―los mofletes de Sylph se hincharon ligeramente, molesta―. ¡Ve y acabemos con él, Yuno!

―Dices algo sensato―el brillo verde se reflejó en los ojos de Yuno―. Magia Espiritual de Viento: Aliento de Sylph.

―Je, veamos quien vence―Deidara alzó los brazos―. ¡Arcilla Explosiva: C3!

Una forma humanoide gigante generó una enorme sombra sobre Yuno. El caballero y el espíritu observaron aquel enorme ser hecho de aire y el chico intentó entender los daños que aquello podría causar. Usando el Aliento de Sylph, Yuno pensaba envolver la explosión y enviarla lejos al mismo tiempo que derribaba a Deidara de una vez por todas.

El humanoide hecho de arcilla chocó con la bala de corrientes de aire generada por Yuno con la ayuda de Sylph. Sorprendiendo a Deidara, su C3 fue completamente despedazado. Partes del enorme humanoide quedaron suspendidas por el cielo estallando en pequeñas explosiones inofensivas para cualquier persona, deshabilitando el ataque de su enemigo por completo.

―¡¿Qué?!

El miembro de Akatsuki no pudo decir nada más, no pudo evadir el movimiento de su adversario. Deidara fue engullido por la bala de corrientes y fue quemado por su búho de arcilla, el cual explotó nada más el hechizo lo engulló, envolviendo a su propio creador en un mar de llamas avivadas por el viento del hechizo.

Yuno bajó el brazo de una forma brusca. El Aliento de Sylph se estrelló contra el suelo generando un vendaval que agitó árboles, que hizo que estos crujieran a causa del feroz viento huracanado.

Cuando el viento amaino completamente, Yuno vio a su enemigo con los ojos en blanco, completamente inconsciente. Este no había recibido daños demasiado graves que lo llevaran a la muerte, pero deberían curarlo cuando fuera posible si querían sacarle información.

Aquello había sido una victoria.

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