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— Hace años, surgió una leyenda por navidad. Era la historia de Santa clous.

— ¡Papá! – Se quejó el joven, en medio de un berrinche – Ya nos sabemos esa Historia de memoria, lo único que logra es crear historias locas en la cabeza de mis hermanos – y frunciendo el ceño se sentó en la ya casi deshecha silla de madera que descansaba al lado de la casi desértica mesa.

Al castaño no le gustaba que su padre contase historias locas, sobre todo en estas fechas, lo único que (según el) lograba su progenitor, era llenarles de ilusión la cabeza a sus pequeños hermanos para que luego aterrisasen en la realidad de la vida, donde ellos no tenían ni un centavo para comprar un mísero juguete, apenas y podían poner un pan dulce en la mesa, y hasta con eso se quedaban con hambre.

Ellos eran una familia humilde, no tenían madre ya que su mamá había muerto al dar a luz a el más menor de los hermanos, solo eran ellos tres más su padre, que apenas y podía pagar sus estudios y la casi deshecha casa que tenían como hogar, no podían darse el lujo de comprar cosas innecesarias como lo eran los juguetes y llenarles la cabeza de esos cuentos... era doloroso.

El hombre de cabellera negra sonrió al ver a su hijo, sabía que su primogénito tenía un carácter especial, era de su conocimiento que su pequeño sufrió mucho, porque se quedó huérfano a los 11 años y tuvo que hacerse cargo de sus hermanos menores, fue por eso que Jungkook tuvo que madurar, su infancia quedó atrás para poder sacar adelante a sus pequeños. El quería mucho a Jungkook, y estaba demasiado orgulloso del hombre en que se estaba convirtiendo, pero un poco de fantasía no le haría mal.

— Jungkook – hablo en advertencia, el castaño se cruzo de brazos y cerro la boca dejando que continuase hablando, el hombre miró a sus dos pequeños hijos y con una sonrisa siguió contando la historia — Hace años existió un hombre que se hacía llamar Santa Clous, era el que dejaba pequeños regalos echos de madera en las puertas de orfanatos, hogares y escuelas, el era solo un hombre que quería hacer felices a los niños. Una noche, mientras el estaba dejando sus regalos, empezó a nevar muy fuerte – justo en ese momento, Jungkook volteo la vista a la ventana, y casualidad, estaba nevando, con esa vista siguio escuchando el relato de su padre – Santa Clous tenía mucho frio, pero aún así, siguió repartiendo los regalos, pasaron los minutos y a cada segundo la tormenta crecía más, los dedos se le estaban congelando, sus pies dolían, la respiración le faltaba, su cuerpo temblaba, no le importó y continuó, llegó a tal punto de que no podía caminar, sus músculos estaban congelados, miró por todos lados y vio un callejón, decidió resguardarse ahí, tomando su saco color rojo, camino lentamente al lugar, al llegar se sentó en el suelo y trato de darse calor. Estuvo así por unos minutos y nada daba resultado, su cuerpo seguía frío aun.

— Y luego se murió congelado, fin. – sonrio volteando el rostro, mala idea pues su padre lo estaba mirando muy molesto, el se encogió en su lugar y dejó que su padre siguiera contando la historia.

— Como decía ‐ el hombre siguió hablando con la misma sonrisa. – como su cuerpo seguía congelado, se encogió y abrazó sus piernas, pasaron los minutos y escuchó pasos acercarse a el, alzo la vista y frente a el vio a un pequeño niño de cabellos azabache con ojitos bambi. El pequeño le preguntó si estaba bien, Santa solo sonrió y asintió, el pequeño niño se dio cuenta que el hombre tenía frio, se quito los guantes y se los dio, Santa lo miró sonriente y vio debajo de su Alma, era un ser precioso con un corazón aún más hermoso. Lo tomo de las manos y le sonrio, el niño también le sonrio de vuelta. Santa le dijo ese día "Tu eres la única sonrisa que iluminará los días más fríos de tu familia y de la vida de muchos, te doy el regalo más hermoso del mundo, pues tu serás feliz con la persona que está atada a ti, encontrarás a tu hilo rojo" y con esas palabras le dio el regalo más hermoso de todos, ser feliz por toda su vida.

— Yo quiero ese regalo papá – hablo su pequeño hijo de tan solo 7 años, con los ojos brillando le por la historia que acababa de escuchar.

– Yo también quiero eso – sonrio de lado el pelinegro de 9 años.

El señor Jeon sonrio a sus dos pequeños– Ustedes serán felices mis niños.

Miro a su hijo mayor y suspiro, el aún no podía creer como su pequeño Jungkook había olvidado a Santa, pues esa era la historia que le había contado su pequeño, luego de regresar a casa un día de navidad.

Quizás, las historias y la felicidad que su pequeño desbordaba se fueron junto a su amada, el día en que todo cambió.

— Es hora de comer — canturreo el mayor. Sus pequeños hijos se apresuraron a sentarse a la mesa.

Jungkook solo miro la escena para después suspirar y traer aquel pequeño pan dulce decorado con pasas y frutos secos, lo puso en medio de la mesa y se apresuró a servir el te de hiervas que le habia regalado la señora Nina. Los pequeños niños parecían estar más que felices por eso, ellos en su inocencia llamaban a la Navidad como el mejor día de todos.

Claro, eso era muy contrario a lo que Jungkook pensaba. Antes de que su madre falleciera, ellos celebraban la navidad de diferente manera, habían dulces, regalos, chocolate y una enorme bandeja de galletas sobre la mesa, todo era muy colorido mientras sus dos padres cantaban y bailaban alrededor del árbol, Jungkook lo recordaba claramente pues aquellos momentos eran los mejores de su vida, solo hasta que su madre enfermo y fue internada en el hospital, su padre quedó endeudado y al final su madre falleció dejándolo a cargo de tres niños, uno de 11 años, otro de 2 años y el último siendo un bebé recién nacido. El pelicastaño vio como poco a poco su vida decaer cada ves más y más, el no podía quejarse de ellos porque no era lo correcto, solo apoyo a su padre cuidando a sus hermanos, siguió estudiando y trabajo medio tiempo para ayudar a pagar las deudas y su antigua felicidad se dreno poco a poco.

Su vida ya no era la misma y eso lo ponía demasiado triste, amaba a su familia pero se sentía impotente de no poder hacer mucho para ayudarlos.

— Esto está muy rico papi— el menor de cabellos negros sonrió terminando su pan para después darle un gran sorvo a su te.

— Que bueno hijo — el señor Jeon acaricio las cabezas de sus pequeños.

Jungkook lo miro y siguió tomando su te, sabía que su padre hacia hasta lo imposible por ellos, pero el deceaba que fuera feliz y descansará más.

Las lágrimas se asomaron por sus ojos, su padre había envejecido un poco más de lo común, por el estrés de pagar aquellas deudas, podía ver su rostro cansado y las ojeras rojisas debajo de sus ojos. Jungkook nuevamente se sentía triste.

— Ya terminé — dejo el vaso sobre la mesa y se apresuró a tomar su mochila.

— ¿A dónde vas Jungkook?— pregunto su padre algo desconcertado, se suponía que esa noche era de familia, no entendía porque Jungkook se preparaba para salir.

— Aunque hoy sea Navidad, tengo que ir a trabajar, Taehyung me ofreció el doble del sueldo por ayudarlo a mover mercancía del garage— tomo su bufanda blanca felpuda y gruesa para después envolverla en su cuello. — Voy a ayudarle, llegaré a las una, no me esperes.

Sin escuchar las protestas de su progenitor salió de su casa rumbo al centro de Seul.

En el camino se puso a escuchar musica, el típico sonido navideño.

Era muy lindo tener la navidad para las familias funcionales de estatus economico, no para el, cuando veía a sus hermanos con ojos brillosos esperando los juguetes se sentía muy mal. Le dolía el pecho.

Camino por las calles y el aura nocturna era muy mágica, las luces verdes, rojas tintineaban en los árboles de los diferentes locales, el camino mirando hacia arriba respirando aquel ambiente, por un segundo lo sintió mágico, especial, simplemente diferente a los anteriores años.

Se quedó por un segundo parado en medio de la calle, las personas pasaban por los lados, felices, con risas y varios regalos en las manos.

Estaba desconcertado, estático, no podía moverse, pronto, la nieve empezó a caer, aquel frio que sentía en sus desnudas manos no estaba, su pecho empezó a palpitar rápido, respiro profundo, esto era simplemente magico. Con miedo dio paso tras paso, no sabía a dónde iba ni porque se apresuraba.

Camino por las calles sin mirar a los lados, era casi por inercia, su cuerpo se movía solo. ¿Que clase de brujería era esta?

Solo al llegar al centro comercial fue que su corazón se detuvo, respiro fuerte y se tocó el pecho, lo que había pasado era simplemente una locura. Se tomó su tiempo para poder recuperarse, una ves que pudo respirar bien reviso alrededor, había llegado al centro comercial más grande de Seul, no sabía lo que debía de hacer pero tampoco podía irse. Bufo antes de adentrarse, los pasillos estaban llenos de juguetes, ropa y comida, camino lentamente buscando con los ojos, estante por estante, persona por persona.

No había nada.

Ya no entendía su propósito ahí, pero algo debía de hacer, siguió caminando hasta llegar al árbol que estaba justo en el centro del local, le gustaron aquellos colores pues no eran comunes, el árbol era de color blanco con esferas rosas y rojas, aquellas luces que tenia parpadeaban un hermoso color rojiso, la estrella en la punta era color vino. Le gustó mucho, rodeo poco a poco el árbol, asombrado.

Al quedarse parado por un segundo, escucho claramente los parlantes que anunciaron un concurso, volteo la cabeza curioso.

Al otro lado del local había un gran escenario con varios juguetes enciama y un árbol, en grandes letras tenía claramente escrito "Gran concurso navideño"

Si era un concurso, habían premios y seguramente eran esos juguetes.

Jungkook no podía perder esta oportunidad.

Camino rápido porque parecía estar por iniciar, había mucha gente reunida así que se hizo campo entre ellos.

Una cinta de color carmeci los separaba del escenario.

— Muy buenas noches y feliz navidad, en este momento daremos inicio al concurso por estos preciosos regalos — Apunto feliz a la gran caja de juguetes sobre el escenario, la gente aplaudió eufórica —  Para este concurso llamamos a veinte parejas al escenario.

Jungkook mordió su labio ansioso, el no tenía pareja ¿Eso significaba que no podría participar?

— Lamentablemente una de las parejas no pudo asistir y por eso pedimos a dos voluntarios del publico— sin siguiera esperar mucho Jungkook se apresuró a entrar — Muy bien tenemos al primer voluntario.

El mc parecía estar muy feliz. Jungkook solo se puso aún más nervioso al no ver a ningún voluntario más.

— Necesitamos a una mujer soltera que sea voluntaria para ser pareja de este h...

Un joven de cabellos blancos entro sin previsto al escenario, Jungkook se quedó algo anonadado. El muchacho era tan pálido, de ojos cafés e incluso parecía traer maquillaje. Jungkook trago suave cuando el de cabellos blancos se puso a su costado.

— Esperábamos a una señorita pero nos complace tener voluntarios. — bromeo el mc — Para la primera prueba deberán de adornar el árbol — rápidamente fueron dejados pequeños árboles de plástico en frente de ellos, eran tan pequeños que solo le llegaban a la cintura a Jungkook. — Pero como es en parejas, uno de ellos debe de adornar el árbol y el otro deberá de cargarlo.

Todo se fue al demonio- pensó el pelicastaño.

Era simple para las demás parejas, las mujeres eran más bajitas que los varones y pues si, eran más fáciles de cargar. Y el... Pues no tenía tanta fuerza como para levantar al susodicho de su costado.

— Yo te cargo, tu decoras — fue susurrado a su oído. Jungkook volteo a ver los ojos del peliblanco, este tenía un barbijo negro así que no le podía ver el rostro completo, aunque con solo verle los ojos, podía decir que era un hombre muy apuesto.

Con las mejillas rojas solo asintió.

Pronto fue cargado como si no pesará absolutamente nada, no le dió mucha importancia y siguió con el concurso, se apresuro a poder todas las esferas, depues las luces y al final la estrella en la punta. Por suerte fueron de los primeros en terminar, en esa competencia se eliminaron a cinco parejas.

— La siguiente prueba es especial, en estás fechas hay que saber comprar a un precio bueno y comprar lo necesario, es por eso que a partir de este momento les damos 10 minutos para que compren todo lo que necesitan para navidad y que no sea mas de 100.000 wons

Todos salieron corriendo adentro del supermercado. Jungkook reaccionó rápido tomando de la mano al peliblanco y llevándolo rápidamente entre la gente, al ser un poco delgado pudo escurrise muy rápidamente, tomo un carrito y se lo paso al peliblanco.

— Toma esto, yo meteré las cosas — el muchacho solo le asintió y se dispuso a seguirlo. Al contrario de las demás personas que tenían los celulares en manos para calcular los precios. Jungkook no parecía necesitar de esto, el solo metió y metió los alimentos que necesitaban, pan dulce, chocolate, carne, verduras y más.

El peliblanco parecía estar confundido.

— ¿No lo vas a sumar? — pregunto.

— No — el castaño dió vuelta y lo miró algo feliz — Todo está en la mente — con su dedito señalo su cabeza, quizás el no se dió cuenta, pero fue demaciado tierno.

Años y años de ahorro le habían mostrado a Jungkook la mejor manera de calcular los alimentos, ya antes de salir a comprar tenía ideado un plan y calculo los precios de manera rápida en su cabeza. Todo era perfecto. Termino de agregar un pequeño vino dulce al carrito.

— Ya está, hay que regresar — se apresuró a decir, ambos corrieron rápido a la caja y pagaron, resultó estar en un precio de 99.000 wons ambos llegaron en cuarto lugar y clasificaron a la siguiente ronda.

No cabía una sonrisa mas grande en el rostro del castaño.

Quizás fue por eso que Jungkook no había notado aquellas inocentes miraditas que le lanzaba un peliblanco a su costado.

— Para la última prueba tenemos que... — sonaron los tambores — Preparar la cena de navidad. Está será evaluada por nuestro chef. Tienen treinta minutos apartir de ahora.

La sonrisa en el rostro de Jungkook bajo un poco, el si sabía cocinar, pero no era suficientemente bueno en ello.

— Vamos — está ves fue el peliblanco que lo tomo de la mano y lo llevo a su stand. — Yo sé cocinar no te preocupes por eso.

Jungkook al escuchar esto sintió a su corazoncito palpitar alegre, no todo estaba perdido.

El castaño ayudo lo más que pudo, pelando verduras, ayudando a labra las cosas, picar las verduras y demás.

— Es hora del veredicto. — el chef se aproximó a cada stad y provo los diferentes platillos. — En breve se anunciarán los resultados.

Esto puso a todos aún más nerviosos.

Jungkook suspiro algo nervioso, su vista no podía despegarse de aquel hermoso juego de autitos deportivos y ese par de pelotas, esos eran los juguetes que sus hermanitos amarían, y hoy al ser navidad era mucho más significativo.

— Estoy seguro de que llegamos al primer lugar — la voz del peliblanco lo obligó a salir de sus pensamientos. Lo miro directo a los ojos — No estés tan nervioso. — pudo ver sus ojos encogerse, intuyo que estaba sonriendo.

Esos ojos le parecían preciosos y le causaba demaciado curiosidad.

— ¿Cuál es tu nombre? — pregunto sin darse cuenta. El peliblanco parecía algo confundido.

— ¿No sabes quién soy?

El castaño nego con la cabeza, no tenía idea, además de que seguro era un tipo raro, nadie caminaba por las calles con el pelo pintado de blanco y aparte traía mechones azules, eso no era muy común. Está reacción pareció gustarle al peliblanco pues solto una pequeña risita.

— ¿Porque es gracioso? — cuestiono el castaño cruzándose de brazos con un puchero enojado, una acción adorable la verdad aunque fuera inconsciente.

— Mi nombre es Park J...

— Ya tenemos los resultados de el concurso. — el presentador parecía está muy emocionado. — Dare los nombres de los primeros tres lugares — el sonido de los tambores lo puso aún más nervioso, mordió su labio cruzando los dedos, de verdad que queria aquellos juguetes. — tercer Lugar, Kim BoRa — la señorita salió muy alegre a recoger el premio que consistía en una caja de uvas. — Segundo lugar Song Ha Joon — un hombre de cabellos negros salto de alegría y recogió su premio, una Caja que parecía tener manzanas y dos bandejas de carne de cerdo. 

Jungkook tomo la mano de Park, estaba tan nervioso que sentía morir.

— Y el primer lugar es para... Park Jimin. — su alegría se desvaneció tan rápido que su rostro quedó casi al borde de las lágrimas.

— Vamos — el peliblanco lo llevo al escenario. En ese momento Jungkook se enteró del nombre de quel joven, Park Jimin, incluso parecía elegante al pronunciarlo.

No pudo pensar mucho en ello, los aplausos de las personas, y que le hayan entregado la caja de juguetes era tan bueno para el, sonrió enormemente.

— Por favor tomemos una foto para el recuerdo — el mc paso dando una dianas con orejas de reno, y varios sombreros navideños, Jungkook solo se puso feliz aquella diadema de reno para después toma la caja de regalos entre sus manos.

Miro de reojo al peliblanco a su costado, y justo en ese momento este decidió deshacerse de aquel barbijo que traía puesto. Jungkook se quedó extrañado, recordaba haber visto ese rostro en algún lado pero no podía recordar dónde, aunque admitía que un extraño sentimiento se apodero de el al ver el rostro del peliblanco.

Al momento de tomar las fotos, aquellos gritos de muchachas se hicieron mucho más fuertes. Jungkook vio como muchas personas se acercaban al lugar emocionadas.

¿Acaso era por el concurso?

Luego de las fotos el se quedó pensando... Técnicamente el premio lo habían ganado el y Park Jimin... Debía de darle un juguete al peliblanco.

— Oye... — hablo suave llamando la atención del susodicho — ¿Crees que podrías venderme tu parte del premio?... Esque tengo dos hermanos así que debo de repartir estos juguetes a dos, no te preocupes, te pagaré.

El peliblanco soltó un pequeña risa, Jungkook quedó muy sorprendido por la risa suave de mayor.

— Puedes quedarte el premio a cambio de una sola cosa. — se acercó peligrosamente a la cara del castaño. — Por favor no olvides reconocerme, te estaré buscando. — Sonrió para después marcharse.

Jungkook se quedó ahí parado, su corazón vibro algo emocionado, con una calidez que nunca había sentido.

¿Este era el regalo de Santa? Fue lo único que pensó.

Salió del local tiempo después, primero se calmo y ya cuando respiro bien pudo salir, aunque esto no le duro mucho, justo en frente de el apareció un gran cartel digital que mostraba al de cabellos Blancos en una publicidad.

Pues resulta que su regalo de navidad era un hermoso hombre, al parecer actor y modelo.

Solo sonrió cálidamente antes de negar con la cabeza, eso no podía ser así.

Esa noche llegó temprano a casa, sus hermanitos menores fueron muy felices con sus regalos y el sonrió, ya en su cama se quedó pensando demaciado en eso.

¿Porque alborotaba su corazón de aquella manera?

Señor Santa, por favor que su futuro regalo no rea el rey de la nieve, porque ese hombre lo traía pensando y casi estremeciéndose por volverlo a ver.

Y si, ambos se volvieron a ver una y otra ves para al final, quedarse juntos hasta el día de sus muertes, porque Jungkook no se pudo librar de su regalo, de su hilo rojo.



























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Especial por navidad, atrasado pero es especial. ☃️🏔️❄️

Minnie ✨

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