Tercer capítulo
Tercer capítulo: Complicaciones paternales.
HyungWon no había podido dormir en toda la noche, se sentía ansioso como nadie, por más que lo pensara, no podía sacar nada bueno de eso, su padre decía que debía hacerlo por el reino, pero no creía poder hacerlo esta vez, había desistido completamente de casarse de nuevo, no solo había tenido un casi matrimonio fallido, si no dos, no pensaba ser tan idiota de ir por el tercero.
Pasó gran parte de la noche en vela, revolcándose en sus mantas mientras intentaba buscar una posición correcta para dormir, pero sin importar cómo se acomodara, siempre pensaba respecto a su inevitable matrimonio. Fue peor la mañana siguiente, su criada sin reparo alguno le dijo que se veía fatal, si fuera de un humor más explosivo tal vez le hubiera gritado, pero sabía que era cierto, cuando su criada le pasó un espejo él pudo ver las enormes ojeras bajos sus ojos y lo rojos que estos estaban por la falta de descanso.
—¿Desea descansar un poco más, mi señor?
—No creo que sea correcto, Min, no es hora de dormir.
Tanto ella como sus demás criadas lo vieron preocupadas, ninguna de ellas era una tonta, sabían que algo malo debió pasar con el rey porque desde que lo visitó en sus aposentos el príncipe se estaba comportando extraño, esa mañana ni siquiera quiso desayunar, solo dejó todos los platos llenos y se quedó encerrado leyendo pliegos todo el día.
Lo que había pasado con el príncipe fue un misterio, un misterio hasta que la segunda esposa se encargó de repartir la noticia, cuando supo que su hijo no iba a ser quien se casara con él príncipe de Daeng no pudo ocultar su felicidad, llegando hasta los aposentos de su hijo y levantándolo de su dulce sueño.
—¿Por qué entras a mis aposentos así? —preguntó él, con voz adormilada y molesta, ni siquiera había podido cambiarse de ropa porque su madre entró sin preguntar a sus criadas.
—Debes saber las nuevas buenas —ella le sonreía como pocas veces lo hacía, así que suponía debía ser una gran noticia. —No vas a casarte con el príncipe de Daeng.
Al principio su reacción fue de sorpresa, abriendo sus labios en una O cuando su madre le dijo, la impresión lo tenía, pero cuando pudo procesar bien las palabras recién dichas entonces él también sonrió justo como ella lo hacía —: ¿De verdad? ¿No tengo que casarme con ese príncipe? —la alegría se escuchaba en su voz, y cuando su madre le asintió aún con una sonrisa, él soltó una risa corta, pero sincera.
—Se casará con el príncipe HyungWon.
Su risa entonces fue disminuyendo, estaba riendo poco mientras mantenía una expresión un poco incrédula, pero al ver que su madre no negaba ese hecho simplemente dejó sus labios en una línea. No sabía bien que pensar al respecto, por un lado estaba feliz de no tener que contraer nupcias con un príncipe como lo era el príncipe HoSeok, pero por otro lado estaba preocupado de cómo podría resultar el matrimonio de esos dos, es decir, sentía pena por el príncipe HyungWon porque realmente el príncipe HoSeok era un esposo que nadie merecía, ni siquiera HyungWon, y por otro lado, HyungWon ya tenía una fama con sus matrimonios ¿Qué sucedía si esta vez no era diferente? ¿Era necesario agregar a otra persona a su lista de matrimonios fallidos?
Su madre en cambio se veía muy complacida, tenía un aspecto fresco como pocas veces, por primera vez en días no se veía con esa arruga en su frente que mostraba su constante preocupación, así que supuso que no todo estaría tan mal, su madre siempre velaba por su seguridad, si ella decía que todo estaba bien, entonces seguramente lo haría.
Que HyungWon contrayera matrimonio era un arma de doble filo, aunque la segunda esposa no tomara mucho en cuenta eso, el rey sí que lo pensaba, no creía que casar a su hijo fuera del todo mala idea, pues él deseaba que su primogénito pudiera heredar su reino para que su familia pudiera continuar ese legado de nobleza, si HyungWon no era coronado como rey, el consejo se encargaría de buscar otro candidato, y no precisamente podría ser de su familia, podría ser cualquier familia de nobles y entonces todo se perdería.
Estaba convencido de eso hasta que en sus aposentos irrumpió alguien, estaba esperando que nuevamente fuera JiYeon con alguna de sus ideas extrañas o reclamos estúpidos, pero entonces sus ojos se abrieron en sorpresa cuando quién estaba allí de pie era nada más y nada menos que la reina. Él se puso de pie de inmediato, hace mucho tiempo no veía a la reina tan de cerca, de un tiempo para acá, específicamente desde que su relación con la segunda esposa se había vuelto más cercana, no había vuelto a saber de la reina.
Dejó de lado el libro que se estaba encargado de terminar, levantándose de su escritorio y caminando lentamente hasta la mujer que, tan imponente como siempre, estaba de pie firmemente y con la espalda recta, sin bajar la mirada, solo entonces se dio cuenta como sus grandes ojos color chocolate brillaban a causa de las lágrimas contenidas.
—¿Por qué le hiciste eso a mi hijo?
Sabía perfectamente a qué se refería la reina, no era un tonto, supuso que a la reina en realidad no le agradaría que HyungWon contrayera nupcias con el príncipe de Daeng, pero no pensó que ella sería capaz de enfrentarlo.
—Es necesario.
—No lo es —la mujer pasó un largo trago de saliva mientras mantenía a raya todas sus emociones. —No quiero que mi hijo se case con un desconocido.
—Es lo mejor para nuestro reino y para el reino de Daeng.
—Pero no es lo mejor para HyungWon —la reina intentaba no alzar la voz, hacer movimientos exagerados con las manos o llorar, era la reina después de todo, su habilidad era jamás mostrar lo que sentía y solo será una mujer perfecta para su rey. —Le prometí que jamás se casaría con un desconocido, que se casaría con quién él eligiera.
—Pues no debiste prometerle algo que no podías cumplir, su responsabilidad como rey es velar por su reino, y si eso significa que debe casarse con un desconocido, entonces tendrá que asumirlo.
Pelear con la reina era algo muy diferente a pelear con la segunda esposa, mientras JiYeon era explosiva, muy impulsiva, gritando y pateando todo lo que encontraba, la reina mantenía una fachada seria y fría que ponía las cosas todavía más tensas, porque entonces ella dejaba largos segundos de silencio antes de responder o hacer alguna acción. Ambas eran distintas formas de enfrentarse, pero igual de aterradoras.
—Estamos hablando del próximo rey de Corea, vas a casarlo con un príncipe que es un sin gloria, un príncipe problemático. No merece eso. —entonces empezó a ver las primeras grietas en la fachada dura de la reina, más que molesta, se veía genuinamente decepcionada y triste. —Mi hijo merece casarse con alguien digno.
—Mi reina... —el hombre soltó un suspiro, debía ser cuidadoso con las palabras que usaba, cuando estaba con JiYeon, no se tomaba la molestia en medir el peso de sus palabras, pues esa mujer solo sacaba lo peor de sí y en momentos de furia no se contenía, pero la reina siempre había sido algo muy diferente, mucho más delicada, mucho más sensible. —Es lo correcto.
—¡No! No lo es, debio decirle al reino de Daeng que no, que no podía ayudarlos ¿Por qué hace esto, señor? —esta vez la mujer no se estaba conteniendo, por el pálido rostro de la reina corrían lágrimas amargas y sus manos apretaban la tela fina de su hanbok.
Para nadie era un secreto que el rey no había aceptado la propuesta de matrimonio por benevolente, por sentir compasión por el pueblo de Daeng, él quería las tierras que le estaban ofreciendo, las fértiles tierras de Wosun eran la codicia de muchos y él, que tenía la oportunidad de tenerlas, no iba desperdiciarlo.
—Por favor, le ruego, no obligue al príncipe a casarse —la mujer nuevamente estaba usando su voz baja, esta vez sonando un poco más desesperada. —Por favor.
—No hay nada que hacer —sentenció entonces el hombre, mirando fijamente a la mujer que nuevamente dejó rodar una lágrima por su mejilla.
El príncipe HyungWon era el único hijo de la reina y el rey, aunque ella había intentado darle más herederos, después de HyungWon fue simplemente imposible, por más que lo intentara, nunca sucedió, entonces fue cuando a la ecuación entró la segunda esposa, JiYeon, quien fue la única concubina del rey que pudo darle un hijo varón de nuevo.
Desde entonces la reina había pasado a segundo plano, aunque en el reino seguía siendo respetada, sabía que por los demás reinos no era así, todo el tema de HyungWon y su hechizo caía en allá, porque decían que una buena reina sería capaz de darle hijos sanos al rey y tantos como él quisiera. Era una lástima para ella, porque ella estaba tan enamorada del rey cuando lo conoció, sintió que era su persona destinada, que sería feliz con él sin importar si hoy estaban en un palacio mañana durmiendo en un albergue, no importaba, al menos no para ella, porque entonces el rey no pareció compartir la misma idea.
La noticia de que había embarazado una concubina la tomó como un golpe bajo, sin embargo, intentó convencerse de que estaba bien, porque el rey necesitaba más hijos y si ella no podía dárselos, debía buscar otro vientre, sin embargo, la tomó por sorpresa cuando ella pasó de ser la concubina a la segunda esposa. Durante la ceremonia del segundo matrimonio del rey ella tuvo que mantenerse a su lado, vistiendo un hanbok blanco mientras veía como todos esos nobles comían en su palacio, celebrando el segunda casamiento del rey, y él estaba sonriente mientras sostenía la mano de su segunda esposa, vestida con un hanbok azul oscuro.
HyungWon y su madre se entendían bien después de todo, aunque su madre no estuviera tachada como una hechizada, sí era la madre del hechizado, así que la gente se encargaba de hacerlos a un lado porque nadie quería a personas como esas a su alrededor.
Saliendo de los aposentos del rey ella fue camino a los aposentos de su hijo, pidiendo que no la avisaran antes de entrar, probablemente él no querría verla, pero ella si quería verlo, así que caminó por los pasillos de los aposentos de su hijo, no escuchando nada por ahí, sin embargo, el sonido bajo de cuerdas siendo tiradas llamó su atención de una habitación, entonces se acercó a ella lentamente, abriendo la puerta corrediza con sigilo.
Ella podría reconocer la melodía del gayageum desde cualquier lado, sobre todo si era su hijo quien lo tocaba, al igual que con las matemáticas, las ciencias y las letras, el príncipe se había esmerado en aprender un arte, y este fue el de tocar el gayageum, había sido complicado en un principio, pero sin duda logró dominarlo con destreza con el tiempo, aprendió a tocar las cuerdas de una forma tan precisa y rápida que casi parecía que sus dedos se cortarían con las cuerdas.
HyungWon sintió entonces la presencia de ella, parando abruptamente su melodía y levantando la cabeza. La reina salió de su escondite, abriendo por completo la puerta corrediza y adentrándose en la habitación.
—Te has vuelto mucho más experto desde la última vez que te escuché.
—Tengo mucho tiempo para practicar —su voz para nada sonaba orgullosa, de hecho, sonaba demacrada, porque que tuviera tanto tiempo libre solo decía que él no era útil en ese reino. HyungWon soltó un suspiro mientras cerraba los ojos. —¿Por qué viniste?
—Sé por lo que estás pasando, HyungWon —ella caminó con gracia hasta que estuvo frente a él, entonces él la mirada desde abajo, aún sentado de rodillas con el instrumento enfrente, mientras ella lo miraba desde arriba. —¿Por qué no me lo dijiste?
—No había nada que hacer, no quería preocuparte.
—No puedes pedirme no preocuparme, soy tu madre, HyungWon.
—De nada sirve que te preocupes, madre, todo está hecho, e-ese príncipe se va a casar conmigo y yo... Yo debo aceptar todo lo que venga con ello.
La reina miraba fijamente al menor, viendo como sus manos se movían ahora con menos agilidad sobre las cuerdas del gayegeum, un movimiento en falso de sus dedos hizo que una cuerda temblara de forma errónea y se escuchara desafinado. Eso pareció frustar a HyungWon, quien dejó caer sus manos pesadamente sobre las cuerdas mientras suspiraba fuertemente.
No quería decirlo en voz alta, mucho menos en frente de su madre, pero estaba temeroso de todo lo que pudiera representar ese matrimonio. El príncipe de Daeng era alguien joven, por lo que sabía, mucho más que él ¿Cómo podría él cargar con la culpa de la muerte de alguien tan joven? Las piernas le temblaban de solo pensarlo, sabía que su maldición no conocía de edades, no había tenido piedad con sus dos anteriores prometidos, no la tendría ahora. Alejó entonces el instrumento de su regazo, dejándolo a un lado, pero sin levantarse del suelo, solo mirando de manera distraída la alfombra en la que estaba sentado.
—Sabes que no estoy de acuerdo con esto, el príncipe de Daeng es un príncipe problemático y no te merece como esposos, HyungWon eres el próximo heredero a la corona, mereces un matrimonio digno de un rey —la reina estaba tan afectada como HyungWon en ese momento, desde el momento en el que supo del matrimonio por boca de una de sus criadas, se levantó de su asiento y fue directamente hasta los aposentos del rey.
HyungWon no respondió, estaba cansado, muy cansado del tema, ya se había torturado mucho pensándolo como para que ahora viniera su madre a torturarlo también, así que únicamente respondió un —: Estoy muy cansado, quiero descansar un rato.
La reina no le respondió entonces, puede que su hijo se estuviera refiriendo a ese mismo momento, pero sabía que también lo decía en general, la situación en el palacio siempre había sido complicada, HyungWon era olvidado por todos en ese lugar, apenas y si la tenía a ella y a sus pocas criadas, porque sí, aunque fuera el príncipe heredero, era el que menos tenía personas de ayuda en sus aposentos, solo muy pocas seguían permaneciendo a su lado.
—No te preocupes. Yo velaré por tu cuidado —le respondió después de unos segundos, dando una reverencia con su cabeza y saliendo de la habitación del príncipe, no sin antes decirle a una de las criadas que prepara la cama del príncipe para una siesta.
Las cosas en el reino de Wosun entonces se tornaron tensas, solo en el palacio se conocía del próximo matrimonio del príncipe HyungWon, pero eso estaba resultando agobiante, aunque todos los criados pretendían parecer tan serios y correctos, era inevitable pensar que ellos opinaban entre sí sobre toda esa situación, imaginarse cómo se referirían a él lo ponía ansioso, porque incluso para ellos él no era nada más que un rechazado, un bueno para nada. Sí ellos pensaban así de él, no quería pensar qué pensaría el pueblo cuando se enteraran de su tercer intento por contraer matrimonio.
Dios ¿Tres matrimonios fallidos? Eso sí que era triste.
Pero HyungWon no sabía que él no era el único afectado en esa situación, con el pasar de los días, al reino de Daeng llegó su mensajero, para el rey fue como un milagro ver a su mensajero llegar en su caballo a las latas de su palacio, entonces hizo que lo atendieran rápidamente. Esperaba ansioso la respuesta del reino, ya no quedaban más semillas para darle a los campesinos, y ni hablar de los enfermos que había, no daban a basto.
—Mi señor —una vez dentro del palacio, el rey hizo pasar al mensajero a la sala de juntas, dónde también estaban sus ministros de derecha e izquierda, todos quedaron en silencio cuando el mensajero se abrió paso entre ellos hasta llegar cerca del trono del rey.
—Dime por favor que son buenas noticias.
—Lamento no poder darle esa información, pero el rey de Wosun me dejó en claro que solo debía entregarle esta carta, mi señor —entonces el hombre había extendido un sobre con un sello de parafina con el escudo del reino de Wosun. —No me fue permitido abrirla antes que usted.
Eso le daba un poco de temor al rey si era sincero, sin embargo, guardó la compostura y pidió a su secretario real que abriera el sobre por él, una vez abierto, se dispuso a leer la carta con detenimiento.
Estaba escrita con una letra bastante prolija, se atrevía a decir que era la propia letra del rey. En los primeros parágrafos podía ver que el rey le daba su sentido pésame por toda la situación que su reino estaba pasando, así que se saltó esas líneas, en realidad no necesitaba saber eso, solo quería saber sí recibiría su ayuda o no, así que continúo leyendo hasta que llegó a unas de las últimas líneas.
"El reino de Wosun acepta con gratitud su propuesta de matrimonio, sin embargo, es importante informarle que el príncipe ChangKyun no está en posición de contraer nupcias, por lo consecuente, el príncipe HyungWon será quien acepte la propuesta."
Fueron esas sencillas palabras las que hicieron que el rey sintiera su respiración detenerse, entonces su piel se puso pálida, pasó un gran trago de saliva, no pudiendo continuar leyendo la carta en la que decía que esperaban su respuesta con la fecha de la boda. Los ministros no pasaron por alto el malestar del rey, rápidamente le preguntaron si estaban bien y empezaron a alterarse un poco.
—¿Pero qué le ha dicho el rey de Wosun, su majestad? —su secretario se acercó a él y le quitó la carta de las manos, dejándola de lado.
—Quieren... —lamió sus labios, humedeciéndolos un poco ya que estos se empezaron a sentir secos de repente. Intentaba formular lo mejor que podía, pero le era sencillamente imposible formular palabra alguna.
Lo que el rey de Wosun le estaba pidiendo era inaudito, no podía si quiera imaginarlo, su único hijo condenado a morir por contraer nupcias con una paria, es cierto que estaba dispuesto a entregar en matrimonio a su hijo por salvar al reino, pero no estaba dispuesto a entregar su vida como un cordero por esta.
—Quieren que el príncipe HoSeok se case con el príncipe heredero de Wosun.
Los ministros entonces quedaron en silencio, en la sala solo se escuchaba al secretario real que le pedía a rey se levantara y lo acompañara a sus aposentos, pero el rey simplemente golpeaba sus manos lejos y le pedía espacio, era una noticia ciertamente shockeante, para ellos era más venidero que la propuesta fuera simplemente rechazada, pero tomar al príncipe HyungWon en matrimonio era simplemente algo suicida.
Los ministros se mantenían en silencio, esperando a que el rey se recuperara, y así lo hizo, luego de varios segundos pudo recomponerse.
—¿Qué piensa hacer entonces, mi señor? —preguntó el ministro de justicia.
—¿Qué no es obvio? Negar la propuesta del rey, mi hijo no se va a casar.
—Pero nuestra gente, señor... No podrán aguantar mucho más, necesitan del reino ahora —intervino el ministro de economía.
—¡Pues busca una solución! No voy a perder al único heredero del reino, no lo vale.
—Mi señor —entonces habló uno de los hombres más jóvenes de la corte, era el hijo de un noble que hace poco se había ganado el puesto como ministro en la corte del rey, y pocas veces se le había escuchado hablar. —No pretendo ofenderlo, mi señor, pero sin reino ¿Entonces cómo gobernará el príncipe heredero en un futuro?
Sus palabras resonaron mucho más que la de otros ministros en ese momento, básicamente porque era extraño escucharlo hablar, y segundo porque el rey sentía que ya había escuchado eso de alguna parte, así que se quedó un rato con la mirada perdida mientras trataba de recordar, fue entonces cuando la reina vino a su mente, ella misma le había dado ese consejo, el reino por sobre todas las cosas era su prioridad, y si no había un reino qué dirigir ¿Entonces realmente era un rey o solo era un payaso con una corona?
Mordió el interior de su mejilla, más no dijo nada, en cambio, terminó la reunión con la corte y decidió ir a sus aposentos. Un baño con agua caliente lo esperaba entonces, esos días estaban especialmente fríos y las criadas procuraban mantener su agua tibia para que pudiera relajarse, así que mientras tomaba su baño y fumaba un poco de opio pensaba en todo lo que había sucedido.
No sabía si contarle a la reina sobre lo sucedido con el príncipe, podía que no se lo tomara también, pero no era algo del todo seguro, su esposa no era una mujer muy creyente de los hechizos, las maldiciones y demás, decía que solo existía un dios que todo lo sabía y por nada del mundo él tendría que ver con maldiciones y demás, así que su opinión sobre el príncipe heredero de Wosun podría ser diferente a los demás.
Dos días pasaron entonces desde la respuesta del reino de Wosun, las cosas estaban más tensas que nunca, porque la corte estaba presionando al rey para que les diera un veredicto, necesitaban soluciones pronto porque no creían que ese reino aguantara mucho más. El rey pensó que con la respuesta del reino de Wosun sus problemas estarían resueltos, pero todo lo contrario, habían empeorado.
—Soy su esposa, mi señor, no puede ocultarme nada —había quedado de tomar un té con su reina en el jardín de cerezos, ambos estaban sentados en un pequeño quiosco junto a su vajilla fina, teniendo dos criadas a su disposición. Había esperado pasar un momento relajante con ella, esperando poder despejarse de todo, pero ella, tan directa como siempre, lo había confrontado.
—Te dije que no es nada grave, solo estoy preocupado por el reino.
—No me tomes por tonta, vi hace unos días al mensajero real por aquí de nuevo, así que supongo que el reino de Wosun ya nos dio una respuesta ¿Es eso lo que te tiene tan afligido?
Dios, debió suponerlo, su reina no era ninguna tonta de verdad y notaría rápidamente toda esa situación, así que simplemente soltó un suspiro mientras pensaba en las palabras correctas para decirle todo a la reina.
—Tienes razón, el reino de Wosun acaba de darnos una respuesta —dejó sobre la mesa despegable que tenían allí. —Han aceptado la propuesta de matrimonio.
—Pero eso es bueno ¿O me equivoco, mi señor?
—En efecto, lo sería si hubieran aceptado que el príncipe ChangKyun se casara con nuestro príncipe —la reina entonces se mostró confundida, así que lo mejor era explicárselo de una vez. —Quieren que HoSeok se case con HyungWon, el primogénito del rey.
Entonces ambos quedaron en silencio, tanto la reina como el rey estaban sumidos en sus propios pensamientos, el rey esperaba toda reacción de la reina, incluso, luego de largos minutos de silencio le preguntó si se sentía bien, si quería entrar a descansar, pero ella se negó.
—¿HoSeok sabe esto? —preguntó ella entonces, lo cual dejó ahora extrañado al rey.
—No, por supuesto que no.
—Es mejor que no lo sepa —la expresión en el rostro de la reina era algo difícil de leer, porque por un lado parecía algo preocupada por todo, pero por otro, se veía realmente seria. —Sí lo sabe se negará a casarse.
—¿Qué estás...? —el hombre entonces abrió bien sus ojos mientras intentaba leer mejor a la reina, la cual mantenía su mirada baja. —¿Estás diciendo que debemos aceptar la propuesta de matrimonio?
—Estoy diciendo, mi señor, que hay que tomar la mejor decisión para este reino.
—Sí, pero esa no debe ser casar a HoSeok con un maldito, él no es cualquier plebeyo, es el heredero de este reino.
—Con todo respeto, señor, el príncipe HoSeok a evadido sus responsabilidades por mucho tiempo, creo que es hora de que se haga cargo.
—No estamos hablando de solo responsabilidades, estamos hablando de que mi hijo podría morir si acepto esa propuesta, estoy colocando en riesgo la vida del príncipe heredero, y sin heredero ¿Quién gobernará cuando yo no pueda hacerlo?
La reina entonces tomó una inspiración corta, respondiendo —: Majestad ¿Lo dice usted por los rumores que corren alrededor del príncipe heredero de Wosun?
Entonces él quedó en silencio, sabía lo que la reina pensaba sobre el tema, no estaba de acuerdo, así que trató de ser lo más sensato posible.
—No puedo arriesgar al heredero.
—Entonces será mejor que espere a que la desgracia llegue a este palacio también, mi señor, solo quiero que sepa que estaré a su lado cuando ello pase, pero también quiero que recuerde que se lo advertí.
Dicho eso, la mujer se levantó de su asiento, tomando sus faldas entre sus manos y caminando lejos de allí, lo cual dejó al rey con una incógnita en la cabeza mucho más grande.
La corte le había citado de nuevo en una junta urgente después de unos días, sabía de qué trataba todo eso, la corte estaba desesperada por una respuesta, pero para su suerte o desgracia, él ya tenía pensada una.
—Mi señor, le rogamos clemencia, necesitamos que esta situación se arregle pronto. —el ministro de izquierda estaba hincado sobre sus rodillas, con sus manos extendidas al frente y su frente pegada al suelo. Al rey se le hizo muy extraño ver eso, además de que los demás ministros mantenían su cabeza baja. —Este reino no soportará más esta situación, la solución tendrá que venir pronto o este reino se ahogará en ruina.
—¿A qué viene todo eso?
Entonces el ministro quedó en silencio unos largos segundos, su respiración pesada se escuchaba y, sin querer, un sollozo se le salió de los labios.
—Mi hijo menor ha enfermado también, señor —entonces su voz rota se empezó a hacer más notoria, no hacía falta ser muy listo para saber que él estaba llorando. —No tengo cómo cuidarlo, las medicinas son difíciles de conseguir, el invierno es cada vez más cruel, mi señor. Mi hijo morirá pronto si no consigo el medicamento.
Entonces lo que la reina le había insinuado era cierto, no demoraría mucho en llegar la desgracia a los nobles, no solo serían los plebeyos en verse afectados, y si los nobles empezaban a ver dificultades, él no demoraría mucho en verlas también.
—Ministro, levántese.
El hombre levantó un poco la mirada al rey, sus ojos estaban empapados, sin embargo, no dijo nada y se levantó de allí con algo de dificultad, y seguidamente se colocó en fila junto a los demás ministros.
—Estoy consciente de todo, sé que esta situación no puede continuar, así que he tomado una decisión —entonces todos en la sala parecieron prestarle una gran atención, aunque ninguno de los ministros le estaba mirando a la cara ellos movían sus dedos entre sí, lo cual demostraba su ansiedad. —Vamos a aceptar la ayuda del reino de Wosun.
Los ministros soltaron entonces expresiones de sorpresa, y en su rostro también se veía su incredulidad, pronto los murmullos empezaron a rondar, todos hablaban en voz baja entre sí y se daban miradas sugerentes, fue tanto, que el secretario real tuvo que gritar por silencio.
—Este reino necesita ayuda inmediata, el reino de Wosun nos la está ofreciendo, no tenemos tiempo de preguntar a otros reinos, así que confirmaremos la propuesta de matrimonio.
—Mi señor, con todo respeto —habló uno de los hombres en la sala. —¿Qué opina al respecto el príncipe HoSeok?
Entonces el rey soltó un suspiro pesado, porque esa era la peor parte de todo. —: Él no lo sabe. Y será mejor que no lo sepa.
Los ministros no estaban opinando mucho, estaban aún sorprendidos por todo, así que solo se miraban entre ellos sin decir nada. El rey, aunque pretendía sonar firme, en realidad estaba igual o más ansioso, porque la vida de su hijo se vio repentinamente involucrada y eso lo asustaba, pero como alguna vez su padre le había dicho, ser rey no era una tarea fácil y muchas veces tendría que arriesgar cosas que no quería por el bienestar de su gente.
—Secretario —llamó con voz dura, haciendo que el canoso hombre reaccionara un poco brusco, saltando sobre su lugar, pero se repuso rápidamente. —Encarguese de redactar la carta al reino de Wosun, que la fecha del matrimonio sea lo antes posible, si puede, en menos de dos semanas.
—Sí, mi señor —el hombre dio un asentimiento de cabeza y seguido de eso salió de aquella sala por en medio de las hileras de ministros.
—Creo conveniente que dejemos esta reunión hasta aquí.
——————————
Tercer cap listo.
Uff, creo que no me demoré tanto con este.
Cómo siempre, si no es una cosa para mí, es otra, tuve inspiración pero no mucho tiempo y tampoco sé organizarme, si ustedes de casualidad tienen tips para organizarse, pásenlos jajaja
¿Qué opinan respecto a este matrimonio?
¿Cómo creen que reaccionaría HoSeok?
¿Están ambos reyes haciendo lo correcto o se están comportando como malos padres?
¿Opiniones sobre las reinas?
Nos vemos en un próximo capítulo, besos.
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