Sexto capítulo

Sexto capítulo: Cuestión de poder.

Durante su noche de bodas, HyungWon había estado completamente solo en su habitación, podía ver a través de las paredes de papel la silueta de un guardia, pero fuera de eso, estaba completamente solo. Las empleadas le habían ayudado con su traje, quitándoselo y colocándole una de sus ropas livianas para dormir, él solía dormir con el cabello recogido, pero esa noche, en su soledad, quiso soltarlo, dejando que su larga y lisa cabellera descansara sobre su espalda. En realidad había sido un día agotador y estaba asustado con el solo hecho de pensar que el resto de sus días llegarían a ser del mismo modo, pero aún más que eso, le asustaba que estaba verdaderamente casado.

Masajeó un poco su cuero cabelludo lastimado, mientras pensaba en su primer prometido, DongMin había sido realmente importante para él, había creído haber encontrado a la persona que lo complementaría a la perfección, y solía recordarlo con más frecuencia de lo que muchos pensarían, pero precisamente esa noche, lo estaba recordando más que nunca, y se sentía melancólico, porque verdaderamente estaba casado y no era él quien estaba a su lado. No sabía cómo manejar la situación ¿Su maldición había terminado? ¿Qué tenía HoSeok que sus anteriores prometidos no? ¿O es que si quiera esa maldición había existido?

—¿Podrías guiarme? —murmuró para sí mismo, aunque en realidad, lo había hecho con la intención de que su primer prometido lograra escucharlo, donde fuera que estuviera, esperaba que él pudiera escuchar sus súplicas. DongMin había sido una de las personas que más había amado mientras estuvo consigo, y no podía evitar pensar en él en momentos así, porque sabía que si el lugar que ahora ocupaba el príncipe de Daeng lo estuviera ocupando él, todo sería muy diferente.

Se había ido a dormir con ese pensamiento en mente, no sabiendo qué esperar al día siguiente.

Por su parte, HoSeok sentía haber dormido como no había podido hacerlo hace ya varias semanas, suponía que se debía a que la incertidumbre que le había rodeado por meses finalmente había terminado, pero por otro lado, estaba la nueva incertidumbre que le causaba ese nuevo matrimonio ¿Era siquiera real que había amanecido vivo esa mañana? No se había casado con cualquier persona, se había casado con esa persona a la que un reino entero repudiaba, y a veces sentía que él también lo odiaba y lo repudiaba, porque no toleraba la idea de saber que alguien con un rostro tan bello y un intelecto tan alto existiera, y tal vez entendía porque el destino, los dioses, los astros o quienes fueran lo habían castigado así. No siempre podías tener todo lo que querías.

Amanecer fue una sensación surrealista para él, porque verdaderamente estaba ahí, era su primera mañana como príncipe esposado pero no sabía si había otras más ¿La maldición de ese príncipe tendría una manera especial de trabajar? Porque no había muerto antes de casarse, y aún después, había amanecido vivo y se sentía tan saludable. No tenía expectativas de nada, su vida parecía haber perdido el rumbo ¿Se suponía que ahora debería cumplir sus obligaciones como esposo? Pues si ese era el caso había fallado desde el principio, porque se negaba a compartir cama con alguien que era potencialmente letal.

Duró mucho tiempo recostado en su cama, divagando, pero entonces escuchó pasos por los pasillos y pronto frente a sus paredes de papel pudo divisar dos siluetas pequeñas y delgadas.

—¿Su majestad se encuentra despierto? —HoSeok suponía que esas debían ser sus nuevas criadas. Ambas habían hablado al unísono y parecían tener la misma incertidumbre al hablar, y claro, todos deberían darlo por muerto esa mañana, pero por desgracia o suerte él continuaba vivo.

Dio una afirmativa para ingresar, y sus criadas parecían haberse quedado por un rato estáticas en sus lugares hasta que avanzaron lentamente y deslizaron la puerta para ingresar. Eran dos mujeres jóvenes quienes lo atenderían, una de ellas llevaba en sus manos un gran plato de metal que tenía agua limpia mientras que la otra llevaba en sus manos un trozo de tela blanca para que se pudiera secar el rostro.

—Su majestad ¿Cómo se siente?

—¿Por qué la pregunta? —respondió él de mal modo.

Las mujeres entonces no supieron cómo responder, solo mantuvieron en alto el plato con agua mientras el príncipe lavaba su rostro. Al contrario de lo que muchos esperaban, el príncipe de Daeng había amanecido perfectamente, con su cabello revuelto y una mala expresión en el rostro, pero estaba vivo. Así que las nuevas empleadas habían preparado un baño para su majestad con varios aceites, y HoSeok en ese momento sintió que se podría acostumbrar a eso, mientras estaba en una bañera mucho más grande que la suya, con agua caliente y varias empleadas a su alrededor que le estaban ayudando a tallarse. Estaba más que claro que tipos como él no había en abundancia en el reino de Wosun, y lo tuvo claro cuando una de las empleadas duró mucho más de lo debido tallando los músculos de su espalda, HoSeok giró un poco la cabeza para mirar a la mujer, era bastante joven, no debía superar los catorce años, tenía un rostro aniñado y un lunar cerca de sus labios, era muy bonita.

HoSeok le guiñó un ojo, lo cual causó un sonrojo en el rostro de la joven, que rápidamente, se alejó sosteniendo entre sus manos la esponja y apretándola un poco. HoSeok sonrió para sus adentros, porque esa clase de reacciones eran las que elevaban su ego, sabía que su físico era una gran ventaja incluso si era un arrogante, había tenido muchos amantes, mujeres y hombres, y todo era gracias al cuerpo fornido y grande que tenía. Pocos eran los que se habían resistido a él, sobre todo los de la nobleza, que se creían tan superiores con sus estudios y demás, pero solo había que mirar un poco más para saber la oscuridad en su deseo y la desenfrenada lujuria en ellos.

Había tratado con muchos chicos iguales al príncipe HyungWon, tan adecuados y mojigatos, parecían siempre estar de acorde a lo establecido, no obstante esa parecía ser siempre su fachada para esconder lo que en verdad eran. Sabía que, si se lo propusiera, al príncipe HyungWon lo tendría también comiendo de la palma de su mano.

—Quiero a mis empleadas —dijo en voz alta, llamando la atención de la mujer de mayor edad en la sala, la que parecía ser la líder de sus empleadas. —Las suyas son demasiado mironas. Necesito a mis empleadas.

La joven que hace unos momentos lo había estado tallando pareció tensarse al escucharlo hablar, pero por suerte no fue la única, ahí fue que pudo darse cuenta que no solo había llamado la atención de una de ellas, si no de varias, y eso hizo su ego inflarse, pero a la otra mujer, pareció no gustarle, porque dirigió una mirada severa a todas las demás mujeres que las hizo agachar la cabeza.

—El príncipe heredero no autorizó el ingreso de personal del reino de Daeng aquí. No obstante cambiaré el personal para usted, a partir de este momento, estas mujeres no estarán más a su servicio.

—¿No entiendes? No las quiero a ella y no quiero a nadie de este palacio, quiero a mis empleados.

La mujer solo apretó sus labios en una línea, el príncipe HyungWon de antemano le había advertido del carácter del príncipe de Daeng, era engreído y arrogante, pero la señora Kang creía poder manejarlo, después de todo, en ese reino existía un ser igual o tal vez incluso peor que el príncipe HoSeok.

—Hablaré con su majestad. Por mientras, señor, le recomiendo salir del agua.

La señora Kang fue la única que vistió al príncipe de Daeng y le ayudó a recoger su cabello. HoSeok pareció entenderse bien con ella, parecía ser una mujer bastante demandante y le gustaba eso en sus empleadas, eso le daba a entender que si se le trataba bien, era alguien que llegaba a ser bastante leal. Una vez estuvo completamente vestido y peinado, la mujer se retiró de allí prometiéndole hablar con el príncipe HyungWon. HoSeok creía ridícula esa regla de no permitirle traer su personal a palacio, si iba a pasar el resto de su miserable vida allí, pensaba que al menos necesitaba un rostro conocido para no enloquecer completamente.

Pensó que lo mejor sería salir a dar un paseo, seguir encerrado en esos aposentos le causaba un poco de ansiedad, así que solo se preparó para salir colocándose su gat y manggeon, pero antes de siquiera cruzar, uno de los guardias lo detuvo colocando una mano en frente y con la otra sosteniendo el mango de su espada infundada.

—No tiene autorización para salir, majestad —le dijo él.

—¿Qué?

—El príncipe heredero dio órdenes claras, no podemos dejarlo salir sin dar aviso previo.

—¿Aviso previo? Esto es ridículo, déjeme pasar, no necesito el permiso de nadie —intentó dar un paso, pero el guardia dio uno atrás y continuó con su mano en alto.

—Tenemos que dar aviso primero al príncipe HyungWon.

—No tienen derecho a prohibirme algo, él tampoco lo tiene, así que será mejor que todos se hagan a un lado o tendrán consecuencias.

Por su parte, el príncipe HyungWon llevaba un largo rato en su despacho con varios pliegos a su alrededor, dentro de sus aposentos el silencio reinaba al menos hasta que uno de los guardias entró ruidosamente lo que causó que HyungWon manchara de más el papel con la tinta, eso le sacó un suspiro frustrado, pero cuando vio la silueta grande de un hombre fuera de su puerta y a su eunuco anunciar que se trataba de uno de los guardias que cuidaban del príncipe HoSeok, HyungWon lo dejó pasar.

—Alteza —el hombre ingresó con su cabeza inclinada y sus manos enfrente. —Se trata del príncipe consorte.

—¿Qué sucede con él? —dejó su pluma hundida en su tintero.

—Solo seguimos sus órdenes, señor, le dijimos que no podía salir sin permiso y golpeó a uno de nuestros guardias, alteza.

—¿Lo golpeó? —HyungWon se encontraba sorprendido, porque en sus años de vida, jamás había escuchado que alguien de la realeza actuara de una manera tan soez y ordinaria, sobre todo un príncipe. —¿Dónde está él ahora?

—Tuvimos que hacer uso de la fuerza majestad. Está encerrado en sus aposentos ahora, pero considero inapropiado el comportamiento del príncipe consorte.

—Por supuesto que es inapropiado —HyungWon dejó sus pliegos de lado y se levantó, dando un asentimiento a su eunuco que estaba en una esquina de la habitación al pendiente, y una vez vio el gesto en el príncipe, salió de allí. —Llévame con él.

El príncipe salió de sus aposentos en compañía de su eunuco y el guardia que había ido allí en primer lugar, fuera de los aposentos del príncipe de Daeng estaban más guardias de los que había visto en la última vez, varios de ellos al verlo se irguieron y formaron dos filas, HyungWon caminó entre ellos y no pasó por alto al guardia en la fila de la derecha que tenía un golpe cerca de su boca que ya tenía un color rosáceo y una mancha de sangre seca en la esquina de su labio. HyungWon tomó una larga inspiración y continuó su camino hasta el interior de los aposentos. Dentro había más guardias que custodiaban la puerta y al verlo simplemente se inclinaron.

—Déjenme hablar con él.

Los guardias acataron su orden rápidamente, quitando los seguros que habían puesto en la puerta corrediza del príncipe y dándole paso al príncipe heredero, quien entró allá sin timidez. HoSeok estaba recostado en su cama, apoyado en sus codos y con los pies descolgando del borde, al verlo no pareció tener una reacción en particular, solo parpadeó un par de veces antes de hablar.

—¿Vienes a que te dé tu noche de bodas? —dijo, altanero, y burlesco. eso era por más irrespetuoso. Definitivamente una manera inapropiada de expresarse para un príncipe y de dirigirse a alguien de la realeza.

—Tu comportamiento es inadecuado, HoSeok, voy a pedirte que no golpees a los guardias, ellos están aquí para velar por nuestra seguridad.

—Ah, eso —HoSeok soltó un suspiro largo y chasqueó su lengua. —No tienen la autoridad para decirme qué hacer.

—Yo les di la orden de que no te dejaran salir —HyungWon le recordó, logrando que el príncipe menor le mirara a los ojos, nuevamente sin tener ningún tipo de expresión en particular, pero podía notar el enojo en sus orbes.

—Tampoco tienes la autoridad para decirme qué hacer.

HyungWon solo apretó su mandíbula, tratar con el príncipe HoSeok era una completa odisea, era arrogante, altanero e irritante. Ni siquiera llevaban un día completo de casados y HyungWon no podía creer que tuvieran tan mala relación desde ahora, tal vez eso se debía a la poca madurez del príncipe de Daeng, después de todo solo tenía diecinueve años, pero no lo consideraba una razón justa. El príncipe de Daeng llevaba construyéndose una reputación entre los demás príncipes de la nación, no tenía los modales adecuados para considerarse un miembro de la familia real, era impulsivo e incluso un poco agresivo, faltaba constantemente a eventos importantes para el reino y, además, también se rumoreaba que había sido visto con malas compañías. Era la comidilla de su propio pueblo, ningún habitante del reino de Daeng lo consideraban una opción viable para gobernar el reino, aspiraban a tener otro heredero, pero hasta el momento la reina no había vuelto a traer más herederos a la corona y siendo sinceros, ya no creían que ella pudiera hacerlo, ya no era tan joven y un embarazo podría ser riesgoso.

—Aunque no te agrade, ahora eres parte de este reino también y debes empezar a acoplarte a nuestras normas. Di la orden de que no salieras sin mi permiso primero, debiste esperar hasta que yo accediera a dejarte salir antes de golpear a uno de los guardias.

—¿Por qué necesito tu permiso? Me tratas como a un criminal —el príncipe se levantó de la cama y dio unos cuantos pasos hasta quedar frente al príncipe heredero de Wosun, la diferencia de altura entre ambos no era demasiada, pero seguía siendo notoria, y aún así HoSeok no se sintió intimidado con la mirada fija del príncipe mayor. —¿Esta es tu forma de vengarte porque ayer no quise... —descaradamente tomó enredó sus dedos en el cinturón que rodeaba un poco más arriba de su cintura y tiró de él haciendo que el mayor estuviera más cerca, eso alertó a HyungWon, que, alterado, se alejó con rapidez —pasar la noche contigo?

HyungWon lo miró con los ojos bien abiertos y las mejillas sonrojadas, aunque lo que pasó ahí realmente no fue nada, HyungWon se sintió vulnerable, ajustó el cinto de su hanbok y solo rehuyó la mirada del príncipe que ahora lo miraba con una sonrisa burlona en el rostro. Por supuesto que no estaba ofendido porque el príncipe de Daeng lo haya rechazado en su primera noche, o eso intentaba hacerse HyungWon creer, porque rechazos había tenido bastantes y uno más no debería afectarle, pero de cierta manera lo hizo, que su ahora esposo lo rechazara sin siquiera tomarse el tiempo de pensarlo dos veces era algo que hería su orgullo.

—Me tratas como un criminal, no voy a intentar escapar, después de todo, todo lo que hay aquí es tuyo ¿No? No tengo dónde esconderme.

Ambos estaban mirándose de nuevo, esta vez el príncipe de Daeng no ocultaba el disgusto en su expresión facial. HyungWon solo quiso darle un escarmiento con eso, quería hacerle entender que no todo era como al príncipe HoSeok se le antojaba, pero tal vez el príncipe tenía razón, prohibirle la salida de sus aposentos era un castigo simple y sin fundamento, tal vez necesitaba de algo mucho más grande para hacerle entender que ahora las cosas serían diferentes.

—Será mejor que salgas con tu gat, el sol de medio día es agresivo.

El príncipe de Daeng salió de sus aposentos con una hilera de empleados a sus espaldas, todos parecieron impresionados de verlo pasearse por todo el palacio con tanta tranquilidad, pero HoSeok solo pasaba de largo. Estaba conociendo lo que ahora sería su nuevo hogar, porque dudaba mucho que volviera a su palacio, la humillación no solo quedaba en que llevaría el nombre de príncipe consorte de HyungWon, si no que dependería completamente de su esposo, y eso sí que era una pena, porque claramente el príncipe HyungWon no tenía absolutamente nada que ofrecer más allá de desgracias.

El camino lo llevó hasta ese estanque en el que había visto por primera vez al príncipe heredero de Wosun, en ese momento se había sentido atraído a él como a canto de sirena, tenía un rostro inigualable, demasiado bello para ser real y el aura que desprendía era demasiado atrayente. Era delicado, sin duda, pero era un hombre muy intelectual y con carácter, seguramente había sido el encanto de las princesas antes de descubrir que estaba maldito, pero incluso en su mejor momento, pareció ser la debilidad de los hombres, mucho más que las mujeres. No solo eran nobles los que estaban encantados con el prometedor heredero de Wosun, muchos príncipes también lo estuvieron e incluso existía el rumor de que uno de los hijos del mismo emperador se había enamorado de él, pero que HyungWon era demasiado minucioso con quien elegir, y no era para más, un encanto como ese no lo merecía.

HoSeok soltó un suspiro, porque suponía que ese encanto ahora le pertenecía a él, pero no se sentía bendecido en ese momento, de hecho, pensaba que si se hubiera casado con el plebeyo más corriente de todos, sentiría un poco más de aprecio por él o por ella ¿Qué se supone que debía sentir por alguien que le había quitado la vida a sus prometidos? Ni siquiera una cara tan bella como esa valía la pena.

Por suerte HyungWon no estaba en el estanque, pero cuando cruzó por ese pequeño puente, una persona lo interceptó. Se trataba de un guardia, vestía un uniforme completamente oscuro y por supuesto no podía pasar de alto la funda de espalda que estaba alrededor de su pelvis.

—Príncipe consorte HoSeok —lo saludó, inclinando su cabeza en señal de respeto, pero HoSeok no se sintió muy respetado. Mayormente porque no aceptaba ser aún el príncipe consorte de alguien. —Lamento mucho interrumpir sus actividades, pero la reina solicita su presencia.

—¿La reina? —recordaba a esa mujer de la ceremonia de unión, era terrorífica, tenía una expresión dura e intimidante en el rostro y era muy parecida a su hijo

—Si me permite, señor, lo escoltaré hasta el salón donde lo espera su majestad.

Estaba extrañado, pero aún así se dejó guiar por el soldado, aunque a juzgar por su uniforme, no parecía ser un soldado cualquiera, más bien parecía ser el general. Los aposentos de la reina, eran unos de los más grandes del palacio, tenía un tejado alto y varias decoraciones azules, suponía que ese era el color que el rey había designado para ella, significaba estabilidad y tranquilidad, era supuesto que HyungWon también tendría que elegir un color para él, pero sinceramente eso le importaba muy poco. Fuera de los aposentos se encontraban algunos guardias, que al verlo en compañía del general se irguieron y le abrieron paso, antes de pasar el eunuco de la reina avisó a su majestad la presencia del príncipe, y una vez, tuvo permitido el ingreso, se adentró a dichos aposentos.

La reina lo recibió en su salón, habían un tambor de bordado junto a ella y varios hilos en orden, HoSeok ingresó con sigilo, siendo la puerta corrediza cerrada a sus espaldas y no quedando nada más que él y la mujer dentro de la habitación. Ella no se levantó ni hizo ningún amago de recibirlo, en cambio, continuó bordando con calma hasta que el hilo de su aguja hubo terminado, fue entonces cuando levantó la mirada y lo observó directamente, HoSeok mantuvo la cabeza gacha todo ese tiempo, pero en el corto momento en que levantó la mirada la mujer pareció atravesarlo con los ojos, sus ojos grandes y almendrados, de un color almendra, justo como los de su hijo, parecían no mostrar otra cosa que desprecio.

—¿Cómo estuvo su primera noche en Wosun?

—Fue agradable, su majestad, agradezco el interés. Las colchas eran cómodas y las sábanas suaves.

—Lo imaginé, es cómodo sobre todo cuando no tienes que compartir la cama con nadie más.

Diablos.

HoSeok solo apretó sus labios mientras continuaba con la cabeza gacha, por supuesto que tarde o temprano se enteraría, seguramente el príncipe HyungWon se lo contó. Realmente lo odiaba más con cada segundo que pasaba, se suponía que tenía veintinueve, pero se comportaba como un niño de nueve.

—La reina de Daeng pidió una prueba de fluido esta mañana —la reina relató, como si pudiera leer su mente, y eso solo hizo a HoSeok exasperarse. —¿Y adivine qué? Las sábanas estaban limpias. Ni siquiera estaban revueltas, ninguno de ustedes durmió esa noche en el salón que les correspondía.

Había sido traicionado por su propia madre ¿cómo se atrevía ella a dar órdenes como esa en un reino ajeno? ¿Y por qué se la habían permitido en primer lugar? Estaba molesto, se sentía decepcionado, pensaba que a ese punto cualquier cosa que sus padres hicieran debería dejar de sorprenderlo, ¿acaso ellos realmente pensaban que sería capaz de intentar darle un heredero a la corona de Wosun?

—Su majestad, puedo explicarlo.

—Será mejor que tenga cuidado con lo que hace, príncipe HoSeok —ella dejó su aguja incrustada en la tela que estaba bordando, con fuerza, viéndose amenazante. —Le recuerdo que este ya no es su reino. Es el mío,

—No fue mi intención faltar el respeto al príncipe HyungWon ni a usted —se inclinó lo suficiente, dejando ver únicamente su cabello recogido en ese moño alto. —Ruego me perdone, su majestad, no ocurrirá de nuevo.

Ella solo se quedó en silencio, mirando sin pestañear al príncipe que estaba tan inclinado que su cabeza casi llegaba al suelo. Tomó una inspiración larga mientras dejaba sus hilos de lado y se levantaba del suelo, dando unos cuántos pasos hasta quedar a unos pocos pasos del príncipe.

—Hay picaduras de escorpión que contienen mucho menos veneno que en tus disculpas —la formalidad había quedado de lado, eso puso en alerta al príncipe, que levantó la cabeza lentamente, hasta que ambos estuvieron mirándose fijamente. —No mereces este nombramiento, no mereces este reino y no mereces a mi hijo.

—Le recuerdo que esta unión no fue decisión mía, su majestad.

—Eso no quita el hecho que desde que llegaste aquí no has provocado más que desastres, ¿crees que tratando de humillar a mi hijo vas a conseguir algo? —soltó una risa burlona, mirándolo segundos después con sus ojos bien abiertos y una sonrisa congelada. —No creas que esto va a ser como en casa, que podrás ensuciar el nombre nuestra familia así como ensuciaste el de la tuya. No tengo fama de ser una reina benevolente con mis enemigos, HoSeok, y será mejor que vayas comprendiendo cuál es tu posición ahora, porque si crees que vas a poder arruinar a mi hijo... Tendrás que arruinarme a mí primero.

HoSeok solo mantuvo su expresión estoica mientras miraba el odio que la reina soltaba en cada palabra, como sus ojos mieles se tornaban oscuros y las venas en su cuello se marcaban. No era la manera adecuada de verse para una reina, pero a ella no parecía importarle eso, de hecho, no parecía importarle nada más que no fuera HyungWon, y HoSeok no sabía si debía tentar su suerte con ella, no parecía ser alguien fácil de evadir.

—Pórtate bien ¿Sí?

Con esa advertencia, HoSeok salió de los aposentos de la reina a paso rápido, siendo seguido por su hilera de criadas a la que parecía dificultárseles seguirle el paso, pero eso a él no le importaba, realmente sentía una verdadera maldición su estadía en ese palacio, todos parecían despreciarlo, verlo como una plaga que se había colado allí y que a toda costa debían eliminar, ¿acaso pensaban que él había decidido todo eso? Ni siquiera le importaba tanto su pueblo como para haberse sacrificado de ese modo, todo eso era una imposición de sus padres, que parecían tomar tan bien la idea, que incluso podían llegar a creer que él sería capaz de enredarse con ese príncipe para darle herederos a la corona. Se sentía vulnerable, creía que iba a enloquecer pronto si no encontraba una forma de escapar de esa situación, no importaba si le cortaban la cabeza después, sería ese un mejor fin que continuar esposado a Chae HyungWon.

¿Esta era acaso la forma en que la maldición del príncipe de Wosun lo estaba castigando? Porque si así era, hubiera preferido mil veces morir un día antes de la boda. 

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Esto se está colocando intenso, ¿qué piensan de esta situación? 

¿Qué opinan del comportamiento de HoSeok? 

¿Creen que HyungWon hace bien en tratar de esa forma a HoSeok? 

Las actualizaciones de este fic van lentas, pero seguras, intento dar lo mejor de mí en cada capítulo, así que espero les haya gustado. 

Nos leemos el próximo capítulo, besos y abrazos.


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